Los animales de circo son sometidos a maltrato físico y encierro perpetuo. Son secuestrados de sus hábitats naturales y entrenados mediante castigos como golpes, para obligarlos a realizar trucos. Viven en jaulas pequeñas cuando no están actuando y deben soportar viajes largos y climas extremos. Su vida se convierte en una tortura constante tanto en el escenario como fuera de él.