Dramaturgos del absurdo que históricamente han dejado huellas significativas dentro del mundo teatral con sus obras tan alternativas y propositivas frente a un mundo caótico de exilio y violencia
2. Teatro del Absurdo
Es posible definir “Teatro del Absurdo” con la idea de “el absurdo” de Camus, en
principio, debido a que los dos se relacionan con una sensación de divorcio entre lo
que se dice (lo que el hombre puede aprehender) y su realidad (lo que sucede ante
sus ojos). Además, se entiende que para Camus y Esslin, “el absurdo” es una sensación
común al siglo XX y sus ansiedades y emociones que no son ajenas a los artistas y que
permean sus obras “a pesar de ellos mismos.
Teatro del Absurdo” funcionaría como integrador de las obras artísticas que son
permeadas por la sensación absurda del siglo XX y su manifestación a partir de la
fabricación de universos consistentes en sí mismos, los cuales, pretenden generar en
el espectador el asombro de la falta de asombro.
3. SAMUEL BECKETT
Nació en Dublin en 1906. Novelista considerado uno de los grandes creadores del
teatro del absurdo, debido a la intensidad trágica de sus pocas piezas teatrales. Es el
autor de “Esperando a Godot”, pieza extraña, onírica, que es considerada la pieza
clave del absurdo existencial. Sus personajes son seres precarios y disminuidos que se
enzarzan en interminables diálogos o monólogos, sin sentido y sin comunicación real.
Beckett es considerado a menudo un autor cómico, trágicamente cómico, pues la
miseria de la condición humana no puede producir otra cosa que risa. La angustia que
desatan sus obras sólo puede ser resuelta y liberada en la risa. Cultiva un humor negro
muy hiriente y ridículo, con situaciones en las que nada ocurre ni nada cambia, sino
que simplemente, transcurren, todo sigue su curso.
4. EUGÈNE IONESCO
“Comencé a escribir para el teatro porque lo detesto”. Con este principio, su
adscripción al antiteatro del siglo XX resulta evidente. Su primera obra, “La cantante
calva” tuvo un origen curioso, pues el mismo autor relata que sacó la idea primordial
de un método de aprendizaje del inglés, considerando las absurdas frases que tenía
que repetir. Puesto que el teatro es puro diálogo, aquellas conversaciones sin mucho
sentido eran ya teatro. Pero algo más se añadía a la palabra, la historia que se vive y la
historia que se ve vivir. Es un medio visual y auditivo, pero no una sucesión de
imágenes, como el cine, sino una construcción; en palabras del propio Ionesco: “una
arquitectura móvil de imágenes escénicas”.
Un radical pesimismo respecto a la posibilidad de comunicación entre los seres
humanos, la cotidianeidad como expresión de lo ilógico, tal como ocurre en “La
cantante calva”.
5. JEAN GENET
Uno de los grandes teatristas de la contemporaneidad es, sin duda, Jean Genet,
considerado un definido vanguardista y precursor del teatro del absurdo o, para
emplear un título acorde con su época de esplendor: un verdadero «rebelde con
causa». el clásico dramaturgo de Las criadas se vale de uno de los más novedosos
recursos de la posvanguardia (el teatro del absurdo) que emergía, prometedor, para
continuar la necesaria transformación del arte y la literatura europeas, iniciada con las
primeras ncursiones de inicios de tal centuria.
Las criadas es la obra más célebre y emblemática de Jean Genet, por cuya resonancia
continúa presentándose en diversas capitales del mundo desde su estreno, ocurrido el
19 de abril en el París de 1947. Un punto de interés es que su autor partió para su
confección de un hecho real: el asesinato de una dama burguesa, llevado a cabo por
sus propias criadas: las hermanas Papin.
6. ARÍSTIDES VARGAS
A fines 1975, con tan sólo 20 años, Arístides Vargas debe exiliarse en Ecuador debido
a las persecuciones de la Triple A. En 1976, estallaría en Argentina la dictadura militar,
la última y también la más sangrienta y atroz de la historia reciente.
Este período ha marcado la vida del actor, dramaturgo y director de teatro, quien
movilizado por el trauma de afrontar el exilio logró crear piezas –conmovedoras,
poéticas- que giran en torno a la memoria, el desarraigo y la pérdida de la identidad.
Director de Malayerba, considerado como uno de los referentes internacionales más
significativos del teatro latinoamericano.
“Soy un dramaturgo que escribe sobre los traumas”, confiesa Vargas. En sus obras,
plasma todo el dolor y el trauma que emerge de su exilio. Crea, a partir de su
experiencia personal, nuevos mundos y espacios no realistas en donde los
personajes transitan un tiempo fuera del tiempo y del espacio objetivo.
7. VIRGILIO PIÑERA
Es el más importante dramaturgo cubano en lo que va de siglo, además es cuentista,
novelista, poeta y crítico literario, pero ante todo es dramaturgo, como él afirma: “El
escritor veleidoso quiere, por veleidad, afirmar su constancia como escritor. Todos los
géneros literarios le son buenos para afirmar su voluntad de querer ... es decir, de
querer ser un escritor. Lo que pasa conmigo es que soy, esencialmente, un hombre
espectacular, y el teatro que es a su vez espectáculo, constituye mi veleidad favorita.”
La obra de Pinera incluye tres novelas: La carne de Rene, Pequeñas maniobras y
Presiones y diamantes; tres libros de poemas: Las Furias, La Isla en pesos y La vida
entera, publicados en Cuba en 1941, 1943 y 1969 respectivamente; y varios libros de
relatos de los cuales el primero, Cuentos fríos, publicado en Buenos Aires, en 1956, lo
situó dentro de la narrativa denominada "del absurdo".
8. ISAAC CHOCRÓN
(Maracay, 1930), es reconocido como uno de los dramaturgos más importantes de
Latinoamérica en la segunda parte del siglo XX. Es también el autor de una serie de
novelas que han conseguido influir a una nueva generación de escritores de esa zona,
como Pájaro de mar por tierra (1971), 50 vacas gordas (1980) y Pronombres
personales(2002), en las cuales abordó, con mayor amplitud y si acaso profundidad,
los temas que también abundan en su dramaturgia.
Las relaciones personales, el extraño sortilegio que infieren las ciudades sobre sus
habitantes, la sexualidad como arma arrojadiza, la rebeldía y el individuo y también la
desesperada necesidad de los latinoamericanos de asumir lo cotidiano como histórico.
Chocrón fue el único autor de su país en escribir directamente sobre los conflictos
personales y sociales provocados por la tragedia de Vargas, las catastróficas
inundaciones y corrimientos de tierras ocurridos en la región costera del mismo
nombre y que, en 1999, arrasaron pueblos enteros.
9. GRISELDA GAMBARO
Nacida en 1928 en el porteño barrio de La Boca, ocupa un destacado lugar dentro del
contexto teatral argentino y latinoamericano contemporáneo. Vinculada
tradicionalmente al teatro del absurdo y de la crueldad, su original dramaturgia
rehúsa, sin embargo, ser encasillada en la clasificación de este tipo. Perspectivas
críticas recientes destacan este hecho al señalar que su producción dramática, si bien
posee rasgos relacionados con tendencias extranjerizantes, se ancla firmemente en la
tradición dramático-teatral argentina. Gambara ha escrito una serie de ´piezas que hoy
son parte de la mejor dramaturgia argentina y continental. Entre ellas Los siameses
(1967); El campo (1968); Nada que ver (1972); Sucede lo que pasa (1976); puesta en
claro (1986).