Este documento compara a estudiantes y profesores con pacientes y médicos que buscan información en Internet, señalando que aunque la red provee gran información, el aula permite una retroalimentación invaluable entre profesores y alumnos. El autor también advierte que algunos usan mal las herramientas en línea al copiar sin verificar la veracidad de la información y propone que los profesores creen conciencia sobre el uso apropiado de recursos como Facebook, Twitter y YouTube para estudiar.