14. ESTILO:
Fauvismo
En el Salón de Otoño de 1905 los cuadros de Matisse, Derain, Vlaminck,
Marquet y otros fueron instalados juntos en una misma sala, espantando al
público y a los críticos que empezaron a denominar al grupo "fauves", los
fieras, por la estridencia del color. En esta línea inicial del fauvismo
debemos incluir este retrato de la esposa del pintor, subtitulado Retrato de
la Raya Verde por la intensa tonalidad que apreciamos en el fondo.
18. DESCRIPCIÓN:
Madame Matisse aparece tocada con un elegante
sombrero, girada en tres cuartos y dirigiendo su
profunda mirada hacia el espectador. El intenso
colorido se convierte en el protagonista, aplicado con
largas y empastadas pinceladas que recuerdan al
impresionismo. Los colores son arbitrarios, rompiendo
con la estructura habitual del color, siguiendo a Cèzanne.
Así, en el rostro de la dama apreciamos toques de color
lila, verde, azul o amarillo. El resultado es una obra
cargada de elegancia e intensidad, en la que el
espectador disfruta de la estridencia tonal que identifica
el estilo fauvista, y especialmente de Matisse.
19. Este es un caso muy conocido y bien ejemplar: el soporte temático del
cuadro es real, es un rostro, pero la figura no es lo importante, lo que prima
es la importancia de la mancha de color, muy empastada y de gran fuerza y
violencia, buscando nada más que su interrelación y la armonía cromática.
Predominando además dos tonos complementarios rojo y verde.
El fondo a su vez también busca la compensación cromática: rosas a un
lado, y verdes al otro, lo que equilibra la disposición de los colores del
rostro, que son los mismos tonos, pero colocados al revés que en el fondo. El
rostro recibe la luz por los dos lados, pero quedando una parte más
sombreada que la otra, lo que se consigue a base de entonaciones claras
(amarillo y blanco rosáceo) que se separan por la incisiva raya verde que
actúa a modo de sombra. El verde se equilibra además con los rojos de las
ojeras y de las aletas de la nariz y los labios, que armonizan además con la
gama de azules (pelos, nariz, boca), descendentes en intensidad de arriba
abajo.
La aportación de este cuadro se halla en las posibilidades del color y en la
utilización de éste de una forma mucho más agresiva y autónoma: aquí no
sólo se sombrea con color, sino que hacerlo con una raya verde supone
desentenderse de la realidad, apostando por la autonomía plena del color
como valor plástico, y convirtiéndolo además en un elemento de
provocación.
20. VALORACIÓN:
Tal vez el manifiesto del grupo Fauve lo constituya
este cuadro. En realidad se trata por encima de todo
un estudio de color. Una experimentación sobre las
posibilidades del color como elemento del lenguaje
pictórico y además una obra emblemática de los
primeros fauvistas porque marcaría una línea a
seguir, aunque es igualmente cierto que la obra de
Matisse pronto seguirá un camino propio e
independiente. En su intención de liberar
plenamente al color de su vinculación a la
realidad, va incluso más lejos de lo que había ido
Gauguin en su momento