2. ♦INTRODUCCIÓN♦
En los años que precedieron a la guerra entre Estados Unidos y México, dichos países
eran dos naciones que progresaban en direcciones opuestas.
Estados Unidos, impulsado por los grandes avances tecnológicos e inspirados por el
concepto de "destino manifiesto", expandía con confianza sus territorios hacia el oeste. El
joven país era visto como una nación pujante que miraba hacia un futuro que parecía
ofrecer infinidad de oportunidades para sí mismo y para su gente.
Mientras tanto, México luchaba penosamente para mantener el control sobre la vasta
extensión territorial que había heredado de España tras su larga guerra por su
independencia. Sin tener los recursos para colonizar buena parte de su territorio y con
profundas divisiones políticas internas, México buscaba en el pasado su significado, en
aquella época en la que una vez la "Nueva España" había prometido ser la potencia
continental del Nuevo Mundo.
La guerra de Texas es el previo al episodio más triste que haya sufrido México en su
historia, los mexicanos recordamos con tristeza la perdida de los territorios del norte y
precisamente la batalla texana es el primer paso para que la expansionista Norteamérica
se apoderara de más de la mitad de nuestro territorio.
Los libros de historia, los medios de comunicación y el mismo gobierno nos han hecho
creer que Santa Anna vendió territorio y que los estadounidenses nos robaron. En este
ensayo se podrán ver algunas razones por las cuales nos llevan a hacernos algunas
preguntas sobre si esta historia que nos hicieron creer desde pequeños es cierta o solo
fue una táctica más de distracción por parte del entonces gobierno, una de esas
preguntas es si podríamos hablar de un concepto de corrupción política equivalente al de
la actual por parte de Santa Anna en aquel entonces, también preguntarnos si él
realmente traicionó a México o si sus opciones eran muy limitadas. Se pretende
demostrar la hipótesis por ejemplo que las luchas internas entre mexicanos hicieron
propicio el ambiente para que Texas y California, abandonadas primero por españoles y
después por mexicanos, exigieran su independencia. Para esto veremos distintos puntos
de vista y perspectivas diferentes las dos partes de la historia.
3. ♦DESARROLLO♦
La política expansionista norteamericana tiene antecedentes históricos. La sociedad
norteamericana de principios del siglo XIX que se arriesgaba a marchar hacia el oeste sin
temor del peligro, sufrimientos y trabajos que pasarían, todo por encontrar una mejor
calidad de vida la cual se venía buscando desde los primeros colonos ingleses que llegan
a América huyendo ya sea de las persecuciones religiosas o de le relegación económica
que había traído la revolución industrial, esto habla de una sociedad acostumbrada a
sufrir y a sacrificarse por el desarrollo económico.
Caso contrario el de la sociedad mexicana que era mayormente estática, no cambiaba
fácilmente de residencia y estaba acostumbrada, por el pasado colonial, a obedecer y no
ambicionar tanto como los llegados de Inglaterra.
No ha existido una nación que no tenga o haya tenido cierto sentido de destino o propósito
nacional. En la década de 1840, los líderes y políticos usaron la frase "Destino Manifiesto"
para explicar la expansión continental de Estados Unidos; para muchos estadounidenses ésta
revitalizó un sentido de "misión" o destino nacional. Mientras que Estados Unidos ponía en
acción la búsqueda de su Destino Manifiesto, México enfrentaba circunstancias muy diferentes
como país recientemente independizado. México obtuvo su independencia de España en 1821
pero sufrió terriblemente esta lucha. La recuperación fue difícil.
Desde su guerra por la independencia en 1821 hasta la guerra contra Estados Unidos en
1846, México luchó por desarrollar un sistema de gobierno que permitiera que el poder a
nivel nacional se transfiriera de una manera estable y pacífica. En las décadas que
precedieron a la guerra con Estados Unidos, las disputas facciosas dieron lugar a
debilidades reales o percibidas que alentaron a que gobiernos europeos trataran de
aprovecharse de México. Estas influencias externas y la pugna entre facciones políticas
internas tuvieron un significativo impacto en la habilidad de México para proteger sus
territorios.
Por estas razones y otras surgieron los problemas y con eso la guerra de territorios entre
estos dos países.
A lo largo del siglo XVII, franceses y españoles clamaron estas tierras, hasta que, en
1690, Francia reconoció el dominio español. Para entonces, Estados Unidos aún no
existía.
4. Entre 1690 y 1821, fue gobernado como territorio español, separado de Nueva España, y
era en realidad un páramo desolado que para 1770 tenía apenas 3 mil habitantes entre
indígenas, frailes españoles y colonos franceses e ingleses. A partir de la independencia
de Estados Unidos en 1776, los colonos comenzaron a poblarlo con permiso de España.
En 1819 -México no había conseguido todavía su independencia y Texas era propiedad
española-, se establecieron los límites entre España y Estados Unidos en el Tratado de
Onís-Adams, pero cuando la Nueva España se convirtió en México, el acuerdo perdió
validez y los límites quedaron indeterminados.
En 1824 se redactó la primera constitución mexicana, en la que se estipulaba que Texas
era parte de la república, y se hizo sin consultar a los 20 mil texanos que había para
entonces, que ni siquiera pelearon la guerra de independencia y en realidad no querían
ser parte de México, ya que la población era de origen inglés, francés y estadounidense.
Independientemente de lo que señalara la Constitución de 1824, Texas nunca había sido
ni de Nueva España ni de México, y la población tampoco lo era. Además, el gobierno
mexicano nunca logró que los mexicanos sintieran interés en dicho lugar, así que siguió
permitiendo que el territorio fuera colonizado por estadounidenses. El historiador Alan
Brinkley lo explica así: “En 1824 el gobierno mexicano realizó un experimento mal
aconsejado. Con la esperanza de fortalecer la economía del poco poblado territorio,
aprobó una ley de colonización que ofrecía tierra barata y cuatro años de exención de
impuestos a cualquier norteamericano dispuesto a trasladarse a Texas”.
Si bien la Constitución hacía de nuestro país una República Federal en la que los texanos
tenían un alto grado de autonomía, en 1833, López de Santa Anna derogó la Carta Magna
y estableció un gobierno central que perjudicaba a los texanos.
Los problemas entre el Gobierno Mexicano y los colonos anglosajones en Texas
comenzaron con la promulgación de la constitución centralista de 1835, conocida como
las Siete Leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el Presidente de México Antonio
López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua constitución federal de 1824. Poco
tiempo después, surgieron pronunciamientos en varias regiones de la otra República
5. Federal. La guerra comenzó en Texas, el 2 de octubre de 1835, con la batalla de
González; rápidamente, las fuerzas texanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar (la
actual ciudad de San Antonio), aunque pocos meses después serían derrotados.
Después de algunas victorias mexicanas la guerra terminó inesperadamente con la batalla
de San Jacinto, a más de trescientos kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. En
ese lugar, el general Samuel Houston condujo a los rebeldes texanos y voluntarios
estadounidenses a la victoria sobre una parte del ejército mexicano al mando de Santa
Anna, el General fue capturado tras la batalla.
Antonio López de Santa Anna nunca reconoció la independencia de Texas. Aunque haya
firmado esos tratados, Santa Anna, no era presidente y dichos “tratados” nunca fueron
ratificados ni por el presidente que despachaba en palacio nacional en aquel entonces,
don Miguel Barragán, ni menos aún, por el congreso mexicano, conforme a lo dispuesto a
las bases orgánicas de 1836, ley fundamental que regía la soberanía del país. Así que lo
que haya firmado el general Santa Anna, no tenía validez alguna.
Pero aun suponiendo que esos tratados “fueran validos”, que validez podría darse a dicho
acto, cuando quien los firma, se encuentra privado de su libertad, tratado como prisionero
de guerra y no como un jefe de estado. Es obvio que lo que haya firmado Santa Anna, no
tiene, ni jurídica, ni moralmente, valor alguno.
Sin embargo tras la conclusión de la guerra, se formalizó la república de Texas. Los
Estados Unidos se anexionaron Texas en 1845, y las reclamaciones de ambas partes no
quedarían finiquitadas hasta la intervención estadounidense de 1846-1848.
El Tratado de Guadalupe Hidalgo puso fin a la guerra entre Estados Unidos y México. Fue
firmado el 2 de febrero de 1848 y constituye el tratado más antiguo que todavía está en
vigencia entre Estados Unidos y México.
Fue un acontecimiento que definió a ambas naciones, transformó el continente y forjó una
nueva identidad para su gente. Al finalizar la guerra, México perdió casi la mitad de su
territorio, correspondiente al actual sudoeste estadounidense desde Texas hasta
California, adquirió más de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados de valioso
territorio y surgió como potencia mundial a fines del siglo xix.
6. En mi opinión personal, considero que la “venta” de Texas fue si bien una decisión
presionada e influenciada por un mal gobierno también no dudo que haya sido una
situación ventajosa para Santa Anna puesto que estando el entrenado y habiendo
participado en tantos movimientos se mostró un tanto dudoso ante esa situación. En lo
que leí hay varias versiones y escritos que afirman que Santa Anna entre otros
presidentes vendieron a otros países parte de nuestro territorio a cambio de ciertas cosas.
En lo personal esta redacción me sirvió mucho para preguntarme sobre qué otras partes
de la historia que conocemos desde niños ha manipulado el gobierno los medios de
comunicación u otros más beneficiados. También me surge la duda de saber si realmente
conozco a mi país, lo que paso y está pasando en él.
Hoy día seguimos intentando resolver los problemas y debates que surgieron durante la
guerra entre Estados Unidos y México: la contradicción entre los ideales declarados y la
práctica real; la distinción entre una guerra "justa" y una "injusta"; las formas en que
definimos la ciudadanía e identidad en una sociedad multicultural; y, los desafíos que
implica desarrollar naciones progresistas y democráticas.
Vivimos las consecuencias de esa conquista. Todos vivimos con el impacto y los efectos
de la adquisición de esas tierras, del desplazamiento de la gente de esa tierra, la
apropiación de su trabajo a salarios insuficientes para tener una vida llevadera. De hecho,
de alguna manera, continuamos peleando la guerra una y otra y otra vez.
7. ♦CONCLUSIONES♦
En conclusión general se nos ha hecho creer que Santa Anna vendió territorio y que los
estadounidenses nos robaron. Los territorios que nos “robaron” nunca fueron de la Nueva
España. Eran de España. Con permiso de España esos lugares fueron poblados por
norteamericanos y gente de otros países. Y la realidad es que nadie nos robó nada. Las
luchas internas entre mexicanos hicieron propicio el ambiente para que Texas y California,
abandonadas primero por españoles y después por mexicanos, exigieran su
independencia. Primero fueron republicas y después se anexaron a los Estados Unidos
de América. Una de las principales razones para no desear ser mexicanos era para
mantener la esclavitud como fuerza de trabajo. Se afirma que es mentira que Santa Anna
vendió estos territorios. Recibió dinero, sí, pero como soborno para permitir la invasión de
México auspiciada también por el clero. Estos pobladores no deseaban pertenecer a
México ya que no compartían idioma, cultura y religión. Además de que no podrían seguir
teniendo esclavos, no les convenía el sistema republicano centralista impuesto por Santa
Anna y los Estados Unidos de América les ofrecía mejor futuro (Como hoy).
Una de las preguntas que surgen de analizar la conducta y decisiones de Santa Anna es:
¿Es un héroe o un villano?
Para la historia de México, Santa Anna es un personaje polémico, odiado, pero sobre todo
traidor. Esto es cuestión de mirar los documentos, entonces hay diversos momentos en su
carrera política donde pareciera ser que sí, que traicionó al país, pero una vez que se
miran los documentos de cerca resulta que no. Por ejemplo, en el episodio de Texas,
cuando fue apresado y firmó el Tratado de Velasco. En ese acto no reconoce la
Independencia de Texas. En la guerra contra los Estados Unidos, de 1846 a 1848,
aunque entra en negociaciones con Polk, de hecho lo que hace es engañar a Polk, para
que le permita entrar y volver a México. En ese momento, en lugar de negociar la paz y de
alguna manera permitir que los Estados Unidos se lleven todo el territorio, sin tener que
luchar, hace todo lo contrario. A partir de ahí organiza la defensa de México. Entonces la
acusación de que él vende a la patria o que la traiciona, tampoco es cierta. Donde,
8. tenemos un caso de venta del territorio mexicano, es el Tratado de la Mesilla. Pero no es
un hecho de traición, es una venta muy polémica. Hay que tener en cuenta el contexto al
que se enfrentó Santa Anna, nuevamente, las opciones eran muy escasas.
Otra de las preguntas que pudieran surgir de este tema es la siguiente:
¿Podríamos hablar de un concepto de corrupción política equivalente al de la actual?
Es muy difícil, es importante hacer distinciones en el vocabulario político, tanto para ahora
como para entonces. De hecho el problema de manejar ciertos términos conduce a
anacronismos que de alguna manera nos reduce nuestra comprensión de esa época. Eso
lo he visto yo, de manera que se han manejado términos como derechas o izquierdas, o
conservadores y liberales. Cuando en ciertos contextos no existen esas variaciones. En el
caso de corrupción, hay que distinguir la malversación de fondos y robo institucional;
estos hechos sí se dieron. Yo sospecho que durante el siglo XIX, ellos no necesariamente
usaban la palabra corrupción, sin embargo, hablaban de que Santa Anna era un ladrón o
que se robaba los fondos públicos y generaba un escándalo por el mal manejo de los
recursos, cuando se impusieron una serie de impuestos, de manera muy dramática, en
los gobiernos que van de 1841 a 1844. Santa Anna era propietario de casi todas las
tierras que iban desde el puerto de Veracruz hasta Jalapa. La mayoría de los miembros
del gabinete santanista, habían comprado haciendas por doquier, mientras que la
recaudación de impuestos no había tenido ningún impacto significativo en la sociedad.
A ciencia cierta no se sabe cuanta gente murió, las causas que orillaron a vender esta
parte territorial, lo que si es cierto es que a Estados Unidos lo ayudo a crecer
territorialmente, a fortalecer sus recursos naturales y a forjar lo que es hoy día una
potencia mundial, a costa del territorio Mexicano.
En lo personal me pregunto qué hubiera pasado si México no hubiera perdido todas esas
tierras, y estoy segura de que muchas personas también se lo preguntan.