1. Piensa en tus dientes a la hora de
comer
Lo que ingieres es importante para tu
cuerpo y –por cierto- para la salud de tus
dientes y boca. Pensando en este punto,
los nutrientes son esenciales en
la formación y salud de los dientes y
encías, por lo que se recomienda ingerir
productos ricos en calcio, fósforo, flúor y
vitamina D.
Para asegurarte la ingesta de calcio, debes
recurrir a la leche, el queso, los
mariscos, el yogurt, los cereales, las
verduras de color verde oscuro y las
nueces. Si consumes poco calcio, se
debilitan tus dientes, aumentando su
movilidad y favoreciendo a la aparición de la llamada enfermedad
periodontal, ya que el organismo se ve obligado a extraer el calcio de
los huesos. Por lo tanto, lo ideal es una ingesta diaria de 1.200 mg de
calcio al día.
El fósforo también es importante y lo encuentras en la leche y sus
derivados, así como en los huevos y en el pescado.
El fluoruro es otro elemento fundamental y lo encuentras en
productos como tomates, lentejas, cerezas, té, brócoli, pollo,
papas,
La vitamina C tiene un importante papel en el crecimiento y
desarrollo de las células madre de los dientes y ayuda a formar el
colágeno de las encías. Su déficit causa hemorragia, por lo que se
recomienda consumir alimentos cítricos, como naranja, limón,
mandarina, kiwi y otros como lechugas, tomates, pimientos
verdes y coliflor. Hígado de vaca y agua fluorada.
En tanto, la vitamina D facilita la absorción del calcio y del fósforo,
así como ayuda al crecimiento de los maxilares. Lo encuentras en
la margarina, los huevos, la leche y el hígado de pescado.
Ya lo sabes. La próxima vez que coloques un alimento en tu boca,
escoge la mejor para tu salud bucal y luego cepilla tus dientes con
pastas y cepillos.