Suspendido de un cómodo arnés - sujeto al cuello de una majestuosa AGUILA REAL - se encontró el duendecillo TAETON volando en dirección noreste. Unos momentos antes, Águila Real desplegando sus inconmensurables alas, había despegado desde lo alto de la Peña de LARA en dirección a los Bosques de Urkiola. Se dirigía hacia allí porque en una de las cuevas del Monte Anboto vivía una de las hermanas de su padre, a saber, Tía Cloelia. Muchas veces, durante los años anteriores, tía Cloelia había enviado repetidos mensajes a su hermano Neleo que vivía cerca del Lago Enol, invitando a toda la familia a reunirse con ellos para celebrar juntos las fiestas del Solsticio de Verano que solía caer entre los días 22 ó 23 del sexto mes del año. Papá Neleo andaba siempre muy atareado trabajando incansablemente por el bienestar de su familia, así que decidió que fuese su hijo Taeton quién en su representación fuese a visitar a su hermana. Tía Cloelia estaba casada con Tío Kirino, descendiente de la recia raza baskona. Ambos tenían un hijo de la edad de Taeton más o menos que se llamaba PRIXUS.
SIMON EL MAGO por Pr. Luis Polo de "Verdades de la Biblia"
Solsticio de Verano en el Sagrado Monte Anboto
1. SOL*sticio de VERANO en el Sagrado Monte ANBOTO
Taeton sintió que en cierto modo era una criatura privilegiada por el destino.
Los días siguientes los ocupó Taeton en larguísimas conversaciones con su primo durante las
cuales, Prixus, pacientemente le informaba a grandes rasgos del acontecimiento que suponía las
celebraciones de la víspera de la…
"Noche del SOLSTICIO de VERANO" entre La Gente Menuda.
Era la "NOCHE MÁGICA" del año ¡por excelencia!
A la reunión no solamente acudía la "Gente Menuda" sino que durante esa noche, y solamente
durante esa noche, desde hace cientos de años, la "Gente Menuda" convivía y se dejaba ver
por “L@s Human@s".
Muchos años atrás, esa "convivencia" había sido algo natural y común entre las diferentes
razas.
Cada especie no solamente "respetaba a las demás" sino que incluso "se ayudaban entre sí"
en todo lo que podían.
Esta "respetuosa convivencia" seguía perdurando entre "la gente menuda" y algunos animales
como eran el oso, el toro, el lobo, el jabalí y el águila, pero con "los humanos" había concluido
cuándo éstos despiadadamente empezaron a talar y a quemar los bosques; a envenenar el agua
de los ríos con deshechos de detergentes y productos químicos, todos letales para las especies
que originalmente habían vivido allí desde hace miles de años.
A partir de esa época terrible cuándo perecieron diezmados por la crueldad y egoísmo de los
humanos, docenas y docenas de especies que habitaban el agua y el aire, "la gente menuda"
decidió - tras La Gran Asamblea celebrada a mediados del Siglo XIII - que si querían
sobrevivir …
… Tendrían que "habitar permanentemente en “La Cuarta Dimensión" en dónde - con
solamente "24 leyes universales" actuando sobre ella –
impedimentos - existentes en la "Tercera Dimensión" -
como son "el tiempo - el espacio - la gravedad" …
no existen allí.
2. Sin embargo, debido al hecho de que "muchos humanos todavía les querían y respetaban"
decidieron que "una noche en todo el año", exactamente la noche del solsticio de verano, la
"Gente Menuda" volvería a dejarse ver por aquellos humanos buenos que deseasen pasar
unas horas con ellos compartiendo fraternalmente comida, bebida, bailes, música y juegos.
La gran noche, Taeton junto con su familia se sentó alrededor del círculo formado por las
centelleantes llamas de las innumerables hogueras que de nuevo coronaban la cumbre del
Monte Anboto.
Desde allí, y en 360º a la redonda hasta perderse en la lejanía, se veía el fuego de los miles de
hogueras encendidas por criaturas y seres que de este solemne modo daban gracias a OST, "el
dios del cielo" - el Padre Sol - que con sus rayos daba calor y vida a la Tierra, permitiendo que
las semillas germinasen y dieran lugar a las plantas, "base de la alimentación" de todas las
criaturas terrestres.
DONOSTI, nombre de una de sus grandes ciudades, provenía precisamente de las antiguas
palabras "don" (= señor) / "osti" (del cielo).
Por derivación "DONNA" significa "señora" y de ahí
"Madonna" hace mención a "Mi Señora".
Para tan importante celebración, Tía Cloelia se había vestido con su mejor "saia", una especie
de túnica de lana con mangas hasta el codo. Casi todos calzaban unas rústicas “labarcas"
hechas de cuero sin curtir que - atadas con cuerdas a los pies - les servían de protección.
El gran círculo estaba presidido por la pareja más anciana a quienes llamaban "AMONA"
(abuela - madre buena) y "AITON" (abuelo - padre bueno).
A continuación de los ancianos se sentaron las parejas de menos edad.
Estos se dirigían a ellos con los apelativos de "AMÁ" (madre) y "AITÁ" (padre).
A estos últimos coloquialmente les llamaban también
"Amachu" y "Aitachu" respectivamente.
Los "bertsolaris" (poetas) se sentaron dispersos por el círculo para no perderse un detalle de la
fiesta y así poderlo transcribir lo más fielmente posible a las futuras generaciones.
La gran mayoría de los asistentes llevaban sus "txistus"; una especie de flauta hecha de caña.
Otros muchos portaban un extraño "tambor" en forma de triángulo isósceles.
Sobre el triángulo, una cuerda tensada sobre él, era golpeada por medio de un palillo fino,
produciendo los enervantes y marciales sonidos que acompañaban los espectaculares saltos de
las "dantzas" dedicadas al Sol y a la Luna.
Cuándo "ILARGIA" - la divinidad lunar - empezó a ascender por la bóveda celeste luciendo su
esplendoroso rostro de plata, el grupo de músicos comenzó rítmicamente a golpear con mazas
de madera el "txalaparta" hecho con el tronco de un gran roble.
Un nutrido grupo de hombres y mujeres "unidos" por pañuelos sujetos de dos de sus puntas,
hicieron su entrada en el claro del bosque y formando un corro empezaron a bailar.
3. Taeton era capaz de reconocer algunos de los pasos de las diferentes danzas pero no todos, así
que su primo Prixus le hacía de "guía" comentándole bajito al oído todas las incidencias de la
fiesta.
- “Empiezan bailando "el arreski"; luego bailarán "la gizón" y a continuación "la soka".
Mientras su primo le hablaba, Taeton no podía separar los ojos de los ágiles "dantzaris" que
tan hábilmente ejecutaban las difíciles filigranas de sus pasos de danza.
Eran gráciles y ligeros – igual que los antiguos cretenses cuando saltaban por encima del toro -
mientras ejecutaban sus cabriolas o daban grandes saltos en el aire. Luego graciosamente y sin
perder el equilibrio se dejaban caer flexionando elegantemente sus tobillos y rodillas.
Las mujeres se movían haciendo increíbles contorsiones. Con ambos pies anclados en el suelo -
el derecho ligeramente adelantado - se echaban hacia atrás arqueando sus finas cinturas y,
manteniendo el equilibrio con sus brazos abiertos en forma de cruz, se iban meciendo
lentamente hasta llegar a tocar el suelo con su frente.
Entonces forzaban al máximo su contorsión y doblaban en un increíble arco el cuello y - una
vez depositados sus besos sobre la tierra - lentamente se desenroscaban hasta llegar a estar
totalmente de píe.
A continuación, levantando los brazos en alto, juntaban las palmas de las manos e
inclinándose graciosamente hacia delante, tocaban con las puntas de los dedos el suelo delante
de ellas mientras mantenían tensas sus piernas.
Después de un rato los "dantzaris" concluyeron sus danzas y saludando cortésmente se retiraron.
- “Ahora veremos a los korrikalares" - cuchicheó Prixus al oído de Taeton.
Taeton no sabía exactamente que significaba aquella palabra, así que se recolocó un poco para
adoptar una postura más cómoda y sujetando su cara entre las palmas de las manos, apoyó los
codos sobre sus rodillas y se dispuso a no perder detalle alguno.
La exhibición de FUERZA dio comienzo con la llegada de los "korriculares" que venían de
haber recorrido cuarenta kilómetros a pie.
Su constitución física era extraordinaria y poseían una energía fuera de lo común.
Era gente fuerte, anchos de hombros y con temple de acero.
Observarles mientras acarreaban grandes peñascos de roca o levantaban enormes piedras -
talladas con formas esféricas, cilíndricas, cúbicas o paralelepípedas - era como estar
contemplando los alardes de fuerza de los antiguos Titanes de la mitología clásica.
Tras ellos aparecieron "los aizcolaris" para ejecutar "la jarrijasoketa".
Esta prueba consiste en el levantamiento de enormes piedras hasta la altura de los hombros una
y otra vez dentro de un espacio marcado de tiempo.
Otro grupo participó en la "gizon proba" que consistía en ver quién arrastraba la piedra más
grande alrededor de la improvisada pista de actuaciones.
También hubo demostraciones de corte de gruesos troncos de árbol.
4. Luego "arrastre de piedras" por yuntas tiradas de potentes bueyes - "la ididema proba"-, para
terminar con "la sokatira" que era una competición de "tira de cuerda" por dos diferentes
bandos.
Tan pronto como concluyeron las demostraciones de fuerza, la gente allí reunida empezó a
hacer sonar "las albokas" - un tipo de trompa hecha con un cuerno hueco de TORO.
A este sonido se unió él de las trompas de decenas de "caracolas de mar" a través de las cuáles
expertos jóvenes las hacían sonar con el aíre de sus potentes pulmones.
Tambores y timbales empezaron a sonar y la animación de los "dantzaris" fue paulatinamente
aumentando mientras haciendo "trenzas" en el aire ejecutaban ágilmente los pasos de "la azeri
dantza".
Taetón miraba todo con ojos sorprendidos pero realmente lo que más le fascinó fue presenciar -
como broche final de la fiesta - "La Ezpatadantzak" ejecutada magistralmente por un grupo
de más de cuarenta hombres bailando con largas espadas en sus manos.
Para poder verlos mejor, Taeton y Prixus, se encaramaron a las ramas de una antigua encina.
Desde lo alto pudieron observar mejor las magistrales "formas y figuras" que hacían con sus
espadas cruzadas.
Unas veces parecían querer imitar a "los pétalos de una flor" ...
otras veces su movimiento se asemejaba a "las plumas de un ave alzando vuelo".
La danza era impresionantemente bella y majestuosa.
Después sobre un estrecho tablón de madera - aguantado a hombros de ocho mozos - un
"dantzari" ejecutó los también difíciles pasos de "la kasarranka".
De vuelta a casa, el fuego de las ramas de álamo ardiendo todavía en las hogueras de Pico
Aitzgori al sur, y de GERNIKA y Punta Isarría al norte, parecían tintineantes "estrellas rojas"
enmarcadas contra el azul añil del bello cielo estival.
Amanecía ya cuándo TAETON y su familia
llegaron a casa guiados por "los BasaJaunaK" ó "Señores del Bosque". * * *