1. RESUMEN
El diálogo comienza con una conversación llevada a cabo entre Terpsion y Euclides.
Ambos recuerdan el diálogo (que Euclides ha conservado por escrito) que, ya hacía
tiempo, mantuvieran Sócrates y Teeteto, en el momento que mantienen los esta
conversación, es retirado del campo de batalla moribundo. Terpsion y Euclides caminan
hacia la casa de éste último con el objetivo de leer el diálogo que conserva como un
tesoro.
Sócrates, como siempre, acepta con reparos tal definición pues plantea algunas dudas. Y
la primera duda que le plantea la definición de Teeteto es la siguiente: Si damos, por
hecho, que existen juicios verdaderos, entonces estamos dando por supuesto la
existencia de juicios falsos, esta es la nueva línea de investigación.
La Perplejidad Socrática se produce porque si un Juicio Falso es una confusión entre
imagen y objeto parecido a tal imagen; ¿cómo explicar tal confusión en los casos en que
se trata únicamente de pensamientos íntimos? Aquí, la confusión y el engaño parece que
no tienen sentido. Pues bien, ello es lo que lleva a Sócrates a analizar, a través del
famoso Simil de la Pajarera, primer juicio falso en aquel caso en que únicamente
interviene el pensamiento consigo mismo.
En su explicación. El Símil presenta al alma como una especie de "palomar" en donde
acerca de diferentes saberes cazados o aprendidos, cabría preguntarse:¿los poseemos o
los tenemos? De nuevo perplejidad ante la respuesta. Ello hacer ver a Sócrates la
necesidad de tener que contestar antes acerca de la Naturaleza de la Ciencia. Lo que
sucede es que ello nos sitúa de nuevo ante la segunda respuesta de Teeteto de que la
Ciencia es la disciplina que formula juicios verdaderos. En el análisis de los juicios
verdaderos, Sócrates, hace ver a Teeteto que tampoco resulta inteligible afirmar que la
Ciencia es formular juicios verdaderos.
CRITICA
Sócrates parece decir que no podemos aspirar a tener conocimiento o ciencia si
intentamos analizar la realidad a partir del estudio de sus elementos. Pero tampoco si
consideramos a tal realidad como un todo en donde, a su vez, existan partes.
Después de ver las contradicciones en que puede caerse si se defiende que el
conocimiento o ciencia consiste en la realización de juicios en donde se demuestra su
verdad a partir de la consideración de los elementos de la realidad investigada o a partir
de la consideración desde la totalidad de tal realidad como conjunto de tales elementos,
Sócrates, vuelve otra vez al análisis de los elementos pero ésta vez considerándolos
como algo cognoscible y no como algo incognoscible, como sucedía anteriormente.
Fleites Briones Edrait, 1352-B