proyecto de mayo inicial 5 añitos aprender es bueno para tu niño
Oración
1. PERSEVERANCIA EN LA ORACIÓN
“PEDID Y SE OS DARÁ: BUSCAD Y HALLARÉIS, LLAMAD Y SE OS
ABRIRÁ”
2. La promesa de Cristo es que nuestra oración
de petición será siempre escuchada. Esta
promesa es infalible por haber sido hecha
por el Hijo de Dios. Y para convencernos de
la verdad de esta promesa Jesús nos pone
ejemplos de padres humanos que, aun
estando llenos de imperfección acuden
siempre a lo que sus hijos les piden,
procurando darles todo lo que es buenos
para ellos y que no les resulte perjudicial.
¡Cuánto más el Padre del Cielo escuchará
las plegarias de sus hijos y les dará todo lo
que sea para su bien!
3. Esta conclusión se basa en la conciencia, el
reconocimiento de que Dios nuestro Padre es
omnipotente, que no hay nada imposible para él.
Que es omnisapiente, es decir conoce todas
nuestras necesidades, nuestros deseos y anhelos.
Tener conciencia del Amor de Padre que nos tiene,
amor infinitamente superior al de cualquier padre
humano.
Muchas personas encuentran dificultades y dicen
que por más que le piden a Dios, Dios no escucha
sus oraciones.
4. A esto va la respuesta de Cristo: “Cuanto más vuestro
Padre que está en los cielos, dará cosas buenas a los que
se lo pidan”. (Mt) “Cuánto más el Padre del Cielo dará
el Espíritu Santo a los que se lo pidan” (Lc)
El Señor en sus palabras, no dice que el Padre del
Cielo dará a sus hijos el objeto concreto que le
pidan; sino que habla de cosas buenas y en la
versión de Lucas se concretiza más y dice que nos
dará el don del “Espíritu Santo”; es decir que
nuestra oración será escuchada y redundará en
grandes bendiciones para nosotros.
5. Orar es amar, y el amor
todo lo encuentra posible.
La oración es como un
abrirse en lo íntimo de
nosotros mismos a la vida de Dios.
La oración debe ser auténtica. Para que la
oración no sea inútil y vacía debe ser verdadera,
vivificada por un auténtico sentido de Dios.
El cristiano experimenta la necesidad vital de ir
sumergiéndose profundamente en la oración
personal, estableciendo un diálogo entre el Dios
que busca y ama.
6.
7. El cristiano tiene que
prepararse a escuchar y estar
en un permanente estado de
escucha. Escuchar a Dios que
habla en nosotros, y en lo más
íntimo del corazón.
Pero como Dios es Dios, exige una oración cada
día más perfecta.
La oración es una larga paciencia, es necesario
colocarse en un estado de ser “capaz de Dios” o
también en la condición de “pobre” delante de
Dios.
8. Conforme el alma se aproxima
a Dios, presiente que hay un
estado de oración, en el
sentido de conversión y de
respuesta a Dios que no
terminará jamás.
Orar es detenerse. Dar tiempo a Dios, cada día,
cada semana. Orar es ante todo dirigirse a Dios.
Si no oras te dirigirás a ti mismo. Si ya no oras
permaneces solo; y como que el hombre necesita
un dios, te escogerás a ti mismo por dios y de ese
dios darás a los demás.
9. Si vives lejos de Dios, poco a
poco concluirás; vivo bien sin él.
Si vives sin Él, lentamente le
olvidarás. Si le olvidas, acabarás
por creer que no existe. Cuanto
menos se ora, menos ganas de
orar.
Se va perdiendo el gusto por Dios, el hambre de Dios
y crece la dificultad para estas satisfactoriamente con
Él. Orar no es pedir, esperar, recibir o pretender
conseguir algo. Orar es, ante todo, presentarse
desinteresadamente ante Dios.
10. Orar es también ofrecer. Ofrecer
la vida del mundo, ofrecer la
propia vida. Ofrecerse. Orar no
es esperar hallar gustos sensibles
en la oración, es un obligarse a
detenerse y ceder totalmente ante
Dios.
Es perder tu tiempo desinteresadamente en su
presencia. Es hacer un acto de fe, de adoración y de
amor, que son la base de la plegaria. Que tu plegaria
no dependa de las disposiciones de cada momento
tuyo; regúlala. Dios está siempre presente, siempre
amando, siempre te espera.