Los límites se abandonaron en las familias y escuelas, dejando a los adolescentes sin guía. Ahora buscan límites en la escuela, que se ha vuelto bipolar entre entretener a los estudiantes y educarlos. Todos somos responsables por confundir conceptos como autoridad y autoritarismo. Los límites se extraviaron por los adultos, no por los jóvenes, que son el resultado de nuestra inoperancia. No podemos dejar las cosas como están, sino intervenir para crear una nueva cultura con límites reciclados. Fijar
1. Límites
Los límites fueron abandonados, dejados a un costado, contrahechos, degenerados, porque
quedaba bien , era progresista, o, porque no interesaban, porque no había ganas, porque “ya solos
se corregirán”, como decía ese engendro de la psicolingüística (no por su creador, que la pensó en
Estados Unidos, para enseñar inglés). Pero, todos los días, vemos adolescentes buscándolos, ya no
en sus casas, sino en la escuela, que pasa a tener una bipolaridad, que no es mala en sí misma,
donde ocurre esto y, paralelamente, se busca una institución que entretenga a un nivel de
divertimento, o, al estilo de esos programas de pasatiempo, que se puede observar en la
televisión. Es el establecimiento que forjamos entre todos, en estos últimos años. De esa realidad,
que se inicia en la familia y se consolida en la escuela todos nosotros somos responsables, por
error u omisión, porque tiramos tantos “trastos viejos” mezclados con esos imprescindibles, como
cuando confundimos autoridad, con autoritarismo, límites con tortura, preparación con
desestructuración, o, profesionalismo con apostolado.
Los límites fueron extraviados por los grandes y no por los chicos, no es “qué generaciones
vienen”, sino que ellas son el resultado, o, la resultante de nuestra propia inoperancia, de nuestra
propia ignorancia, de nuestro desinterés, o, excesivo interés en la pose (que no es para la foto).
Vivimos el mundo que contribuimos a forjar en ese nivel social escolar y, ya no se puede regresar
atrás, porque los medios informáticos, como vehículos de globalización son una barrera
infranqueable. Pero ello no significa que se deba dejar todo como está, que no se pueda operar la
realidad, que no se pueda intervenirla y crear una nueva cultura de nuevos límites (que son los
viejos reciclados). Es llamativo, como se escucha que no se puede hacer nada, que si te pegan no
podes defenderte, que es conveniente que no los contradigas, que hay que dejar hacer. Y se
olvidan que las leyes son iguales para todos y más, se olvida que ninguna norma interna de una
institución, puede exceder lo que indica la ley, porque se transforma en ilegal. Si no podes levantar
la voz cuando te agreden sistemáticamente, o, se pretende generar una idea que no se puede
poner límites es mejor que dejemos de hacer lo que hacemos y nos dediquemos a trabajar en
otras cosas.
No es autoritarismo fijar límites, porque son una herramienta esencial de nuestro trabajo, al punto
de algunos quedan en la evaluación y promoción escolar, porque esos no pudieron ser removidos,
ya que son la esencia misma del sistema, pero es evidente que debemos trabajar en aquello de
hacer de la escuela algo más entretenido, sin caer en lo chabacano, que sirva al alumno y nos sirva
a nosotros, para llevar adelante nuestra propia planificación, que es otro de los elementos
esenciales que perduran, porque sin ellos no existiría educación y podríamos llamarlo de otra
forma más vinculada a la industria del entretenimiento.