Este título de la colección está dedicado a un tema especialmente preocupante para los padres y la sociedad en general: el consumo de drogas en nuestros jóvenes y adolescentes.
1. Factores de riesgo y protección
frente al consumo de drogas
Capítulo
Descripción general de los factores de riesgo
Factores de riesgo en la comunidad
Factores de riesgo familiares
Factores de riesgo escolares
Factores de riesgo individuales y del grupo de iguales
Factores de protección frente al consumo de sustancias
Aprendiendo a decir “No”
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2. Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
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Descripción general de los factores de riesgo
Los factores de riesgo, según la teoría bio-psicosocial, pueden ser per-
sonales, del ambiente, familiares, de la red social que tenga establecida...
A cada factor de riesgo le acompañará un factor de protección, que es el
punto donde de verdad podemos incidir.
Es cierto que los factores de riesgo fueron una importante aportación a la
prevención del consumo de sustancias. Ayudaron a identificar las variables
sobre las que había que incidir para favorecer la abstinencia, pero muchas
de estas clasificaciones han quedado incompletas a día de hoy, dados los
diferentes patrones de consumo que existen. Aun así partiremos de la clasi-
ficación de 1992 de Peterson para analizarlos e ir completándolos.
Factores de riesgo en la comunidad:
- Privación económica y social.
- Bajo apego en la crianza y desorganización comunitaria.
- Transiciones (ej. Cambios de colegio) y movilidad del sitio donde se
reside.
- Disponibilidad de drogas.
Factores de riesgo familiares:
- Historia Familiar de alcoholismo.
- Problemas de manejo de la familia.
- Uso de drogas por parte de los padres y actitudes positivas hacia su
uso.
Factores de riesgo escolar:
- Edad temprana de conducta antisocial.
- Fracaso escolar.
- Bajo compromiso con la escuela.
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Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
Factores de riesgo individuales y de los iguales:
- Alienación con los demás y rebeldía.
- Conducta antisocial en la adolescencia temprana.
- Tener amigos que consumen drogas.
- Actitudes favorables hacia el consumo de drogas.
- Primeros consumos tempranos de drogas.
Factores de riesgo en la Comunidad
Privación económica y social
Dicho de otra manera, la llamada “marginalidad” ya no sería un factor
de riesgo o mejor dicho no sería el único. De hecho, el caso contrario, la
bonanza económica hoy por hoy también podría ser un factor de riesgo.
En todo caso, no sabemos lo que la vida nos deparará. Por tanto, la mejor
forma de que la situación económica no se convierta en un factor de riesgo
es acostumbrarnos a darle la importancia adecuada al dinero, que este sirva
para comprar las cosas necesarias; y en esta categoría de cosas necesarias
puede entrar el ocio, siempre que sea adecuado a nuestras circunstancias.
Es importante saber cuál es nuestra posición en la vida y actuar en función
de ello. Con nuestra práctica diaria debemos enseñar a nuestros hijos a ser
felices con lo que tenemos.
Hoy en día a este factor de riesgo podríamos añadirle el de una mala
gestión económica familiar.
Bajo apego en la crianza
Es evidente, como ya hemos visto, que el apego ha de ser una de las bases
de la crianza de nuestros hijos. Cuanto más interiorizado tengan el sentido
de pertenencia a su familia menor será el riesgo de sentimiento de desarrai-
go, mayor será su autoestima y su confianza. El sentido de pertenencia es
uno de los grandes factores de protección a lo largo de nuestra vida. Nues-
tro instinto más ancestral tiende a buscar la manada como protección y qué
mejor “manada” que nuestra familia.
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4. Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
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Transiciones y movilidad geográfica
Este factor está fuertemente unido al anterior y puede acentuar mucho
más el sentimiento del que acabamos de hablar: el desarraigo. Conocer
el sitio donde vivimos, nuestro colegio, nuestro barrio, es una manera de
tener seguridad y en cierto modo es una forma de “economía mental”.
Afrontar rutinas diarias evita que nuestro cerebro tenga que estar tomando
decisiones nuevas cada día, que tenga que estar sopesando continuamente
pros y contras. Ahora bien, seamos sensatos, un cambio de domicilio o de
colegio no se convierte necesariamente en un factor de riesgo en sí mismo.
Nos referimos a cambios continuos cuyo impacto atenta directamente al
sentido de pertenecía a un sitio, a un entorno concreto.
Disponibilidad de drogas
Este factor resulta evidente: siempre será más fácil consumir aquello a lo
que tenemos acceso. Sobra indicar que el riesgo de consumo de drogas en
este caso se incrementa de manera exponencial.
Factores de riesgo familiares
Problemas de alcoholismo o drogas en la familia
Puede que una de las primeras ideas que se nos vengan a la cabeza cuan-
do hablamos de problemas de alcoholismo en la familia o de cualquier otro
tipo de adicción, es que esta situación haga que los hijos vean de primera
mano cuáles son los problemas que el consumo puede acarrear: proble-
mas familiares, laborales, económicos, personales... Pero de igual modo
que muchos de los maltratadores de hoy fueron maltratados en su infancia,
el hecho de que alguno de los progenitores tenga un problema de adicción
incrementa de manera notable esta posibilidad.
Repasemos los otros factores de riesgo que ya hemos visto: mala gestión
económica, disponibilidad de drogas, desarraigo, falta de apego, etc. Mu-
chos de ellos suelen darse cuando uno de los progenitores tiene un proble-
ma de adicción. Por desgracia no solemos aprender del mal ajeno y reaccio-
namos culpabilizando al que sufre el problema y creyendo que nosotros no
pasaremos por esa situación. Si a esto le añadimos que la familia es donde
vamos incorporando las herramientas con las que iremos haciendo frente
a la vida, este tipo de entornos pueden convertirse en uno de los grandes
factores de riesgo.
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Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
Actitud favorable frente al consumo
En cuanto a la actitud favorable hacia el consumo de drogas, puede osci-
lar desde la pasividad a la permisividad.
Por ejemplo que haya plantas de marihuana en casa (total, por una plan-
ta no pasa nada…), que se escuchen frases como “prefiero que lo fumes en
casa que no por ahí, en la calle”, o el uso de sustancias como tranquilizantes
o somníferos sin prescripción médica como algo habitual en el hogar.
Factores de riesgo escolares
Edad temprana de conducta antisocial
La conducta antisocial es una parte más del conocido Trastorno del Com-
portamiento, que se caracteriza por conductas agresivas hacia las personas y
las cosas, trasgresión de normas, engaños... No está claro el origen o las po-
sibles causas de este trastorno. Algunos estudios apuntan a ciertas anomalías
en el lóbulo frontal del cerebro y otros muestran la correlación entre este
tipo de comportamiento con determinadas zonas marginales. Los hay tam-
bién que apuntan a la importancia de la falta del establecimiento de límites
en la educación de estos jóvenes. Sea como sea, lo importante es ponerse
manos a la obra una vez que vemos aparecer los primeros comportamientos
de este tipo.
Es fundamental hablar con nuestros hijos, clarificar las normas y explicar-
les el porqué de estas. Es mucho más fácil para todos interiorizar una norma,
un límite, cuando conocemos las razones que hay detrás. Frases del tipo “en
esta casa mando yo” o “mientras vivas aquí se hará lo que yo diga”, segu-
ramente generen más resistencia y resentimiento que otra cosa y, si se cum-
plen, será más por miedo que por respeto o entendimiento de la norma.
Como ya hemos mencionado, no está claro si la causa de un determina-
do comportamiento antisocial puede tener su origen en alguna alteración
biológica, pero sí está demostrado que una educación coherente, sin contra-
dicciones entre lo que se dice y lo que se hace, razonada, tiene resultados
positivos.
Fracaso escolar
El fracaso escolar es mucho más que simplemente malos resultados aca-
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démicos ya que puede ser el origen de sentimientos de fracaso, frustración
o desengaño. Es lógico que esto ocurra. Pensemos en algo que hagamos a
diario, y que alguien nos dice que no lo hacemos bien, que “no sabemos
hacerlo”. En ocasiones, este fracaso puede deberse a la apatía del estudian-
te, a su falta de interés, pero no siempre es así; algunos estudiantes, que sí
se esfuerzan, ven cómo de manera reiterada sus resultados académicos no
son todo lo buenos que esperan ellos o sus padres, simplemente porque
no entienden aquello que estudian, porque sus profesores no saben hacer
accesibles los conocimientos o por algo tan básico como un problema de
visión (algunos estudios apuntan que un 30% del fracaso escolar podría
estar relacionado con algún problema en la vista).
Ante el fracaso escolar hay que buscar las causas, descartar problemas de
visión o auditivos como primera medida y después buscar junto con nues-
tros hijos cuál puede ser el origen. Puede que no sepa estudiar, memorizar,
o que no se le dé bien una determinada materia y necesite refuerzo. Lo fácil
es culpabilizarle de no hacer lo que debe, de no esforzarse... “tienes que
dejarte los codos”, pero sin aportar soluciones. Debemos proporcionarle
un repertorio de soluciones para que pueda utilizar la que necesite. Recor-
demos que no es agradable que continuamente nos recuerden que algo que
hacemos a diario lo hacemos mal, y menos aún si mediante una puntuación
nos comparan con los demás.
Bajo compromiso con la escuela
Este factor está muy relacionado con el anterior pero con algunos mati-
ces. El colegio, la escuela, no es solamente el edificio al cual se va a estudiar.
Además de impartir las diferentes asignaturas que se deben de cursar, el
colegio nos forma en habilidades que posteriormente nos servirán en otros
ámbitos de la vida, lo que algunos denominan “el currículo oculto”. Aun-
que muchas veces se haya utilizado con otras intenciones, es aquel conjunto
de normas y costumbres que pueden servirnos para introducirnos en el
mundo adulto. Por ejemplo, entramos en clase cada día a la misma hora y
cumplimos un horario concreto, como posteriormente haremos en el traba-
jo, y esto nos introduce en la asunción de jerarquías y estructuras laborales
y sociales.
Por tanto, con un bajo compromiso con la escuela no sólo nos referimos
a una mala relación con las materias que en ella se imparten, sino que sus
implicaciones van más allá. Hemos de hacer ver a nuestros hijos que su
tarea, el trabajo principal que tienen que desarrollar, es asistir a clase, inde-
pendientemente del rendimiento escolar que desarrollen.
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Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
Factores de riesgo individuales y del grupo de iguales
Alienación y rebeldía
Ambos conceptos pueden entenderse como dos paradas dentro de un
mismo continuo, es decir, a una alienación suele seguirle una rebeldía. Se-
gún el diccionario de María Moliner, alienar se define como: “Transformar
la conciencia de un individuo o colectividad de modo que pierda su propia
identidad”.
En primer lugar, hemos de evitar esta alienación dotando a nuestro hijo
de una autoestima adecuada, de una capacidad de espíritu crítico, como ya
vimos en el apartado donde hacíamos referencia al descubrimiento de las
cualidades de nuestro hijo. La rebeldía en cuestión puede ser la reacción
ante la propia alienación, ante un sentimiento de desarraigo, de fracaso, de
frustración, que ya hemos ido analizando a lo largo de este capítulo.
Tener amigos que consuman drogas
Evidentemente es uno de los grandes factores de riesgo que todo padre
conoce, al menos de manera intuitiva, bajo el nombre de ”las malas com-
pañías”. No podemos elegir por nuestros hijos a sus amigos, pero podemos
conocerlos, invitarlos a casa, tratar a sus padres... Muchas amistades de la
infancia se mantendrán a lo largo de toda la vida, por lo que debemos apo-
yar a nuestros hijos desde pequeños en esta tarea, animarlos a que manten-
gan aquellas amistades que supongan un enriquecimiento personal y sean
positivas a lo largo de sus vidas.
Actitudes positivas hacia el consumo de drogas
Ya hemos analizado este factor de riesgo dentro de la familia, pero sucede
igual entre el grupo de iguales si el grupo de amigos ve como algo normal, e
incluso positivo, el consumo de drogas. Podemos ayudar a nuestro hijo dán-
dole una información veraz, proporcionada y ajustada sobre las drogas, ya
que de no ser así puede que la información le llegue sesgada y tergiversada
hacia el consumo. Dedicaremos un capítulo entero a este tema.
Primeros consumos tempranos de drogas
Es más fácil no probar algo que conocerlo y tener que renunciar a ello.
Cuando una persona toma drogas su cerebro conoce una sensación que en-
tra a formar parte del conjunto de estas que haya experimentado durante
8. Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
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su vida y puede que, por alguna razón, vuelva a apetecer en un momento
dado. De nuevo vemos que es mejor prevenir que curar.
Será necesario por tanto que utilicemos determinadas herramientas que
ya conocemos para favorecer el no consumo de drogas. Son los llamados
Factores de protección.
Factores de protección frente al consumo de sustancias
Hemos visto cómo existen una serie de factores de riesgo que pueden
favorecer, nunca determinar, el consumo de drogas. Nuestra labor como
padres será la de neutralizarlos mediante los factores de protección.
¿Cuáles son estos factores? A continuación vamos a ir confeccionando un
cuadro de factores que quedará abierto a posibles ampliaciones a medida
que nosotros mismos vayamos identificando factores más concretos, más
locales:
Frente a los factores de riesgo en la comunidad:
- Gestión económica adecuada. Equilibrio de los gastos y los ingresos.
- Fomentar el sentimiento de pertenencia a la familia cercana (padres y
hermanos) y extensa (tíos, primos...).
- Incorporar la opinión de los hijos en las decisiones como cambios de
casa, de barrio, de colegio…
- ......................................................................................................
Frente a los factores de riesgo familiares:
- Establecimiento de pautas de crianza y comportamiento coherentes.
Establecimiento de normas y límites compartidos.
- No disponibilidad de drogas en casa.
- Evitar incoherencias entre la información dada a nuestros hijos y nues-
tros actos en relación al consumo de drogas y alcohol.
- Adecuación económica a la realidad.
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Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
- Evitar conductas permisivas en relación a las drogas (objetos decora-
tivos con hojas de marihuana, plantas en casa...)
- ......................................................................................................
Frente a los factores de riesgo escolares:
- Identificar las causas ante un caso de fracaso escolar (descartar posibles
causas físicas, como posibles problemas de visión, buscar refuerzos...).
- Reconocer posibles sentimientos de desarraigo, frustración, fracaso,
ante el inicio de un posible trastorno del comportamiento, y buscar la
solución a ellos.
- Asistencia a la escuela como una responsabilidad que ha de llevar a
cabo.
- ......................................................................................................
Frente a los factores de riesgo individual y de los iguales:
- Ayudar a nuestro hijo a descubrir sus cualidades.
- Favorecer en él un espíritu crítico.
- Dar información real, veraz y coherente sobre drogas.
- Dotarle de estrategias de resistencia a la presión grupal.
- Conocer las amistades de nuestros hijos y a sus familias.
- ......................................................................................................
Recordemos que este es un cuadro abierto que podremos ir completando
a medida que identifiquemos factores de riesgo. Ante ellos debemos encon-
trar cuál puede ser su factor de protección.
Aprendiendo a decir “No”
“No” es una palabra difícil de decir para casi todos nosotros. Hacemos
cosas, aceptamos responsabilidades, tareas, encargos que no queremos ha-
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10. Factores de riesgo y protección frente al consumo de drogas
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cer tan sólo por no saber, o no querer decir esta palabra de dos letras. Nos
justificamos con frases del tipo “si no me cuesta tanto” o “sólo es un mo-
mento”, “cómo le voy a decir que no, con el carácter que tiene...”, para
amortiguar sentimientos de culpabilidad o para cumplir con el compromiso
social.
Veamos algunas formas de decir No:
- Decir “No”. Así de simple, decir no a algo “no, gracias”. Tan simple
y tan complicado, pero viene bien ir practicándolo si tenemos dificultad
para hacerlo.
- Evitar la situación. Dice el saber popular que “quien evita el riesgo,
evita el peligro”. Si sabemos que en un lugar concreto, en una situación
concreta, nos harán una petición, una demanda o una oferta que no que-
remos, evitemos esa situación. Evidentemente esta no es la respuesta más
adecuada, ya que no podemos estar continuamente limitando o variando
nuestro comportamiento ante posibles situaciones. Sin embargo, se trata
de una alternativa.
- Dar una excusa. Tampoco es la más adecuada ya que implica engaño,
pero como ya hemos dicho, puede formar parte de nuestro repertorio.
- Cambiar de tema.
- Marcharse.
- Ignorar la propuesta.
En realidad, debería haber una forma de “no” y, sin embargo, no quedar
mal. La respuesta está en hacerlo de manera asertiva.
La verdad, decir esto y no decir nada es lo mismo; la asertividad es un
concepto escurridizo. En realidad, y resumiendo, no es otra cosa que el
punto medio entre la agresividad y la pasividad. Los griegos clásicos ya nos
decían que en el punto medio esta la virtud, con lo cual no hemos inven-
tado nada nuevo con este término, tan sólo le hemos puesto nombre. Di-
cho esto, veamos algunas técnicas para mejorar nuestra capacidad de decir
“No” ante aquellas cosas que no nos agraden o que creamos que vulneran
nuestros derechos y que debemos enseñar a nuestros hijos:
- La técnica del disco rayado: consiste en repetir nuestra contestación o
nuestro argumento de manera sosegada hasta que la otra persona entien-