La Gran Noche del Solsticio de Verano, TAETON junto con su familia se sentó alrededor del círculo formado por las centelleantes llamas de las innumerables hogueras que de nuevo coronaban la cumbre del Monte Anboto. El gran círculo estaba presidido por la pareja más anciana a quienes llamaban "AMONA" (abuela - madre buena) y "AITON" (abuelo - padre bueno). Los "BERTSOLARIS" (poetas) se sentaron dispersos por el círculo para no perderse un detalle de la fiesta y así poderlo transcribir lo más fielmente posible a las futuras generaciones. Cuándo "ILARGIA" - la divinidad lunar - empezó a ascender por la bóveda celeste luciendo su esplendoroso rostro de plata, el grupo de músicos comenzó rítmicamente a golpear con mazas de madera el "TXALAPARTA" hecho con el tronco de un gran roble.
SOLsticio de VERANO en el Monte ANBOTO (Euskal Herria)
1. SOLSTICIO de VERANO
en el Monte Anboto
Suspendido de un cómodo arnés - sujeto al cuello de una majestuosa AGUILA
REAL - se encontró el duendecillo TAETON volando en dirección noreste.
Unos momentos antes, Águila Real desplegando sus inconmensurables alas, había
despegado desde lo alto de la Peña de Lara en dirección a los bosques de Urkiola.
Se dirigía hacia allí porque en una de las cuevas del Monte Anboto vivía una de las
hermanas de su padre, Tía Cloelia.
Muchas veces, durante los años anteriores, tía Cloelia había enviado repetidos
mensajes a su hermano Helikón que vivía cerca del Lago Enol, invitando a toda la
familia a reunirse con ellos para celebrar juntos las fiestas del Solsticio de Verano
que solía caer entre los días 22 ó 23 del sexto mes del año.
Papá Helikón andaba siempre muy atareado trabajando incansablemente por el
bienestar de su familia, así que decidió que fuese su hijo Taetón quién en su
representación fuese a visitar a su hermana.
Tía Cloelia estaba casada con Tío Kirino, descendiente de la recia raza baskona.
Ambos tenían un hijo de la edad de Taetón más o menos que se llamaba PRIXUS.
¿Cómo sería su familia?.
El lugar donde vivían - situado entre fragosas montañas - ¡Debía ser
impresionante!.
Así cavilaba y daba vueltas a la cabeza Taetón cuándo una imprevista ráfaga de
aire frío balanceó bruscamente el cestillo de mimbre dónde se sentaba Taetón.
Esto le hizo volver a la realidad y decidió dejar de hacer cábalas y aprovechar el
tiempo del viaje en observar y contemplar, confortablemente desde lo alto, el
paisaje que sobrevolaban.
Debajo de ellos la tierra parecía deslizarse mientras les iba mostrando paisajes
que desde su altura semejaban "ciudades en miniatura"; casitas aquí y allá;
rebaños de ovejas; caballos, vacas ... la torre de la iglesia con su nido de cigüeñas ..
praderas verdes ... ríos que serpenteaban dejando tras de sí un trazo verde oscuro
... colinas ...
2. Incluso, echando un vistazo a los lados de su montura, podía ver caprichosos
cúmulos de nubes blancas que semejaban pequeñas montañas de algodón flotando
en el cielo.
Nunca - anteriormente a conocer el pueblo de las Ocas y las Águilas Reales en
Cova-Rubias - había volado y le parecía una experiencia extraordinaria tener la
suerte de estar viviéndolo personalmente.
Había prestado cuidadosa atención a la técnica de Águila Real desplegando sus alas
desde lo alto de Peña Lara y pensó que quizás él con tiempo, podría fabricar algún
tipo de artefacto imitando las líneas aerodinámicas de las aves.
El diseño, más o menos, debería parecerse a un "triángulo isósceles".
El extremo con el ángulo más cerrado imitaría "el pico y la cabeza" del águila. A
continuación los dos ángulos más abiertos harían las veces de "alas".
Luego sería cuestión de sujetar de algún modo a estas "alas artificiales" (en forma
de la letra griega "DELTA") un arnés con cestillo - similar al que en esos
momentos se encontraba - para luego lanzarse desde lo alto de una montaña
aprovechando las corrientes de aire templado, que se desprendían de la tierra
recalentada por el sol, para así poder ascender en el aire y luego planeando poco a
poco iría bajando hasta volver a poder poner los píes en la tierra.
La idea le gustó y decidió que, cuándo tuviese tiempo, iba a ponerse a trabajar para
llevar a cabo su propósito.
La emoción de alguna vez poder volar por si mismo
le produjo inexplicablemente un extraño cosquilleo en la boca del estómago.
Miró para abajo y vio que sobrevolaban Prado Luengo.
Atrás habían dejado ya la Sierra de Neila.
Se encontraban encima de las altas peñas que conforman la
Sierra de la Demanda.
A la izquierda, a lo lejos, se vislumbraban los Montes de Oca.
A la derecha, el bello paisaje de la Tierra de Cameros.
Tras varias horas de vuelo vieron en la lejanía una enorme superficie reflectante
que los ojos de Taetón no abarcaban a ver de una sola vez.
- Sería el mar ... o ¿era un gran lago? - se preguntó Taetón.
3. Águila Real, como si hubiese podido adivinar los pensamientos de Taetón, le
informó:
- Ese enorme caudal de agua que ves en la lejanía significa que nos acercamos al
Río IBRO.
Ese importante río nace en FONTIBRE (font + ibre = la fuente dónde nace el río
Ibro) cerca de las Lagunas de Ruidera.
Águila Real, que además de GEOGRAFÍA, sabía mucho de HISTORIA continuó
informándole.
- El nombre de "Península Ibérica" precisamente proviene de la denominación que
dieron los antiguos comerciantes fenicios y griegos a las tierras regadas por el
Río Ibro.
Así, por derivación, se originaron las palabras "IB -e- RO" e "IB- e -RIA" para
determinar a "los pobladores de las tierras por dónde pasaba el río - ahora
conocido como - EBRO.
A todo esto ya llevaban dos días de viaje.
Esa noche, como la anterior, cuándo Águila Real detuvo su vuelo para descansar, y
una vez dada cuenta de las provisiones - que Tía Pentesilea les había entregado
dentro de una bolsita de tela - Taetón se acurrucó dentro de su cestillo de
mimbre, deseó "buenas noches" a su compañera el Águila, y cubriéndose con una
manta de cuadros, se quedó instantáneamente dormido, tanto era su cansancio
después de las extraordinarias situaciones que tenía la suerte de estar viviendo.
En cuánto los primeros rayos de sol empezaron a engalanar a la hermosa "Dama del
Alba", Taetón y Águila Real se dispusieron a reemprender viaje.
Todo el día lo pasaron sobrevolando las cada vez más altas montañas norteñas.
Sus cumbres parecían arremolinarse unas junto a otras y entre ellas no dejaban
lugar a extensas planicies o mesetas.
Únicamente diminutos valles, surcados por los numerosos arroyuelos que
descendían impávidos, saltando como incomparables acróbatas de roca en roca,
desde lo alto de las cimas coronadas de jirones de estilizadas nubes blancas.
4. Multitud de tonos verdes cubrían, cuál capa de suave terciopelo, las laderas de las
montañas y el fondo de los valles.
La nota de color la ponían los grupos de florecillas que aquí y allá lucían la belleza
de sus pétalos blancos, azules y amarillos.
El azul del agua de pequeños lagos - reflejando el color de un cielo turquesa -
añadía su personal nota a la sinfonía de colores y formas que ofrecía el
espectacular paraje.
El sol despedía a la tierra con sus multicolores rayos ponientes, cuándo a lo lejos
empezaron a divisar la cima del Monte Anboto que decididamente destacaba entre
las otras a su alrededor.
El astro solar desapareció emitiendo como siempre su característico último rayo
de color verde esmeralda. Tan pronto como se ocultó en el horizonte, abajo en la
tierra empezaron a aparecer, uno tras otro, numeroso "puntos de luz".
Al principio parecían surgir espontáneamente, sin orden ni concierto.
Tras unos instantes, Taetón se percató de que los que parecían inesperados puntos
de luz, en realidad, formaban una especie de gran "sendero con bordes luminosos"
que encaminaban el vuelo del Águila hacia un punto en la lejanía que brillaba como
treinta veces más que cada una de "las estrellitas de luz" situadas en los linderos
de la improvisada "pista de aterrizaje".
Cercanos ya a la “Gran Estrella” vieron que la potente luz provenía de las llamas de
numerosas hogueras que, formando círculo, ardían en lo alto de la cima del Sagrado
Monte Anboto.
Cuándo al fin Águila Real detuvo su vuelo suavemente en el centro de las hogueras,
numerosos seres empezaron a surgir de entre ellas dando la "bienvenida" a los
recién llegados.
Entre ellos se encontraban los tíos de Taetón, Kirino y Cloelia, asicomo su primo
PRIXUS.
Tan amables fueron todos con él, que esa noche cuándo Taetón, acostado ya,
recordó semejante recibimiento, se sintió profundamente conmovido
interiormente.
- ¡Era siempre tan agradable experimentar la sensación de sentirse "querido y
protegido"!.
Taetón sintió que en cierto modo era una criatura privilegiada por el destino.
5. Los días siguientes los ocupó Taetón en larguísimas conversaciones con su primo
durante las cuales, Prixus, pacientemente le informaba a grandes rasgos del
acontecimiento que suponía la celebración de la "Noche de San Juan".
Era la "NOCHE MÁGICA" del año ¡por excelencia!
A la reunión no solamente acudía la "Gente Menuda" sino que durante esa noche, y
solamente durante esa noche, desde hace cientos de años, la "Gente Menuda"
convivía y se dejaba ver por los "Humanos".
Muchos años atrás, esa "convivencia" había sido algo natural y común entre las
diferentes razas.
Cada especie no solamente "respetaba a las demás" sino que incluso "se ayudaban
entre sí" en todo lo que podían.
Esta "respetuosa convivencia" seguía perdurando entre "la gente menuda" y algunos
animales como eran el oso, el toro, el lobo, el jabalí y el águila, pero con "los
humanos" había concluido cuándo éstos despiadadamente empezaron a talar y a
quemar los bosques; a envenenar el agua de los ríos con deshechos de detergentes
y productos químicos, todos letales para las especies que originalmente habían
vivido allí desde hace miles de años.
A partir de esa época terrible cuándo perecieron diezmados por la crueldad y
egoísmo de los humanos, docenas y docenas de especies que habitaban el agua y el
aire, "la gente menuda" decidió - tras La Gran Asamblea celebrada a mediados del
Siglo XIII - que si querían sobrevivir …
… Tendrían que "habitar permanentemente en “La Cuarta Dimensión" en dónde -
con solamente "24 leyes universales" actuando sobre ella –
impedimentos - existentes en la "Tercera Dimensión" -
como son "el tiempo - el espacio - la gravedad" …
no existen allí.
Sin embargo, debido al hecho de que "muchos humanos todavía les querían y
respetaban" decidieron que "una noche en todo el año", exactamente la noche del
solsticio de verano, la "Gente Menuda" volvería a dejarse ver por aquellos
humanos buenos que deseasen pasar unas horas con ellos compartiendo
fraternalmente comida, bebida, bailes, música y juegos.
La gran noche, Taetón junto con su familia se sentó alrededor del círculo formado
por las centelleantes llamas de las innumerables hogueras que de nuevo coronaban
la cumbre del Monte Anboto.
6. Desde allí, y en 360º a la redonda hasta perderse en la lejanía, se veía el fuego de
los miles de hogueras encendidas por criaturas y seres que de este solemne modo
daban gracias a OST, "el dios del cielo" - el Padre Sol - que con sus rayos daba
calor y vida a la Tierra, permitiendo que las semillas germinasen y dieran lugar a las
plantas, "base de la alimentación" de todas las criaturas terrestres.
DONOSTI, nombre de una de sus grandes ciudades, provenía precisamente de las
antiguas palabras "don" (= señor) / "osti" (del cielo).
Por derivación "DONNA" significa "señora" y de ahí
"Madonna" hace mención a "Mi Señora".
Para tan importante celebración, Tía Cloelia se había vestido con su mejor "saia",
una especie de túnica de lana con mangas hasta el codo. Casi todos calzaban unas
rústicas “labarcas" hechas de cuero sin curtir que - atadas con cuerdas a los pies
- les servían de protección.
El gran círculo estaba presidido por la pareja más anciana a quienes llamaban
"AMONA" (abuela - madre buena) y "AITON" (abuelo - padre bueno).
A continuación de los ancianos se sentaron las parejas de menos edad.
Estos se dirigían a ellos con los apelativos de "AMÁ" (madre) y "AITÁ" (padre).
A estos últimos coloquialmente les llamaban también
"Amachu" y "Aitachu" respectivamente.
Los "bertsolaris" (poetas) se sentaron dispersos por el círculo para no perderse un
detalle de la fiesta y así poderlo transcribir lo más fielmente posible a las futuras
generaciones.
La gran mayoría de los asistentes llevaban sus "txistus"; una especie de flauta
hecha de caña.
Otros muchos portaban un extraño "tambor" en forma de triángulo isósceles.
Sobre el triángulo, una cuerda tensada sobre él, era golpeada por medio de un
palillo fino, produciendo los enervantes y marciales sonidos que acompañaban los
espectaculares saltos de las "dantzas" dedicadas al Sol y a la Luna.
Cuándo "ILARGIA" - la divinidad lunar - empezó a ascender por la bóveda celeste
luciendo su esplendoroso rostro de plata, el grupo de músicos comenzó
rítmicamente a golpear con mazas de madera el "txalaparta" hecho con el tronco
de un gran roble.
7. Un nutrido grupo de hombres y mujeres "unidos" por pañuelos sujetos de dos de
sus puntas, hicieron su entrada en el claro del bosque y formando un corro
empezaron a bailar.
Taetón era capaz de reconocer algunos de los pasos de las diferentes danzas pero
no todos, así que su primo Prixus le hacía de "guía" comentándole bajito al oído
todas las incidencias de la fiesta.
- “Empiezan bailando "el arreski"; luego bailarán "la gizón" y a continuación "la
soka".
Mientras su primo le hablaba, Taetón no podía separar los ojos de los ágiles
"dantzaris" que tan hábilmente ejecutaban las difíciles filigranas de sus pasos de
danza.
Eran gráciles y ligeros – igual que los antiguos cretenses cuando saltaban por
encima del toro - mientras ejecutaban sus cabriolas o daban grandes saltos en el
aire. Luego graciosamente y sin perder el equilibrio se dejaban caer flexionando
elegantemente sus tobillos y rodillas.
Las mujeres se movían haciendo increíbles contorsiones. Con ambos pies anclados
en el suelo - el derecho ligeramente adelantado - se echaban hacia atrás arqueando
sus finas cinturas y, manteniendo el equilibrio con sus brazos abiertos en forma de
cruz, se iban meciendo lentamente hasta llegar a tocar el suelo con su frente.
Entonces forzaban al máximo su contorsión y doblaban en un increíble arco el
cuello y - una vez depositados sus besos sobre la tierra - lentamente se
desenroscaban hasta llegar a estar totalmente de píe.
A continuación, levantando los brazos en alto, juntaban las palmas de las manos e
inclinándose graciosamente hacia delante, tocaban con las puntas de los dedos el
suelo delante de ellas mientras mantenían tensas sus piernas.
Después de un rato los "dantzaris" concluyeron sus danzas y saludando
cortésmente se retiraron.
- “Ahora veremos a los korrikalares" - cuchicheó Prixus al oído de Taetón.
Taetón no sabía exactamente que significaba aquella palabra, así que se recolocó un
poco para adoptar una postura más cómoda y sujetando su cara entre las palmas de
las manos, apoyó los codos sobre sus rodillas y se dispuso a no perder detalle
alguno.
La exhibición de FUERZA dio comienzo con la llegada de los "korriculares" que
venían de haber recorrido cuarenta kilómetros a pie.
8. Su constitución física era extraordinaria y poseían una energía fuera de lo común.
Era gente fuerte, anchos de hombros y con temple de acero.
Observarles mientras acarreaban grandes peñascos de roca o levantaban enormes
piedras - talladas con formas esféricas, cilíndricas, cúbicas o paralelepípedas - era
como estar contemplando los alardes de fuerza de los antiguos Titanes de la
mitología clásica.
Tras ellos aparecieron "los aizcolaris" para ejecutar "la jarrijasoketa".
Esta prueba consiste en el levantamiento de enormes piedras hasta la altura de los
hombros una y otra vez dentro de un espacio marcado de tiempo.
Otro grupo participó en la "gizon proba" que consistía en ver quién arrastraba la
piedra más grande alrededor de la improvisada pista de actuaciones.
También hubo demostraciones de corte de gruesos troncos de árbol.
Luego "arrastre de piedras" por yuntas tiradas de potentes bueyes - "la ididema
proba"-, para terminar con "la sokatira" que era una competición de "tira de
cuerda" por dos diferentes bandos.
Tan pronto como concluyeron las demostraciones de fuerza, la gente allí reunida
empezó a hacer sonar "las albokas" - un tipo de trompa hecha con un cuerno hueco
de TORO.
A este sonido se unió él de las trompas de decenas de "caracolas de mar" a través
de las cuáles expertos jóvenes las hacían sonar con el aíre de sus potentes
pulmones.
Tambores y timbales empezaron a sonar y la animación de los "dantzaris" fue
paulatinamente aumentando mientras haciendo "trenzas" en el aire ejecutaban
ágilmente los pasos de "la azeri dantza".
Taetón miraba todo con ojos sorprendidos pero realmente lo que más le fascinó fue
presenciar - como broche final de la fiesta - "La Ezpatadantzak" ejecutada
magistralmente por un grupo de más de cuarenta hombres bailando con largas
espadas en sus manos.
Para poder verlos mejor, Taetón y Prixus, se encaramaron a las ramas de un árbol
cercano.
Desde lo alto pudieron observar mejor las magistrales "formas y figuras" que
hacían con sus espadas cruzadas.
9. Unas veces parecían querer imitar a "los pétalos de una flor" ...
otras veces su movimiento se asemejaba a "las plumas de un ave alzando vuelo".
La danza era impresionantemente bella y majestuosa.
Después sobre un estrecho tablón de madera - aguantado a hombros de ocho
mozos - un "dantzari" ejecutó los también difíciles pasos de "la kasarranka".
De vuelta a casa, el fuego de las ramas de álamo ardiendo todavía en las hogueras
de Pico Aitzgori al sur, y de GERNIKA y Punta Isarría al norte, parecían
tintineantes "estrellas rojas" enmarcadas contra el azul añil del bello cielo estival.
Amanecía ya cuándo Taetón y su familia llegaron a casa guiados por "los
basajaunak" ó "señores del bosque".
Después de la fiesta, los días fueron deslizándose ininterrumpidamente
entretenido Taetón en aprender, a través de su primo Prixus, las diversas técnicas
del juego de “Pelota en el FRONTÓN”… … …
(CONTINUARÁ…)
10. Unas veces parecían querer imitar a "los pétalos de una flor" ...
otras veces su movimiento se asemejaba a "las plumas de un ave alzando vuelo".
La danza era impresionantemente bella y majestuosa.
Después sobre un estrecho tablón de madera - aguantado a hombros de ocho
mozos - un "dantzari" ejecutó los también difíciles pasos de "la kasarranka".
De vuelta a casa, el fuego de las ramas de álamo ardiendo todavía en las hogueras
de Pico Aitzgori al sur, y de GERNIKA y Punta Isarría al norte, parecían
tintineantes "estrellas rojas" enmarcadas contra el azul añil del bello cielo estival.
Amanecía ya cuándo Taetón y su familia llegaron a casa guiados por "los
basajaunak" ó "señores del bosque".
Después de la fiesta, los días fueron deslizándose ininterrumpidamente
entretenido Taetón en aprender, a través de su primo Prixus, las diversas técnicas
del juego de “Pelota en el FRONTÓN”… … …
(CONTINUARÁ…)