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Francisco Javier Cervigon Ruckauer
La creación del Universo
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?
En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Gen 1). Sobre el
origen del Universo, en lo científico la pregunta más interesante es cómo
se ha creado. En lo religioso, en cambio, lo que más interesa es Quién
y para qué. Hasta hace poco los astrofísicos no podían resolver el
problema, aunque ya desde hacía varios siglos el heliocentrismo se
había ido imponiendo gradualmente al geocentrismo. Por ello se
aceptaba comúnmente la narración de los siete días del Génesis, pero
desde comienzos del siglo XX técnicas y teorías habían progresado
extraordinariamente y se apoyaban mutuamente. Pudo así empezar a
estudiarse científicamente.
Todo parece haberse formado como consecuencia de una gran
explosión llamada Big Bang, habiendo sido formulada esta teoría de un
modo metódico y científico por el astrofísico y sacerdote belga Georges
Lemaître en 1927, que él la llamó la Gran Implosión. La proporción
existente de ciertos elementos en todo el Universo, particularmente
hidrógeno, deuterio y helio, proporcionan argumentos convincentes
sobre la teoría del Big Bang, y hoy los físicos están generalmente de
acuerdo en que el Universo empezó como un punto de energía
infinitamente denso.Toda la materia y energía estaba superconcentrada
en un pequeño espacio. Según esta teoría, si el Universo se expande
como la metralla de una bomba que ha explotado, es de suponer que
era como una especie de “huevo cósmico”.
El Big Bang indica que la naturaleza tuvo un inicio definido, pues
no se concibe cómo la naturaleza inexistente puede crearse a sí misma.
Sólo una fuerza sobrenatural fuera del espacio y del tiempo, es decir
Dios, puede haberlo hecho. El Big Bang ofrece un argumento
interesante a favor de la existencia de un Creador. Pero aunque la teoría
del Big Bang propuesta por Lemaitre es la más aceptada, para muchos
investigadores el origen continúa siendo un enigma. Para Christof
Wetterich,físico de la Universidad de Heidelberg (Alemania), el universo
es el resultado de un largo y gélido periodo de transformación y no de un
fuerte estallido como afirma la teoría del Big Bang.
Si aceptamos el Big Bang, ¿qué pasó antes? A esta pregunta
contestan los científicos que no lo sabemos, que es inimaginable e
indeducible y que ellos son físicos, pero no metafísicos. ¿Y después?
Durante el primer millón de años después del Big Bang, la temperatura
cayó y se empezaron a formar núcleos y átomos. La materia se empezó
a agrupar en galaxias por la fuerza de la gravedad, debido a un
movimiento rotativo que les dio forma de espiral. En cuanto al Sol, es
una estrella que se formó hará unos cinco mil millones de años. En lo
referente a la Tierra, inicialmente demasiado caliente, se enfrió poco a
poco, generó una atmósfera y se hizo potencialmente habitable hará
unos cuatro mil millones de años. Apenas ciento cincuenta millones de
años más tarde ya bullía de vida, hasta que finalmente aparece,
ciertamente no hace mucho tiempo, el hombre.
Antes del amanecer
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿De dónde vienen todas
las cosas y a dónde van? Todo individuo se plantea estas cuestiones en
algún momento de su vida. En realidad, el hombre ha buscado su origen
desde que tuvo conciencia de sí. De este modo, su capacidad para
formular tales preguntas ha hecho de él un ser singular en el Universo
conocido, ya que, por lo que sabemos, es la única criatura dotada de
semejante nivel de conciencia. Las respuestas han sido múltiples:
intuitivas, ingeniosas, fantásticas. Pero ahora, en la era científica,
disponemos de una ingente cantidad de nueva información. Las viejas
explicaciones han caducado, pero, puesto que gran parte de la nueva
información ha sido objeto de interpretaciones conflictivas, ninguna
“historia genética” omnímoda las ha reemplazado. Esto se debe, en
parte, a que la ciencia ha progresado desfasadamente: por ejemplo,
poseemosgrandes conocimientos sobre física y química, pero sabemos
muy poco de biología, acerca del tiempo o, por citar un tema mucho más
próximo a nosotros, sobre nuestro cerebro. En algunos campos hemos
rebasado el siglo xx. En otros, permanecemos aún en el oscurantismo.
Por ello, no ha sido sencillo alcanzar una imagen coherente de nuestros
orígenes.Por otra parte, en los últimos años, algunas teorías claves han
ganado amplia aceptación: las que atañen al origen del Universo, por
ejemplo, y las que nos aclaran determinados aspectos del origen de la
vida. Algunos descubrimientos sorprendentes han confirmado teorías
que ya sustentábamos. Entre éstas fue notable el descubrimiento del
ADN: la clave de la estructura de toda materia viviente. Todavía
permanecemos en la incertidumbre acerca de nuestros orígenes, y es
probable que nunca conozcamos los detalles exactos. Pero aplicando
las actuales teorías de la ciencia, podemos intentar desplegar una
exposición totalizadora.
Tal exposición revela que el hombre es producto de un
reordenamiento increíblemente complejo de la materia original del
Universo. Se trata de un ser singular ―podemos afirmarlo―, capaz de
exigir una explicación de su existencia, y capaz asimismo de postular,
ahora, una respuesta lógica y coherente.
La exposición remonta la materia que nos conforma a través del
tiempo,del comienzo de la vida, de la formaciónde nuestro planeta y del
nacimiento de las estrellas,hasta el momento mismo en que comenzó el
Universo. También detalla el modo en que esa materia, dispuesta en
una forma viviente, puede ser concebida, nacer y madurar hasta
convertirse en un ser humano dotado de conciencia.
Antes de que todo comenzara ya existía Aquel que es la Palabra
Dios creó todo de la nada. Antes de que comenzara todo era , la
nada, que no podemosconocerni nombrar. Pero como somos humanos
nos proponemos representarlo: , la nada, no era cualquier cosa ni era
una no-cosa; era la nada. De nada no puede salir nada, a menos que
Dios cree.La nada carecía de centro y de límite, de interior y de exterior.
Ninguna altura se cernía sobre ninguna profundidad, ninguna luz se
correspondía con ninguna oscuridad, ningún calor respondía a ningún
frío. Una parte era exactamente igual a todas las partes. Y por ello no
podía tener parte, números, grados ni diferencias de ningún tipo. De ahí
que no podamos darle nombre, aunque la llamemos nada. Pero luego,
súbitamente, se produjo una diferencia. Para los que acostumbramos a
nombrar las cosas hubo, a la vez, más que nada y menos que nada:
positivo y negativo, aquí y allá, interior y exterior, centro y límite,
principio y fin, materia y… Y en ese momento hubo espacio. Pero ese
espacio instantáneo no podía retener aquellos incalculables opuestos
que se separaron con un poderoso Bang. En ese instante hubo
dimensión y también tiempo. De toda la materia arrojada por aquel
gigantesco Bang, sólo una parte infinitesimal permaneció unida para
formar el Sol, la Tierra, la vida y a nosotros.
Bang. Nada se ha agregado, nada se extrajo. Los materiales de
todo cuanto hayas visto o tocado estaban allí. Ahí estaban los materiales
para ti, y también para mí. Todo forma parte de un proceso indefinido
que marcha adelante, de una prolongada secuencia de reordenamiento.
Una fuerza insuperable une todos esos fragmentos arrojados
integrándolos en un sistema, un Universo: la gravedad. Desde el
momento de aquel poderoso Bang hasta hoy, y desde ahora hasta el fin
del Universo, la gravedad ha influido y seguirá influyendo en su lucha
por trastocar la expansión del Universo. Si triunfa la gravedad y la
materia y la energía retornan, el tiempo se detendrá y el espacio sólo
será un punto. Luego, con un poderoso Antibang, quizá todo quede
aniquilado y vuelva a ser (que todavía no podemos conocer ni nombrar).
Tal vez existe un superuniverso en el que esta excursión de
ochenta billones de años de Bang a Antibang no sea más que la
rompiente de una ola única sobre una roca de un mar desconocido en
un planeta muerto del sistema menos considerado, perdido en el más
allá, entre las galaxias más insignificantes. Si es así, no puede
importarnos. Más allá de los límites del tiempo y el espacio, sólo hay
silencio.
Bang, Antibang y Big Bang son las denominaciones usuales en la
física contemporánea para referirse al modelo del Universo Lemaitre,
fueron incorporadas por el astrofísico rusoamericano George Gamow.
Otros especialistas sugieren la designación de teoría de “Universo en
explosión” para este modelo. Todas estas expresiones que aluden a
Estallido, Antiestallido y Gran Estallido se utilizan corrientemente en las
obras en castellano sobre el tema.
El origen del Universo es el instante en que...
En el instante en que comenzó el Universo, hace
aproximadamente quince billones de años, éste era una masa hirviente
de energía productora de ampollas y efímeras partículas de materia,
densamente apiñadas a altísima temperatura. Este glóbulo, muy
comprimido, se expandió de pronto y fue arrojado a una velocidad
semejante a la de la luz. A medida que iba expandiéndose, su energía
debía desplegarse de modo más tenue a través de volúmenes de
espacio cada vez mayores.
Una hora después del Bang, la temperatura había disminuido lo
suficiente como para que se formaran partículas estables: protones,
neutrones y electrones. Pero habrían de pasar diez millones de años
antes de que el glóbulo en expansión se hubiera enfriado lo suficiente
como para que dichas partículas formaran asociaciones o átomos
estables. Las primeras asociaciones fueron hidrógeno (un protón y un
electrón) y helio (dos protones, dos neutrones y dos electrones). Poco
después, todo el Universo estaba compuesto por estos dos elementos,
que se desplazaban desde el centro hacia afuera.
Pero la formación de gas en el Universo no fue paralela al proceso
descrito. Hubo billones de sitios en los que su densidad se modificó
ligeramente. Las partes más densas ejercían una atracción gravitatoria
más poderosa que las demás y, naturalmente, se convirtieron en los
centros hacia los cuales se sentían Impulsadas las partes menos
densas.
El Universo, todavía en expansión, se convirtió en una serie de
agrupaciones masivas de gas arremolinado, y las galaxias eran mucho
más amplias de cuanto podamos imaginar. Las había de todas las
formas.
En la actualidad, el Universo es prácticamente inconmensurable.
Para tratar de comprender su tamaño, debemos emplear un año luz, la
distancia que recorre la luz a 300.000 kilómetros porsegundo en un año,
es decir nueve trillones de kilómetros. Esto casi excede nuestra
capacidad imaginativa, pero, para tener una idea de la escala a que nos
referimos, diremos que la luz del Sol tarda ocho minutos en llegar hasta
nosotros, que la de la estrella más cercana invierte más de cuatro años
y que la luz de la galaxia más lejana precisa cinco billones de años. La
luz de los objetos más distantes y misteriosos del Universo,
denominados quasars, que se alejan de nosotros casi a la velocidad de
la luz, ha tardado en llegar hasta nosotros doce billones de años. Por
eso podemosdecirque ahora vemos esos objetos como solían ser hace
doce billones de años.
Fundiciones gigantescas
Toma ocho protones y ocho neutrones, haz que ocho electrones
pasen aceleradamente a su alrededor y tendrás oxígeno. Con veintiséis
protones, treinta neutrones y veintiséis electrones tendrás hierro. El oro
lo componen 79 protones, 118 neutrones y 79 electrones. En la
naturaleza existen 92 elementos distintos compuestos de este modo,
con excepción de hidrógeno y el helio todos han sido creados desde la
formación de nuestra galaxia.
En una galaxia existe la tendencia a que toda la masa comience a
girar. También existe la tendencia a que se forme un disco que,
gradualmente, se vuelve más esférico. En el interior de tales discos hay
remolinos secundarios, donde los centros locales de gravedad
comienzan a contener masas de gas y polvo. Éstas terminan por formar
un centenar de billones de remolinos, cada uno de los cuales constituye
la simiente de una estrella.
A medida que el hidrógeno y el helio se concentran, a medida que
una cantidad cada vez mayor de gas es atraída por la gravedad de la
estrella creciente, y a medida que el apiñamiento y los forcejeos de los
átomos se hacen más tensos, la temperatura supera el límite de toda
medición significativa. Hasta los átomos de hidrógeno y helio se
separan, retornando a sus protones, neutrones y electrones
constitutivos. En algunos sitios se concentran tan densamente que
Incluso unos protones se fusionan con otros.
Esta fusión sólo se produce si la temperatura alcanza millones de
grados; cuando esto ocurre, libera una inmensa cantidad de energía.
¿De qué manera lo hace? Resulta extraño que dos protones fusionados
pesen menos que dos separados. Y cuatro protones fusionados pesan
menos que dos pares. El peso que se pierde sale en forma de energía
radiante: calor, luz, rayos X y así sucesivamente.
Este proceso de fusión generador de energía es el corazón de la
bomba de hidrógeno. De modo que esas estrellas son, en realidad,
bombas de hidrógeno naturales. La fuerza de la energía que podría
hacer estallar la estrella es contrarrestada por la enorme atracción de la
gravedad.
Nuestro Sol en la galaxia Nuestro Sol es sólo uno de los cien
billones de astros de nuestra galaxia. Está situado aproximadamente a
tres quintos hacia el exterior de la galaxia, que gira muy lentamente y
completa una revolución cada doscientos millones de años.
Pero el efecto de la bomba de hidrógeno no durará eternamente, y
todas las estrellas que han nacido tienen una “vida” y finalmente
mueren. Las estrellas de tamaño común, como nuestro Sol, durarán
alrededor de diez billones de años, pero cuando el “combustible” de
hidrógeno del centro esté casi agotado la estrella se volverá mucho más
brillante, una “gigante roja” de un tamaño cientos de veces mayor.
Cuando esto le ocurra a nuestro Sol, aproximadamente dentro de unos
cinco billones de años a partir de ahora, los planetas interiores, incluida
la Tierra, estarán quemados.Esta etapa de “gigante roja” no dura mucho
tiempo. El resto de energía nuclear se agota rápidamente y la estrella
cae por su propia fuerza de gravedad. La caída continúa hasta que toda
la masa alcanza un volumen menor al del tamaño de la Tierra. Dichas
estrellas se llaman enanas blancas. Son tan densas que un cubo de su
materia pesaría cientos de toneladas. Irradian lentamente al espacio los
restos de su calor y desaparecen en la oscuridad.
Pero un destino distinto aguarda a una estrella grande, muchas
veces mayor que nuestro Sol. La presión de la gravedad hacia el interior
es tan poderosaque el centro de la estrella se quema con rapidez y ésta
muere muy pronto. Cuando prácticamente todo el hidrógeno ha sido
separado, la estrella cae hasta que su temperatura alcanza los cientos
de millones de grados.A esta temperatura se combinan los protones,los
neutrones y los electrones para formar los 92 elementos. Todos los
elementos surgen de esta forma, apiñados en el ígneo corazón de esas
estrellas.
La extraordinaria caída crea una energía tan vasta en el centro,
que esta gigantescafundición estalla en lo que se denomina la explosión
de una supernova, esparciendo en el espacio sus 92 elementos, donde
se mezclan con el gas de hidrógeno y helio existentes. Durante la
explosiónde una supernova la estrella puede ser billones de veces más
brillante que el Sol, probablemente,tan brillante como todas las estrellas
de la galaxia juntas. Detrás queda una estrella “neutrón” de increíble
densidad, millones de veces más densa que la enana blanca.
En las tremendas explosionesde estrellas en caída, la fuerza de la
gravedad es tanto más fuerte cuanto que la caída continúa hasta que se
crea un agujero negro, del que ni siquiera la luz puede escapar. En
cuanto existe un agujero negro, la estrella que cae se vuelve invisible.
Toda materia o incluso una estrella entera que cayera en un agujero
negro desaparecería para siempre, víctima de la terrorífica gravedad de
aquél.
En nuestro Sol y sus planetas, el sistema solar está compuestopor
un cuerpo central de elevada masa ―el Sol― y por cuerpos más
pequeños y ligeros ―los planetas― que giran a su alrededor. De los
nueve planetas, Júpiter es el mayor, y Mercurio el más pequeño. El Sol
pesa setecientas veces más que la suma del peso de todos los planetas.
Desde que se formó nuestra galaxia, hace alrededor de diez
billones de años, las explosiones de supernovas se han producido a un
promedio de una por siglo.Dados los millones de estas explosiones, los
nuevos elementos se han distribuido gradualmente por toda la galaxia;
su composición también ha cambiado de forma paulatina. Sin embargo,
la galaxia sigue estando compuesta por su 93% de hidrógeno y menos
del 7% de helio originales. Algo menos del 1% ha formado carbono,
hierro, aluminio, nitrógeno, oxígeno... y los noventa tipos de átomos
restantes. La capacidad de estos átomos para combinarse entre sí
explica todo lo que ha sucedido desde entonces. Por ejemplo, el
hidrógeno se combina con el oxígeno para formar el agua. El oxígeno se
combina con el hierro, el aluminio y el silicio para formar un millar de
tipos distintos de roca.
¿De qué modo se combinan? Compartiendo sus electrones. En el
agua, por ejemplo,los electrones que giran alrededorde dos núcleos de
hidrógeno también trazan órbitas en torno al núcleo de oxígeno,
configurando una especie de paquete atado con un trozo confuso de
cuerda electrónica. Así es la molécula de agua: dos hidrógenos, un
oxígeno.
Hablamos de átomos y moléculas, pues básicamente la materia
sólida está compuesta por átomos. El equivalente a 25,4 mm³ de una
sustancia sólida común contiene tantos átomos como granos de arena
todos los océanos de la Tierra. Los átomos se unen para formar
moléculas. Por ejemplo, el hidrógeno se une con el oxígeno para
constituir una molécula de agua; el hidrógeno, el oxígeno, el carbono y
el nitrógeno se combinan para formar una molécula de glicina, que todos
los organismos vivientes contienen.
Los aminoácidos se unen para formar proteínas. El hidrógeno. el
más simple de los átomos. La molécula de glicina, el más simple de los
aminoácidos.
La cuna de un centenar de soles
Hace aproximadamente cinco billones de años, un número
suficiente de estrellas grandes de nuestra galaxia fue separado
mediante explosiones de supernova para enriquecer la mezcla original
de hidrógeno y helio con una pequeñafracción de los demás elementos.
Imagina parte de ese gas enriquecido girando hacia el interior
hasta formar una nube gigantesca: la cuna de un centenar de estrellas
nuevas. A medida que las nubes se vuelven más apretadas, se forman
muchos remolinos separados; uno de ellos es el embrión de Sol. A
medida que el gas y el polvo se unen bajo el influjo de la gravedad, la
parte interior del remolino se junta para formar el Sol, que comienza a
girar a velocidad cada vez mayor. Esta rápida rotación es causa de que
la parte exterior se achate hasta formar un extenso disco de más de un
billón y medio de kilómetros de ancho; ahí se formarán la Tierra y los
planetas.
A medidaque el calor aumenta en el centro de Sol, éste comienza
a brillar débilmente y, más tarde, cuando se producen las reacciones
nucleares, la temperatura se eleva con rapidez hasta alcanzar los
vertiginosos catorce millones de grados. Ahora nuestro Sol está en
llamas y maduro; muy poco cambiará en los próximos diez billones de
años. Una vez formadas todas las estrellas de esa nube gigantesca,
comienzan lentamente a apartarse hasta alcanzar sus distancias
actuales. Debieron de nacen muchas estrellas como nuestro Sol;
muchas estrellas que serían lo bastante estables como para albergar
vida en sus planetas cercanos. El Sol es una estrella de tipo muy común
en nuestra galaxia, aunque nos parezca un cuerpo sorprendente. Tiene
un diámetro de 1,4 millones de kilómetros y nunca deja de irradiar
370.000 billones de billones de kilovatios de energía en el espacio. La
Tierra sólo absorbe las dos billonésimas partes de esa energía. Lo cual
equivale a dos millones de veces las exigencias energéticas actuales de
la humanidad.
Granos de polvo, guijarros en planetas
Piensa nuevamente en aquel enorme disco que se extiende más
de un billón y medio de kilómetros alrededor del Sol primitivo. Allí se han
formado pequeños remolinos, y los elementos más pesados se han
convertido en materia sólida; el polvo se ha vuelto granos; los granos,
guijarros y éstos se han transformado en cantos rodados.
Fueron masas compuestas por terrones con algunos del tamaño
de montañas las que finalmente convergieron en puntos situados a
distancias variables del Sol. A medida que esos guijarros y cantos
rodados monstruosos caían unos sobre otros bajo la acción de la
gravedad, formaban cuerpos aún mayores: los planetas.
Mientras los planetas se formaban, el Sol primigenio comenzó a
frenar hasta alcanzar su velocidad actual, y literalmente soltó los
elementos más ligeros del disco, que eran hidrógeno y helio. Pero el Sol
posee una masa suficiente como para contener todos sus elementos
constitutivos, y si tomamos en consideración el escaso hidrógeno que
desde entonces se ha convertido en helio el proceso que libera la
inmensa cantidad de energía solar, resultará que la composición del Sol
era muy parecida a la del gas y el polvo enriquecidos de la galaxia: 93%
de hidrógeno, menos del 70% de helio, menos del 10% de todo lo
demás. Los planetas exteriores ―Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno―
son gigantes, en consecuencia, su masa supera la de los menores. Una
masa mayor ejerce más atracción gravitatoria, y esto les ha permitido
retener prácticamente todo el hidrógeno y el helio. En realidad, Júpiter
casi puede considerarse una estrella aunque es el mayor, la fuerza de
su gravedad hacia el interior no basta para crear el efecto de la “bomba
de hidrógeno”.
Los planetas interiores ―Mercurio, Venus, Tierra y Marte― son
más pequeños, y la atracción de la gravedad resulta más débil. Por ello
pierden gran parte de los dos gases más ligeros. Pero, en contraste,
suelen retener los elementos más pesados: carbono, hierro, nitrógeno,
aluminio, etcétera.
Existen dos tipos más de planetas. Los asteroides, el gran anillo
de cantos rodados entre Marte y Júpiter, podrían ser un planeta que se
desmembró, y Plutón, el más lejano de todos, podría ser un satélite que
se apartó de Neptuno. De tamaño semejante al de Mercurio, gira
alrededor del Sol trazando una órbita muy alargada.
Un planeta debe encontrarse a cierta distancia de Sol para
albergar vida. Si está muy cerca, la atmósfera hierve en el espacio, y si
está demasiado lejos, se congela, en especialel vapor de agua, esencial
para nuestro tipo de vida. Sólo la Tierra está situada a una distancia
adecuada del Sol.
La Tierra casi se derrite
La Tierra, en el momento de su formación, era más fría y sólida de
lo que desde entonces ha sido. Ni terremotos ni volcanes ni océanos.
Sencillamente, polvo frío, guijarros fríos, cantos rodados fríos.
Pero a medida que chocaban entre sí y se convertían en masas
cada vez más grandes, su volumen total y la fricción comenzaron a
producir calor. Además, en el volumen creciente permanecían
encerrados átomos de uranio, torio y radio; enormes átomos inestables
que pueden dividirse espontáneamente y dado que son millones, liberar
ingentes cantidades de energía nuclear. Esa misma energía, oculta
ahora en las entrañas de la Tierra en constante crecimiento, comenzó a
calentarla, y produjo tanto calor que casi se derritió.
Sin duda alguna, derritió nuevamente las rocas. Cuando esto
sucedió, los diversos elementos constitutivos encerrados en aquéllas
tuvieron libertad de movimiento. Los dos principales eran el hierro, que
es pesado,y el silicio, ligero. El pesado hierro se hundió hasta el centro,
arrastrando elementos como níquel, platino y oro. El silicio, en cambio,
flotó hasta la superficie, arrastrando elementos pesados pero afines
químicamente a él, como el plomo y el uranio.
Luego la parte exterior del centro ―el manto― se enfrió y
solidificó, comenzando por una masa de minerales de hierro, silicio y
oxígeno. Estos se hundieron en forma de cristales gigantescos hasta
una profundidad aproximada de 330 kilómetros, donde se posaron,
flotando sobre la superficie del centro, constituido por minerales de
níquel-hierro, más pesado (y todavía derretido), a lo largo de 5400
kilómetros. Podrías decir que, como el hielo de un glaciar, esta capa es
sólida, pero, bajo tanto calor y presión, puede fluir realmente de un
modo plástico.
Más tarde, los minerales basálticos se endurecieron: óxidos de
hierro y compuestos de aluminio y silicio conformaron una delgada
corteza de ocho kilómetros de profundidad alrededordel globo. Lo único
que quedaba era granito, la roca más ligera de la Tierra primitiva. No
había suficiente cantidad como para cubrir del todo la corteza. En
realidad, el granito sólo cubrió alrededorde un tercio de globo,quizás en
una sola extensión, tal vez en varias más pequeñas.
Este nuevo ordenamiento pudo ser estable durante algún tiempo,
pero no podíadurar mucho. Aquellos átomos en división aún calentaban
las entrañas de la Tierra, convirtiéndola en un inmenso caldero químico
y creando tensiones que, poco después, abrirían grandes grietas en la
corteza y agujerearían la capa de granito. En el fondo del caldero se
cocinaban nuevos gases: metano, compuesto por carbono e hidrógeno;
amoníaco, compuesto por nitrógeno e hidrógeno; anhídrido carbónico,
compuesto por carbono y oxígeno; y vapor de agua muy caliente.
Olvídate de los gases, pero presta atención a su composición:
carbono, hidrógeno,nitrógeno y oxígeno, elementos vitales del posterior
reordenamiento fundamental de la materia, el más estupendo para
nosotros. El comienzo de la misma vida. Y ahora están aquí, escupidos
por un centenar de miles de volcanes, apresurándose a formar una
atmósfera.Ya no permanecenencerrados en las rocas y en los cristales,
sino que forman gases donde cada molécula tiene la libertad de correr
de un punto a otro y de reaccionar con otras... en cuanto la Tierra se ha
enfriado lo suficiente como para que el vapor se condense en nubes y
éstas en gotas de agua. Antes de que la vida pueda comenzar llueve
incesantemente durante miles de años, y esta lluvia crea lagos, mares y
océanos.
Un cosmos sin vida se encuentra lejos de estar muerto
Se trata de un lento torbellino, cuya superficie es constantemente
agitada, golpeada,arrugada, carcomida, elevada, plegada, enterrada... a
causa de un inmenso e incesante movimiento de materia y energía. Un
cosmos vivo incluso antes de convertirse en un cosmos viviente.
Están los volcanes, arrojando la primera atmósfera terrestre de
metano, amoníaco, anhídrido carbónico y vapor..., y sacando también a
la luz un rico botín de minerales que, de lo contrario, reposarían
eternamente encerrados en las profundidades de las rocas. Forman
montañas y capas nuevas sobre las capas de granito y la corteza de
basalto del planeta. Cuando el vapor se enfría y cae en forma de lluvia,
disuelve una fracción de todo lo que toca.
Los vientos de la nueva atmósfera también ponen su parte de
destrucción.Limpian como arena y pulen la roca desnuda escamándola,
socavándola, derrumbándola. Las escamas y los cascajos se disuelven
en el agua. En escasosmillones de años, los lagos, los ríos y los mares
poco profundos que se acumulan en la Tierra configuran un “caldo”
incipiente: una muestra líquida de todo lo que hay sobre la superficie y
en el aire.
Pero es el agua la que modifica profundamente el carácter de la
Tierra. Por ejemplo, en el cálido ecuador el agua se convierte en vapor.
Desde allí sólo puede dirigirse hacia el Norte o el Sur, hasta regiones
más frías. En ellas se condensa y cae en forma de lluvia; al hacerlo,
despide el calor que absorbió cuando se convirtió en vapor. En síntesis,
el agua transporta calor del ecuador a las regiones más frías. Estabiliza
la temperatura de la Tierra y reduce sus máximas.
Además, las complejas corrientes de aire del interior de las nubes
crean enormes cargas eléctricas que las gotitas de agua pueden
transportar hasta que éstas se vuelven demasiado pesadas. En ese
momento, toda la electricidad se descarga en un poderoso rayo, cuya
energía puede obligar a combinarse a las sustancias químicas, que en
caso contrario seguirían separadas hasta el final de los tiempos.
Algo más: el agua tarda más tiempo en calentarse y enfriarse que
la mayoría de los líquidos. Por este motivo, todo lo que contiene está
protegido de los cambios súbitos y violentos de la temperatura.
Si el agua no poseyera estas facultades excepcionales, la vida en
ningún caso habría podido comenzar en la Tierra.
La Tierra es un enorme laboratorio químico
Las tormentas azotan, el rayo descarga, el Sol levanta ampollas.
Toda esta energía castiga el planeta primitivo. Los crecientes océanos
de agua tibia se evaporan formando nubes que inundan la Tierra con las
lluvias. Los ríos fluyen, acarreando minerales que enriquecen los mares
salobres.La atmósferaenrarecida y perniciosa, compuesta por vapor de
agua, metano, amoníaco y anhídrido carbónico, es bombardeada por el
rayo y la radiación. Las moléculas simples se ven obligadas a
combinarse en moléculas cada vez mayores que la lluvia transporta
hasta el mar.
Estas moléculas nuevas se acumulan bajo la superficie, donde
quedan parcialmente protegidas de las fuerzas destructoras de arriba.
Entre ellas se encuentran los aminoácidos, los lípidos y las sales
minerales como el fosfato de los ríos. Los fosfatos se combinan con los
azúcares para formar azúcar-fosfato. Estas pocas moléculas ―había
muchísimas más en el “caldo”― son los principales personajes del
reordenamiento que conduce a la vida; un proceso increíblemente lento
y azaroso que tardará, al menos, un billón de años en cumplirse. Pero
los materiales ya estaban allí. Los átomos de aquellas moléculas son
iguales a los átomos que están en ti: todos los átomos de tu cuerpo
están en algún punto de aquel mar y aquella roca primitiva.
Si algún ser hubiese estado allí, habría denominado “alimento” a
esas moléculas, ya que la energía gracias a la cual estaban unidas
podía extraerse rompiendo las uniones. Pero como tal ser no existía, las
moléculas se acumularon bajo la superficie, apiñándose cada vez más,
haciendo el “caldo” cada vez más sustancioso.
Un tráfico incesante en ambas direcciones, construyendo y
destruyendo…
En la atmósfera primitiva la vida no podía comenzar porque las
moléculas nunca se acercaban lo suficiente. En las rocas tampoco, a
causa de que las moléculas estaban excesivamente apiñadas como
para moverse. Sólo en el agua del planeta primitivo nuestros principales
personajes podían errar de un lado a otro, uniéndose, formando diversas
asociaciones.
Los encuentros casuales y extraños suelen ocurrir. Aquellos
aminoácidos activados por la energía de la atmósfera se comportan
como imanes, por lo que se juntan siempre que están lo suficientemente
cerca y forman largas líneas llamadas proteínas.
Y los azúcar-fosfatos sejuntan con cualquiera de las cuatro bases;
de este modo tenemos nucleótidos. Algunos son activados por la
energía y, errando al azar, se unen para formar cadenas llamadas
ácidos nucleicos.
En la superficie del caldo se congregan los lípidos con la cola
hacia arriba. El extremo ama el agua y el extremo la odia. Cuando se
apiñan, algunos pueden dar la vuelta y formar una capa doble capaz de
hundirse en el caldo.
Algún día esas capas dobles formarán una envoltura protectora
alrededor de las líneas y las cadenas de aminoácidos y ácidos
nucleicos. Pero no todavía. La situación química en su totalidad es aún
demasiado inestable, debido a que la energía que azota el caldo y obliga
a las moléculas a combinarse también afecta a las combinaciones y las
divide nuevamente.
Existe un tráfico incesante en ambas direcciones: construyendo,
destruyendo. Sin embargo, con extrema lentitud la construcción triunfa
sobre la destrucción.
El tiempo transcurre: centenares de millones de años. La no-vida
avanza. El “alimento” se acumula y las asociaciones se forman..., se
rompen.., vuelven a formarse..., ganando gradualmente estabilidad y
fuerza.
Cuando una cadena de ácidos nucleicos formó una cadena doble
se dio un gran paso. Una cadena sola está expuesta y es débil. Pero
cuando cada nucleótido puede “enchufarse” en su complementario, la
cadena doble resultante, sin machos ni hembras expuestos, es más
fuerte y estable. Se la denomina ADN (abreviatura de ácido
desoxirribonucleico). Posee la útil capacidad de desprenderse y formar
automáticamente copias idénticas de sí misma a partir de los
nucleótidos que la rodean.
Otro gran paso se dio cuando una larga línea de aminoácidos se
unió con otra y se enroscó hasta formar una línea doble o racimo. De
este modo obtuvieron una especie de protección y, en consecuencia,
fueron más estables ―no mucho―, aunque sólo es necesario un poco
más de estabilidad para lograr el éxito.
El gran momento se presentó cuando una de las líneas de
aminoácidos se unió con otra de distinto, formando un racimo que siente
más voracidad por más aminoácidos. Así crecieron con mayor rapidez.
Cooperar y ayudarse mutuamente para crecer en tamaño y variedad es
una gran ventaja. Este proceso se acelera a sí mismo debido a que una
variedad mayor crea más posibilidades de semejante ayuda mutua.
Pero el proceso sigue siendo lento y muy azaroso. Uno está aquí y
el otro allá. Tardan una eternidad en moverse dentro del caldo.
De algún modo, debemos reunirlos y mantenerlos en su sitio.
Ese fue el paso siguiente. Las gotas de lluvia que caían en la
superficie contribuyeron a perturbar la delgada película de lípidos,
haciendo que algunos fragmentos cayeran debajo de la superficie,
formando burbujitas, naturalmente. Muchas veces atraparon aquellas
cadenas dobles de ácidos nucleicos, y los racimos de aminoácidos. Era
la posibilidad que necesitaban: un refugio para protegerse de todo el
caos exterior.
Además, los aminoácidos individuales podían penetrar la
membrana, al igual que las bases y los azúcares.
Las sustancias químicas se acumulan en el caldo- Las sustancias
químicas simples se mueven incesantemente en el mar primitivo,
uniéndose y separándose al azar. Después de muchos millones de
años, comienzan a formar moléculas más grandes, que adoptan la
forma de líneas y cadenas. Pequeñas gotas de lluvia contribuyen a que
los lípidos se separen y formen burbujas en el agua. La radiación de la
atmósfera es tan intensa, que nada puede sobrevivir en el riguroso
medio existente por encima del agua.
Caos, orden, estabilidad, vida
Protegidas dentro de las burbujas, las líneas y las cadenas podían
crecer en una paz y serenidad relativas. En ese caos químico
comenzaron a aparecer minúsculos receptáculos de orden. Puesto que
la protección es tan esencial para la vida, la naturaleza ha seguido
empleando membranas o piel, corteza, escamas o cualquier otro tipo de
barrera contra el caos desde entonces.
Amparadas contra el caos, las líneas y las cadenas prosperaron y
se hicieron más estables, hasta el punto de que crecieron más que sus
membranas. Siempre que esto ocurría, la membrana estallaba y volvía a
formarse en burbujas más pequeñas, cada una con una fracción de los
contenidos originales. Se había logrado un tipo primitivo de
reproducción, aunque en ese caldo primitivo era un acontecimiento sin
control y azaroso.
El problema siguiente consistía en cómo volverlo menos azaroso.
La solución estaba estrechamente relacionada a otro problema: la
muerte. Las líneas enroscadas de aminoácidos o proteínas no durarían
siempre. Incluso en su nueva situación, relativamente estable, se
perderían. ¿De qué modo reemplazarlas? Debía hallarse el modo de
registrar la secuencia exacta de aminoácido de una proteína dada para
estar en condiciones de copiarla. ¿Qué contenía el caldo que pudiera
contribuir?
¿Qué decir de esas cadenas de ácido nucleico: el ADN? Las
cuatro bases constituyen un código perfecto para registrar qué
aminoácidos se relacionan y en qué orden. El código funciona en ternas.
De este modo, si reúnes las nueve bases en un orden determinado,
encontrarás esos tres aminoácidos y ningún otro alineados como barcas
ancladas en un muelle. Lo sorprendente es que en cuanto están
anclados se unen de proa a popa y se separan de la cadena de ácidos
nucleicos que en ese momento queda libre para atraer otros tres
aminoácidos idénticos... Luego otros... y otros.
Imagina una cadena con cientos de bases y tendrás una pequeña
fábrica perfecta que produce proteína tras proteína. Ya disponemos de
los ingredientes para una célula viva que cuenta con una membrana
protectora exterior, es decir el ADN que puede proveer todas las
proteínas que la célula necesita y reproducirse a sí misma.
Así, la célula puede dividirse en dos células, ambas capaces de
vivir, siempre que las condiciones sean favorables. Probablemente las
primeras versiones del sistema fueron muy burdas e imperfectas y se
hallaban a gran distancia del que utilizan actualmente las cosas
vivientes (donde se incluyen muchas otras moléculas).
Las células que originaron todas las cosas vivientes debieron
cumplir otro progreso sensacional para proteger su ADN del uso y el
desgaste excesivos. El ADN se convirtió en una copia magistral de la
especificación de todas las proteínas de la célula. Para crear una
proteína, la célula se abre y hace una copia de una de sus mitades. Esa
copia (denominada ácido ribonucleico o ARN) emerge y cumple con la
ardua y confusa tarea de reunir los aminoácidos una y otra vez, otra y
otra más. Si la copia sufre algún daño, el ADN puede, sencillamente,
separarse una vez más y producir la salida de otra porción de ARN para
que reemplace a la molécula dañada.
Cuando algunas proteínas comenzaron a actuar como
aceleradores de estos procesos, mientras otras asumían el papel de
frenos, se produjo otro gran adelanto hacia la estabilidad. Ahora la
pequeña célula primitiva podía proseguir su camino si abundaba la
energía alimenticia, y continuar con bastante estabilidad cuando
escaseaba la provisión. Ya estaba en condiciones de comenzar a
responder a su medio ambiente. Podía comenzar a vivir.
Las burbujas forman las pieles de las primeras células. Las
burbujas de lípidos comienzan a rodear las sustancias químicas estables
del caldo, las protegendel caos exterior y se convertirán en las primeras
células. Al alcanzar cierto tamaño, las burbujas se separan en otras más
pequeñas:primer tipo de reproducción. Imaginemos una célula primitiva,
seccionada para mostrar su interior. Aminoácidos individuales penetran
por la pared y se suman a las proteínas del interior. Puede verse el ADN
especificando el orden de los aminoácidos para formar proteínas. Los
nucleótidos forman nuevas cadenas de ADN. Si los comparamos con el
funcionamiento de las células actuales, estos procesos eran poco
eficaces y azarosos.
Autosuficiencia. Se rompe la barrera alimentaria
La violenta energía que contribuyó a crear la vida también podía
detenerla, matando las células primitivas que se acercaban demasiado a
la superficie del mar. Quizá también los errores en las copias de ADN
cobraron sus víctimas.
Las células muertas proporcionaron una nueva posibilidad de vida
a toda célula capaz de encontrar el modo de rasgarlas y despojarlas de
sus tesoros químicos. Ese sistema debía consistir en la producción de
nuevos tipos de proteínas: proteínas digestivas que abrirían la
membrana y convertirían las proteínas, los azúcares y las demás
moléculas en porciones menores, susceptibles de ser absorbidas y
dispuestas nuevamente para permitir el crecimiento.
¿Cómo puedes producir un nuevo tipo de proteína? La única
manera consiste en modificar el mensaje del ADN, haciendo que resulte
algo distinto. ¿De qué modo? Sólo la “casualidad” que dirige la
providencia divina puede lograrlo. El daño de la radiación, un error de
copia, una unión accidental en el ADN y el deterioro químico pueden
modificar el ADN, y en cuanto el cambio se opera, se continuarán
realizando copias cambiadas hasta el próximo error. A este cambio lo
llamamos mutación.
Lo maravilloso del sistema consiste en que fomenta
automáticamente mejoras. Si una mutación es perniciosa, la célula
muere... y el ADN muere con ella. Pero las mutaciones beneficiosas
contribuyen a que la célula sobreviva y se multiplique.
Prácticamente todas las mutaciones son perniciosas; sólo una de
cada mil probabilidades resulta beneficiosa. Sin embargo, toda la
evolución ha progresado estimulada por este único proceso. Fueron
estas mutaciones, en los comienzos, las que finalmente produjeron las
proteínas digestivas. Las primeras células que desarrollaron dichas
proteínas y pudieron despojar a las células muertas de sus tesoros
químicos eran comedoras de carroña. Hoy las llamamos bacterias.
La primera célula vegetal produce su propio alimento. Las células
primitivas y las comedoras de carroña han limpiado el caldo hasta
dejarlo casi desprovisto de alimento. La nueva célula, es decir, la
primera célula vegetal, contaba con el pigmento: la clorofila. Gracias a
ésta podía asimilar las mismas sustancias empleadas en el primer
experimento químico el que creó los bloques más esenciales para la
vida y convertirlas en alimento. Con el empleo de la clorofila, el vegetal
combinó anhídrido carbónico y agua para formar azúcar. Los azúcares,
ricos en energía, se combinan con el amoníaco para formar aminoácidos
Estos se reúnen en largas líneas de ARN para formar proteínas. Una
proteína ayuda al ADN a reproducirse a sí mismo. Azúcares y fosfatos
contribuyen a la formaciónde nuevos lípidos, que pueden utilizarse para
el crecimiento y la recuperación.
La vida aún debía superar otro gran obstáculo: la barrera
alimenticia. Todas las células primitivas dependían para alimentarse de
la formación azarosa de moléculas mediante el calor, la radiación, el
rayo y otras formas de energía. Este proceso era constante..., pero
sumamente lento.
Poco después, el alimento era arrebatado con tanta rapidez como
se producía. Si las células pudieran producir alimento para ellas
mismas... Para lograrlo necesitaban energía del exterior. Claro que
debía ser una forma moderada de energía, a fin de que no dañara el
ADN y desbaratase la química celular.
Sólo existe una fuente mundial regular de esta energía: el Sol. La
luz natural se filtra aunque el cielo esté cubierto. La célula necesitaba
encontrar un modo de capturar la energía de la luz natural. La solución:
un pigmento. La base de los pigmentos ya se encontraba en el caldo.
Probablemente las células primitivas produjeron pigmentos para
protegerse de la dañina radiación ultravioleta del Sol, lo mismo que
actualmente los pigmentos de nuestra piel. Cuando la luz natural afecta
a la mayoría de los pigmentos, se convierte en calor. Pero necesita una
serie distinta de mutaciones para producir clorofila, el pigmento verde de
las plantas.
La clorofila es algo especial.Convierte una pequeñaparte de la luz
natural en electricidad, una forma de energía mucho más útil. Con su
ayuda, la célula recoge moléculas de anhídrido carbónico у de agua
para formar moléculas de azúcar ricas en energía. El derivado de este
proceso es eloxígeno,veneno para todo lo que crecía en esa atmósfera
de metano y amoníaco. A pesar de ello, la ventaja de poder preparar su
alimento fue tan grande, que las células aprendieron a tolerar el
venenoso oxígeno en lugar de renunciar y retornar al viejo sistema.
Poco después, los océanos resplandecían de verdores con una nueva
forma de vida: las células vegetales.
Todo lo que contenía aquel caldo primitivo ahora está en ti
Han transcurrido dos billones y medio de años desde la formación
de la Tierra y ya estamos a mitad del camino hacia el presente. Todo
ese tiempo fue necesario para crear la primera planta... Y esa planta
sólo cuenta con una célula.
Pues bien; imagina varios tipos distintos de células de las que hay
en nuestro cuerpo. En este mismo instante hay cincuenta trillones
semejantes a ellas funcionando en tu cuerpo: células sensoriales del
oído interno, células de la sangre, células musculares, nerviosas, de la
piel, del hígado... Y sólo constituyen una fracción de los múltiples tipos
diferentes de células que nos conforman. Lo que las diferencia,
fundamentalmente, son las proteínas: hemoglobina en la sangre, actina
y miosina en los músculos, queratina en las células de la piel..., y así
sucesivamente. La forma y la personalidad química de estas proteínas
es vital para ti.
Lo sensacional reside en que las proteínas de tus trillones de
células están especificadas por el mismo proceso que las proteínas de
aquella primera célula de hace billones de años. El ADN, el código que
entonces transmitió el mensaje, prosigue su tarea. Sólo el mensaje ha
cambiado con el correr del tiempo para especificarvegetales, animales y
el hombre. ¿Cuánto ADN es necesario para especificar todas las
proteínas de un ser humano?
Ya conoces el sistema básico. Digamos que una proteína típica
consiste en doscientos aminoácidos reunidos. Cada aminoácido es
especificado en la cadena de ADN por una secuencia de tres unidades.
De modo que para producir una de tus proteínas es necesario algo así
como seiscientas de estas unidades.
En realidad, el ADN humano cuenta aproximadamente con tres
billones y medio de unidades. Puestas en fila medirían alrededor de un
metro ochenta, lo que no está mal si recuerdas que una célula típica
sólo mide la quinta millonésima parte de noventa centímetros de un lado
a otro. Si el ADN de los cincuenta trillones de células de tu cuerpo se
colocara en fila, mediría 93 billones de kilómetros.
Y todas las células cuentan con todo el ADN necesario para
especificar a una persona en su totalidad. De modo que la mayor parte,
en la mayoría de las células, está permanentemente activa y en silencio,
sin especificar nada. Por ejemplo, en una célula formadora de sangre,
las longitudes de ADN que especifican la proteína nerviosa, la muscular
y todas las demás, nunca se utilizan.
Pero no creas que en cuanto una célula está formada lo único que
tiene que hacer es cumplir su función hasta tu muerte. Las células
individuales de los tejidos que cubren tu cuerpo mueren
permanentemente; todas, con excepción de tus células nerviosas,
pueden reparar la pérdidamediante un nuevo crecimiento. Al rasguñarte
la piel matas millones de células, pero éstas son apartadas y
reemplazadas en pocos días. Cada segundo mueren y son
reemplazados entre dos y tres millones de glóbulos rojos. Son
desintegrados por el hígado, que utiliza parte de sus productos para
formar las sales biliares que contribuyen a la digestión. Las células de
las papilas gustativas viven, como promedio, cinco días; en realidad,
todas las células que, de algún modo, entran en contacto físico con el
exterior, están expuestas a una renovación increíblemente rápida.
Las células distintas se regeneran de formas diversas. Por
ejemplo, una célula del hígado muere y se encoge, de modo que su
vecina se divide en dos y ocupa su lugar. Al dividirse su ADN se duplica,
abriéndose completamente, y luego cada mitad regenera a la
compañera que falta. Durante el desarrollo de las dos células nuevas, el
ADN que especifica las proteínas permanece provisionalmente activo
hasta que alcanzan su tamaño natural.
Algunas partes del ADN actúan como reguladoras: poniendo en
marcha, deteniendo, acelerando o frenando la actividad de otras partes
del ADN. Por ejemplo, cuando sufres una infección de menor
importancia, tus glóbulos blancos luchan con el mal invasor, y algunos
mueren y se desmembran. Los productos del desmembramiento
estimulan el ADN de otros glóbulos blancos para que produzcan una
estrategia de multiplicación masiva, y poco después millones de
glóbulos blancos repelen al invasor.
Cuando el éxito amenazó la supervivencia
El desarrollo en aquel mar primitivo consistía en una sencilla
comunidad de seres vivientes que dependían entre sí. Innumerables
millones de minúsculas células vegetales flotaban cerca de la superficie,
utilizando la clorofila para convertir la energía solar en el alimento que
necesitaban para crecer y multiplicarse.
Casi con la misma rapidez con que se multiplicaban morían otras a
causa de la radiación y se hundían en el fondo del mar. Allí formaron
una fuente abundante de alimento para las células comedoras de
carroña, que las desmembraban enviando proteínas digestivas y
absorbían los tesoros químicos a través de sus paredes celulares. Pero
todo estaba librado al azar, esperando a que las células muertas
llegaran a ponerse a su alcance. Tarde o temprano habría de
evolucionar un método que resultara más eficaz para obtener y absorber
alimento.
Las primeras células que desarrollaron la capacidad de rodear una
célula muerta y absorber su riqueza sin desperdiciar sus proteínas
digestivas, se convirtieron en las nuevas campeonas. Para lograrlo,
debieron aumentar de tamaño. Otra pequeña mutación les permitió
alcanzar el poder del movimiento simple, lo que suponía que la
abundante fuente alimentaria de la superficie estaba allí para quien
deseara aprovecharla: las células vegetales vivas. Por definición, estas
células recientemente evolucionadas fueron los primeros animales, ya
que un animal es una criatura que vive ingiriendo plantas (o comiendo
otros animales que ingieren plantas). Contaban con la posibilidad de
alimentarse de los vegetales de la superficie, las comedoras de carroña
del fondo o las células muertas del medio. Pensarás que debieron de
vaciar la charca.
No fue así. El sistema estaba equilibrado, pues sólo podían existir
tantas células animales comedoras de carroña como eran capaces de
sustentar las células vegetales. Lo mismo se aplica a toda comunidad
viva actualmente conocida.
Los vegetales alimentan a los animales, pero éstos los destruyen.
Se trata de una pauta muy estable. Aunque la perturbes mucho, tiende a
retornar al equilibrio. Imagina que, por algún motivo, existe una
abundancia repentina de alimento vegetal y que los animales se
multiplican, como siempre ocurre en los buenos tiempos. A más
vegetales devorados, menos abundancia. Hay una gran cantidad de
animales hambrientos. Muchos mueren y los supervivientes ya no se
reproducen tanto. Los vegetales, de los que no hay exceso, se
recuperan. Los animales también.
Este punto es de importancia vital para todas las cosas vivientes
de nuestra era. Es verdad que hoy, alrededor de dos billones de años
después de que vegetales y animales comenzaran a evolucionar, los
modos de vida están tan inextricablemente entrelazados que resultaría
difícil demostrar que las ventajas y desventajas de ambos no alcanzaron
un equilibrio relativo.
Pongamos por ejemplo los pastos. La llanura del este africano es
uno de los últimos y más extensos prados naturales en los que pastan
antílopes, y cebras. Si vieras estas manadas confundidas, pensarías
que todas compiten por el mismo alimento. No es así. Cada una ingiere
un pasto distinto en longitud y textura. Ello contribuye a impedir el
crecimiento del tipo de plantas achaparradas que rápidamente invadirían
el lugar y ocultarían los pastos. Si los pastos altos y toscos que gustan a
la cebra no fueran ingeridos, los más delgados y suculentos, preferidos
por los ñúes, no florecerían. Por este motivo, la interdependencia es
total: pastos y animales.
A medida que animales y vegetales evolucionaron hacia una
variedad de formas cada vez mayor, sus comunidades se hicieron más
complejas y estables. Pero las relaciones continuaron siendo las
mismas. Los vegetales capturan la energía solar y producen alimento,
despidiendo el oxígeno excedente. Los animales ingieren vegetales o
animales que comen vegetales. Los desperdicios animales ―el
estiércol, la orina y sus cuerpos cuando mueren― y los vegetales
muertos son alimento de seres como los insectos, las bacterias y los
hongos. Finalmente, todo se desmembra de nuevo en productos
químicos gracias a los cuales florece una nueva generación de
vegetales. Un círculo perfecto, mantenido en movimiento por la energía
solar.
Naturalmente, con el fin de mantener equilibrado este sistema, los
vegetales y animales se ven obligados, en primer lugar, a resolver los
problemas individuales para garantizar la supervivencia. Se habían
topado con otro obstáculo en aquel mar primitivo: el veneno. A medida
que las primeras plantas vegetales prosperaban, producían más
oxígeno. Recuerda que la Tierra jamás ha producido oxígeno libre, es
decir en forma de gas. El oxígeno de la Tierra siempre había estado
combinado con otros átomos de manera no peligrosa: por ejemplo,CO2,
numerosos tipos de cristal y mineral. Pero el oxígeno libre y gaseoso era
corrosivo y letal para todos los tipos de vida que se habían desarrollado
en una atmósfera de metano y amoníaco. Por ello, su mismo éxito
parecía amenazar la supervivencia. En este caso, convirtieron el
problema en una gran solución.
Si eres una célula y te dan una molécula de azúcar, tienes dos
modos de extraer energía de ella. La forma primitiva consiste en
fermentarla hasta convertirla en alcohol. Hasta la aparición del oxígeno,
ése era el único modo.
Pero el oxígeno te permite quemar el azúcar. Aunque no mediante
el fuego, el resultado final es el mismo: el azúcar se desmembra en
anhídrido carbónico y agua, las mismas sustancias a partir de las cuales
la célula vegetal forma el azúcar en primer lugar. Lo que resulta
sorprendente es que el método del oxígeno produce diecinueve veces
más energía que el de la fermentación.
La primera célula que alcanzó la mutación que hacía trabajar el
oxígeno sobre los azúcares (denominando azúcares a los glúcidos, con
el propósito de hacer más didáctica la exposición; En consecuencia,
siempre que digo azúcares me refiero a los compuestos orgánicos
formados por átomos de carbono, hidrógeno, otros elementos.
Asimismo, los glúcidos son conocidos con el nombre de hidratos de
carbono) fue una célula vegetal. Así, obtuvo una extraordinaria ventaja,
ya que sólo necesitaba una diecinueveava parte de la ingestión de
alimento que requería una célula dependiente de la fermentación.
Las células animales de la superficie llevaron a cabo
independientemente el mismo avance sensacional, pero llegó muy poco
oxígeno a las comedoras de carroña del lecho oceánico, y ahora
sabemos que sus descendientes las levaduras y algunas bacterias
siguen empleando la forma primitiva de desmembrar los azúcares sin
oxígeno.
Todas las células del resto de las cosas vivientes utilizan la ruta
del oxígeno hacia la energía, excepto cuando escasea, como ocurre en
nuestros cuerpos cuando corremos muy aprisa y necesitamos energía
con más rapidez que la empleada por el oxígeno para llegar a nuestros
músculos.En estas emergencias empleamos el método de fermentación
para desmembrar el azúcar, hasta que podemos relajarnos y ofrecer al
oxígeno la posibilidad de quemar el azúcar hasta convertirlo en
anhídrido carbónico y agua.
La aparición del oxígeno en la atmósfera ejerció otros efectos.
Filtró la mayor parte de la radiación letal del Sol, fenómeno que un día
permitiría que la vida colonizara la Tierra. Si hoy perdiéramos ese
precioso filtro de la atmósfera, quizá toda la vida perecería. Pero esa
misma radiación había suministrado durante cientos de millones de años
aminoácidos al caldo, y dicha provisión había comenzado a mermar
debido a que una cantidad cada vez mayor de células vegetales los
utilizaba. Las células animales y las comedoras de carroña sólo se
vieron indirectamente afectadas a raíz de que obtenían los aminoácidos
ingiriendo células vegetales.
Las células vegetales resolvieron este problema con más
mutaciones de su ADN, que les permitió formar todos los aminoácidos a
partir de su provisión de azúcares. Desde ese momento, todos los
vegetales han sido autosuficientes, siempre que cuenten con sales
minerales en su provisión de agua.
Pero nosotros, los humanos, sólo podemos formar
aproximadamente la mitad de los aminoácidos que necesitamos. El
resto proviene de nuestro alimento.
El método de vida del oxígeno ofreció otra fuente de alimento para
algunas células especiales comedoras de carroña. Con la ayuda del
oxígeno, podían asimilar el amoníaco y el metano de la atmósfera,
digerirlo y convertirlo en nitrógeno, agua y anhídrido carbónico.
¿Nitrógeno? ¿Agua? ¿Anhídrido carbónico? Súbitamente, el
planeta se está convirtiendo en un lugar muy conocido.
Estos dos grupos de mutaciones ―el de la clorofila y el de la
combustión de oxígeno― constituyeron la base de un modo de vida
totalmente nuevo.
Gracias a la clorofila, la cantidad de alimento que todo el planeta
había producido podía obtenerse en unos pocos kilómetros cuadrados
de océano. Y el oxígeno permitía utilizar estas sustancias alimentarias
con una eficacia diecinueve veces superior a la del método anterior.
El peso total de la materia viva que la Tierra estaba en condiciones
de sustentar en ese momento debió multiplicarse cientos de millones de
veces. Naturalmente, la cantidad de ADN en el planeta se multiplicó de
manera similar. El laboratorio en que podían ocurrir las mutaciones era
inmenso. La vida ya había recorrido más de la mitad de su senda
evolutiva, y ahora estaba preparada para acometer algunos progresos
en verdad espectaculares..., en cuanto hubiera consolidado su posición
recién conquistada.
La proliferación, comienzo de la especialización
En este punto han transcurrido cuatro billones de años en la
historia de la Tierra. Más precisamente, las cuatro quintas partes del
tiempo transcurrido hasta hoy. El modo de vida unicelular se ha
diseminado en amplia medida en mares, caletas poco profundas,
charcas y marismas. A más ADN, mayores probabilidades de
mutaciones.
La vida unicelular tiene ciertas desventajas. Así, es necesario vivir
en el agua. Al estar obligada a permanecer en el agua, la célula corre
grandes riesgos de ahogarse. Además, no puede moverse con mucha
rapidez ni llegar muy lejos para evitar ser ingerida por otras células.
Existen dos formas de asegurarse contra estos riesgos. Una
consiste en la política de la proliferación. Los seres unicelulares pueden
agruparse en colonias simples donde cada célula individual obtiene
protección, aunque debe cumplir las funciones de alimentación,
crecimiento y reproducción.
La otra forma constituye, para nosotros, un progreso evolutivo
fundamental: la división del trabajo entre las células: un organismo
multicelular. Aunque el ADN es el mismo para todas las células de un
organismo multicelular, ciertas partes dejan de actuar, de modo que las
células cumplen diferentes funciones como la recolección y el transporte
de alimento y la formación del esqueleto.
Los primeros seres multicelulares fueron como la obelia,
conformadacomo un saco,con tentáculos móviles alrededor de la boca,
a través de la cual puede expulsar los bocados indigeribles y otros
productos de desecho.
El modelo corporal en forma de saco tiene limitaciones. La
alimentación es un proceso de captura en vez del tipo de sistema
digestivo de línea de montaje: entrada por un extremo, salida por el otro.
Todas las células deben encontrarse cerca de la gran charca formada
en el interior del saco, pues, de lo contrario, mueren de inanición. Esto,
además, limita el tamaño y el grado de complejidad. Contando sólo con
dos capas hasta el cuerpo, existen pocas posibilidades de movimientos
musculares, de modo que suelen arraigar al fondo de la charca o flotar
libremente (medusa).
Un ordenamiento más prometedor fue el cuerpo en forma de tubo
con dos aberturas, que permitía la alimentación continua. Todos los
seres formados en torno a un aparato digestivo tubular poseen tres
capas corporales básicas. Una interior, que transforma el alimento; una
exterior, que recoge datos de ese exterior y se protege de él; y una capa
intermedia en la que puede formarse una cavidad para permitir los
movimientos del cuerpo, confiriéndole de este modo independencia.
Este ordenamiento produjo un gran aumento del tamaño corporal y
abrió inmensas posibilidades nuevas; prácticamente todos los seres
multicelulares están organizados según este modelo. En la capa media
evolucionó un sistema sanguíneo para distribuir el oxígeno y digerir el
alimento. Un sistema nervioso central condujo a una coordinación más
rápida de los movimientos, y los músculos unidos al esqueleto podían
mover el cuerpo con mayor eficacia.
El ser unicelular tenía una desventaja que, a través del tiempo, se
convirtió en una ventaja. Los seres unicelulares pueden reproducirse
mediante la división, dando lugar a ingentes cantidades de copias:
cantidad, pero no diversidad. Como los organismos multicelulares
contaban con células especializadas, eran tan incapaces de dividirse
como nosotros.
En vez de dividirse, debían reunirse células sexuales especiales
para producirlos vástagos. La mezcla de los dos ADN creó organismos
buenos y malos, de los cuales sobrevivieron los más adaptables,
mientras el resto dejó de existir. Así fue la primera reproducción sexual,
y constituyó un gran aliciente para el cambio y la evolución.
Para los vegetales y animales primitivos el agua costera poco
profunda, las lagunas y los estuarios ofrecían una amplia variedad de
ambientes en los que podía evolucionar una rica diversidad de vegetales
animales. Se han hallado fósiles de algas verdiazules que tienen 2 1/2
billones de años de antigüedad y que conservan su aspecto original.
Otras colonias simples de algas que actualmente conocemos ―como
las espirogiras,los pediastrios y los volvox― flotan cercade la superficie
del agua, mientras que el musgo marino y la ulva o lechuga marina
multicelular crecen en el fondo del mar. Los animales unicelulares han
habitado el mar y las aguas dulces desde las épocas más remotas. Los
paramecios se mueven rápidamente agitando minúsculas estructuras
semejantes a pelos, y se alimentan de bacterias y otras células. La
vorticela colonial se alimenta de modo semejante, pero está sujeta al
fondo de la charca. Los primeros animales realmente multicelulares eran
parecidos a la obelia, que posee dos capas corporales y células
especializadas en diversas funciones.
Múltiples laboratorios separados
En la Tierra ocurren fenómenos en los que la vida no ejerce la
menor influencia; seguirían produciéndose aunque todas las cosas
vivientes desaparecieran de la noche a la mañana... Tales fenómenos
ocurrían mucho antes de que la vida hubiese comenzado.
Párate junto a la orilla de cualquier mar y observa el océano.
Piensa en el suelo submarino, descendiendo debajo de las olas hasta el
lecho oceánico y elevándose en otro sitio, a través de otra franja de olas
hasta otra orilla, otro terreno. Podrías pensar que no hay nada más
sólido que eso. Pero los continentes aparentemente sólidos flotan en la
roca de la corteza terrestre, que fluye como el hielo de un glaciar.
Hace alrededorde 650 millones de años, momento aproximado en
que la vida animal comenzó a diversificarse, un grupo de placas de
granito, en modo alguno conformadas como nuestros continentes
actuales, comenzaron una prolongada unificación que tardó unos
doscientos millones de años en completarse. El resultado fue un
supercontinente, conocido en la actualidad como Pangea.
En esa época, hace 440 millones de años, en que se formó el
supercontinente, toda la vida animal y casi toda la vegetal estaba
confinada al mar, los lagos y los ríos. Pero cuando Pangea comenzó a
fragmentarse de nuevo, trescientos millones de años después,la vida se
había diseminado por toda la Tierra. La gran época de los dinosaurios
estaba en su apogeo, pero los mamíferos y las aves, las plantas
fanerógamas, los pastos y los árboles todavía no habían arraigado
plenamente.
Antártida-India y Australia fueron las primeras placas en
separarse, hace 140 millones de años; Sudamérica se diferenció veinte
millones de años después , en la misma época, la India se separó de la
Antártida y comenzó a emigrar hacia Asia. Norteamérica se apartó de
Europa-Asia hace tan sólo 65 millones de años. Por último, la India se
soldó con Asia hace treinta millones de años, formando las imponentes
cumbres del Himalaya.
Este tipo de separaciones y las barreras formadas por las nuevas
cadenas montañosas y el mar se convirtieron en un nuevo acicate de la
evolución. En realidad, crearon múltiples laboratorios separados en los
que el ADN proporcionaría diversas respuestas a problemas
semejantes. Es sorprendente cuán parecida resultó la mayoría de esas
distintas respuestas.
Por ejemplo, entre los mamíferos existieron dos líneas evolutivas
primordiales: los conocidos placentarios, entre los que nos incluimos, y
los marsupiales, que paren hijos muy inmaduros que completan su
desarrollo al abrigo de la piel o la bolsa de sus madres. Los primeros
mamíferos de Pangea fueron los marsupiales, que sobrevivieron en los
antiguos continentes desprendidos de Sudamérica y Australia. En otros
sitios, los mamíferos placentarios, más eficaces, desplazaron a los
marsupiales.
Sin embargo,en Australia existen versiones marsupiales del lobo y
también de ratas y ratones. Todos han evolucionado en respuesta a los
medios ambientes similares a los de su contrapartida placentaria,
aunque tienen un antepasado totalmente distinto. La excepción es el
canguro, cuyo equivalente placentario fue el caballo.
La fragmentación de Pangea no sólo permitió que la evolución
adoptara caminos distintos en el aislamiento, sino que el movimiento de
los nuevos continentes fomentó grandes cambios climáticos. Estos
sucesos debieron de poner fin a un modo de vida que favorecía a
algunos vegetales y animales, pero creó nuevas posibilidades para
otros. De este modo, el ADN experimentaba constantemente, aunque
con lentitud, condiciones nuevas que ofrecían a las diversas mutaciones
una posibilidad de éxito. La consecuenciaes la inmensa diversidad de la
vida en la Tierra de hoy.
Los que reptaron hasta tierra firme trajeron consigo el mar
En los tiempos en que el único océano del globo acariciaba las
riberas de una Pangea casi yerma 440 millones de años atrás, los seres
que se formaron a partir del principio del tubo llevaron a cabo un
progreso sorprendente.
Un grupo llegó a alcanzar el estadio del pez, y estaba provisto de
cabeza, ojos y otros órganos de los sentidos, cola muscular, espina
dorsal y aletas direccionales, cuyo control lo ejercía un sistema nervioso
central. Semejante sistema favorecía movimientos más veloces y mejor
coordinados. Los depredadores más rápidos fomentan presas más
veloces: un caso de escalamiento evolutivo que perfecciona
rápidamente una forma corporal determinada.
El pez también poseía un corazón con cámaras de bombeo y una
entraña con compartimientos especializados para los diversos procesos
de la digestión del alimento. Contaba con riñones para filtrar los
desechos de la sangre, con un hígado que se ocupaba de la mayor
parte de los ciclos químicos; y con órganos sexuales masculino y
femenino donde era almacenado el ADN de la generación siguiente.
El acontecimiento más extraordinario reside en que la mayoría de
los desarrollos evolutivos de los vertebrados a partir de aquel momento
han constituido meras variaciones de ese modelo básico del pez. Todos
los órganos de aquella lista tienen su contrafigura exacta en ti y en mí.
Los huesos de la aleta del pez, por ejemplo, pueden rastrearse a través
de numerosas formas hasta los huesos de tus brazos y piernas. Incluso
la mayor parte de los órganos del pez se denominan del mismo modo
que sus correspondientes humanos. En cuanto la vida encontró un
modelo válido, lo adaptó cada vez más a las circunstancias siempre
cambiantes; rara vez anuló un modelo y comenzó de nuevo. Cuando la
vida se trasladó a tierra firme, lo hizo con un cuerpo de pez adaptado.
Nos resulta difícil comprender qué gran paso significó que los
seres se trasladaran a la tierra. En realidad, lo hicieron llevando consigo
el mar. Incluso en la actualidad nuestro cuerpo está interiormente
bañado por un fluido acuoso muy semejante a aquel mar primitivo. Los
anfibios —los primeros seres en dar el primer gran paso— vivían bajo la
amenaza constante de secarse. Contaban con pulmones sencillos para
obtener oxígeno y exhalar anhídrido carbónico, y es posible que,
parcialmente, respiraran a través de su piel. La mayoría se sentía tan a
sus anchas en el agua como en tierra, y todos regresaban al mar para
aparearse.
Sin embargo, los que experimentaron el cambio vital de la
respiración acuática a la aérea obtuvieron una extraordinaria
recompensa. Con el correr del tiempo, mejores pulmones liberarían a la
piel de la tarea de respirar, y permitirían que ésta se volviera resistente y
gruesa: un sólido escudo contra el peligro de secarse. Luego surgiría
como herencia un orbe nuevo, total y no saturado; un orbe colonizado
por vegetales que carecían de defensas contra los animales.
Los vegetales fueron los primeros en colonizar la Tierra. Junto a
las orillas de Pangea, las lagunas poco profundas y los lodazales se
secaban constantemente. Sólo podían sobrevivir las células con capas
protectoras resistentes. Estas células con frecuencia eran empujadas
tierra adentro, hasta los lagos de agua dulce y los pantanos. Allí
evolucionaron hasta adoptar formas coloniales y luego multicelulares:
hepáticas, musgos y helechos. Las selvas cálidas y húmedas
florecieron, ofreciendo gran variedad de alimento y refugio para los
primeros insectos y anfibios.
Los amos durante cien millones de años
Los primeros en resolver las dificultades de vivir en tierra fueron
los reptiles, que lo consiguieron de manera espectacular. Gracias a la
evolución llegaron a tener pulmones más eficaces y un corazón
perfeccionado, lo que les permitió mantener en el cuerpo una buena
provisión de sangre. La piel formó escamas callosas,aletas refrigerantes
y caparazón. Asimismo, desarrollaron patas más largas, con lo que
ganaron velocidad para la huida y la lucha.
A diferencia de los anfibios, encerraron el mar dentro de una
cáscara de huevo correosa, protegiendo así a la cría de los peligros de
secarse.La inmensa extensión de la exuberante selva húmeda contenía
alimento para una gran variedad y cantidad de reptiles. Los herbívoros
aumentaron de tamaño, obligando a los depredadores a evolucionar
hacia formas mayores y más feroces. Al final, una comunidad de
gigantes invadió Pangea.
Los humildes heredarán la Tierra
Con frecuencia vemos a los dinosaurios como símbolos de
fracaso, pero el hombre tendrá que sobrevivir otros 125 millones de
años para igualar su proeza. El motivo exacto por el cual estos reptiles
ampliamente desarrollados desaparecieron sigue en el misterio.
Como en la actualidad los dinosaurios están totalmente
extinguidos y su lugar ha sido ocupado por los mamíferos y las aves,
solemos pensar que estos últimos han evolucionado después de los
dinosaurios. Pero no es así. En realidad, el antepasado de los
mamíferos,un pequeño ser semejante a una rata, estaba vivo no mucho
después de que surgiera el primer dinosaurio.
Pero los reptiles ya habían aprovechado todas las opciones que el
planeta podía ofrecerles; por esta causa, el mamífero primitivo no tenía
modo de establecerse con fuerza. Mientras tanto, los reptiles seguían
especializándose, volviéndose más grandes y más rigurosos y, a
nuestros ojos, alcanzando formas más monstruosas, que culminaron en
las figuras extraordinarias de los tiranosaurios y de los dinosaurios con
cuernos.
Los reptiles contaban con dos grandes desventajas que, con el
tiempo, se volverían en su contra. Tenían un cerebro pobre y eran
incapaces de controlar la temperatura corporal. Un buen cerebro exige
un suministro de sangre altamente desarrollado y una temperatura
constante. Los seres que pueden controlar la temperatura corporal,
como es el caso de mamíferos y aves, también han de quemar mucho
alimento cuando hace frío y no hacer nada para mantener la
temperatura. Este proceso requiere mucho oxígeno. Los reptiles, con
sus pulmones primitivos, no podían obtener la cantidad de oxígeno
necesaria. Los reptiles estaban viviendo una cantidad de tiempo
suplementaria. Los ganadores del futuro vivían modestamente entre
ellos a la espera de las circunstancias adecuadas. Pero la espera sería
prolongada. Los dinosaurios y los helechos y las plantas acuáticas con
que se alimantaban mantenían un equilibrio perfecto y mutuo; sólo
cuando el equilibrio fue seriamente perturbado se presentó una
posibilidad para los recién llegados.
La muerte de los dinosaurios sucedió después de haber dominado
la Tierra durante cerca de 125 millones de años, los dinosaurios
desaparecieron de pronto. Sus parientes más cercanos son hoy los
cocodrilos y las aves. Su extinción podría deberse al cambio climático
provocado por la separación gradual de Pangea.
Mamíferos
Con los mamíferos evolucionó el modelo corporal, adaptándose
mejor a la vida en tierra firme. La ventaja suprema residía en su
adaptabilidad al espectro más amplio de climas, del más caliente al más
frío, del ecuador al polo.
Esta ventaja era consecuencia de su capacidad de controlar la
temperatura corporal. Los mamíferos poseen una piel cubierta de pelo y
rica en glándulas productoras de grasas que repelen el agua. Otras
glándulas suministran sudor, que se evapora para refrescarlos. Si
sienten demasiado frío, pueden erizar la piel para recibir más aire..., algo
así como ponerse otro jersey.
El control de la temperatura adecuada produjo una maravillosa
estabilidad interna que condujo al desarrollo más importante: el de un
cerebro que permanecía alerta incluso en los climas más fríos.
La progenie de este animal requiere un calor constante, en
consecuencia, no puede desarrollarse dentro de un huevo, donde la
temperatura varía frecuentemente y los productos de desecho se
acumulan de continuo hasta la salida del cascarón. Debían desarrollarse
dentro de la madre, confiando en su sistema de control de la
temperatura y de purificación de la sangre. Algunas glándulas
sudoríparas de la piel desarrollaron una nueva función: la producción de
leche para alimentar a los recién nacidos.
A medida que los mamíferos se diversificaban sobre la Tierra, en
el aire las aves aprovechaban todas las oportunidades. Su dominio cada
vez mayor del cielo las puso a salvo de los depredadores del terreno y
les facilitó el acceso a la inmensa variedad de semillas, frutos e insectos
de los árboles. Conservaron el huevo del reptil, pero, al tener sangre
caliente, pudieron transmitirle calor.
Han transcurrido casi dos billones de años desde la creación de la
primera comunidad de células vegetales, animales y comedoras de
carroña. Durante ese tiempo la naturaleza ha creado y actuado en
innumerables oportunidades. El resultado ha sido una comunidad
sorprendentemente compleja.
Prosperan los mamíferos, los helechos arborescentes han sido
reemplazados por las coníferas, y con la evolución de las fanerógamas
se ha producido una gran diversificación vegetal. Los bosques y las
praderas, tal como hoy los conocemos, ofrecieron a los mamíferos
nuevas oportunidades de alimento refugio. En las praderas, los rebaños
de animales de pastoreo soportaban una existencia difícil junto a los
depredadores. Para sobrevivir, algunos desarrollaron patas más largas,
trazando un modelo evolutivo como el del caballo moderno. Otros
ganaron seguridad aumentando en tamaño. El techo del bosque ofreció
seguridad y riqueza en forma de hojas y frutos a los ágiles antepasados
de los primates. Con excepción del murciélago y el caballo, todas estas
formas están extinguidas.
El hombre: de la materia al espíritu
A medida que los mamíferos se diversificaban, lo distintos tipos
evolucionaban aumentando la eficacia con la cual explotaban su medio
ambiente específico.Colmillos para los carnívoros, patas fuertes y aptas
para correr para los animales herbívoros, y así sucesivamente. Algunas
variedades alcanzaron un éxito extraordinario, pero, a medida que se
especializaban, se volvían menos adaptables a los principales cambios
de su medio ambiente. Sólo entre los primates, a salvo en las copas de
los árboles, podían producirse mejoras más generalizadas.
Las copas de los árboles exigen una vista aguda para distinguir el
alimento y los enemigos y para alcanzar un rápido camino de huida a
través de un laberinto cuando amenaza algún peligro. Por este motivo,
los ojos se trasladaron hasta la parte frontal de la cabeza, con el objeto
de escrutar mejor la profundidad y la distancia. La visión en color, de la
que carecen casi todos los demás mamíferos, fue perfeccionada. Los
primates cuyo ADN se alteró para permitir estos cambios tuvieron más
éxito. Y, en consecuencia, los centros ópticos de mayor tamaño se
volvieron normales.
Esta eficaciaperfeccionada del centro óptico condujo al desarrollo
posterior de otras dos zonas del cerebro: una que procesaba la entrada
y otra que controlaba la salida. En síntesis: ver, comprender, actuar.
Entre los primates se produjo un gran aumento de las sendas entre el
centro óptico y los centros de juicio y planificación y la coordinación de
movimientos. No tenía sentido ver un camino de huida a través de un
laberinto de ramas si una de ellas no podía aguantar el peso.
De este aumento de las sendas cerebrales surgió ese rasgo
especial que distingue a los primates del resto de los seres: la
inteligencia. En realidad, la única diferencia entre el cerebro de los
primates y el del resto de los mamíferos reside en la complejidad de sus
sendas. Por ejemplo, la célula cerebral humana no es en sí más
inteligente que la célula cerebral de un cerdo; sucede que está mucho
más rica y densamente interconectada con otras células cerebrales.
Esta riqueza de interconexiones explica la entrada que permite que un
humano tenga pensamientos que nunca se le ocurren a un jabalí.
Este aumento de la complejidad condujo al agrandamiento de la
región frontal del cerebro: la zona no alineada que procesa entradas de
zonas especializadas como el centro óptico y que posteriormente, en el
hombre, se ocupará de cuestiones como la iniciativa, el aprendizaje ,
sobre todo, la concentración.
La disminución constante de los fuertes y huesudos lomos del
cráneo,que en otra épocahabían dado fuerza a las grandes mandíbulas
a fin de facilitar la defensa, permitió que éste se modificara ante la
necesidad de un cerebro de mayor tamaño. Ello dio lugar a la frente alta,
cuya amplitud se acentúa a medida que la evolución se acerca al
hombre.
La vida en las copas de los árboles tenía otra desventaja que, a
través del tiempo, se convirtió en ventaja: dificultaba la crianza de la
progenie. Los cazadores con base en tierra, como leones y zorros,
pueden producir grandes camadas de vástagos casi inermes. Al nacer
se mantendrán a salvo en la guarida y aprenderán del exterior y de sí
mismos mientras sus padres montan guardia.
Pero las madres primates, que necesitan movilidad para correr
libremente entre las copas de los árboles, sólo pueden transportar en su
interior uno o dos hijos por vez. Además, los primates jóvenes han de
nacer lo suficientemente maduros y desarrollados como para aferrarse a
sus madres y sobrevivir sin la protección de un nido. El éxito en la
crianza de estos pocos vástagos exige mayores cuidados maternos.
Suma estos cuidados al mayor podercerebral de los primates y verás el
despertar del amor y del complejo tipo de comunicación que debió
conducir al poder de la palabra.
Para algunos, la vida en las copas de los árboles presentó otra
facilidad. Poder bambolearse de rama en rama sin caer exige un buen
puño. Si el alimento incluye raíces arrancadas, frutos y nueces, es
necesaria una acción bastante compleja del pulgar y los dedos. Si un
bocado sabroso cae, hay que bajar mucho para recuperarlo. Para todas
estas acciones se precisa una maravillosa coordinación entre la mano y
el ojo. Nuestra capacidad básica como artífices y usuarios de
herramientas se remonta a los días del puño y a la destreza de nuestros
antepasados de las copas de los árboles.
Hace aproximadamente diez millones de años el clima se volvió
más frío. El período glacial se acercaba y los enormes bosques que
cubrían la mayor parte de África y bastante de Europa comenzaron a
desaparecer. Entre los primates se contaba el ramapiteco, antepasado
del hombre. Comenzó a aprovechar las nuevas oportunidades sobre el
terreno y los espacios abiertos. Para él y para nosotros significó el
comienzo de una gran aventura.
Lento, débil y vulnerable, pero pensante
Los humanos, apenas desarrollados en una cuarta parte, que
descendieron de los árboles cuando la llegada del período glacial
comenzó a amenazar los bosques,no podían seleccionarsus alimentos:
componían su dieta raíces, frutos y todo animal pequeño que se
interpusiera en su camino (y no lograra escapar con la suficiente
rapidez)... Esta variedad permitía a aquellos seres competir con una
gran cantidad de animales capaces de vivir en tierra firme durante
decenas de millones de años. No fue un comienzo sencillo. ¿Te
molestarías en cazar conejos compitiendo con manadas de perros
salvajes? ¿O desenterrarías raíces en lucha con jabalíes de largos
colmillos y doscientos kilos de músculos y huesos? Recuerda que no
puedes corrercon tanta rapidez como los demás mamíferos, y que para
un leopardo cazador o para cualquiera de los grandes felinos y cánidos
eres tan apetitoso como un gamo joven.
Resulta interesante observar cómo se desempeñan los demás
primates que han descendido al suelo. Los chimpancés viven, por
elección, en el monte bajo y entre matorrales, y se trasladan a los
árboles cuando sobre ellos se cierne algún peligro. Los gorilas viven en
el terreno, pero sólo en bosques espesos o densos matorrales de
montaña. Y los mandriles, que se separaron de nuestra línea evolutiva
hace aproximadamente treinta millones de años, viven en manadas
forrajeras rígidamente organizadas, y una disciplina muy estricta de tipo
militar rige sus relaciones sociales. Ninguno de estos seres estuvo a
favor del agresivo estilo del grupo cazador tan eficazmente puesto en
práctica por los cánidos y algunos de los grandes felinos.
Ninguno, con excepción de los humanos primitivos... que tardaron
muchos millones de años en desarrollar un cerebro lo suficientemente
grande como para compensar la falta de colmillos, velocidad y fuerza
muscular. Esos humanos, apenas desarrollados en una cuarta parte
hace entre diez y cinco millones de años, estaban, pues, muy lejos de
alcanzar un grado de evolución satisfactorio.
Llevaban una existencia semejante a la del chimpancé, sin
alejarse demasiado de los árboles,los matorrales altos o los acantilados
a los que podían trepar para guarecerse y protegerse del peligro.
Durante ese lapso comenzaron a evolucionar en dos tipos distintos de
seres, que podríamos denominar semihumanos: las dos formas de
australopitecos.
Uno de esos tipos nunca logró superar la mitad del camino; se
extinguió hace alrededor de un millón de años, quizás aniquilado por el
segundo tipo. Era una especie de hombre con cerebro de gorila. No
podía caminar bien erecto, y probablemente se movía a cuatro patas
cuando recorría cierta distancia. A juzgar por su dentadura, se nutría
sobre todo de semillas, nueces y otros alimentos pequeños y duros que
era necesario moler para poder tragar y digerir. Se cree que era tan
peludo como cualquiera de los demás simios.
El segundo tipo de individuo semihumano se encuentra
directamente en la línea de nuestros antepasados. No se especializó en
la dieta ni, en principio, disfrutó del aumento espectacular de tamaño del
que gozó el primer tipo. No obstante, durante el mismo lapso, hace entre
cinco y un millón de años, desarrolló un cerebro como mínimo una mitad
mayor que el de sus primos semejantes a gorilas (a propósito:el cerebro
totalmente humano es algo más del doble).
Estos semihumanos, más pequeños y parecidos a chimpancés,
poseían otros rasgos que aún los aproximaban a la línea humana, a
pesar de su incapacidad para caminar perfectamente erectos, como lo
hacemos nosotros. Aunque empezaron siendo comedores de carroña y
recolectores,poco después adoptaron formas de caza más ambiciosas,
hasta que fueron capaces de seguir la pista de una presa a distancias
bastante alejadas de sus bases. Para conseguirsu propósito,no podían
confiar en el tipo de herramientas toscas que en caso de necesidad
fabrican chimpancés y gorilas con ramas, piedras y cualquier objeto que
encuentran. Así, se vieron obligados a confeccionar sus útiles con
antelación, quizás un día o dos antes, y a transportarlos durante las
incursiones de caza. Este avance implica un cerebro bastante
desarrollado.
Como es lógico, un desarrollo tan sorprendente no se da en forma
aislada, sino que va acompañado de muchos otros. Por ejemplo, del
lenguaje. La caza en grupo a cargo de seres que carecían de la
velocidad, la fuerza y la dentadura de los cánidos, habría sido difícil sin
la capacidad de comunicarse. El lenguaje constituyó un progreso
extraordinario. Desde su aparición, nada ha igualado su capacidad para
relacionarse con el exterior.
―Cómo cruzaremos este río?
―Coloquemos piedras para apoyar los pies.
―No, es muy profundo. Caminemos corriente arriba hasta encontrar un
vado.
―Eso nos retrasaría demasiado. Crucemos aquel tronco.
―Primero debemos comprobar si soporta al más pesado de nosotros.
Y así sucesivamente. Quienes sostienen el diálogo anterior tardan
menos de quince segundos en llevar a cabo cuatro experimentos
mentales ante un problema del exterior real y en llegar a la mejor
solución sin moverse. Los seres sin lenguaje podrían tardar varios días
en realizar el mismo proceso.
Nuestra naturaleza actual ofrece algunas pistas fascinantes (y no
son más que pistas) con respecto a los conflictos que pudieron surgir
entre aquellos antepasados nuestros cuando tomaron por vez primera
tan peligroso sendero.
Por ejemplo, si nos analizamos a nosotros mismos podemos
encontrar dos características absolutamente contradictorias acerca de
cómo preferimos organizarnos. Por un lado, buscamos la férrea
disciplina militar, tan acusada entre algunos mandriles, con sus rígidas
jerarquías masculinas.
Por otro lado, también favorecemos el tipo de unidad familiar
madre-padre y esa especie de “democracia” imparcial que es más
característica de la manada de cánidos cazadores. Una posibilidad
señala que comenzamos a avanzar hacia el modo de vida herbívoro, al
aire libre, pero que fuimos derrotados por los mandriles. Su ADN se
especializó antes que el nuestro para este tipo de vida, por lo que
alcanzaron el acostumbrado éxito instantáneo que acompaña a la
especialización.En ese momento, nuestros antepasados más primitivos
adoptaron un nuevo rumbo, pero no antes de que cierto grado de
militarismo hubiera quedado instalado en nuestra naturaleza.
De todos modos, fue durante esa época cuando adoptamos la
unidad familiar madre.padre como base de nuestro modo de vida. El tipo
de organización de los mandriles, con hembras sólo para unos pocos
machos dominantes, no ofrecía motivaciones suficientes para que todos
los machos regresaran de las prolongadas, arduas y peligrosas
expediciones de caza; sólo la idea de que su familia lo esperaba y
dependía de él podía estimular a cada macho.
Otro rasgo humano de esos semiparientes fue su costumbre de
construir burdos refugios colgadizos con ramas. Quizá fue una
compensaciónnocturna de la pérdida del pelo corporal... o, mejor dicho,
del acortamiento y la reducción de pelo que separa a los humanos de
otros simios. También cavaban agujeros para almacenar agua. Juntaban
sal en vez de salir y saquearla cuando la necesitaban, como los demás
animales.
Hace aproximadamente un millón de años, este segundo tipo de
humanoide llevó a cabo la transición a la humanidad total. Se mantuvo
erecto, dejando las manos totalmente libres para confeccionar y sujetar
herramientas y para transportar y manipular objetos. No es
sorprendente, por lo tanto, que lo llamemos Homo Erectus.
Las herramientas que produjo el Homo Erectus eran mucho más
potentes que las de su antepasado. Talló agudas lanzas de madera,
cuyas puntas quizás envenenó, como hacen los salvajes nómadas
sudafricanos y los aborígenes de la actualidad. También produjo hachas
de mano con cabeza de piedra y empuñadura de madera. Su
descubrimiento más importante fue el fuego.
Este último descubrimiento condujo a dos progresos
fundamentales. En cuanto estuvo en condiciones de cocinar, pudo
buscar presas mucho mayores. Los primates no digieren fácilmente
músculos grandes crudos, y la posibilidad de cocerlos modificó la
situación. Además,el fuego permitió sobrevivir en las regiones más frías
del planeta y soportar con facilidad las estaciones de temperatura más
baja. Hasta ese momento,sus antepasados habían estado confinados al
monte bajo y las praderas cálidas y ecuatoriales del este el noroeste de
África. Pero el Erectus se diseminó por todo ese continente y luego
avanzó por Europa y Asia.
Paralelamente a estos desarrollos se produjo un aumento masivo
del tamaño del cerebro humano. Hace un millón de años, el cerebro de
nuestros antepasados más inteligentes tenía un poco más de la mitad
del tamaño del nuestro. Casi toda la capacidad que luego se desarrolló
se localiza en la zona frontal, asiento de nuestra inteligencia.
En realidad, el cerebro humano fue más que asiento de la
inteligencia, pues se ha convertido en el centro de la evolución: el núcleo
del que emanarán los principales procesos evolutivos del futuro.
Sólo tú puedes preguntar por qué
Mientras nuestro ADN daba lugar al aumento de la destreza con el
pulgar y los dedos, y hacía crecer la capacidad cerebral y la inteligencia,
el ADN de nuestros parientes más cercanos los simios también se
modificaba.
El menos parecido a ti, el gibón, se había especializado en
moverse con rapidez entre los árboles. El orangután, mucho más lento
que el gibón, aumentó su tamaño al quedar libre de los depredadores.
En el suelo, un grupo numeroso de gorilas tenía poco que temer,
mientras que los chimpancés habían formado grandes unidades
familiares ruidosas y gregarias, capaces de dar la voz de alarma y
alcanzar la protección de los árboles.
Te encuentras ligeramente más cerca del chimpancé que de los
demás primates. Y esta similitud se percibe en tu ADN. Si cogemos una
cadena simple de ADN humano y la comparamos con la de un
chimpancé, la diferencia sólo es del 2,5%; respecto al gorila es
ligeramente mayor. Incluso en un aspecto en el que pareces haber
cambiado el caminar erecto, tu ADN sólo ha tenido tiempo de hacer la
mitad del trabajo. Tenemos constantes problemas con la columna, las
cavidades y las caderas, debido a que su modelo básico aún se inclina
con demasiada fuerza hacia el típico caminar a cuatro patas de los
simios.
También existen claras similitudes de conducta entre nosotros y
los simios. Sus caras son sumamente móviles, a diferencia de las
máscaras rígidas de los demás mamíferos. Labios fuertemente
apretados, pucheros, chasquidos con los labios, sonrisas, ojos fijos o
desviados y movimientos de la frente que expresan placer, desconcierto,
temor, agresión o sometimiento.
Los gorilas adultos, aunque muy amantes de la paz, se golpean el
pecho en señal de desafío. A los chimpancés les encanta producir
mucho ruido palmoteando rítmicamente, saltando sobre las patas o
golpeando un árbol hueco de la selva. Todos tienen llamadas diferentes
de advertencia o de contacto mutuo. Son curiosos y retozones; aman a
los jóvenes tanto los ajenos como los propios y frecuentemente se
tranquilizan entre sí cuidándose o tocándose.
Tanto en estos aspectos como enmuchos otros, la diferenciaentre
los simios y tú sólo es de grado. Lo que en realidad te distingue de los
simios comenzó cuando los humanos desarrollaron el lenguaje. La
diferenciareal radica en dos modos de comprender lo que nos circunda:
dos tipos distintos de inteligencia. Percibes igual que los simios cuando
escuchas un acorde; es decir, no captas notas aisladas y las reúnes
conscientemente, sino que te llega el acorde como un todo. Cuando
caminas alrededor de un cuarto o diseñas un modelo, aunque tus ojos
se centren en un solo elemento, tu mente tiene conciencia de la cosa
global: una vez más, como un todo.
Pero mientras leías el último párrafo empleabas un tipo de
inteligencia muy distinto: una inteligencia que opera en una secuencia
paso a paso, que construye cadenas de lógica y razón. De modo que
posees dos tipos de inteligencia: la que comprende las cosas como
totalidad y la que opera paso a paso. Al primer tipo lo denominamos
inteligencia holística y al segundo, secuencial.
Ningún otro animal, ni siquiera nuestros primos más cercanos
entre los simios los chimpancés, tiene tan bien desarrollado este tipo de
inteligencia dual. Las personas con daños en los centros del lenguaje,
que dependen del tipo de inteligencia secuencial, son incapaces de
construir oraciones de más de diez palabras. Parece que diez palabras
es el máximo que puedenabarcar con su inteligencia holística; después,
pierden la pista. Es fascinante saber que si bien los chimpancés no han
desarrollado la capacidad del habla, pueden aprender el lenguaje de los
símbolos, pero no quebrar la barrera de las diez palabras
Esta capacidad de pensamiento secuencial nos convierte en el
único animal capaz de hacer la pregunta de “¿dónde vengo”?, para no
hablar del intento de responderla.
Un insólito depredador
El Homo Erectuscambió tanto, entre 400.000 y 70.000 años atrás,
que debemos considerarlo una nueva especie: el Homo Sapiens
(hombre sabio), nombre que modestamente nos asignamos.
El miembro más antiguo de esta nueva especie humana llamado
hombre de Neandertal, en honor del valle alemán donde por vez primera
se encontraron sus restos, era bajo y fornido. Como el esquimal
moderno, estaba adaptado para vivir en las regiones más frías de un
planeta sometido al período glacial.
Probablemente fue el primer hombre que cubrió su cuerpo para
compensar la falta de pelo que el Homo Erectus le había legado. Hizo
sus ropas y también sus tiendas con las pieles de los animales que
cazaba: desde mamuts hasta pequeños ponies.
También fue el primer hombre que enterró a sus muertos con
signos de veneración; es decir, fue el primero en mostrar una conciencia
espiritual detrás o más allá de lo material que satisfacía sus necesidades
corporales. Si consideras que este aspecto espiritual de nuestra
naturaleza es el que nos distingue de los animales, el hombre de
Neandertal es el primero del que podemos tener la certeza de que era
realmente humano. Aunque el volumen craneano total no es una pauta
definitiva de la inteligencia, resulta interesante señalar que el cerebro del
hombre de Neandertal era mayor que el del hombre moderno en un
promedio del diez por ciento. Solía pensarse que fue aniquilado por su
primo más agresivo ―nosotros, hace 40.000 años―, pero parece
igualmente probable que las dos especies humanas se cruzaran hasta
fundirse en esa misma época.
De todos modos, el sucesor del hombre de Neandertal fue el de
Cromagnon, famoso por su costumbre de pintar las paredes de las
cuevas. Fundamentalmente, vivía en pequeñas aldeas al abrigo de
tiendas de piel sustentadas por huesos de mamut, un modo de vida muy
semejante al de los indios norteamericanos.
Era más alto que el hombre de Neandertal y mucho más parecido
a nosotros. Su modo de vida también se asemejaba mucho más al
nuestro. Parece probable que vistiera pieles toscamente confeccionadas
y cubriera sus pies con cuero animal. Produjo herramientas muy
refinadas de hueso y asta, además de las tradicionales de piedra y
madera. En estos útiles se aprecia un grado mucho mayor de
especialización que en los del hombre de Neandertal, y consistían en
cuchillos, rastrillos, taladros, anzuelos para la pesca, arpones e incluso
instrumentos para grabar.
Con su ayuda fabricó ornamentos y joyas, alcanzando altos
niveles de artesanía. Todavía puede conmovernos la belleza y
perfección de su arte, preservado milagrosamente en cuevas como las
de Lascaux y Altamira, cerca de la frontera de lo que ahora son Francia
y España.
En la línea evolutiva entre los humanos, en su cuarta parte, de
hace diez millones de años y nosotros, a estos cazadores artistas los
tenemos a una mínima distancia, si es que existe alguna. Todas las
pruebas indican que eran idénticos a nosotros físicamente,en capacidad
e inteligencia. Lo que de veras nos separa es alrededor de 20.000 años
de evolución cultural: el prolongado relato de nuestro crecimiento y del
comercio y la civilización crecientes que lo sustentaron.
Nosotros,los que vivimos rodeados de los lujos del siglo, solemos
pensar que la vida del cazador-recolector de alimentos era incómoda,
semisalvaje y muy breve. En realidad, de todos los modos de vida
elegidos por los humanos, probablemente el del cazador-recolector sea
el más simple. Incluso los salvajes nómadas del Kalahari, que habitan
una de las regiones menos hospitalarias del planeta, cazan un promedio
de sólo dos horas diarias, y nunca superan las 32 semanales. Pero
ingieren tantas proteínas como el ciudadano ibérico o norteamericano
medio (más que el británico o el alemán, y en todas las comunidades de
salvajes nómadas alrededordel 10% de la población supera los sesenta
años. En síntesis, alcanzan un nivel de vida, de salud y de longevidad
comparable al nuestro en la sociedad industrial; pero lo logran sin
capital, en una semana laboral muy reducida. No es sorprendente que
durante el 99% de nuestro tiempo sobre la Tierra nosotros,los humanos,
hayamos llevado la vida sencilla, reconfortante, satisfactoria y ociosa del
cazador.recolector.El misterio reside en que nos hayamos consagrado a
otro modo de existencia.
Parte de la explicación debe encontrarse en el aumento de la
población. Cuando los depredadores cazan en su territorio hasta el
punto que la provisión de alimento comienza a mermar, se produce una
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La creación del universo

  • 1. Francisco Javier Cervigon Ruckauer La creación del Universo ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Gen 1). Sobre el origen del Universo, en lo científico la pregunta más interesante es cómo se ha creado. En lo religioso, en cambio, lo que más interesa es Quién y para qué. Hasta hace poco los astrofísicos no podían resolver el problema, aunque ya desde hacía varios siglos el heliocentrismo se había ido imponiendo gradualmente al geocentrismo. Por ello se aceptaba comúnmente la narración de los siete días del Génesis, pero desde comienzos del siglo XX técnicas y teorías habían progresado extraordinariamente y se apoyaban mutuamente. Pudo así empezar a estudiarse científicamente. Todo parece haberse formado como consecuencia de una gran explosión llamada Big Bang, habiendo sido formulada esta teoría de un modo metódico y científico por el astrofísico y sacerdote belga Georges Lemaître en 1927, que él la llamó la Gran Implosión. La proporción existente de ciertos elementos en todo el Universo, particularmente hidrógeno, deuterio y helio, proporcionan argumentos convincentes sobre la teoría del Big Bang, y hoy los físicos están generalmente de acuerdo en que el Universo empezó como un punto de energía infinitamente denso.Toda la materia y energía estaba superconcentrada en un pequeño espacio. Según esta teoría, si el Universo se expande como la metralla de una bomba que ha explotado, es de suponer que era como una especie de “huevo cósmico”. El Big Bang indica que la naturaleza tuvo un inicio definido, pues no se concibe cómo la naturaleza inexistente puede crearse a sí misma. Sólo una fuerza sobrenatural fuera del espacio y del tiempo, es decir Dios, puede haberlo hecho. El Big Bang ofrece un argumento interesante a favor de la existencia de un Creador. Pero aunque la teoría del Big Bang propuesta por Lemaitre es la más aceptada, para muchos investigadores el origen continúa siendo un enigma. Para Christof Wetterich,físico de la Universidad de Heidelberg (Alemania), el universo es el resultado de un largo y gélido periodo de transformación y no de un fuerte estallido como afirma la teoría del Big Bang.
  • 2. Si aceptamos el Big Bang, ¿qué pasó antes? A esta pregunta contestan los científicos que no lo sabemos, que es inimaginable e indeducible y que ellos son físicos, pero no metafísicos. ¿Y después? Durante el primer millón de años después del Big Bang, la temperatura cayó y se empezaron a formar núcleos y átomos. La materia se empezó a agrupar en galaxias por la fuerza de la gravedad, debido a un movimiento rotativo que les dio forma de espiral. En cuanto al Sol, es una estrella que se formó hará unos cinco mil millones de años. En lo referente a la Tierra, inicialmente demasiado caliente, se enfrió poco a poco, generó una atmósfera y se hizo potencialmente habitable hará unos cuatro mil millones de años. Apenas ciento cincuenta millones de años más tarde ya bullía de vida, hasta que finalmente aparece, ciertamente no hace mucho tiempo, el hombre. Antes del amanecer ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿De dónde vienen todas las cosas y a dónde van? Todo individuo se plantea estas cuestiones en algún momento de su vida. En realidad, el hombre ha buscado su origen desde que tuvo conciencia de sí. De este modo, su capacidad para formular tales preguntas ha hecho de él un ser singular en el Universo conocido, ya que, por lo que sabemos, es la única criatura dotada de semejante nivel de conciencia. Las respuestas han sido múltiples: intuitivas, ingeniosas, fantásticas. Pero ahora, en la era científica, disponemos de una ingente cantidad de nueva información. Las viejas explicaciones han caducado, pero, puesto que gran parte de la nueva información ha sido objeto de interpretaciones conflictivas, ninguna “historia genética” omnímoda las ha reemplazado. Esto se debe, en parte, a que la ciencia ha progresado desfasadamente: por ejemplo, poseemosgrandes conocimientos sobre física y química, pero sabemos muy poco de biología, acerca del tiempo o, por citar un tema mucho más próximo a nosotros, sobre nuestro cerebro. En algunos campos hemos rebasado el siglo xx. En otros, permanecemos aún en el oscurantismo. Por ello, no ha sido sencillo alcanzar una imagen coherente de nuestros orígenes.Por otra parte, en los últimos años, algunas teorías claves han ganado amplia aceptación: las que atañen al origen del Universo, por ejemplo, y las que nos aclaran determinados aspectos del origen de la vida. Algunos descubrimientos sorprendentes han confirmado teorías que ya sustentábamos. Entre éstas fue notable el descubrimiento del ADN: la clave de la estructura de toda materia viviente. Todavía
  • 3. permanecemos en la incertidumbre acerca de nuestros orígenes, y es probable que nunca conozcamos los detalles exactos. Pero aplicando las actuales teorías de la ciencia, podemos intentar desplegar una exposición totalizadora. Tal exposición revela que el hombre es producto de un reordenamiento increíblemente complejo de la materia original del Universo. Se trata de un ser singular ―podemos afirmarlo―, capaz de exigir una explicación de su existencia, y capaz asimismo de postular, ahora, una respuesta lógica y coherente. La exposición remonta la materia que nos conforma a través del tiempo,del comienzo de la vida, de la formaciónde nuestro planeta y del nacimiento de las estrellas,hasta el momento mismo en que comenzó el Universo. También detalla el modo en que esa materia, dispuesta en una forma viviente, puede ser concebida, nacer y madurar hasta convertirse en un ser humano dotado de conciencia. Antes de que todo comenzara ya existía Aquel que es la Palabra Dios creó todo de la nada. Antes de que comenzara todo era , la nada, que no podemosconocerni nombrar. Pero como somos humanos nos proponemos representarlo: , la nada, no era cualquier cosa ni era una no-cosa; era la nada. De nada no puede salir nada, a menos que Dios cree.La nada carecía de centro y de límite, de interior y de exterior. Ninguna altura se cernía sobre ninguna profundidad, ninguna luz se correspondía con ninguna oscuridad, ningún calor respondía a ningún frío. Una parte era exactamente igual a todas las partes. Y por ello no podía tener parte, números, grados ni diferencias de ningún tipo. De ahí que no podamos darle nombre, aunque la llamemos nada. Pero luego, súbitamente, se produjo una diferencia. Para los que acostumbramos a nombrar las cosas hubo, a la vez, más que nada y menos que nada: positivo y negativo, aquí y allá, interior y exterior, centro y límite, principio y fin, materia y… Y en ese momento hubo espacio. Pero ese espacio instantáneo no podía retener aquellos incalculables opuestos que se separaron con un poderoso Bang. En ese instante hubo dimensión y también tiempo. De toda la materia arrojada por aquel gigantesco Bang, sólo una parte infinitesimal permaneció unida para formar el Sol, la Tierra, la vida y a nosotros. Bang. Nada se ha agregado, nada se extrajo. Los materiales de todo cuanto hayas visto o tocado estaban allí. Ahí estaban los materiales
  • 4. para ti, y también para mí. Todo forma parte de un proceso indefinido que marcha adelante, de una prolongada secuencia de reordenamiento. Una fuerza insuperable une todos esos fragmentos arrojados integrándolos en un sistema, un Universo: la gravedad. Desde el momento de aquel poderoso Bang hasta hoy, y desde ahora hasta el fin del Universo, la gravedad ha influido y seguirá influyendo en su lucha por trastocar la expansión del Universo. Si triunfa la gravedad y la materia y la energía retornan, el tiempo se detendrá y el espacio sólo será un punto. Luego, con un poderoso Antibang, quizá todo quede aniquilado y vuelva a ser (que todavía no podemos conocer ni nombrar). Tal vez existe un superuniverso en el que esta excursión de ochenta billones de años de Bang a Antibang no sea más que la rompiente de una ola única sobre una roca de un mar desconocido en un planeta muerto del sistema menos considerado, perdido en el más allá, entre las galaxias más insignificantes. Si es así, no puede importarnos. Más allá de los límites del tiempo y el espacio, sólo hay silencio. Bang, Antibang y Big Bang son las denominaciones usuales en la física contemporánea para referirse al modelo del Universo Lemaitre, fueron incorporadas por el astrofísico rusoamericano George Gamow. Otros especialistas sugieren la designación de teoría de “Universo en explosión” para este modelo. Todas estas expresiones que aluden a Estallido, Antiestallido y Gran Estallido se utilizan corrientemente en las obras en castellano sobre el tema. El origen del Universo es el instante en que... En el instante en que comenzó el Universo, hace aproximadamente quince billones de años, éste era una masa hirviente de energía productora de ampollas y efímeras partículas de materia, densamente apiñadas a altísima temperatura. Este glóbulo, muy comprimido, se expandió de pronto y fue arrojado a una velocidad semejante a la de la luz. A medida que iba expandiéndose, su energía debía desplegarse de modo más tenue a través de volúmenes de espacio cada vez mayores. Una hora después del Bang, la temperatura había disminuido lo suficiente como para que se formaran partículas estables: protones, neutrones y electrones. Pero habrían de pasar diez millones de años antes de que el glóbulo en expansión se hubiera enfriado lo suficiente como para que dichas partículas formaran asociaciones o átomos
  • 5. estables. Las primeras asociaciones fueron hidrógeno (un protón y un electrón) y helio (dos protones, dos neutrones y dos electrones). Poco después, todo el Universo estaba compuesto por estos dos elementos, que se desplazaban desde el centro hacia afuera. Pero la formación de gas en el Universo no fue paralela al proceso descrito. Hubo billones de sitios en los que su densidad se modificó ligeramente. Las partes más densas ejercían una atracción gravitatoria más poderosa que las demás y, naturalmente, se convirtieron en los centros hacia los cuales se sentían Impulsadas las partes menos densas. El Universo, todavía en expansión, se convirtió en una serie de agrupaciones masivas de gas arremolinado, y las galaxias eran mucho más amplias de cuanto podamos imaginar. Las había de todas las formas. En la actualidad, el Universo es prácticamente inconmensurable. Para tratar de comprender su tamaño, debemos emplear un año luz, la distancia que recorre la luz a 300.000 kilómetros porsegundo en un año, es decir nueve trillones de kilómetros. Esto casi excede nuestra capacidad imaginativa, pero, para tener una idea de la escala a que nos referimos, diremos que la luz del Sol tarda ocho minutos en llegar hasta nosotros, que la de la estrella más cercana invierte más de cuatro años y que la luz de la galaxia más lejana precisa cinco billones de años. La luz de los objetos más distantes y misteriosos del Universo, denominados quasars, que se alejan de nosotros casi a la velocidad de la luz, ha tardado en llegar hasta nosotros doce billones de años. Por eso podemosdecirque ahora vemos esos objetos como solían ser hace doce billones de años. Fundiciones gigantescas Toma ocho protones y ocho neutrones, haz que ocho electrones pasen aceleradamente a su alrededor y tendrás oxígeno. Con veintiséis protones, treinta neutrones y veintiséis electrones tendrás hierro. El oro lo componen 79 protones, 118 neutrones y 79 electrones. En la naturaleza existen 92 elementos distintos compuestos de este modo, con excepción de hidrógeno y el helio todos han sido creados desde la formación de nuestra galaxia. En una galaxia existe la tendencia a que toda la masa comience a girar. También existe la tendencia a que se forme un disco que, gradualmente, se vuelve más esférico. En el interior de tales discos hay
  • 6. remolinos secundarios, donde los centros locales de gravedad comienzan a contener masas de gas y polvo. Éstas terminan por formar un centenar de billones de remolinos, cada uno de los cuales constituye la simiente de una estrella. A medida que el hidrógeno y el helio se concentran, a medida que una cantidad cada vez mayor de gas es atraída por la gravedad de la estrella creciente, y a medida que el apiñamiento y los forcejeos de los átomos se hacen más tensos, la temperatura supera el límite de toda medición significativa. Hasta los átomos de hidrógeno y helio se separan, retornando a sus protones, neutrones y electrones constitutivos. En algunos sitios se concentran tan densamente que Incluso unos protones se fusionan con otros. Esta fusión sólo se produce si la temperatura alcanza millones de grados; cuando esto ocurre, libera una inmensa cantidad de energía. ¿De qué manera lo hace? Resulta extraño que dos protones fusionados pesen menos que dos separados. Y cuatro protones fusionados pesan menos que dos pares. El peso que se pierde sale en forma de energía radiante: calor, luz, rayos X y así sucesivamente. Este proceso de fusión generador de energía es el corazón de la bomba de hidrógeno. De modo que esas estrellas son, en realidad, bombas de hidrógeno naturales. La fuerza de la energía que podría hacer estallar la estrella es contrarrestada por la enorme atracción de la gravedad. Nuestro Sol en la galaxia Nuestro Sol es sólo uno de los cien billones de astros de nuestra galaxia. Está situado aproximadamente a tres quintos hacia el exterior de la galaxia, que gira muy lentamente y completa una revolución cada doscientos millones de años. Pero el efecto de la bomba de hidrógeno no durará eternamente, y todas las estrellas que han nacido tienen una “vida” y finalmente mueren. Las estrellas de tamaño común, como nuestro Sol, durarán alrededor de diez billones de años, pero cuando el “combustible” de hidrógeno del centro esté casi agotado la estrella se volverá mucho más brillante, una “gigante roja” de un tamaño cientos de veces mayor. Cuando esto le ocurra a nuestro Sol, aproximadamente dentro de unos cinco billones de años a partir de ahora, los planetas interiores, incluida la Tierra, estarán quemados.Esta etapa de “gigante roja” no dura mucho tiempo. El resto de energía nuclear se agota rápidamente y la estrella cae por su propia fuerza de gravedad. La caída continúa hasta que toda la masa alcanza un volumen menor al del tamaño de la Tierra. Dichas
  • 7. estrellas se llaman enanas blancas. Son tan densas que un cubo de su materia pesaría cientos de toneladas. Irradian lentamente al espacio los restos de su calor y desaparecen en la oscuridad. Pero un destino distinto aguarda a una estrella grande, muchas veces mayor que nuestro Sol. La presión de la gravedad hacia el interior es tan poderosaque el centro de la estrella se quema con rapidez y ésta muere muy pronto. Cuando prácticamente todo el hidrógeno ha sido separado, la estrella cae hasta que su temperatura alcanza los cientos de millones de grados.A esta temperatura se combinan los protones,los neutrones y los electrones para formar los 92 elementos. Todos los elementos surgen de esta forma, apiñados en el ígneo corazón de esas estrellas. La extraordinaria caída crea una energía tan vasta en el centro, que esta gigantescafundición estalla en lo que se denomina la explosión de una supernova, esparciendo en el espacio sus 92 elementos, donde se mezclan con el gas de hidrógeno y helio existentes. Durante la explosiónde una supernova la estrella puede ser billones de veces más brillante que el Sol, probablemente,tan brillante como todas las estrellas de la galaxia juntas. Detrás queda una estrella “neutrón” de increíble densidad, millones de veces más densa que la enana blanca. En las tremendas explosionesde estrellas en caída, la fuerza de la gravedad es tanto más fuerte cuanto que la caída continúa hasta que se crea un agujero negro, del que ni siquiera la luz puede escapar. En cuanto existe un agujero negro, la estrella que cae se vuelve invisible. Toda materia o incluso una estrella entera que cayera en un agujero negro desaparecería para siempre, víctima de la terrorífica gravedad de aquél. En nuestro Sol y sus planetas, el sistema solar está compuestopor un cuerpo central de elevada masa ―el Sol― y por cuerpos más pequeños y ligeros ―los planetas― que giran a su alrededor. De los nueve planetas, Júpiter es el mayor, y Mercurio el más pequeño. El Sol pesa setecientas veces más que la suma del peso de todos los planetas. Desde que se formó nuestra galaxia, hace alrededor de diez billones de años, las explosiones de supernovas se han producido a un promedio de una por siglo.Dados los millones de estas explosiones, los nuevos elementos se han distribuido gradualmente por toda la galaxia; su composición también ha cambiado de forma paulatina. Sin embargo, la galaxia sigue estando compuesta por su 93% de hidrógeno y menos del 7% de helio originales. Algo menos del 1% ha formado carbono,
  • 8. hierro, aluminio, nitrógeno, oxígeno... y los noventa tipos de átomos restantes. La capacidad de estos átomos para combinarse entre sí explica todo lo que ha sucedido desde entonces. Por ejemplo, el hidrógeno se combina con el oxígeno para formar el agua. El oxígeno se combina con el hierro, el aluminio y el silicio para formar un millar de tipos distintos de roca. ¿De qué modo se combinan? Compartiendo sus electrones. En el agua, por ejemplo,los electrones que giran alrededorde dos núcleos de hidrógeno también trazan órbitas en torno al núcleo de oxígeno, configurando una especie de paquete atado con un trozo confuso de cuerda electrónica. Así es la molécula de agua: dos hidrógenos, un oxígeno. Hablamos de átomos y moléculas, pues básicamente la materia sólida está compuesta por átomos. El equivalente a 25,4 mm³ de una sustancia sólida común contiene tantos átomos como granos de arena todos los océanos de la Tierra. Los átomos se unen para formar moléculas. Por ejemplo, el hidrógeno se une con el oxígeno para constituir una molécula de agua; el hidrógeno, el oxígeno, el carbono y el nitrógeno se combinan para formar una molécula de glicina, que todos los organismos vivientes contienen. Los aminoácidos se unen para formar proteínas. El hidrógeno. el más simple de los átomos. La molécula de glicina, el más simple de los aminoácidos. La cuna de un centenar de soles Hace aproximadamente cinco billones de años, un número suficiente de estrellas grandes de nuestra galaxia fue separado mediante explosiones de supernova para enriquecer la mezcla original de hidrógeno y helio con una pequeñafracción de los demás elementos. Imagina parte de ese gas enriquecido girando hacia el interior hasta formar una nube gigantesca: la cuna de un centenar de estrellas nuevas. A medida que las nubes se vuelven más apretadas, se forman muchos remolinos separados; uno de ellos es el embrión de Sol. A medida que el gas y el polvo se unen bajo el influjo de la gravedad, la parte interior del remolino se junta para formar el Sol, que comienza a girar a velocidad cada vez mayor. Esta rápida rotación es causa de que la parte exterior se achate hasta formar un extenso disco de más de un billón y medio de kilómetros de ancho; ahí se formarán la Tierra y los planetas.
  • 9. A medidaque el calor aumenta en el centro de Sol, éste comienza a brillar débilmente y, más tarde, cuando se producen las reacciones nucleares, la temperatura se eleva con rapidez hasta alcanzar los vertiginosos catorce millones de grados. Ahora nuestro Sol está en llamas y maduro; muy poco cambiará en los próximos diez billones de años. Una vez formadas todas las estrellas de esa nube gigantesca, comienzan lentamente a apartarse hasta alcanzar sus distancias actuales. Debieron de nacen muchas estrellas como nuestro Sol; muchas estrellas que serían lo bastante estables como para albergar vida en sus planetas cercanos. El Sol es una estrella de tipo muy común en nuestra galaxia, aunque nos parezca un cuerpo sorprendente. Tiene un diámetro de 1,4 millones de kilómetros y nunca deja de irradiar 370.000 billones de billones de kilovatios de energía en el espacio. La Tierra sólo absorbe las dos billonésimas partes de esa energía. Lo cual equivale a dos millones de veces las exigencias energéticas actuales de la humanidad. Granos de polvo, guijarros en planetas Piensa nuevamente en aquel enorme disco que se extiende más de un billón y medio de kilómetros alrededor del Sol primitivo. Allí se han formado pequeños remolinos, y los elementos más pesados se han convertido en materia sólida; el polvo se ha vuelto granos; los granos, guijarros y éstos se han transformado en cantos rodados. Fueron masas compuestas por terrones con algunos del tamaño de montañas las que finalmente convergieron en puntos situados a distancias variables del Sol. A medida que esos guijarros y cantos rodados monstruosos caían unos sobre otros bajo la acción de la gravedad, formaban cuerpos aún mayores: los planetas. Mientras los planetas se formaban, el Sol primigenio comenzó a frenar hasta alcanzar su velocidad actual, y literalmente soltó los elementos más ligeros del disco, que eran hidrógeno y helio. Pero el Sol posee una masa suficiente como para contener todos sus elementos constitutivos, y si tomamos en consideración el escaso hidrógeno que desde entonces se ha convertido en helio el proceso que libera la inmensa cantidad de energía solar, resultará que la composición del Sol era muy parecida a la del gas y el polvo enriquecidos de la galaxia: 93% de hidrógeno, menos del 70% de helio, menos del 10% de todo lo demás. Los planetas exteriores ―Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno― son gigantes, en consecuencia, su masa supera la de los menores. Una
  • 10. masa mayor ejerce más atracción gravitatoria, y esto les ha permitido retener prácticamente todo el hidrógeno y el helio. En realidad, Júpiter casi puede considerarse una estrella aunque es el mayor, la fuerza de su gravedad hacia el interior no basta para crear el efecto de la “bomba de hidrógeno”. Los planetas interiores ―Mercurio, Venus, Tierra y Marte― son más pequeños, y la atracción de la gravedad resulta más débil. Por ello pierden gran parte de los dos gases más ligeros. Pero, en contraste, suelen retener los elementos más pesados: carbono, hierro, nitrógeno, aluminio, etcétera. Existen dos tipos más de planetas. Los asteroides, el gran anillo de cantos rodados entre Marte y Júpiter, podrían ser un planeta que se desmembró, y Plutón, el más lejano de todos, podría ser un satélite que se apartó de Neptuno. De tamaño semejante al de Mercurio, gira alrededor del Sol trazando una órbita muy alargada. Un planeta debe encontrarse a cierta distancia de Sol para albergar vida. Si está muy cerca, la atmósfera hierve en el espacio, y si está demasiado lejos, se congela, en especialel vapor de agua, esencial para nuestro tipo de vida. Sólo la Tierra está situada a una distancia adecuada del Sol. La Tierra casi se derrite La Tierra, en el momento de su formación, era más fría y sólida de lo que desde entonces ha sido. Ni terremotos ni volcanes ni océanos. Sencillamente, polvo frío, guijarros fríos, cantos rodados fríos. Pero a medida que chocaban entre sí y se convertían en masas cada vez más grandes, su volumen total y la fricción comenzaron a producir calor. Además, en el volumen creciente permanecían encerrados átomos de uranio, torio y radio; enormes átomos inestables que pueden dividirse espontáneamente y dado que son millones, liberar ingentes cantidades de energía nuclear. Esa misma energía, oculta ahora en las entrañas de la Tierra en constante crecimiento, comenzó a calentarla, y produjo tanto calor que casi se derritió. Sin duda alguna, derritió nuevamente las rocas. Cuando esto sucedió, los diversos elementos constitutivos encerrados en aquéllas tuvieron libertad de movimiento. Los dos principales eran el hierro, que es pesado,y el silicio, ligero. El pesado hierro se hundió hasta el centro, arrastrando elementos como níquel, platino y oro. El silicio, en cambio,
  • 11. flotó hasta la superficie, arrastrando elementos pesados pero afines químicamente a él, como el plomo y el uranio. Luego la parte exterior del centro ―el manto― se enfrió y solidificó, comenzando por una masa de minerales de hierro, silicio y oxígeno. Estos se hundieron en forma de cristales gigantescos hasta una profundidad aproximada de 330 kilómetros, donde se posaron, flotando sobre la superficie del centro, constituido por minerales de níquel-hierro, más pesado (y todavía derretido), a lo largo de 5400 kilómetros. Podrías decir que, como el hielo de un glaciar, esta capa es sólida, pero, bajo tanto calor y presión, puede fluir realmente de un modo plástico. Más tarde, los minerales basálticos se endurecieron: óxidos de hierro y compuestos de aluminio y silicio conformaron una delgada corteza de ocho kilómetros de profundidad alrededordel globo. Lo único que quedaba era granito, la roca más ligera de la Tierra primitiva. No había suficiente cantidad como para cubrir del todo la corteza. En realidad, el granito sólo cubrió alrededorde un tercio de globo,quizás en una sola extensión, tal vez en varias más pequeñas. Este nuevo ordenamiento pudo ser estable durante algún tiempo, pero no podíadurar mucho. Aquellos átomos en división aún calentaban las entrañas de la Tierra, convirtiéndola en un inmenso caldero químico y creando tensiones que, poco después, abrirían grandes grietas en la corteza y agujerearían la capa de granito. En el fondo del caldero se cocinaban nuevos gases: metano, compuesto por carbono e hidrógeno; amoníaco, compuesto por nitrógeno e hidrógeno; anhídrido carbónico, compuesto por carbono y oxígeno; y vapor de agua muy caliente. Olvídate de los gases, pero presta atención a su composición: carbono, hidrógeno,nitrógeno y oxígeno, elementos vitales del posterior reordenamiento fundamental de la materia, el más estupendo para nosotros. El comienzo de la misma vida. Y ahora están aquí, escupidos por un centenar de miles de volcanes, apresurándose a formar una atmósfera.Ya no permanecenencerrados en las rocas y en los cristales, sino que forman gases donde cada molécula tiene la libertad de correr de un punto a otro y de reaccionar con otras... en cuanto la Tierra se ha enfriado lo suficiente como para que el vapor se condense en nubes y éstas en gotas de agua. Antes de que la vida pueda comenzar llueve incesantemente durante miles de años, y esta lluvia crea lagos, mares y océanos.
  • 12. Un cosmos sin vida se encuentra lejos de estar muerto Se trata de un lento torbellino, cuya superficie es constantemente agitada, golpeada,arrugada, carcomida, elevada, plegada, enterrada... a causa de un inmenso e incesante movimiento de materia y energía. Un cosmos vivo incluso antes de convertirse en un cosmos viviente. Están los volcanes, arrojando la primera atmósfera terrestre de metano, amoníaco, anhídrido carbónico y vapor..., y sacando también a la luz un rico botín de minerales que, de lo contrario, reposarían eternamente encerrados en las profundidades de las rocas. Forman montañas y capas nuevas sobre las capas de granito y la corteza de basalto del planeta. Cuando el vapor se enfría y cae en forma de lluvia, disuelve una fracción de todo lo que toca. Los vientos de la nueva atmósfera también ponen su parte de destrucción.Limpian como arena y pulen la roca desnuda escamándola, socavándola, derrumbándola. Las escamas y los cascajos se disuelven en el agua. En escasosmillones de años, los lagos, los ríos y los mares poco profundos que se acumulan en la Tierra configuran un “caldo” incipiente: una muestra líquida de todo lo que hay sobre la superficie y en el aire. Pero es el agua la que modifica profundamente el carácter de la Tierra. Por ejemplo, en el cálido ecuador el agua se convierte en vapor. Desde allí sólo puede dirigirse hacia el Norte o el Sur, hasta regiones más frías. En ellas se condensa y cae en forma de lluvia; al hacerlo, despide el calor que absorbió cuando se convirtió en vapor. En síntesis, el agua transporta calor del ecuador a las regiones más frías. Estabiliza la temperatura de la Tierra y reduce sus máximas. Además, las complejas corrientes de aire del interior de las nubes crean enormes cargas eléctricas que las gotitas de agua pueden transportar hasta que éstas se vuelven demasiado pesadas. En ese momento, toda la electricidad se descarga en un poderoso rayo, cuya energía puede obligar a combinarse a las sustancias químicas, que en caso contrario seguirían separadas hasta el final de los tiempos. Algo más: el agua tarda más tiempo en calentarse y enfriarse que la mayoría de los líquidos. Por este motivo, todo lo que contiene está protegido de los cambios súbitos y violentos de la temperatura. Si el agua no poseyera estas facultades excepcionales, la vida en ningún caso habría podido comenzar en la Tierra. La Tierra es un enorme laboratorio químico
  • 13. Las tormentas azotan, el rayo descarga, el Sol levanta ampollas. Toda esta energía castiga el planeta primitivo. Los crecientes océanos de agua tibia se evaporan formando nubes que inundan la Tierra con las lluvias. Los ríos fluyen, acarreando minerales que enriquecen los mares salobres.La atmósferaenrarecida y perniciosa, compuesta por vapor de agua, metano, amoníaco y anhídrido carbónico, es bombardeada por el rayo y la radiación. Las moléculas simples se ven obligadas a combinarse en moléculas cada vez mayores que la lluvia transporta hasta el mar. Estas moléculas nuevas se acumulan bajo la superficie, donde quedan parcialmente protegidas de las fuerzas destructoras de arriba. Entre ellas se encuentran los aminoácidos, los lípidos y las sales minerales como el fosfato de los ríos. Los fosfatos se combinan con los azúcares para formar azúcar-fosfato. Estas pocas moléculas ―había muchísimas más en el “caldo”― son los principales personajes del reordenamiento que conduce a la vida; un proceso increíblemente lento y azaroso que tardará, al menos, un billón de años en cumplirse. Pero los materiales ya estaban allí. Los átomos de aquellas moléculas son iguales a los átomos que están en ti: todos los átomos de tu cuerpo están en algún punto de aquel mar y aquella roca primitiva. Si algún ser hubiese estado allí, habría denominado “alimento” a esas moléculas, ya que la energía gracias a la cual estaban unidas podía extraerse rompiendo las uniones. Pero como tal ser no existía, las moléculas se acumularon bajo la superficie, apiñándose cada vez más, haciendo el “caldo” cada vez más sustancioso. Un tráfico incesante en ambas direcciones, construyendo y destruyendo… En la atmósfera primitiva la vida no podía comenzar porque las moléculas nunca se acercaban lo suficiente. En las rocas tampoco, a causa de que las moléculas estaban excesivamente apiñadas como para moverse. Sólo en el agua del planeta primitivo nuestros principales personajes podían errar de un lado a otro, uniéndose, formando diversas asociaciones. Los encuentros casuales y extraños suelen ocurrir. Aquellos aminoácidos activados por la energía de la atmósfera se comportan como imanes, por lo que se juntan siempre que están lo suficientemente cerca y forman largas líneas llamadas proteínas. Y los azúcar-fosfatos sejuntan con cualquiera de las cuatro bases; de este modo tenemos nucleótidos. Algunos son activados por la
  • 14. energía y, errando al azar, se unen para formar cadenas llamadas ácidos nucleicos. En la superficie del caldo se congregan los lípidos con la cola hacia arriba. El extremo ama el agua y el extremo la odia. Cuando se apiñan, algunos pueden dar la vuelta y formar una capa doble capaz de hundirse en el caldo. Algún día esas capas dobles formarán una envoltura protectora alrededor de las líneas y las cadenas de aminoácidos y ácidos nucleicos. Pero no todavía. La situación química en su totalidad es aún demasiado inestable, debido a que la energía que azota el caldo y obliga a las moléculas a combinarse también afecta a las combinaciones y las divide nuevamente. Existe un tráfico incesante en ambas direcciones: construyendo, destruyendo. Sin embargo, con extrema lentitud la construcción triunfa sobre la destrucción. El tiempo transcurre: centenares de millones de años. La no-vida avanza. El “alimento” se acumula y las asociaciones se forman..., se rompen.., vuelven a formarse..., ganando gradualmente estabilidad y fuerza. Cuando una cadena de ácidos nucleicos formó una cadena doble se dio un gran paso. Una cadena sola está expuesta y es débil. Pero cuando cada nucleótido puede “enchufarse” en su complementario, la cadena doble resultante, sin machos ni hembras expuestos, es más fuerte y estable. Se la denomina ADN (abreviatura de ácido desoxirribonucleico). Posee la útil capacidad de desprenderse y formar automáticamente copias idénticas de sí misma a partir de los nucleótidos que la rodean. Otro gran paso se dio cuando una larga línea de aminoácidos se unió con otra y se enroscó hasta formar una línea doble o racimo. De este modo obtuvieron una especie de protección y, en consecuencia, fueron más estables ―no mucho―, aunque sólo es necesario un poco más de estabilidad para lograr el éxito. El gran momento se presentó cuando una de las líneas de aminoácidos se unió con otra de distinto, formando un racimo que siente más voracidad por más aminoácidos. Así crecieron con mayor rapidez. Cooperar y ayudarse mutuamente para crecer en tamaño y variedad es una gran ventaja. Este proceso se acelera a sí mismo debido a que una variedad mayor crea más posibilidades de semejante ayuda mutua.
  • 15. Pero el proceso sigue siendo lento y muy azaroso. Uno está aquí y el otro allá. Tardan una eternidad en moverse dentro del caldo. De algún modo, debemos reunirlos y mantenerlos en su sitio. Ese fue el paso siguiente. Las gotas de lluvia que caían en la superficie contribuyeron a perturbar la delgada película de lípidos, haciendo que algunos fragmentos cayeran debajo de la superficie, formando burbujitas, naturalmente. Muchas veces atraparon aquellas cadenas dobles de ácidos nucleicos, y los racimos de aminoácidos. Era la posibilidad que necesitaban: un refugio para protegerse de todo el caos exterior. Además, los aminoácidos individuales podían penetrar la membrana, al igual que las bases y los azúcares. Las sustancias químicas se acumulan en el caldo- Las sustancias químicas simples se mueven incesantemente en el mar primitivo, uniéndose y separándose al azar. Después de muchos millones de años, comienzan a formar moléculas más grandes, que adoptan la forma de líneas y cadenas. Pequeñas gotas de lluvia contribuyen a que los lípidos se separen y formen burbujas en el agua. La radiación de la atmósfera es tan intensa, que nada puede sobrevivir en el riguroso medio existente por encima del agua. Caos, orden, estabilidad, vida Protegidas dentro de las burbujas, las líneas y las cadenas podían crecer en una paz y serenidad relativas. En ese caos químico comenzaron a aparecer minúsculos receptáculos de orden. Puesto que la protección es tan esencial para la vida, la naturaleza ha seguido empleando membranas o piel, corteza, escamas o cualquier otro tipo de barrera contra el caos desde entonces. Amparadas contra el caos, las líneas y las cadenas prosperaron y se hicieron más estables, hasta el punto de que crecieron más que sus membranas. Siempre que esto ocurría, la membrana estallaba y volvía a formarse en burbujas más pequeñas, cada una con una fracción de los contenidos originales. Se había logrado un tipo primitivo de reproducción, aunque en ese caldo primitivo era un acontecimiento sin control y azaroso. El problema siguiente consistía en cómo volverlo menos azaroso. La solución estaba estrechamente relacionada a otro problema: la muerte. Las líneas enroscadas de aminoácidos o proteínas no durarían siempre. Incluso en su nueva situación, relativamente estable, se
  • 16. perderían. ¿De qué modo reemplazarlas? Debía hallarse el modo de registrar la secuencia exacta de aminoácido de una proteína dada para estar en condiciones de copiarla. ¿Qué contenía el caldo que pudiera contribuir? ¿Qué decir de esas cadenas de ácido nucleico: el ADN? Las cuatro bases constituyen un código perfecto para registrar qué aminoácidos se relacionan y en qué orden. El código funciona en ternas. De este modo, si reúnes las nueve bases en un orden determinado, encontrarás esos tres aminoácidos y ningún otro alineados como barcas ancladas en un muelle. Lo sorprendente es que en cuanto están anclados se unen de proa a popa y se separan de la cadena de ácidos nucleicos que en ese momento queda libre para atraer otros tres aminoácidos idénticos... Luego otros... y otros. Imagina una cadena con cientos de bases y tendrás una pequeña fábrica perfecta que produce proteína tras proteína. Ya disponemos de los ingredientes para una célula viva que cuenta con una membrana protectora exterior, es decir el ADN que puede proveer todas las proteínas que la célula necesita y reproducirse a sí misma. Así, la célula puede dividirse en dos células, ambas capaces de vivir, siempre que las condiciones sean favorables. Probablemente las primeras versiones del sistema fueron muy burdas e imperfectas y se hallaban a gran distancia del que utilizan actualmente las cosas vivientes (donde se incluyen muchas otras moléculas). Las células que originaron todas las cosas vivientes debieron cumplir otro progreso sensacional para proteger su ADN del uso y el desgaste excesivos. El ADN se convirtió en una copia magistral de la especificación de todas las proteínas de la célula. Para crear una proteína, la célula se abre y hace una copia de una de sus mitades. Esa copia (denominada ácido ribonucleico o ARN) emerge y cumple con la ardua y confusa tarea de reunir los aminoácidos una y otra vez, otra y otra más. Si la copia sufre algún daño, el ADN puede, sencillamente, separarse una vez más y producir la salida de otra porción de ARN para que reemplace a la molécula dañada. Cuando algunas proteínas comenzaron a actuar como aceleradores de estos procesos, mientras otras asumían el papel de frenos, se produjo otro gran adelanto hacia la estabilidad. Ahora la pequeña célula primitiva podía proseguir su camino si abundaba la energía alimenticia, y continuar con bastante estabilidad cuando
  • 17. escaseaba la provisión. Ya estaba en condiciones de comenzar a responder a su medio ambiente. Podía comenzar a vivir. Las burbujas forman las pieles de las primeras células. Las burbujas de lípidos comienzan a rodear las sustancias químicas estables del caldo, las protegendel caos exterior y se convertirán en las primeras células. Al alcanzar cierto tamaño, las burbujas se separan en otras más pequeñas:primer tipo de reproducción. Imaginemos una célula primitiva, seccionada para mostrar su interior. Aminoácidos individuales penetran por la pared y se suman a las proteínas del interior. Puede verse el ADN especificando el orden de los aminoácidos para formar proteínas. Los nucleótidos forman nuevas cadenas de ADN. Si los comparamos con el funcionamiento de las células actuales, estos procesos eran poco eficaces y azarosos. Autosuficiencia. Se rompe la barrera alimentaria La violenta energía que contribuyó a crear la vida también podía detenerla, matando las células primitivas que se acercaban demasiado a la superficie del mar. Quizá también los errores en las copias de ADN cobraron sus víctimas. Las células muertas proporcionaron una nueva posibilidad de vida a toda célula capaz de encontrar el modo de rasgarlas y despojarlas de sus tesoros químicos. Ese sistema debía consistir en la producción de nuevos tipos de proteínas: proteínas digestivas que abrirían la membrana y convertirían las proteínas, los azúcares y las demás moléculas en porciones menores, susceptibles de ser absorbidas y dispuestas nuevamente para permitir el crecimiento. ¿Cómo puedes producir un nuevo tipo de proteína? La única manera consiste en modificar el mensaje del ADN, haciendo que resulte algo distinto. ¿De qué modo? Sólo la “casualidad” que dirige la providencia divina puede lograrlo. El daño de la radiación, un error de copia, una unión accidental en el ADN y el deterioro químico pueden modificar el ADN, y en cuanto el cambio se opera, se continuarán realizando copias cambiadas hasta el próximo error. A este cambio lo llamamos mutación. Lo maravilloso del sistema consiste en que fomenta automáticamente mejoras. Si una mutación es perniciosa, la célula muere... y el ADN muere con ella. Pero las mutaciones beneficiosas contribuyen a que la célula sobreviva y se multiplique.
  • 18. Prácticamente todas las mutaciones son perniciosas; sólo una de cada mil probabilidades resulta beneficiosa. Sin embargo, toda la evolución ha progresado estimulada por este único proceso. Fueron estas mutaciones, en los comienzos, las que finalmente produjeron las proteínas digestivas. Las primeras células que desarrollaron dichas proteínas y pudieron despojar a las células muertas de sus tesoros químicos eran comedoras de carroña. Hoy las llamamos bacterias. La primera célula vegetal produce su propio alimento. Las células primitivas y las comedoras de carroña han limpiado el caldo hasta dejarlo casi desprovisto de alimento. La nueva célula, es decir, la primera célula vegetal, contaba con el pigmento: la clorofila. Gracias a ésta podía asimilar las mismas sustancias empleadas en el primer experimento químico el que creó los bloques más esenciales para la vida y convertirlas en alimento. Con el empleo de la clorofila, el vegetal combinó anhídrido carbónico y agua para formar azúcar. Los azúcares, ricos en energía, se combinan con el amoníaco para formar aminoácidos Estos se reúnen en largas líneas de ARN para formar proteínas. Una proteína ayuda al ADN a reproducirse a sí mismo. Azúcares y fosfatos contribuyen a la formaciónde nuevos lípidos, que pueden utilizarse para el crecimiento y la recuperación. La vida aún debía superar otro gran obstáculo: la barrera alimenticia. Todas las células primitivas dependían para alimentarse de la formación azarosa de moléculas mediante el calor, la radiación, el rayo y otras formas de energía. Este proceso era constante..., pero sumamente lento. Poco después, el alimento era arrebatado con tanta rapidez como se producía. Si las células pudieran producir alimento para ellas mismas... Para lograrlo necesitaban energía del exterior. Claro que debía ser una forma moderada de energía, a fin de que no dañara el ADN y desbaratase la química celular. Sólo existe una fuente mundial regular de esta energía: el Sol. La luz natural se filtra aunque el cielo esté cubierto. La célula necesitaba encontrar un modo de capturar la energía de la luz natural. La solución: un pigmento. La base de los pigmentos ya se encontraba en el caldo. Probablemente las células primitivas produjeron pigmentos para protegerse de la dañina radiación ultravioleta del Sol, lo mismo que actualmente los pigmentos de nuestra piel. Cuando la luz natural afecta a la mayoría de los pigmentos, se convierte en calor. Pero necesita una
  • 19. serie distinta de mutaciones para producir clorofila, el pigmento verde de las plantas. La clorofila es algo especial.Convierte una pequeñaparte de la luz natural en electricidad, una forma de energía mucho más útil. Con su ayuda, la célula recoge moléculas de anhídrido carbónico у de agua para formar moléculas de azúcar ricas en energía. El derivado de este proceso es eloxígeno,veneno para todo lo que crecía en esa atmósfera de metano y amoníaco. A pesar de ello, la ventaja de poder preparar su alimento fue tan grande, que las células aprendieron a tolerar el venenoso oxígeno en lugar de renunciar y retornar al viejo sistema. Poco después, los océanos resplandecían de verdores con una nueva forma de vida: las células vegetales. Todo lo que contenía aquel caldo primitivo ahora está en ti Han transcurrido dos billones y medio de años desde la formación de la Tierra y ya estamos a mitad del camino hacia el presente. Todo ese tiempo fue necesario para crear la primera planta... Y esa planta sólo cuenta con una célula. Pues bien; imagina varios tipos distintos de células de las que hay en nuestro cuerpo. En este mismo instante hay cincuenta trillones semejantes a ellas funcionando en tu cuerpo: células sensoriales del oído interno, células de la sangre, células musculares, nerviosas, de la piel, del hígado... Y sólo constituyen una fracción de los múltiples tipos diferentes de células que nos conforman. Lo que las diferencia, fundamentalmente, son las proteínas: hemoglobina en la sangre, actina y miosina en los músculos, queratina en las células de la piel..., y así sucesivamente. La forma y la personalidad química de estas proteínas es vital para ti. Lo sensacional reside en que las proteínas de tus trillones de células están especificadas por el mismo proceso que las proteínas de aquella primera célula de hace billones de años. El ADN, el código que entonces transmitió el mensaje, prosigue su tarea. Sólo el mensaje ha cambiado con el correr del tiempo para especificarvegetales, animales y el hombre. ¿Cuánto ADN es necesario para especificar todas las proteínas de un ser humano? Ya conoces el sistema básico. Digamos que una proteína típica consiste en doscientos aminoácidos reunidos. Cada aminoácido es especificado en la cadena de ADN por una secuencia de tres unidades.
  • 20. De modo que para producir una de tus proteínas es necesario algo así como seiscientas de estas unidades. En realidad, el ADN humano cuenta aproximadamente con tres billones y medio de unidades. Puestas en fila medirían alrededor de un metro ochenta, lo que no está mal si recuerdas que una célula típica sólo mide la quinta millonésima parte de noventa centímetros de un lado a otro. Si el ADN de los cincuenta trillones de células de tu cuerpo se colocara en fila, mediría 93 billones de kilómetros. Y todas las células cuentan con todo el ADN necesario para especificar a una persona en su totalidad. De modo que la mayor parte, en la mayoría de las células, está permanentemente activa y en silencio, sin especificar nada. Por ejemplo, en una célula formadora de sangre, las longitudes de ADN que especifican la proteína nerviosa, la muscular y todas las demás, nunca se utilizan. Pero no creas que en cuanto una célula está formada lo único que tiene que hacer es cumplir su función hasta tu muerte. Las células individuales de los tejidos que cubren tu cuerpo mueren permanentemente; todas, con excepción de tus células nerviosas, pueden reparar la pérdidamediante un nuevo crecimiento. Al rasguñarte la piel matas millones de células, pero éstas son apartadas y reemplazadas en pocos días. Cada segundo mueren y son reemplazados entre dos y tres millones de glóbulos rojos. Son desintegrados por el hígado, que utiliza parte de sus productos para formar las sales biliares que contribuyen a la digestión. Las células de las papilas gustativas viven, como promedio, cinco días; en realidad, todas las células que, de algún modo, entran en contacto físico con el exterior, están expuestas a una renovación increíblemente rápida. Las células distintas se regeneran de formas diversas. Por ejemplo, una célula del hígado muere y se encoge, de modo que su vecina se divide en dos y ocupa su lugar. Al dividirse su ADN se duplica, abriéndose completamente, y luego cada mitad regenera a la compañera que falta. Durante el desarrollo de las dos células nuevas, el ADN que especifica las proteínas permanece provisionalmente activo hasta que alcanzan su tamaño natural. Algunas partes del ADN actúan como reguladoras: poniendo en marcha, deteniendo, acelerando o frenando la actividad de otras partes del ADN. Por ejemplo, cuando sufres una infección de menor importancia, tus glóbulos blancos luchan con el mal invasor, y algunos mueren y se desmembran. Los productos del desmembramiento
  • 21. estimulan el ADN de otros glóbulos blancos para que produzcan una estrategia de multiplicación masiva, y poco después millones de glóbulos blancos repelen al invasor. Cuando el éxito amenazó la supervivencia El desarrollo en aquel mar primitivo consistía en una sencilla comunidad de seres vivientes que dependían entre sí. Innumerables millones de minúsculas células vegetales flotaban cerca de la superficie, utilizando la clorofila para convertir la energía solar en el alimento que necesitaban para crecer y multiplicarse. Casi con la misma rapidez con que se multiplicaban morían otras a causa de la radiación y se hundían en el fondo del mar. Allí formaron una fuente abundante de alimento para las células comedoras de carroña, que las desmembraban enviando proteínas digestivas y absorbían los tesoros químicos a través de sus paredes celulares. Pero todo estaba librado al azar, esperando a que las células muertas llegaran a ponerse a su alcance. Tarde o temprano habría de evolucionar un método que resultara más eficaz para obtener y absorber alimento. Las primeras células que desarrollaron la capacidad de rodear una célula muerta y absorber su riqueza sin desperdiciar sus proteínas digestivas, se convirtieron en las nuevas campeonas. Para lograrlo, debieron aumentar de tamaño. Otra pequeña mutación les permitió alcanzar el poder del movimiento simple, lo que suponía que la abundante fuente alimentaria de la superficie estaba allí para quien deseara aprovecharla: las células vegetales vivas. Por definición, estas células recientemente evolucionadas fueron los primeros animales, ya que un animal es una criatura que vive ingiriendo plantas (o comiendo otros animales que ingieren plantas). Contaban con la posibilidad de alimentarse de los vegetales de la superficie, las comedoras de carroña del fondo o las células muertas del medio. Pensarás que debieron de vaciar la charca. No fue así. El sistema estaba equilibrado, pues sólo podían existir tantas células animales comedoras de carroña como eran capaces de sustentar las células vegetales. Lo mismo se aplica a toda comunidad viva actualmente conocida. Los vegetales alimentan a los animales, pero éstos los destruyen. Se trata de una pauta muy estable. Aunque la perturbes mucho, tiende a retornar al equilibrio. Imagina que, por algún motivo, existe una
  • 22. abundancia repentina de alimento vegetal y que los animales se multiplican, como siempre ocurre en los buenos tiempos. A más vegetales devorados, menos abundancia. Hay una gran cantidad de animales hambrientos. Muchos mueren y los supervivientes ya no se reproducen tanto. Los vegetales, de los que no hay exceso, se recuperan. Los animales también. Este punto es de importancia vital para todas las cosas vivientes de nuestra era. Es verdad que hoy, alrededor de dos billones de años después de que vegetales y animales comenzaran a evolucionar, los modos de vida están tan inextricablemente entrelazados que resultaría difícil demostrar que las ventajas y desventajas de ambos no alcanzaron un equilibrio relativo. Pongamos por ejemplo los pastos. La llanura del este africano es uno de los últimos y más extensos prados naturales en los que pastan antílopes, y cebras. Si vieras estas manadas confundidas, pensarías que todas compiten por el mismo alimento. No es así. Cada una ingiere un pasto distinto en longitud y textura. Ello contribuye a impedir el crecimiento del tipo de plantas achaparradas que rápidamente invadirían el lugar y ocultarían los pastos. Si los pastos altos y toscos que gustan a la cebra no fueran ingeridos, los más delgados y suculentos, preferidos por los ñúes, no florecerían. Por este motivo, la interdependencia es total: pastos y animales. A medida que animales y vegetales evolucionaron hacia una variedad de formas cada vez mayor, sus comunidades se hicieron más complejas y estables. Pero las relaciones continuaron siendo las mismas. Los vegetales capturan la energía solar y producen alimento, despidiendo el oxígeno excedente. Los animales ingieren vegetales o animales que comen vegetales. Los desperdicios animales ―el estiércol, la orina y sus cuerpos cuando mueren― y los vegetales muertos son alimento de seres como los insectos, las bacterias y los hongos. Finalmente, todo se desmembra de nuevo en productos químicos gracias a los cuales florece una nueva generación de vegetales. Un círculo perfecto, mantenido en movimiento por la energía solar. Naturalmente, con el fin de mantener equilibrado este sistema, los vegetales y animales se ven obligados, en primer lugar, a resolver los problemas individuales para garantizar la supervivencia. Se habían topado con otro obstáculo en aquel mar primitivo: el veneno. A medida que las primeras plantas vegetales prosperaban, producían más
  • 23. oxígeno. Recuerda que la Tierra jamás ha producido oxígeno libre, es decir en forma de gas. El oxígeno de la Tierra siempre había estado combinado con otros átomos de manera no peligrosa: por ejemplo,CO2, numerosos tipos de cristal y mineral. Pero el oxígeno libre y gaseoso era corrosivo y letal para todos los tipos de vida que se habían desarrollado en una atmósfera de metano y amoníaco. Por ello, su mismo éxito parecía amenazar la supervivencia. En este caso, convirtieron el problema en una gran solución. Si eres una célula y te dan una molécula de azúcar, tienes dos modos de extraer energía de ella. La forma primitiva consiste en fermentarla hasta convertirla en alcohol. Hasta la aparición del oxígeno, ése era el único modo. Pero el oxígeno te permite quemar el azúcar. Aunque no mediante el fuego, el resultado final es el mismo: el azúcar se desmembra en anhídrido carbónico y agua, las mismas sustancias a partir de las cuales la célula vegetal forma el azúcar en primer lugar. Lo que resulta sorprendente es que el método del oxígeno produce diecinueve veces más energía que el de la fermentación. La primera célula que alcanzó la mutación que hacía trabajar el oxígeno sobre los azúcares (denominando azúcares a los glúcidos, con el propósito de hacer más didáctica la exposición; En consecuencia, siempre que digo azúcares me refiero a los compuestos orgánicos formados por átomos de carbono, hidrógeno, otros elementos. Asimismo, los glúcidos son conocidos con el nombre de hidratos de carbono) fue una célula vegetal. Así, obtuvo una extraordinaria ventaja, ya que sólo necesitaba una diecinueveava parte de la ingestión de alimento que requería una célula dependiente de la fermentación. Las células animales de la superficie llevaron a cabo independientemente el mismo avance sensacional, pero llegó muy poco oxígeno a las comedoras de carroña del lecho oceánico, y ahora sabemos que sus descendientes las levaduras y algunas bacterias siguen empleando la forma primitiva de desmembrar los azúcares sin oxígeno. Todas las células del resto de las cosas vivientes utilizan la ruta del oxígeno hacia la energía, excepto cuando escasea, como ocurre en nuestros cuerpos cuando corremos muy aprisa y necesitamos energía con más rapidez que la empleada por el oxígeno para llegar a nuestros músculos.En estas emergencias empleamos el método de fermentación para desmembrar el azúcar, hasta que podemos relajarnos y ofrecer al
  • 24. oxígeno la posibilidad de quemar el azúcar hasta convertirlo en anhídrido carbónico y agua. La aparición del oxígeno en la atmósfera ejerció otros efectos. Filtró la mayor parte de la radiación letal del Sol, fenómeno que un día permitiría que la vida colonizara la Tierra. Si hoy perdiéramos ese precioso filtro de la atmósfera, quizá toda la vida perecería. Pero esa misma radiación había suministrado durante cientos de millones de años aminoácidos al caldo, y dicha provisión había comenzado a mermar debido a que una cantidad cada vez mayor de células vegetales los utilizaba. Las células animales y las comedoras de carroña sólo se vieron indirectamente afectadas a raíz de que obtenían los aminoácidos ingiriendo células vegetales. Las células vegetales resolvieron este problema con más mutaciones de su ADN, que les permitió formar todos los aminoácidos a partir de su provisión de azúcares. Desde ese momento, todos los vegetales han sido autosuficientes, siempre que cuenten con sales minerales en su provisión de agua. Pero nosotros, los humanos, sólo podemos formar aproximadamente la mitad de los aminoácidos que necesitamos. El resto proviene de nuestro alimento. El método de vida del oxígeno ofreció otra fuente de alimento para algunas células especiales comedoras de carroña. Con la ayuda del oxígeno, podían asimilar el amoníaco y el metano de la atmósfera, digerirlo y convertirlo en nitrógeno, agua y anhídrido carbónico. ¿Nitrógeno? ¿Agua? ¿Anhídrido carbónico? Súbitamente, el planeta se está convirtiendo en un lugar muy conocido. Estos dos grupos de mutaciones ―el de la clorofila y el de la combustión de oxígeno― constituyeron la base de un modo de vida totalmente nuevo. Gracias a la clorofila, la cantidad de alimento que todo el planeta había producido podía obtenerse en unos pocos kilómetros cuadrados de océano. Y el oxígeno permitía utilizar estas sustancias alimentarias con una eficacia diecinueve veces superior a la del método anterior. El peso total de la materia viva que la Tierra estaba en condiciones de sustentar en ese momento debió multiplicarse cientos de millones de veces. Naturalmente, la cantidad de ADN en el planeta se multiplicó de manera similar. El laboratorio en que podían ocurrir las mutaciones era inmenso. La vida ya había recorrido más de la mitad de su senda evolutiva, y ahora estaba preparada para acometer algunos progresos
  • 25. en verdad espectaculares..., en cuanto hubiera consolidado su posición recién conquistada. La proliferación, comienzo de la especialización En este punto han transcurrido cuatro billones de años en la historia de la Tierra. Más precisamente, las cuatro quintas partes del tiempo transcurrido hasta hoy. El modo de vida unicelular se ha diseminado en amplia medida en mares, caletas poco profundas, charcas y marismas. A más ADN, mayores probabilidades de mutaciones. La vida unicelular tiene ciertas desventajas. Así, es necesario vivir en el agua. Al estar obligada a permanecer en el agua, la célula corre grandes riesgos de ahogarse. Además, no puede moverse con mucha rapidez ni llegar muy lejos para evitar ser ingerida por otras células. Existen dos formas de asegurarse contra estos riesgos. Una consiste en la política de la proliferación. Los seres unicelulares pueden agruparse en colonias simples donde cada célula individual obtiene protección, aunque debe cumplir las funciones de alimentación, crecimiento y reproducción. La otra forma constituye, para nosotros, un progreso evolutivo fundamental: la división del trabajo entre las células: un organismo multicelular. Aunque el ADN es el mismo para todas las células de un organismo multicelular, ciertas partes dejan de actuar, de modo que las células cumplen diferentes funciones como la recolección y el transporte de alimento y la formación del esqueleto. Los primeros seres multicelulares fueron como la obelia, conformadacomo un saco,con tentáculos móviles alrededor de la boca, a través de la cual puede expulsar los bocados indigeribles y otros productos de desecho. El modelo corporal en forma de saco tiene limitaciones. La alimentación es un proceso de captura en vez del tipo de sistema digestivo de línea de montaje: entrada por un extremo, salida por el otro. Todas las células deben encontrarse cerca de la gran charca formada en el interior del saco, pues, de lo contrario, mueren de inanición. Esto, además, limita el tamaño y el grado de complejidad. Contando sólo con dos capas hasta el cuerpo, existen pocas posibilidades de movimientos musculares, de modo que suelen arraigar al fondo de la charca o flotar libremente (medusa).
  • 26. Un ordenamiento más prometedor fue el cuerpo en forma de tubo con dos aberturas, que permitía la alimentación continua. Todos los seres formados en torno a un aparato digestivo tubular poseen tres capas corporales básicas. Una interior, que transforma el alimento; una exterior, que recoge datos de ese exterior y se protege de él; y una capa intermedia en la que puede formarse una cavidad para permitir los movimientos del cuerpo, confiriéndole de este modo independencia. Este ordenamiento produjo un gran aumento del tamaño corporal y abrió inmensas posibilidades nuevas; prácticamente todos los seres multicelulares están organizados según este modelo. En la capa media evolucionó un sistema sanguíneo para distribuir el oxígeno y digerir el alimento. Un sistema nervioso central condujo a una coordinación más rápida de los movimientos, y los músculos unidos al esqueleto podían mover el cuerpo con mayor eficacia. El ser unicelular tenía una desventaja que, a través del tiempo, se convirtió en una ventaja. Los seres unicelulares pueden reproducirse mediante la división, dando lugar a ingentes cantidades de copias: cantidad, pero no diversidad. Como los organismos multicelulares contaban con células especializadas, eran tan incapaces de dividirse como nosotros. En vez de dividirse, debían reunirse células sexuales especiales para producirlos vástagos. La mezcla de los dos ADN creó organismos buenos y malos, de los cuales sobrevivieron los más adaptables, mientras el resto dejó de existir. Así fue la primera reproducción sexual, y constituyó un gran aliciente para el cambio y la evolución. Para los vegetales y animales primitivos el agua costera poco profunda, las lagunas y los estuarios ofrecían una amplia variedad de ambientes en los que podía evolucionar una rica diversidad de vegetales animales. Se han hallado fósiles de algas verdiazules que tienen 2 1/2 billones de años de antigüedad y que conservan su aspecto original. Otras colonias simples de algas que actualmente conocemos ―como las espirogiras,los pediastrios y los volvox― flotan cercade la superficie del agua, mientras que el musgo marino y la ulva o lechuga marina multicelular crecen en el fondo del mar. Los animales unicelulares han habitado el mar y las aguas dulces desde las épocas más remotas. Los paramecios se mueven rápidamente agitando minúsculas estructuras semejantes a pelos, y se alimentan de bacterias y otras células. La vorticela colonial se alimenta de modo semejante, pero está sujeta al fondo de la charca. Los primeros animales realmente multicelulares eran
  • 27. parecidos a la obelia, que posee dos capas corporales y células especializadas en diversas funciones. Múltiples laboratorios separados En la Tierra ocurren fenómenos en los que la vida no ejerce la menor influencia; seguirían produciéndose aunque todas las cosas vivientes desaparecieran de la noche a la mañana... Tales fenómenos ocurrían mucho antes de que la vida hubiese comenzado. Párate junto a la orilla de cualquier mar y observa el océano. Piensa en el suelo submarino, descendiendo debajo de las olas hasta el lecho oceánico y elevándose en otro sitio, a través de otra franja de olas hasta otra orilla, otro terreno. Podrías pensar que no hay nada más sólido que eso. Pero los continentes aparentemente sólidos flotan en la roca de la corteza terrestre, que fluye como el hielo de un glaciar. Hace alrededorde 650 millones de años, momento aproximado en que la vida animal comenzó a diversificarse, un grupo de placas de granito, en modo alguno conformadas como nuestros continentes actuales, comenzaron una prolongada unificación que tardó unos doscientos millones de años en completarse. El resultado fue un supercontinente, conocido en la actualidad como Pangea. En esa época, hace 440 millones de años, en que se formó el supercontinente, toda la vida animal y casi toda la vegetal estaba confinada al mar, los lagos y los ríos. Pero cuando Pangea comenzó a fragmentarse de nuevo, trescientos millones de años después,la vida se había diseminado por toda la Tierra. La gran época de los dinosaurios estaba en su apogeo, pero los mamíferos y las aves, las plantas fanerógamas, los pastos y los árboles todavía no habían arraigado plenamente. Antártida-India y Australia fueron las primeras placas en separarse, hace 140 millones de años; Sudamérica se diferenció veinte millones de años después , en la misma época, la India se separó de la Antártida y comenzó a emigrar hacia Asia. Norteamérica se apartó de Europa-Asia hace tan sólo 65 millones de años. Por último, la India se soldó con Asia hace treinta millones de años, formando las imponentes cumbres del Himalaya. Este tipo de separaciones y las barreras formadas por las nuevas cadenas montañosas y el mar se convirtieron en un nuevo acicate de la evolución. En realidad, crearon múltiples laboratorios separados en los que el ADN proporcionaría diversas respuestas a problemas
  • 28. semejantes. Es sorprendente cuán parecida resultó la mayoría de esas distintas respuestas. Por ejemplo, entre los mamíferos existieron dos líneas evolutivas primordiales: los conocidos placentarios, entre los que nos incluimos, y los marsupiales, que paren hijos muy inmaduros que completan su desarrollo al abrigo de la piel o la bolsa de sus madres. Los primeros mamíferos de Pangea fueron los marsupiales, que sobrevivieron en los antiguos continentes desprendidos de Sudamérica y Australia. En otros sitios, los mamíferos placentarios, más eficaces, desplazaron a los marsupiales. Sin embargo,en Australia existen versiones marsupiales del lobo y también de ratas y ratones. Todos han evolucionado en respuesta a los medios ambientes similares a los de su contrapartida placentaria, aunque tienen un antepasado totalmente distinto. La excepción es el canguro, cuyo equivalente placentario fue el caballo. La fragmentación de Pangea no sólo permitió que la evolución adoptara caminos distintos en el aislamiento, sino que el movimiento de los nuevos continentes fomentó grandes cambios climáticos. Estos sucesos debieron de poner fin a un modo de vida que favorecía a algunos vegetales y animales, pero creó nuevas posibilidades para otros. De este modo, el ADN experimentaba constantemente, aunque con lentitud, condiciones nuevas que ofrecían a las diversas mutaciones una posibilidad de éxito. La consecuenciaes la inmensa diversidad de la vida en la Tierra de hoy. Los que reptaron hasta tierra firme trajeron consigo el mar En los tiempos en que el único océano del globo acariciaba las riberas de una Pangea casi yerma 440 millones de años atrás, los seres que se formaron a partir del principio del tubo llevaron a cabo un progreso sorprendente. Un grupo llegó a alcanzar el estadio del pez, y estaba provisto de cabeza, ojos y otros órganos de los sentidos, cola muscular, espina dorsal y aletas direccionales, cuyo control lo ejercía un sistema nervioso central. Semejante sistema favorecía movimientos más veloces y mejor coordinados. Los depredadores más rápidos fomentan presas más veloces: un caso de escalamiento evolutivo que perfecciona rápidamente una forma corporal determinada. El pez también poseía un corazón con cámaras de bombeo y una entraña con compartimientos especializados para los diversos procesos
  • 29. de la digestión del alimento. Contaba con riñones para filtrar los desechos de la sangre, con un hígado que se ocupaba de la mayor parte de los ciclos químicos; y con órganos sexuales masculino y femenino donde era almacenado el ADN de la generación siguiente. El acontecimiento más extraordinario reside en que la mayoría de los desarrollos evolutivos de los vertebrados a partir de aquel momento han constituido meras variaciones de ese modelo básico del pez. Todos los órganos de aquella lista tienen su contrafigura exacta en ti y en mí. Los huesos de la aleta del pez, por ejemplo, pueden rastrearse a través de numerosas formas hasta los huesos de tus brazos y piernas. Incluso la mayor parte de los órganos del pez se denominan del mismo modo que sus correspondientes humanos. En cuanto la vida encontró un modelo válido, lo adaptó cada vez más a las circunstancias siempre cambiantes; rara vez anuló un modelo y comenzó de nuevo. Cuando la vida se trasladó a tierra firme, lo hizo con un cuerpo de pez adaptado. Nos resulta difícil comprender qué gran paso significó que los seres se trasladaran a la tierra. En realidad, lo hicieron llevando consigo el mar. Incluso en la actualidad nuestro cuerpo está interiormente bañado por un fluido acuoso muy semejante a aquel mar primitivo. Los anfibios —los primeros seres en dar el primer gran paso— vivían bajo la amenaza constante de secarse. Contaban con pulmones sencillos para obtener oxígeno y exhalar anhídrido carbónico, y es posible que, parcialmente, respiraran a través de su piel. La mayoría se sentía tan a sus anchas en el agua como en tierra, y todos regresaban al mar para aparearse. Sin embargo, los que experimentaron el cambio vital de la respiración acuática a la aérea obtuvieron una extraordinaria recompensa. Con el correr del tiempo, mejores pulmones liberarían a la piel de la tarea de respirar, y permitirían que ésta se volviera resistente y gruesa: un sólido escudo contra el peligro de secarse. Luego surgiría como herencia un orbe nuevo, total y no saturado; un orbe colonizado por vegetales que carecían de defensas contra los animales. Los vegetales fueron los primeros en colonizar la Tierra. Junto a las orillas de Pangea, las lagunas poco profundas y los lodazales se secaban constantemente. Sólo podían sobrevivir las células con capas protectoras resistentes. Estas células con frecuencia eran empujadas tierra adentro, hasta los lagos de agua dulce y los pantanos. Allí evolucionaron hasta adoptar formas coloniales y luego multicelulares: hepáticas, musgos y helechos. Las selvas cálidas y húmedas
  • 30. florecieron, ofreciendo gran variedad de alimento y refugio para los primeros insectos y anfibios. Los amos durante cien millones de años Los primeros en resolver las dificultades de vivir en tierra fueron los reptiles, que lo consiguieron de manera espectacular. Gracias a la evolución llegaron a tener pulmones más eficaces y un corazón perfeccionado, lo que les permitió mantener en el cuerpo una buena provisión de sangre. La piel formó escamas callosas,aletas refrigerantes y caparazón. Asimismo, desarrollaron patas más largas, con lo que ganaron velocidad para la huida y la lucha. A diferencia de los anfibios, encerraron el mar dentro de una cáscara de huevo correosa, protegiendo así a la cría de los peligros de secarse.La inmensa extensión de la exuberante selva húmeda contenía alimento para una gran variedad y cantidad de reptiles. Los herbívoros aumentaron de tamaño, obligando a los depredadores a evolucionar hacia formas mayores y más feroces. Al final, una comunidad de gigantes invadió Pangea. Los humildes heredarán la Tierra Con frecuencia vemos a los dinosaurios como símbolos de fracaso, pero el hombre tendrá que sobrevivir otros 125 millones de años para igualar su proeza. El motivo exacto por el cual estos reptiles ampliamente desarrollados desaparecieron sigue en el misterio. Como en la actualidad los dinosaurios están totalmente extinguidos y su lugar ha sido ocupado por los mamíferos y las aves, solemos pensar que estos últimos han evolucionado después de los dinosaurios. Pero no es así. En realidad, el antepasado de los mamíferos,un pequeño ser semejante a una rata, estaba vivo no mucho después de que surgiera el primer dinosaurio. Pero los reptiles ya habían aprovechado todas las opciones que el planeta podía ofrecerles; por esta causa, el mamífero primitivo no tenía modo de establecerse con fuerza. Mientras tanto, los reptiles seguían especializándose, volviéndose más grandes y más rigurosos y, a nuestros ojos, alcanzando formas más monstruosas, que culminaron en las figuras extraordinarias de los tiranosaurios y de los dinosaurios con cuernos. Los reptiles contaban con dos grandes desventajas que, con el tiempo, se volverían en su contra. Tenían un cerebro pobre y eran
  • 31. incapaces de controlar la temperatura corporal. Un buen cerebro exige un suministro de sangre altamente desarrollado y una temperatura constante. Los seres que pueden controlar la temperatura corporal, como es el caso de mamíferos y aves, también han de quemar mucho alimento cuando hace frío y no hacer nada para mantener la temperatura. Este proceso requiere mucho oxígeno. Los reptiles, con sus pulmones primitivos, no podían obtener la cantidad de oxígeno necesaria. Los reptiles estaban viviendo una cantidad de tiempo suplementaria. Los ganadores del futuro vivían modestamente entre ellos a la espera de las circunstancias adecuadas. Pero la espera sería prolongada. Los dinosaurios y los helechos y las plantas acuáticas con que se alimantaban mantenían un equilibrio perfecto y mutuo; sólo cuando el equilibrio fue seriamente perturbado se presentó una posibilidad para los recién llegados. La muerte de los dinosaurios sucedió después de haber dominado la Tierra durante cerca de 125 millones de años, los dinosaurios desaparecieron de pronto. Sus parientes más cercanos son hoy los cocodrilos y las aves. Su extinción podría deberse al cambio climático provocado por la separación gradual de Pangea. Mamíferos Con los mamíferos evolucionó el modelo corporal, adaptándose mejor a la vida en tierra firme. La ventaja suprema residía en su adaptabilidad al espectro más amplio de climas, del más caliente al más frío, del ecuador al polo. Esta ventaja era consecuencia de su capacidad de controlar la temperatura corporal. Los mamíferos poseen una piel cubierta de pelo y rica en glándulas productoras de grasas que repelen el agua. Otras glándulas suministran sudor, que se evapora para refrescarlos. Si sienten demasiado frío, pueden erizar la piel para recibir más aire..., algo así como ponerse otro jersey. El control de la temperatura adecuada produjo una maravillosa estabilidad interna que condujo al desarrollo más importante: el de un cerebro que permanecía alerta incluso en los climas más fríos. La progenie de este animal requiere un calor constante, en consecuencia, no puede desarrollarse dentro de un huevo, donde la temperatura varía frecuentemente y los productos de desecho se acumulan de continuo hasta la salida del cascarón. Debían desarrollarse dentro de la madre, confiando en su sistema de control de la
  • 32. temperatura y de purificación de la sangre. Algunas glándulas sudoríparas de la piel desarrollaron una nueva función: la producción de leche para alimentar a los recién nacidos. A medida que los mamíferos se diversificaban sobre la Tierra, en el aire las aves aprovechaban todas las oportunidades. Su dominio cada vez mayor del cielo las puso a salvo de los depredadores del terreno y les facilitó el acceso a la inmensa variedad de semillas, frutos e insectos de los árboles. Conservaron el huevo del reptil, pero, al tener sangre caliente, pudieron transmitirle calor. Han transcurrido casi dos billones de años desde la creación de la primera comunidad de células vegetales, animales y comedoras de carroña. Durante ese tiempo la naturaleza ha creado y actuado en innumerables oportunidades. El resultado ha sido una comunidad sorprendentemente compleja. Prosperan los mamíferos, los helechos arborescentes han sido reemplazados por las coníferas, y con la evolución de las fanerógamas se ha producido una gran diversificación vegetal. Los bosques y las praderas, tal como hoy los conocemos, ofrecieron a los mamíferos nuevas oportunidades de alimento refugio. En las praderas, los rebaños de animales de pastoreo soportaban una existencia difícil junto a los depredadores. Para sobrevivir, algunos desarrollaron patas más largas, trazando un modelo evolutivo como el del caballo moderno. Otros ganaron seguridad aumentando en tamaño. El techo del bosque ofreció seguridad y riqueza en forma de hojas y frutos a los ágiles antepasados de los primates. Con excepción del murciélago y el caballo, todas estas formas están extinguidas. El hombre: de la materia al espíritu A medida que los mamíferos se diversificaban, lo distintos tipos evolucionaban aumentando la eficacia con la cual explotaban su medio ambiente específico.Colmillos para los carnívoros, patas fuertes y aptas para correr para los animales herbívoros, y así sucesivamente. Algunas variedades alcanzaron un éxito extraordinario, pero, a medida que se especializaban, se volvían menos adaptables a los principales cambios de su medio ambiente. Sólo entre los primates, a salvo en las copas de los árboles, podían producirse mejoras más generalizadas. Las copas de los árboles exigen una vista aguda para distinguir el alimento y los enemigos y para alcanzar un rápido camino de huida a través de un laberinto cuando amenaza algún peligro. Por este motivo,
  • 33. los ojos se trasladaron hasta la parte frontal de la cabeza, con el objeto de escrutar mejor la profundidad y la distancia. La visión en color, de la que carecen casi todos los demás mamíferos, fue perfeccionada. Los primates cuyo ADN se alteró para permitir estos cambios tuvieron más éxito. Y, en consecuencia, los centros ópticos de mayor tamaño se volvieron normales. Esta eficaciaperfeccionada del centro óptico condujo al desarrollo posterior de otras dos zonas del cerebro: una que procesaba la entrada y otra que controlaba la salida. En síntesis: ver, comprender, actuar. Entre los primates se produjo un gran aumento de las sendas entre el centro óptico y los centros de juicio y planificación y la coordinación de movimientos. No tenía sentido ver un camino de huida a través de un laberinto de ramas si una de ellas no podía aguantar el peso. De este aumento de las sendas cerebrales surgió ese rasgo especial que distingue a los primates del resto de los seres: la inteligencia. En realidad, la única diferencia entre el cerebro de los primates y el del resto de los mamíferos reside en la complejidad de sus sendas. Por ejemplo, la célula cerebral humana no es en sí más inteligente que la célula cerebral de un cerdo; sucede que está mucho más rica y densamente interconectada con otras células cerebrales. Esta riqueza de interconexiones explica la entrada que permite que un humano tenga pensamientos que nunca se le ocurren a un jabalí. Este aumento de la complejidad condujo al agrandamiento de la región frontal del cerebro: la zona no alineada que procesa entradas de zonas especializadas como el centro óptico y que posteriormente, en el hombre, se ocupará de cuestiones como la iniciativa, el aprendizaje , sobre todo, la concentración. La disminución constante de los fuertes y huesudos lomos del cráneo,que en otra épocahabían dado fuerza a las grandes mandíbulas a fin de facilitar la defensa, permitió que éste se modificara ante la necesidad de un cerebro de mayor tamaño. Ello dio lugar a la frente alta, cuya amplitud se acentúa a medida que la evolución se acerca al hombre. La vida en las copas de los árboles tenía otra desventaja que, a través del tiempo, se convirtió en ventaja: dificultaba la crianza de la progenie. Los cazadores con base en tierra, como leones y zorros, pueden producir grandes camadas de vástagos casi inermes. Al nacer se mantendrán a salvo en la guarida y aprenderán del exterior y de sí mismos mientras sus padres montan guardia.
  • 34. Pero las madres primates, que necesitan movilidad para correr libremente entre las copas de los árboles, sólo pueden transportar en su interior uno o dos hijos por vez. Además, los primates jóvenes han de nacer lo suficientemente maduros y desarrollados como para aferrarse a sus madres y sobrevivir sin la protección de un nido. El éxito en la crianza de estos pocos vástagos exige mayores cuidados maternos. Suma estos cuidados al mayor podercerebral de los primates y verás el despertar del amor y del complejo tipo de comunicación que debió conducir al poder de la palabra. Para algunos, la vida en las copas de los árboles presentó otra facilidad. Poder bambolearse de rama en rama sin caer exige un buen puño. Si el alimento incluye raíces arrancadas, frutos y nueces, es necesaria una acción bastante compleja del pulgar y los dedos. Si un bocado sabroso cae, hay que bajar mucho para recuperarlo. Para todas estas acciones se precisa una maravillosa coordinación entre la mano y el ojo. Nuestra capacidad básica como artífices y usuarios de herramientas se remonta a los días del puño y a la destreza de nuestros antepasados de las copas de los árboles. Hace aproximadamente diez millones de años el clima se volvió más frío. El período glacial se acercaba y los enormes bosques que cubrían la mayor parte de África y bastante de Europa comenzaron a desaparecer. Entre los primates se contaba el ramapiteco, antepasado del hombre. Comenzó a aprovechar las nuevas oportunidades sobre el terreno y los espacios abiertos. Para él y para nosotros significó el comienzo de una gran aventura. Lento, débil y vulnerable, pero pensante Los humanos, apenas desarrollados en una cuarta parte, que descendieron de los árboles cuando la llegada del período glacial comenzó a amenazar los bosques,no podían seleccionarsus alimentos: componían su dieta raíces, frutos y todo animal pequeño que se interpusiera en su camino (y no lograra escapar con la suficiente rapidez)... Esta variedad permitía a aquellos seres competir con una gran cantidad de animales capaces de vivir en tierra firme durante decenas de millones de años. No fue un comienzo sencillo. ¿Te molestarías en cazar conejos compitiendo con manadas de perros salvajes? ¿O desenterrarías raíces en lucha con jabalíes de largos colmillos y doscientos kilos de músculos y huesos? Recuerda que no puedes corrercon tanta rapidez como los demás mamíferos, y que para
  • 35. un leopardo cazador o para cualquiera de los grandes felinos y cánidos eres tan apetitoso como un gamo joven. Resulta interesante observar cómo se desempeñan los demás primates que han descendido al suelo. Los chimpancés viven, por elección, en el monte bajo y entre matorrales, y se trasladan a los árboles cuando sobre ellos se cierne algún peligro. Los gorilas viven en el terreno, pero sólo en bosques espesos o densos matorrales de montaña. Y los mandriles, que se separaron de nuestra línea evolutiva hace aproximadamente treinta millones de años, viven en manadas forrajeras rígidamente organizadas, y una disciplina muy estricta de tipo militar rige sus relaciones sociales. Ninguno de estos seres estuvo a favor del agresivo estilo del grupo cazador tan eficazmente puesto en práctica por los cánidos y algunos de los grandes felinos. Ninguno, con excepción de los humanos primitivos... que tardaron muchos millones de años en desarrollar un cerebro lo suficientemente grande como para compensar la falta de colmillos, velocidad y fuerza muscular. Esos humanos, apenas desarrollados en una cuarta parte hace entre diez y cinco millones de años, estaban, pues, muy lejos de alcanzar un grado de evolución satisfactorio. Llevaban una existencia semejante a la del chimpancé, sin alejarse demasiado de los árboles,los matorrales altos o los acantilados a los que podían trepar para guarecerse y protegerse del peligro. Durante ese lapso comenzaron a evolucionar en dos tipos distintos de seres, que podríamos denominar semihumanos: las dos formas de australopitecos. Uno de esos tipos nunca logró superar la mitad del camino; se extinguió hace alrededor de un millón de años, quizás aniquilado por el segundo tipo. Era una especie de hombre con cerebro de gorila. No podía caminar bien erecto, y probablemente se movía a cuatro patas cuando recorría cierta distancia. A juzgar por su dentadura, se nutría sobre todo de semillas, nueces y otros alimentos pequeños y duros que era necesario moler para poder tragar y digerir. Se cree que era tan peludo como cualquiera de los demás simios. El segundo tipo de individuo semihumano se encuentra directamente en la línea de nuestros antepasados. No se especializó en la dieta ni, en principio, disfrutó del aumento espectacular de tamaño del que gozó el primer tipo. No obstante, durante el mismo lapso, hace entre cinco y un millón de años, desarrolló un cerebro como mínimo una mitad
  • 36. mayor que el de sus primos semejantes a gorilas (a propósito:el cerebro totalmente humano es algo más del doble). Estos semihumanos, más pequeños y parecidos a chimpancés, poseían otros rasgos que aún los aproximaban a la línea humana, a pesar de su incapacidad para caminar perfectamente erectos, como lo hacemos nosotros. Aunque empezaron siendo comedores de carroña y recolectores,poco después adoptaron formas de caza más ambiciosas, hasta que fueron capaces de seguir la pista de una presa a distancias bastante alejadas de sus bases. Para conseguirsu propósito,no podían confiar en el tipo de herramientas toscas que en caso de necesidad fabrican chimpancés y gorilas con ramas, piedras y cualquier objeto que encuentran. Así, se vieron obligados a confeccionar sus útiles con antelación, quizás un día o dos antes, y a transportarlos durante las incursiones de caza. Este avance implica un cerebro bastante desarrollado. Como es lógico, un desarrollo tan sorprendente no se da en forma aislada, sino que va acompañado de muchos otros. Por ejemplo, del lenguaje. La caza en grupo a cargo de seres que carecían de la velocidad, la fuerza y la dentadura de los cánidos, habría sido difícil sin la capacidad de comunicarse. El lenguaje constituyó un progreso extraordinario. Desde su aparición, nada ha igualado su capacidad para relacionarse con el exterior. ―Cómo cruzaremos este río? ―Coloquemos piedras para apoyar los pies. ―No, es muy profundo. Caminemos corriente arriba hasta encontrar un vado. ―Eso nos retrasaría demasiado. Crucemos aquel tronco. ―Primero debemos comprobar si soporta al más pesado de nosotros. Y así sucesivamente. Quienes sostienen el diálogo anterior tardan menos de quince segundos en llevar a cabo cuatro experimentos mentales ante un problema del exterior real y en llegar a la mejor solución sin moverse. Los seres sin lenguaje podrían tardar varios días en realizar el mismo proceso. Nuestra naturaleza actual ofrece algunas pistas fascinantes (y no son más que pistas) con respecto a los conflictos que pudieron surgir entre aquellos antepasados nuestros cuando tomaron por vez primera tan peligroso sendero. Por ejemplo, si nos analizamos a nosotros mismos podemos encontrar dos características absolutamente contradictorias acerca de
  • 37. cómo preferimos organizarnos. Por un lado, buscamos la férrea disciplina militar, tan acusada entre algunos mandriles, con sus rígidas jerarquías masculinas. Por otro lado, también favorecemos el tipo de unidad familiar madre-padre y esa especie de “democracia” imparcial que es más característica de la manada de cánidos cazadores. Una posibilidad señala que comenzamos a avanzar hacia el modo de vida herbívoro, al aire libre, pero que fuimos derrotados por los mandriles. Su ADN se especializó antes que el nuestro para este tipo de vida, por lo que alcanzaron el acostumbrado éxito instantáneo que acompaña a la especialización.En ese momento, nuestros antepasados más primitivos adoptaron un nuevo rumbo, pero no antes de que cierto grado de militarismo hubiera quedado instalado en nuestra naturaleza. De todos modos, fue durante esa época cuando adoptamos la unidad familiar madre.padre como base de nuestro modo de vida. El tipo de organización de los mandriles, con hembras sólo para unos pocos machos dominantes, no ofrecía motivaciones suficientes para que todos los machos regresaran de las prolongadas, arduas y peligrosas expediciones de caza; sólo la idea de que su familia lo esperaba y dependía de él podía estimular a cada macho. Otro rasgo humano de esos semiparientes fue su costumbre de construir burdos refugios colgadizos con ramas. Quizá fue una compensaciónnocturna de la pérdida del pelo corporal... o, mejor dicho, del acortamiento y la reducción de pelo que separa a los humanos de otros simios. También cavaban agujeros para almacenar agua. Juntaban sal en vez de salir y saquearla cuando la necesitaban, como los demás animales. Hace aproximadamente un millón de años, este segundo tipo de humanoide llevó a cabo la transición a la humanidad total. Se mantuvo erecto, dejando las manos totalmente libres para confeccionar y sujetar herramientas y para transportar y manipular objetos. No es sorprendente, por lo tanto, que lo llamemos Homo Erectus. Las herramientas que produjo el Homo Erectus eran mucho más potentes que las de su antepasado. Talló agudas lanzas de madera, cuyas puntas quizás envenenó, como hacen los salvajes nómadas sudafricanos y los aborígenes de la actualidad. También produjo hachas de mano con cabeza de piedra y empuñadura de madera. Su descubrimiento más importante fue el fuego.
  • 38. Este último descubrimiento condujo a dos progresos fundamentales. En cuanto estuvo en condiciones de cocinar, pudo buscar presas mucho mayores. Los primates no digieren fácilmente músculos grandes crudos, y la posibilidad de cocerlos modificó la situación. Además,el fuego permitió sobrevivir en las regiones más frías del planeta y soportar con facilidad las estaciones de temperatura más baja. Hasta ese momento,sus antepasados habían estado confinados al monte bajo y las praderas cálidas y ecuatoriales del este el noroeste de África. Pero el Erectus se diseminó por todo ese continente y luego avanzó por Europa y Asia. Paralelamente a estos desarrollos se produjo un aumento masivo del tamaño del cerebro humano. Hace un millón de años, el cerebro de nuestros antepasados más inteligentes tenía un poco más de la mitad del tamaño del nuestro. Casi toda la capacidad que luego se desarrolló se localiza en la zona frontal, asiento de nuestra inteligencia. En realidad, el cerebro humano fue más que asiento de la inteligencia, pues se ha convertido en el centro de la evolución: el núcleo del que emanarán los principales procesos evolutivos del futuro. Sólo tú puedes preguntar por qué Mientras nuestro ADN daba lugar al aumento de la destreza con el pulgar y los dedos, y hacía crecer la capacidad cerebral y la inteligencia, el ADN de nuestros parientes más cercanos los simios también se modificaba. El menos parecido a ti, el gibón, se había especializado en moverse con rapidez entre los árboles. El orangután, mucho más lento que el gibón, aumentó su tamaño al quedar libre de los depredadores. En el suelo, un grupo numeroso de gorilas tenía poco que temer, mientras que los chimpancés habían formado grandes unidades familiares ruidosas y gregarias, capaces de dar la voz de alarma y alcanzar la protección de los árboles. Te encuentras ligeramente más cerca del chimpancé que de los demás primates. Y esta similitud se percibe en tu ADN. Si cogemos una cadena simple de ADN humano y la comparamos con la de un chimpancé, la diferencia sólo es del 2,5%; respecto al gorila es ligeramente mayor. Incluso en un aspecto en el que pareces haber cambiado el caminar erecto, tu ADN sólo ha tenido tiempo de hacer la mitad del trabajo. Tenemos constantes problemas con la columna, las cavidades y las caderas, debido a que su modelo básico aún se inclina
  • 39. con demasiada fuerza hacia el típico caminar a cuatro patas de los simios. También existen claras similitudes de conducta entre nosotros y los simios. Sus caras son sumamente móviles, a diferencia de las máscaras rígidas de los demás mamíferos. Labios fuertemente apretados, pucheros, chasquidos con los labios, sonrisas, ojos fijos o desviados y movimientos de la frente que expresan placer, desconcierto, temor, agresión o sometimiento. Los gorilas adultos, aunque muy amantes de la paz, se golpean el pecho en señal de desafío. A los chimpancés les encanta producir mucho ruido palmoteando rítmicamente, saltando sobre las patas o golpeando un árbol hueco de la selva. Todos tienen llamadas diferentes de advertencia o de contacto mutuo. Son curiosos y retozones; aman a los jóvenes tanto los ajenos como los propios y frecuentemente se tranquilizan entre sí cuidándose o tocándose. Tanto en estos aspectos como enmuchos otros, la diferenciaentre los simios y tú sólo es de grado. Lo que en realidad te distingue de los simios comenzó cuando los humanos desarrollaron el lenguaje. La diferenciareal radica en dos modos de comprender lo que nos circunda: dos tipos distintos de inteligencia. Percibes igual que los simios cuando escuchas un acorde; es decir, no captas notas aisladas y las reúnes conscientemente, sino que te llega el acorde como un todo. Cuando caminas alrededor de un cuarto o diseñas un modelo, aunque tus ojos se centren en un solo elemento, tu mente tiene conciencia de la cosa global: una vez más, como un todo. Pero mientras leías el último párrafo empleabas un tipo de inteligencia muy distinto: una inteligencia que opera en una secuencia paso a paso, que construye cadenas de lógica y razón. De modo que posees dos tipos de inteligencia: la que comprende las cosas como totalidad y la que opera paso a paso. Al primer tipo lo denominamos inteligencia holística y al segundo, secuencial. Ningún otro animal, ni siquiera nuestros primos más cercanos entre los simios los chimpancés, tiene tan bien desarrollado este tipo de inteligencia dual. Las personas con daños en los centros del lenguaje, que dependen del tipo de inteligencia secuencial, son incapaces de construir oraciones de más de diez palabras. Parece que diez palabras es el máximo que puedenabarcar con su inteligencia holística; después, pierden la pista. Es fascinante saber que si bien los chimpancés no han
  • 40. desarrollado la capacidad del habla, pueden aprender el lenguaje de los símbolos, pero no quebrar la barrera de las diez palabras Esta capacidad de pensamiento secuencial nos convierte en el único animal capaz de hacer la pregunta de “¿dónde vengo”?, para no hablar del intento de responderla. Un insólito depredador El Homo Erectuscambió tanto, entre 400.000 y 70.000 años atrás, que debemos considerarlo una nueva especie: el Homo Sapiens (hombre sabio), nombre que modestamente nos asignamos. El miembro más antiguo de esta nueva especie humana llamado hombre de Neandertal, en honor del valle alemán donde por vez primera se encontraron sus restos, era bajo y fornido. Como el esquimal moderno, estaba adaptado para vivir en las regiones más frías de un planeta sometido al período glacial. Probablemente fue el primer hombre que cubrió su cuerpo para compensar la falta de pelo que el Homo Erectus le había legado. Hizo sus ropas y también sus tiendas con las pieles de los animales que cazaba: desde mamuts hasta pequeños ponies. También fue el primer hombre que enterró a sus muertos con signos de veneración; es decir, fue el primero en mostrar una conciencia espiritual detrás o más allá de lo material que satisfacía sus necesidades corporales. Si consideras que este aspecto espiritual de nuestra naturaleza es el que nos distingue de los animales, el hombre de Neandertal es el primero del que podemos tener la certeza de que era realmente humano. Aunque el volumen craneano total no es una pauta definitiva de la inteligencia, resulta interesante señalar que el cerebro del hombre de Neandertal era mayor que el del hombre moderno en un promedio del diez por ciento. Solía pensarse que fue aniquilado por su primo más agresivo ―nosotros, hace 40.000 años―, pero parece igualmente probable que las dos especies humanas se cruzaran hasta fundirse en esa misma época. De todos modos, el sucesor del hombre de Neandertal fue el de Cromagnon, famoso por su costumbre de pintar las paredes de las cuevas. Fundamentalmente, vivía en pequeñas aldeas al abrigo de tiendas de piel sustentadas por huesos de mamut, un modo de vida muy semejante al de los indios norteamericanos. Era más alto que el hombre de Neandertal y mucho más parecido a nosotros. Su modo de vida también se asemejaba mucho más al
  • 41. nuestro. Parece probable que vistiera pieles toscamente confeccionadas y cubriera sus pies con cuero animal. Produjo herramientas muy refinadas de hueso y asta, además de las tradicionales de piedra y madera. En estos útiles se aprecia un grado mucho mayor de especialización que en los del hombre de Neandertal, y consistían en cuchillos, rastrillos, taladros, anzuelos para la pesca, arpones e incluso instrumentos para grabar. Con su ayuda fabricó ornamentos y joyas, alcanzando altos niveles de artesanía. Todavía puede conmovernos la belleza y perfección de su arte, preservado milagrosamente en cuevas como las de Lascaux y Altamira, cerca de la frontera de lo que ahora son Francia y España. En la línea evolutiva entre los humanos, en su cuarta parte, de hace diez millones de años y nosotros, a estos cazadores artistas los tenemos a una mínima distancia, si es que existe alguna. Todas las pruebas indican que eran idénticos a nosotros físicamente,en capacidad e inteligencia. Lo que de veras nos separa es alrededor de 20.000 años de evolución cultural: el prolongado relato de nuestro crecimiento y del comercio y la civilización crecientes que lo sustentaron. Nosotros,los que vivimos rodeados de los lujos del siglo, solemos pensar que la vida del cazador-recolector de alimentos era incómoda, semisalvaje y muy breve. En realidad, de todos los modos de vida elegidos por los humanos, probablemente el del cazador-recolector sea el más simple. Incluso los salvajes nómadas del Kalahari, que habitan una de las regiones menos hospitalarias del planeta, cazan un promedio de sólo dos horas diarias, y nunca superan las 32 semanales. Pero ingieren tantas proteínas como el ciudadano ibérico o norteamericano medio (más que el británico o el alemán, y en todas las comunidades de salvajes nómadas alrededordel 10% de la población supera los sesenta años. En síntesis, alcanzan un nivel de vida, de salud y de longevidad comparable al nuestro en la sociedad industrial; pero lo logran sin capital, en una semana laboral muy reducida. No es sorprendente que durante el 99% de nuestro tiempo sobre la Tierra nosotros,los humanos, hayamos llevado la vida sencilla, reconfortante, satisfactoria y ociosa del cazador.recolector.El misterio reside en que nos hayamos consagrado a otro modo de existencia. Parte de la explicación debe encontrarse en el aumento de la población. Cuando los depredadores cazan en su territorio hasta el punto que la provisión de alimento comienza a mermar, se produce una