Un buen día, el Coordinador de un Máster asistió a una de mis sesiones en el mismo. Me dijo que le disculpase porque tenía que trabajar inevitablemente con su portátil durante mi ponencia (hace tiempo que prefiero y agradezco que la gente venga con portátil… a que no venga). Pero aquel desafío exigía ELEVAR EL NIVEL DE JUEGO DE MI PROFESIÓN.
¿Cómo acabó la partida? con un elogio por parte del Coordinador y su amable recriminación…porque no había podido trabajar, gracias a lo que había disfrutado durante toda la mañana de un sábado. Aquél día colgué el mono de trabajar, para dedicarme a elevar mi nivel de juego.
Hoy os deseo lo mismo, a vosotros, a quienes el mundo torpedea continuamente vuestro trabajo. Y no va a daros cuartel, hasta que contraataquéis con un juego superior. ¿O acaso preferís un trabajo aburrido a un juego divertido? Lo segundo es, de verdad, jubilarse (de júbilo).
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
Jugar o trabajar
1. CCoommoo ddiissttrriibbuuiiddoorreess ddee RREEDDDDIINN AASSSSEESSSSMMEENNTTSS aayyuuddaammooss aa uuttiilliizzaarr DDEEGG,, llaa mmeeddiiddaa cciieennttííffiiccaa ddeell LLiiddeerraazzggoo EEffeeccttiivvoo
¿¿JJuueeggaass oo ttrraabbaajjaass??
Efrén Martín: gerente de , profesor de , associate consultant de Reddin Assessments
Links: GPS, CONDUCCIÓN VItAL
REDDINASSESSMENTS
Nº 143 noviembre 2018 http://www.fvmartin.net
«… se hace camino al andar…»
No todo en Asteasu era juego sucio y
picardía. También valía la astucia:
Unos jóvenes retaron a un hombre de más
edad a cortar hierba. Éste puso una
condición que le fue aceptada: elegir la
herramienta. Se presentó con una
guadaña ¡de 3 metros! (quizá la fuente
exagere) y barrió a sus oponentes.
Nuevamente, unos jóvenes –con nulo
conocimiento del número π (pi)- retaron a
otro mayor a dar vueltas a una fuente
circular. Pidió elegir la posición y tras
aceptárselo, ¡eligió la interior! Los novatos
perdieron al hacer un recorrido más largo.
Pero lo más llamativo de “jugar” no es tanto
querer ganar a toda costa, de forma honesta o
deshonesta, sino su oposición a “trabajar”,
¡tratándose básicamente de la misma actividad!
Mihaly Csikszentmihalyi ha descubierto que
muchas personas “fluyen”, disfrutan, más en
el trabajo que en las vacaciones; en el negocio
que en el ocio. Otros investigadores afirman
haber constatado, incluso, que el rendimiento
mejora (es el caso de muchos artistas y
voluntarios) cuando trabajan gratuitamente en
proyectos elegidos personalmente, y empeora
cuando se les impone a través de una
compensación económica.
¿Por qué, en la práctica que requiere su
trabajo, hay tanta diferencia entre jefes,
técnicos, administrativos, comerciales,
médicos o profesores? ¿Qué factores
situacionales, previos y posteriores,
condicionan su comportamiento? Veámoslo
con el clásico análisis funcional C–>C–>C
(CONTEXTO–> CONDUCTA–> CONSECUENCIAS):
1. CONTEXTO. No es lo mismo que el esfuerzo
sea voluntario y deseado, que obligatorio e
impuesto. El primer supuesto permite la
libertad de decisión, para asumir o no
ciertos riesgos e incertidumbres, en torno a
actividades que nos resultan intrínsecamente
interesantes, para las que nos creemos
competentes -o que podemos llegar a
serlo- y en compañía de otros a quienes
nos une un aprecio y admiración mutua. Con
estas condiciones previas el esfuerzo
significa juego y, sin ellas, trabajo.
2. CONSECUENCIAS. Lo que recibimos al final
también está sometido a interpretación propia
y ajena. No es fácil sentirse satisfecho de un
resultado que al fin y al cabo es lo que se
esperaba de nosotros, “va con la paga” y no
conlleva reconocimiento.
Si no nos auto-exigimos más, y si da lo
mismo hacerlo bien que mal:
Eso es trabajo
Habiendo surgido el deporte rural del trabajo (cazar,
pescar, segar…), Asteasu se labró en su día fama de
localidad aficionada al juego, a las apuestas y… a las
trampas.
En una de las plazas del pueblo, existe un relieve que
representa un “concurso de segalaris". Allí se reflejan
los principales ingredientes de aquellos certámenes,
con algunas de las trampas más conocidas, como la de
tirar tuercas y otros trozos de hierro a la hierba para
que se rompiera la guadaña del rival; o echar agua a
la hierba segada, porque por peso se elegía al ganador.