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ATENCIÓN PREHOSPITALARIA
DE LAS URGENCIAS
MÉDICO-
-QUIRÚRGICAS
Atención prehospitalaria
de las urgencias
médico-
-quirúrgicas
Guillermo Careaga Reyna
Médico cirujano egresado de la Facultad de Medicina
de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Especialidad en Cirugía General, UASLP/IMSS.
Subespecialidad en Cirugía Cardiotorácica, UNAM/IMSS.
Maestría en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS.
Doctorado en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS.
Subcomandante “H” del Comité de Ambulancias, Socorristas,
Técnicos en Urgencias Médicas y Servicios de Emergencia de la
Cruz Roja Mexicana, Delegación San Luis Potosí, S. L. P., hasta 1995.
Cirujano cardiotorácico. Jefe de la División de Cirugía de la UMAE,
Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, IMSS.
Instructor de ACLS. Miembro Numerario de la Academia Mexicana de
Cirugía. Miembro Numerario de la Academia Nacional de Medicina.
Profesor Adjunto del Curso de Posgrado de Especialización
en Cirugía Cardiotorácica.
Segunda edición, 2007
Biblioteca de Medicina Prehospitalaria
Editorial Alfil
ZZZPHGLOLEURVFRP
Atención prehospitalaria de las urgencias médico-
-quirúrgicas
Todos los derechos reservados por:
E 2007 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51-
-204, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e-
-mail: alfil@editalfil.com
www.editalfil.com
ISBN 968-
-7620-
-59-
-5
Segunda edición, 2007.
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión técnica:
Dr. Eduardo Chávez
Diseño de portada:
Arturo Delgado-
-Carlos Castell
Impreso por:
Publidisa Mexicana, S. A. de C. V.
Calz. Chabacano 69, Col. Asturias
06850 México, D. F.
Enero de 2007
Acerca del autor
Dr. Guillermo Careaga Reyna
Médico cirujano egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autó-
noma de San Luis Potosí. Especialidad en Cirugía General, UASLP/IMSS. Sub-
especialidad en Cirugía Cardiotorácica, UNAM/IMSS. Maestría en Ciencias
Médicas, UNAM/IMSS. Doctorado en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS. Sub-
comandante “H” del Comité de Ambulancias, Socorristas, Técnicos en Urgen-
cias Médicas y Servicios de Emergencia de la Cruz Roja Mexicana, Delegación
San Luis Potosí, S. L. P. (1985-
-1997). Cirujano cardiotorácico. Jefe de la Divi-
sión de Cirugía de la UMAE, Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacio-
nal “Siglo XXI” del IMSS. Instructor de ACLS. Miembro Numerario de la Aca-
demia Mexicana de Cirugía. Miembro Numerario de la Academia Nacional de
Medicina. Profesor Adjunto del Curso de Posgrado de Especialización en Ciru-
gía Cardiotorácica.
COLABORADOR
Dr. Ricardo Guzmán González
Médico Residente de Séptimo Año de Cirugía Cardiotorácica adscrito al Depar-
tamento de Cirugía Cardiotorácica de la UMAE, Hospital de Cardiología del
Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, IMSS, México, D. F.
V
VI (Capítulo 4
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Contenido
Prólogo a la primera edición IX
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Prólogo XI
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
SECCIÓN I. CONCEPTOS BÁSICOS
1. Historia y fundamentos generales 3
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2. Bases legales de los primeros auxilios y responsabilidad
jurídica del socorrista o paramédico 7
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3. Consideraciones éticas 11
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4. Organización de la atención prehospitalaria 13
. . . . . . . . . . . . . . .
5. Nociones de anatomía y fisiología 21
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6. Exploración física y reconocimiento de cadáveres 33
. . . . . . . . . . .
7. Cinemática del trauma 43
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8. Atención integral por prioridades 47
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9. Reanimación cardiopulmonar 51
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
SECCIÓN II. URGENCIAS QUIRÚRGICAS
10. Hemorragias 69
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11. Heridas 77
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
12. Estado de choque 81
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13. Lesiones del sistema musculosquelético 87
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
14. Quemaduras 97
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
VII
VIII (Contenido)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
15. Trauma craneoencefálico y raquimedular 101
. . . . . . . . . . . . . . . . .
16. Trauma torácico 109
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
17. Trauma abdominal 115
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
18. Mordeduras y picaduras 119
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
19. Abdomen agudo no traumático 123
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
SECCIÓN III. URGENCIAS MÉDICAS
20. Urgencias neurológicas 129
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
21. Hipoglucemia, hiperglucemia y cetoacidosis diabética 135
. . . . . . .
22. Intoxicaciones 137
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
23. Alteraciones de la temperatura corporal 147
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
24. Trastornos del ritmo cardiaco 151
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
25. Síndromes coronarios agudos 157
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
26. Insuficiencia respiratoria aguda 161
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
27. Emergencia y urgencia hipertensiva 165
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
SECCIÓN IV. URGENCIAS VARIAS
28. Ahogamiento y accidentes de buceo 169
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
29. Urgencias ginecoobstétricas y atención del parto fortuito 173
. . . .
30. Urgencias pediátricas 183
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
31. Cuerpos extraños 187
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
32. Electrocución 191
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
33. Violación 195
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
SECCIÓN V. MEDIDAS COMPLEMENTARIAS
EN LA ATENCIÓN PREHOSPITALARIA
34. Vendajes e inmovilización de lesiones 199
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
35. Curaciones, aplicación de inyecciones e instalación de catéteres
endovenosos 209
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
36. Movilización y transporte de lesionados 215
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
37. Botiquines individuales, caseros y equipo de ambulancias 221
. . . .
38. Seguridad personal y prevención de accidentes 227
. . . . . . . . . . . . .
39. Prevención y combate de incendios 231
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
40. Atención en caso de desastre 233
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
41. Nociones sobre rescate 237
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
42. Clasificación de lesionados 243
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Glosario 247
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Índice alfabético 251
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Prólogo a la primera edición
Dr. Rubén Argüero Sánchez
Director General, UMAE
Hospital de Cardiología
Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, IMSS
Es muy satisfactorio observar en la literatura médica nacional el libro Atención
prehospitalaria de las urgencias médico-
-quirúrgicas del distinguido cirujano
Dr. Guillermo Careaga Reyna; la obra tiene un enfoque original de gran trascen-
dencia. Durantemás deunadécadael autorefectuóestudios y observacionesdirec-
tas tanto de tipo clínico-
-diagnóstico pragmático como académico y del orden de
la investigación bibliográfica de la literatura nacional e internacional existente
en relación al tema.
Lamotivación del autor, cuya característicapersonal académicaes muy estric-
ta, es evidente: compendiar y actualizar los conceptos básicos sobre el tema y la
aplicabilidad de los mismos en nuestro medio de una disciplina que aún busca
su enseñanza coherente para los diferentes técnicos y profesionistas que de ella
hacen uso.
Es sorprendente el avance que ha tenido el cuidado del enfermo en estado crí-
tico en nuestro medio y, paradójicamente, en algunos sectoreso regionesdel país,
la poco atención relacionada con la fase prehospitalaria, una razón contundente
parareconocerel valordeeste documento del Dr. Careaga,que proporcionadatos
útiles en relación con el programa de soporte avanzado del traumatizado.
El autor ofrece al interesado en el tema la información y su aplicación inme-
diata.
Seriamente, con responsabilidad, el Dr. Careaga hizo la selección de los te-
mas, escogiendo los importantes clínicamente y dejando a un lado los de moda,
los sensacionales y, cuando es necesario, no omite información especializada,
para explicar o hacer énfasis en lo importante.
IX
X (Prólogo a la primera edición)
Atención prehospitalaria...
Hay, en fin, en esta obra un aspecto que me parece sobresaliente y muy digno
de emulación: el autor hace un esfuerzo por situar la mayor parte de los temas
en el panorama nuestro, es decir, de acuerdo con nuestra problemática.
Hace más de dos mil años que Hipócrates recomendó a los médicos fijarse en
las características del ambiente como premisa para el buen ejercicio de la profe-
sión; pero en nuestro ambiente médico hospitalario se ha perdido el eco de las
palabras del sabio de Cos, ahogado en las obras francesas y sajonas; fundamen-
talmente estas últimas sirven de texto y de consulta a nuestros jóvenes. De ahí
la importancia de esta obra, quetoma encuenta esta situación y, con amplia expe-
riencia e información bibliográfica extensa y en español, la obra deja impreso lo
útil, lo quepermite solución y quehacemás estimable el esfuerzodehaberescrito
una obra como ésta, inspirada en una problemática real y orientada para servir
a nuestros profesionales técnicos y médicos jóvenes y, sobre todo, al elemento
más importante del ejercicio de nuestra profesión, que es el paciente.
Por lo tanto, me permito felicitar en esta misiva al autor y compartir con orgu-
llo lo que ha logrado reunir en esta obra, con un conocimiento actualizado y con
capacidad de proyección hacia el futuro de esta actividad clínica; su contenido
viene además a satisfacer una necesidadimperiosa en nuestro medio, y con infor-
mación bibliográfica extensa.
No dudo que se convertirá en una obra clásica, que no pueden omitir los que
quieran enterarse del tema.
Prólogo
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Exjefe de Medicina Interna.
Hospital Central de la Cruz Roja Mexicana 1992-
-94.
Expresidente de Asociación Mexicana de Medicina y
Cirugía del Trauma 1997-
-98
Hágase bella y rectamente lo que así haya que hacer,
con rapidez lo que debe ser rápido, con limpieza lo que debe ser limpio
y con el menor dolor posible lo que debe ser hecho sin dolor.
Hábeas Hipocrático
¿Por qué escribir un libro sobre atención prehospitalaria de las urgencias médi-
co-
-quirúrgicas?
Ahora que iniciamos una nueva década, un siglo y un milenio, quisiéramos
compartir con ustedes la enorme responsabilidad que pesa sobre nosotros: la edu-
cación médica y, en particular, en el área de medicina prehospitalaria.
En la segunda mitad del siglo XX, y posiblemente en los últimos 40 años, se
dieron más descubrimientos en el área médica que en toda la historia de la huma-
nidad. Ante ello, y ante el vertiginoso alud de nuevos descubrimientos, el libro
de ciencias de la salud ha dejado de ser aquel libro de consulta que podía perma-
necer inalterable por años. Ahora requiere actualizarse al menos cada cinco años
y, en algunos casos, cada dos a tres años.
Sin menospreciar a las otras carreras, posiblemente las carreras de medicina
y de medicina prehospitalaria tienen una particularidad que no tienen las otras
áreas del desarrollo humano. El paramédico tiene la oportunidad de cambiar el
curso de la historia. Ustedes se preguntarán: ¿cuál historia? Es la historia natural
de la enfermedad.
El paramédico que se mantiene actualizado gracias a una educación continua
decalidad podrámodificarelcurso dela historiay evolución de lasenfermedades
XI
XII (Prólogo)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
agudas de los pacientes, pudiendo brindarles una mejor calidad y cantidad de vida,
dejando de tener una actitud meramente contemplativa ante las graves enferme-
dades agudas que aquejan al hombre en este inicio de milenio.
Sólo un paramédico actualizado podrá hacer frente a los grandes retos que de-
safían a la medicina contemporánea: el trauma, las urgencias médicas, los cua-
dros de intoxicaciones, etc. Tan sólo en el caso del trauma, sabemos que éste se
haconvertido en un problemadesalud públicainnegableen laactualidad,convir-
tiéndose en una de las principales causas de morbimortalidad en nuestro país. Tan
sólo en el año 2002 fallecieron cerca de 80 000 mexicanos por situaciones rela-
cionadas con el trauma, producto de accidentes cotidianos, violencia, desastres
de diferente índole (incluyendo aquellos productos de la ira de la naturaleza) e
imprudencia, lo que convierte al trauma en la primera causa de mortalidad en
nuestro país. A lo anterior debe agregarse que un número cuatro veces mayor de
connacionales presentaron algún tipo de invalidez, temporal o permanente, rela-
cionada con algún evento traumático.
El asumir el compromiso de esta educación médica continua es enorme, y difí-
cilmente podría hacerse por una persona o sólo un grupo de personas. Es por ello
que es loable la participación del Dr. Guillermo Careaga Reyna al participar con
su grano de arena en esta responsabilidad de llevar libros de calidad, escritos por
médicos mexicanos (que son quienes conocen la realidad de la patología médica
mexicana al enfrentarse a ella día con día) a todos los rincones de nuestro país,
y no sólo eso, hacer que México sirva de trampolín para llevar ese conocimiento,
basado en la experiencia y buena práctica clínica a los diferentes países de Cen-
troamérica y de Sudamérica.
Losqueatienden aun pacientequeha visto truncado su quehacer cotidiano por
un evento traumático o médico-
-quirúrgico agudo tienen la obligación de mante-
ner un nivel de capacitación cercano a la excelencia, ya que sólo de esa forma po-
drán brindar la mejor atención a sus pacientes y permitirles reintegrarse a su vida
normal de la mejor manera posible.
He tenido oportunidad de conocer el trabajo del Dr. Careaga en la atenciónmé-
dicaylalaboreditorialquehadesarrolladoalolargo demásde10 años,destacan-
do siempre su profundo interés en la docencia y en la atención médica de calidad
a sus pacientes. No me queda la menor duda de que este texto será un parteaguas
en los libros de atención prehospitalaria integral.
Un buen libro te enseña lo que debes hacer,
te instruye sobre lo que debes evitar
y te muestra el fin al que debes aspirar.
San Bernardo
A quien originalmente motivó la elaboración de esta obra.
Al Comité de Ambulancias, Socorristas, Técnicos en Urgencias
Médicas y Servicios de Emergencia de la Cruz Roja Mexicana,
Delegación San Luis Potosí, S. L. P.
XIV (Capítulo 4)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Sección I
Conceptos básicos
Sección I. Conceptos básicos
2 (Capítulo 4)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Editorial
Alfil.
Fotocopiar
sin
autorización
es
un
delito.
E
1
Historia y fundamentos generales
La atención prehospitalaria ha modificado su campo de acción desde el simple
traslado depacientes, enfermoso lesionados con rapidezalos centrosdeatención
médica, hasta la actualidad, en que el personal de una ambulancia no sólo selimita
a ser espectador de la evolución de un lesionado, sino que además participa activa-
mente en la estabilización y cuidado avanzado con equipos modernos (figura 1-
-1).
Estos cambios han sido más evidentes a partir de 1970, cuandoapareceel con-
cepto de técnico en urgencias médicas, o paramédico, con entrenamiento de muy
alto nivel, en comunicación directa con los médicos, con vehículos modernos y
equipo de vanguardia para dar soporte vital de gran calidad.1
Muchos trabajadores adultos presentan emergencias médicas súbitas no rela-
cionadas con su actividad: IAM, EVC, crisis asmáticas.2
Uno de los objetivos fundamentales del personal que participa en la atención
prehospitalaria es distinguir rápida y adecuadamente una situación de urgencia
de una que no lo es.3
Del tipo de atención y la oportunidad con que se actúe al prestar los primeros
auxilios a la víctima de un accidente, intoxicación, violencia o enfermedad súbi-
ta, puede depender su vida o, cuando menos, la incapacidad total o parcial, per-
manente o temporal, de esa persona, de tal suerte que se considera que en atención
prehospitalaria existen 10 minutos dorados, el tiempo máximo permisible para que
un lesionado esté debidamente atendido con la finalidad de permitir que a su llegada
al hospital dentro de la primera hora se le proporcione tratamiento definitivo.
Por ello, quien preste los primeros auxilios debe ser una persona con conoci-
mientos básicos esenciales para efectuar las maniobras adecuadas, o idealmente
3
4 (Capítulo 1)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Figura 1-
-1. Técnicos en urgencias médicas dan el cuidado en el interior de una ambu-
lancia a un lesionado en el trayecto al hospital.
por expertos en la evaluación y tratamiento, regidos por un método sistematiza-
do, capaces de conservar la calma y eficiencia4 y nunca improvisar ni asumir res-
ponsabilidades que en un momento dado corresponden al médico, pues de ello
depende la vida de un paciente.
DEFINICIONES
Los primeros auxilios son las atenciones inmediatas y temporales que limitan el
dañoy favorecenla curacióndeun lesionado o unapersona súbitamente enferma.
Sus propósitos son ayuda eficaz, evitar agravamiento de las lesiones y procurar
atención médica oportuna.
La atención prehospitalaria es el conjunto de servicios de salvamento, aten-
ción médica y transporte que se prestan a un enfermo o lesionado fuera del hospi-
tal y que constituye una extensión del tratamiento de urgencia intrahospitalario.4
JUSTIFICACIÓN
En relación con los accidentes, hay tres picos en la mortalidad.
5
Historia y fundamentos generales
Editorial
Alfil.
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sin
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es
un
delito.
E
Cuadro 1-
-1. Qué hacer en caso de accidente
1. Mantener la calma y actuar con serenidad y frialdad
2. Si se tienen los conocimientos, asumir el mando y expedir indicaciones
3. Retirar a los curiosos
4. Llamar a los servicios de emergencia
5. En lo posible, evitar que los lesionados vean sus heridas y las de sus acompañantes
6. Infundir confianza y tranquilidad al lesionado
7. Aflojar la ropa del lesionado (corbata, zapatos, etc.)
8. Localizar y atender las lesiones en orden de importancia
9. Evitar comentarios
10. Prevenir o tratar el estado de choque
11. Movilizar con la técnica adecuada para la(s) lesión(es)
12. Colocar al lesionado en posición cómoda
El primero de ellos ocurre segundos o minutos después del accidente. El se-
gundo ocurre de minutos a horas después del mismo, y el tercero varios días des-
pués del accidente.5
El cuadro 1-
-1 muestra los lineamientos generales para actuar en caso de acci-
dente, y el cuadro 1-
-2 lo que no se debe hacer.
Estas recomendaciones pueden ayudar en gran medida a orientar a quien asuma
la responsabilidad en el área del accidente y favorecen el acceso de los servicios
de emergencia requeridos.4
Para complementar lo anotado, es muy importante aclarar que la información
quese presentaenesta obraes un auxiliar teóricoquedeninguna manerapretende
suplir la capacitación práctica necesaria para adquirir las destrezas relacionadas
con la atención básica o avanzada, sino complementarla. Por ello es necesario no
usar esta guía o cualquier otra como sustento para realizar acciones para las que
no se encuentren debidamente capacitados con asesoría y práctica adecuadas.
Cuadro 1-
-2. Lo que no se debe hacer en caso de accidente
1. No dar los primeros auxilios si no se sabe cómo
2. No mover al lesionado sin haber practicado los primeros auxilios
3. No tratar de reducir fracturas
4. No sacudir a un lesionado inconsciente para intentar que recupere el estado de alerta
5. No dar de beber a un lesionado
6. No frotar alcohol en el cuerpo del lesionado
7. No hacer actos temerarios
8. No usar pañuelo como máscara antigás
6 (Capítulo 1)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
REFERENCIAS
1. Hood RM: Medidas prehospitalarias, evaluación inicial y reanimación. En: Hood RM, Boyd
AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana,
1992:1-
-36.
2. American Heart Association, en colaboración con el International Liaison Committee on Re-
suscitation: Recomendaciones 2000 para reanimación cardiopulmonar y atención cardiovas-
cular de urgencia: Consenso Científico Internacional, Parte 5: Nuevas recomendaciones para
primeros auxilios. Circulation 2000;102:122-
-159.
3. Gormican SP: Clasificación de pacientes. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias mé-
dicas. España, Salvat, 1989:5-
-10.
4. Secord-
-Platz B: Asistencia prehospitalaria y transporte de urgencias. En: Kravis TC, Warner
CG (eds.): Urgencias médicas. España, Salvat, 1989:29-
-42.
5. Committee on Trauma: Advanced trauma life support course for physicians. EUA, American
College of Surgeons, 1989:3.
Editorial
Alfil.
Fotocopiar
sin
autorización
es
un
delito.
E
2
Bases legales de los primeros
auxilios y responsabilidad jurídica
del socorrista o paramédico
El aspecto legal de la atención prehospitalaria tiene varias facetas, y ha evolucio-
nado en países desarrollados sin ser aún ideal.
Así, en el decenio de 1960 a 1969, en EUA se incrementaron las demandas
contra médicos que auxiliaban a lesionados en accidentes,1 además de que por
ley no se obliga a actuar ante desconocidos en peligro.2 En la actualidad existen
ya clasificaciones del personal de atención prehospitalaria, así como normas esta-
blecidas para los vehículos de emergencia y los sistemas de comunicación, donde
se exige el uso de lenguaje técnico, identificación de quien transmita y se regulan
las frecuencias de emisión.3
Si bien en nuestro país no hay como tal una legislación específica para la aten-
ción prehospitalaria, existe el proyecto de la Norma Técnica 358 para la presta-
ción de servicios de atención médica de las unidades móviles terrestres de urgen-
cias y cuidados intensivos,4 con adecuaciones para el uso de transporte aéreo y
los requisitos de sus operadores presentadas en 1994 en el proyecto de Norma
Oficial Mexicana para la prestación de servicios de atención médica en unidades
móviles5 y, por otro lado, la Ley General de Salud contempla en algunos de sus
apartados lineamientos aplicables enel cuidadoprehospitalario, tales como el ar-
tículo 469, que a la letra dice: “al profesional, técnico o auxiliar de la atención
médica que sin causa justificada se niegue a prestar asistencia a una persona, en
caso de notoria urgencia, poniendo en peligro su vida, se le impondrán de seis
meses a cinco años deprisión y multa decinco aciento veinticinco días desalario
mínimo general vigente para la zona económica de que se trate y suspensión para
ejercer la profesión hasta por dos años. Si se produjere daño por la falta de inter-
7
8 (Capítulo 2)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
vención, podrá imponerse, además, suspensión definitiva para el ejercicio profe-
sional, a juicio de la autoridad judicial”. O el artículo 470, donde “en caso de que
quien participe sea servidor público que preste sus servicios en establecimientos
de salud de cualquier dependencia o entidad pública y actúe en ejercicio o con
motivo de sus funciones, se le puede destituir e inhabilitar para ocupar puesto
similar en otra dependencia”.2 Ambos artículos pudiesen considerarse en situa-
ciones que se viven en la atención prehospitalaria, además del artículo 335 del
Código Penal, que marca sanciones privativas de libertad en casos similares alos
mencionados en los artículos previos, aunque quizá sea necesario marcar mayo-
res especificaciones en este aspecto a las legislaciones vigentes.
Aquí es oportuno recordar la conveniencia de que la acción del personal que
participa en la atención médica prehospitalaria esté coordinada por un médico,
ya sea en la escena, por radio o por vía telefónica.
Sin embargo, falta aún su aplicación general y actualización que obligue a to-
dos los involucrados en la atenciónprehospitalaria acumplir su trabajo conexce-
lencia y, sobre todo, sancionar a quienes, haciéndose pasarpor personalcapacita-
do, se dedican a obstruir el trabajo de profesionales y exponen su integridad
personal y la de los lesionados ante la complacencia, por ignorancia o amistad,
de las autoridades. Lo más importante para evitar conflictos legales es que el per-
sonal que preste la atención prehospitalaria actúe como si fuera él mismo el pa-
ciente, lo que seguramente redundará en una mejor calidad del cuidado y menor
incidencia de daños por imprudencia o desconocimiento.6
Finalmente, dos consideraciones: existe la posibilidad de que en algún mo-
mento cualquiera de nosotros seamos testigos de un accidentey debamos partici-
par para brindar ayuda a los lesionados. La legislación de EUA considera este
aspecto en las leyes del buen samaritano que brindan protección legal tanto al le-
sionado como a quien lo asiste y, por otro lado, cuando un lesionado no acepte
recibir la atención prehospitalaria, es recomendable que esta negativa quede por
escrito en un documento recabado por los técnicos en urgencias médicas.7
Es quizá oportuno volver a analizar en nuestro medio la legislación vigente
para actualizar, de acuerdo al avance técnico, tecnológico y de conocimientos no
sólo del personal de salud, sino de la población en general, todas las medidas ne-
cesarias para asegurar una atención prehospitalaria oportuna y eficaz y, con ello,
evitar el desplazamiento innecesario de ambulancias, el peregrinaje de las mis-
mas por diferentes centros hospitalarios que por diversas razones no están en po-
sibilidad de atender a los lesionados o enfermos y la racionalización en el uso de
los recursos económicos que requieren los sistemas de atención prehospitalaria.8
REFERENCIAS
1. Prosser WL: Law of torts. 3ª ed. EUA, West Publishing, 1964.
9
Bases legales de los primeros auxilios y responsabilidad jurídica...
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2. Chayet NL: The myth of the good Samaritan suit. Medical Opinion 1976:6.
3. Felt H: A primer on radio communications. J Emerg Med Serv 1980;5:23.
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móviles. Diario Oficial, 3 de octubre de 1994:40-
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6. Page JO: Responsabilidades jurídicas en las urgencias médicas. En: Kravis TC, Warner CG
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7. Bergeron JD: First responder. 3ª ed. EUA, Prentice-
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8. Medina M: Medicina de emergencia prehospitalaria. Su renacimiento en México. Rev Mex
Med Urg 2002;1:57-
-60.
10 (Capítulo 2)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
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3
Consideraciones éticas
Quizá hablar de consideraciones éticas en un manual de este tipo parezca fuera
de lugar. Sin embargo, quienes hemos tenido oportunidad de participar activa-
mente en la atención médica prehospitalaria, sin duda alguna debemos tener un
mínimo de conceptos claros en relación con el respeto al paciente, a nuestros
compañeros y a nosotros mismos, que, aunque se encuentran implícitos en regla-
mentos de organizaciones serias,1 pueden ser olvidados por algunos que preten-
den pasar por expertos en los primeros auxilios en cualquiera de sus formas.
Así, es importante conocer la razón real por la que una persona se dedica a
prestar atención prehospitalaria.2 Sin afán de ofender al verdadero altruismo y
sincero deseo de servir a sus semejantes, debemos considerar que algunos sólo
buscan el protagonismo, otros más no han encontrado una razón especial, quizá
acompañar a sus amigos o no tener otra forma de vida, lo que puede ser peligroso
al ponerlos en la posibilidad de apropiarse de bienes ajenos.
A este respecto, las organizaciones deben ser muy cautas en la selección de
su personal.
Otro punto importante es quién está capacitado y quién no. Aquí hay contro-
versias, pues algunas organizaciones con cursos intensivos, sin práctica ni super-
visión, se dedican a prestar servicio de muy dudosa calidad a bordo de camione-
tas improvisadas como ambulancias, con torretas, nombres y colores llamativos,
a sabiendas de que el público se impresiona fácilmente por la apariencia de las
ambulancias, aunque éstas a veces son sólo un sistema muy caro de transporte.3
Por otro lado, esos vehículos improvisados cuentan con sistemas de rastreo de
frecuencias policiales, de bomberos o de servicios médicos de emergencia para
11
12 (Capítulo 3)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
“piratear” el servicio, aun a costa de su riesgo al desplazarse a altas velocidades
por la rivalidad existente, sin la preparación de un conductor de vehículos de
emergencia, además de crear desconfianza por la posibilidad de una mala aten-
ción a los lesionados.3 Aquí un llamado a la conciencia de esas personas. Es me-
jor buscar la posibilidad de unirse a organizaciones serias, con entrenamiento
adecuado, reglamentos claros y selección estricta, y aceptar la posibilidad de no
ser aceptado en ellas por no reunir el perfil, pues no es ético actuar por capricho
en detrimento de quienes esperan una atención oportuna y de calidad.
En relaciónal cuidado del paciente, siempre debemos infundir seguridad, con-
fianza y actuar ante todo con respeto y sin atentar contra el pudor del lesionado.4
Es además importante enfatizar el respeto a la privacía del lesionado, por lo
que por ninguna razón se deben mencionar los nombres de las víctimas de algún
accidente por radio, ya que desgraciadamente hay personas ajenas escuchando
las frecuencias radiales.2 La información siempre debe salir por otros medios es-
tablecidos, primero que nada a los familiares y, en su caso, alas autoridadescom-
petentes.
Los técnicos en urgenciasmédicas debenestarconscientes desu función como
parte de un equipo multidisciplinario en la atención de pacientes graves. Por ello
deben aceptar teneruna supervisión médica, evitarel retrasoexcesivo en lesiona-
dos graves, sin obviar pasos importantes, pero no detenerse en detalles intrans-
cendentes; deben estar siempre deseosos de una capacitación cada vez mejor y
más actualizada y no menospreciar medidas de soporte vital cuyo uso ha demos-
trado su eficacia.3
Un punto final a considerar es la conveniencia o no de que participen menores
de edad como parte de los servicios de ambulancias. No se puede dudar de un
legítimo deseo de ayudar. Sin embargo, existe la posibilidad de accidentes, com-
plicaciones einmadurezdel adolescente. Por ello no recomendamos su participa-
ción en servicios de emergencia, aunque definitivamente deben conocer las me-
didas iniciales de atención básica, ya que su participación puede ser decisiva en
ausencia de otro personal capacitado en el lugar de un accidente.
REFERENCIAS
1. Comité Nacional de Capacitación: Manual de paramédico nivel básico. Cruz Roja Mexicana,
1993:39-
-70.
2. Secord-
-Platz B: Asistencia prehospitalaria y transporte de urgencia. En: Kravis TC, Warner
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AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana,
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4. Zamudio TA, Grifé CA: Manual de urgencias de la Cruz Roja. México, Trillas, 1986:68-
-
70.
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E
4
Organización de la atención
prehospitalaria
El concepto primordial es que los sistemas de asistencia prehospitalaria deben
diseñarse de acuerdo con la zona en que se van a utilizar.1 Ello quiere decir, de
acuerdo con los recursos existentes, el tipo de accidentes o enfermedades graves
y agudas que se presentan con mayor frecuencia en el área, etcétera.2
Con base en lo anterior, deben existir planes locales de atención de urgencias,
independientemente de los lineamientos establecidos por las autoridades federa-
les para desastres mayores, y en ellos deben participar decididamente los médi-
cos, tanto en la planificación como en la aplicación y en la evaluación de resulta-
dos para hacer las correcciones necesarias.3
Además, es necesario que el mando real dependa de un médico capacitadocon
una virtud muy especial: sentido común.1,4 Idealmente, la infraestructura total de
los sistemas de atención prehospitalaria debiera depender de instituciones de
asistencia médica paratenermejor supervisión dela calidad del cuidado adminis-
trado.5
La planeación del programa es necesaria porque, aunque sólo 10% de los pa-
cientes traumatizados tienen lesiones graves, el intervalo de respuesta para que
un pacienterecibacuandomenos soporte vital básico no debesermayor decuatro
minutos,1 y es aquí el momento enque debeconsiderarse cuándoenviar y cuándo
no ambulancias a un determinado lugar, pues puede no ser necesaria su presencia
y, en cambio, este desplazamiento deja con poca o nula posibilidad de recibir
atención oportuna a quien realmente la requiere, ya que es recomendable que
siempre quese envíeunaambulancia aun sitio determinado el enfermo o lesiona-
do sea trasladado para revisión médica, a menos que hayaun médico responsable
13
14 (Capítulo 4)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
en el lugar o en la ambulancia que indique lo contrario o que el paciente se niegue
a ser trasladado, negativa que idealmente deberá quedar por escrito.4 Este trasla-
do también consume tiempo que puede ser muy valioso, y por ello es prudente
que el encargado pueda recibir llamadas y enviar a las unidades de atención pre-
hospitalaria, y que tenga un entrenamiento mínimo para decidir cuándo y qué
tipo de unidades enviar, además de orientar a quienes le soliciten el servicio para
que efectúen acciones mientras llega la ambulancia.6
Es necesario, además, que la atención a un lesionado en el lugar del accidente
se efectúe en menos de 10 minutos.
Hay personas que solicitan repetitivamente ambulancias para situaciones que
no lo ameritan, creando falsas alarmas. Este fenómeno se observa en todas las
latitudes enmayor o menor grado, y requieremedidas correctivasdefinitivaspara
quienes realizan esta acción.4
Al activaral sistema de emergencia, es necesarioindicar el lugar exacto, inclu-
sive oficina, piso, calles cercanas. El número de teléfono del que se llama, tipo
de accidente (choque, volcadura, incendio, atropellamiento, explosión, enfermo
súbito, número de personas afectadas y, de ser posible, la condición en que se en-
cuentran, qué ayuda se les ha prestado a las víctimas y cualquier otrainformación
que solicite el sistema de emergencias. Sólo colgar el teléfono cuando lo indique
el operador del sistema de emergencias.
Otro aspecto fundamental en la planeacióndel sistema de atención prehospita-
laria es la formación de recursos humanos capacitados, idealmente reconocidos
por autoridades educativas o del sector salud como aptos para prestar la atención
prehospitalaria para garantizar un diagnóstico certero y tratamiento eficaz en
caso de ser requerido en un momento dado, sin retraso excesivo en el traslado,
pues a veces es prioritario obtener asistencia médica especializada.9
En nuestro país, la mayoría de estos cuerpos son integrados por voluntarios,
con la desventaja, al igual queen otras partesdel mundo, dequeestetipo derecur-
so humano crea una plantilla muy inestable y sus recursos materiales pueden ser
limitados.1
En general, en EUA se considera que los programas de entrenamiento básico
deben tener una duración mínima de 81 a 150 horas10 e idealmente más de 400
horas, y para entrenamiento avanzado una duración de 800 horas en promedio,
con 15 módulos que abarcan técnicas avanzadas de primeros auxilios, traumatis-
mos, infarto del miocardio, administración de líquidos intravenosos y medica-
mentos, intubación orotraqueal, etc., de acuerdo con lineamientos establecidos
por los Comités de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos y el Colegio
Americano de Cirujanos Ortopedistas.1,9,11
Estos programas de entrenamiento deben ser impartidos por médicos o enfer-
meras especializados, pues se ha observado que cuando la capacitación se delega
en los técnicos en urgencias médicas, la calidad del programa disminuye.9
15
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Figura 4-
-1. Interior de una ambulancia. Tiene espacio para un carro--camilla, banca en
la que se puede colocar una camilla marina, compartimientos para material, equipo, tan-
que de oxígeno y la posibilidad de colocar dos camillas marinas colgando de ganchos
sujetos al techo de la ambulancia.
También se debe insistir en la necesidad de educar a servidores públicos (poli-
cía, bomberos, etc.), así como a la población en general, en los conceptos básicos
de la reanimación cardiopulmonar,1,12 además de establecer estrecha coordina-
Figura 4-
-2. Ambulancia tipo I.
16 (Capítulo 4)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Figura 4-
-3. Ambulancia tipo II.
ción entre las dependencias participantes, para que cada quien cumpla su función
específicay respetela accióndelos demás, yaque, afin decuentas, cadaunodebe
ser experto en el área de su incumbencia.1 En nuestro medio no existe la figura
del “primerrespondiente”, quees un bombero, policía o estudiante, profesionista
Figura 4-
-4. Ambulancia tipo III.
17
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Figura 4-
-5. Unidad de apoyo con equipo de rescate urbano y de campo.
o ama de casa, con entrenamiento reconocido en primeros auxilios capaz de apo-
yaral personaldeatención médica prehospitalaria, porlo quees necesarioinsistir
en educar a la población en primeros auxilios.13
Además, es fundamental contar con instrumentos que nos permitan conocer
la capacidad de quienes prestan el apoyo vital básico, en especial a nivel prehos-
pitalario, con la finalidad de establecer estándares mínimos de calidad, sobre
todo al tratarse del cuidado de vidas humanas.
Cuadro 4-
-1. Parámetros que se evalúan a quienes
se capacitan para prestar apoyo vital básico
Número Variable
1 Asistencia
2 Solicitar ayuda
3 Abrir vía aérea
4 Apoyo ventilatorio
5 Telefonear por ayuda
6 Apoyo circulatorio (compresiones torácicas)
7 Posición de las manos durante las compresiones torácicas
8 Frecuencia de las compresiones torácicas
9 Profundidad de las compresiones torácicas
10 Volumen ventilatorio
18 (Capítulo 4)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Cuadro 4-
-2. Tipos de ambulancias
Clasificación Características
Tipo I El cuerpo posterior está comunicado a la cabina sólo por una ventana
Tipo II Es un cuerpo único, hay posibilidad de desplazarse de la cabina a la parte
posterior
Tipo III El espacio posterior es amplio, hay comunicación y posibilidad de pasar de la
cabina del tripulante a la parte trasera
En la escala propuesta por Graham y Lewis se analizaron 10 variables con un
puntaje ponderado para cada una de ellas, de tal manera que, a mayor puntaje,
peor calificado estará el prestador de apoyo vital básico. Se aplicó a 75 estudian-
tes de odontología antes y después de recibir el entrenamiento, y se verificó que
al concluir el curso 94.7% de los alumnos eran capaces de prestar apoyo vital
básico efectivo.13
Las variables se presentan en el cuadro 4-
-1.
Otro punto fundamental es el tipo de unidades de transporte (ambulancias).
Estos vehículos deben ser maniobrables y cómodos, con espacio para dos enfer-
mos, personal y el equipo necesario para el cuidado crítico en la posición adecua-
da1,9 (figura 4-
-1).
Hay tres tipos de ambulancias, que se describen en el cuadro 4-
-2, así como
otros vehículos de apoyo (figuras 4-
-2, 4-
-3, 4-
-4 y 4-
-5).
Otra alternativa de transporte, en caso de existir grandes distancias entre el
sitio del accidente y el centro hospitalario, es el uso de helicópteros, tanto para
traslado de personal médico al área del accidente para prestar la atención inicial
como para llevar al lesionado al hospital.8,15
Obviamente, el traslado de personal médico acorta el tiempo de atención ade-
cuada y se complementa con un transporte rápido de los pacientes ya estabiliza-
dos o en vías de estabilización durante el trayecto.8
En las grandes ciudades son también una alternativa; sin embargo, requieren
lugares amplios para el aterrizaje y despegue, situación que no siempre es facti-
ble.15
REFERENCIAS
1. Secord-
-Pletz B: Asistencia prehospitalaria y transporte de urgencia. En: Kravis TC, Warner
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de la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de Tórax, A. C., Guadalajara, Jal., 1997.
19
Organización de la atención prehospitalaria
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20 (Capítulo 4)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
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5
Nociones de anatomía y fisiología
DEFINICIONES
La anatomía es la rama de la medicina que se encarga del estudio de las partes
constitutivas del cuerpo humano y de las relaciones de los órganos entre sí. La
fisiología es la rama de la medicina que se encarga del estudio del funcionamien-
to de los diferentes órganos del cuerpo humano y sus interacciones.
Para simplificar el estudio de esta sección, agruparemos los órganos en apara-
tos y sistemas de acuerdo con su función, además de señalar para cada uno su lo-
calización; posteriormente se describirán las diversas regiones del cuerpo huma-
no (anatomía de superficie), las que es necesario conocer para determinar la
localización de las lesiones y los posibles órganos afectados.
APARATO DIGESTIVO1
Función
Digestión y nutrición.2 Para ello el aparato digestivo actúa sobre los alimentos
mediante sustancias (enzimas) que los transforman en compuestos más simples
que favorecen su absorción, acción que realiza el mismo sistema, además de eli-
minar los desechos.
21
22 (Capítulo 5)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Figura 5-
-1. Estructuras y localización del sistema digestivo. 1. Boca y faringe. 2. Esófa-
go. 3. Hígado. 4. Estómago. 5. Páncreas. 6. Vesícula biliar. 7. Intestino delgado. 8. Intes-
tino grueso. 9. Recto.
1
3
2
4
5
8
9
6
7
Órganos que lo integran y localización
Boca (lengua, dientes y glándulas salivales), localizada en la cabeza. Faringe y
esófago, que comunican sucesivamente la boca con el estómago y se localizan
en cuello la faringe, y en cuello y tórax el esófago. Estómago, intestino delgado
(duodeno, yeyuno e íleon), intestino grueso (ciego, colon ascendente, colon
transverso, colon descendente, sigmoides, recto y ano), hígado (es la glándula
más grandedel cuerpo),vesícula biliar (almacéndebilis queparticipaenladiges-
tión delas grasas), páncreas(participa en la digestión de grasasy azúcares),todos
ellos localizados en la cavidad abdominal (figura 5-
-1).
APARATO RESPIRATORIO3,4
Función
Respiración, o sea el intercambio de bióxido de carbono del interior del organis-
mo por oxígeno proveniente del medio ambiente; participa en la regulación del
equilibrio ácido-
-base, además de la fonación.
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2
4
5
Figura 5-
-2. Estructuras y localización del aparato respiratorio. 1. Nariz. 2. Faringe. 3.
Tráquea. 4. Bronquios. 5. Pulmones.
Órganos que lo integran y localización (figura 5-
-2)
Nariz (fosas nasales, senos paranasales y coanas, localizados en la cabeza);farin-
ge y laringe, que se localizan en cuello, y es en esta última donde se encuentran
las cuerdas vocales. Entre la faringe y la laringehay unaválvula cartilaginosa lla-
mada epiglotis, que se cierra al paso de los alimentos y se abre al paso del aire.
A continuación de la laringe se encuentra la tráquea, que se bifurca, dando lugar
a los bronquios principales derecho e izquierdo para los pulmones respectivos en la
cavidad torácica. Los pulmones están formados por bronquiolos que se hacen cada
vez más pequeños hasta terminar en unos sacos microscópicos llamados alveo-
los, donde se realiza el intercambio gaseoso. Ambos pulmones están recubiertos
por una capa delgada llamada pleura, que se divide en dos hojas: la pleura visce-
ral, adherida a los pulmones, y la pleura parietal, adherida al interior de la pared
torácica. Entre ambas hojas queda una cavidad virtual llamada espacio pleural.
APARATO URINARIO2,5
Función
Formación y eliminación de la orina, compuesta por agua, desechos metabólicos
y diversas toxinas; regulación del equilibrio hidroelectrolítico y ácido-
-base, ade-
más de mantener el balance normal de líquidos (volemia).
24 (Capítulo 5)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Órganos que lo integran y localización
Todos los órganos se encuentran en la cavidad abdominal, y son los siguientes:
riñones (derechoeizquierdo), encargados defiltrarla sangre paraformar la orina;
ureteros, originados uno en cada riñón y que conducen la orina a la vejiga, donde
se almacena hasta que es eliminada al exterior a través de la uretra (más larga en
el hombre que en la mujer).
APARATO REPRODUCTOR2,6
Función
Conservación de la especie.
Órganos que lo integran y localización (figura 5-
-3)
En la mujer son intraabdominales y localizados en la pelvis; son: ovarios (dere-
cho e izquierdo), que almacenan y maduran las células reproductoras femeninas
(óvulos). Las trompas de Falopio comunican el ovario respectivo con el útero o
matriz, que es órgano único, de posición central, que cíclicamente se prepara para
recibir un óvulo fecundado para nutrirlo y formar un nuevo ser. Cuando no hay
fecundación, el óvulo y el tejido uterino nutriente se eliminan por la vagina al
exterior; es lo que se conoce como menstruación. La vagina comunica al útero con
Figura 5-
-3. Estructuras y localización del aparato reproductor femenino. 1. Ovario. 2.
Trompas de Falopio. 3. Útero. 4. Vagina.
1
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3
2
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el exterior, y es aquí dondesedepositan las células reproductoras masculinas. Labios
mayores y labios menores cubren la entrada a la vagina.
En el hombre los testículos (derecho e izquierdo) se encuentran fuera de la ca-
vidad abdominal en una bolsa llamada escroto, y son los encargados de producir
las células reproductoras masculinas, llamadas espermatozoides, los cuales son
almacenados en el epidídimo, situado a manera de capuchón en cada testículo.
Los conductos deferentes comunican cada testículo con la próstata, que es un ór-
gano situado por debajo de la vejiga y que, al igual que las vesículas seminales
adyacentes a la próstata, produce un líquido en el que van los espermatozoides.
El líquido producido por la próstata y las vesículas seminales, al unirse con los
espermatozoides, se llama esperma, y es conducido por la uretra al exterior al es-
tar en erección el pene, que también es la vía de eliminación de la orina.
APARATO CARDIOVASCULAR2,7
Función
Bombeo y transporte de sustancias nutritivas a todo el organismo y recolección
de bióxido de carbono y sustancias de desecho para traslado a los órganos encar-
gados de su eliminación.
Órganos que lo integran y localización
Corazón (figura 5-
-4), localizado en el mediastino en la cavidad torácica. Está for-
mado por dos aurículas (derecha e izquierda) y dos ventrículos (derecho e izquier-
do), así como cuatro válvulas que impiden el reflujo de la sangre: la válvula tricús-
pide (tiene tres valvas), entre aurícula y ventrículo derechos, la válvula pulmonar
(constituida por tres valvas) entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar, la
válvula mitral (formada por dos valvas) entre aurícula y ventrículo izquierdos,
y la válvula aórtica (compuesta por tres valvas) entre ventrículo izquierdo y arte-
ria aorta.
Las arterias son ductos por los que circula la sangre desde el corazón a todo
el organismo. La principal es la aorta, de donde salen ramas a cabeza, cuello, ex-
tremidades, tórax y abdomen. Estas arterias se van ramificando en vasos cada vez
menores (arteriolas), hasta originar los vasos capilares, cuyo diámetro es inclusive
menor que el de los glóbulos rojos, y es en ellos donde se lleva a cabo el intercam-
bio de nutrientes y sustancias de desecho de todo el organismo a través de sus
delgadísimas paredes. Los capilares se unen progresivamente entre sí formando
26 (Capítulo 5)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Figura 5-
-4. Aspecto macroscópico del corazón y grandes vasos (vista anterior). 1.
Tronco braquiocefálico. 2. Rama derecha de la arteria pulmonar. 3. Vena cava superior.
4. Aurícula derecha. 5. Vena cava inferior. 6. Arteria carótida izquierda. 7. Arteria subcla-
via izquierda. 8. Rama izquierda de la arteria pulmonar. 9. Tronco de la arteria pulmonar.
10. Arteria aorta. 11. Ventrículo derecho. 12. Ventrículo izquierdo.
1
3
2
4
5
6
7
10
8
9
11
12
vénulas, que se unen para constituir venas cada vez más grandes hasta formar la
vena cava superior, que recoge sangre de cabeza, cuello y extremidades superio-
res, y la vena cava inferior, que recoge sangre de miembros pélvicos, abdomen y
tórax para transportarla a la aurícula derecha, de ahí al ventrículo derecho y, a través
de la arteria pulmonar, a ambos pulmones para eliminar el bióxido de carbono
y captar oxígeno.
La sangre oxigenada regresa al corazón a través de las venas pulmonares a la
aurícula izquierda, pasa al ventrículo izquierdo y de ahí a la aorta, y nuevamente
a todo el organismo.
APARATO HEMATOPOYÉTICO
Función
Formación de glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos) y pla-
quetas (trombocitos), así como eliminación de este tipo de células que hayan
cumplido su ciclo vital.
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Órganos que lo integran y localización
Médula ósea, porcióncentraldealgunos huesos del organismo (esternón,pelvis),
produce los tres tipos de células; el bazo, localizado en el abdomen, destruye cé-
lulas viejas y almacena glóbulos rojos y blancos; ganglios linfáticos, que capaci-
tan glóbulos blancos y se localizan principalmente en cuello, tórax, abdomen e
ingles.
La función de los glóbulos rojos es el transporte de oxígeno a todo el organis-
mo y de bióxido de carbono a los pulmones.
La función de los glóbulos blancos es de defensa contra infecciones, cuerpos
extraños, etc.
Las plaquetas participan en la coagulación de la sangre.
APARATO ENDOCRINO2
Función
Regulación por medio de la producción y secreción de hormonas específicas que
aceleran o inhiben, dirigen y controlan los fenómenos vitales.
Órganos que lo integran y localización
Hipófisis, de localización intracraneal por debajo del encéfalo, regula el resto de
las glándulas. Tiroides, situada en el cuello adherida a la porción anterior de la
tráquea. Paratiroides, que son tres a cuatro glándulas pequeñas unidas a la tiroi-
des. Páncreas, que es intraabdominal, por debajo y atrás del estómago y adyacen-
te al duodeno; su función es regular el metabolismo de la glucosa mediante la
insulina, y participa además en la digestión a través de la liberación de enzimas
al tubo digestivo. Suprarrenales, una sobre cada riñón, testículos en el escroto y
ovarios intraabdominales, todas las glándulas del sistema endocrino participan
en las diversas áreas del metabolismo. Así, las suprarrenales, que se dividen en
una capa externa o corteza, sintetizan esteroides, y la médula produce catecola-
minas (adrenalina y noradrenalina), que participan en la respuesta al trauma.
SISTEMA NERVIOSO2
Función
Coordinación máxima delas funcionesvitales y derelación conel medio exterior
e interior del organismo. El cerebro se divide en lóbulos, los cuales, según se ha
28 (Capítulo 5)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
documentado, tienen diversas funciones.8 Así, el lóbulo frontal participa en las
emociones y la función motora, el lóbulo parietal en la sensibilidad, el temporal
en la memoria y el occipital en la visión, principalmente. El cerebelo tiene gran
participación en el movimiento, la coordinación y el equilibrio.
Órganos que lo integran y localización
Cerebro (encéfalo) intracraneal, cerebelo, en la parte posteroinferior del cráneo,
bulbo raquídeo por debajo del cerebelo y se continúa hacia abajo con la médula
espinal a través del canal raquídeo formado por las vértebras. Es de la médula es-
pinal de donde emergen nervios a todos los órganos y estructuras del cuerpo hu-
mano. La médula espinal termina a la altura de la I o II vértebras lumbares y hacia
abajo sólo continúan fibras nerviosas. Además, forman parte del sistema nervioso
los órganos de los sentidos, que son la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto.
SISTEMA MUSCULOSQUELÉTICO2,9
Función
Sostén y protección corporal, así como movimiento del cuerpo.
Órganos que lo integran y localización (figura 5-
-5)
Nos concretaremos a las estructuras óseas; en capítulos subsecuentes se enuncia-
rán las estructuras musculares de acuerdo al tema y región que se esté tratando.
Cráneo. Es unadelas tres cavidadesdel organismo; protegeal sistema nervio-
so central y está formado por dos huesos temporales, dos parietales, un frontal,
un occipital, un etmoides, un esfenoides, un vómer y dos maxilares (superior e
inferior).
Tórax. Es otra de las cavidades del organismo. Aloja y protege al corazón y
grandes vasos, pulmones, tráquea y bronquios. Está formado por esternón (cabe-
za, cuerpo y apéndice xifoides), clavícula derecha e izquierda, 12 pares de costi-
llas (siete verdaderasy cinco falsas, de las cuales dos son flotantes) y 12 vértebras
torácicas.
Pelvis. Protege la parteinferiory lateraldel abdomen, quees la terceracavidad
del organismo y no tiene otraprotecciónósea. Está formada pordos coxalescom-
puestos por íleon, isquion y pubis.
29
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Figura 5-
-5. Sistema óseo. 1. Cráneo. 2. Maxilar inferior. 3. Clavícula. 4. Húmero. 5. Cos-
tillas. 6. Pelvis. 7. Radio. 8. Cúbito. 9. Huesos de la mano (carpo, metacarpo y falanges).
10. Fémur. 11. Peroné. 12. Tibia. 13. Tarso. 14. Metatarso y falanges. 15. El sostén del
tronco está dado por la columna vertebral (columna lumbar, por ejemplo).
6
1
10
11
13
2
3
4
5
7
8
9
12
14
15
Miembro superior. Escápula (derecha e izquierda), húmero (brazo), cúbito
y radio (antebrazo), ocho huesos del carpo (escafoides, cuboides, piramidal y pi-
liforme, trapecio, trapezoide, hueso grande y ganchoso); cinco metacarpianos,
cinco falanges proximales, cuatro medias (el pulgar no tiene) y cinco distales,
todos ellos en la mano.
Miembro pélvico. Fémur (muslo), rótula (rodilla), tibia yperoné(pierna),sie-
te huesos del tarso (calcáneo, astrágalo, escafoides, cuboides, cuneiformes inter-
no, medio y externo),cinco metatarsianos, cinco falangesproximales, cuatrome-
dias y cinco distales (pie).
Columna vertebral. Formada por siete vértebras cervicales, 12 torácicas o
dorsales, cinco lumbares, cinco sacras que fusionadas forman el hueso sacro y
tres a cuatro coccígeas. Entre cada dos vértebras hay un disco cartilaginoso, ex-
cepto en sacro y cóccix.
30 (Capítulo 5)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Cabeza
2
5
3
1
4
6
7
8
9
10
11
12
Tronco (cara posterior) Tronco (cara anterior)
19
20
13
21
14
15
22
23
16
17
24
18 26
25
Figura 5-
-6. Anatomía de superficie. 1. Región frontal. 2. Región parietal. 3. Región tem-
poral. 4. Región malar. 5. Región occipital. 6. Maxilar inferior. 7. Región interescapulover-
tebral. 8. Región escapular. 9. Región subescapular externa. 10. Región subescapular
interna. 11. Región lumbar. 12. Región glútea. 13. Región pectoral. 14. Región costal.
15. Hipocondrio derecho. 16. Flanco derecho. 17. Mesogastrio. 18. Fosa iliaca derecha.
19. Región supraclavicular. 20. Región clavicular. 21. Región precordial. 22. Epigastrio.
23. Hipocondrio izquierdo. 24. Flanco izquierdo. 25. Fosa iliaca izquierda.26. Mesogastrio.
Finalmente, en la figura 5-
-6 se muestran las regiones anatómicas del cuerpo
humano, queserándeutilidad parala localizacióndelesiones que permitirán sos-
pechar qué órganos están afectados de acuerdo con el sitio de la lesión.2
31
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REFERENCIAS
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-quirúrgica. Capítulo 16, Asistencia de enfermería en tras-
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-quirúrgica. Capítulo 15, Asistencia de enfermería en tras-
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EUA, Prentice-
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Méndez Cervantes, 1981:15-
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trauma. EUA, American College of Surgeons, 1989:131-
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9. Bergeron JD: First responder. Chapter 10, Injuries 2: the extremities. 3ª ed. EUA, Prentice-
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-248.
32 (Capítulo 5)
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6
Exploración física y
reconocimiento de cadáveres
Se debe insistir enfáticamente en la importancia de realizar siempre una explora-
ción física cuidadosa y completa a una persona accidentada. De ello depende
esencialmente el tratamiento que se deba instituir y el procedimiento adecuado
para movilizarla.
La exploración física debe ser ordenada y por ningún motivo deberá omitirse.
Es muy importante tener conciencia de que puede haber contacto con sangre, se-
creciones u otros fluidos del paciente, y porello se deben utilizar guantes delátex
y lentes protectores.1 La revisión integral comprende interrogatorio, inspección
general, signos vitales y exploración por regiones.
INTERROGATORIO
De ser posible, se realizará directamente al lesionado o de manera indirecta a
acompañantes o testigos para obtener la información más completa posible.2 Es
recomendable que el personal de ambulancia se identifique consu nombre, cargo
y dependencia a la que pertenece.1
El interrogatorio debe ser dirigido para evitar datos superfluos. Ello se logra
mediante las siguientes preguntas: ¿qué pasó?, ¿cómo pasó? ¿estaba bien antes
del accidente?, ¿tomó alcohol o drogas?, ¿cuáles son los síntomas y dónde se lo-
calizan?, ¿tiene alguna otra cosa que agregar?2,3
Además, es importante, de acuerdo al tipo de accidente, obtener detalles adi-
cionales. Por ejemplo, en caso de accidente automovilístico, será importante sa-
33
34 (Capítulo 6)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
ber si el lesionado fue atropellado, pues este accidente tiene la particularidad de
tener tres impactos en el mismo: el primero es del vehículo contra sus piernas,
el segundo es de su cabeza contra el parabrisas y el tercero es la caída, donde el
lesionado golpea la cabeza y extremidades contra el pavimento.4
Si el lesionado viajaba dentro de un vehículo, en qué posición iba, si llevaba
cinturón de seguridad, si se deformó el volante, si fue expulsado del vehículo,
conocer si además del choque hubo volcadura, a qué velocidad ocurrió y, sobre
todo, el tiempo transcurrido desde que ocurrió el accidente.5
En caso de que las lesiones sean por caída, es útil saber de qué altura fue ésta
o, en caso de lesiones penetrantes, si éstas fueron ocasionadas por proyectiles u
objetos punzocortantes, la distancia, la posición del lesionado, etc.2
INSPECCIÓN GENERAL
Se hará a la par o inmediatamente después del interrogatorio. El procedimiento
es el siguiente: se verificará sexo del accidentado, edad aparente, constitución,
conformación (íntegro o no), posición, movimientos anormales, marcha (cuando
sea posible), estado de conciencia, etc. En el medio ambiente: la seguridad del
área, el lugar en sí (calle, oficina, campo, etc.), material útil para prestarprimeros
auxilios, agentelesivo (cablesdecorrienteeléctrica,cristal, armasdefuego,arma
blanca, cajas o frascos de medicamentos, etc.), además de proceder a proteger al
lesionado de materiales que puedan dañarlo o lesionar a quienes lo auxilian.1
Existe una forma rápida de evaluar las condiciones generales del lesionado.
Al momento de interrogar, podemos verificar el estado de conciencia, la respira-
ción y palpar simultáneamente el pulso y características de la piel (ver, oír y sen-
tir).
SIGNOS VITALES
Los signos vitales son el conjunto de datos obtenidos mediante la exploración
física que nos indican la presencia de vida en un accidentado; orientan sobre el
estado físico del mismo e indican la necesidad de aplicación de maniobras de
asistencia respiratoria y cardiocirculatoria.
Frecuencia cardiaca
Es el número de contracciones que realiza el corazón en una unidad de tiempo.
Está estandarizada la medición durante un minuto. La medición de la frecuencia
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Figura 6-
-1. Toma de pulso radial. La mano derecha del técnico en urgencias médicas
palpa la porción externa de la muñeca izquierda del lesionado.
cardiaca se puede hacer a través de la auscultación de la región precordial me-
diante un estetoscopio o directamente aplicando el pabellón auricular en dicha
región, donde debe escucharse el sonido del cierre de las válvulas cardiacas. La
otra forma de medir la frecuencia cardiaca es a través del pulso, que se define
como el latido que se percibe al comprimir ligeramente una arteria,en el momen-
to de la llegada de la onda sanguínea al punto comprimido. Los sitios en los que
se puede hacer este procedimiento son en el trayecto más superficial de las arte-
rias: radial en la cara anteroexterna del antebrazo a nivel de la articulación de la
muñeca (figura 6-
-1); carotídeo en la cara anterolateral del cuello por delante del
músculo esternocleidomastoideo y que es el quetiene mayor utilidad en situacio-
nes de emergencia;1 femoral en la región inguinal, la cual se divide arbitraria-
mente en tres tercios y se palpa en la unión del tercio interno y el tercio medio.
La frecuenciacardiacanormal promedio es la siguiente: recién nacido, 140 la-
tidos por minuto; escolar, 100 latidos por minuto, y adulto, de 60 a 100 latidos
porminuto,1 conritmo regulargenerado porel nodo sinusal.2 Lamedición se rea-
lizará idealmente en un minuto completo cuando exista pulso irregular. Puede
haber variacionesfisiológicas dela frecuenciacardiaca. Sin embargo, la determi-
nación de presencia o ausencia de pulso no debe ocupar menos de 5 ni más de
10 segundos.1 La frecuencia cardiaca menor de 50 pulsaciones o más de 100 por
minuto indica que el paciente está delicado.
36 (Capítulo 6)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Respiración
Si somos estrictos, la respiración corresponde al intercambio celular de oxígeno
por bióxido de carbono, y la ventilación se refiere a la entrada y salida de aire de
las vías respiratorias al exterior. Sin embargo, se acepta convencionalmente para
fines prácticos definir la respiración como la introducción de aire cargado deoxí-
geno a los pulmones, seguida dela expulsión de aireviciado y que contieneácido
carbónico, vapor de agua y oxígeno no absorbido. A la introducción de aire se
le llama inspiración o inhalación, y a la expulsión, espiración o exhalación.
Existen varias formas de verificar la existencia o no de respiración. Una es
acercar la mano o el oído a la nariz del lesionado para sentir la salida de aire, otra
es colocar un espejo cerca de la nariz del paciente de tal forma que el vidrio se
empañará si el sujeto respira. En la exploración del tórax, mediante la palpación
se puede determinar la existencia del movimiento respiratorio ocasionado por la
expansión y reducción del tórax por la entrada y salida de aire, respectivamente.
Aquí se puede determinar si el movimiento es regular, superficial, irregular, len-
to, rápido, el sonido, etc.1,5 Finalmente, mediante la auscultación con estetosco-
pio se corroborael ruido ocasionado por la inspiración y la espiración, que se lla-
ma ruido respiratorio o murmullo vesicular.
La frecuencia respiratoria normal en el recién nacido es de 40 por minuto, en
el escolar es de 20 y en el adulto oscila entre 12 y 20 respiraciones por minuto;
más de 28 indican que la condición del lesionado es grave.1
Temperatura
Se define como el grado de calor del cuerpo humano, y su valor normal oscila
entre 36 y 37 _C. Hay cuatro formas de medirla; la más fidedigna es la medición
por vía rectal, que se utiliza preferentemente en pacientes menores de dos años;
oral (que es medio grado menor a la rectal), y se mide al colocar un termómetro
en la parte inferior de la lengua con los labios cerrados; la axilar (un grado más
baja que la rectal) se mide con un termómetro colocado en el hueco axilar, que
se cierra sin moverse. En estas tres mediciones se utiliza un termómetro de mer-
curio que debe marcar en su escala menos de 35 _C al momento de iniciar la me-
dición; se debe desinfectar antes de cada uso y permanecer en el sitio indicado
(recto, bajo la lengua o en la axila) un mínimo de tres minutos. Finalmente, la
cutánea con tiras térmicas, que dan mediciones menos precisas, aunque tienen
la ventaja de que son más fáciles de utilizar.
Un método moderno es la medición instantánea a travésdel conductoauditivo
externo con termómetro digital.
En ausencia de otra alternativa hay una forma menos objetiva de medir la tem-
peratura, que es comparar con el dorso de la mano la temperatura del paciente y
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la propia, que permite además aprovechar para verificar la textura de la piel y si
hay sudor o no.
Tensión arterial
Es la fuerza ejercida por el corazón, sostenida por las arterias y regulada por la
resistencia periférica. Tiene tres componentes: la presión sistólica, que es la pre-
sión ejercida por la contracción cardiaca; la presión diastólica, definida como la
presión sostenida en el árbol arterial durante la fase de relajación del corazón, y
la presión media, que puede obtenerse sólo con medición invasiva por punción
arterial, no recomendableen el medio prehospitalario, o mediante cálculo apartir
de los valores de las presiones sistólica y diastólica.
Para su medición se requiere un estetoscopio y un esfigmomanómetro, que
puede ser de mercurio, aneroide (el más práctico) o digital, que requiere pila y
es más delicado que los anteriores en su cuidado y técnica de medición. La forma
más simple de medir la presión arterial es colocando el brazalete del esfigmoma-
nómetro en el brazo del lesionado y, una vez localizado el pulso humeral, se infla
el brazaletehasta queel pulso humeral desaparece. Sedesinflasuavementeelbraza-
lete y, en el momento en que el pulso sea perceptible nuevamente, se define como
la presión sistólica.
Con el estetoscopio el procedimiento es el mismo, sólo que, con esta técnica,
en vez de palpar se ausculta en el sitio en que se palpa el pulso. Así, se coloca
la cápsula del estetoscopio en la región interna del pliegue del codo y se infla el
brazalete del esfigmomanómetro hasta 20 mm de mercurio por arriba del punto
en que desapareceel pulso. Nuevamente se desinfla suavemente el brazalete aus-
cultando, y en el momento en que aparezcaen primer ruido se toma como presión
sistólica, y en el momento en quedejedeauscultarse se considerara como presión
diastólica (figura 6-
-2).
El valor se expresa en milímetros de mercurio (mmHg) y se considera como
promedio normal en el adulto joven 110 a 120/80 a 70 mmHg, donde 110 es la
presión sistólica y 70 la diastólica, con una presión media calculada de 92  5
mmHg.2
En una minoría de los casos, cuando se cuenta con la tecnología, personal ca-
pacitado, autorización médica y, sobre todo, el tiempo suficiente para efectuar
mediciones invasivas, se utiliza la punción de la arteria radial con introducción
de un catéter en la misma conectado al sistema de medición. Este procedimiento
requiere técnica estéril y anestesia local, así como cuidados especiales, y permite
medir la presión arterial media.
Una vez revisados los signos vitales y realizadas las maniobras básicas de so-
porte cardiorrespiratorio o atendidas las lesiones que ponen en peligro la vida,1
se procederá a revisar al paciente por regiones y siempre de la cabeza a los pies.
38 (Capítulo 6)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Figura 6-
-2. Toma de la presión arterial. Observe la localización de la cápsula del este-
toscopio y la altura del esfigmomanómetro sobre el codo.
EXPLORACIÓN POR REGIONES
Los datos básicos por regiones son los siguientes:1,5
Cabeza
Buscar deformidad, heridas, sensibilidad o dolor al palpar, cuerpos extraños en
cavidades (boca, nariz, oídos), movilidad ocular, reflejos pupilares mediante la
estimulación con luz a las pupilas, que en condiciones normales se harán mióti-
cas, o sea de diámetro menor. Corroborar la movilidad del maxilar inferior y la
lengua, hemorragia o salida de líquido cefalorraquídeo por cavidades (boca, oídos,
nariz).
Cuello
Movilidad, dolor en su cara posterior, heridas, pulso carotídeo derecho e izquier-
do, asimetría.
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Tórax
Frecuencia cardiaca, movimientos respiratorios, deformidad, dolor a la palpa-
ción, fracturas, heridas, equimosis, dolor en la columna dorsal, sensibilidad, aire
subcutáneo.
Abdomen
Heridas, sensibilidad, consistencia (normalmente blando), dolor, masas anormales,
peristaltismo (auscultación del ruido intestinal), equimosis.
Pelvis
Dolor, sensibilidad, estabilidad ósea quese exploramediante la colocación delas
palmas delas manos sobrelas crestasiliacas eintentando desplazarlashaciaafue-
ra y posteriormente se aplican las manos por fuera de las crestas iliacas y se in-
tenta desplazarlas hacia adentro. Normalmente no será posible ninguno de los
dos desplazamientos.
Genitales
Se verifica la presencia de hemorragia o lesiones locales.
Extremidades
Se busca dolor, sensibilidad, deformidad, masas anormales, movilidad articular
activa, que es la que el paciente hace espontáneamente, y pasiva, realizada por
el explorador; heridas, pulsos y llenado capilar que se verifica al comprimir la
yema o la uña de alguno de los dedos, lo cual producirá palidez local, retornado
a su color normal en un máximo de tres segundos después de retirar la presión.
Además, se verificarán los reflejos osteotendinosos y otros datos que se detalla-
rán en el capítulo de traumatismo craneoencefálico y raquimedular.
Unavezrealizadaesta revisión debemos verificarnuevamentela seguridaddel
área1 y podremos estar en condiciones de detectar lesiones, tratarlas de acuerdo
con los diagnósticos y trasladarcorrectamenteal lesionado o enfermopararecibir
la atención médica requerida.
Recordemos que un paciente estable puede deteriorarse rápidamente; tener
siempre en mente la posibilidad de lesión de médula espinal hasta que la eviden-
cia demuestre lo contrario.1
40 (Capítulo 6)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
RECONOCIMIENTO DE CADÁVERES
Habrá ocasiones en que al llegar al lugar de un accidente encontremos al lesiona-
do delicado, grave o habrá casos en que ya falleció.
Para considerar que una persona ha muerto se debe confirmar el ceseirreversi-
ble de todas las funciones vitales, incluyendo la respiración, circulación y latido
cardiaco, o el cese irreversible de todas las funciones cerebrales, inclusive del ta-
llo cerebral, ya que el daño celular irreversible aparece en cuatro a seis minutos
después del paro respiratorio y a los 10 minutos en promedio hay muerte de las
neuronas.6,7 Así, el artículo 317 de la Ley General deSalud indica que, paracerti-
ficar la pérdida de la vida, se debe comprobar la existencia de los siguientes sig-
nos de muerte:
1. Ausencia completa y permanente de la conciencia.
2. Ausencia permanente de la respiración espontánea.
3. Falta de percepción y respuesta a estímulos externos.
4. Ausencia de reflejos de los pares craneales y de los medulares.
5. Atonía de todos los músculos.
6. Término de la regulación fisiológica de la temperatura corporal.
7. Paro cardiaco irreversible.
8. Las demás que establece el Reglamento correspondiente.
Por ello, para corroborar la muerte revisaremos tres sistemas: el cardiovascular,
el respiratorio y el neurológico, y dicha revisión debemos realizarla sin mover
por ningún motivo a la víctima, ya que, en caso de corroborar la muerte, corres-
ponderá a las autoridades judiciales el levantamiento del cadáver y la toma de evi-
dencias, por lo que paraellos es muy importante dejar intacto el sitio del accidente
y el o los cadáveres.
Sistema cardiovascular
Palidez generalizada, ausencia de ruidos cardiacos, de pulsos y de llenado capilar.
Sistema respiratorio
Se corroborarán la ausencia de aliento y ruidos respiratorios.
Sistema neurológico
Ausencia del estado de alerta, pupilas dilatadas (midriáticas) sin respuesta a estí-
mulo luminoso, opacificación de conjuntivas, ausencia de reflejo corneo-
-palpe-
41
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bral (al estimular la córnea, en respuesta ocurre cierre del párpado), ausencia de
reflejo oculocefálico (al mover la cabeza la mirada se mantiene fija) y ausencia
de reflejo cilioespinal (se produce estímulo doloroso en el dorso del cuello y no
hay cierredel párpado),nula respuestaaestímulos auditivos, táctiles ydolorosos.
Esta revisión debe ser muy cuidadosa y, ante la duda o al menor indicio de res-
puesta, se deberá iniciar la reanimación cardiopulmonar, ya que puede haber
“muerte aparente” en el estado de choque profundo, intoxicaciones, hipotermia
y algunas enfermedades cardiacas.
Por último, es conveniente insistir en que es preferible retrasar unos minutos
el traslado de un lesionado para efectuar una exploración física completa y ade-
cuada, en vez de trasladarlo sin revisarlo y exponerlo a perder la vida por falta
de cuidado, además de que nunca se debe dejar una región sin explorar aunque
las lesiones de otra área sean más evidentes. Obviamente, se atenderán primaria-
mente las de mayor gravedad y posteriormente se continuará con la exploración
completa.
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42 (Capítulo 6)
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7
Cinemática del trauma
Ricardo Guzmán González
En el escenario de un accidente generalmente se tratan las lesiones obvias; sin
embargo, se deben buscar en forma intencionada las lesiones no obvias, o que se
pueden pasar por alto y que, de ser tratadas de forma tardía, resultan en una evolu-
ción desfavorable. Por tal motivo, se debe conocer la cinemática del trauma.
La atención prehospitalaria de los pacientes víctimas de trauma se divide en
tres fases: previa al accidente, el accidente mismo y posterior al accidente.
Lahistoriadeltraumacomienzacon lafasepreviaalaccidente,esto es,loseven-
tos previos, como son ingestión de bebidas alcohólicas, drogas o medicamentos,
todas aquellas condiciones que anteceden al incidente, incluyendo la condición
medica previa del paciente, en la que se incluye el estado mental. Aunque en las
personas jóvenes generalmente no existen enfermedades crónicas, en los adultos
mayores sí pueden complicar el manejo de un paciente víctima de trauma. Por
ello es necesario que el técnico en urgencias médicas realice una historia rápida,
completa y acuciosa del paciente. La segunda fase, y evidentemente la más im-
portante, es al momento en que ocurre el accidente, e inicia cuando un objeto en
movimiento colisiona con otro y tiene lugar un impacto. El segundo objeto puede
ser un objeto en movimiento o estacionario. Cualquiera de los dos puede ser hu-
mano, o ambos. La dirección en que ocurre el cambio de energía, la cantidad de
energía intercambiada y el lugar al que afectan estas fuerzas en el paciente son
consideraciones importantes que debe tener el técnico en urgencias médicas.
La información obtenida de la fase previa al accidente y del accidente mismo
sirve para la atención de la fase posterior al accidente. Esta fase inicia tan pronto
como la energía es absorbida y el paciente es traumatizado.
43
44 (Capítulo 7)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Para entender los efectos de las fuerzas que producen una lesión corporal, se
deben entender dos componentes: energía y anatomía.
ENERGÍA
El primer paso que debe realizar el técnico en urgencias médicas es obtener la
historia para evaluar los eventos que ocurrieron en la escena del accidente. Este
proceso incluye la determinación de la cinemática del trauma, que consiste en de-
terminarcómolas fuerzasy elmovimiento influyenen eltipo delesiones quepre-
senta cada paciente. Este concepto se basa en principios fundamentales de física.
Aquí aplica la primera ley de Newton de los estados de movimiento: un cuerpo
en reposo seguiráen reposo y uno en movimiento seguiráen movimiento amenos
que actúe sobre ellos una fuerza externa.
Ahora bien, vale la pena preguntarse: ¿por qué el inicio o cese súbitos del mo-
vimiento resultan en una lesión? La respuesta se encuentra en un principio físico,
el cual dice que el estado de la energía no se puede crear o destruir, pero sí puede
cambiar su forma. El movimiento de un vehículo es una forma de energía, y cuan-
do el movimiento inicia o se detiene la energía debe cambiar por otra forma de
energía. Ésta puede convertirse en una forma de energía mecánica, térmica, eléc-
trica o química.
En el trauma contuso, las lesiones en los tejidos se producen por compresión
o por desaceleración, mientras que en el trauma penetrante se producen cuando
los tejidos son colisionados y separados a lo largo de la vía de paso del objeto pe-
netrante. Ambos tipos crean una cavidad, que mueve a los tejidos fuera de su po-
sición normal. El cambio de energía está directamente relacionado con la densi-
dad y el tamaño del área frontal del punto de contacto entre el objeto y la víctima,
es decir, de la superficie en la cual impactan el objeto lesivo y el cuerpo del pa-
ciente.
Hay muchos tipos de trauma contuso, pero las colisiones de vehículos de mo-
tor son las más comunes; el segundo en frecuencia son las relacionadas con vehí-
culos de motor/peatones.
La evaluación de la escena de accidente es primordial, y debe buscarse res-
puesta a las siguientes preguntas:
S ¿Qué mecanismos de lesión estuvieron involucrados?
S ¿Cuál fue la situación previa al evento?
S ¿Existe algún factor de la lesión aún presente?
S ¿Qué lesiones pudieron resultar del trauma?
Con la información obtenida se verifica la seguridad en la escena, el entorno de
la misma y la situación al momento de llegar al lugar del accidente:
45
Cinemática del trauma
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1. Seguridad: evaluar los posibles peligros y asegurarse de que ya no hay peli-
gro.
2. Escena: evaluar el número de vehículos involucrados, determinar qué fuer-
zas actuaron en las lesiones y evaluar el grado de las mismas.
3. Situación: ¿qué fue lo que realmente sucedió? ¿Existe alguna otra condi-
ción médica no conocida involucrada en el accidente (por ejemplo, un acci-
dente vehicular secundario a un infarto al miocardio)? ¿Cuántas personas
están involucradas, y qué edades tienen?
REFERENCIAS
1. Pre-
-Hospital Trauma Life Support Committee of the National Association of Emergency
Medical Technicians in Cooperation with the Committee on Trauma of the American Col-
lege of Surgeons: PHTLS Basic and Advanced Pre-
-Hospital Trauma Life Support. 3ª ed.
Chapter 1, Kinematics of trauma. EUA, Mosby Lifeline, 1994:10-
-49.
46 (Capítulo 7)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
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8
Atención integral por prioridades
Unavez queocurre un accidente o hay alguien que enfermasúbitamente, es nece-
sario activar la cadena de la supervivencia, que consiste en:1
1. Llamar primero.
2. Iniciar RCP.
3. Desfibrilación precoz.
4. Cuidado avanzado precoz.
La razón por la cual se actúa en esta secuencia es porque en la mayoría de los ca-
sos de paro cardiaco presenciado en adultos se encuentra como causa a la fibrila-
ción ventricular.2
Es importante jerarquizarlas lesiones en un paciente para proceder con mayor
eficaciay evitarla progresión del daño y aparicióndecomplicaciones severasque
puedan ser irreversibles. Para ello, existe una secuencia lógica de revisión para
detectarlesiones demayor amenor gravedad,quesiempre que seaposible se hará
enformasimultánea.3 Con la finalidad de lograrese objetivo se atenderáninicial-
mente las lesiones que ponen en riesgo la vida, seguidas de las que ponen en ries-
go una extremidad y posteriormente el resto de afecciones.4 Se han marcado las
prioridades con las primeras cinco letras del alfabeto:
a. Vía aérea permeable.
b. Función respiratoria, ventilación adecuada.
c. Circulación adecuada y control de hemorragias.
d. Estado neurológico.
47
48 (Capítulo 8)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Figura 8-
-1. Conjunto de cánulas de Guedel con diferentes tamaños para adecuarlas
a la conformación del paciente.
e. Exponer al paciente para exploración completa y posteriormente cubrirlo
nuevamente para evitar la hipotermia.
Aquí las letras a, b y c son las principales, y siempre se asumirá lesión cervical
en pacientes politraumatizados, en especial cuando haya compromiso de la cla-
vícula.1
Así, se verificarásimultáneamente queno hayaobstrucción dela vía respirato-
ria y las características de la respiración, además de medir la frecuencia cardiaca
y la presión arterial.
En los capítulos siguientes se tratarán con detalle cada uno delos apartados arriba
anotados; sin embargo, debemos hacer algunas recomendaciones generales.
En caso de existir obstrucción de la vía respiratoria, las medidas básicas para
solucionar el problema que frecuentemente es ocasionado por la lengua son, en
primer lugar, elevar el mentón; si no es suficiente o posible por lesión cervical,
levantar la mandíbula empujando con ambas manos el ángulo mandibular sin
mover la cabeza.5 Estas maniobras, sin hiperextender el cuello, se acompañan de
la inmovilización de éste ante la sospecha de lesión de columna cervical en todo
pacienteinconsciente. Se puederealizarla aspiración desecrecionessi sedispone
del equipo de inmediato, y la colocación de una cánula orofaríngea (cánula de
Guedel, figura 8-
-1) es la tercera posibilidad de soporte básico para mantener la
vía aéreapermeable, o tubo nasofaríngeo en presencia de trauma maxilar.6 La cá-
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Atención integral por prioridades
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nula orofaríngea debe colocarse con cuidado y preferentemente lubricada. Las me-
didas de soporte avanzado para el cuidado de la vía aérea son la intubación orotra-
queal o la cricotiroidotomía. Todo lesionado debe recibir oxígeno suplementario.7
En caso necesariose procederáal control dehemorragiasyrestitución delíqui-
dos por vía endovenosa,3 además de realizar una evaluación neurológica sencilla
que dará orientación básica sobre el estado del paciente y que se calificará de
acuerdo a si está alerta, si responde a estímulo verbal, si sólo responde a estímulo
doloroso o si no responde,3 aunque para mayor precisión se prefiere la escala de
coma de Glasgow.
Finalmente se completa la evaluación física inicial con una revisión completa
del paciente8 de acuerdo a los lineamientos marcados en el capítulo 6.
Larevisión primaria y la secundariase repetirántantas vecescomo seanecesa-
rio en camino al hospital para prevenir complicaciones por deterioro posterior y
progresivo del paciente.
REFERENCIAS
1. American Heart Association, en colaboración con el International Committee of Resuscita-
tion: Recomendaciones 2000 para reanimación cardiopulmonar y atención cardiovascular de
urgencia. Consenso Científico Internacional. Parte 3. Apoyo Vital Básico del adulto. Circula-
tion 2000;102(suppl I):I22-
-I59.
2. Ladwig KH, Schoefinius A, Danner R, Gurtler R, Herman R et al.: Effects of early defi-
brillation by ambulance personnel on short-
- and long-
-term outcome of cardiac arrest sur-
vival: the Munich experiment. Chest 1997;112:1584-
-1591.
3. Comité de Trauma. Curso avanzado de apoyo vital en trauma para médicos. Capítulo 1, Eva-
luación y tratamiento iniciales. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:19-
-52.
4. McSwain NE, Butman AM, McConell WK, Vomacka RW: Apoyo vital prehospitalario
en trauma. 2ª ed. Capítulo 2, Evaluación y manejo del paciente. EUA, Educational Direction,
1990:59-
-80.
5. Bergeron JD: Breathing-
-The airway and pulmonary resuscitation. First responder. 3rd. ed.
Chapter 4. EUA, Prentice-
-Hall, 1991:84-
-112.
6. Cummins RO (ed.): Textbook of advanced cardiac life support. Adjuncts for airway control,
ventilation and oxygenation. EUA, American Heart Association, 1994;2/1-
-2/17.
7. Comité de Trauma. Curso avanzado de apoyo vital en trauma para médicos. Capítulo 2,
Manejo de la vía aérea y ventilación. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:53-
-80.
8. Boyd AR: Traumatismos de la pared torácica. En: Hood RM, Boyd AD, Culliford AT (eds.):
Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana, 1992:109-
-142.
50 (Capítulo 8)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
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9
Reanimación cardiopulmonar
INTRODUCCIÓN
El paro cardiorrespiratorio es la más grave de las complicaciones en un acciden-
tado, y su atención adecuada siempre tendrá la máxima prioridad, sobre todo al
reconocerque, debido al avance científico y con atención oportuna, en la actuali-
dad su presencia no necesariamente es sinónimo de muerte, e inclusive se habla
ahora de reanimación cardiopulmonar y cerebral.1,2
Entresus causasse puedenmencionarmuchas posibilidades, yanteellassiem-
pre tendremos en mente que el deterioro progresivo del paciente puede llegar al
paro cardiorrespiratorio.
Sin embargo, debemos destacarel choqueeléctrico, obstrucción dela víaaérea
(broncoaspiración, cuerpos extraños, lengua, etc.), traumatismos craneales,
aplastamiento de tórax, inhalación de gases tóxicos, intoxicaciones agudas, asfi-
xia por inmersión, etc., de tal manera que se consideran indicaciones para aplicar
las medidas de apoyo vital básico las siguientes: paro respiratorio de cualquier
etiología (inmersión/ahogamiento, evento vascular cerebral, obstrucción de la
vía aérea por cuerpo extraño, inhalación de humo, epiglotitis, sobredosis de fár-
macos o drogas, electrocución, asfixia, trauma, infarto agudo del miocardio, descar-
ga de rayo, coma, etc.) o paro cardiaco caracterizado por el cese de la circulación,
hay esfuerzo ventilatorio (“boqueo” o respiración agónica), y fisiopatológica-
mente equivale a fibrilación ventricular, taquicardia ventricular, actividad eléc-
trica sin pulso (disociación electromecánica) o asistolia.3
51
52 (Capítulo 9)
Atención prehospitalaria de las urgencias...
Se considera en este rubro la posibilidad de utilizar el desfibrilador externo
automático (DEA), cuando se dispone de este recurso para el tratamiento de la
fibrilación ventricular o de la taquicardia ventricular. 3
La supervivencia deun parocardiaco extrahospitalario oscila entre20 y 25%.4
Las maniobras se reducen básicamente a “suplir” el funcionamiento de los sis-
temas respiratorio y cardiovascular y, aunque se mencionan múltiples métodos,
los más eficaces y accesibles, sencillos y aplicables inclusive por una sola perso-
na son la respiración artificial boca-
-boca, boca-
-nariz o boca-
-máscara y las com-
presiones torácicas para suplir la ausencia de latido cardiaco.2
El aire exhalado por el rescatista a la boca del lesionado tiene 15 a 17% de oxí-
geno2,4 y ésta, junto con la técnica de boca-
-máscara, son sencillas de aprender
y aplicar, además de que la técnica de respiración boca-
-máscara ofrece al resca-
tista unabarreraprotectoraal evitarel contacto con la bocadelavíctima ypermite
administrar oxígeno suplementario.2,4
El éxito de la reanimación cardiopulmonar (RCP) extrahospitalaria depende
de la edad del paciente, del grado de afección del miocardio, del inicio oportuno
y adecuado de la RCP, así como del tiempo de respuesta y recursos del servicio
de atención prehospitalaria y del nivel de capacitación del personal.5 Prueba de
ello es que 80 a 90% de los casos de paro cardiaco no traumático inician con ta-
quiarritmias,6 por lo que 90% de los sobrevivientes de esta complicación o muer-
te súbita son revertidos con desfibrilación y el pronóstico depende de la tardanza
de la aplicación de esta maniobra.7
Cuando se presenta la necesidad de aplicar maniobras de RCP fuera del hospi-
tal, es necesario colocar al paciente en decúbito dorsal, solicitar de inmediato
ayuda especializada, permeabilizar la vía aérea, dar respiración boca-
-boca y ase-
gurar la circulación de la víctima.8,9 Para ello, el rescatista debe colocarse arrodi-
llado anivel delos hombros del pacienteparatener facilidad de darcompresiones
torácicas y ventilaciones sin desplazarse.2
La víctima debe estar en una superficie plana y firme; si el paciente está en
decúbito prono (boca abajo), se debe voltear como una unidad y no por partes;
para ello puede ser necesaria la ayuda de más personas, como se menciona más
adelante en la sección de movilización de lesionados.3
La reanimación cardiopulmonar (RCP) tiene tres fases fundamentales, que se
consideran con las tres letras iniciales del alfabeto: ABC. Dichas fases se refieren a:
a. Apertura de vía aérea. Es la etapa inicial de la RCP, para asegurar la en-
trada y salida de aire, y en muchas ocasiones es suficiente para reiniciar la
actividad ventilatoria en un paciente, sin necesidad de utilizar otras manio-
bras. La principal causa de obstrucción es la lengua, que pierde su tono en
el paciente inconsciente, aunque además debe eliminarse cualquier otro
material que impida la entrada de aire.3
53
Reanimación cardiopulmonar
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Hay dos maniobras básicas para la apertura de la vía aérea: la tracción
de la mandíbula, sin extender la cabeza, es la maniobra más segura, y debe
aplicarse de primera instancia antes que la extensión de la cabeza. Se logra
mediante la sujeción de los ángulos derechoe izquierdodel maxilar inferior
y se elevaconambas manos, abriendolos labios conel dedopulgar.3 Laotra
maniobra es la extensión de cabeza y elevación simultánea del mentón,
cuando el rescatador tracciona la mandíbula hacia arriba y extiende la ca-
beza del paciente hacia atrás (obviamente debe descartarse la presencia de
trauma cervical que contraindica esta maniobra), y sólo se aplica la tracción
del mentón.3
b. Respiración. Para determinar la presencia o ausencia de respiración, que
vamos a definir como la capacidad del paciente para introducir aire a sus
pulmones y exhalarlo, para no entrar en el concepto estricto de intercambio
gaseoso, se procede a aplicar la nemotecnia VES (ver, escuchar y sentir):
ver el tórax de la víctima para determinar la presencia o ausencia de movi-
miento respiratorio (ventilatorio), escucharsi hay salida deaireen la espira-
ción y sentir la entrada y salida de aire acercando la mejilla a la cara del
paciente.
Cuando mucho, debe hacerse la evaluación en 10 segundos, para que en
caso de determinar la ausencia de ventilación se inicie la asistencia, ya sea
boca-
-boca, 10 a 12 veces por minuto (cada 4 a 5 seg) o 10 mL/kg en dos
segundos (700 a 1 000 cc en un adulto).3 Si no es posible lograr la ventila-
ción, reposicionar la cabeza del paciente y considerar que pudiera existir
obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño.3
c. Circulación. La ausencia de pulso obliga a conectar DEA y/o a inicio de
compresiones torácicas. Más que la ausencia de pulso, que es difícil y lenta
de evaluar por rescatadores legos, se deben analizar signos de circulación;
después de dar ventilaciones artificiales se buscan signos de circulación,
que son la presencia de respiración normal o tos (aplicar VES) y ver a la
víctima en busca de signos de movimiento. Ante la ausencia de ambos se
deben iniciar las compresiones torácicas. Si el rescatador forma parte del
equipo de salud o tiene formación y experiencia como técnico en urgencias
médicas (TUM), o su equivalente, puede además buscar el pulso. Toda esta
evaluación no debe tomar más de 10 segundos, y ante la duda iniciará de
inmediato las compresiones torácicas, a razónde 100 compresiones pormi-
nuto, o una relación de 15 compresiones alternadas con dos ventilaciones
(15:2), que se ha demostrado más eficaz para salvar adultos en caso de asis-
tencia por uno o dos reanimadores.3
La fuerza de compresión debe ser suficiente para deprimir el esternón 4 a 5 cm
en un adulto normal. 3
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  • 1.
  • 2. ATENCIÓN PREHOSPITALARIA DE LAS URGENCIAS MÉDICO- -QUIRÚRGICAS
  • 3.
  • 4. Atención prehospitalaria de las urgencias médico- -quirúrgicas Guillermo Careaga Reyna Médico cirujano egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Especialidad en Cirugía General, UASLP/IMSS. Subespecialidad en Cirugía Cardiotorácica, UNAM/IMSS. Maestría en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS. Doctorado en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS. Subcomandante “H” del Comité de Ambulancias, Socorristas, Técnicos en Urgencias Médicas y Servicios de Emergencia de la Cruz Roja Mexicana, Delegación San Luis Potosí, S. L. P., hasta 1995. Cirujano cardiotorácico. Jefe de la División de Cirugía de la UMAE, Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, IMSS. Instructor de ACLS. Miembro Numerario de la Academia Mexicana de Cirugía. Miembro Numerario de la Academia Nacional de Medicina. Profesor Adjunto del Curso de Posgrado de Especialización en Cirugía Cardiotorácica. Segunda edición, 2007 Biblioteca de Medicina Prehospitalaria Editorial Alfil ZZZPHGLOLEURVFRP
  • 5. Atención prehospitalaria de las urgencias médico- -quirúrgicas Todos los derechos reservados por: E 2007 Editorial Alfil, S. A. de C. V. Insurgentes Centro 51- -204, Col. San Rafael 06470 México, D. F. Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57 e- -mail: alfil@editalfil.com www.editalfil.com ISBN 968- -7620- -59- -5 Segunda edición, 2007. Dirección editorial: José Paiz Tejada Editor: Dr. Jorge Aldrete Velasco Revisión técnica: Dr. Eduardo Chávez Diseño de portada: Arturo Delgado- -Carlos Castell Impreso por: Publidisa Mexicana, S. A. de C. V. Calz. Chabacano 69, Col. Asturias 06850 México, D. F. Enero de 2007
  • 6. Acerca del autor Dr. Guillermo Careaga Reyna Médico cirujano egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autó- noma de San Luis Potosí. Especialidad en Cirugía General, UASLP/IMSS. Sub- especialidad en Cirugía Cardiotorácica, UNAM/IMSS. Maestría en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS. Doctorado en Ciencias Médicas, UNAM/IMSS. Sub- comandante “H” del Comité de Ambulancias, Socorristas, Técnicos en Urgen- cias Médicas y Servicios de Emergencia de la Cruz Roja Mexicana, Delegación San Luis Potosí, S. L. P. (1985- -1997). Cirujano cardiotorácico. Jefe de la Divi- sión de Cirugía de la UMAE, Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacio- nal “Siglo XXI” del IMSS. Instructor de ACLS. Miembro Numerario de la Aca- demia Mexicana de Cirugía. Miembro Numerario de la Academia Nacional de Medicina. Profesor Adjunto del Curso de Posgrado de Especialización en Ciru- gía Cardiotorácica. COLABORADOR Dr. Ricardo Guzmán González Médico Residente de Séptimo Año de Cirugía Cardiotorácica adscrito al Depar- tamento de Cirugía Cardiotorácica de la UMAE, Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, IMSS, México, D. F. V
  • 7. VI (Capítulo 4 Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 8. Contenido Prólogo a la primera edición IX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Prólogo XI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SECCIÓN I. CONCEPTOS BÁSICOS 1. Historia y fundamentos generales 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Bases legales de los primeros auxilios y responsabilidad jurídica del socorrista o paramédico 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Consideraciones éticas 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Organización de la atención prehospitalaria 13 . . . . . . . . . . . . . . . 5. Nociones de anatomía y fisiología 21 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6. Exploración física y reconocimiento de cadáveres 33 . . . . . . . . . . . 7. Cinemática del trauma 43 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. Atención integral por prioridades 47 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9. Reanimación cardiopulmonar 51 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SECCIÓN II. URGENCIAS QUIRÚRGICAS 10. Hemorragias 69 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11. Heridas 77 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12. Estado de choque 81 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13. Lesiones del sistema musculosquelético 87 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14. Quemaduras 97 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII
  • 9. VIII (Contenido) Atención prehospitalaria de las urgencias... 15. Trauma craneoencefálico y raquimedular 101 . . . . . . . . . . . . . . . . . 16. Trauma torácico 109 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17. Trauma abdominal 115 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18. Mordeduras y picaduras 119 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19. Abdomen agudo no traumático 123 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SECCIÓN III. URGENCIAS MÉDICAS 20. Urgencias neurológicas 129 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21. Hipoglucemia, hiperglucemia y cetoacidosis diabética 135 . . . . . . . 22. Intoxicaciones 137 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23. Alteraciones de la temperatura corporal 147 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24. Trastornos del ritmo cardiaco 151 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25. Síndromes coronarios agudos 157 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26. Insuficiencia respiratoria aguda 161 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27. Emergencia y urgencia hipertensiva 165 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SECCIÓN IV. URGENCIAS VARIAS 28. Ahogamiento y accidentes de buceo 169 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29. Urgencias ginecoobstétricas y atención del parto fortuito 173 . . . . 30. Urgencias pediátricas 183 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31. Cuerpos extraños 187 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32. Electrocución 191 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33. Violación 195 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SECCIÓN V. MEDIDAS COMPLEMENTARIAS EN LA ATENCIÓN PREHOSPITALARIA 34. Vendajes e inmovilización de lesiones 199 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35. Curaciones, aplicación de inyecciones e instalación de catéteres endovenosos 209 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36. Movilización y transporte de lesionados 215 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37. Botiquines individuales, caseros y equipo de ambulancias 221 . . . . 38. Seguridad personal y prevención de accidentes 227 . . . . . . . . . . . . . 39. Prevención y combate de incendios 231 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40. Atención en caso de desastre 233 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41. Nociones sobre rescate 237 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42. Clasificación de lesionados 243 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Glosario 247 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice alfabético 251 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
  • 10. Prólogo a la primera edición Dr. Rubén Argüero Sánchez Director General, UMAE Hospital de Cardiología Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, IMSS Es muy satisfactorio observar en la literatura médica nacional el libro Atención prehospitalaria de las urgencias médico- -quirúrgicas del distinguido cirujano Dr. Guillermo Careaga Reyna; la obra tiene un enfoque original de gran trascen- dencia. Durantemás deunadécadael autorefectuóestudios y observacionesdirec- tas tanto de tipo clínico- -diagnóstico pragmático como académico y del orden de la investigación bibliográfica de la literatura nacional e internacional existente en relación al tema. Lamotivación del autor, cuya característicapersonal académicaes muy estric- ta, es evidente: compendiar y actualizar los conceptos básicos sobre el tema y la aplicabilidad de los mismos en nuestro medio de una disciplina que aún busca su enseñanza coherente para los diferentes técnicos y profesionistas que de ella hacen uso. Es sorprendente el avance que ha tenido el cuidado del enfermo en estado crí- tico en nuestro medio y, paradójicamente, en algunos sectoreso regionesdel país, la poco atención relacionada con la fase prehospitalaria, una razón contundente parareconocerel valordeeste documento del Dr. Careaga,que proporcionadatos útiles en relación con el programa de soporte avanzado del traumatizado. El autor ofrece al interesado en el tema la información y su aplicación inme- diata. Seriamente, con responsabilidad, el Dr. Careaga hizo la selección de los te- mas, escogiendo los importantes clínicamente y dejando a un lado los de moda, los sensacionales y, cuando es necesario, no omite información especializada, para explicar o hacer énfasis en lo importante. IX
  • 11. X (Prólogo a la primera edición) Atención prehospitalaria... Hay, en fin, en esta obra un aspecto que me parece sobresaliente y muy digno de emulación: el autor hace un esfuerzo por situar la mayor parte de los temas en el panorama nuestro, es decir, de acuerdo con nuestra problemática. Hace más de dos mil años que Hipócrates recomendó a los médicos fijarse en las características del ambiente como premisa para el buen ejercicio de la profe- sión; pero en nuestro ambiente médico hospitalario se ha perdido el eco de las palabras del sabio de Cos, ahogado en las obras francesas y sajonas; fundamen- talmente estas últimas sirven de texto y de consulta a nuestros jóvenes. De ahí la importancia de esta obra, quetoma encuenta esta situación y, con amplia expe- riencia e información bibliográfica extensa y en español, la obra deja impreso lo útil, lo quepermite solución y quehacemás estimable el esfuerzodehaberescrito una obra como ésta, inspirada en una problemática real y orientada para servir a nuestros profesionales técnicos y médicos jóvenes y, sobre todo, al elemento más importante del ejercicio de nuestra profesión, que es el paciente. Por lo tanto, me permito felicitar en esta misiva al autor y compartir con orgu- llo lo que ha logrado reunir en esta obra, con un conocimiento actualizado y con capacidad de proyección hacia el futuro de esta actividad clínica; su contenido viene además a satisfacer una necesidadimperiosa en nuestro medio, y con infor- mación bibliográfica extensa. No dudo que se convertirá en una obra clásica, que no pueden omitir los que quieran enterarse del tema.
  • 12. Prólogo Dr. Jorge Aldrete Velasco Exjefe de Medicina Interna. Hospital Central de la Cruz Roja Mexicana 1992- -94. Expresidente de Asociación Mexicana de Medicina y Cirugía del Trauma 1997- -98 Hágase bella y rectamente lo que así haya que hacer, con rapidez lo que debe ser rápido, con limpieza lo que debe ser limpio y con el menor dolor posible lo que debe ser hecho sin dolor. Hábeas Hipocrático ¿Por qué escribir un libro sobre atención prehospitalaria de las urgencias médi- co- -quirúrgicas? Ahora que iniciamos una nueva década, un siglo y un milenio, quisiéramos compartir con ustedes la enorme responsabilidad que pesa sobre nosotros: la edu- cación médica y, en particular, en el área de medicina prehospitalaria. En la segunda mitad del siglo XX, y posiblemente en los últimos 40 años, se dieron más descubrimientos en el área médica que en toda la historia de la huma- nidad. Ante ello, y ante el vertiginoso alud de nuevos descubrimientos, el libro de ciencias de la salud ha dejado de ser aquel libro de consulta que podía perma- necer inalterable por años. Ahora requiere actualizarse al menos cada cinco años y, en algunos casos, cada dos a tres años. Sin menospreciar a las otras carreras, posiblemente las carreras de medicina y de medicina prehospitalaria tienen una particularidad que no tienen las otras áreas del desarrollo humano. El paramédico tiene la oportunidad de cambiar el curso de la historia. Ustedes se preguntarán: ¿cuál historia? Es la historia natural de la enfermedad. El paramédico que se mantiene actualizado gracias a una educación continua decalidad podrámodificarelcurso dela historiay evolución de lasenfermedades XI
  • 13. XII (Prólogo) Atención prehospitalaria de las urgencias... agudas de los pacientes, pudiendo brindarles una mejor calidad y cantidad de vida, dejando de tener una actitud meramente contemplativa ante las graves enferme- dades agudas que aquejan al hombre en este inicio de milenio. Sólo un paramédico actualizado podrá hacer frente a los grandes retos que de- safían a la medicina contemporánea: el trauma, las urgencias médicas, los cua- dros de intoxicaciones, etc. Tan sólo en el caso del trauma, sabemos que éste se haconvertido en un problemadesalud públicainnegableen laactualidad,convir- tiéndose en una de las principales causas de morbimortalidad en nuestro país. Tan sólo en el año 2002 fallecieron cerca de 80 000 mexicanos por situaciones rela- cionadas con el trauma, producto de accidentes cotidianos, violencia, desastres de diferente índole (incluyendo aquellos productos de la ira de la naturaleza) e imprudencia, lo que convierte al trauma en la primera causa de mortalidad en nuestro país. A lo anterior debe agregarse que un número cuatro veces mayor de connacionales presentaron algún tipo de invalidez, temporal o permanente, rela- cionada con algún evento traumático. El asumir el compromiso de esta educación médica continua es enorme, y difí- cilmente podría hacerse por una persona o sólo un grupo de personas. Es por ello que es loable la participación del Dr. Guillermo Careaga Reyna al participar con su grano de arena en esta responsabilidad de llevar libros de calidad, escritos por médicos mexicanos (que son quienes conocen la realidad de la patología médica mexicana al enfrentarse a ella día con día) a todos los rincones de nuestro país, y no sólo eso, hacer que México sirva de trampolín para llevar ese conocimiento, basado en la experiencia y buena práctica clínica a los diferentes países de Cen- troamérica y de Sudamérica. Losqueatienden aun pacientequeha visto truncado su quehacer cotidiano por un evento traumático o médico- -quirúrgico agudo tienen la obligación de mante- ner un nivel de capacitación cercano a la excelencia, ya que sólo de esa forma po- drán brindar la mejor atención a sus pacientes y permitirles reintegrarse a su vida normal de la mejor manera posible. He tenido oportunidad de conocer el trabajo del Dr. Careaga en la atenciónmé- dicaylalaboreditorialquehadesarrolladoalolargo demásde10 años,destacan- do siempre su profundo interés en la docencia y en la atención médica de calidad a sus pacientes. No me queda la menor duda de que este texto será un parteaguas en los libros de atención prehospitalaria integral. Un buen libro te enseña lo que debes hacer, te instruye sobre lo que debes evitar y te muestra el fin al que debes aspirar. San Bernardo
  • 14. A quien originalmente motivó la elaboración de esta obra. Al Comité de Ambulancias, Socorristas, Técnicos en Urgencias Médicas y Servicios de Emergencia de la Cruz Roja Mexicana, Delegación San Luis Potosí, S. L. P.
  • 15. XIV (Capítulo 4) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 16. Sección I Conceptos básicos Sección I. Conceptos básicos
  • 17. 2 (Capítulo 4) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 18. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 1 Historia y fundamentos generales La atención prehospitalaria ha modificado su campo de acción desde el simple traslado depacientes, enfermoso lesionados con rapidezalos centrosdeatención médica, hasta la actualidad, en que el personal de una ambulancia no sólo selimita a ser espectador de la evolución de un lesionado, sino que además participa activa- mente en la estabilización y cuidado avanzado con equipos modernos (figura 1- -1). Estos cambios han sido más evidentes a partir de 1970, cuandoapareceel con- cepto de técnico en urgencias médicas, o paramédico, con entrenamiento de muy alto nivel, en comunicación directa con los médicos, con vehículos modernos y equipo de vanguardia para dar soporte vital de gran calidad.1 Muchos trabajadores adultos presentan emergencias médicas súbitas no rela- cionadas con su actividad: IAM, EVC, crisis asmáticas.2 Uno de los objetivos fundamentales del personal que participa en la atención prehospitalaria es distinguir rápida y adecuadamente una situación de urgencia de una que no lo es.3 Del tipo de atención y la oportunidad con que se actúe al prestar los primeros auxilios a la víctima de un accidente, intoxicación, violencia o enfermedad súbi- ta, puede depender su vida o, cuando menos, la incapacidad total o parcial, per- manente o temporal, de esa persona, de tal suerte que se considera que en atención prehospitalaria existen 10 minutos dorados, el tiempo máximo permisible para que un lesionado esté debidamente atendido con la finalidad de permitir que a su llegada al hospital dentro de la primera hora se le proporcione tratamiento definitivo. Por ello, quien preste los primeros auxilios debe ser una persona con conoci- mientos básicos esenciales para efectuar las maniobras adecuadas, o idealmente 3
  • 19. 4 (Capítulo 1) Atención prehospitalaria de las urgencias... Figura 1- -1. Técnicos en urgencias médicas dan el cuidado en el interior de una ambu- lancia a un lesionado en el trayecto al hospital. por expertos en la evaluación y tratamiento, regidos por un método sistematiza- do, capaces de conservar la calma y eficiencia4 y nunca improvisar ni asumir res- ponsabilidades que en un momento dado corresponden al médico, pues de ello depende la vida de un paciente. DEFINICIONES Los primeros auxilios son las atenciones inmediatas y temporales que limitan el dañoy favorecenla curacióndeun lesionado o unapersona súbitamente enferma. Sus propósitos son ayuda eficaz, evitar agravamiento de las lesiones y procurar atención médica oportuna. La atención prehospitalaria es el conjunto de servicios de salvamento, aten- ción médica y transporte que se prestan a un enfermo o lesionado fuera del hospi- tal y que constituye una extensión del tratamiento de urgencia intrahospitalario.4 JUSTIFICACIÓN En relación con los accidentes, hay tres picos en la mortalidad.
  • 20. 5 Historia y fundamentos generales Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Cuadro 1- -1. Qué hacer en caso de accidente 1. Mantener la calma y actuar con serenidad y frialdad 2. Si se tienen los conocimientos, asumir el mando y expedir indicaciones 3. Retirar a los curiosos 4. Llamar a los servicios de emergencia 5. En lo posible, evitar que los lesionados vean sus heridas y las de sus acompañantes 6. Infundir confianza y tranquilidad al lesionado 7. Aflojar la ropa del lesionado (corbata, zapatos, etc.) 8. Localizar y atender las lesiones en orden de importancia 9. Evitar comentarios 10. Prevenir o tratar el estado de choque 11. Movilizar con la técnica adecuada para la(s) lesión(es) 12. Colocar al lesionado en posición cómoda El primero de ellos ocurre segundos o minutos después del accidente. El se- gundo ocurre de minutos a horas después del mismo, y el tercero varios días des- pués del accidente.5 El cuadro 1- -1 muestra los lineamientos generales para actuar en caso de acci- dente, y el cuadro 1- -2 lo que no se debe hacer. Estas recomendaciones pueden ayudar en gran medida a orientar a quien asuma la responsabilidad en el área del accidente y favorecen el acceso de los servicios de emergencia requeridos.4 Para complementar lo anotado, es muy importante aclarar que la información quese presentaenesta obraes un auxiliar teóricoquedeninguna manerapretende suplir la capacitación práctica necesaria para adquirir las destrezas relacionadas con la atención básica o avanzada, sino complementarla. Por ello es necesario no usar esta guía o cualquier otra como sustento para realizar acciones para las que no se encuentren debidamente capacitados con asesoría y práctica adecuadas. Cuadro 1- -2. Lo que no se debe hacer en caso de accidente 1. No dar los primeros auxilios si no se sabe cómo 2. No mover al lesionado sin haber practicado los primeros auxilios 3. No tratar de reducir fracturas 4. No sacudir a un lesionado inconsciente para intentar que recupere el estado de alerta 5. No dar de beber a un lesionado 6. No frotar alcohol en el cuerpo del lesionado 7. No hacer actos temerarios 8. No usar pañuelo como máscara antigás
  • 21. 6 (Capítulo 1) Atención prehospitalaria de las urgencias... REFERENCIAS 1. Hood RM: Medidas prehospitalarias, evaluación inicial y reanimación. En: Hood RM, Boyd AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana, 1992:1- -36. 2. American Heart Association, en colaboración con el International Liaison Committee on Re- suscitation: Recomendaciones 2000 para reanimación cardiopulmonar y atención cardiovas- cular de urgencia: Consenso Científico Internacional, Parte 5: Nuevas recomendaciones para primeros auxilios. Circulation 2000;102:122- -159. 3. Gormican SP: Clasificación de pacientes. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias mé- dicas. España, Salvat, 1989:5- -10. 4. Secord- -Platz B: Asistencia prehospitalaria y transporte de urgencias. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias médicas. España, Salvat, 1989:29- -42. 5. Committee on Trauma: Advanced trauma life support course for physicians. EUA, American College of Surgeons, 1989:3.
  • 22. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 2 Bases legales de los primeros auxilios y responsabilidad jurídica del socorrista o paramédico El aspecto legal de la atención prehospitalaria tiene varias facetas, y ha evolucio- nado en países desarrollados sin ser aún ideal. Así, en el decenio de 1960 a 1969, en EUA se incrementaron las demandas contra médicos que auxiliaban a lesionados en accidentes,1 además de que por ley no se obliga a actuar ante desconocidos en peligro.2 En la actualidad existen ya clasificaciones del personal de atención prehospitalaria, así como normas esta- blecidas para los vehículos de emergencia y los sistemas de comunicación, donde se exige el uso de lenguaje técnico, identificación de quien transmita y se regulan las frecuencias de emisión.3 Si bien en nuestro país no hay como tal una legislación específica para la aten- ción prehospitalaria, existe el proyecto de la Norma Técnica 358 para la presta- ción de servicios de atención médica de las unidades móviles terrestres de urgen- cias y cuidados intensivos,4 con adecuaciones para el uso de transporte aéreo y los requisitos de sus operadores presentadas en 1994 en el proyecto de Norma Oficial Mexicana para la prestación de servicios de atención médica en unidades móviles5 y, por otro lado, la Ley General de Salud contempla en algunos de sus apartados lineamientos aplicables enel cuidadoprehospitalario, tales como el ar- tículo 469, que a la letra dice: “al profesional, técnico o auxiliar de la atención médica que sin causa justificada se niegue a prestar asistencia a una persona, en caso de notoria urgencia, poniendo en peligro su vida, se le impondrán de seis meses a cinco años deprisión y multa decinco aciento veinticinco días desalario mínimo general vigente para la zona económica de que se trate y suspensión para ejercer la profesión hasta por dos años. Si se produjere daño por la falta de inter- 7
  • 23. 8 (Capítulo 2) Atención prehospitalaria de las urgencias... vención, podrá imponerse, además, suspensión definitiva para el ejercicio profe- sional, a juicio de la autoridad judicial”. O el artículo 470, donde “en caso de que quien participe sea servidor público que preste sus servicios en establecimientos de salud de cualquier dependencia o entidad pública y actúe en ejercicio o con motivo de sus funciones, se le puede destituir e inhabilitar para ocupar puesto similar en otra dependencia”.2 Ambos artículos pudiesen considerarse en situa- ciones que se viven en la atención prehospitalaria, además del artículo 335 del Código Penal, que marca sanciones privativas de libertad en casos similares alos mencionados en los artículos previos, aunque quizá sea necesario marcar mayo- res especificaciones en este aspecto a las legislaciones vigentes. Aquí es oportuno recordar la conveniencia de que la acción del personal que participa en la atención médica prehospitalaria esté coordinada por un médico, ya sea en la escena, por radio o por vía telefónica. Sin embargo, falta aún su aplicación general y actualización que obligue a to- dos los involucrados en la atenciónprehospitalaria acumplir su trabajo conexce- lencia y, sobre todo, sancionar a quienes, haciéndose pasarpor personalcapacita- do, se dedican a obstruir el trabajo de profesionales y exponen su integridad personal y la de los lesionados ante la complacencia, por ignorancia o amistad, de las autoridades. Lo más importante para evitar conflictos legales es que el per- sonal que preste la atención prehospitalaria actúe como si fuera él mismo el pa- ciente, lo que seguramente redundará en una mejor calidad del cuidado y menor incidencia de daños por imprudencia o desconocimiento.6 Finalmente, dos consideraciones: existe la posibilidad de que en algún mo- mento cualquiera de nosotros seamos testigos de un accidentey debamos partici- par para brindar ayuda a los lesionados. La legislación de EUA considera este aspecto en las leyes del buen samaritano que brindan protección legal tanto al le- sionado como a quien lo asiste y, por otro lado, cuando un lesionado no acepte recibir la atención prehospitalaria, es recomendable que esta negativa quede por escrito en un documento recabado por los técnicos en urgencias médicas.7 Es quizá oportuno volver a analizar en nuestro medio la legislación vigente para actualizar, de acuerdo al avance técnico, tecnológico y de conocimientos no sólo del personal de salud, sino de la población en general, todas las medidas ne- cesarias para asegurar una atención prehospitalaria oportuna y eficaz y, con ello, evitar el desplazamiento innecesario de ambulancias, el peregrinaje de las mis- mas por diferentes centros hospitalarios que por diversas razones no están en po- sibilidad de atender a los lesionados o enfermos y la racionalización en el uso de los recursos económicos que requieren los sistemas de atención prehospitalaria.8 REFERENCIAS 1. Prosser WL: Law of torts. 3ª ed. EUA, West Publishing, 1964.
  • 24. 9 Bases legales de los primeros auxilios y responsabilidad jurídica... Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 2. Chayet NL: The myth of the good Samaritan suit. Medical Opinion 1976:6. 3. Felt H: A primer on radio communications. J Emerg Med Serv 1980;5:23. 4. Ley General de Salud de los Estados Unidos Mexicanos. México, Porrúa, 1993. 5. Dirección General de Regulación de los Servicios de Salud. Proyecto deNorma Oficial Mexi- cana NOM- -020- -SSA2- -1994 para la prestación de servicios de atención médica en unidades móviles. Diario Oficial, 3 de octubre de 1994:40- -48. 6. Page JO: Responsabilidades jurídicas en las urgencias médicas. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias médicas. España, Salvat, 1989:54- -49. 7. Bergeron JD: First responder. 3ª ed. EUA, Prentice- -Hall, 1991:1- -18. 8. Medina M: Medicina de emergencia prehospitalaria. Su renacimiento en México. Rev Mex Med Urg 2002;1:57- -60.
  • 25. 10 (Capítulo 2) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 26. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 3 Consideraciones éticas Quizá hablar de consideraciones éticas en un manual de este tipo parezca fuera de lugar. Sin embargo, quienes hemos tenido oportunidad de participar activa- mente en la atención médica prehospitalaria, sin duda alguna debemos tener un mínimo de conceptos claros en relación con el respeto al paciente, a nuestros compañeros y a nosotros mismos, que, aunque se encuentran implícitos en regla- mentos de organizaciones serias,1 pueden ser olvidados por algunos que preten- den pasar por expertos en los primeros auxilios en cualquiera de sus formas. Así, es importante conocer la razón real por la que una persona se dedica a prestar atención prehospitalaria.2 Sin afán de ofender al verdadero altruismo y sincero deseo de servir a sus semejantes, debemos considerar que algunos sólo buscan el protagonismo, otros más no han encontrado una razón especial, quizá acompañar a sus amigos o no tener otra forma de vida, lo que puede ser peligroso al ponerlos en la posibilidad de apropiarse de bienes ajenos. A este respecto, las organizaciones deben ser muy cautas en la selección de su personal. Otro punto importante es quién está capacitado y quién no. Aquí hay contro- versias, pues algunas organizaciones con cursos intensivos, sin práctica ni super- visión, se dedican a prestar servicio de muy dudosa calidad a bordo de camione- tas improvisadas como ambulancias, con torretas, nombres y colores llamativos, a sabiendas de que el público se impresiona fácilmente por la apariencia de las ambulancias, aunque éstas a veces son sólo un sistema muy caro de transporte.3 Por otro lado, esos vehículos improvisados cuentan con sistemas de rastreo de frecuencias policiales, de bomberos o de servicios médicos de emergencia para 11
  • 27. 12 (Capítulo 3) Atención prehospitalaria de las urgencias... “piratear” el servicio, aun a costa de su riesgo al desplazarse a altas velocidades por la rivalidad existente, sin la preparación de un conductor de vehículos de emergencia, además de crear desconfianza por la posibilidad de una mala aten- ción a los lesionados.3 Aquí un llamado a la conciencia de esas personas. Es me- jor buscar la posibilidad de unirse a organizaciones serias, con entrenamiento adecuado, reglamentos claros y selección estricta, y aceptar la posibilidad de no ser aceptado en ellas por no reunir el perfil, pues no es ético actuar por capricho en detrimento de quienes esperan una atención oportuna y de calidad. En relaciónal cuidado del paciente, siempre debemos infundir seguridad, con- fianza y actuar ante todo con respeto y sin atentar contra el pudor del lesionado.4 Es además importante enfatizar el respeto a la privacía del lesionado, por lo que por ninguna razón se deben mencionar los nombres de las víctimas de algún accidente por radio, ya que desgraciadamente hay personas ajenas escuchando las frecuencias radiales.2 La información siempre debe salir por otros medios es- tablecidos, primero que nada a los familiares y, en su caso, alas autoridadescom- petentes. Los técnicos en urgenciasmédicas debenestarconscientes desu función como parte de un equipo multidisciplinario en la atención de pacientes graves. Por ello deben aceptar teneruna supervisión médica, evitarel retrasoexcesivo en lesiona- dos graves, sin obviar pasos importantes, pero no detenerse en detalles intrans- cendentes; deben estar siempre deseosos de una capacitación cada vez mejor y más actualizada y no menospreciar medidas de soporte vital cuyo uso ha demos- trado su eficacia.3 Un punto final a considerar es la conveniencia o no de que participen menores de edad como parte de los servicios de ambulancias. No se puede dudar de un legítimo deseo de ayudar. Sin embargo, existe la posibilidad de accidentes, com- plicaciones einmadurezdel adolescente. Por ello no recomendamos su participa- ción en servicios de emergencia, aunque definitivamente deben conocer las me- didas iniciales de atención básica, ya que su participación puede ser decisiva en ausencia de otro personal capacitado en el lugar de un accidente. REFERENCIAS 1. Comité Nacional de Capacitación: Manual de paramédico nivel básico. Cruz Roja Mexicana, 1993:39- -70. 2. Secord- -Platz B: Asistencia prehospitalaria y transporte de urgencia. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias médicas. España, Salvat, 1989:29- -42. 3. Hood RM: Medidas prehospitalarias, evaluación inicial y reanimación. En: Hood RM, Boyd AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana, 1992:1- -36. 4. Zamudio TA, Grifé CA: Manual de urgencias de la Cruz Roja. México, Trillas, 1986:68- - 70.
  • 28. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 4 Organización de la atención prehospitalaria El concepto primordial es que los sistemas de asistencia prehospitalaria deben diseñarse de acuerdo con la zona en que se van a utilizar.1 Ello quiere decir, de acuerdo con los recursos existentes, el tipo de accidentes o enfermedades graves y agudas que se presentan con mayor frecuencia en el área, etcétera.2 Con base en lo anterior, deben existir planes locales de atención de urgencias, independientemente de los lineamientos establecidos por las autoridades federa- les para desastres mayores, y en ellos deben participar decididamente los médi- cos, tanto en la planificación como en la aplicación y en la evaluación de resulta- dos para hacer las correcciones necesarias.3 Además, es necesario que el mando real dependa de un médico capacitadocon una virtud muy especial: sentido común.1,4 Idealmente, la infraestructura total de los sistemas de atención prehospitalaria debiera depender de instituciones de asistencia médica paratenermejor supervisión dela calidad del cuidado adminis- trado.5 La planeación del programa es necesaria porque, aunque sólo 10% de los pa- cientes traumatizados tienen lesiones graves, el intervalo de respuesta para que un pacienterecibacuandomenos soporte vital básico no debesermayor decuatro minutos,1 y es aquí el momento enque debeconsiderarse cuándoenviar y cuándo no ambulancias a un determinado lugar, pues puede no ser necesaria su presencia y, en cambio, este desplazamiento deja con poca o nula posibilidad de recibir atención oportuna a quien realmente la requiere, ya que es recomendable que siempre quese envíeunaambulancia aun sitio determinado el enfermo o lesiona- do sea trasladado para revisión médica, a menos que hayaun médico responsable 13
  • 29. 14 (Capítulo 4) Atención prehospitalaria de las urgencias... en el lugar o en la ambulancia que indique lo contrario o que el paciente se niegue a ser trasladado, negativa que idealmente deberá quedar por escrito.4 Este trasla- do también consume tiempo que puede ser muy valioso, y por ello es prudente que el encargado pueda recibir llamadas y enviar a las unidades de atención pre- hospitalaria, y que tenga un entrenamiento mínimo para decidir cuándo y qué tipo de unidades enviar, además de orientar a quienes le soliciten el servicio para que efectúen acciones mientras llega la ambulancia.6 Es necesario, además, que la atención a un lesionado en el lugar del accidente se efectúe en menos de 10 minutos. Hay personas que solicitan repetitivamente ambulancias para situaciones que no lo ameritan, creando falsas alarmas. Este fenómeno se observa en todas las latitudes enmayor o menor grado, y requieremedidas correctivasdefinitivaspara quienes realizan esta acción.4 Al activaral sistema de emergencia, es necesarioindicar el lugar exacto, inclu- sive oficina, piso, calles cercanas. El número de teléfono del que se llama, tipo de accidente (choque, volcadura, incendio, atropellamiento, explosión, enfermo súbito, número de personas afectadas y, de ser posible, la condición en que se en- cuentran, qué ayuda se les ha prestado a las víctimas y cualquier otrainformación que solicite el sistema de emergencias. Sólo colgar el teléfono cuando lo indique el operador del sistema de emergencias. Otro aspecto fundamental en la planeacióndel sistema de atención prehospita- laria es la formación de recursos humanos capacitados, idealmente reconocidos por autoridades educativas o del sector salud como aptos para prestar la atención prehospitalaria para garantizar un diagnóstico certero y tratamiento eficaz en caso de ser requerido en un momento dado, sin retraso excesivo en el traslado, pues a veces es prioritario obtener asistencia médica especializada.9 En nuestro país, la mayoría de estos cuerpos son integrados por voluntarios, con la desventaja, al igual queen otras partesdel mundo, dequeestetipo derecur- so humano crea una plantilla muy inestable y sus recursos materiales pueden ser limitados.1 En general, en EUA se considera que los programas de entrenamiento básico deben tener una duración mínima de 81 a 150 horas10 e idealmente más de 400 horas, y para entrenamiento avanzado una duración de 800 horas en promedio, con 15 módulos que abarcan técnicas avanzadas de primeros auxilios, traumatis- mos, infarto del miocardio, administración de líquidos intravenosos y medica- mentos, intubación orotraqueal, etc., de acuerdo con lineamientos establecidos por los Comités de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos y el Colegio Americano de Cirujanos Ortopedistas.1,9,11 Estos programas de entrenamiento deben ser impartidos por médicos o enfer- meras especializados, pues se ha observado que cuando la capacitación se delega en los técnicos en urgencias médicas, la calidad del programa disminuye.9
  • 30. 15 Organización de la atención prehospitalaria Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Figura 4- -1. Interior de una ambulancia. Tiene espacio para un carro--camilla, banca en la que se puede colocar una camilla marina, compartimientos para material, equipo, tan- que de oxígeno y la posibilidad de colocar dos camillas marinas colgando de ganchos sujetos al techo de la ambulancia. También se debe insistir en la necesidad de educar a servidores públicos (poli- cía, bomberos, etc.), así como a la población en general, en los conceptos básicos de la reanimación cardiopulmonar,1,12 además de establecer estrecha coordina- Figura 4- -2. Ambulancia tipo I.
  • 31. 16 (Capítulo 4) Atención prehospitalaria de las urgencias... Figura 4- -3. Ambulancia tipo II. ción entre las dependencias participantes, para que cada quien cumpla su función específicay respetela accióndelos demás, yaque, afin decuentas, cadaunodebe ser experto en el área de su incumbencia.1 En nuestro medio no existe la figura del “primerrespondiente”, quees un bombero, policía o estudiante, profesionista Figura 4- -4. Ambulancia tipo III.
  • 32. 17 Organización de la atención prehospitalaria Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Figura 4- -5. Unidad de apoyo con equipo de rescate urbano y de campo. o ama de casa, con entrenamiento reconocido en primeros auxilios capaz de apo- yaral personaldeatención médica prehospitalaria, porlo quees necesarioinsistir en educar a la población en primeros auxilios.13 Además, es fundamental contar con instrumentos que nos permitan conocer la capacidad de quienes prestan el apoyo vital básico, en especial a nivel prehos- pitalario, con la finalidad de establecer estándares mínimos de calidad, sobre todo al tratarse del cuidado de vidas humanas. Cuadro 4- -1. Parámetros que se evalúan a quienes se capacitan para prestar apoyo vital básico Número Variable 1 Asistencia 2 Solicitar ayuda 3 Abrir vía aérea 4 Apoyo ventilatorio 5 Telefonear por ayuda 6 Apoyo circulatorio (compresiones torácicas) 7 Posición de las manos durante las compresiones torácicas 8 Frecuencia de las compresiones torácicas 9 Profundidad de las compresiones torácicas 10 Volumen ventilatorio
  • 33. 18 (Capítulo 4) Atención prehospitalaria de las urgencias... Cuadro 4- -2. Tipos de ambulancias Clasificación Características Tipo I El cuerpo posterior está comunicado a la cabina sólo por una ventana Tipo II Es un cuerpo único, hay posibilidad de desplazarse de la cabina a la parte posterior Tipo III El espacio posterior es amplio, hay comunicación y posibilidad de pasar de la cabina del tripulante a la parte trasera En la escala propuesta por Graham y Lewis se analizaron 10 variables con un puntaje ponderado para cada una de ellas, de tal manera que, a mayor puntaje, peor calificado estará el prestador de apoyo vital básico. Se aplicó a 75 estudian- tes de odontología antes y después de recibir el entrenamiento, y se verificó que al concluir el curso 94.7% de los alumnos eran capaces de prestar apoyo vital básico efectivo.13 Las variables se presentan en el cuadro 4- -1. Otro punto fundamental es el tipo de unidades de transporte (ambulancias). Estos vehículos deben ser maniobrables y cómodos, con espacio para dos enfer- mos, personal y el equipo necesario para el cuidado crítico en la posición adecua- da1,9 (figura 4- -1). Hay tres tipos de ambulancias, que se describen en el cuadro 4- -2, así como otros vehículos de apoyo (figuras 4- -2, 4- -3, 4- -4 y 4- -5). Otra alternativa de transporte, en caso de existir grandes distancias entre el sitio del accidente y el centro hospitalario, es el uso de helicópteros, tanto para traslado de personal médico al área del accidente para prestar la atención inicial como para llevar al lesionado al hospital.8,15 Obviamente, el traslado de personal médico acorta el tiempo de atención ade- cuada y se complementa con un transporte rápido de los pacientes ya estabiliza- dos o en vías de estabilización durante el trayecto.8 En las grandes ciudades son también una alternativa; sin embargo, requieren lugares amplios para el aterrizaje y despegue, situación que no siempre es facti- ble.15 REFERENCIAS 1. Secord- -Pletz B: Asistencia prehospitalaria y transporte de urgencia. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias médicas. España, Salvat, 1989:29- -42. 2. Padua J, Ortiz I, Céspedes F, Vázquez J. Sistema médico prehospitalario de emergencia especializado en medicina crítica a 10 años de operación en el área metropolitana de la ciu- dad de México (abril 85- -marzo 96). Resumen presentado en el XXVII Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de Tórax, A. C., Guadalajara, Jal., 1997.
  • 34. 19 Organización de la atención prehospitalaria Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 3. McSwain NE: Medical control: What is it? J Am Coll Emerg Physicians 1978; 7:114- -116. 4. Gormican SP: Clasificación de los pacientes. En: Kravis TC, Warner CG (eds.): Urgencias médicas. España, Salvat, 1989:5- -10. 5. Cayton GC: Prehospital care systems for advanced coronary life support. Top Emerg Med 1980;1:9- -18. 6. Brismar B, Dahlgren BE, Larsson J: Training of emergency dispatch center personnel in Sweden. Crit Care Med 1984;12:679- -680. 7. McSwain NE, Butman AM, McConell WK, Vomacka RW: Evaluación y manejo del pa- ciente. Capítulo 2. Apoyo vital prehospitalario en trauma. 2ª ed. EUA, Educational Direction, 1990:59- -80. 8. American Heart Association, en colaboración con el International Liaison Committee on Re- suscitation: Recomendaciones 2000 para reanimación cardiopulmonar y atención cardiovas- cular de urgencia: Consenso Científico Internacional, Parte 5: Nuevas recomendaciones para primeros auxilios. Circulation 2000;102:122- -159. 9. Hood RM: Medidas prehospitalarias, evaluación inicial y reanimación. En: Hood RM, Boyd AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana, 1992:1- -36. 10. Stewart RD: Prehospital care: Education, evaluation and medical control. Top Emerg Med 1980;1:67- -82. 11. Weigel AM: Tracking the trends in EMT- -P training. J Emerg Med Serv 1980; 5:37- -40. 12. McElroy C, Citizen CPR: The role of the lay person in prehospital care. Top Emerg Med 1980;1:37- -43. 13. Bergeron JD: First Responder. Chapter 1. The first responder. 3ª ed. EUA, Prentice- -Hall, 1991:1- -18. 14. Graham CA, Lewis NF: A scoring system for the assessment of basic life support ability. Resuscitation 2000;43:111- -114. 15. Urdaneta F, Miller BK, Ringenberg BJ: Role of emergency helicopter transport service in rural trauma. Arch Surg 1987;122:997.
  • 35. 20 (Capítulo 4) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 36. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 5 Nociones de anatomía y fisiología DEFINICIONES La anatomía es la rama de la medicina que se encarga del estudio de las partes constitutivas del cuerpo humano y de las relaciones de los órganos entre sí. La fisiología es la rama de la medicina que se encarga del estudio del funcionamien- to de los diferentes órganos del cuerpo humano y sus interacciones. Para simplificar el estudio de esta sección, agruparemos los órganos en apara- tos y sistemas de acuerdo con su función, además de señalar para cada uno su lo- calización; posteriormente se describirán las diversas regiones del cuerpo huma- no (anatomía de superficie), las que es necesario conocer para determinar la localización de las lesiones y los posibles órganos afectados. APARATO DIGESTIVO1 Función Digestión y nutrición.2 Para ello el aparato digestivo actúa sobre los alimentos mediante sustancias (enzimas) que los transforman en compuestos más simples que favorecen su absorción, acción que realiza el mismo sistema, además de eli- minar los desechos. 21
  • 37. 22 (Capítulo 5) Atención prehospitalaria de las urgencias... Figura 5- -1. Estructuras y localización del sistema digestivo. 1. Boca y faringe. 2. Esófa- go. 3. Hígado. 4. Estómago. 5. Páncreas. 6. Vesícula biliar. 7. Intestino delgado. 8. Intes- tino grueso. 9. Recto. 1 3 2 4 5 8 9 6 7 Órganos que lo integran y localización Boca (lengua, dientes y glándulas salivales), localizada en la cabeza. Faringe y esófago, que comunican sucesivamente la boca con el estómago y se localizan en cuello la faringe, y en cuello y tórax el esófago. Estómago, intestino delgado (duodeno, yeyuno e íleon), intestino grueso (ciego, colon ascendente, colon transverso, colon descendente, sigmoides, recto y ano), hígado (es la glándula más grandedel cuerpo),vesícula biliar (almacéndebilis queparticipaenladiges- tión delas grasas), páncreas(participa en la digestión de grasasy azúcares),todos ellos localizados en la cavidad abdominal (figura 5- -1). APARATO RESPIRATORIO3,4 Función Respiración, o sea el intercambio de bióxido de carbono del interior del organis- mo por oxígeno proveniente del medio ambiente; participa en la regulación del equilibrio ácido- -base, además de la fonación.
  • 38. 23 Nociones de anatomía y fisiología Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 1 3 2 4 5 Figura 5- -2. Estructuras y localización del aparato respiratorio. 1. Nariz. 2. Faringe. 3. Tráquea. 4. Bronquios. 5. Pulmones. Órganos que lo integran y localización (figura 5- -2) Nariz (fosas nasales, senos paranasales y coanas, localizados en la cabeza);farin- ge y laringe, que se localizan en cuello, y es en esta última donde se encuentran las cuerdas vocales. Entre la faringe y la laringehay unaválvula cartilaginosa lla- mada epiglotis, que se cierra al paso de los alimentos y se abre al paso del aire. A continuación de la laringe se encuentra la tráquea, que se bifurca, dando lugar a los bronquios principales derecho e izquierdo para los pulmones respectivos en la cavidad torácica. Los pulmones están formados por bronquiolos que se hacen cada vez más pequeños hasta terminar en unos sacos microscópicos llamados alveo- los, donde se realiza el intercambio gaseoso. Ambos pulmones están recubiertos por una capa delgada llamada pleura, que se divide en dos hojas: la pleura visce- ral, adherida a los pulmones, y la pleura parietal, adherida al interior de la pared torácica. Entre ambas hojas queda una cavidad virtual llamada espacio pleural. APARATO URINARIO2,5 Función Formación y eliminación de la orina, compuesta por agua, desechos metabólicos y diversas toxinas; regulación del equilibrio hidroelectrolítico y ácido- -base, ade- más de mantener el balance normal de líquidos (volemia).
  • 39. 24 (Capítulo 5) Atención prehospitalaria de las urgencias... Órganos que lo integran y localización Todos los órganos se encuentran en la cavidad abdominal, y son los siguientes: riñones (derechoeizquierdo), encargados defiltrarla sangre paraformar la orina; ureteros, originados uno en cada riñón y que conducen la orina a la vejiga, donde se almacena hasta que es eliminada al exterior a través de la uretra (más larga en el hombre que en la mujer). APARATO REPRODUCTOR2,6 Función Conservación de la especie. Órganos que lo integran y localización (figura 5- -3) En la mujer son intraabdominales y localizados en la pelvis; son: ovarios (dere- cho e izquierdo), que almacenan y maduran las células reproductoras femeninas (óvulos). Las trompas de Falopio comunican el ovario respectivo con el útero o matriz, que es órgano único, de posición central, que cíclicamente se prepara para recibir un óvulo fecundado para nutrirlo y formar un nuevo ser. Cuando no hay fecundación, el óvulo y el tejido uterino nutriente se eliminan por la vagina al exterior; es lo que se conoce como menstruación. La vagina comunica al útero con Figura 5- -3. Estructuras y localización del aparato reproductor femenino. 1. Ovario. 2. Trompas de Falopio. 3. Útero. 4. Vagina. 1 4 3 2
  • 40. 25 Nociones de anatomía y fisiología Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E el exterior, y es aquí dondesedepositan las células reproductoras masculinas. Labios mayores y labios menores cubren la entrada a la vagina. En el hombre los testículos (derecho e izquierdo) se encuentran fuera de la ca- vidad abdominal en una bolsa llamada escroto, y son los encargados de producir las células reproductoras masculinas, llamadas espermatozoides, los cuales son almacenados en el epidídimo, situado a manera de capuchón en cada testículo. Los conductos deferentes comunican cada testículo con la próstata, que es un ór- gano situado por debajo de la vejiga y que, al igual que las vesículas seminales adyacentes a la próstata, produce un líquido en el que van los espermatozoides. El líquido producido por la próstata y las vesículas seminales, al unirse con los espermatozoides, se llama esperma, y es conducido por la uretra al exterior al es- tar en erección el pene, que también es la vía de eliminación de la orina. APARATO CARDIOVASCULAR2,7 Función Bombeo y transporte de sustancias nutritivas a todo el organismo y recolección de bióxido de carbono y sustancias de desecho para traslado a los órganos encar- gados de su eliminación. Órganos que lo integran y localización Corazón (figura 5- -4), localizado en el mediastino en la cavidad torácica. Está for- mado por dos aurículas (derecha e izquierda) y dos ventrículos (derecho e izquier- do), así como cuatro válvulas que impiden el reflujo de la sangre: la válvula tricús- pide (tiene tres valvas), entre aurícula y ventrículo derechos, la válvula pulmonar (constituida por tres valvas) entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar, la válvula mitral (formada por dos valvas) entre aurícula y ventrículo izquierdos, y la válvula aórtica (compuesta por tres valvas) entre ventrículo izquierdo y arte- ria aorta. Las arterias son ductos por los que circula la sangre desde el corazón a todo el organismo. La principal es la aorta, de donde salen ramas a cabeza, cuello, ex- tremidades, tórax y abdomen. Estas arterias se van ramificando en vasos cada vez menores (arteriolas), hasta originar los vasos capilares, cuyo diámetro es inclusive menor que el de los glóbulos rojos, y es en ellos donde se lleva a cabo el intercam- bio de nutrientes y sustancias de desecho de todo el organismo a través de sus delgadísimas paredes. Los capilares se unen progresivamente entre sí formando
  • 41. 26 (Capítulo 5) Atención prehospitalaria de las urgencias... Figura 5- -4. Aspecto macroscópico del corazón y grandes vasos (vista anterior). 1. Tronco braquiocefálico. 2. Rama derecha de la arteria pulmonar. 3. Vena cava superior. 4. Aurícula derecha. 5. Vena cava inferior. 6. Arteria carótida izquierda. 7. Arteria subcla- via izquierda. 8. Rama izquierda de la arteria pulmonar. 9. Tronco de la arteria pulmonar. 10. Arteria aorta. 11. Ventrículo derecho. 12. Ventrículo izquierdo. 1 3 2 4 5 6 7 10 8 9 11 12 vénulas, que se unen para constituir venas cada vez más grandes hasta formar la vena cava superior, que recoge sangre de cabeza, cuello y extremidades superio- res, y la vena cava inferior, que recoge sangre de miembros pélvicos, abdomen y tórax para transportarla a la aurícula derecha, de ahí al ventrículo derecho y, a través de la arteria pulmonar, a ambos pulmones para eliminar el bióxido de carbono y captar oxígeno. La sangre oxigenada regresa al corazón a través de las venas pulmonares a la aurícula izquierda, pasa al ventrículo izquierdo y de ahí a la aorta, y nuevamente a todo el organismo. APARATO HEMATOPOYÉTICO Función Formación de glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos) y pla- quetas (trombocitos), así como eliminación de este tipo de células que hayan cumplido su ciclo vital.
  • 42. 27 Nociones de anatomía y fisiología Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Órganos que lo integran y localización Médula ósea, porcióncentraldealgunos huesos del organismo (esternón,pelvis), produce los tres tipos de células; el bazo, localizado en el abdomen, destruye cé- lulas viejas y almacena glóbulos rojos y blancos; ganglios linfáticos, que capaci- tan glóbulos blancos y se localizan principalmente en cuello, tórax, abdomen e ingles. La función de los glóbulos rojos es el transporte de oxígeno a todo el organis- mo y de bióxido de carbono a los pulmones. La función de los glóbulos blancos es de defensa contra infecciones, cuerpos extraños, etc. Las plaquetas participan en la coagulación de la sangre. APARATO ENDOCRINO2 Función Regulación por medio de la producción y secreción de hormonas específicas que aceleran o inhiben, dirigen y controlan los fenómenos vitales. Órganos que lo integran y localización Hipófisis, de localización intracraneal por debajo del encéfalo, regula el resto de las glándulas. Tiroides, situada en el cuello adherida a la porción anterior de la tráquea. Paratiroides, que son tres a cuatro glándulas pequeñas unidas a la tiroi- des. Páncreas, que es intraabdominal, por debajo y atrás del estómago y adyacen- te al duodeno; su función es regular el metabolismo de la glucosa mediante la insulina, y participa además en la digestión a través de la liberación de enzimas al tubo digestivo. Suprarrenales, una sobre cada riñón, testículos en el escroto y ovarios intraabdominales, todas las glándulas del sistema endocrino participan en las diversas áreas del metabolismo. Así, las suprarrenales, que se dividen en una capa externa o corteza, sintetizan esteroides, y la médula produce catecola- minas (adrenalina y noradrenalina), que participan en la respuesta al trauma. SISTEMA NERVIOSO2 Función Coordinación máxima delas funcionesvitales y derelación conel medio exterior e interior del organismo. El cerebro se divide en lóbulos, los cuales, según se ha
  • 43. 28 (Capítulo 5) Atención prehospitalaria de las urgencias... documentado, tienen diversas funciones.8 Así, el lóbulo frontal participa en las emociones y la función motora, el lóbulo parietal en la sensibilidad, el temporal en la memoria y el occipital en la visión, principalmente. El cerebelo tiene gran participación en el movimiento, la coordinación y el equilibrio. Órganos que lo integran y localización Cerebro (encéfalo) intracraneal, cerebelo, en la parte posteroinferior del cráneo, bulbo raquídeo por debajo del cerebelo y se continúa hacia abajo con la médula espinal a través del canal raquídeo formado por las vértebras. Es de la médula es- pinal de donde emergen nervios a todos los órganos y estructuras del cuerpo hu- mano. La médula espinal termina a la altura de la I o II vértebras lumbares y hacia abajo sólo continúan fibras nerviosas. Además, forman parte del sistema nervioso los órganos de los sentidos, que son la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. SISTEMA MUSCULOSQUELÉTICO2,9 Función Sostén y protección corporal, así como movimiento del cuerpo. Órganos que lo integran y localización (figura 5- -5) Nos concretaremos a las estructuras óseas; en capítulos subsecuentes se enuncia- rán las estructuras musculares de acuerdo al tema y región que se esté tratando. Cráneo. Es unadelas tres cavidadesdel organismo; protegeal sistema nervio- so central y está formado por dos huesos temporales, dos parietales, un frontal, un occipital, un etmoides, un esfenoides, un vómer y dos maxilares (superior e inferior). Tórax. Es otra de las cavidades del organismo. Aloja y protege al corazón y grandes vasos, pulmones, tráquea y bronquios. Está formado por esternón (cabe- za, cuerpo y apéndice xifoides), clavícula derecha e izquierda, 12 pares de costi- llas (siete verdaderasy cinco falsas, de las cuales dos son flotantes) y 12 vértebras torácicas. Pelvis. Protege la parteinferiory lateraldel abdomen, quees la terceracavidad del organismo y no tiene otraprotecciónósea. Está formada pordos coxalescom- puestos por íleon, isquion y pubis.
  • 44. 29 Nociones de anatomía y fisiología Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Figura 5- -5. Sistema óseo. 1. Cráneo. 2. Maxilar inferior. 3. Clavícula. 4. Húmero. 5. Cos- tillas. 6. Pelvis. 7. Radio. 8. Cúbito. 9. Huesos de la mano (carpo, metacarpo y falanges). 10. Fémur. 11. Peroné. 12. Tibia. 13. Tarso. 14. Metatarso y falanges. 15. El sostén del tronco está dado por la columna vertebral (columna lumbar, por ejemplo). 6 1 10 11 13 2 3 4 5 7 8 9 12 14 15 Miembro superior. Escápula (derecha e izquierda), húmero (brazo), cúbito y radio (antebrazo), ocho huesos del carpo (escafoides, cuboides, piramidal y pi- liforme, trapecio, trapezoide, hueso grande y ganchoso); cinco metacarpianos, cinco falanges proximales, cuatro medias (el pulgar no tiene) y cinco distales, todos ellos en la mano. Miembro pélvico. Fémur (muslo), rótula (rodilla), tibia yperoné(pierna),sie- te huesos del tarso (calcáneo, astrágalo, escafoides, cuboides, cuneiformes inter- no, medio y externo),cinco metatarsianos, cinco falangesproximales, cuatrome- dias y cinco distales (pie). Columna vertebral. Formada por siete vértebras cervicales, 12 torácicas o dorsales, cinco lumbares, cinco sacras que fusionadas forman el hueso sacro y tres a cuatro coccígeas. Entre cada dos vértebras hay un disco cartilaginoso, ex- cepto en sacro y cóccix.
  • 45. 30 (Capítulo 5) Atención prehospitalaria de las urgencias... Cabeza 2 5 3 1 4 6 7 8 9 10 11 12 Tronco (cara posterior) Tronco (cara anterior) 19 20 13 21 14 15 22 23 16 17 24 18 26 25 Figura 5- -6. Anatomía de superficie. 1. Región frontal. 2. Región parietal. 3. Región tem- poral. 4. Región malar. 5. Región occipital. 6. Maxilar inferior. 7. Región interescapulover- tebral. 8. Región escapular. 9. Región subescapular externa. 10. Región subescapular interna. 11. Región lumbar. 12. Región glútea. 13. Región pectoral. 14. Región costal. 15. Hipocondrio derecho. 16. Flanco derecho. 17. Mesogastrio. 18. Fosa iliaca derecha. 19. Región supraclavicular. 20. Región clavicular. 21. Región precordial. 22. Epigastrio. 23. Hipocondrio izquierdo. 24. Flanco izquierdo. 25. Fosa iliaca izquierda.26. Mesogastrio. Finalmente, en la figura 5- -6 se muestran las regiones anatómicas del cuerpo humano, queserándeutilidad parala localizacióndelesiones que permitirán sos- pechar qué órganos están afectados de acuerdo con el sitio de la lesión.2
  • 46. 31 Nociones de anatomía y fisiología Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E REFERENCIAS 1. Watson JE: Enfermería médico- -quirúrgica. Capítulo 16, Asistencia de enfermería en tras- tornos del tubo digestivo. 2ª ed. México, Nueva Editorial Interamericana, 1983:460- -554. 2. Bergeron JD: First responder. Capítulo 2, The human body. 3ª ed. EUA, Prentice- -Hall, 1991:19- -48. 3. Watson JE: Enfermería médico- -quirúrgica. Capítulo 15, Asistencia de enfermería en tras- tornos respiratorios. 2ª ed. México, Nueva Editorial Interamericana, 1983:371- -457. 4. Bergeron JD: First responder. Capítulo 4, The airway and pulmonary resuscitation. 3ª ed. EUA, Prentice- -Hall, 1991:84- -112. 5. Watson JE: Enfermería médico- -quirúrgica. Capítulo 19, Asistencia de enfermería en tras- tornos del sistema urinario. 2ª ed. México, Nueva Editorial Interamericana, 1983:589- -647. 6. Shields D: Asistencia de enfermería en trastornos del sistema reproductor. En: Watson JE, Enfermería médico- -quirúrgica. 2ª ed. México, Nueva Editorial Interamericana, 1983:650- - 697. 7. Guadalajara JF: Cardiología. Capítulo II. Anatomía clínica del corazón. México, Francisco Méndez Cervantes, 1981:15- -40. 8. Committee on Trauma: Advanced trauma life support course for physicians. Chapter 6: Head trauma. EUA, American College of Surgeons, 1989:131- -155. 9. Bergeron JD: First responder. Chapter 10, Injuries 2: the extremities. 3ª ed. EUA, Prentice- - Hall, 1990:225- -248.
  • 47. 32 (Capítulo 5) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 48. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 6 Exploración física y reconocimiento de cadáveres Se debe insistir enfáticamente en la importancia de realizar siempre una explora- ción física cuidadosa y completa a una persona accidentada. De ello depende esencialmente el tratamiento que se deba instituir y el procedimiento adecuado para movilizarla. La exploración física debe ser ordenada y por ningún motivo deberá omitirse. Es muy importante tener conciencia de que puede haber contacto con sangre, se- creciones u otros fluidos del paciente, y porello se deben utilizar guantes delátex y lentes protectores.1 La revisión integral comprende interrogatorio, inspección general, signos vitales y exploración por regiones. INTERROGATORIO De ser posible, se realizará directamente al lesionado o de manera indirecta a acompañantes o testigos para obtener la información más completa posible.2 Es recomendable que el personal de ambulancia se identifique consu nombre, cargo y dependencia a la que pertenece.1 El interrogatorio debe ser dirigido para evitar datos superfluos. Ello se logra mediante las siguientes preguntas: ¿qué pasó?, ¿cómo pasó? ¿estaba bien antes del accidente?, ¿tomó alcohol o drogas?, ¿cuáles son los síntomas y dónde se lo- calizan?, ¿tiene alguna otra cosa que agregar?2,3 Además, es importante, de acuerdo al tipo de accidente, obtener detalles adi- cionales. Por ejemplo, en caso de accidente automovilístico, será importante sa- 33
  • 49. 34 (Capítulo 6) Atención prehospitalaria de las urgencias... ber si el lesionado fue atropellado, pues este accidente tiene la particularidad de tener tres impactos en el mismo: el primero es del vehículo contra sus piernas, el segundo es de su cabeza contra el parabrisas y el tercero es la caída, donde el lesionado golpea la cabeza y extremidades contra el pavimento.4 Si el lesionado viajaba dentro de un vehículo, en qué posición iba, si llevaba cinturón de seguridad, si se deformó el volante, si fue expulsado del vehículo, conocer si además del choque hubo volcadura, a qué velocidad ocurrió y, sobre todo, el tiempo transcurrido desde que ocurrió el accidente.5 En caso de que las lesiones sean por caída, es útil saber de qué altura fue ésta o, en caso de lesiones penetrantes, si éstas fueron ocasionadas por proyectiles u objetos punzocortantes, la distancia, la posición del lesionado, etc.2 INSPECCIÓN GENERAL Se hará a la par o inmediatamente después del interrogatorio. El procedimiento es el siguiente: se verificará sexo del accidentado, edad aparente, constitución, conformación (íntegro o no), posición, movimientos anormales, marcha (cuando sea posible), estado de conciencia, etc. En el medio ambiente: la seguridad del área, el lugar en sí (calle, oficina, campo, etc.), material útil para prestarprimeros auxilios, agentelesivo (cablesdecorrienteeléctrica,cristal, armasdefuego,arma blanca, cajas o frascos de medicamentos, etc.), además de proceder a proteger al lesionado de materiales que puedan dañarlo o lesionar a quienes lo auxilian.1 Existe una forma rápida de evaluar las condiciones generales del lesionado. Al momento de interrogar, podemos verificar el estado de conciencia, la respira- ción y palpar simultáneamente el pulso y características de la piel (ver, oír y sen- tir). SIGNOS VITALES Los signos vitales son el conjunto de datos obtenidos mediante la exploración física que nos indican la presencia de vida en un accidentado; orientan sobre el estado físico del mismo e indican la necesidad de aplicación de maniobras de asistencia respiratoria y cardiocirculatoria. Frecuencia cardiaca Es el número de contracciones que realiza el corazón en una unidad de tiempo. Está estandarizada la medición durante un minuto. La medición de la frecuencia
  • 50. 35 Exploración física y reconocimiento de cadáveres Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Figura 6- -1. Toma de pulso radial. La mano derecha del técnico en urgencias médicas palpa la porción externa de la muñeca izquierda del lesionado. cardiaca se puede hacer a través de la auscultación de la región precordial me- diante un estetoscopio o directamente aplicando el pabellón auricular en dicha región, donde debe escucharse el sonido del cierre de las válvulas cardiacas. La otra forma de medir la frecuencia cardiaca es a través del pulso, que se define como el latido que se percibe al comprimir ligeramente una arteria,en el momen- to de la llegada de la onda sanguínea al punto comprimido. Los sitios en los que se puede hacer este procedimiento son en el trayecto más superficial de las arte- rias: radial en la cara anteroexterna del antebrazo a nivel de la articulación de la muñeca (figura 6- -1); carotídeo en la cara anterolateral del cuello por delante del músculo esternocleidomastoideo y que es el quetiene mayor utilidad en situacio- nes de emergencia;1 femoral en la región inguinal, la cual se divide arbitraria- mente en tres tercios y se palpa en la unión del tercio interno y el tercio medio. La frecuenciacardiacanormal promedio es la siguiente: recién nacido, 140 la- tidos por minuto; escolar, 100 latidos por minuto, y adulto, de 60 a 100 latidos porminuto,1 conritmo regulargenerado porel nodo sinusal.2 Lamedición se rea- lizará idealmente en un minuto completo cuando exista pulso irregular. Puede haber variacionesfisiológicas dela frecuenciacardiaca. Sin embargo, la determi- nación de presencia o ausencia de pulso no debe ocupar menos de 5 ni más de 10 segundos.1 La frecuencia cardiaca menor de 50 pulsaciones o más de 100 por minuto indica que el paciente está delicado.
  • 51. 36 (Capítulo 6) Atención prehospitalaria de las urgencias... Respiración Si somos estrictos, la respiración corresponde al intercambio celular de oxígeno por bióxido de carbono, y la ventilación se refiere a la entrada y salida de aire de las vías respiratorias al exterior. Sin embargo, se acepta convencionalmente para fines prácticos definir la respiración como la introducción de aire cargado deoxí- geno a los pulmones, seguida dela expulsión de aireviciado y que contieneácido carbónico, vapor de agua y oxígeno no absorbido. A la introducción de aire se le llama inspiración o inhalación, y a la expulsión, espiración o exhalación. Existen varias formas de verificar la existencia o no de respiración. Una es acercar la mano o el oído a la nariz del lesionado para sentir la salida de aire, otra es colocar un espejo cerca de la nariz del paciente de tal forma que el vidrio se empañará si el sujeto respira. En la exploración del tórax, mediante la palpación se puede determinar la existencia del movimiento respiratorio ocasionado por la expansión y reducción del tórax por la entrada y salida de aire, respectivamente. Aquí se puede determinar si el movimiento es regular, superficial, irregular, len- to, rápido, el sonido, etc.1,5 Finalmente, mediante la auscultación con estetosco- pio se corroborael ruido ocasionado por la inspiración y la espiración, que se lla- ma ruido respiratorio o murmullo vesicular. La frecuencia respiratoria normal en el recién nacido es de 40 por minuto, en el escolar es de 20 y en el adulto oscila entre 12 y 20 respiraciones por minuto; más de 28 indican que la condición del lesionado es grave.1 Temperatura Se define como el grado de calor del cuerpo humano, y su valor normal oscila entre 36 y 37 _C. Hay cuatro formas de medirla; la más fidedigna es la medición por vía rectal, que se utiliza preferentemente en pacientes menores de dos años; oral (que es medio grado menor a la rectal), y se mide al colocar un termómetro en la parte inferior de la lengua con los labios cerrados; la axilar (un grado más baja que la rectal) se mide con un termómetro colocado en el hueco axilar, que se cierra sin moverse. En estas tres mediciones se utiliza un termómetro de mer- curio que debe marcar en su escala menos de 35 _C al momento de iniciar la me- dición; se debe desinfectar antes de cada uso y permanecer en el sitio indicado (recto, bajo la lengua o en la axila) un mínimo de tres minutos. Finalmente, la cutánea con tiras térmicas, que dan mediciones menos precisas, aunque tienen la ventaja de que son más fáciles de utilizar. Un método moderno es la medición instantánea a travésdel conductoauditivo externo con termómetro digital. En ausencia de otra alternativa hay una forma menos objetiva de medir la tem- peratura, que es comparar con el dorso de la mano la temperatura del paciente y
  • 52. 37 Exploración física y reconocimiento de cadáveres Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E la propia, que permite además aprovechar para verificar la textura de la piel y si hay sudor o no. Tensión arterial Es la fuerza ejercida por el corazón, sostenida por las arterias y regulada por la resistencia periférica. Tiene tres componentes: la presión sistólica, que es la pre- sión ejercida por la contracción cardiaca; la presión diastólica, definida como la presión sostenida en el árbol arterial durante la fase de relajación del corazón, y la presión media, que puede obtenerse sólo con medición invasiva por punción arterial, no recomendableen el medio prehospitalario, o mediante cálculo apartir de los valores de las presiones sistólica y diastólica. Para su medición se requiere un estetoscopio y un esfigmomanómetro, que puede ser de mercurio, aneroide (el más práctico) o digital, que requiere pila y es más delicado que los anteriores en su cuidado y técnica de medición. La forma más simple de medir la presión arterial es colocando el brazalete del esfigmoma- nómetro en el brazo del lesionado y, una vez localizado el pulso humeral, se infla el brazaletehasta queel pulso humeral desaparece. Sedesinflasuavementeelbraza- lete y, en el momento en que el pulso sea perceptible nuevamente, se define como la presión sistólica. Con el estetoscopio el procedimiento es el mismo, sólo que, con esta técnica, en vez de palpar se ausculta en el sitio en que se palpa el pulso. Así, se coloca la cápsula del estetoscopio en la región interna del pliegue del codo y se infla el brazalete del esfigmomanómetro hasta 20 mm de mercurio por arriba del punto en que desapareceel pulso. Nuevamente se desinfla suavemente el brazalete aus- cultando, y en el momento en que aparezcaen primer ruido se toma como presión sistólica, y en el momento en quedejedeauscultarse se considerara como presión diastólica (figura 6- -2). El valor se expresa en milímetros de mercurio (mmHg) y se considera como promedio normal en el adulto joven 110 a 120/80 a 70 mmHg, donde 110 es la presión sistólica y 70 la diastólica, con una presión media calculada de 92  5 mmHg.2 En una minoría de los casos, cuando se cuenta con la tecnología, personal ca- pacitado, autorización médica y, sobre todo, el tiempo suficiente para efectuar mediciones invasivas, se utiliza la punción de la arteria radial con introducción de un catéter en la misma conectado al sistema de medición. Este procedimiento requiere técnica estéril y anestesia local, así como cuidados especiales, y permite medir la presión arterial media. Una vez revisados los signos vitales y realizadas las maniobras básicas de so- porte cardiorrespiratorio o atendidas las lesiones que ponen en peligro la vida,1 se procederá a revisar al paciente por regiones y siempre de la cabeza a los pies.
  • 53. 38 (Capítulo 6) Atención prehospitalaria de las urgencias... Figura 6- -2. Toma de la presión arterial. Observe la localización de la cápsula del este- toscopio y la altura del esfigmomanómetro sobre el codo. EXPLORACIÓN POR REGIONES Los datos básicos por regiones son los siguientes:1,5 Cabeza Buscar deformidad, heridas, sensibilidad o dolor al palpar, cuerpos extraños en cavidades (boca, nariz, oídos), movilidad ocular, reflejos pupilares mediante la estimulación con luz a las pupilas, que en condiciones normales se harán mióti- cas, o sea de diámetro menor. Corroborar la movilidad del maxilar inferior y la lengua, hemorragia o salida de líquido cefalorraquídeo por cavidades (boca, oídos, nariz). Cuello Movilidad, dolor en su cara posterior, heridas, pulso carotídeo derecho e izquier- do, asimetría.
  • 54. 39 Exploración física y reconocimiento de cadáveres Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Tórax Frecuencia cardiaca, movimientos respiratorios, deformidad, dolor a la palpa- ción, fracturas, heridas, equimosis, dolor en la columna dorsal, sensibilidad, aire subcutáneo. Abdomen Heridas, sensibilidad, consistencia (normalmente blando), dolor, masas anormales, peristaltismo (auscultación del ruido intestinal), equimosis. Pelvis Dolor, sensibilidad, estabilidad ósea quese exploramediante la colocación delas palmas delas manos sobrelas crestasiliacas eintentando desplazarlashaciaafue- ra y posteriormente se aplican las manos por fuera de las crestas iliacas y se in- tenta desplazarlas hacia adentro. Normalmente no será posible ninguno de los dos desplazamientos. Genitales Se verifica la presencia de hemorragia o lesiones locales. Extremidades Se busca dolor, sensibilidad, deformidad, masas anormales, movilidad articular activa, que es la que el paciente hace espontáneamente, y pasiva, realizada por el explorador; heridas, pulsos y llenado capilar que se verifica al comprimir la yema o la uña de alguno de los dedos, lo cual producirá palidez local, retornado a su color normal en un máximo de tres segundos después de retirar la presión. Además, se verificarán los reflejos osteotendinosos y otros datos que se detalla- rán en el capítulo de traumatismo craneoencefálico y raquimedular. Unavezrealizadaesta revisión debemos verificarnuevamentela seguridaddel área1 y podremos estar en condiciones de detectar lesiones, tratarlas de acuerdo con los diagnósticos y trasladarcorrectamenteal lesionado o enfermopararecibir la atención médica requerida. Recordemos que un paciente estable puede deteriorarse rápidamente; tener siempre en mente la posibilidad de lesión de médula espinal hasta que la eviden- cia demuestre lo contrario.1
  • 55. 40 (Capítulo 6) Atención prehospitalaria de las urgencias... RECONOCIMIENTO DE CADÁVERES Habrá ocasiones en que al llegar al lugar de un accidente encontremos al lesiona- do delicado, grave o habrá casos en que ya falleció. Para considerar que una persona ha muerto se debe confirmar el ceseirreversi- ble de todas las funciones vitales, incluyendo la respiración, circulación y latido cardiaco, o el cese irreversible de todas las funciones cerebrales, inclusive del ta- llo cerebral, ya que el daño celular irreversible aparece en cuatro a seis minutos después del paro respiratorio y a los 10 minutos en promedio hay muerte de las neuronas.6,7 Así, el artículo 317 de la Ley General deSalud indica que, paracerti- ficar la pérdida de la vida, se debe comprobar la existencia de los siguientes sig- nos de muerte: 1. Ausencia completa y permanente de la conciencia. 2. Ausencia permanente de la respiración espontánea. 3. Falta de percepción y respuesta a estímulos externos. 4. Ausencia de reflejos de los pares craneales y de los medulares. 5. Atonía de todos los músculos. 6. Término de la regulación fisiológica de la temperatura corporal. 7. Paro cardiaco irreversible. 8. Las demás que establece el Reglamento correspondiente. Por ello, para corroborar la muerte revisaremos tres sistemas: el cardiovascular, el respiratorio y el neurológico, y dicha revisión debemos realizarla sin mover por ningún motivo a la víctima, ya que, en caso de corroborar la muerte, corres- ponderá a las autoridades judiciales el levantamiento del cadáver y la toma de evi- dencias, por lo que paraellos es muy importante dejar intacto el sitio del accidente y el o los cadáveres. Sistema cardiovascular Palidez generalizada, ausencia de ruidos cardiacos, de pulsos y de llenado capilar. Sistema respiratorio Se corroborarán la ausencia de aliento y ruidos respiratorios. Sistema neurológico Ausencia del estado de alerta, pupilas dilatadas (midriáticas) sin respuesta a estí- mulo luminoso, opacificación de conjuntivas, ausencia de reflejo corneo- -palpe-
  • 56. 41 Exploración física y reconocimiento de cadáveres Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E bral (al estimular la córnea, en respuesta ocurre cierre del párpado), ausencia de reflejo oculocefálico (al mover la cabeza la mirada se mantiene fija) y ausencia de reflejo cilioespinal (se produce estímulo doloroso en el dorso del cuello y no hay cierredel párpado),nula respuestaaestímulos auditivos, táctiles ydolorosos. Esta revisión debe ser muy cuidadosa y, ante la duda o al menor indicio de res- puesta, se deberá iniciar la reanimación cardiopulmonar, ya que puede haber “muerte aparente” en el estado de choque profundo, intoxicaciones, hipotermia y algunas enfermedades cardiacas. Por último, es conveniente insistir en que es preferible retrasar unos minutos el traslado de un lesionado para efectuar una exploración física completa y ade- cuada, en vez de trasladarlo sin revisarlo y exponerlo a perder la vida por falta de cuidado, además de que nunca se debe dejar una región sin explorar aunque las lesiones de otra área sean más evidentes. Obviamente, se atenderán primaria- mente las de mayor gravedad y posteriormente se continuará con la exploración completa. REFERENCIAS 1. Bergeron JD: Chapter 3, Patient assessment. First responder. 3ª ed. EUA, Prentice- -Hall, 1991:50- -81. 2. Hood RM: Medidas prehospitalarias, evaluación inicial y reanimación. En: Hood RM, Boyd AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana, 1992:1- -36. 3. Comité de Trauma. Capítulo 8, Traumatismo de las extremidades. Curso Avanzado de Apoyo Vital en Trauma para Médicos. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:241- -266. 4. Comité de Trauma. Documento de consulta 3: Cinemática del trauma. Curso Avanzado de Apoyo Vital en Trauma para Médicos. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:351- - 366. 5. Comité de Trauma. Capítulo 1, Evaluación y tratamiento iniciales. Curso Avanzado deApoyo Vital en Trauma para Médicos. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:19- -52. 6. Bergeron JD: Chapter 4, Breathing- -The airway and pulmonary resuscitation. First respond- er. 3ª ed. EUA, Prentice- -Hall, 1991:84- -112. 7. Ramírez G: Capítulo VI, Tanatología médico legal. En: Medicina Legal Mexicana. México, ILDIMP Publicidad, 1991:158- -196.
  • 57. 42 (Capítulo 6) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 58. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 7 Cinemática del trauma Ricardo Guzmán González En el escenario de un accidente generalmente se tratan las lesiones obvias; sin embargo, se deben buscar en forma intencionada las lesiones no obvias, o que se pueden pasar por alto y que, de ser tratadas de forma tardía, resultan en una evolu- ción desfavorable. Por tal motivo, se debe conocer la cinemática del trauma. La atención prehospitalaria de los pacientes víctimas de trauma se divide en tres fases: previa al accidente, el accidente mismo y posterior al accidente. Lahistoriadeltraumacomienzacon lafasepreviaalaccidente,esto es,loseven- tos previos, como son ingestión de bebidas alcohólicas, drogas o medicamentos, todas aquellas condiciones que anteceden al incidente, incluyendo la condición medica previa del paciente, en la que se incluye el estado mental. Aunque en las personas jóvenes generalmente no existen enfermedades crónicas, en los adultos mayores sí pueden complicar el manejo de un paciente víctima de trauma. Por ello es necesario que el técnico en urgencias médicas realice una historia rápida, completa y acuciosa del paciente. La segunda fase, y evidentemente la más im- portante, es al momento en que ocurre el accidente, e inicia cuando un objeto en movimiento colisiona con otro y tiene lugar un impacto. El segundo objeto puede ser un objeto en movimiento o estacionario. Cualquiera de los dos puede ser hu- mano, o ambos. La dirección en que ocurre el cambio de energía, la cantidad de energía intercambiada y el lugar al que afectan estas fuerzas en el paciente son consideraciones importantes que debe tener el técnico en urgencias médicas. La información obtenida de la fase previa al accidente y del accidente mismo sirve para la atención de la fase posterior al accidente. Esta fase inicia tan pronto como la energía es absorbida y el paciente es traumatizado. 43
  • 59. 44 (Capítulo 7) Atención prehospitalaria de las urgencias... Para entender los efectos de las fuerzas que producen una lesión corporal, se deben entender dos componentes: energía y anatomía. ENERGÍA El primer paso que debe realizar el técnico en urgencias médicas es obtener la historia para evaluar los eventos que ocurrieron en la escena del accidente. Este proceso incluye la determinación de la cinemática del trauma, que consiste en de- terminarcómolas fuerzasy elmovimiento influyenen eltipo delesiones quepre- senta cada paciente. Este concepto se basa en principios fundamentales de física. Aquí aplica la primera ley de Newton de los estados de movimiento: un cuerpo en reposo seguiráen reposo y uno en movimiento seguiráen movimiento amenos que actúe sobre ellos una fuerza externa. Ahora bien, vale la pena preguntarse: ¿por qué el inicio o cese súbitos del mo- vimiento resultan en una lesión? La respuesta se encuentra en un principio físico, el cual dice que el estado de la energía no se puede crear o destruir, pero sí puede cambiar su forma. El movimiento de un vehículo es una forma de energía, y cuan- do el movimiento inicia o se detiene la energía debe cambiar por otra forma de energía. Ésta puede convertirse en una forma de energía mecánica, térmica, eléc- trica o química. En el trauma contuso, las lesiones en los tejidos se producen por compresión o por desaceleración, mientras que en el trauma penetrante se producen cuando los tejidos son colisionados y separados a lo largo de la vía de paso del objeto pe- netrante. Ambos tipos crean una cavidad, que mueve a los tejidos fuera de su po- sición normal. El cambio de energía está directamente relacionado con la densi- dad y el tamaño del área frontal del punto de contacto entre el objeto y la víctima, es decir, de la superficie en la cual impactan el objeto lesivo y el cuerpo del pa- ciente. Hay muchos tipos de trauma contuso, pero las colisiones de vehículos de mo- tor son las más comunes; el segundo en frecuencia son las relacionadas con vehí- culos de motor/peatones. La evaluación de la escena de accidente es primordial, y debe buscarse res- puesta a las siguientes preguntas: S ¿Qué mecanismos de lesión estuvieron involucrados? S ¿Cuál fue la situación previa al evento? S ¿Existe algún factor de la lesión aún presente? S ¿Qué lesiones pudieron resultar del trauma? Con la información obtenida se verifica la seguridad en la escena, el entorno de la misma y la situación al momento de llegar al lugar del accidente:
  • 60. 45 Cinemática del trauma Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 1. Seguridad: evaluar los posibles peligros y asegurarse de que ya no hay peli- gro. 2. Escena: evaluar el número de vehículos involucrados, determinar qué fuer- zas actuaron en las lesiones y evaluar el grado de las mismas. 3. Situación: ¿qué fue lo que realmente sucedió? ¿Existe alguna otra condi- ción médica no conocida involucrada en el accidente (por ejemplo, un acci- dente vehicular secundario a un infarto al miocardio)? ¿Cuántas personas están involucradas, y qué edades tienen? REFERENCIAS 1. Pre- -Hospital Trauma Life Support Committee of the National Association of Emergency Medical Technicians in Cooperation with the Committee on Trauma of the American Col- lege of Surgeons: PHTLS Basic and Advanced Pre- -Hospital Trauma Life Support. 3ª ed. Chapter 1, Kinematics of trauma. EUA, Mosby Lifeline, 1994:10- -49.
  • 61. 46 (Capítulo 7) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 62. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 8 Atención integral por prioridades Unavez queocurre un accidente o hay alguien que enfermasúbitamente, es nece- sario activar la cadena de la supervivencia, que consiste en:1 1. Llamar primero. 2. Iniciar RCP. 3. Desfibrilación precoz. 4. Cuidado avanzado precoz. La razón por la cual se actúa en esta secuencia es porque en la mayoría de los ca- sos de paro cardiaco presenciado en adultos se encuentra como causa a la fibrila- ción ventricular.2 Es importante jerarquizarlas lesiones en un paciente para proceder con mayor eficaciay evitarla progresión del daño y aparicióndecomplicaciones severasque puedan ser irreversibles. Para ello, existe una secuencia lógica de revisión para detectarlesiones demayor amenor gravedad,quesiempre que seaposible se hará enformasimultánea.3 Con la finalidad de lograrese objetivo se atenderáninicial- mente las lesiones que ponen en riesgo la vida, seguidas de las que ponen en ries- go una extremidad y posteriormente el resto de afecciones.4 Se han marcado las prioridades con las primeras cinco letras del alfabeto: a. Vía aérea permeable. b. Función respiratoria, ventilación adecuada. c. Circulación adecuada y control de hemorragias. d. Estado neurológico. 47
  • 63. 48 (Capítulo 8) Atención prehospitalaria de las urgencias... Figura 8- -1. Conjunto de cánulas de Guedel con diferentes tamaños para adecuarlas a la conformación del paciente. e. Exponer al paciente para exploración completa y posteriormente cubrirlo nuevamente para evitar la hipotermia. Aquí las letras a, b y c son las principales, y siempre se asumirá lesión cervical en pacientes politraumatizados, en especial cuando haya compromiso de la cla- vícula.1 Así, se verificarásimultáneamente queno hayaobstrucción dela vía respirato- ria y las características de la respiración, además de medir la frecuencia cardiaca y la presión arterial. En los capítulos siguientes se tratarán con detalle cada uno delos apartados arriba anotados; sin embargo, debemos hacer algunas recomendaciones generales. En caso de existir obstrucción de la vía respiratoria, las medidas básicas para solucionar el problema que frecuentemente es ocasionado por la lengua son, en primer lugar, elevar el mentón; si no es suficiente o posible por lesión cervical, levantar la mandíbula empujando con ambas manos el ángulo mandibular sin mover la cabeza.5 Estas maniobras, sin hiperextender el cuello, se acompañan de la inmovilización de éste ante la sospecha de lesión de columna cervical en todo pacienteinconsciente. Se puederealizarla aspiración desecrecionessi sedispone del equipo de inmediato, y la colocación de una cánula orofaríngea (cánula de Guedel, figura 8- -1) es la tercera posibilidad de soporte básico para mantener la vía aéreapermeable, o tubo nasofaríngeo en presencia de trauma maxilar.6 La cá-
  • 64. 49 Atención integral por prioridades Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E nula orofaríngea debe colocarse con cuidado y preferentemente lubricada. Las me- didas de soporte avanzado para el cuidado de la vía aérea son la intubación orotra- queal o la cricotiroidotomía. Todo lesionado debe recibir oxígeno suplementario.7 En caso necesariose procederáal control dehemorragiasyrestitución delíqui- dos por vía endovenosa,3 además de realizar una evaluación neurológica sencilla que dará orientación básica sobre el estado del paciente y que se calificará de acuerdo a si está alerta, si responde a estímulo verbal, si sólo responde a estímulo doloroso o si no responde,3 aunque para mayor precisión se prefiere la escala de coma de Glasgow. Finalmente se completa la evaluación física inicial con una revisión completa del paciente8 de acuerdo a los lineamientos marcados en el capítulo 6. Larevisión primaria y la secundariase repetirántantas vecescomo seanecesa- rio en camino al hospital para prevenir complicaciones por deterioro posterior y progresivo del paciente. REFERENCIAS 1. American Heart Association, en colaboración con el International Committee of Resuscita- tion: Recomendaciones 2000 para reanimación cardiopulmonar y atención cardiovascular de urgencia. Consenso Científico Internacional. Parte 3. Apoyo Vital Básico del adulto. Circula- tion 2000;102(suppl I):I22- -I59. 2. Ladwig KH, Schoefinius A, Danner R, Gurtler R, Herman R et al.: Effects of early defi- brillation by ambulance personnel on short- - and long- -term outcome of cardiac arrest sur- vival: the Munich experiment. Chest 1997;112:1584- -1591. 3. Comité de Trauma. Curso avanzado de apoyo vital en trauma para médicos. Capítulo 1, Eva- luación y tratamiento iniciales. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:19- -52. 4. McSwain NE, Butman AM, McConell WK, Vomacka RW: Apoyo vital prehospitalario en trauma. 2ª ed. Capítulo 2, Evaluación y manejo del paciente. EUA, Educational Direction, 1990:59- -80. 5. Bergeron JD: Breathing- -The airway and pulmonary resuscitation. First responder. 3rd. ed. Chapter 4. EUA, Prentice- -Hall, 1991:84- -112. 6. Cummins RO (ed.): Textbook of advanced cardiac life support. Adjuncts for airway control, ventilation and oxygenation. EUA, American Heart Association, 1994;2/1- -2/17. 7. Comité de Trauma. Curso avanzado de apoyo vital en trauma para médicos. Capítulo 2, Manejo de la vía aérea y ventilación. EUA, Colegio Americano de Cirujanos, 1994:53- -80. 8. Boyd AR: Traumatismos de la pared torácica. En: Hood RM, Boyd AD, Culliford AT (eds.): Traumatismos torácicos. México, Nueva Editorial Interamericana, 1992:109- -142.
  • 65. 50 (Capítulo 8) Atención prehospitalaria de las urgencias...
  • 66. Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E 9 Reanimación cardiopulmonar INTRODUCCIÓN El paro cardiorrespiratorio es la más grave de las complicaciones en un acciden- tado, y su atención adecuada siempre tendrá la máxima prioridad, sobre todo al reconocerque, debido al avance científico y con atención oportuna, en la actuali- dad su presencia no necesariamente es sinónimo de muerte, e inclusive se habla ahora de reanimación cardiopulmonar y cerebral.1,2 Entresus causasse puedenmencionarmuchas posibilidades, yanteellassiem- pre tendremos en mente que el deterioro progresivo del paciente puede llegar al paro cardiorrespiratorio. Sin embargo, debemos destacarel choqueeléctrico, obstrucción dela víaaérea (broncoaspiración, cuerpos extraños, lengua, etc.), traumatismos craneales, aplastamiento de tórax, inhalación de gases tóxicos, intoxicaciones agudas, asfi- xia por inmersión, etc., de tal manera que se consideran indicaciones para aplicar las medidas de apoyo vital básico las siguientes: paro respiratorio de cualquier etiología (inmersión/ahogamiento, evento vascular cerebral, obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño, inhalación de humo, epiglotitis, sobredosis de fár- macos o drogas, electrocución, asfixia, trauma, infarto agudo del miocardio, descar- ga de rayo, coma, etc.) o paro cardiaco caracterizado por el cese de la circulación, hay esfuerzo ventilatorio (“boqueo” o respiración agónica), y fisiopatológica- mente equivale a fibrilación ventricular, taquicardia ventricular, actividad eléc- trica sin pulso (disociación electromecánica) o asistolia.3 51
  • 67. 52 (Capítulo 9) Atención prehospitalaria de las urgencias... Se considera en este rubro la posibilidad de utilizar el desfibrilador externo automático (DEA), cuando se dispone de este recurso para el tratamiento de la fibrilación ventricular o de la taquicardia ventricular. 3 La supervivencia deun parocardiaco extrahospitalario oscila entre20 y 25%.4 Las maniobras se reducen básicamente a “suplir” el funcionamiento de los sis- temas respiratorio y cardiovascular y, aunque se mencionan múltiples métodos, los más eficaces y accesibles, sencillos y aplicables inclusive por una sola perso- na son la respiración artificial boca- -boca, boca- -nariz o boca- -máscara y las com- presiones torácicas para suplir la ausencia de latido cardiaco.2 El aire exhalado por el rescatista a la boca del lesionado tiene 15 a 17% de oxí- geno2,4 y ésta, junto con la técnica de boca- -máscara, son sencillas de aprender y aplicar, además de que la técnica de respiración boca- -máscara ofrece al resca- tista unabarreraprotectoraal evitarel contacto con la bocadelavíctima ypermite administrar oxígeno suplementario.2,4 El éxito de la reanimación cardiopulmonar (RCP) extrahospitalaria depende de la edad del paciente, del grado de afección del miocardio, del inicio oportuno y adecuado de la RCP, así como del tiempo de respuesta y recursos del servicio de atención prehospitalaria y del nivel de capacitación del personal.5 Prueba de ello es que 80 a 90% de los casos de paro cardiaco no traumático inician con ta- quiarritmias,6 por lo que 90% de los sobrevivientes de esta complicación o muer- te súbita son revertidos con desfibrilación y el pronóstico depende de la tardanza de la aplicación de esta maniobra.7 Cuando se presenta la necesidad de aplicar maniobras de RCP fuera del hospi- tal, es necesario colocar al paciente en decúbito dorsal, solicitar de inmediato ayuda especializada, permeabilizar la vía aérea, dar respiración boca- -boca y ase- gurar la circulación de la víctima.8,9 Para ello, el rescatista debe colocarse arrodi- llado anivel delos hombros del pacienteparatener facilidad de darcompresiones torácicas y ventilaciones sin desplazarse.2 La víctima debe estar en una superficie plana y firme; si el paciente está en decúbito prono (boca abajo), se debe voltear como una unidad y no por partes; para ello puede ser necesaria la ayuda de más personas, como se menciona más adelante en la sección de movilización de lesionados.3 La reanimación cardiopulmonar (RCP) tiene tres fases fundamentales, que se consideran con las tres letras iniciales del alfabeto: ABC. Dichas fases se refieren a: a. Apertura de vía aérea. Es la etapa inicial de la RCP, para asegurar la en- trada y salida de aire, y en muchas ocasiones es suficiente para reiniciar la actividad ventilatoria en un paciente, sin necesidad de utilizar otras manio- bras. La principal causa de obstrucción es la lengua, que pierde su tono en el paciente inconsciente, aunque además debe eliminarse cualquier otro material que impida la entrada de aire.3
  • 68. 53 Reanimación cardiopulmonar Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito. E Hay dos maniobras básicas para la apertura de la vía aérea: la tracción de la mandíbula, sin extender la cabeza, es la maniobra más segura, y debe aplicarse de primera instancia antes que la extensión de la cabeza. Se logra mediante la sujeción de los ángulos derechoe izquierdodel maxilar inferior y se elevaconambas manos, abriendolos labios conel dedopulgar.3 Laotra maniobra es la extensión de cabeza y elevación simultánea del mentón, cuando el rescatador tracciona la mandíbula hacia arriba y extiende la ca- beza del paciente hacia atrás (obviamente debe descartarse la presencia de trauma cervical que contraindica esta maniobra), y sólo se aplica la tracción del mentón.3 b. Respiración. Para determinar la presencia o ausencia de respiración, que vamos a definir como la capacidad del paciente para introducir aire a sus pulmones y exhalarlo, para no entrar en el concepto estricto de intercambio gaseoso, se procede a aplicar la nemotecnia VES (ver, escuchar y sentir): ver el tórax de la víctima para determinar la presencia o ausencia de movi- miento respiratorio (ventilatorio), escucharsi hay salida deaireen la espira- ción y sentir la entrada y salida de aire acercando la mejilla a la cara del paciente. Cuando mucho, debe hacerse la evaluación en 10 segundos, para que en caso de determinar la ausencia de ventilación se inicie la asistencia, ya sea boca- -boca, 10 a 12 veces por minuto (cada 4 a 5 seg) o 10 mL/kg en dos segundos (700 a 1 000 cc en un adulto).3 Si no es posible lograr la ventila- ción, reposicionar la cabeza del paciente y considerar que pudiera existir obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño.3 c. Circulación. La ausencia de pulso obliga a conectar DEA y/o a inicio de compresiones torácicas. Más que la ausencia de pulso, que es difícil y lenta de evaluar por rescatadores legos, se deben analizar signos de circulación; después de dar ventilaciones artificiales se buscan signos de circulación, que son la presencia de respiración normal o tos (aplicar VES) y ver a la víctima en busca de signos de movimiento. Ante la ausencia de ambos se deben iniciar las compresiones torácicas. Si el rescatador forma parte del equipo de salud o tiene formación y experiencia como técnico en urgencias médicas (TUM), o su equivalente, puede además buscar el pulso. Toda esta evaluación no debe tomar más de 10 segundos, y ante la duda iniciará de inmediato las compresiones torácicas, a razónde 100 compresiones pormi- nuto, o una relación de 15 compresiones alternadas con dos ventilaciones (15:2), que se ha demostrado más eficaz para salvar adultos en caso de asis- tencia por uno o dos reanimadores.3 La fuerza de compresión debe ser suficiente para deprimir el esternón 4 a 5 cm en un adulto normal. 3