“Sonreír es un buen medio para crearse un alma amiga”.
Pero no una sonrisa irónica y burlona, esa sonrisa es un ángulo que juzga y reprueba. Sino la sonrisa amplia, limpia, la sonrisa… al borde de la risa.
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
El valor de la sonrisa
1.
2.
3. Y la crítica y tu consejo darán mejor resultado porque
no habrán lastimado.
Resulta difícil a veces la palabra justa, la actitud
adecuada, el gesto apropiado. Pero sonreír ¡es tan
fácil y arregla tantas cosas!”.
Guy de Larigaudie
“Solamente una pequeña sonrisa en tus labios alegra tu
corazón:
te mantiene de buen humor;
Da paz a tu alma;
conserva tu salud;
embellece tu rostro; suscita buenos pensamientos;
Inspira buenas acciones:
4. Sonríe a ti mismo hasta darte cuenta de que
tu habitual seriedad o eventual severidad
ha desaparecido;
sonríe a ti mismo hasta dar calor a tu corazón
con el sol de tu radiante rostro;
y luego ve a irradiar tu sonrisa:
tu sonrisa tiene ahora una obra que realizar por Dios.
Tú eres ahora un apóstol y tu instrumento de
conquista es la sonrisa.
La gracia que habita en ti, hará tu sonrisa cautivadora
y fecunda.
5. Jesucristo es el Dios de la fiesta, de la alegría.
Todo cristiano tiene que ser alegre, porque de
otra manera, se estaría contristando al Espíritu
Santo y tú eres su templo.
6. Sonríe a los rostros desolados, tímidos, tristes enfermos,
a los rostros frescos y juveniles,
a los viejos y arrugados.
Sonríe a tu familia, a tus amigos, y permíteles
a todos gozar de tu radiante rostro.
Cuenta si quieres el número de sonrisas que tu sonrisa ha
provocado a otros en un día: y ese número te dirá cuántas
veces tú has suscitado contento, alegría, satisfacción,
ánimo, confianza en los corazones de otros. Tu sonrisa
puede llenar una vida de esperanza, de ánimo en los
corazones cansados, oprimidos, tentados, desesperados.
…
Y sonríe también a Dios.
7. Sonríe a Dios en amorosa aceptación de lo que Él
disponga de tu vida y tú mereces gozar de la paz de
Cristo radiante, sonriente, de amor para ti por toda la
eternidad. Todo por Cristo con una sonrisa”.
(Cardenal Cushing, arzobispo de Boston)
8. Reflexión:
1. “Saber sonreír, ¡qué fuerza! Fuerza de
apaciguamiento, fuerza de dulzura, de calma, fuerza
de irradiación…”. ¡En qué momentos de tu vida has
puesto en juego estas fuerzas de la sonrisa?
2. “compensa la dureza de tus palabras con el afecto
de tu mirada, con la sonrisa de tus labios…”. ¡Qué
dificultades encuentras para sonreír precisamente
en esos momentos? ¿Cómo las puedes superar en
la convivencia con tus padres, tus hermanos, con tu
esposa (o), tus hijos?
3. 3. Sonríe a ti mismo, sonríe a los demás, sonríe a
Dios. ¿Qué lleva consigo ejercer este apostolado de
la sonrisa?
9. Aprende de mí a sonreír
Encara los vendavales de la vida con una sonrisa en los
labios