Medidas para prevenir las dificultades conductuales, sociales y emocionales
1. MEDIDAS PARA PREVENIR/MEJORAR LAS DIFICULTADES CONDUCTUALES, SOCIALES Y EMOCIONALES QUE PUEDEN PRESENTAR LOS
ALUMNOS CON TDAH EN UN CENTRO DE EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA
En Educación Infantil
o No siguen las consignas.
o Molestan e interrumpen a sus compañeros.
o Les cuesta permanecer sentados en su sitio.
o Son, generalmente, demandantes en su interacción social.
o Les cuesta esperar su turno y compartir.
o Son agresivos, lo que ocasiona rechazo por parte de sus iguales.
En Educación Primaria
o Suelen desaprovechar las explicaciones del profesor.
o Alteran la actividad académica del resto de sus compañeros.
o Reaccionan mejor en situaciones novedosas, frente a estímulos
atractivos o en una relación uno a uno con el adulto.
o No reflexionan, no piensan ni planean lo que van a hacer.
o Suelen responder de manera impulsiva, sin haber terminado de
escuchar la pregunta o contestan por escrito sin haber leído el
enunciado.
o No aprenden de sus errores ni piensan en las consecuencias de
sus actos.
o Realizan las tareas escolares sin completarlas.
o Les falta organización, método y hábito de estudio.
o No reconocen sus errores y culpan a otros de sus problemas.
Darle órdenes o instrucciones de una en una, secuenciando la tarea
que tenga que realizar y asegurándonos de que ha comprendido lo
que tiene que hacer.
Estar atento y reforzar rápidamente las conductas adecuadas con
elogios públicos, premios o buenas notas en la agenda para informar
a la familia.
Ubicarlo en un lugar del aula donde pueda estar bien controlado:
cerca de la profesora y de la pizarra y, preferentemente, al lado de
compañeros tranquilos que puedan servirle de ejemplo conductual, le
ayuden en caso necesario (a apuntar los deberes en la agenda, por
ejemplo) y que no “entren al juego” cuando, de repente, haga
comentarios fuera de lugar en clase o intente llamar la atención.
Prever recursos frente a la falta de control y a su inquietud motriz:
pedirle que ayude a repartir alguna ficha, permitir que se levante
para borrar la pizarra, dar un paseo con él (si es en el patio, por
ejemplo), buscar un lugar tranquilo, hacer una breve relajación,
utilizar la técnica de la tortuga…
Reconocer la mínima mejora en su conducta y en su rendimiento
académico, obviando alguna conducta inadecuada.
Rebajar las exigencias académicas (si tarda mucho tiempo en
realizar las tareas, suprimir alguna actividad reiterativa, por
ejemplo).
2. o Les cuesta asimilar e interiorizar las normas, por lo que
presentan dificultades tanto en las situaciones de juego como
en las de convivencia.
o Les resulta complicado identificar las emociones ajenas.
Además, les suelen atribuir un significado malintencionado o
agresivo.
o No manejan sus emociones adecuadamente. Sus reacciones
son exageradas cuando tienen que controlar tanto sus
emociones negativas –acompañadas, en muchos casos, de
fuertes sentimientos de frustración- como sus emociones
positivas –cargadas de excitabilidad-.
o Presentan una baja tolerancia a la frustración, llegando a
enfadarse desmesuradamente cuando las cosas no salen como
ellos esperan o quieren.
o Son niños muy dependientes, con mucha necesidad de
reconocimiento social (aunque lo consigan de manera negativa).
o No soportan la demora de la gratificación. Les cuesta guardar
un secreto o hacer promesas.
Ponerles límites y normas claros. Necesitan saber qué tienen que
hacer y qué se espera de ellos.
Entrenarles en habilidades sociales y de autocontrol emocional:
reconocimiento y control de las propias emociones, automotivación,
asertividad, reconocimiento de las emociones ajenas, empatía o
técnicas de aprendizaje cooperativo, entre otras.
Fomentar las interacciones sociales si el alumno/a es tímido o se
aísla (actividades para grupos pequeños y de rol, por ejemplo).
Estar alerta ante insultos, agresiones, acoso, mofas...
Anticipar las situaciones que puedan provocarle excitación
(celebraciones en el colegio, días importantes, cumpleaños…),
trabajándolas con ellos.
Reforzar positivamente todos sus logros (por pequeños que sean),
así como el proceso seguido para alcanzar un resultado.
3. o Suelen tener sentimientos de inseguridad, un pobre
autoconcepto académico y baja autoestima.
o Debido a que, con frecuencia, reciben regañinas y castigos, se
esfuerzan y no consiguen lo que quieren, fallan y abandonan, se
frustran con facilidad…,no son capaces de analizar y solucionar
sus problemas, experimentando así una permanente sensación
de falta de autocontrol.
o Pueden presentar síntomas relacionados con la desmoralización
y la impotencia de no verse capacitados para hacer frente a las
exigencias escolares y sociales, llegando a padecer depresión.
o En muchos casos, padecen ansiedad.
Prestar atención a posibles estados emocionales alterados,
analizando la situación y las posibles causas.
Alentar y reforzar al alumno/a si observamos indicios de
desaliento y frustración.
Evaluar el nivel de estrés.
Cuidar la autoestima del niño, no haciendo comentarios que le
hieran, no significándolo en público, no identificando “persona” y
“conducta”.
Evitar usar el verbo “ser”, sustituyéndolo por “estar” o “tener”;
por ejemplo: “estás despistado/a” versus “eres un despistado/a”.
Ser asertivos y expresar las conductas inadecuadas en positivo.
En lugar de “te portas fatal” “valoro mucho cuando te portas
bien”.
Enviar informes frecuentes a los padres y madres, para comunicar
los avances. Si son positivos, en la agenda. Si son negativas, a
través de otros medios a las que no pueda acceder el alumno (por
teléfono, en sobre cerrado o entrevista personal).
Asignar responsabilidades al niño delante de todo el grupo y
organizar actividades en las que pueda tener éxito, para
reconocer su valía.
Valorar más el esfuerzo y no tanto el resultado.
En caso de detectar signos de depresión o ansiedad, recomendar a
la familia recurrir a un profesional de la salud.