Este discurso honra al padre Alejandro Solalinde por su labor humanitaria ayudando a migrantes que cruzan México. Resalta las historias de migrantes centroamericanos que murieron buscando una vida mejor y la indiferencia de México ante esta crisis. Celebra cómo el padre Solalinde fundó un albergue que protege a migrantes de abusos a pesar de las amenazas, y pide apoyar su causa de dar dignidad a todos los que buscan oportunidades.
Discurso Galardón Corazón de León al padre Alejandro Solalinde
1. Discurso
Galardón Corazón de León al padre Alejandro Solalinde
Carlos Alberto Valle Lazo dejó a su esposa Belis, a sus hijos Diego y Estiven en casa.
Salió para buscar un porvenir más prometedor. Fue asesinado, dejando a su familia
un vacío y un corazón roto.
Joel Muñoz, uno de tantos polleros, dijo haber llevado a José Geovanny Hernández a
Texas; no lo hizo pero aún así cobró por sus servicios. Después,buscóal padre de
Joel, don Luis Alfonso, quién pagó 2 mil dólares para liberarlo de un secuestro. Jamás
lo volvió a ver.
Luis Alberto Portillo Cameros tenía 26 años. Para mantener a los suyos trabajaba de
soldador en una finca de bananos; su sueldo no era suficiente así que partió en busca
del sueño americano.Fue asesinado y su cuerpo regresó a casa 121 días de su
muerte.
En Tamaulipas fueron encontrados los cuerpos de Efraín, Richard y Mayra. Los
localizaron junto a otros 69. A Mayra, que sólo tenía 25 años la esperaban, sus dos
hijos.
José Salomón fue asesinado en Tapachula, Chiapas mientras viajaba al otro lado.
Antes fue torturado.
La abuela de Yeimi identificó el cadáver de su nieta de 15 años en televisión. Ella
había ido aNueva York en busca de su madre.
Todos ellos iban en busca de una vida mejor. Todos eran caminantes huyendo de la
miseria y buscando el destino. Todos querían un mejor futuro para sus hijos, un mejor
retiro para sus padres; querían paz, tranquilidad, sentirse vivos y no esclavos de la
pobreza, de la tristeza de querer y no poder. Todos ellos eran parte de los miles de
migrantes que se juegan la vida para llegar al otro lado del Río Bravo.
Ninguno era mexicano.
2. Carlos y Joel de Honduras. Luis Alberto, Efraín, Richard y Mayra de Guatemala. José
Salomón y Yeimi de El Salvador.
No importa dónde hayan nacido porque todos son seres humanos que al igual que
que nuestros paisanos que cruzan el río Bravo dejaron esposas, padres, hijos,
hermanos, amigos, anehlos; dejaron pedazos de amor y esperanza en cada persona
que los ve pasar, que los ve partir.
No importa de donde hayan venido porque también son nuestros hermanos, porque
también son nuestros muertos.
¿Y qué estamos haciendo nosotros para detener estos abusos?: Nada, porque somos
lo suficientemente ogetes para ignorar a los migrantes que recorren nuestro país.
Porque pedimos lo que no somos capaces de dar. Porque todos los días hablamos de
lo que significa ser un mojado mexicano, de jugársela al día, de vivir siendo tratado
como menos que un humano para poder mandar algo a los suyos, para poder llenar
los pozos que las carencias cavaron, y al mismo tiempo, ignoramos a los que van tras
del mismo sueño, a los que viajan a una distancia más grande, a los que cruzan más
fronteras, a los que mueren en esta tierra, nuestra tierra.
Los migrantes del sur son las víctimas que a nadie le importan. Nuestras victimas.
Si de por sí en este país bárbaro ya nos acostumbramos a hablar de los miles de
muertos sin sentir el dolor de sus familias, si de por sí se nos hizo la piel gruesa y
aceptamos las desapariciones como una cosa normal, ¿qué más nos dan los que
desaparecen, son torturados o asesinados sin que nadie los reclame dentro de está
tierra? ¿Qué más nos da ver caer a esos que ni compatriotas son?
No le importan a nadie, nadie los protege, nadie los busca, nadie les hace justicia;
nadie les ayuda porque ellos no le dejan nada a nadie en este país.
Esperar que un partido político abandere la causa de los migrantes es una ilusión
ingenua. ¿Por qué habrían de desgastar sus agendas en personas que no van a votar
por ellos? ¿Por qué se habrían de preocupar por proteger a quiénes no les van a dar
nada a cambio?
3. Entonces, ¿Qué clase de suerte les espera en el país de muertos, en el país de los
hijos desaparecidos, de la impunidad en su máxima expresión y la corrupción en la
que vivimos?
¿Quién los va a defender de los narcotraficantes? ¿El gobierno en el que no se puede
distinguir si es parte o no del crimen? ¿La sociedad que cada día venda más sus ojos
ante una realidad que hoy ya no se encuentra en sus manos? ¿Los hijos
desprendidos de una patria que ya no les pertenece? ¿Quiénes?
Desde que Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico para disfrazarse como
héroe nacional, en México no ha dejado de correr sangre, sangre de todos, de todas
partes.
Esa guerra insensata abarató la muerte, la hizo parte de nuestra cotidianidad, dio a
madres noches en vela, negó a los niños la posibilidad de futuro, llenó las cárceles de
inocentes cegados por la ambición, filtró la violencia a todos los rincones del país,
disparó las balas, hizo correr la sangre por las calles vacías que hoy proclaman la
ausencia del cuerpo. Los migrantes son una víctima más de esta política devísceras.
Los migrantes son una víctima más de éste contexto fundido, de ésta situación
oscura.
Y al final, con la situación frente a nosotros, con los responsables y nuestra
complicidad, no puedo más que estar de acuerdo con José Saramago cuando decía
que “Sabremos cada vez menos qué es un ser humano”. La muestra la damos
siempre, cuando abandonamos, cuando nos volvemos sordos y ciegos ante quienes
nos necesitan.
Pero hay actos de humanidad que trascienden y marcan vidas. Acciones heróicas que
no buscan figurar en los tabloides ni aparecer noticieros. Personajes que se
abandonan para no abandonar a sus hermanos.
Llegar todos los días sin más herramientas que una camioneta a vigilar los operativos
policiacos, para evitar que estos extorsionen y secuestren a los migrantes, con todos
los riesgos que representa es, sin duda, uno de esos actos.
Documentar todos los abusos y acompañar a las víctimas a levantar denuncias, es
otro.
4. Darles de comer cuando uno mismo a veces no probará bocado.
Soportar amenazas de muerte de capos, gobernadores y policías y seguir luchando,
es digno del más valiente.
Que te investiguen, te apresen y te llamen “pollero” cuando lo único que haces es
procurarles el bien a los hermanos en el camino y seguir en la lucha: es la prueba más
dura del valor y el amor humano.
Que todo esto provenga de un solo corazón habla de un ser humano excepcional, y
hoy tengo el honor de hablarle a él y tenerlo en compañía. El dueño de ese espíritu,
de esa fuerza inmensa se llama Alejandro Solalinde.
Janillo como lo llaman sus seres queridos, fundó hace 5 años el albergue Hermanos
en el Camino. Un albergue que tiene de vecino las huellas de “La Bestia”, ese tren
que representa una oportunidad de salir de un terreno hostil.
Solalinde no sólo les da techo y alimento a quiénes tienen el coraje de perseguir un
sueño. Les da el amor que él mismo ha encontrado en su fe, a quién se encuentra en
la cara de todos los que llegan a su albergue. Reproduce la solidaridad, da lo que
otros no dan, sufre lo que muchos emigrantes padecen.
Para Alejandro Solalinde nada es más importante que el amor al prójimo. Es capaz de
cederlo todo para compartir todo lo que recibió. Es capaz de cederlo todo porque
decidió que esa era su misión y porque sus hermanos del camino lo necesitan.
La historia difícilmente da las dimensiones debidas a estos hombres valiosos, porque
las páginas de los libros las ocupan los políticos corruptos y sus escándalos, los
movimientos guerrilleros y los pactos económicos. No ciudadanos con el corazón
abierto como Solalinde. No ciudadanos con las manos abiertas a los otros. No
ciudadanos que día con día tapan y siguen tapando ese pozo de abismo que las
cirustancias y las malas rachas sociales se empeñan en seguir cavando.
Por eso es importante que él esté aquí hoy, para darle el lugar que se merece. Para
reconocerle por ser capaz de arriesgar su vida para hacer lo que nadie más ha
querido hacer. Por llenar el hueco que la ineptitud y la corrupción del gobierno no han
llenado, el mismo hueco que nuestra indiferencia hace cada vez más grande.
5. Porque Solalinde lo ha dado todo ¿y qué ha recibido? Vivir amenazado de muerte por
los Zetas, vivir amenazado de muerte por los políticos, vivir amenazado de muerte por
los maras, vivir custodiado. Vivir marginalmente. Vivir a respiración cortada. Vivir
procurando salir al día, llegar al otro día.
Aún así, él acepta todo y sigue luchando y sigue en un movimiento incesante, sin
miedo y sin ambiciones.
No se vanagloria como muchos de los intelectuales de nuestro país al recibir premio
tras premio, porque sabe que los premios no cambian territorios, sino que usa el
reconocimiento que ha ganadopara luchar con más armas, con más aliados, para
abrirnos los ojos y mostrarnos que todos los migrantes importan.
Alejandro, permítame llamarlo Janillo porque aquí en la universidad también lo
queremos. –Janillo- nosotros somos un aliado más en su lucha, una mano más de
entre muchas otras, porque es mi lucha, es nuestra lucha, porque los que están en el
camino son nuestros hermanos; porque los que mueren en el camino son nuestros
muertos; porque el sueño de un futuro mejor también es nuestro sueño.
Cuente de ahora en adelante con nosotros, porque nosotros contamos con usted para
seguir en esta lucha. Contamos con usted por su valor, por su bondad, por su
persona. Contamos con usted y le reconocemos porque lo da sin recibir, por sus
noches largas y sus días robados, por ser náufrago hasta en su propia tierra, por
abrirse a la necesidad y actuar frente ella. Le reconocemos hoy sobre todo por su
inmenso corazón, un corazón que deberíamos tener todos; un Corazón de León.
Paraninfo Enrique Díaz de León
27 de febrero de2013