1. II. EL DISCURSO ORAL Y ESCRITO
2.1. Normas que rigen un texto
APUNTES SOBRE LA COHERENCIA Y LA COHESIÓN
1. La coherencia1
La coherencia es fundamentalmente unidad de sentido. Cuando decimos que un
texto es coherente, queremos decir que está organizado lógicamente y que podemos
interpretarlo. La coherencia es una propiedad básica del texto.
La coherencia de un texto puede ser interna o externa: la coherencia interna se
manifiesta por medio de una estructura significativa que tiene organización lógica y
armonía sintáctica, semántica y pragmática entre sus partes. Así, de un lado tenemos el
modo como se realizan las relaciones lógicas entre las afirmaciones (causa, condición,
comparación, etc.) y, de otro, su manifestación lingüística (=cohesión).
La coherencia externa depende de factores que se encuentran fuera del texto. El
texto conecta con otros textos y con experiencias anteriores del lector u oyente que le
proporcionan marcos de referencia para la interpretación.
(In)Coherencia interna (cfr. ejemplario de clase):
· Voy a ir al cine, por tanto, pásame las tijeras.
· Lo mismo ocurre en Venezuela, la gran mayoría de la población vive en chozas,
pero esto no nos permite decir que los chilenos son todos pobres.
· Currículum aparejador (cfr. ejemplario de clase) Incoherencia por falta de
organización.
· Si no pides una Guinness el día de San Patricio, nunca sabras cómo la sirven.
Si no sabes cómo la sirven, no podrás ser mayordomo.
Si no puedes ser mayordomo, se enfada la reina de Inglaterra.g
1
Tomado de Graciela Reyes. Cómo escribir bien en español.
2. Si la reina de Inglaterra se enfada, suspenderá el partido de rugby Inglaterra-
Irlanda.
Si lo suspenden, tendrás que cenar con tus suegros.
Si cenas con tus suegros, te preguntarán qué tal te va en el trabajo...
Mejor, pide una Guinness.
Coherencia externa:
·Microrrelatos de A. Monterroso (cfr. ejemplario de clase)
· “No lo soporto más, ¿quién me pone la pierna encima?”
La coherencia surge de la interacción entre la estructura del texto y la
interpretación del lector, que ha de contar con datos contextuales. Para facilitar la
creación de coherencia, un texto debe cumplir con algunas condiciones básicas:
a) El texto debe ser relevante
b) El texto debe presuponer correctamente la información conocida
c) El texto debe tener un tema central alrededor del cual se desarrolla la
información secundaria
d) El texto debe argumentar (o exponer las ideas) de manera adecuada
[e) El texto debe emplear los mecanismos de cohesión necesarios]
a) Relevancia
Se entiende por relevancia la propiedad por la cual el texto se conecta con
información conocida y aporta significados al oyente o lector. Un texto desconectado de
todo conocimiento del lector es irrelevante, en este sentido, ya que el lector no podrá
integrarlo en sus sistemas de conocimientos y creencias y, por lo tanto, no podrá extraer
de ese texto ninguna información.
En otros casos, los más, intentamos interpretar el texto que parece irrelevante,
haciendo un enorme esfuerzo para encontrarle coherencia. En esto seguimos una
tendencia general del ser humano (Plano Universal), que busca siempre aumentar su
3. conocimiento, y da por sentado que un texto comunica algo relevante, es decir, conectable
con la experiencia anterior y significativo. Si fracasamos, será porque carecemos del
marco de conocimientos necesarios para crear un contexto, y porque el texto no nos ayuda
a crearlos.
b) Cálculo de la información conocida
No abusar de la información implícita; puede dar lugar a malinterpretaciones.
c) Tema central
Las informaciones accesorias deberán integrarse naturalmente en las principales, o
eliminarse, de modo que cada parte del texto tendrá sentido en relación con esa estructura
básica de significado.
El título de un texto, que apunta casi siempre a su tema central, es una señal
importante de coherencia.
d) Argumentación adecuada
Producimos, más veces de las que quisiéramos, textos en los cuales la lógica no es
tan sólida como debería ser, y que pueden desorientar al lector.
Esta política ni nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario (Pifias
mentales de El Informal)
2. La cohesión
La cohesión constituye una de las más importantes manifestaciones de la
coherencia, identificable a partir de elementos lingüísticos visibles y materiales.
Existen diferentes procedimientos l ngüísticos para lograr la cohesión en un texto.
i
Mecanismos de cohesión (cfr. esquema en el ejemplario de clase)
A. recurrencia o repetición (cfr. ejemplario de clase, nº 10)
4. 1. recurrencia léxica
1.1.repetición literal (animal / animal)
1.2.“sinonímica”(animal / bestia)
1.3.por hiponimia (vaca con respecto a animal)
1.4.por hiperonimia (animal con respecto a vaca)
1.5.derivado sintáctico (animal /animalada/ animalización)
1.6.por conocimiento del mundo (animal/establo/ pezuña/ manada/ herbívoro, etc.)
1.7.por paráfrasis (animal/ ser irracional)
2. recurrencia posicional
2.1. paralelismo
2.2. quiasmo
B. Sustitución
1. proformas léxicas
2. pronombres
C. Elipsis
D. Conectores extraoracionales o marcadores del discurso
5. 2.2. ESCRITURA Y ORALIDAD. INTERFERENCIAS
Hemos de admitir que existen diferencias entre la transmisión de mensajes orales
y la de mensajes escritos; aunque la principal es simplemente el empleo de uno u otro
canal, en general -generalizando mucho-, las producciones y recepciones por el canal
fónico se diferencian de aquéllas que se realizan mediante el canal gráfico en la
planificación a la que suelen someterse, en el tiempo de ejecución y en otros factores,
como pueden ser los derivados del registro que suele corresponder -pero que no siempre
corresponde- a unas y otras.
En nuestra cultura occidental tiene gran peso la modalidad escrita del lenguaje,
que siempre se ha prestigiado incluso desde las mismas ciencias del lenguaje. En efecto, a
pesar de que la lengua es eminentemente oral, sólo en época muy reciente la conversación
ha sido objeto de estudio científico por parte de la Lingüística (también es cierto que los
aparatos que permiten registrar esta variedad del lenguaje con precisión y facilidad son
relativamente recientes).
La cuestión es que el dicho de que quot;las palabras vuelan, lo escrito permanecequot;
(verba volant, scripta manent) se encuentra en la base de una larga tradición que valora lo
permanente de los textos escritos frente a lo efímero de las producciones orales.
Y, sin embargo, desde una perspectiva histórica, la humanidad ha pasado el
99'5% de su historia empleando exclusivamente el lenguaje oral (los hombres llevan
hablando desde hace más o menos un millón de años y la escritura (logográfica) aparece
hacia el 3300 a. de C.). De hecho, existen culturas que aún carecen de código escrito e
incluso en la nuestra, gran número de personas prescinde en su vida cotidiana de él
(seguro que podemos pensar en gente que prácticamente no lee y, sobre todo, no escribe,
aunque haya sido alfabetizada).
En el entorno académico, en cambio, se emplea el código escrito constantemente
(tomar apuntes, redactar exámenes, estudiar, hacer esquemas, etc.) y nos cuesta imaginar
un mundo en el que la escritura no existiera2. De hecho, algunos elementos propiamente
2
Un ejemplo de cómo puede condicionar el sistema gráfico la percepción del lenguaje es el de
algunos estudiantes taiwaneses del ILCE que negaban la existencia de vocales en chino mandarín
porque pensaban en el contraste entre nuestra escritura alfabética y la suya, ideográfica (identificaban
6. gráficos se han trasladado al habla y, así, podemos decir que queremos subrayar un
hecho, que decimos algo entre paréntesis o entre comillas (en este caso, incluso se ha
generalizado un gesto que puede acompañar a lo que decimos oralmente), empleamos la
expresión con mayúsculas para magnificar algo, a veces se escucha terminar algo con
puntos suspensivos o con un y punto o y punto final, o incluso con etc. (etecé, etecé).
También desde una perspectiva diacrónica (histórica) de las lenguas, se observa,
por ese mismo prestigio de la escritura, cómo lo oral y lo escrito avanzan a velocidades
distintas: lo escrito suele retrasar o mitigar los cambios que se producen desde lo oral;
piénsese, por ejemplo, en el mantenimiento de la h- inicial o de la -d- en los participios (el
primero de estos grafemas no representa ningún sonido; el segundo tampoco lo hace en
las realizaciones fónicas más relajadas de los participios –estao-, e incluso de sustantivos
–abogao-).
Los dobletes léxicos romances de muchos étimos latinos se deben a que uno de
ellos –el más apegado a la forma originaria conoció una restricción a registros formales,
en esferas de actividad de prestigio y a formas de transmisión escritas. Sería el caso, por
ejemplo, de litigar/lidiar.
Intentaremos mostrar, a continuación, aunque sin afán de exhaustividad que lo
oral y lo escrito pueden entenderse quot;como variaciones de las formas en que está dividido
el mundo del discursoquot;(A. Teberosky en Balnche-Benveniste 1998, 9). No se trata de
polos opuestos para los que pueda hablarse de organización y desorden respectivamente:
simplemente, presentan complejidad y organizaciones diferentes en sus tipos más
característicos.
Los estudios más recientes se han esforzado por mostrar cómo en los diálogos que
se califican de caóticos o incorrectos desde las normas de la gramática -lato sensu- de la
lengua escrita existe control y organización, al igual que se producen infracciones de todo
tipo en discursos, muy normativos en su conjunto, de quot;profesionalesquot; del lenguaje3, tales
como políticos, profesores, periodistas o locutores.
vocal con los grafemas a, e, i, o, u y no con un tipo de sonido).
3
En el sentido de que su principal instrumento de trabajo es el lenguaje.
7. Tomando como referencia la conversación ordinaria y la prosa expositiva como
las manifestaciones más habituales y típicas de la oralidad y la escritura, Amparo Tusón
señala para éstas ciertas características (Tusón Valls, 20-27):
HABLAR (conversación cotidiana)
1. La producción sonora tiene que tener un ritmo que haga posible su percepción
auditiva. Los estudios demuestran que somos capaces de percibir y producir un promedio
de 150 palabras por minuto.
2. Pero la información que se transmite no es puramente lingüística. La
conversación se realiza in praesentia, lo que comporta una importante información
compartida por los participantes. De ahí se derivan varias consecuencias:
a) la importancia de la información -intencional o no- de carácter
paralingüístico y extralingüístico (elementos proxémicos, gestos que matizan, acompañan
o sustituyen al enunciado, etc.) -no sólo la aportada por el emisor de turno para el
contenido mismo del mensaje, sino entre emisor y receptor para hacer saber al otro que la
comprensión se lleva a cabo satisfactoriamente, que el canal sigue abierto, etc. (mmm,
ssss, ajá, buff...).
b) por compartir una misma situación espacio-temporal y un mismo
contexto, no es necesario hacer constantes referencias léxicas a los elementos de éstos; de
ahí la abundancia de deícticos (o señalizadores) personales, espaciales, temporales, es
decir, de piezas lingüísticas ligadas al momento de la enunciación. Abundan también los
hiperónimos o las palabras de escaso contenido (cosa, cacharro, tema, eso...). Otras veces
sucede que si transcribimos una conversación en la que no hemos estado presentes
podemos observar ausencias de información debidas a que gran número de elementos
simplemente se obvian o se identifican extralingüísticamente. En general, el uso oral en la
conversación espontánea se caracteriza por una baja densidad léxica.
c) la prosodia, característica de la modalidad oral, transmite una
importante cantidad de información (puede parcialmente trasladarse al código escrito,
pero con muy escasos matices)4.
4
Además de los signos convencionales de tilde, exclamación, interrogación o los puntos
suspensivos (también de otros signos auxiliares y de puntuación), los usuarios introducimos
modificaciones en la escritura convencional para transmitir información que en lo oral se ofrecería en
la entonación, tiembre, ritmo, duración... (Ej. hazlo des-pa-ci-to, eres IMBÉCIL, ven pronto, etc., que
8. 3. De todo lo anterior se deriva que en la interacción oral, puesto que lo
estrictamente lingüísticos se da junto con múltiples señales de otro tipo, la comprensión
es difusa: hay que atender a diferentes señales audiovisuales simultáneas.
4. Si atendemos a lo oral espontáneo como producto, observamos que
- se elabora de forma cooperativa (en la conversación)
- se elabora sin planificación previa, con lo que abundan los cambios de
turno, de registro, de tema, las bromas, las ironías e implicaturas, los falsos comienzos,
reformulaciones (no hay ocasión de borrar), las repeticiones, las discordancias, las elipsis,
los completadores de frase y otras piezas de relleno, como muletillas.
- abunda en lo oral la yuxtaposición y la coordinación de estructuras. los
conectores suelen ser menos variados que en lo escrito.
- refleja abundante información acerca de la variedad dialectal y social del
hablante (aunque se igualen elementos léxicos o morfosintácticos, la información del
nivel fonético se hace patente).
Puesto que el uso lingüístico es patrimonio común de todos los hablantes,
cualquier individuo tiende a formarse opiniones acerca de la lengua que habla, sobre lo
que es hablar y lo que es escribir. Las características que acabamos de formular acerca de
la conversación hacen pensar a muchos que lo oral espontáneo es desordenado, caótico y,
en definitiva, incorrecto. Opinan que hablar bien consiste en aproximarse el máximo
posible a la modalidad escrita (habla como un libro). Debemos insistir en que oral y
escrito son calificativos que se refieren a canales diferentes y no a tipos de texto, si bien
admitiremos que los modos más prototípicos del discurso oral y escrito suelen asociarse,
respectivamente, a la conversación coloquial y al texto expositivo formal, es decir, a tipos
de texto y registros característicos.
La conversación es el tipo de texto por excelencia que se da a través del canal oral,
pero no el único. Lo que sucede es que en este tipo, proceso (producción) y producto se
dan simultáneamente, existen unas reglas determinadas, pero no son las mismas que rigen
las producciones escritas.
voooooooy).
9. ESCRIBIR (texto expositivo)
. La emisión y la recepción de los textos escritos se producen en momentos y, con
frecuencia, en espacios diferentes.
- la producción es más lenta y puede ser planificada, corregida. La
recepción se realiza sobre un producto elaborado. Proceso (producción) y producto no
coinciden y quien lee tiene, además, la oportunidad de imponer su propio ritmo a la
recepción, volver atrás, interrumpir la lectura, completar la información con otras
fuentes...
- la información compartida es mucho menor, lo que deriva en una alta
densidad léxica: se hace necesaria la explicitación de muchos más elementos que en la
comunicación oral. Por otro lado, sólo existe la información que es capaz de transmitir el
código escrito (ya hemos visto cómo signos que tienen una determinada función pueden
adaptarse para transmitir cierta información: puntuación, mayúsculas y señalábamos
también el paso de recursos de la escritura al habla: comillas, paréntesis...). Pero, además,
existen ciertas posibilidades que son exclusivas de lo escrito: por ejemplo, algunas marcas
tipográficas, como el tipo de letra, los títulos y otros elementos permiten informar sobre la
jerarquía de los contenidos.
- la posibilidad de elaboración hace que la sintaxis sea en lo escrito más
explícita (que no más sencilla) y que abunden los conectores discursivos y la
subordinación.
. Por último, puede señalarse que el código escrito está sujeto a una fuerte
intervención social (existencia de normas, manuales de estilo, ortografía y puntuación) y
no distingue entre variantes dialectales -al menos en el plano fonético-, sino que pretende
reflejar –si no constituir- la variedad estándar de la lengua.
En la valoración que los hablantes de una lengua hacen de su variedad escrita ha
resultado frecuente la ponderación de su aproximación a la lengua oral. Así, con
frecuencia escuchamos que X es muy claro cuando escribe, porque escribe como habla.
(recuérdese la actitud de Valdés en el Diálogo de la lengua: «escrivo como hablo»).
10. Hemos visto ya, sin embargo, que lo oral y lo escrito presentan en sus textos más
característicos reglas de producción que suelen llevar a productos bien diferentes.
Ahora bien, si no olvidamos que lo esencial es la diferencia en el empleo de un u
otro canal, hemos de admitir zonas fronterizas e interferencias entre lo oral y lo escrito.
En algunos usuarios, el manejo exclusivo -o casi- del canal oral en el registro
coloquial (su expresión más característica) provoca interferencias en tipos de texto que se
transmiten esencialmente a través del código escrito (instrucciones, partes o informes de
trabajo, currícula, exámenes).
Por otra parte, existen zonas fronterizas en las que, dependiendo de la
competencia del usuario, podemos encontrar rasgos característicos de los textos escritos
junto con características de lo oral.
Algunas veces pueden responder a una voluntad de estilo, como sucede en muchos
textos literarios, sean obras de teatro, novelas o guiones (Arniches, Álvarez Quintero,
Sánchez Ferlosio, Delibes, Ángel Mañas, J. L Alonso de Santos, Elvira Lindo, etc.) y
periodísticos (A. Pérez-Reverte -y muchos columnistas-, algunas reproducciones de
entrevistas), etc.
También las cartas y correos electrónicos y mensajes telefónicos personales (o,
mejor, de carácter íntimo) y las notas de aviso pueden y suelen reflejar elementos
característicos de la oralidad (por supuesto, también se dan en estos casos diferentes
grados de imbricación, así como de corrección idiomática).
En el otro extremo, hay producciones o tipos de texto que se transmiten a través
del canal oral, pero han sido previamente elaborados por escrito: conferencias,
comunicaciones a congresos, lectura o transmisión de información por radio o televisión,
entrevistas, presentación de programas, etc. son textos que pueden oralizarse con menor
o mayor apego al soporte escrito (folios, pantalla de ordenador...) y en los que se valora
precisamente el hecho de ser reproducidos como si no fueran leídos.
11. Como se ve, la cuestión tiene mucho que ver con los registros coloquial y formal.
Ambos pueden manifestarse por escrito u oralmente, si bien es evidente que los textos
escritos y los orales mantendrán peculiaridades que derivan exclusivamente de la
naturaleza del canal y son independientes de la situación o relación entre los
interlocutores, factores que en definitiva condicionan el empleo de un registro u otro.