SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
8. la restauración
1.
2. La caída de Napoleón
(1814- 1815) fue al mismo
tiempo, la caída en Europa
del Nuevo Régimen erigido
por la Revolución francesa,
que el corso había
pretendido llevar, aunque
atenuado, a todas partes.
Ahora, las potencias
vencedoras intentan
restablecer la vigencia del
Antiguo Régimen bajo un
sistema sólido, el
Directorio o «Sistema
Metternich».
3. Solo los más fuertes de los
vencedores formaron parte
del Directorio: Rusia,
Austria, Prusia y Gran
Bretaña, (Tetrarquía) a las
que se añadió pronto la
restaurada Francia de los
Borbones, sobre la base de
que el enemigo de Europa
había sido Napoleón, no
Francia; y Francia había
sido, por tanto, la primera
víctima de Napoleón
(Pentarquía).
4. El mayor sacrificado fue
España, que había
desempeñado un papel tan
importante en la lucha
contra Napoleón y en su
definitivo vencimiento; a la
que ahora, deshecha,
arruinada y despojada de
sus colonias, apenas se la
tuvo en cuenta.
Comenzaba el aislamiento
de España, un fenómeno
característico de casi toda
la Edad Contemporánea.
5. El nuevo Directorio europeo, por
definición, no tenía una cabeza
visible. En aquellos momentos, lo
que menos podía permitirse una
potencia era esbozar un intento de
hegemonía.
Pero el hombre clave fue sin duda el
canciller austríaco, Clemens Von
Metternich, uno de los diplomáticos
más hábiles de todos los tiempos.
El orden europeo que resolvió o se
mantuvo por obra de una serie de
Congresos, en que Metternich tuvo
siempre un papel determinante
(Châtillon,Viena, Soissons,Troppau,
Laybach, Verona).
Por eso a la Europa de la
Restauración se la llama también la
Europa de los Congresos.
6. Los principios formulados por
Metternich y aceptados por las
grandes potencias son tres:
El principio de legitimidad. Las
naciones siguen siendo «propiedad»
de sus príncipes. Este principio, que
nunca fue considerado al pie de la
letra, tampoco lo fue ahora: se
trataba únicamente de reconocer
que la soberanía del monarca o
príncipe legítimo es inherente a la
propia soberanía del territorio; de
suerte que cada trozo de Europa
debería volver a «pertenecer» a su
soberano legítimo, es decir, a la
dinastía vigente en el momento de
estallar la Revolución.
7. El principio de equilibrio. Es preciso
evitar en adelante cualquier intento
hegemónico. Las nuevas fronteras no
deben favorecer especialmente a
ninguna potencia europea; y si una de
ellas pretende predominar, las demás
tienen derecho a evitarlo.Todas ellas
tratarán de igual a igual, resolviendo los
contenciosos mediante la discusión
razonable por medio de Congresos,
cuyas conclusiones vinculan a todos.
El principio de intervención. Una
revolución en cualquier país de Europa es
una revolución en Europa, y Europa tiene
el derecho de intervenir para yugularla
en ese país: las fuerzas encargadas de tal
misión tienen hasta cierto punto, y por
primera vez en la historia, un carácter de
fuerza multinacional, que opera en
nombre del conjunto.
8. El Congreso deViena (1814-1815),
fue el primer acto de la concertación
internacional para dejar las cosas en
su sitio.
El mapa de Europa quedó como en
1792, con ligeras modificaciones:
Rusia se anexionaba Finlandia, y
aunque Polonia se declaraba
independiente, su soberano sería el zar
de Rusia.
Austria se quedaba con el sur de
Polonia, incluida Cracovia, y en Italia
mantenía la posesión de Lombardía y
Venecia, más una especie de
protectorado sobre aquella península.
El Papa volvía a sus Estados, lo mismo
que los Borbones a Nápoles; se
restituían las pequeñas soberanías de
Módena yToscana.
9. Alemania se reducía a 39 Estados
(de los 300 que había tenido antes
de las guerras revolucionarias),
circunstancia que favorecería su
ulterior unificación. Su cabeza sería
Prusia, que adquiría parte de
Renania yWestfalia. Es decir,
importantes territorios en el Oeste.
Bélgica y Holanda se constituían en
un solo Estado bajo la dinastía de
los Orange y también unificaban
Suecia y Noruega.
A Francia se le respetaron todos
sus territorios anteriores a la
Revolución, y desde 1816 se la
admitió entre los «grandes».
Se declaraba la libertad de
navegación por todos los ríos
europeos, en un primer intento de
mancomunación general.
10. Alejandro I, ambicioso,
soñador y desconcertante
insinuó ciertos deseos de
erigirse en cabeza del
nuevo sistema, y aun tal
vez pudo imaginársele el
más caracterizado sucesor
de Napoleón.
Metternich supo detener
sus pretensiones europeas,
encaminándolo a vagas
cruzadas asiáticas, o
antiturcas, siempre que
respetara a
Constantinopla.
11. EL CONGRESO DE
VIENA (IV)
Obra del idealistaAlejandro fue la «Santa Alianza»,
compromiso de todos los reinos de Europa para la
defensa de la paz y de los valores cristianos.
No falta quien haya querido ver en la Santa Alianza
un instrumento para el imperialismo de Rusia,
mientras la visión tópica la traduce por un
compromiso antiliberal.
En realidad, y como ha dejado en claro Bertier de
Sauvigny, no fue más que un papel mojado, fruto
del extraño misticismo del emperador ruso, pero
carente de efectividad alguna.
Todas las acciones europeas de las potencias se
realizaron en nombre de la CuádrupleAlianza,
luego de la Pentarquía (incluida Francia); nunca en
nombre de una Santa Alianza que jamás existió,
pese a la leyenda forjada por la historiografía
romántica liberal.
12. Entre 1815 y 1821 proliferaron
las conspiraciones, obra casi
siempre de intelectuales o de
militares —o de personas de
los dos grupos unidas en la
empresa—.
Por otra parte, nunca como
entonces abundaron y tuvieron
una finalidad conspiradora tan
decidida las sociedades
secretas: los masones,
carbonarios y Amis de la Liberté
en Francia; masones y
comuneros en España;
carbonarios, adelfi y federati en
Italia; el Sinedrio en Portugal, la
Hetaira en Grecia.
13. En Francia fracasaron las
intentonas conspiradoras del
Bazar, de Didier, de Berton o de
los Cuatro Sargentos de La
Rochelle.
EnAlemania las conjuraciones,
obra sobre todo de intelectuales
y estudiantes, sin duda más
especulativas que prácticas,
fueron descubiertas apenas
iniciadas. Metternich reunió el
congreso de Carlsbad, y el
orden del Antiguo Régimen
quedó asegurado por largo
tiempo en el espacio germánico.
14. EL CICLO
REVOLUCIONARIO
DE 1820 (III)
En España, las conspiraciones fueron muy
numerosas (Mina, Porlier, elTriángulo,Torrijos,
Lacy, Polo,Vidal); pero todas fracasaron hasta que
en 1820 la conjunción de las logias gaditanas con
los independentistas del Río de la Plata logró
que el Ejército Expedicionario de Ultramar, en
vez de embarcar rumbo a América, se sublevara
proclamando la Constitución liberal elaborada
ocho años antes por las Cortes de Cádiz, y
suprimida a su regreso por FernandoVII.
El efecto de la revolución española de 1820 fue
doble: la consagración ya sin contestación posible
de la independencia sudamericana y el cambio de
régimen en España.
España se convertía así en el único país liberal de
Europa, y con ello en asilo de refugiados y aliento
de otras revoluciones.
15. EL CICLO
REVOLUCIONARIO
DE 1820 (IV)
En Portugal, se sublevaron en agosto de 1820 el
general Gomes Freire y otros militares, que
obligaron a JuanVI a regresar de Brasil, y
proclamaron una Constitución calcada de la
española.
En Italia, la sublevación estalló en Nápoles (1820)
bajo la dirección del general Pepe, y en Piamonte
(1821), donde el dubitativo monarca,Víctor Manuel
I, hubo de abdicar en su hermano Carlos Félix. En
ambos países se adoptó también la Constitución
española.
En Grecia la revolución liberal fue al mismo tiempo
un movimiento de emancipación respecto del
imperio turco. Un caudillo romántico,Ypsilanti, se
apoderó en 1821 de Morea y en 1822, dueño ya de
buena parte de Grecia, se reunió el Congreso de
Epidauro, que redactaría la primera Constitución
del país heleno.
16. EL CICLO
REVOLUCIONARIO
DE 1820 (V)
Los hechos ocurrieron con algún retraso en Rusia, obra
en su mayor parte de oficiales que habían estado en
Francia en la época final de las guerras napoleónicas, y
se habían afiliado a sociedades secretas.
En 1820 fracasó una intentona dirigida por el coronel
Schwarz.
Pero en 1825, al morir Alejandro I sin hijos, se planteó un
pleito sucesorio entre sus hermanos Nicolás y
Constantino. El primero tenía más derechos, pero el
segundo era más liberal, y en su favor se levantaron
algunos regimientos al grito de Constantino y
Constitución (bien es verdad que los soldados creían que
Constitución era la mujer de Constantino).
Pero este príncipe, temeroso de las consecuencias de
aquella revolución, y no deseoso de una guerra civil, se
negó a aceptar el poder, y Nicolás I, al subir al trono,
castigó a los sediciosos con mano dura.
17. Los congresos de Troppau y
Laybach dejaron las manos libres a
Austria para restablecer el orden en
Italia, y tanto Piamonte como
Nápoles volvieron al Antiguo
Régimen.
Más importante era el foco español.
España era el único país liberal en la
Europa de 1822, y, lo que era más
peligroso para la Pentarquía,
aglutinaba a liberales de todas las
procedencias, que allí se habían
refugiado y mantenían una actitud
militante: italianos, franceses,
portugueses, alemanes. Se formó
una Legión Europea, que soñaba
con llevar la República a todo el
continente.
18. EL CICLO
REVOLUCIONARIO
DE 1820 (VII)
Para resolver el problema español se reunió un
Congreso más laborioso, el deVerona, en 1822. Los
ingleses se opusieron a una intervención directa (no les
interesaba una España fuerte que pudiera detener la
emancipación hispanoamericana), Austria se negó a
conceder esta misión a los rusos que se comprometían a
trasladar hasta un millón de hombres por toda Europa
(peligro), y al fin se decidió encomendar la operación a
los franceses, ya integrados en la Pentarquía.
Fue así como se formo un ejército francés —los Cien
Mil Hijos de San Luis—, que entraría en España en
nombre no de Francia, sino del Directorio en general.
Se temía un fracaso de la expedición como había
ocurrido en los tiempos napoleónicos; en realidad,
Francia se jugaba mucho en el envite, y no faltaba quien
pensara en una guerra interminable.
Pero esta vez los españoles, en su mayoría realistas,
acogieron con gusto a los irruptores, y repusieron en
su plena soberanía a FernandoVII.
19. El ciclo revolucionario de
1820 fracasó en todas partes,
excepto en Grecia, país que
quedó neutralizado por los
mutuos recelos de Rusia y
Austria.
Los griegos fueron
aplastados en Misolonghi, en
1824, pero nuevas
sublevaciones darían lugar a
una larga guerra hasta que la
independencia de Grecia tuvo
que ser reconocida por los
turcos en 1830.
20. El sistema europeo, a partir del Congreso
deVerona, empezó a resentirse.
Austria y Rusia tenían intereses
contrapuestos en los Balcanes, e
Inglaterra, con su oposición a la
intervención en España, comenzó su
progresiva separación de los países
absolutistas.
También hasta cierto punto la Francia de
Luis XVIII, que con un régimen de carta
otorgada y un parlamento moderado,
buscaba un equilibrio entre el Antiguo y el
Nuevo Régimen.
También los ingleses tenían un régimen
parlamentario, y avanzaban, sin
revolución, por ese camino.
Las diferencias con las «Potencias del
Norte», como se llamó a Rusia, Prusia y
Austria, se hacían notar cada vez más.
21. La emancipación deAmérica
significó una disminución o hasta
un cese de contactos con
Europa.
Hasta entonces, el Atlántico
había sido el Mediterráneo de la
Edad Moderna, el mar del
tráfico, de la riqueza, y de la
civilización
Ambas orillas tenían economías
complementarias, y de esa
complementariedad se habían
aprovechado unos y otros.
El «cierre de la frontera»
contribuyó a prolongar en cierto
modo el aislamiento de Europa,
vivido ya en los tiempos del
sistema continental
napoleónico.
22. A la falta de exportaciones de
productos manufacturados al
Nuevo Mundo se une la escasez de
metal precioso, ya que las minas
continentales no eran suficientes
para proporcionarlo, y durante tres
siglos Europa había acuñado
fundamentalmente oro y plata
procedentes de América.
La consecuencia es un descenso de
precios —por falta de dinero
circulante— dificultades en el
crédito, exceso de producción
agrícola, ahora que grandes sumas
han sido «enterradas» en forma de
propiedad (Francia y Prusia, sobre
todo), escasez de producción
industrial, y una reducción del
volumen de los intercambios.
Bajan los precios: Deflación.
23. EL «CIERRE DE LA
FRONTERA»Y LA
CRISIS ECONÓMICA (III)
Los europeos no pasaban hambre, pero la
bajada de los precios no estimulaba la
inversión y por tanto frenaba el desarrollo.
La excepción, ya lo sabemos, fue Gran
Bretaña, que, precisamente gracias al
bloqueo, conquistó nuevos mercados
ultramarinos, mejoró su producción
industrial y vivió, sobre todo después de
1812, una etapa de plena expansión.
Muchos ingleses pudieron pasar hambre,
debido a las «corn laws» o leyes que prohibían
la importación de trigo, para estimular la
producción propia: aquí los precios subieron, y
como los salarios, debido a la competencia de
las casas industriales, se mantuvieron bajos,
hubo descontento y abundantes desórdenes
24. EL «CIERRE DE LA
FRONTERA»Y LA CRISIS
ECONÓMICA (IV)
Los que vivieron una mayor prosperidad fueron los Estados
Unidos, precisamente porque mantuvieron sus intercambios con
los británicos.
El presidente Washington unificó el país, y aun respetando la
condición de los Estados, estableció una capital federal, un
Banco federal y una moneda única, el dólar.
Se crearon los nuevos Estados deVermont, Kentucky y
Tennesee.
Sus sucesores — Madison, Jefferson, Adams—, fueron menos
centralistas pero sí proteccionistas, para favorecer el despliegue
industrial.
Los americanos se extendieron hasta el Missisipi. Compraron la
Luisiana a Francia y Florida a España —por cinco millones de
dólares— y crearon luego nuevos Estados, como Indiana, Illinois
y Alabama.
El presidente Monroe, al tiempo que lanzaba en 1820 el eslogan
de «América para los americanos» — sobre todo contra la
presencia española —, insinuaba una doble interpretación de
esa frase (“América para los norteamericanos”), aumentando el
comercio con las excolonias españolas, e intentando influir en
ellas, sin otro competidor que la Gran Bretaña.
25. Argentina salió bastante bien
librada, vendiendo materias
primas a los ingleses y
comprándoles géneros
manufacturados (es decir,
sustituyendo una dependencia
por otra).
La mayoría de los países
suramericanos sujetos a
continuas convulsiones, sin unir
esfuerzos entre sí, vivieron años
azarosos, y solo pudieron
encontrar una precaria paz a
costa de regímenes autoritarios
o hasta dictatoriales, como los
de Rosas en Argentina, Portales
en Chile, el doctor Francia en
Paraguay, Páez enVenezuela o
el general SantaAna en México.