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CARTOMANCIA
Bases operativas: filosóficas, psicológicas y metafísicas
Ismael Berroeta
- Santiago de Chile -
- abril de 2007 -
- mayo 2011 -
2
Agradecimientos
El autor dirige sus agradecimientos a Jaime Hales D., abogado, tarotista, escritor y
poeta, director de la Academia Syncronia, de Santiago de Chile.
Perfil
Ismael Berroeta es el seudónimo registrado de Antonio Muñoz Pereira.
Titulado de Ingeniero Agrónomo en 1979 en la Univ. De Chile.
Diplomado en 1988 en Pedologie Tropicale en la Univ. Catholique de Louvain (Louvain
La Neuve).
Diplomado en 2004 en Estudios Holísticos en la Academia Syncronia, Santiago de
Chile.
Practicante de la consulta de tarot, profesor de cartomancia, colaborador de la
revista SOMOS (Santiago de Chile).
Autor de “SOMOS SUFRIDOS. Por qué consultamos el tarot. Estudio empírico”
(2016).
3
CONTENIDO
1. MODERNIDAD Y DESACRALIZACIÓN DEL MUNDO
1.1 Operación y especulación
1.2 Deificación de la ciencia moderna
1.3 Era moderna y gnosis numeral
1.4 Cartomancia contemporánea y gnosis numeral
2. NUMEROLOGÍA PITAGÓRICA
2.1 Importancia del pitagorismo.
2.2 Filosofía del pitagorismo.
2.3 Doctrina pitagórica de los números.
2.4 Significado pitagórico de los números
El Uno, la Ley de la Unidad, su símbolo es el 1.
El Dos, la díada, el binario, La Ley de la Oposición, su símbolo es el 2.
El Tres, la tríada, el ternario, la Ley de la Relación, su símbolo es el 3.
El Cuatro, el cuaternario, la Ley de la Reciprocidad, su símbolo es el 4.
El Cinco, el quinario, el pentagrama, la Ley de la Forma, su símbolo es el 5.
El Seis, el senario, el hexagrama, la Ley de la Armonía, su símbolo es el 6.
El Siete, el septenario, La Ley de la Evolución Cósmica, su símbolo es el 7.
El Ocho, el octonario, La Ley de la Evolución Superior, su símbolo es el 8.
El Nueve, el novenario, la Ley de la Integración Universal, su símbolo es el 9.
El Diez, la década, la Ley de la Unidad Trascendental, su símbolo es el 10.
3. NUMEROLOGÍA HERMÉTICA
3.1 La figura de Hermes
3.2 Fuentes herméticas.
3.3 Los conceptos esenciales del hermetismo.
3.4 Los números como símbolos herméticos
3.5 Haciendo operativo el hermetismo.
4. NUMEROLOGÍA ALQUÍMICA
4.1 En busca de la Alquimia.
4.2 Los conceptos esenciales de la Alquimia y su relación con el símbolo número.
4.3 Alquimia mística y numerología
4.4 ¿Será posible hacer operativa la alquimia?
5. EL TAROT Y LOS NÚMEROS
5.1 Cuestiones generales
5.2 Escarbando en las raíces.
5.3 Tarot y Alquimia
5.4 Las figuras simbólicas y los números en el Tarot.
5.5 El “juego” del Tarot
6. EL LENGUAJE OCULTO DE LOS ARCANOS MAYORES.
El Uno en el Tarot: El Mago
El Dos en el Tarot: La Sacerdotisa
El Tres en el Tarot: La Emperatriz
El Cuatro en el Tarot: El Emperador
El Cinco en el Tarot: EL Sumo Sacerdote
El Seis en el Tarot: El Enamorado
El Siete en el Tarot: El Carro
El Diez en el Tarot: La Rueda de la Fortuna
7. DIMENSIÓN FUNCIONAL DE LA GNOSIS NUMERAL.
7.1 El esfuerzo predictivo de la modernidad frente a las mancias tradicionales.
7.2 Operatividad de los símbolos: los arquetipos.
7.2.1 Los símbolos
4
7.2.2 Los arquetipos ¿qué son?
7.2.3 Lo que no son los arquetipos
7.2.4 El papel de los arquetipos
7.2.5 Nociones sobre algunos arquetipos.
a) El arquetipo de totalidad
b) El arquetipo sombra
c) Los arquetipos anima y animus.
d) El arquetipo madre.
e) El arquetipo de la dualidad opuesta o conflicto
f) El arquetipo de cuaternidad.
g) El arquetipo número.
7.2.6 A modo de síntesis sobre el “funcionamiento” de símbolos y arquetipos
8. LA MAGIA DE LOS NÚMEROS EN EL TAROT
8.1 Numerología determinística en el Tarot
a) Obtención del número personal
b) Obtención del número del año
c) Obtención del número del mes
d) Obtención del número del día
e) El significado del número del día
8.2 La experiencia del Tarot y la lectura mental
a) La experiencia del Tarot
b) ¿Cómo leer el Tarot?. La lectura mecánica o mental
9. YO SOY EL TAROT
9.1 Las dimensiones o formas de trabajo con el Tarot
9.2 El control de lo mental
9.3 Las formas de trabajo meditativo en el Tarot
9.4 El método de la Meditación Activa
ANEXO.
EL LENGUAJE OCULTO DE LOS ARCANOS MAYORES. Este anexo es la continuación de la descripción de
los símbolos contenidos en los Arcanos Mayores iniciada en el Capítulo 6.
5
1. MODERNIDAD Y DESACRALIZACIÓN DEL MUNDO
1.1 Operación y especulación
Es costumbre oír o leer afirmaciones relativas al carácter especulativo de la masonería
contemporánea, carácter cuyo nacimiento se hace remontar aproximadamente al siglo
XVIII. Se pretende que dicha denominación es para diferenciarla de la antigua o primitiva
masonería operativa, aquélla que se ve reflejada en los “manuscritos” o “constituciones”
aparecidos entre los siglos X al XVII. Además, se suele vincular –por tradición, por error o
por afición a las leyendas- la incorporación de los masones aceptados en las logias de los
masones de oficio o constructores al origen de la transformación de la masonería operativa
en masonería especulativa.
Operar (Lat. Operare) significa “producir cierto efecto”. Su palabra derivada operativo
significa “capaz de surtir efecto o de funcionar”. Por su parte, especular (Lat. Speculari)
significa “meditar, raciocinar, pensar”. Su derivada, especulativo significa “que tiene por
objeto la especulación”, es decir, “que tiene por objeto el examen o estudio teórico”.
Está claro que la separación de una masonería operativa -ligada exclusivamente a los
maestros, oficiales y aprendices de la construcción– respecto de una masonería especulativa
–ligada preferentemente a los intelectuales y artistas liberales- es completamente abusiva
y podría constituir nada más que el reflejo de la opinión dominante en una época y una
cultura entre los masones.
La masonería, su método y su tradición nunca han dejado de ser operativos, aunque en grado
menor que antaño y quienes afirman y/o se enorgullecen de que hoy sólo sea especulativa no
hacen sino gala de una profunda ignorancia cuando no de superficialidad. Si la masonería
fuese solamente especulativa, haría mucho tiempo que hubiese abandonado su carácter
iniciático y su contenido simbólico, e incluso, desaparecido. Su carácter iniciático es el que
le permite mantener, continuar y transmitir la tradición. Su contenido simbólico es el que
permite desencadenar el proceso operativo en la “materia filosófica”, o sea, el desarrollo de
la personalidad o psiquis del adepto. Además, la combinación de lo iniciático y lo simbólico
vienen a envolver y proteger el secreto masónico, concepto muy alejado de la simple
circunspección.
La iniciación es un rito de profundo contenido esotérico, el cual, para algunos extraviados no
constituye más que una ceremonia de ingreso o de elevación de grado del tipo “requisito
administrativo”. Sin embargo, si se analiza con detención, se podrá ligar con él de manera
inteligible, descubriendo una buena parte de su simbolismo. El iniciando es un héroe o
viajero que emprende una aventura por una ruta sembrada de pruebas que implican un costo:
morir el que se es para nacer transformado en alguien diferente, más maduro, más
integrado interiormente, abierto o dispuesto a conectar con el conocimiento de otras
dimensiones de la realidad. La vida misma es una perpetua y recurrente iniciación. Cada
6
etapa, cada proceso, cada experiencia tanto de la existencia de una persona o de un grupo
social, tienen un carácter iniciático y se desenvuelve la mayoría de las veces en el ámbito del
inconsciente, tanto individual como colectivo. Por ejemplo, el simple trabajo de preparar un
informe, un estudio o realizar una práctica, implica enfrentarse con lo oscuro (nuestra
ignorancia y desorientación); viajar por el aire (hacer uso de las ideas, la lógica, la voluntad,
sentir la agudeza de la opinión ajena); viajar por el fuego (tener iniciativa, chispa, energía);
viajar por el agua (comprometerse emocionalmente con la tarea venciendo el temor, la
angustia, el desaliento); y vincularse con la tierra (usar nuestro cuerpo a expensas de
nuestra salud y utilizar medios materiales).
Por su parte, los símbolos tienen una importancia crucial, tanto en conjunto como
considerados por separado, como veremos más adelante en detalle, y operan respecto del
inconsciente del adepto, tanto en el interior como en el exterior de la logia. El desafío es
acentuar la comprensión consciente y darse cuenta de su mensaje y de su potencial de tipo
funcional sobre la entidad psíquica humana individual y colectiva.
En síntesis, la iniciación y los símbolos operan, quiéralo o no un individuo o un grupo que
represente una tendencia o una opinión. De allí que la masonería siempre será operativa sin
tampoco renunciar a la especulación. Y, bien considerado, buen cuidado con el uso del
lenguaje habrían de tener quienes insistan que la masonería no es operativa, lo cual,
estrictamente, significa que “no es capaz de surtir efecto ni de funcionar”.
Pero, ¿de dónde viene esta pretensión reduccionista del contenido que puede ofrecer una
cofradía surgida y canalizada en la tradición?. Acontece que, si bien la masonería ha influido
en la sociedad y en la historia de su época y lugar, también ha experimentado la influencia
de la sociedad, la historia y la cultura de su época, más focalizadamente, de la modernidad y
del cientificismo.
1. 2 Deificación de la ciencia moderna.
Gracias a la intuición de algunos y, más propiamente, por el trabajo de investigación
infatigable de otros, cada vez existe mayor consenso en aceptar que la mayor parte de la
historia de la especie humana ha sido vivenciada por sus actores como una realidad sagrada,
entendiéndose lo sagrado tanto como inviolable, como inspiración de veneración, como ligado
de manera esencial a la divinidad, como formando parte de la divinidad. Más aún, para los
antiguos y para los restos de culturas que actualmente sienten y perciben el mundo de esta
forma, el mundo sagrado es la realidad, siendo, por oposición, el mundo profano la
cotidianeidad y las mezquindades diarias del individuo, un mundo de ilusión, el mundo de la
forma o de la manifestación, una instancia transitoria, vana y casual.
Con el correr del tiempo -siglos y milenios-, la humanidad fue desembocando paulatinamente
en una consideración o percepción inversa, proceso que puede denominarse desacralización
de los infinitos espacios antes considerados como sagrados. Una expresión de esta actitud
7
ha sido el nacimiento de la religión o del esoterismo organizado en grupos o sectas, naciendo
como necesidad consagrar espacios específicos y localizados, atribuyéndoles dedicación a
los dioses, al culto de los mismos o de la espiritualidad.
Sin embargo, no es esta categoría relacionada con lo sagrado la única en la cual se han
experimentado cambios importantes. Por ejemplo, se puede advertir fácilmente la tendencia
del hombre contemporáneo por la cuantificación de su mundo. Por el contrario, el hombre
antiguo se desenvolvía en la esfera de la cualificación. Esto se verifica en la importancia que
tienen hoy la necesidad de medir y mensurar, de usar estadísticas, de definirse el presente
y el futuro de cada persona por cuánto tiene o cuanto acumulará.
“Entre los rasgos característicos de la mentalidad moderna,… [se encuentra]… la tendencia a reducirlo todo al
punto de vista cuantitativo, tendencia muy marcada en las concepciones “científicas” de estos últimos siglos, y
que, por lo demás, se destaca también claramente en otros dominios, concretamente en el de la organización
social, de suerte que… nuestra época casi se podría definir como siendo esencialmente y ante todo “el reino de la
cantidad” “.
1
En el ámbito del trabajo, esta categoría está hoy asociada a su intercambio por dinero como
cualquiera otra mercancía, a su medición en horas como empleo de fuerza de trabajo y no,
como antiguamente, a un valor específico vinculado a determinada tarea que involucraba un
compromiso cualitativo. El arte es una categoría estética mas bien reciente y antiguamente
no se hacía diferencia entre arte y artesanía. El artista griego –lo consideraba deshonroso-
nunca hacía dos piezas iguales y no cabía en sus metas la fabricación en serie. El “…carácter
cuantitativo… de la industria moderna… al rodear constantemente al hombre de los productos de esta industria,
al no permitirle por decirlo así ver ya otra cosa…, se le obliga verdaderamente a encerrarse en el círculo
estrecho de la “vida ordinaria” como en una prisión sin salida. En una civilización tradicional, al contrario, cada
objeto, al mismo tiempo que era perfectamente apropiado como es posible al uso al que estaba inmediatamente
destinado, estaba hecho de tal manera que, en cada instante,…en lugar de tratarle en cierto modo como una cosa
muerta… podía servir de soporte de meditación al ligar al individuo a algo más que la simple modalidad
corporal…”
2
La concepción antigua –y sagrada- del universo consideraba a éste como a una esfera, cuyo
centro podía estar en cualquiera de los innumerables puntos del todo y a partir del cual se
extendía la realidad en múltiples direcciones y distancias infinitas. El centro podía estar en
cualquier parte y podía ser tanto el propio individuo como un lugar consagrado, como un
templo o un sitio relevante de una ciudad. Por eso el mundo se representaba a través de un
punto, cruce de dos líneas o cruz, o un círculo, representación este último en el plano de la
esfera universal. “…la esfera es la forma primordial, por que es la menos “especificada” de todas, al ser
semejante a ella misma en todas las direcciones, de suerte que, en un movimiento de rotación cualquiera
alrededor de su centro, todas sus posiciones sucesivas son siempre rigurosamente superponibles las unas a las
otras. … esta forma esférica es, en todas las tradiciones, la del “Huevo del Mundo”, es decir, lo que representa
1
Guénon, René. 1945. El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
2
Guénon, René. 1945. La degeneración de la moneda, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
8
el conjunto “global” en su estado primero y “embrionario”, … por lo que, … la forma esférica perfecta, o la forma
circular que se le corresponde en la geometría plana… no se encuentra nunca realizada en el mundo corporal”.3
Si los conceptos geométricos anteriores los ligamos con el de cuantificación del mundo,
vemos que la tendencia a la cantidad no podrá considerar los espacios como infinitos, sino
como mensurables y reductibles a tramos o a distancias acotadas. Este enfoque es el que se
relaciona con los ejes cartesianos en dos o tres dimensiones y con una representación
opuesta a la esfera, como es el cubo o el paralelepípedo recto. “… el cubo es al contrario la forma
más “fijada" de todas,… la que corresponde al máximo de “especificación”; esta forma es también la que se
atribuye, entre los elementos corporales a la tierra, en tanto que ésta constituye el “elemento terminal y final”
de la manifestación en este estado corporal; y… corresponde también… a lo que hemos llamado el “punto de
detención” del movimiento cíclico. … esta forma es en cierto modo la del “sólido” por excelencia, y simboliza la
“estabilidad” en tanto que ésta implica la detención de todo movimiento; por lo demás, es evidente que un cubo
que reposa sobre una de sus caras es… el cuerpo cuyo equilibrio presenta el máximo de estabilidad”.
4
Otra manifestación de los cambios que hacemos notar es relativa a los planos en los cuales
se desplaza la psiquis humana. El hombre antiguo se desenvolvía –y esto se liga con su
concepción sagrada del mundo- en el plano de la intuición, más propiamente de su
inconsciente y del inconsciente colectivo, es decir el de la especie. Los hechos eran
interpretados como señales de la divinidad y podían ser faustos o infaustos, afortunados o
desgraciados, auspiciosos o desfavorables. La potencia o los designios de la divinidad así
como los mitos eran considerados categorías de pensamiento válidas para preparar todo
tipo de emprendimientos que iban desde un parto o nacimiento, pasando por una boda hasta
una guerra. No en vano los oráculos eran consultados por el más modesto de los miembros
de la comunidad hasta por el más rico y poderoso.
Esta manera de enfrentar el mundo fue siendo paulatinamente desplazada por el uso de la
razón y lo mental. No digamos por el uso de la inteligencia, pues eso sería caer en el mismo
desprecio que los modernistas han caído en los últimos tres o cuatro siglos por quienes nos
precedieron. El punto de discusión no está en el uso de la lógica y de la información, sino en
cuál es la dimensión en la que se mueve el ser, cuáles son las categorías conceptuales que
corresponden a ella y cuál es el tipo de información que se está dispuesto a usar. “… cuanto
más estrechamente limitada es una concepción, tanto más estrictamente “racional” se la considera; por lo
demás,… desde los enciclopedistas del siglo XVIII, los más acérrimos negadores de toda realidad suprasensible
aman particularmente invocar la “razón” a todo propósito y proclamarse “racionalistas”. No obstante, cualquiera
que sea la diferencia que haya entre ese racionalismo vulgar y el racionalismo propiamente filosófico, no es en
suma más que una diferencia de grado…”
5
El hombre actual está mucho más expuesto al daño psíquico, más expuesto a la
desorientación y al terror al vacío espiritual. Ello se debe a su alejamiento de su propio
inconsciente, al no saber cómo encontrarse a sí mismo. El hombre antiguo podía vivir con
3
Guénon, René. 1945. De la esfera al cubo, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
4
Guénon, René. 1945. De la esfera al cubo, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
5
Guénon, René. 1945. Los postulados del racionalismo, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
9
mayor conformidad, pues la ligazón con su inconsciente era un proceso natural. El ejemplo
más a mano lo constituyen los sueños. Para más de algún contemporáneo los sueños no son
más que fantasías, sin embargo, para el antiguo, o un habitante actual originario del
Amazonas o del África Central, los sueños son parte de su mundo real. Los sueños son
recordados, relatados en comunidad e interpretados como mensajes de lo divino que está en
el interior del ser, cosa tan difícil para nosotros.
Cuando se es niño o ser inmaduro, se vive en el mundo de lo colectivo, tanto del inconsciente
como del consciente colectivo. El ser inmaduro carece de opinión propia u original, por eso
que cuando se le interroga o debe tomar una decisión reacciona entregando juicios que no
son más que las opiniones de los adultos y que le han sido transmitidas consciente o
inconscientemente. Con el tiempo, en la medida que se conozca más a sí mismo, estará en
condiciones de ir madurando y desatar su proceso de individuación, o sea, de determinarse
como un individuo diferente dentro de la especie porque tiene un mayor conocimiento y
dominio de sí mismo, capturando la dignidad y el aplomo para hacerse un espacio y un
respeto. El proceso de individuación es el esfuerzo y la acción de conectar con el aspecto
inconsciente y –a través de lo mental- comprender los mensajes del personal lado oculto y
del lado oculto de nuestra especie. Aunque no debería ser así, el concepto no es fácil de
manejar en términos académicos, por lo cual hemos recurrido a la descripción que de él hace
Nichols: “… es fácil comprender por qué Jung escogió para este proceso de autorrealización el nombre de
individuación. Enfrentándonos a los arquetipos y liberándonos a la vez de las coacciones a las que nos someten,
uno se vuelve cada vez más capaz de responder a la vida de una manera individual. Como hemos visto, el
comportamiento de aquellos que desconocen los arquetipos está condicionado por fuerzas invisibles. Es algo tan
rígidamente programado como el comportamiento instintivo de los pájaros y de las abejas, que reaccionan
siempre de una manera preestablecida a idénticos estímulos; aparearse, anidar, emigrar, etc., que efectúan
según modelos idénticos generación tras generación. Así pues, cuando un ser humano ha completado un cierto
grado de conocimiento de sí mismo, es capaz de efectuar elecciones distintas de la bandada y expresarse de
una manera que es la suya propia. Al haber establecido contacto con su propio y verdadero sí-mismo ya no se
agobiará más por las críticas de los demás, sean internas o externas. …Será capaz de examinar las costumbres
sociales y las ideas, y adoptarlas o no según su elección. Será libre de actuar de manera que colme sus
necesidades internas más profundas y de expresar lo más auténtico de sí mismo.6
”. Y agrega: “…a medida que
una persona gana independencia para ser inconformista, gana a la vez seguridad personal para ser conformista.
Como Jung señaló frecuentemente, una persona individuada no es lo mismo que una persona individualista. No
trata de conformarse con las costumbres, pero tampoco siente la necesidad de desafiarlas. No trata de
separarse de sus compañeros adoptando vestimentas extrañas o comportamientos fuera de lugar. Por el
contrario, se siente realmente como expresión única de la divinidad, no tiene necesidad de demostrárselo a
nadie.7
Han sido los cambios históricos y culturales que hemos descrito tan rudimentariamente los
cuales explican la importancia que da la sociedad actual al desarrollo de la mente, con un
olvido y desprecio sorprendentes por el inconsciente –la verdadera conciencia-. Al respecto,
6
Nichols, Sallie. 1988. Jung y el Tarot. Un viaje arquetípico. Editorial Kairós, Barcelona. 537 p. Edición original
1980.
7
Nichols, Sallie. 1988. Jung y el Tarot. Un viaje arquetípico. Editorial Kairós, Barcelona. 537 p. Edición original
1980.
10
entendemos por conciencia la facultad de poder conectar con el alma, interpretando los
mensajes de lo oculto o inconsciente. Un analista jungiano diría que el hombre o la mujer
modernos sufren una psicopatía caracterizada por la inflación o hipertrofia de lo mental.
Por tanto, el gran desafío para el hombre actual es lograr avanzar en su proceso de
individuación y mantener la conciencia de sí. Los cambios a los cuales nos hemos referido se
fueron dando en contextos históricos definidos y alcanzaron su expresión más clara con el
advenimiento de la modernidad. La modernidad, como época, y el modernismo, como
corriente de pensamiento, tuvieron sus albores en Europa en el siglo XVI y se afianzaron en
los siglos XVII y XVIII, teniendo como base el movimiento ilustrado, el racionalismo y la
aspiración de libertad.
El modo de producción capitalista pudo dar un gran salto a partir de la circunnavegación del
globo y realizar el proceso de acumulación originaria, efectuando la explotación de los
territorios coloniales y sus habitantes. La concentración de riqueza en una nueva clase en
ascenso, ávida e industriosa –la burguesía- ligado ello a la acumulación de conocimientos y
nuevas técnicas, marcaría el lanzamiento de una nueva era.
La inspiración del nuevo enfoque de la vida y del mundo que superaba la visión medieval
europea, tiene un hito en las formulaciones cartesianas, las cuales permiten resolver las
aspiraciones cognitivas separando la voluntad y el pensamiento individuales de la voluntad o
designio divino, representado este último por el poder ideológico del catolicismo. El aspecto
revolucionario de las nuevas ideas y la violencia con la cual fueron perseguidas así como la
violencia con la cual a su turno fueron impuestas tuvo en gran medida su origen en la
dictadura de la religión, devenida una autoridad asfixiante y cruel, una ideología
institucional que se arrogaba la intermediación entre el individuo y la divinidad, entre el
individuo y su propio ser más íntimo y, para peor, impedía razonar libremente encontrando
explicaciones fundadas en la realidad tangible, pues toda interpretación ajena a lo aceptado
por el clero se definía como herética y penalizable, incluso mediante castigos cruentos.
El ser había sido considerado por la ideología religiosa dominante como una gracia otorgada
por la divinidad y el pensamiento debía mantenerse dentro del esquema de verdades
autorizado por la tiranía espiritual ejercida desde el papado. El planteamiento cartesiano
vendría a ser la primera piedra del edificio mental que albergaría dos estructuras en el
plano de las ideas: el principio de libertad del individuo para raciocinar en forma
independiente y la creación del pensamiento científico. El principio de libertad representa
el ansia de romper con las cadenas ideológicas de la religión y se ampliaría a la libertad
social, política y económica, esta última en el sentido de libertad para emprender y
contratar.
La creación del pensamiento científico, por su parte, requirió de un agregado, la técnica, por
eso se acostumbra a mencionarlos juntos. La ciencia fue estableciendo su método y sus
metodologías en todas sus ramas. Se levanta una o varias hipótesis y éstas se comprueban
mediante experimentos o verificaciones repetibles; se usan estadísticas y pruebas de
11
confianza. La ciencia sostiene -y así lo demostró- que repitiendo o reuniendo las mismas
condiciones podrán repetirse o reproducirse los hechos que esas condiciones determinan. La
ciencia fue así construyendo su visión paulatinamente, de la mano de la técnica,
circunstancia que potenció y multiplicó la eficacia del capital y el sometimiento del
trabajador a aquél. Tal fue la potencia, dominio y arrogancia de los adoradores de la ciencia
que la erigieron en una nueva fe, sin cuyo tamiz no se daba ninguna afirmación por cierta,
incluidos los hechos o estados relativos al espíritu del ser humano o Uno Mismo.
La ciencia prestó herramientas al análisis de la sociedad, naciendo la sociología e incluso,
una escuela psicológica, el conductismo, tuvo la pretensión de ser la única tendencia de
carácter científico dentro de esta rama del saber.
Considerando la potencia e influencia del pensamiento moderno, surgido en paralelo con el
establecimiento de la francmasonería del rito escocés, no es de extrañar que esta última,
así como sus miembros en particular, hayan sido influidos como para desorientarse respecto
de la significación o trasfondo operativo de sus propios ritos y símbolos. Sin embargo, son
estos mismos ritos y símbolos, su espacio consagrado, su vinculación con la tradición
universal o unánime los que han contribuido a su existencia actual. Si no hubiera sido así, si
la francmasonería hubiese abdicado completamente, sustituyendo su doctrina por conceptos
extraídos del mundo profano, del mundo de la razón y la cantidad, habría pasado a la
historia como una de tantas instituciones que desaparecen en el espacio mercantil de la
sociedad capitalista. Una de las expresiones de esa influencia modernista ha sido la
pretensión –ya señalada- de que la masonería es “especulativa” y habría superado a la
antigua masonería “operativa”. No ha sido una casualidad que los propios símbolos y ritos
impidan que la francmasonería sea sólo especulación. Es que los símbolos y ritos no tienen
otro objeto o significación que ser operativos, es decir, operan en los adeptos en la misma
dimensión que operó en su momento lo sagrado en el hombre antiguo.
1.3 Era moderna y gnosis numeral.
Por Gnosis, debemos entender –dice René Guénon8
- ese Conocimiento Tradicional que
constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han
trasmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las
Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida. La iniciación –
continúa Guénon- tiene como fin la conquista del Conocimiento Integral, que es la Gnosis en
el verdadero sentido de la palabra. Por su parte, para Oswald Wirth9
, la Gnosis o
conocimiento iniciático tiene por características ser progresivo, personal, incomunicable y
mistérico.
8
Guénon, René. 1910. “La Gnosis y la Francmasonería”. Artículo publicado en “La Gnose”, número de marzo de
1910, con la firma de Palingenius.
9
Wirth, Oswald. Ver L'Initiation Maçonnique, artículo publicado en L'Initiation, 4º año, nº 4, enero de 1891.
Citado por Guénon.
12
La Numerología parte de la base que los números no son sino símbolos, que constituyen una
forma particular de acceder a ese Conocimiento Tradicional o Integral al cual hace
referencia Guénon. Se cuenta que los pitagóricos10
enseñaban que los números tienen una
significación independiente de la que indican sus signos. Los números representan
cualidades; los signos representan cantidades. Es decir, los números son símbolos o acordes
que operan en el plano espiritual; en cambio, los signos numéricos son grafismos utilitarios
para ser usados por la mente y medir las cosas en el plano material. Ahora bien, la expresión
Gnosis Numeral no hace sino relacionar conocimiento iniciático con Numerología dejando
explícita su especial condición de método para tener acceso a un saber oculto a través de
los símbolos numéricos.
Ahora bien, la Gnosis Numeral conlleva dos aspectos muy relacionados, los cuales es preciso
distinguir, pues a menudo se presentan ante la conciencia humana tan entrelazados que
podrían confundirse como si fueran lo mismo. El primero de ellos, es el aspecto filosófico-
hermético, perfilado como un conocimiento holístico o arte de reflexionar sobre el
macrocosmos y las relaciones del hombre con el cosmos. El segundo de ellos, es el aspecto
alquímico o psicológico-arquitectural, considerado como un conocimiento de la psiquis
humana o Uno Mismo y de las claves operativas para construir la personalidad del adepto.
El enfoque filosófico-hermético estima que el acceso al Conocimiento no sería un proceso
racional o simplemente mental, sino un proceso espiritual, quizás una expresión un tanto
vaga para definir algo que tampoco ha podido ser desentrañado ni por la ciencia ni por la
sicología, que consiste en una actividad de la psique, íntima e individual, intransferible, a
través de la cual se accede a la comprensión del cosmos y de la relación de éste con el ser
humano por mecanismos tales como la manifestación, la revelación, la intuición, la analogía.
El enfoque alquímico de la Gnosis Numeral, en cambio, es un ámbito de conocimiento que
tiene, a su vez, dos campos complementarios. Uno de ellos, el proceso racional de análisis e
identificación de los diversos aspectos de la personalidad o psiquis humana. El otro, una
praxis para contribuir al perfeccionamiento de este complejo microcosmos que es la entidad
humana, proceso denominado Gran Obra o Piedra Filosofal, que conduciría a la búsqueda del
Arquetipo o Ser Humano Ideal. Esta aspiración, para quien quisiera aceptar el desafío, no
tiene más que una palabra que pueda sintetizarla: rigor. Pero nada tiene que ver con el rigor
o el poder de la autoridad o la capacidad de administrar a las otras personas, sino el rigor
sobre el propio adepto o Uno Mismo. Las operaciones alquímicas no son sólo mentales,
espirituales o energéticas, sino que son también materiales pues la búsqueda del
perfeccionamiento incluye la estructura corpórea densa o cuerpo físico. Evidentemente,
estas afirmaciones caen en el campo de la alquimia mística o espiritual, fuera del campo de
la alquimia metálica.
10
Aristóteles, Capítulo V. De los Pitagóricos. Doctrina de los números. Parménides, Jenófanes, Meliso. Libro
I de Metafísica.
13
Este conocimiento al que nos estamos refiriendo, entonces, involucra diversas formas de
abordarlo o de conectarse con él. Una manera sería intentar comprenderlo mediante la
razón o entendimiento, lo cual sería una ganancia desde el punto de vista erudito, y
convertiría al interesado en una persona más culta o versada en estas materias, digamos
capaz de especular o raciocinar con estas imágenes y conceptos. Otra, sería vincularse con
el tema en un nivel o esfera diferente a la razón, en la espiritualidad o intuición, accediendo
a una comprensión íntima y subjetiva, como corresponde al plano iniciático o del secreto al
cual se conecta por revelación o espontaneidad, forma de apropiarse en forma operativa de
estos conocimientos. Cada expresión de la “materia filosófica” o individualidad o iniciando
tendrá que adoptar una opción o camino para seguir al respecto.
La Numerología o Gnosis Numeral o Simbología Numérica, ha constituido parte sustantiva
del conocimiento esotérico, la tradición iniciática o tradición unánime, en las múltiples
manifestaciones culturales que se han expresado desde tiempo inmemorial: el pitagorismo,
el hermetismo o doctrina hermética, la alquimia o expresión operativa de la anterior, la
Cábala o tradición judía, el Tarot y, por lo demás, el simbolismo masónico.
Realizados esos comentarios de tipo general, cabe acotar los alcances del presente trabajo.
Algunos estudios sobre numerología se orientan en un sentido mas bien conceptual o
filosófico, manteniéndose dentro de la herencia pitagórica o de la tradición cabalística. En
este medio, la propuesta consiste en vincular los números naturales a determinados
conceptos, los cuales están estructurados de tal forma que llegan a ordenarse en un sistema
o modelo, el cual sería tanto un reflejo del universo como del ser humano. Para
fundamentarlo, se acostumbra a citar la célebre frase tomada de la Tabla Esmeraldina:
“Como es arriba, es abajo”. Estos enfoques dedican un espacio menor a los aspectos
operacionales o aplicaciones numerológicas, dejando la impresión que su uso es materia de
especialistas con un don o gracia natural, vedado a quienes carecen de aptitudes para este
arte. Un tipo diferente de estudios, por el contrario, dejan a un lado las consideraciones
sistémicas o conceptuales, centrándose en la aplicación práctica de la Gnosis Numeral. En
esta categoría entran los libros sobre el tarot, el uso del I-Ching y aquéllos que propenden a
realizar juegos con matrices o aritmológicos.
Ahora bien, en el nivel contemporáneo que se encuentran los grupos hermetistas –entre
ellos la francmasonería-, habría conformidad con simples descripciones o
conceptualizaciones con diferente grado de profundidad. Se tiende a reconocer que hay un
valor cualitativo de los números que se encuentra contenido en los símbolos masónicos,
digamos coagulado o cristalizado, y que –de alguna forma que nadie describe exactamente-
va a penetrar en el adepto como una especie de proceso osmótico. En ocasiones, un aprendiz
más inquieto se preguntará si debiera permanecer como un bobo mirando las figuras y
representaciones establecidas en el interior de la logia, esperando recibir la luz desde una
dimensión desconocida.
14
La pretensión de este trabajo, en lo que pudiera considerarse de distinto a la moneda
corriente es –partiendo de una conceptualización general- disponer de una mirada que
vincule el símbolo número con el símbolo figurativo de una manera funcional y operativa,
usando métodos que permitan activar los símbolos, haciéndolos presentes en la realidad
virtual o psiquismo del adepto, en el marco de un proceso que podría ser desencadenado a
voluntad. El objetivo obvio será proporcionar pistas, señales, criterios útiles para contribuir
a conocerse a sí mismo, controlar el entorno personal y colectivo, e incluso la producción de
mensajes de tipo oracular o adivinatorio.
1.4 Cartomancia contemporánea y gnosis numeral.
El empleo de la cartomancia y, más específicamente, del Tarot, implica la vivencia de una
contradicción, la cual tendría su causa tanto en el método de usarla (las tiradas de cartas)
como en los elementos presentes en las cartas. Los elementos de contenido son, por una
parte, los arcanos expresados mediante personajes o escenas y, por otra, los números de las
cartas. En la operación cartomántica los opuestos que conviven en forma dialéctica son el
desorden (la aparición al azar de los arcanos) y el orden (los números y la disposición de las
cartas en la tirada).
Desde el punto de vista corriente o mental, en la experiencia vital se da tanto el orden (una
estructura o una enumeración o una serie física o temporal) como el desorden (la ausencia
de estructura o de una cantidad, luego, la falta de una lógica). Sin embargo, desde el punto
de vista espiritual o del alma o de la intuición, sólo existe el orden, el cual podría ser, en
primer lugar, de tipo absoluto o sincrónico (aquél dado sin razón de causa y atemporal)
establecido en forma universal tanto en el mundo real como en el de las ideas, por una razón
que se encuentra más allá del intelecto humano y, en segundo lugar, de tipo relativo o
restringido o mental (establecido por la razón o intelecto humano para comprender un
fragmento de un realidad demasiado vasta).
En el juego del Tarot –decimos juego en sentido amplio pues se requiere una actitud lúdica
del participante, un involucrarse- se van combinando el orden y el desorden, lo determinado
y lo indeterminado, lo estructurado y el azar. El tarotista puede escoger una tirada
cualquiera, es decir, un esquema u orden de disposición para las cartas que les establece
lugares y funciones específicas (diagnóstico, sugerencia, pronóstico, etc.) pero las cartas
mismas son seleccionadas al azar por el interesado (pues están vueltas boca abajo). Un
segundo elemento de orden es el número que aparece en cada carta seleccionada y que
aporta conceptos y pronósticos. Sin embargo, usando esos números, se puede, mediante
juegos aritmológicos, obtener nuevos números, que conducen de manera inesperada a nuevas
cartas y, por tanto, a nuevas sugerencias y pronósticos. Y un elemento de azar siempre
presente: la lectura la realiza una persona y es por intermedio de las complejidades de su
espíritu, a través de su mente, de su subjetividad y su intuición que se manifiesta el
mensaje que jamás deja de tener un sentido. Este segundo elemento de caos es la
15
inspiración estimulada por las escenas, personajes y símbolos, la cual favorece la
constelación de arquetipos diversos, sin un concierto preestablecido.
Los números como cualidades y simbolismo arcano pueden tener una interpretación según un
patrón o tipo más generalmente aceptado, sin embargo, también pueden tener diversos
sentidos o concepciones según las culturas, las épocas, localidades y también según el
entender de las personas que descifran los símbolos e intentan explicar estos conceptos.
Podrán coexistir diversos enfoques, los cuales tendrán puntos en común –pues parece haber
una raíz compartida en la gnosis numeral- pero que podrán diferenciarse e identificarse las
fuentes así como los matices que las distinguen. En la materia que nos atañe, la gnosis
numeral ligada a la cartomancia, se tendrá en consideración a tres fuentes: el pitagorismo,
el hermetismo y la alquimia, pues poca duda hay respecto a la carga simbólica que esas
corrientes espirituales han aportado a los números. Aunque el Tarot tiene un potencial de
inspiración basado esencialmente en sus personajes y sus escenas y el número es un
elemento adicional o complementario, la presencia del número en una carta de tarot le
agrega una carga o potencia adicional nada despreciable. Ahora, ese potencial arquetípico no
es especulativo o erudito sino que cuenta con fines operativos, es decir, con una acción y
resultado efectivos en el sí mismo del adepto y no meramente en su mente.
Probablemente alguien podrá echar en falta que no se haga referencia en este trabajo al
punto de vista cabalístico. No podremos darle en el gusto. A nuestro entender la Cábala
hebraica ha tenido un desarrollo aparte de las otras escuelas de pensamiento, focalizada en
áreas restringidas de Europa occidental y mas bien bajo su expresión como Cábala Cristiana.
La Cábala carece de una relación inmemorial comprobada con las otras fuentes y con el
tarot. Por ejemplo, la vinculación entre Cábala y hermetismo es reciente y se sabe que el
inicio del intento de síntesis se encuentra en la Italia renacentista. Recién “alrededor de 1460
un manuscrito griego procedente de Macedonia llegó a Florencia traído por un monje, uno de los muchos agentes
destacados por Cosme de Médicis para la búsqueda y recopilación de manuscritos. En el manuscrito se hallaba
incluida una copia incompleta del Corpus Hermeticum”11
Cosme ordenó a Marsilio Ficino (1433-1499)
que emprendiera inmediatamente la tarea de traducir la obra de Hermes Trismegisto. El
Corpus fue impreso por primera vez en 1471 y provocó un verdadero revuelo tanto en Italia
como en otras partes de Europa conociendo numerosas ediciones, sea por separado o
incluido dentro de recopilaciones. Ficino, un filósofo neoplatónico cristiano, asimiló la
doctrina hermética, la incorporó en su pensamiento y la reflejó en sus obras. Faltaba un
paso y éste lo dio su discípulo Giovanni Pico Della Mirandola (1463-1494). “…contemporáneo de
Ficino aunque algo más joven que él,… adquirió de su maestro el entusiasmo por la magia naturalis, que Pico
aceptó y propugnó de forma mucho más vigorosa y abierta que el propio Ficino. Sin embargo, la importancia de
Pico, dentro de la historia de la magia renacentista, es debida a que añadió a la magia naturalis un nuevo tipo de
magia complementario. Este otro tipo de magia con el que Pico enriqueció el bagaje de los magos renacentistas
fue la cábala práctica o magia cabalística”12
.
11
Yates, Frances. 1983. Giordano Bruno y la Tradición Hermética. 529 p. Ariel Filosofía. Barcelona. Ed. Original
en inglés de 1964.
12
Ídem.
16
Por su parte, las opiniones que pretenden ligar la Cábala con el Tarot son aún más recientes,
algunas del siglo XIX y otras del siglo XX, nacidas de inspiraciones entre 500 a 600 años
posteriores a la aparición de la baraja esotérica. No tienen nada de histórico, ni cultural, ni
antropológico. Tampoco de tradicional, en el sentido estricto, pues carecen de una
transmisión inmemorial ininterrumpida de maestro a discípulo. Nos referimos a la opinión de
Papus13
, la cual es absolutamente intuitiva, proviene de su inspiración en la magia. Otra, la de
Federico González, representante contemporáneo del “tradicionalismo” quien, aunque dedica
un libro completo a vincular el Tarot con la Cábala14
, no aporta ninguna prueba real, salvo su
profunda fe en el vínculo. No pretendo desprestigiar ni confundir a nadie. Ambos
pensadores tienen en común un vasto conocimiento erudito de la Cábala Cristiana y de la
filosofía hermética, el primero destacado por su convicción y trabajos sobre la magia y, el
segundo, por su conocimiento alquímico y sus trabajos sobre el simbolismo antiguo
americano.
A mi modo de ver, Papus no ha realizado más que una hábil superposición o acomodo de las
cuatro letras hebraicas de la palabra sagrada “javé” (iod, he, vau, hé), convertida en un
cuaternario que coincide con los cuatro elementos alquímicos, con las cuatro letras latinas
de la palabra INRI (lesus Nazareus Rex ludeorum), con las cuatro letras de la palabra
TARO y con las cuatro cartas de la corte del Tarot (rey, reina, caballero, paje), para
continuar asimilando los 22 arcanos mayores del Tarot con los 22 senderos del árbol
sefirótico cabalístico. Papus afirma que este libro sagrado en imágenes que es el tarot,
proviene del Libro Sagrado de Toth del antiguo Egipto, que oculta la sabiduría hebraica y
que ha sido conservado por los gitanos. “Los bohemios poseen una biblia; esta biblia les facilita el diario
vivir, pues con ella predican la buenaventura; esta biblia es también un motivo continuo de ocio, puesto que les
permite entretenerse jugando. Sí, ese juego de cartas denominado Tarot, que poseen los bohemios, es la biblia
de las biblias. Es el libro de Thot-Hermes-Trismegisto, es el libro de Adán, es el libro de la revelación primitiva
de las antiguas civilizaciones”15
. Para dar mayor fuerza a sus afirmaciones sobre la palabra
sagrada que le sirve de fundamento, agrega: “Este nombre que los israelitas no pronuncian jamás, y
que el gran sacerdote decía una vez al año en medio de los gritos del pueblo profano, es aquel que se halla en la
cima de todas las iniciaciones, aquel que irradia en el centro del triángulo resplandeciente correspondiente al
grado 33 de la Masonería Escocesa, aquel que se instala sobre el pórtico de nuestras viejas catedrales; está
formado por cuatro letras hebreas y se lee: iod-hé-vau-hé”16
.
Federico González explica la relación de los arcanos o láminas del tarot, tanto los mayores
como los menores (cartas numerales y cartas cortesanas) con los sefiroth del Árbol de la
Vida cabalístico. Además, señala la identificación que realizan algunos tarotistas de las
letras del alfabeto hebreo con cada uno de los arcanos mayores. Sin embargo, tiene la
prudencia de advertir que “No todos proceden exactamente de la misma manera en la cuestión de las
equivalencias, y esto puede dar lugar a distintos diagramas sefiróticos en que los senderos queden signados por
13
Seudónimo del ocultista francés Gérard Anaclet Vincent Encausse (1865-1916). Obra “El Tarot de los
Bohemios”.
14
González, Federico. “El Tarot de los Cabalistas”. Vehículo Mágico. Buenos Aires. Kier, 1993. 190 p.
15
Papus. “El Tarot de los Bohemios”.
16
Ídem.
17
cartas del Tarot distintas”17
, como intuyendo que no es difícil caer en formulaciones artificiosas
cuando se intenta ligar productos culturales diversos cuyo origen y conocimiento se manejan
en forman fragmentaria, por carecer de una transmisión verdadera.
En definitiva, la relación entre Cábala y Tarot se basa en una actitud de profunda fe y de
intuición, la cual, aunque respetable, no es demostrable. Sin embargo, como la función de los
oráculos es operativa, o sea, inducir al iniciado o practicante a conectar con el sí mismo o
inconsciente o alma, si dicha conexión es operada y se encuentra una respuesta que
proporcione serenidad, plenitud, madurez, no habría nada que objetar.
17
González, Federico. “El Tarot de los Cabalistas”. Vehículo Mágico. Buenos Aires: Kier, 1993. 190 p.
18
2. NUMEROLOGÍA PITAGÓRICA
2.1 Importancia del pitagorismo.
Al acudir a una librería o buscando libros digitales en Internet, usted podrá descubrir
textos tanto de numerología como de matemáticas. Al consultarlos, se encontrará con que
ambos tipos de obras, en su mayoría, tratan sus materias sin más. Será muy extraño que
expliquen y fundamenten el origen -y si no el origen al menos un punto de inflexión
histórico- de tales conocimientos, como si mágicamente el logos numérico y el logos
matemático hubiesen nacido con el autor. Nada más mezquino ni presuntuoso que tal
realidad literaria, pues ambas ramas de conocimiento son deudoras, al menos en su fuente
occidental, de un movimiento espiritual e intelectual conocido como pitagorismo, cuyo inicio
histórico tuvo lugar con la vida y obra de su primer líder: Pitágoras. Dudar de la existencia
histórica de Pitágoras es como dudar de la realidad histórica de una persona llamada Jesús
de Nazaret. Una cosa distinta será polemizar sobre los detalles de su existencia, pues nada
hay al respecto que pueda probarse de manera documentada, en atención a que quienes
opinaron sobre ellos vivieron en forma muy posterior y sin aclarar sus fuentes.
Los pitagóricos florecieron entre los siglos VI y IV antes de nuestra era. Se distinguirían
varias generaciones de sabios pitagóricos18
entre los años 530-360:
1ª Generación (530-500): Pitágoras.
2ª Generación (520-480): Hipaso de Metaponto, Alcmeon.
3ª Generación (480-430): Matemáticos anónimos.
4ª Generación (440-400): Filolao, Teodoro.
5ª Generación (400-360): Arquitas de Tarento
Desplegaron actividad múltiple: filosófica, científica y social. Filosófica, al raciocinar sobre
los fundamentos últimos y primeros principios de la existencia; científica, al trabajar
intelectualmente con las matemáticas y aplicarlas por primera vez a la física; y social, al
fundar comunidades, sectas o grupos organizados, estratificados en grados de evolución
personal, y con una proyección moral y política sobre el entorno humano.
El líder y maestro fundador, Pitágoras, habría tenido una vida dedicada al estudio laborioso
de conocimientos filosóficos, científicos y esotéricos de fuentes egipcias y quizás
babilónicas, existencia que tuvo ribetes azarosos y novelescos, regresando del oriente
medio a su natal Grecia para asentarse en las colonias griegas de itálica. Dejó una huella
profunda entre sus contemporáneos y las generaciones posteriores, tanto de la antigüedad
como de épocas más recientes, hecho reconocido actualmente no sólo por los historiadores,
18
De Guzmán Ozamiz, Miguel (Universidad Complutense). “Lecciones Pitagóricas para El Siglo XXI”. Capítulo
“Orígenes del Pitagorismo”. 1986. Cita de van der Waerden.
19
sino por filósofos y matemáticos ilustres, quienes no dudan en sostener que ese
pensamiento ha sido, seguramente sin proponérselo, uno de los más influyentes en el
desenvolvimiento intelectual de occidente.
La secta pitagórica original tuvo un término trágico, pues su sede fue destruida y sus
líderes fueron asesinados, bajo la justificación de mezquinos intereses materiales, además,
de paso, aprovechando de librarse de la influencia de una ideología de estricta ética
orientada al bien común. No se sabe en verdad si el maestro Pitágoras falleció en ese
exterminio o si logró exiliarse. Lo que sí hay que reconocer es que los pitagóricos, de ahí en
adelante, continuaron como discretas escuelas de pensamiento y nunca más tuvieron una
expresión política, tal parece que fueron reprimidos y prohibidos en Grecia en ese ámbito.
Su doctrina permitía elevar a los cargos públicos a los mejores, o sea, era aristocrática19
, lo
cual se oponía al modelo democrático de la época, el que, tal como hoy, mezclaba el voto
ciudadano con los intereses de poderes fácticos de tipo plutocrático.
Nunca otra escuela filosófica otorgó tanta importancia al concepto número, al extremo que
su cosmovisión se fundamenta esencialmente en lo numerológico. Pero no hay que
confundirse, pues cuando los pitagóricos afirman que el número es la esencia de todas las
cosas, se están refiriendo a lo conceptual-cualitativo, que para ellos es filosófico-esotérico,
reservado a los iniciados de alto grado y, por tanto, difiere de lo material-cuantitativo,
concepción reservada al entorno exotérico. Esto no siempre fue bien comprendido por otros
filósofos helenos, a excepción de intelectuales de la talla de Sócrates y Platón.
Variadas son las ramas del saber que recibieron aportes de los pitagóricos: geometría,
matemáticas, física, música, arte, filosofía…, así como variados son los grupos que se
sintieron herederos del conocimiento esotérico aportado por aquéllos: “los Ofitas, de los
Esenios, de los Carnitas, de los maniqueos, de los paulicianos, de los bogomiles, albigenses, cabalistas,
rosacruces, las sectas masónicas…”20
2.2 Filosofía del pitagorismo.
En su filosofía, los pitagóricos abordaron diversidad de temas, según se desprende de la
analítica y la exégesis de los escasos fragmentos que se conservan de sus obras o de las
citas que dejaron otros autores y comentaristas de la antigüedad. Algunos de los temas de
su interés fueron los que mencionaremos a continuación.
Conocimiento iniciático: “Todo conocimiento debe ser iniciático. La iniciación es exigible para evitar que
los indignos recorran los caminos del conocimiento tomando rumbos desviados, que puedan servir más para el mal
19
Aristocracia: término derivado de palabras griegas significando excelente y ser poderoso: dominio de los
mejores, los más importantes o notables (Diccionario en línea XMLittré v1.3).
20
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
20
que para el bien”
21
. De allí que la iniciación, independientemente de sus aspectos rituales, sería
“toda operación gógica” (de goggia), acción de indicar, de guiar, de ahí pedagogía (conducir a los jóvenes), que
indica el camino para alcanzar la suprema instrucción (Mathesis)
22
.
Amor al saber: Los pitagóricos parecen ser los primeros en referirse a una tarea
intelectual llamándola filosofía y a un oficio denominado filósofo. “El que ama el saber es el
filósofo. El saber supremo, la Suprema Instrucción, es la Mathesis. La filosofía es el afanarse del hombre para
alcanzarla.”23
.
El Ser supremo: Los pitagóricos gastaron mucha reflexión sobre la naturaleza de Dios,
evidentemente no para darle a su doctrina una justificación religiosa, sino como un ejercicio
intelectual sobre conceptos esenciales referidos a lo trascendente. “Dios es el Uno Supremo y el
Uno Supremo es trascendente a todo ser finito”. “El Uno Supremo e infinito escapa a nuestro conocimiento”24
.
“El Ser Supremo, Dios, es la Mónada Suprema. Es También el Señor y Padre, y Solo, fuente del Uno (la sustancia
universal, lo que da sustentación y engendra todas las cosas, lo que corresponde a la creación)25
”.
El Uno y la díada26
: Para los pitagóricos la denominación Uno tiene varias aplicaciones,
evidentemente detrás de ellas hay algo en común: el carácter de unidad. “El primer Uno es
simplemente Uno, el Ser Supremo. El segundo Uno es Uno-múltiple, pues de él surge la Díada segunda, pues la
primera es formada por el primer Uno y por el segundo Uno.” Repasémoslo intentando comprender la
abstracción de este sutil ejercicio intelectual, el cual, por lo demás, no tendría por qué
representar una realidad concreta y podría significar solamente una realidad virtual, como
tantas otras. Para los pitagóricos, el Uno Supremo o Ser Supremo sería el padre de todo. Si
éste es capaz de generar otro Uno, ambos constituyen una primera díada. El primer Uno es
infinito y es simple. No es propiamente un número, pues no es numeroso o múltiple. El
segundo Uno, o hijo, tendría la capacidad generativa, la potencialidad de crear. El conjunto
de estos dos primeros Uno forma la primera díada (o díada indeterminada de los
pitagóricos), lo podemos llamar el “Dos” o “ambos”. La díada indeterminada o el Uno múltiple
con su capacidad de procrear las cosas finitas podría dar origen al tercer Uno, al “tres”, el
cual, si lo consideramos un conjunto con el segundo Uno o Uno múltiple, constituiría una
segunda díada. Ahora bien, al cobrar existencia un tercer elemento, podemos hablar no sólo
de “Tres”, sino de “Todos” y, de aquí en delante de “cosmos”, una totalidad múltiple.
Los números: Los verdaderos especialistas afirman, como se dijo antes, que la expresión
“números” tenía para los pitagóricos una doble concepción: cualitativa o trascendente y
21
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
22
Ídem.
23
Ídem.
24
Ídem.
25
Ídem.
26
Pareja de dos seres o cosas estrecha y especialmente vinculados entre sí (Diccionario de la Real Academia
Española).
21
cuantitativa o concreta (en las cosas). La visión cualitativa entiende que los números son
formas eternas, por tanto, están contenidos en lo indeterminado, en el Ser Supremo27
. En
cambio, los números que pueden venir de la adición son los números en y de las cosas.
La lista de los temas abordados por los “amantes del saber” es larga, y en ella se despliegan
conceptos como creación, crisis, ser, forma y sustancia, etc., etc., y quién sabe cuánto más,
pues son tan escasos los fragmentos de sus trabajos llegados hasta nosotros.
2.3 Doctrina pitagórica de los números.
Corrientemente se entiende al número como una simple señal y, en el mejor de los casos,
como una designación que permite indicar el lugar en que algo o alguien se halla con respecto
a una serie, o la cantidad en que se tiene una especie de cosas o seres. Se dice que
Aristóteles definía número como la multiplicidad medida por la unidad. En cualquier caso,
ambos enfoques son meramente cuantitativos.
La expresión número tiene su origen en el término griego nomos, que significa regla, ley,
orden. Sin embargo, los pitagóricos habrían empleado una palabra distinta: “Pitágoras usaba la
palabra arithmós, como número en sentido genérico”28
. La diferencia parece pequeña pero la segunda
expresión está enriquecida conceptualmente, pues si el orden es la relación entre el todo y
sus partes, existe, además de cantidad y distribución, coherencia... “Así, arithmós (el
número) era cantidad, relación, función, tensión, ley, orden, regla.”29
Del Uno Supremo o Único (Solo) provendrían los arithmoi arkhai (arkhé = supremo), los
principios supremos o fundadores, de donde surgiría la organización del Cosmos (orden
universal).
El número pitagórico sería una base de realidad en el mundo sensible: “Todo está arreglado
(construido) según el número”30
. Las cosas copiarían a los o por los números: “Todas las cosas son
modeladas por el número”31
. Los números serían una fuente de conocimiento de los objetos del
mundo sensible: “Todas las cosas se tornan conocidas por los números”32
.
Existiría una relación dialéctica entre el concepto de número cualitativo (idea eterna
abstracta) y el cuantitativo (concreción en el mundo sensible). “Hay… el número que está en la
cosa, in re (concreto), y el número que antecede a la cosa, ante rem, que la cosa copia…”. “las cosas sensibles son
27
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
28
Ferreira Dos Santos, Mario. “Tratado de Simbólica”. San Pablo, Brasil, Año 1956.
29
Ídem.
30
Frase atribuida a Pitágoras según Aristóxeno de Tarento, citada por Ferreira Dos Santos.
31
Frase atribuida a Pitágoras por Platón, citada por Ferreira Dos Santos.
32
Fragmento 3 de Filolao, citado por Diels, luego por Ferreira Dos Santos.
22
construidas por los números, y, a su vez, copian los números”. “Las cosas… copian el número eidético, que
corresponde a la forma platónica. Este número es inmutable y eterno, como inmutables y eternas son las formas
platónicas.”
33
Para comprender la distinción entre unos y otros conceptos o tipos de números, considérese
el caso de un triángulo. Su número concreto es el tres en atención a que lo integran igual
número de trazos rectos. Sin embargo, estos tres elementos no están dispuestos de
cualquier manera, por ejemplo, paralelos o uno a continuación de otro, de allí que la visión
pitagórica considera que el triángulo “copia”, además de la cantidad de tres, una idea eterna
de “triangularidad”, un orden o esencia (arithmós)34
de “triangularidad”.
La afirmación de Aristóteles en su Metafísica “Los pitagóricos conciben las cosas como números,
porque conciben los números como cosas
35
”, sería una opinión errada, de acuerdo a lo que se ha
expuesto sucintamente más arriba, probablemente sin ánimo de tergiversar, pero basada en
la lectura de pitagóricos menores y no en escritos de Pitágoras y sus discípulos directos36
.
Si bien el concepto de número es importante y esencial en el pensamiento pitagórico, no es
para él la base de todo o la causa primera. Otras ideas fueron elaboradas y consideradas
como fundamentos, tales como lo finito e infinito y lo par e impar.
Debido a que desde nuestra infancia en la cultura moderna se nos enseña que lo par y lo
impar se asimilan solamente a un ejercicio cuantitativo37
, sugiero que, para acercarse a una
mayor profundidad del concepto par e impar, se considere a lo par “igual” o “similar” y se
considere a lo impar “distinto” o “disímil”. Además, sugiero que se siga un ejercicio como el
siguiente. Si se suma algo par (similar) con algo par (similar), el resultado será también par
(similar). Si se suma impar (disímil) con algo impar (disímil) el resultado será par (similar),
pues ambos comparten la disimilitud (son similares entre sí). Si se suma par (similar) con
impar (disímil), el resultado será impar (disímil), pues los sumandos son de naturaleza
diferente.
Por otro lado, los pitagóricos afirmaban que lo par es infinito y lo impar, finito. ¿Por qué se
asocia lo par a lo ilimitado y lo impar a lo limitado? Cuando la serie de los números impares
se coloca alrededor de la unidad en forma de cuadrantes, la figura resultante es siempre un
33
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
34
De allí, Aritmética: Ciencia que tiene por objeto el estudio de la formación de los números, de sus propiedades
y de las relaciones que existen entre ellos (teoría de las operaciones; las cuatro operaciones de la aritmética:
adición, sustracción, multiplicación, división). Diccionario del Centre National de Ressources Textuelles et
Lexicales; http://www.cnrtl.fr
35
Aristóteles, Metafísica, 1083b 8.
36
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
37
“Par es el entero que es exactamente divisible por dos”; “Impar es el entero que no es exactamente divisible
por dos”.
23
cuadrado (permanece “la misma”); cuando los números pares se colocan de la misma manera,
la relación entre los lados de las figuras formadas ofrece infinitas variaciones.
Por eso, estimaban que al adicionar un impar, el producto o resultado es siempre el mismo
(luego, finito). En cambio, al adicionar un par, el resultado será siempre diferente, nunca
terminará en algo igual (luego, infinito).
Sobre la relación entre numerología y divinidad hay que señalar que los antiguos –entre ellos
los seguidores de los pitagóricos- atribuían ciertos números a determinados dioses o diosas.
Por ejemplo, a Saturno se le dedicaba la serie 3.9.15.45. Esta atribución no sería antojadiza,
sino provendría de realizar “juegos” aritmológicos usando matrices.
“Los sabios antiguos distribuían los cuadrados colocándolos en aquel orden en que si se les sumaba, en cualquier
dirección,… siempre daban el mismo producto y la suma de todos ellos representaban también un misterio. Se
llamaban sellos o misterios de los dioses,… por el hecho de que bajo ellos se encontraba de forma maravillosa su
dominio y potestad sobre todas las cosas”.38
La primera matriz perfecta se originaba en el cuadrado de 3 (3 casillas * 3 casillas = 9
casillas) y se dedicaba a Saturno. “Colocaban los números dentro de las nueve casillas con tal disposición
que, cada una de las filas de los números, la vertical, la transversal y la diagonal al sumarse daban el mismo
número…”39
4 9 2
3 5 7
8 1 6
Efectivamente, los números naturales enteros del 1 al 9, instalados en la matriz de la forma
indicada, sumados en cualquier dirección dan un total de 15 y, a su vez, la suma del total de
tres filas o de tres columnas nos da 45.
38
Kircher, Athanasius (1601-1680). 1665. Arithmologia sive de abditis Numerorum mysteriis. “Aritmología,
Historia Real y Esotérica de los Números”. Trad. del latín por Atilano Martínez Tome. Ed. Breogan Madrid. 1984.
39
Ídem.
24
4 + 9 + 2 = 15
3 + 5 + 7 = 15
8 + 1 + 6 = 15
15 + 15 + 15 = 45
2.4 Significado pitagórico de los números
Las fuentes para presentar el significado pitagórico de los números son de dos tipos. La más
corriente es aquélla que procede de autores modernos que han realizado una recopilación de
citas e ideas recogidas de fragmentos atribuidos a autores antiguos, algunos de ellos
pitagóricos, como Filolao y Arquitas de Tarento, además, escarbando en opiniones del propio
Aristóteles quien dista mucho de ser pitagórico. Otra fuente es la de especialistas, quienes
estudiando la filosofía pitagórica, han reconstruido o reelaborado la significación
numerológica en un todo que trata de ser coherente y, además, consecuente con los
postulados pitagóricos. En esta línea está el filósofo latinoamericano Ferreira Dos Santos,
quien vincula cada número cualitativo o trascendente con una ley pitagórica, de carácter
universal, con respecto al cosmos, la totalidad, el ser y su origen.
El Uno, la Ley de la Unidad, su símbolo es el 1.
El signo “1” es la expresión gráfica o señalizada del concepto “uno” o “unidad”, de esta
forma, “El número 1 es símbolo del Uno, pero también de la unidad en general, pues toda unidad es 1”40
y,
siendo así, “…el número aritmético 1 simboliza la Unidad y, por eso, puede simbolizar todo cuanto es y del
modo que fuera uno.”41
, una idea, una cosa, un ser, un conjunto, “yo”, “tú”, etc. Pero, además, en
consecuencia con el pensamiento pitagórico, tiene un enfoque doble o en diferentes
ámbitos: el cualitativo (trascendente) y el cuantitativo (concreto). Por eso, “No se debe
confundir la unidad trascendental con la unidad cuantitativa, pues la primera es de naturaleza metafísica, en
tanto la segunda es de naturaleza corpórea.”42
Como categoría o ley filosófica, se considera al Uno como ley de la unidad, pues “La Ley de la
Unidad es la ley de lo integral, pues que todas las cosas que son, del modo que fueren, constituyen una unidad.
Ser, de cualquier manera, es unidad, es ser uno”43
.
Para los pitagóricos, se da un proceso de generación trascendente de los números iniciado
con la unidad o uno supremo: “El Ser Supremo, Uno, como forma, es el Padre, genera el Uno como
40
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
41
Ídem.
42
Ferreira Dos Santos, Mario. “Tratado de Simbólica”, San Pablo, Brasil. Año 1956.
43
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
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operación, a través de una procesión44
in intra, pues el Uno creador es el Hijo, generado por aquél. En las
religiones, el Padre y el Hijo surgen como símbolos de la correlación más estrecha, pues el Hijo es hijo del padre
y el Padre es padre del hijo, de modo que la afirmación de uno es la afirmación del otro.45
”
Se afirma que los pitagóricos otorgaron numerosas designaciones al uno como entidad o ser
trascendente. Wescott, citando a Photius46
, menciona una larga lista:
“1.- Dios, el primero entre todas las cosas, el Autor de todo.
2.- La Inteligencia, fuente de todas las ideas.
3.- Macho y hembra. - Juntos, lo producen todo; de lo impar sale lo impar y lo par.
4.- Materia, el último desarrollo de la universalidad.
5.- El Caos, que se parece a lo infinito.
6.- Confusión,
7.- Mezcla,
8.- Obscuridad; porque en el inefable principio de las cosas del cual es la imagen, todo es confuso, vago y está en
la obscuridad.
9.- El Vacío.
10.- El Hades o infierno; por estar en la extremidad más baja es desigualmente parecido a Dios, que está en el
extremo más alto de la serie.
11.- El Styx, por su inmutable naturaleza.
12.- Horror; perfectamente desconocido y sin embargo, terrible.
13.- La falta de mezcla, por la simplicidad de la naturaleza de lo inefable.
14.- Las corrientes del olvido; ignorancia.
15.- Una virgen, por su naturaleza pura.
16.- El Atlas, que une, soporta y separa todas las cosas.
17.- El Sol.
18.- Apolo.
19.- Pyralios, que mora en el fuego.
20.- Morpho.
21.- El Axis.
22.- Vesta o el fuego en el centro de la Tierra.
23.- La Razón Espermática.
24.- El punto dentro de un círculo. «La Deidad central de fuego».”
El dos, la díada, el binario, La Ley de la Oposición, su símbolo es el 2.
Habiendo sólo uno, hay infinitud, pues todo lo que existe o es o pudiere existir
potencialmente, está contenido en él. Solamente desde que aparece un segundo uno, o sea,
formando dos, es que aparece lo numeroso, las cosas contables o enumerables. “Es como el dos
que surgen las cosas finitas, y el dos, aquí, simboliza la Díada. “47
44
Procesión = Acción de proceder algo de otra cosa (Diccionario de la Real Academia Española).
45
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
46
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
47
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
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Pero el dos se encuentra presente en todo cuanto es uno, en cuanto representa la
contradicción interna de la cosa, ser o uno. “…todo cuanto es finito es producto de esa oposición…”48
La oposición o contradicción es entre potencia o determinante o voluntad o querer infinito
del Uno o Padre (el generador) y el acto o determinable o consecuencia del Hijo (lo
generado). Entonces, hay un determinante (un padre) y un determinado (un hijo). “De la
oposición entre el principio activo-pasivo del determinante y del pasivo-activo del determinable surge toda la
heterogeneidad de los seres finitos.”49
Por tanto, todo ser o toda cosa puede ser concebida como uno y, al mismo tiempo, como dos,
“…las cosas pueden ser visualizadas como… una totalidad, y pueden ser visualizadas como… oposiciones de los
contrarios, afirma el pitagorismo”50
Los pares de opuestos están presentes en las filosofías o cuerpos de ideas de numerosas
culturas desde la más remota antigüedad, varias de las cuales usted está recordando o
reconociendo mientras lee este texto. Así, “…la oposición fundamental, que se manifiesta en todos los
seres, es el principio de todos los entes finitos. Es por esa razón que la oposición es la segunda categoría de los
pitagóricos”51
.
El tres, la tríada, el ternario, la Ley de la Relación, su símbolo es el 3.
Lo numérico cualitativo es siempre esencial para los pitagóricos, pues así como uno y dos
están en cada cosa, también lo está el tres. “Todo ser es uno en su unidad, dos en la polaridad de los
contrarios; tres… por el relacionamiento de los opuestos”52
. La expresión “tres” no es más que la
denominación de un estado o situación que nace ante la presencia de dos. “De la referencia que
se forma entre uno y otro,… de ese estar ante otro,… de ese referirse a otro,… surge la relación, que constituye
la ley de todas las cosas, la ley de la serie.”53
La relación a la que se hace referencia no es unilateral, es una correlación pues
automáticamente los involucra a ambos. “Pero esa relación no es como las relaciones accidentales que el
ente después mantendrá con otros seres, a los cuales se refiere. Esa relación es principal, pues, sin ella, el ser
no surge. Es por esa razón que la relación es la tercera categoría pitagórica. Y ningún ser puede ser,
debidamente conocido si no fuera considerado del ángulo de la unidad, de las oposiciones intrínsecas y de las
relaciones entre las oposiciones, que le dan origen y ser”54
.
48
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
49
Ídem.
50
Ídem
51
Ídem.
52
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956.
53
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
54
Ídem.
27
El tres sería fuente de conocimiento: hay dos opuestos y un punto de referencia que
permite distinguirlos, por ejemplo, futuro y pasado se oponen y su punto de referencia es el
presente.
Los pitagóricos reconocían diversos (tres) ternarios: ternario inferior, ternario superior, y
ternario superior de la divinidad. “…el ternario inferior es dado, en cuanto a las cosas sensibles, por 1)
las cosas sensibles en su corporeidad individual, 2) como estructuras geométricas; 3) como reductibles a
números matemáticos.”55
Por su parte, la triada superior es formada: “1) por el arithmós eidéticos
(las formas o las ideas de Platón); 2) por las eidola (las estructuras de conocimiento formadas por las formas de
las cosas sensibles); 3) por los arithmoi arkai, (los números arquetípicos).56
La triada no es para nada exclusiva de los pitagóricos, repase usted rápidamente las
múltiples trinidades residentes en religiones, filosofías y cuerpos de pensamiento de
culturas de todos los tiempos de los más diversos lugares del mundo: cuerpo, alma y
espíritu, trinidades divinas, etc.
El Cuatro, el cuaternario, la Ley de la Reciprocidad, su símbolo es el 4.
Los estudiosos de los pitagóricos afirman que la amplitud de los conceptos sobre los
números o la forma de abordar esos conceptos para alcanzar una mayor profundidad o,
dicho de otra manera, ir desde lo más concreto, cuantitativo y mental hasta lo más sutil,
cualitativo e intuitivo, se correspondía con una gradualidad en la enseñanza y una
gradualidad de nivel dentro de la escuela o secta. En uno de los niveles menores, para
inducir a los adeptos a la comprensión de los números, se les presentaba el uno como
referido al punto, el dos como referido a la línea, el tres como referido a una superficie (un
triángulo es la primera figura geométrica plana) y el cuatro como referido a un volumen (el
tetraedro es la primera figura de tres dimensiones). En grados más avanzados, la visión del
cuaternario se ampliaría hacia conceptos más abstrusos, por eso, se afirma que “Los
pitagóricos consideraban cuatro los números sagrados, la tetractys, pues la divinidad puede también ser vista
cuaternariamente… La tetractys es simbolizada por los cuatro primeros guarismos, 1 + 2 + 3 + 4 = 10, cuya suma
es la gran década, la unidad suprema.”57
El jesuita Athanasius Kircher58
también hace su aporte para explicar lo que se considera la
cuádruple unidad o raíz intelectual de la relación entre número y figura o entre numerología
y geometría, afirmando: “Hemos creído conveniente exponer en este lugar la cuádruple unidad; la primera
es la simplísima unidad monádica; la segunda es la decádica denaria, la tercera es la hecatontádica o centenaria y
la cuarta la chilática o milenaria. La primera es la simplísima e indivisible unidad, 1; la segunda es la unidad
denaria, que es conocida como la raíz de las siguientes, es el 10; la tercera se refiere a la unidad centenaria, que
55
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
56
Ídem.
57
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. 1956.
58
Kircher, Athanasius (1601-1680). 1665. Arithmologia sive de abditis Numerorum mysteriis. “Aritmología,
Historia Real y Esotérica de los Números”. Trad. del latín por Atilano Martínez Tome. Ed. Breogan Madrid. 1984.
28
es el cuadrado de la precedente unidad denaria, es 100; la cuarta es el 1000, que hace referencia a la unidad
milenaria y es el cubo de la unidad denaria precedente. Estas cuatro mónadas explican maravillosamente el
tránsito del punto a la línea, de la línea a la superficie y de la superficie al cuerpo; así se puede decir
correctamente que la primera es la unidad central, la segunda la superficial, la tercera la cuadrada y la cuarta la
sólida.” Cada una de las mónadas tiene una relación analógica con conceptos ontológicos: “En la
unidad monádica se contempla la simplísima mente creadora de todo y la divina esencia; en la segunda unidad
radica la inteligencia y en la tercera el alma; en la cúbica se representa el cuerpo.” Y, además, tienen
formas de representación geométrica: “La primera unidad se representa en forma de punto, la segunda
en forma de línea, la tercera en forma de superficie y la cuarta en forma de cuerpo o cubo… Las tres primeras
unidades no son sensibles, ni discernibles más que a través de la mente, que es capaz de considerar
separadamente el punto, la línea y la superficie; los sentidos solamente captan lo corpóreo.”59
Como se señaló, el concepto de volumen está a un paso del concepto de corporeidad, o sea el
mundo que se capta a través de los sentidos, el mundo de la concreción, que no sólo se
siente sino se puede comprender mediante el intelecto y concebirse como desplazándose en
términos temporales. De allí que el pitagorismo entienda que “El cuaternario es el número del
tiempo y de las cosas temporales… el número del universo cósmico”.60
La explicación de esta afirmación
se basa en que “De la oposición (dos) surge la relación (tres). La relación entre los opuestos da el surgimiento
del ser serial y evolutivo, el ser cuaternario, el ser cósmico, que sucede en la temporalidad. Todo el ser corpóreo
es triádicamente compuesto, porque es el producto de un relacionamiento. Mas tal relacionamiento no es
estático, sino dinámico, y el ser corpóreo sucede, por lo tanto, en el tiempo…”61
“El ser corpóreo es para los
pitagóricos aquel que tiene un principio, un medio y un fin, y se desenvuelve, en sus procesiones activas y pasivas,
en el tiempo y en el espacio”62
Ahora bien, la interacción entre los opuestos es aprovechada para expresarla como una
relación objetiva, de donde surge la cuarta ley pitagórica, la ley de la reciprocidad. “… en las
relaciones que se forman entre los opuestos, hay una… reciprocidad interactiva.”63
Esta ley rige la
evolución primaria de los entes finitos. “…ese interactuar de los opuestos no surge apenas cuando el ser
principia, sino también en el decorrer del proceso de su duración, de su existir, pues, en cuanto el ente es, en él
hay un polemós, una lucha constante entre los opuestos, los cuales se determinan mutuamente, de modo diverso,
lo que genera la heterogeneidad del ser singular”64
.
Las variadas denominaciones que los pitagóricos dieron al número cuatro las obtenemos de
Wescott, quien expresa que “Los Pitagóricos, según Nicómaco65
, llamaban al número cuatro el mayor
milagro, «un nuevo Dios», «una inmensa Divinidad», «la fuente de la Naturaleza»…. El 4 es el introductor y causa
59
Kircher, Athanasius (1601-1680). 1665. Arithmologia sive de abditis Numerorum mysteriis. “Aritmología,
Historia Real y Esotérica de los Números”. Trad. del latín por Atilano Martínez Tome. Ed. Breogan Madrid. 1984.
60
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. 1956.
61
Ídem.
62
Ídem.
63
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
64
Ídem.
65
Nicómaco de Gerasa (circa 50-150 d. de C.), autor de “Introducción a la Aritmética”.
29
de la permanencia de la disciplina Matemática. Es «más masculino» y «fuerte», es Hércules y Eolo. Es Mercurio,
Vulcano, y Baco. Urania entre las Musas… Lo llamaron Justicia, como primer número con paridad par.”66
Para cerrar el tema del cuaternario lo invitamos nuevamente a que repase rápidamente los
múltiples cuaternarios residentes en religiones, filosofías y cuerpos de pensamiento de
culturas de todos los tiempos de los más diversos lugares del mundo: 4 puntos cardinales, 4
elementos constitutivos de la materia, 4 estaciones del año, etc.
El Cinco, el quinario, el pentagrama, la Ley de la Forma, su símbolo es el 5.
El conocimiento humano directo alcanza hasta el cuaternario, hasta la concreción o volumen
en desplazamiento. La penetración de orden intelectual, abstracta o especulativa exige un
paso más allá del cuaternario, simbolizada en el pitagorismo por el cinco: “…el cinco es también
el símbolo de lo mental, cuando ve lo que los ojos y los sentidos no captan”67
. La idea del “quinto
elemento” no es privativa de occidente y las doctrinas orientales también dan cuenta del
concepto de “quintaesencia”, un elemento ordenador o integrador, inteligente, que aporta
una estructuración consciente del cuaternario básico.
Aunque no nos consta que los pitagóricos hayan expresamente formulado una “ley del
quinario”, los estudiosos han realizado un esfuerzo por reconstruir su pensamiento,
desarrollándolo en forma consecuente con sus postulados básicos. Por eso, parten
afirmando que todos los seres, cosas, ideas, tienen una expresión o forma concreta. Esta
forma no es una casualidad, sino que está derivada de la esencia de la cosa. “Todas las cosas son
determinadas como tales por la forma que tienen. Esta, en conjunto con su materia, es constitutiva de la
naturaleza de la cosa.”68
En el ente o cosa se expresa la “ley de la proporcionalidad intrínseca o ley de la
forma concreta”69
Esta ley que determina una forma de expresarse que proviene de la esencia,
que permite acceder a un conocimiento más profundo del ente, proviene de la existencia de
un quinto elemento. “una cosa, para ser debidamente conocida, exige que sea quinariamente considerada
según su ley de proporcionalidad intrínseca, por tanto de sus posibilidades, bien como su actuar son
proporcionales a la forma concreta que ella tiene”70
.
Un enfoque con un nivel menor de abstracción, lo conseguimos de Wescott. En él se obtiene
una confirmación de cómo los pitagóricos consideraban al cinco fuente de conocimiento o luz
intelectual: “De los Extractos Nicomáquicos derivamos nuestro conocimiento de la doctrina Pitagórica con
respecto al número 5. Es un número eminentemente esférico y circular, pues en cada multiplicación se recupera
a sí mismo y continúa al final del número que resulta. Es cambio de cualidad, pues cambia cuanto tiene tres
dimensiones en la identidad de una esfera moviéndose circularmente y produciendo luz. De aquí que la palabra
66
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
67
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956.
68
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
69
Ídem.
70
Ídem.
30
«Luz» se refiere al número cinco. También es «Privación de Contienda», pues une entre sí las dos formas de
números: pares e impares. Ejemplo: 2 y 3 igual a 5.”71
Sin embargo, lo anterior no es todo: “El Número 5 tenía un gran simbolismo para los pitagóricos, como
conjunción de los principios masculino y femenino y por tanto símbolo del matrimonio (2+3=5); como menor
número cuyo cuadrado es suma de cuadrados (52
=32
+42
, representación aritmética del triángulo divino, en
relación con el Teorema de Pitágoras). Además, cinco son los sólidos poliedros regulares (tetraedro, octaedro,
cubo, dodecaedro e icosaedro), conocidos más tarde por el nombre de Cuerpos Platónicos al ser tomados por
Platón de los pitagóricos.”72
La expresión pitagórica figurativa o geométrica del cinco era
el pentalfa o pentagrama. “El número 5 corresponde al Pentagrama
místico pitagórico, Pentalfa, o estrella de cinco puntas –obtenida al trazar
las diagonales de un pentágono regular o prolongando sus lados –emblema de
la salud y símbolo de identificación de los pitagóricos como miembros de una
comunidad. El Pentagrama místico fue uno de los tópicos geométricos más
importantes de la Escuela Pitagórica por sus bellísimas propiedades
geométricas de las que nace su simbolismo místico. Esta figura geométrica
pudo estar en la base del más importante hallazgo científico de los
pitagóricos, el descubrimiento de las magnitudes inconmensurables.”73 74
En un capítulo más avanzado de este texto volveremos a reflexionar sobre el pentagrama.
El Seis, el senario, el hexagrama, la Ley de la Armonía, su símbolo es el 6.
Al referirse al seis desde el punto de vista pitagórico, Wescott expresa que “Nicómaco lo llamó
«la forma de la forma», el único número adaptado al alma, la unión distintiva de las partes del Universo, el autor
del Alma; también lo llamó «Armonía» y «Venus» propiamente dicha.”75
La representación geométrica del seis corresponde al hexagrama,
una figura tipo estrella pero con seis puntas, nacida de la
superposición de dos triángulos equiláteros. Sería la expresión
gráfica de “la tríada inferior y la tríada superior. La armonía entre ambas es la
presencia de los seis términos de las dos tríadas… También simboliza esa figura la
perfección del conocimiento porque lo que “está abajo es igual a lo que está encima”
”.76
71
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
72
González Urbaneja, Pedro Miguel. “Pitágoras, el filósofo del número” (Versión resumen en la WEB). Ideas
extraídas de diversos autores antiguos.
73
Ídem.
74
Obsérvese que el Pentalfa tiene sus vértices identificados con las letras: u g e i a, las cuales conforman la
palabra griega “Salud”.
75
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
76
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956.
31
Para Ferreira dos Santos, siguiendo con su enfoque de “leyes pitagóricas”, la ley del seis o
sexta ley es la Ley de la Armonía y lo explica de la siguiente manera: “Todo ser finito constituye
una unidad formada por su totalidad, o arithmós plethos, número de su totalidad. Ésta tiene una cohesión, que
coherencia sus partes, los elementos constitutivos, díadicamente opuestos. Como totalidad, hay una función
principal, la que pertenece al todo, a la cual se subordinan las subsidiarias de los opuestos, que se analogan en la
sustancia universal, que es el hipokeimenon del ser. Las funciones subsidiarias subordínanse a la principal, que es
obediente al interés de la totalidad. Cuando el funcionar de todas las partes, con las respectivas subsidiarias,
subordínanse a la normal dada por la totalidad, tenemos entonces, la armonía del ser”77
. Y agrega: “La sexta
Ley… no es el resultado de una simetría de los opuestos, sino la subordinación de las funciones subsidiarias de
los opuestos analogados a la normal dada por la función principal, que es del interés de la totalidad”78
.
Ahora bien, no se puede concebir un mundo o realidad estática, al contrario, sólo
corresponde reconocer su movilidad constante, de tal manera que “… cuando una cosa rompe esa
ley, tal rompimiento es apenas aparente, porque, propiamente rompe la armonía de un conjunto, para integrarse a
la armonía de otro”79
.
El Siete, el septenario, La Ley de la Evolución Cósmica, su símbolo es el 7.
Respecto de la consideración pitagórica del Siete dice Wescott: “Según Nicómaco, se le llamó
«Minerva» por ser solo y virginal, careciendo de madre (número par) y de padre (número impar). Pero formado
con la unidad, base de todas las cosas.”80
“Con respecto a la vida y sus divisiones, ellos midieron las edades con el número 7, así:
En los primeros 7 años salen los dientes.
En los segundos 7 años se puede procrear.
En los terceros 7 años crece la barba al hombre.
En los cuatro 7 años la fuerza llega a su máximo.
En los quintos 7 años se llega a la edad de casarse.
En los sextos 7 años llega la mayor lucidez de inteligencia.
En los séptimos 7 años madura la razón.
En los octavos 7 años la perfección del juicio y la razón.
En los novenos 7 años equidad y bondad.
En los décimos 7 años el fin deseado de la vida.”81
Volviendo al enfoque numerológico de las “leyes pitagóricas”, aprovechemos de recapitular,
usando un esquema que nos proporciona el propio Ferreira Dos Santos.
“1……………………………………………………Substancia
2……………………………………….Pasivo Opositivo
Activo-Pasivo Pasivo-Activo
77
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
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Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
79
Ídem.
80
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
81
Ídem.
32
3……………………………………………Relación de los opuestos
4………………………………………………Reciprocidad (evolución)
5…………………………………….La forma (vida, inteligencia, etc.)
6…………………….Ajuste y ordenación de las funciones de los opuestos (armonía)
7……………………………………..Salto cualitativo-formal; el nuevo modo de ser,
el séptimo día como símbolo”82
Según el pitagorismo de Ferreira Dos Santos, la ley del siete es la Ley de la Evolución
Cósmica y lo explica así: “…como entre las cosas finitas hay grados de ser, hay grados de armonía y la
desarmonía se da cuando hay quiebre o deficiencia de la normal principal, por la acción contraria de las funciones
subsidiarias. La armonía implica, así, la desarmonía entre los entes, pues estos no permanecen siempre dentro de
la misma totalidad, sino que pasan a integrar otras. Hay, así, mutaciones sustanciales, mutaciones de la forma de
las cosas, bien como de la materia de ellas, provocando saltos específicos, cualitativos.”83
Para dar un perfil aún más claro de la Ley de la Evolución Cósmica y del salto cualitativo que
ello involucra, se recurre a los descubrimientos de los pitagóricos relativos al sonido
musical. “Encontramos aún entre los pitagóricos lo que se llama la “ley del siete” o sea la “ley de las
vibraciones”. Esta ley es también llamada por otros “ley de la octava”. En una progresión de uno a siete, hay, en
el ocho posterior, un salto cualitativo de especificidad completamente diferente. Tenemos el ejemplo en la
escala cromática: la octava escala, que corresponde a la repetición del do, que es el primero, nos ofrece un do
con un número duplo de vibraciones, como se verifica en las notas musicales. La gama de los siete tonos es una
ley cósmica que encontramos presente en la luz, en el calor, en las vibraciones químicas, en las vibraciones
magnéticas, etc., como también en la gama luminosa y en el sistema periódico de los elementos en la química. Lo
que es interesante, entretanto referir es la desigualdad de la frecuencia entre do y do (éste en la octava). Así,
si do es uno, re es 9/8, mi es 5/4, fa es 4/3, sol es 3/2, la es 5/3, si es 18/8 y finalmente do es 2.”84
El lector podrá por su parte dar cuenta de los registros culturales sobre las evoluciones que
rompen el ajuste de los opuestos en un determinado momento, para experimentar un salto
cualitativo, recordando algunos símbolos: siete sacramentos, siete colores, siete notas
musicales, siete días de la semana, siete planetas (a ojo desnudo) y muchos otros.
El Ocho, el octonario, La Ley de la Evolución Superior, su símbolo es el 8.
Bastante poco es lo que hemos podido encontrar sobre la concepción pitagórica del ocho,
salvo en los escritos de Ferreira Dos Santos. De manera consecuente con lo planteado por él
respecto de los primeros siete números, lo continúa haciendo con el octavo número. Para él,
existe una octava ley: “La Ley de la Evolución Superior, que es el alcanzar de un nuevo equilibrio encima del
anteriormente vivido. Esa ley es simbolizada, en las religiones, por la resurrección, porque es la salvación del ser
en el ciclo de la evolución y alcanzar un estadio superior,…”85
No es mucho más lo que aporta el mismo
autor en sus otros trabajos.
82
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956.
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Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
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84
Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956.
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Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
33
El Nueve, el novenario, la Ley de la Integración Universal, su símbolo es el 9.
Escaso es lo que se puede conseguir de buena fuente sobre la concepción pitagórica del
nueve. Así, Ferreira Dos Santos afirma que “Todo está integrado en el Todo, pues no hay rupturas en
el ser. Es la gran ley unitiva de todos los seres cósmicos, la Ley de la Integración Universal, simbolizada por el
nueve.”86
El Diez, la década, la Ley de la Unidad Trascendental, su símbolo es el 10.
En el caso del número diez, se encuentra algo más de información atribuible directamente a
los pitagóricos, a diferencia de lo acontecido con los numerales ocho y nueve, caso en el cual
mucho de lo que se afirma equivale a una reconstrucción creativa y original aunque un tanto
limitada del pensamiento pitagórico, efectuada por al menos un pensador moderno.
Según Wescott, “La Década, número Diez o Panteleia, que quiere decir «todo completo» y «completamente
realizado», es la cúspide o cima de todos los números, … Los Pitagóricos se extasiaban con sus virtudes y lo
llamaban Deidad, Eternidad y Sol.”87
Según González Urbaneja, para los pitagóricos “El Número 10 es el de mayor carga simbólica y el más
sagrado de todos los números. Puesto que los cuatro primeros números contienen el secreto de la escala musical,
su suma (1+2+3+4=10), el número diez, la década, puede «parecer que abarca», como dice Aristóteles, «la
naturaleza toda del número», sería en sí «algo perfecto», y representa el número del universo, la suma de todas
las posibles dimensiones geométricas.” Agrega que “Para Filolao la Década era «grande, todopoderosa y
generadora de todo, comienzo y guía tanto de la vida divina como de la terrestre» y para Sexto Empírico «la
razón de la composición de todas las cosas.» “88
.
Continúa González Urbaneja su explicación:
“El número diez, cuya veneración, no es tributaria, paradójicamente, de la
anatomía de la mano del hombre, es la quintaesencia del misticismo pitagórico.
Los pitagóricos lo representaban mediante 10 puntos, piedrecillas o alfas
dispuestos bajo la forma de un triángulo equilátero. A este anagrama,
representación visual y geométrica del hecho de que 10=1+2+3+4, le llamaron la
Tetractys de la Década. Tenía, para ellos tanta significación esotérica como el
Pentagrama místico, y su importancia simbólica deriva de que por él juraban en
sus ceremonias más solemnes, sobre todo en el rito iniciático de incorporación a
86
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
87
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
88
González Urbaneja, Pedro Miguel. “Pitágoras, el filósofo del número” (Versión resumen en la WEB). Ideas
extraídas de diversos autores antiguos.
34
la comunidad: « ¡lo juro por Aquel que ha dado a nuestro alma la Tetractys, fuente y raíz de la Naturaleza
eterna!» (Versos Dorados, 47) juramento referente al secreto sobre el contenido de la enseñanza pitagórica
(Porfirio, Vida de Pitágoras, 20).”89
Wescott, refiriéndose a los puntos de la Tetractys, agrega: “el superior es la Unidad; la segunda
línea es el Duplo; la tercera, el Triple; y la cuarta el Cuádruplo, refiriéndose todas ellas a las cuatro formas:
punto, línea, superficie y cuerpo”.90
Para cerrar esta exposición, no podemos dejar de permitir que Ferreira Dos Santos
complete su versión de las leyes pitagóricas, expresándose así de la décima ley: “…todas las
cosas, integradas en el Todo, siguen en dirección al Bien que les es trascendente, la Unidad Trascendental del
Orden Cósmico, al Todo, que es la del Ser Supremo…”91
89
González Urbaneja, Pedro Miguel. “Pitágoras, el filósofo del número” (Versión resumen en la WEB). Ideas
extraídas de diversos autores antiguos.
90
Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”.
91
Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión
Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
35
3. NUMEROLOGÍA HERMÉTICA.
3.1 La figura de Hermes.
Hermes es una entidad cuya definición carece de sentido hacerla en términos históricos y
más vale considerarla en términos conceptuales o culturales. La figura de Hermes, de cuyo
nombre deriva la fuente esotérica que vamos a tratar está presente en toda la historia
cultural de Occidente92
, bajo las formas más diversas: sea como una deidad greco-romana,
egipcia, bíblica e incluso, coránica. En las más diversas culturas representa generalmente el
papel de un mensajero o heraldo de la divinidad superior, versátil, astuto y sabio al mismo
tiempo, creador o generador de cultura. Su sentido primordial sería inducir a atreverse a
pensar y actuar con luz propia, estimulando el dominio de sí mismo y del intelecto,
rompiendo las cadenas de la mecanicidad o del dominio ideológico. Las denominaciones han
sido las más diversas para esta juguetona deidad o principio divino: Hermes, Thot,
Mercurio, Enoch, Idris, etc.
3.2 Fuentes herméticas.
La tradición más emblemática del Hermetismo es el Corpus Hermeticum, conjunto de libros
o escritos atribuidos a Hermes Trismegisto. Alrededor de esta figura se ha tejido con el
tiempo una leyenda, la cual se inició a comienzos de la Edad Media Europea, se fermentó
durante el Renacimiento y se ha mantenido como un producto de divagación hasta la época
contemporánea. Los especialistas afirman hoy que probablemente este Hermes es el nombre
atribuido por la costumbre al producto intelectual de diversos autores de diferentes
épocas, en otras palabras, habría una autoría colectiva. Por comodidad, supongamos que fue
un sacerdote u hombre sabio egipcio, director o líder de alguna secta o escuela de
pensamiento. Podría haberse llamado Glauco, Parnaso u Horus, pero la casualidad de
denominarse Hermes –igual que la deidad griega- ha permitido que se hayan tejido y se
sigan tejiendo las más disparatadas historias, sin fundamento objetivo alguno, haciendo que
más de algún ocioso cavilador le atribuya rasgos divinos o la potestad de vivir eternamente
atravesando a voluntad la variable del tiempo. ¿Sería quizás el primero en poseer la Piedra
Filosofal fuente de toda medicina y de vida eterna?. Produce simpatía pensar en ello pero
quizás no conduzca a ningún lado. Los textos del Corpus corresponden a un resultado o
pensamiento que tiene su núcleo en Alejandría aunque su linaje sería anterior. Si bien
habrían sido elaborados entre los siglos II y IV de esta era, se entiende que el enfoque
racionalista griego estaría, a su vez, basado en una raíz mística egipcia. Aunque “Se desconoce
la época exacta en la que por vez primera empezó a usarse con fines filosóficos el vasto complejo de motivos
herméticos, pero el Asclepius y el Corpus Hermeticum, sin duda los más importantes Hermetica filosóficos que
han llegado hasta nosotros, datan probablemente del periodo situado entre los años 100 y 300 d. C.” 93
92
González, Federico. Hermetismo y Masonería.
93
Yates, Frances A. Giordano Bruno y la Tradición Hermética. 1983. Editorial Ariel S. A. Barcelona. 529 p
Edición inglesa original de 1964.
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  • 1. CARTOMANCIA Bases operativas: filosóficas, psicológicas y metafísicas Ismael Berroeta - Santiago de Chile - - abril de 2007 - - mayo 2011 -
  • 2. 2 Agradecimientos El autor dirige sus agradecimientos a Jaime Hales D., abogado, tarotista, escritor y poeta, director de la Academia Syncronia, de Santiago de Chile. Perfil Ismael Berroeta es el seudónimo registrado de Antonio Muñoz Pereira. Titulado de Ingeniero Agrónomo en 1979 en la Univ. De Chile. Diplomado en 1988 en Pedologie Tropicale en la Univ. Catholique de Louvain (Louvain La Neuve). Diplomado en 2004 en Estudios Holísticos en la Academia Syncronia, Santiago de Chile. Practicante de la consulta de tarot, profesor de cartomancia, colaborador de la revista SOMOS (Santiago de Chile). Autor de “SOMOS SUFRIDOS. Por qué consultamos el tarot. Estudio empírico” (2016).
  • 3. 3 CONTENIDO 1. MODERNIDAD Y DESACRALIZACIÓN DEL MUNDO 1.1 Operación y especulación 1.2 Deificación de la ciencia moderna 1.3 Era moderna y gnosis numeral 1.4 Cartomancia contemporánea y gnosis numeral 2. NUMEROLOGÍA PITAGÓRICA 2.1 Importancia del pitagorismo. 2.2 Filosofía del pitagorismo. 2.3 Doctrina pitagórica de los números. 2.4 Significado pitagórico de los números El Uno, la Ley de la Unidad, su símbolo es el 1. El Dos, la díada, el binario, La Ley de la Oposición, su símbolo es el 2. El Tres, la tríada, el ternario, la Ley de la Relación, su símbolo es el 3. El Cuatro, el cuaternario, la Ley de la Reciprocidad, su símbolo es el 4. El Cinco, el quinario, el pentagrama, la Ley de la Forma, su símbolo es el 5. El Seis, el senario, el hexagrama, la Ley de la Armonía, su símbolo es el 6. El Siete, el septenario, La Ley de la Evolución Cósmica, su símbolo es el 7. El Ocho, el octonario, La Ley de la Evolución Superior, su símbolo es el 8. El Nueve, el novenario, la Ley de la Integración Universal, su símbolo es el 9. El Diez, la década, la Ley de la Unidad Trascendental, su símbolo es el 10. 3. NUMEROLOGÍA HERMÉTICA 3.1 La figura de Hermes 3.2 Fuentes herméticas. 3.3 Los conceptos esenciales del hermetismo. 3.4 Los números como símbolos herméticos 3.5 Haciendo operativo el hermetismo. 4. NUMEROLOGÍA ALQUÍMICA 4.1 En busca de la Alquimia. 4.2 Los conceptos esenciales de la Alquimia y su relación con el símbolo número. 4.3 Alquimia mística y numerología 4.4 ¿Será posible hacer operativa la alquimia? 5. EL TAROT Y LOS NÚMEROS 5.1 Cuestiones generales 5.2 Escarbando en las raíces. 5.3 Tarot y Alquimia 5.4 Las figuras simbólicas y los números en el Tarot. 5.5 El “juego” del Tarot 6. EL LENGUAJE OCULTO DE LOS ARCANOS MAYORES. El Uno en el Tarot: El Mago El Dos en el Tarot: La Sacerdotisa El Tres en el Tarot: La Emperatriz El Cuatro en el Tarot: El Emperador El Cinco en el Tarot: EL Sumo Sacerdote El Seis en el Tarot: El Enamorado El Siete en el Tarot: El Carro El Diez en el Tarot: La Rueda de la Fortuna 7. DIMENSIÓN FUNCIONAL DE LA GNOSIS NUMERAL. 7.1 El esfuerzo predictivo de la modernidad frente a las mancias tradicionales. 7.2 Operatividad de los símbolos: los arquetipos. 7.2.1 Los símbolos
  • 4. 4 7.2.2 Los arquetipos ¿qué son? 7.2.3 Lo que no son los arquetipos 7.2.4 El papel de los arquetipos 7.2.5 Nociones sobre algunos arquetipos. a) El arquetipo de totalidad b) El arquetipo sombra c) Los arquetipos anima y animus. d) El arquetipo madre. e) El arquetipo de la dualidad opuesta o conflicto f) El arquetipo de cuaternidad. g) El arquetipo número. 7.2.6 A modo de síntesis sobre el “funcionamiento” de símbolos y arquetipos 8. LA MAGIA DE LOS NÚMEROS EN EL TAROT 8.1 Numerología determinística en el Tarot a) Obtención del número personal b) Obtención del número del año c) Obtención del número del mes d) Obtención del número del día e) El significado del número del día 8.2 La experiencia del Tarot y la lectura mental a) La experiencia del Tarot b) ¿Cómo leer el Tarot?. La lectura mecánica o mental 9. YO SOY EL TAROT 9.1 Las dimensiones o formas de trabajo con el Tarot 9.2 El control de lo mental 9.3 Las formas de trabajo meditativo en el Tarot 9.4 El método de la Meditación Activa ANEXO. EL LENGUAJE OCULTO DE LOS ARCANOS MAYORES. Este anexo es la continuación de la descripción de los símbolos contenidos en los Arcanos Mayores iniciada en el Capítulo 6.
  • 5. 5 1. MODERNIDAD Y DESACRALIZACIÓN DEL MUNDO 1.1 Operación y especulación Es costumbre oír o leer afirmaciones relativas al carácter especulativo de la masonería contemporánea, carácter cuyo nacimiento se hace remontar aproximadamente al siglo XVIII. Se pretende que dicha denominación es para diferenciarla de la antigua o primitiva masonería operativa, aquélla que se ve reflejada en los “manuscritos” o “constituciones” aparecidos entre los siglos X al XVII. Además, se suele vincular –por tradición, por error o por afición a las leyendas- la incorporación de los masones aceptados en las logias de los masones de oficio o constructores al origen de la transformación de la masonería operativa en masonería especulativa. Operar (Lat. Operare) significa “producir cierto efecto”. Su palabra derivada operativo significa “capaz de surtir efecto o de funcionar”. Por su parte, especular (Lat. Speculari) significa “meditar, raciocinar, pensar”. Su derivada, especulativo significa “que tiene por objeto la especulación”, es decir, “que tiene por objeto el examen o estudio teórico”. Está claro que la separación de una masonería operativa -ligada exclusivamente a los maestros, oficiales y aprendices de la construcción– respecto de una masonería especulativa –ligada preferentemente a los intelectuales y artistas liberales- es completamente abusiva y podría constituir nada más que el reflejo de la opinión dominante en una época y una cultura entre los masones. La masonería, su método y su tradición nunca han dejado de ser operativos, aunque en grado menor que antaño y quienes afirman y/o se enorgullecen de que hoy sólo sea especulativa no hacen sino gala de una profunda ignorancia cuando no de superficialidad. Si la masonería fuese solamente especulativa, haría mucho tiempo que hubiese abandonado su carácter iniciático y su contenido simbólico, e incluso, desaparecido. Su carácter iniciático es el que le permite mantener, continuar y transmitir la tradición. Su contenido simbólico es el que permite desencadenar el proceso operativo en la “materia filosófica”, o sea, el desarrollo de la personalidad o psiquis del adepto. Además, la combinación de lo iniciático y lo simbólico vienen a envolver y proteger el secreto masónico, concepto muy alejado de la simple circunspección. La iniciación es un rito de profundo contenido esotérico, el cual, para algunos extraviados no constituye más que una ceremonia de ingreso o de elevación de grado del tipo “requisito administrativo”. Sin embargo, si se analiza con detención, se podrá ligar con él de manera inteligible, descubriendo una buena parte de su simbolismo. El iniciando es un héroe o viajero que emprende una aventura por una ruta sembrada de pruebas que implican un costo: morir el que se es para nacer transformado en alguien diferente, más maduro, más integrado interiormente, abierto o dispuesto a conectar con el conocimiento de otras dimensiones de la realidad. La vida misma es una perpetua y recurrente iniciación. Cada
  • 6. 6 etapa, cada proceso, cada experiencia tanto de la existencia de una persona o de un grupo social, tienen un carácter iniciático y se desenvuelve la mayoría de las veces en el ámbito del inconsciente, tanto individual como colectivo. Por ejemplo, el simple trabajo de preparar un informe, un estudio o realizar una práctica, implica enfrentarse con lo oscuro (nuestra ignorancia y desorientación); viajar por el aire (hacer uso de las ideas, la lógica, la voluntad, sentir la agudeza de la opinión ajena); viajar por el fuego (tener iniciativa, chispa, energía); viajar por el agua (comprometerse emocionalmente con la tarea venciendo el temor, la angustia, el desaliento); y vincularse con la tierra (usar nuestro cuerpo a expensas de nuestra salud y utilizar medios materiales). Por su parte, los símbolos tienen una importancia crucial, tanto en conjunto como considerados por separado, como veremos más adelante en detalle, y operan respecto del inconsciente del adepto, tanto en el interior como en el exterior de la logia. El desafío es acentuar la comprensión consciente y darse cuenta de su mensaje y de su potencial de tipo funcional sobre la entidad psíquica humana individual y colectiva. En síntesis, la iniciación y los símbolos operan, quiéralo o no un individuo o un grupo que represente una tendencia o una opinión. De allí que la masonería siempre será operativa sin tampoco renunciar a la especulación. Y, bien considerado, buen cuidado con el uso del lenguaje habrían de tener quienes insistan que la masonería no es operativa, lo cual, estrictamente, significa que “no es capaz de surtir efecto ni de funcionar”. Pero, ¿de dónde viene esta pretensión reduccionista del contenido que puede ofrecer una cofradía surgida y canalizada en la tradición?. Acontece que, si bien la masonería ha influido en la sociedad y en la historia de su época y lugar, también ha experimentado la influencia de la sociedad, la historia y la cultura de su época, más focalizadamente, de la modernidad y del cientificismo. 1. 2 Deificación de la ciencia moderna. Gracias a la intuición de algunos y, más propiamente, por el trabajo de investigación infatigable de otros, cada vez existe mayor consenso en aceptar que la mayor parte de la historia de la especie humana ha sido vivenciada por sus actores como una realidad sagrada, entendiéndose lo sagrado tanto como inviolable, como inspiración de veneración, como ligado de manera esencial a la divinidad, como formando parte de la divinidad. Más aún, para los antiguos y para los restos de culturas que actualmente sienten y perciben el mundo de esta forma, el mundo sagrado es la realidad, siendo, por oposición, el mundo profano la cotidianeidad y las mezquindades diarias del individuo, un mundo de ilusión, el mundo de la forma o de la manifestación, una instancia transitoria, vana y casual. Con el correr del tiempo -siglos y milenios-, la humanidad fue desembocando paulatinamente en una consideración o percepción inversa, proceso que puede denominarse desacralización de los infinitos espacios antes considerados como sagrados. Una expresión de esta actitud
  • 7. 7 ha sido el nacimiento de la religión o del esoterismo organizado en grupos o sectas, naciendo como necesidad consagrar espacios específicos y localizados, atribuyéndoles dedicación a los dioses, al culto de los mismos o de la espiritualidad. Sin embargo, no es esta categoría relacionada con lo sagrado la única en la cual se han experimentado cambios importantes. Por ejemplo, se puede advertir fácilmente la tendencia del hombre contemporáneo por la cuantificación de su mundo. Por el contrario, el hombre antiguo se desenvolvía en la esfera de la cualificación. Esto se verifica en la importancia que tienen hoy la necesidad de medir y mensurar, de usar estadísticas, de definirse el presente y el futuro de cada persona por cuánto tiene o cuanto acumulará. “Entre los rasgos característicos de la mentalidad moderna,… [se encuentra]… la tendencia a reducirlo todo al punto de vista cuantitativo, tendencia muy marcada en las concepciones “científicas” de estos últimos siglos, y que, por lo demás, se destaca también claramente en otros dominios, concretamente en el de la organización social, de suerte que… nuestra época casi se podría definir como siendo esencialmente y ante todo “el reino de la cantidad” “. 1 En el ámbito del trabajo, esta categoría está hoy asociada a su intercambio por dinero como cualquiera otra mercancía, a su medición en horas como empleo de fuerza de trabajo y no, como antiguamente, a un valor específico vinculado a determinada tarea que involucraba un compromiso cualitativo. El arte es una categoría estética mas bien reciente y antiguamente no se hacía diferencia entre arte y artesanía. El artista griego –lo consideraba deshonroso- nunca hacía dos piezas iguales y no cabía en sus metas la fabricación en serie. El “…carácter cuantitativo… de la industria moderna… al rodear constantemente al hombre de los productos de esta industria, al no permitirle por decirlo así ver ya otra cosa…, se le obliga verdaderamente a encerrarse en el círculo estrecho de la “vida ordinaria” como en una prisión sin salida. En una civilización tradicional, al contrario, cada objeto, al mismo tiempo que era perfectamente apropiado como es posible al uso al que estaba inmediatamente destinado, estaba hecho de tal manera que, en cada instante,…en lugar de tratarle en cierto modo como una cosa muerta… podía servir de soporte de meditación al ligar al individuo a algo más que la simple modalidad corporal…” 2 La concepción antigua –y sagrada- del universo consideraba a éste como a una esfera, cuyo centro podía estar en cualquiera de los innumerables puntos del todo y a partir del cual se extendía la realidad en múltiples direcciones y distancias infinitas. El centro podía estar en cualquier parte y podía ser tanto el propio individuo como un lugar consagrado, como un templo o un sitio relevante de una ciudad. Por eso el mundo se representaba a través de un punto, cruce de dos líneas o cruz, o un círculo, representación este último en el plano de la esfera universal. “…la esfera es la forma primordial, por que es la menos “especificada” de todas, al ser semejante a ella misma en todas las direcciones, de suerte que, en un movimiento de rotación cualquiera alrededor de su centro, todas sus posiciones sucesivas son siempre rigurosamente superponibles las unas a las otras. … esta forma esférica es, en todas las tradiciones, la del “Huevo del Mundo”, es decir, lo que representa 1 Guénon, René. 1945. El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos. 2 Guénon, René. 1945. La degeneración de la moneda, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
  • 8. 8 el conjunto “global” en su estado primero y “embrionario”, … por lo que, … la forma esférica perfecta, o la forma circular que se le corresponde en la geometría plana… no se encuentra nunca realizada en el mundo corporal”.3 Si los conceptos geométricos anteriores los ligamos con el de cuantificación del mundo, vemos que la tendencia a la cantidad no podrá considerar los espacios como infinitos, sino como mensurables y reductibles a tramos o a distancias acotadas. Este enfoque es el que se relaciona con los ejes cartesianos en dos o tres dimensiones y con una representación opuesta a la esfera, como es el cubo o el paralelepípedo recto. “… el cubo es al contrario la forma más “fijada" de todas,… la que corresponde al máximo de “especificación”; esta forma es también la que se atribuye, entre los elementos corporales a la tierra, en tanto que ésta constituye el “elemento terminal y final” de la manifestación en este estado corporal; y… corresponde también… a lo que hemos llamado el “punto de detención” del movimiento cíclico. … esta forma es en cierto modo la del “sólido” por excelencia, y simboliza la “estabilidad” en tanto que ésta implica la detención de todo movimiento; por lo demás, es evidente que un cubo que reposa sobre una de sus caras es… el cuerpo cuyo equilibrio presenta el máximo de estabilidad”. 4 Otra manifestación de los cambios que hacemos notar es relativa a los planos en los cuales se desplaza la psiquis humana. El hombre antiguo se desenvolvía –y esto se liga con su concepción sagrada del mundo- en el plano de la intuición, más propiamente de su inconsciente y del inconsciente colectivo, es decir el de la especie. Los hechos eran interpretados como señales de la divinidad y podían ser faustos o infaustos, afortunados o desgraciados, auspiciosos o desfavorables. La potencia o los designios de la divinidad así como los mitos eran considerados categorías de pensamiento válidas para preparar todo tipo de emprendimientos que iban desde un parto o nacimiento, pasando por una boda hasta una guerra. No en vano los oráculos eran consultados por el más modesto de los miembros de la comunidad hasta por el más rico y poderoso. Esta manera de enfrentar el mundo fue siendo paulatinamente desplazada por el uso de la razón y lo mental. No digamos por el uso de la inteligencia, pues eso sería caer en el mismo desprecio que los modernistas han caído en los últimos tres o cuatro siglos por quienes nos precedieron. El punto de discusión no está en el uso de la lógica y de la información, sino en cuál es la dimensión en la que se mueve el ser, cuáles son las categorías conceptuales que corresponden a ella y cuál es el tipo de información que se está dispuesto a usar. “… cuanto más estrechamente limitada es una concepción, tanto más estrictamente “racional” se la considera; por lo demás,… desde los enciclopedistas del siglo XVIII, los más acérrimos negadores de toda realidad suprasensible aman particularmente invocar la “razón” a todo propósito y proclamarse “racionalistas”. No obstante, cualquiera que sea la diferencia que haya entre ese racionalismo vulgar y el racionalismo propiamente filosófico, no es en suma más que una diferencia de grado…” 5 El hombre actual está mucho más expuesto al daño psíquico, más expuesto a la desorientación y al terror al vacío espiritual. Ello se debe a su alejamiento de su propio inconsciente, al no saber cómo encontrarse a sí mismo. El hombre antiguo podía vivir con 3 Guénon, René. 1945. De la esfera al cubo, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos. 4 Guénon, René. 1945. De la esfera al cubo, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos. 5 Guénon, René. 1945. Los postulados del racionalismo, en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos.
  • 9. 9 mayor conformidad, pues la ligazón con su inconsciente era un proceso natural. El ejemplo más a mano lo constituyen los sueños. Para más de algún contemporáneo los sueños no son más que fantasías, sin embargo, para el antiguo, o un habitante actual originario del Amazonas o del África Central, los sueños son parte de su mundo real. Los sueños son recordados, relatados en comunidad e interpretados como mensajes de lo divino que está en el interior del ser, cosa tan difícil para nosotros. Cuando se es niño o ser inmaduro, se vive en el mundo de lo colectivo, tanto del inconsciente como del consciente colectivo. El ser inmaduro carece de opinión propia u original, por eso que cuando se le interroga o debe tomar una decisión reacciona entregando juicios que no son más que las opiniones de los adultos y que le han sido transmitidas consciente o inconscientemente. Con el tiempo, en la medida que se conozca más a sí mismo, estará en condiciones de ir madurando y desatar su proceso de individuación, o sea, de determinarse como un individuo diferente dentro de la especie porque tiene un mayor conocimiento y dominio de sí mismo, capturando la dignidad y el aplomo para hacerse un espacio y un respeto. El proceso de individuación es el esfuerzo y la acción de conectar con el aspecto inconsciente y –a través de lo mental- comprender los mensajes del personal lado oculto y del lado oculto de nuestra especie. Aunque no debería ser así, el concepto no es fácil de manejar en términos académicos, por lo cual hemos recurrido a la descripción que de él hace Nichols: “… es fácil comprender por qué Jung escogió para este proceso de autorrealización el nombre de individuación. Enfrentándonos a los arquetipos y liberándonos a la vez de las coacciones a las que nos someten, uno se vuelve cada vez más capaz de responder a la vida de una manera individual. Como hemos visto, el comportamiento de aquellos que desconocen los arquetipos está condicionado por fuerzas invisibles. Es algo tan rígidamente programado como el comportamiento instintivo de los pájaros y de las abejas, que reaccionan siempre de una manera preestablecida a idénticos estímulos; aparearse, anidar, emigrar, etc., que efectúan según modelos idénticos generación tras generación. Así pues, cuando un ser humano ha completado un cierto grado de conocimiento de sí mismo, es capaz de efectuar elecciones distintas de la bandada y expresarse de una manera que es la suya propia. Al haber establecido contacto con su propio y verdadero sí-mismo ya no se agobiará más por las críticas de los demás, sean internas o externas. …Será capaz de examinar las costumbres sociales y las ideas, y adoptarlas o no según su elección. Será libre de actuar de manera que colme sus necesidades internas más profundas y de expresar lo más auténtico de sí mismo.6 ”. Y agrega: “…a medida que una persona gana independencia para ser inconformista, gana a la vez seguridad personal para ser conformista. Como Jung señaló frecuentemente, una persona individuada no es lo mismo que una persona individualista. No trata de conformarse con las costumbres, pero tampoco siente la necesidad de desafiarlas. No trata de separarse de sus compañeros adoptando vestimentas extrañas o comportamientos fuera de lugar. Por el contrario, se siente realmente como expresión única de la divinidad, no tiene necesidad de demostrárselo a nadie.7 Han sido los cambios históricos y culturales que hemos descrito tan rudimentariamente los cuales explican la importancia que da la sociedad actual al desarrollo de la mente, con un olvido y desprecio sorprendentes por el inconsciente –la verdadera conciencia-. Al respecto, 6 Nichols, Sallie. 1988. Jung y el Tarot. Un viaje arquetípico. Editorial Kairós, Barcelona. 537 p. Edición original 1980. 7 Nichols, Sallie. 1988. Jung y el Tarot. Un viaje arquetípico. Editorial Kairós, Barcelona. 537 p. Edición original 1980.
  • 10. 10 entendemos por conciencia la facultad de poder conectar con el alma, interpretando los mensajes de lo oculto o inconsciente. Un analista jungiano diría que el hombre o la mujer modernos sufren una psicopatía caracterizada por la inflación o hipertrofia de lo mental. Por tanto, el gran desafío para el hombre actual es lograr avanzar en su proceso de individuación y mantener la conciencia de sí. Los cambios a los cuales nos hemos referido se fueron dando en contextos históricos definidos y alcanzaron su expresión más clara con el advenimiento de la modernidad. La modernidad, como época, y el modernismo, como corriente de pensamiento, tuvieron sus albores en Europa en el siglo XVI y se afianzaron en los siglos XVII y XVIII, teniendo como base el movimiento ilustrado, el racionalismo y la aspiración de libertad. El modo de producción capitalista pudo dar un gran salto a partir de la circunnavegación del globo y realizar el proceso de acumulación originaria, efectuando la explotación de los territorios coloniales y sus habitantes. La concentración de riqueza en una nueva clase en ascenso, ávida e industriosa –la burguesía- ligado ello a la acumulación de conocimientos y nuevas técnicas, marcaría el lanzamiento de una nueva era. La inspiración del nuevo enfoque de la vida y del mundo que superaba la visión medieval europea, tiene un hito en las formulaciones cartesianas, las cuales permiten resolver las aspiraciones cognitivas separando la voluntad y el pensamiento individuales de la voluntad o designio divino, representado este último por el poder ideológico del catolicismo. El aspecto revolucionario de las nuevas ideas y la violencia con la cual fueron perseguidas así como la violencia con la cual a su turno fueron impuestas tuvo en gran medida su origen en la dictadura de la religión, devenida una autoridad asfixiante y cruel, una ideología institucional que se arrogaba la intermediación entre el individuo y la divinidad, entre el individuo y su propio ser más íntimo y, para peor, impedía razonar libremente encontrando explicaciones fundadas en la realidad tangible, pues toda interpretación ajena a lo aceptado por el clero se definía como herética y penalizable, incluso mediante castigos cruentos. El ser había sido considerado por la ideología religiosa dominante como una gracia otorgada por la divinidad y el pensamiento debía mantenerse dentro del esquema de verdades autorizado por la tiranía espiritual ejercida desde el papado. El planteamiento cartesiano vendría a ser la primera piedra del edificio mental que albergaría dos estructuras en el plano de las ideas: el principio de libertad del individuo para raciocinar en forma independiente y la creación del pensamiento científico. El principio de libertad representa el ansia de romper con las cadenas ideológicas de la religión y se ampliaría a la libertad social, política y económica, esta última en el sentido de libertad para emprender y contratar. La creación del pensamiento científico, por su parte, requirió de un agregado, la técnica, por eso se acostumbra a mencionarlos juntos. La ciencia fue estableciendo su método y sus metodologías en todas sus ramas. Se levanta una o varias hipótesis y éstas se comprueban mediante experimentos o verificaciones repetibles; se usan estadísticas y pruebas de
  • 11. 11 confianza. La ciencia sostiene -y así lo demostró- que repitiendo o reuniendo las mismas condiciones podrán repetirse o reproducirse los hechos que esas condiciones determinan. La ciencia fue así construyendo su visión paulatinamente, de la mano de la técnica, circunstancia que potenció y multiplicó la eficacia del capital y el sometimiento del trabajador a aquél. Tal fue la potencia, dominio y arrogancia de los adoradores de la ciencia que la erigieron en una nueva fe, sin cuyo tamiz no se daba ninguna afirmación por cierta, incluidos los hechos o estados relativos al espíritu del ser humano o Uno Mismo. La ciencia prestó herramientas al análisis de la sociedad, naciendo la sociología e incluso, una escuela psicológica, el conductismo, tuvo la pretensión de ser la única tendencia de carácter científico dentro de esta rama del saber. Considerando la potencia e influencia del pensamiento moderno, surgido en paralelo con el establecimiento de la francmasonería del rito escocés, no es de extrañar que esta última, así como sus miembros en particular, hayan sido influidos como para desorientarse respecto de la significación o trasfondo operativo de sus propios ritos y símbolos. Sin embargo, son estos mismos ritos y símbolos, su espacio consagrado, su vinculación con la tradición universal o unánime los que han contribuido a su existencia actual. Si no hubiera sido así, si la francmasonería hubiese abdicado completamente, sustituyendo su doctrina por conceptos extraídos del mundo profano, del mundo de la razón y la cantidad, habría pasado a la historia como una de tantas instituciones que desaparecen en el espacio mercantil de la sociedad capitalista. Una de las expresiones de esa influencia modernista ha sido la pretensión –ya señalada- de que la masonería es “especulativa” y habría superado a la antigua masonería “operativa”. No ha sido una casualidad que los propios símbolos y ritos impidan que la francmasonería sea sólo especulación. Es que los símbolos y ritos no tienen otro objeto o significación que ser operativos, es decir, operan en los adeptos en la misma dimensión que operó en su momento lo sagrado en el hombre antiguo. 1.3 Era moderna y gnosis numeral. Por Gnosis, debemos entender –dice René Guénon8 - ese Conocimiento Tradicional que constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han trasmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida. La iniciación – continúa Guénon- tiene como fin la conquista del Conocimiento Integral, que es la Gnosis en el verdadero sentido de la palabra. Por su parte, para Oswald Wirth9 , la Gnosis o conocimiento iniciático tiene por características ser progresivo, personal, incomunicable y mistérico. 8 Guénon, René. 1910. “La Gnosis y la Francmasonería”. Artículo publicado en “La Gnose”, número de marzo de 1910, con la firma de Palingenius. 9 Wirth, Oswald. Ver L'Initiation Maçonnique, artículo publicado en L'Initiation, 4º año, nº 4, enero de 1891. Citado por Guénon.
  • 12. 12 La Numerología parte de la base que los números no son sino símbolos, que constituyen una forma particular de acceder a ese Conocimiento Tradicional o Integral al cual hace referencia Guénon. Se cuenta que los pitagóricos10 enseñaban que los números tienen una significación independiente de la que indican sus signos. Los números representan cualidades; los signos representan cantidades. Es decir, los números son símbolos o acordes que operan en el plano espiritual; en cambio, los signos numéricos son grafismos utilitarios para ser usados por la mente y medir las cosas en el plano material. Ahora bien, la expresión Gnosis Numeral no hace sino relacionar conocimiento iniciático con Numerología dejando explícita su especial condición de método para tener acceso a un saber oculto a través de los símbolos numéricos. Ahora bien, la Gnosis Numeral conlleva dos aspectos muy relacionados, los cuales es preciso distinguir, pues a menudo se presentan ante la conciencia humana tan entrelazados que podrían confundirse como si fueran lo mismo. El primero de ellos, es el aspecto filosófico- hermético, perfilado como un conocimiento holístico o arte de reflexionar sobre el macrocosmos y las relaciones del hombre con el cosmos. El segundo de ellos, es el aspecto alquímico o psicológico-arquitectural, considerado como un conocimiento de la psiquis humana o Uno Mismo y de las claves operativas para construir la personalidad del adepto. El enfoque filosófico-hermético estima que el acceso al Conocimiento no sería un proceso racional o simplemente mental, sino un proceso espiritual, quizás una expresión un tanto vaga para definir algo que tampoco ha podido ser desentrañado ni por la ciencia ni por la sicología, que consiste en una actividad de la psique, íntima e individual, intransferible, a través de la cual se accede a la comprensión del cosmos y de la relación de éste con el ser humano por mecanismos tales como la manifestación, la revelación, la intuición, la analogía. El enfoque alquímico de la Gnosis Numeral, en cambio, es un ámbito de conocimiento que tiene, a su vez, dos campos complementarios. Uno de ellos, el proceso racional de análisis e identificación de los diversos aspectos de la personalidad o psiquis humana. El otro, una praxis para contribuir al perfeccionamiento de este complejo microcosmos que es la entidad humana, proceso denominado Gran Obra o Piedra Filosofal, que conduciría a la búsqueda del Arquetipo o Ser Humano Ideal. Esta aspiración, para quien quisiera aceptar el desafío, no tiene más que una palabra que pueda sintetizarla: rigor. Pero nada tiene que ver con el rigor o el poder de la autoridad o la capacidad de administrar a las otras personas, sino el rigor sobre el propio adepto o Uno Mismo. Las operaciones alquímicas no son sólo mentales, espirituales o energéticas, sino que son también materiales pues la búsqueda del perfeccionamiento incluye la estructura corpórea densa o cuerpo físico. Evidentemente, estas afirmaciones caen en el campo de la alquimia mística o espiritual, fuera del campo de la alquimia metálica. 10 Aristóteles, Capítulo V. De los Pitagóricos. Doctrina de los números. Parménides, Jenófanes, Meliso. Libro I de Metafísica.
  • 13. 13 Este conocimiento al que nos estamos refiriendo, entonces, involucra diversas formas de abordarlo o de conectarse con él. Una manera sería intentar comprenderlo mediante la razón o entendimiento, lo cual sería una ganancia desde el punto de vista erudito, y convertiría al interesado en una persona más culta o versada en estas materias, digamos capaz de especular o raciocinar con estas imágenes y conceptos. Otra, sería vincularse con el tema en un nivel o esfera diferente a la razón, en la espiritualidad o intuición, accediendo a una comprensión íntima y subjetiva, como corresponde al plano iniciático o del secreto al cual se conecta por revelación o espontaneidad, forma de apropiarse en forma operativa de estos conocimientos. Cada expresión de la “materia filosófica” o individualidad o iniciando tendrá que adoptar una opción o camino para seguir al respecto. La Numerología o Gnosis Numeral o Simbología Numérica, ha constituido parte sustantiva del conocimiento esotérico, la tradición iniciática o tradición unánime, en las múltiples manifestaciones culturales que se han expresado desde tiempo inmemorial: el pitagorismo, el hermetismo o doctrina hermética, la alquimia o expresión operativa de la anterior, la Cábala o tradición judía, el Tarot y, por lo demás, el simbolismo masónico. Realizados esos comentarios de tipo general, cabe acotar los alcances del presente trabajo. Algunos estudios sobre numerología se orientan en un sentido mas bien conceptual o filosófico, manteniéndose dentro de la herencia pitagórica o de la tradición cabalística. En este medio, la propuesta consiste en vincular los números naturales a determinados conceptos, los cuales están estructurados de tal forma que llegan a ordenarse en un sistema o modelo, el cual sería tanto un reflejo del universo como del ser humano. Para fundamentarlo, se acostumbra a citar la célebre frase tomada de la Tabla Esmeraldina: “Como es arriba, es abajo”. Estos enfoques dedican un espacio menor a los aspectos operacionales o aplicaciones numerológicas, dejando la impresión que su uso es materia de especialistas con un don o gracia natural, vedado a quienes carecen de aptitudes para este arte. Un tipo diferente de estudios, por el contrario, dejan a un lado las consideraciones sistémicas o conceptuales, centrándose en la aplicación práctica de la Gnosis Numeral. En esta categoría entran los libros sobre el tarot, el uso del I-Ching y aquéllos que propenden a realizar juegos con matrices o aritmológicos. Ahora bien, en el nivel contemporáneo que se encuentran los grupos hermetistas –entre ellos la francmasonería-, habría conformidad con simples descripciones o conceptualizaciones con diferente grado de profundidad. Se tiende a reconocer que hay un valor cualitativo de los números que se encuentra contenido en los símbolos masónicos, digamos coagulado o cristalizado, y que –de alguna forma que nadie describe exactamente- va a penetrar en el adepto como una especie de proceso osmótico. En ocasiones, un aprendiz más inquieto se preguntará si debiera permanecer como un bobo mirando las figuras y representaciones establecidas en el interior de la logia, esperando recibir la luz desde una dimensión desconocida.
  • 14. 14 La pretensión de este trabajo, en lo que pudiera considerarse de distinto a la moneda corriente es –partiendo de una conceptualización general- disponer de una mirada que vincule el símbolo número con el símbolo figurativo de una manera funcional y operativa, usando métodos que permitan activar los símbolos, haciéndolos presentes en la realidad virtual o psiquismo del adepto, en el marco de un proceso que podría ser desencadenado a voluntad. El objetivo obvio será proporcionar pistas, señales, criterios útiles para contribuir a conocerse a sí mismo, controlar el entorno personal y colectivo, e incluso la producción de mensajes de tipo oracular o adivinatorio. 1.4 Cartomancia contemporánea y gnosis numeral. El empleo de la cartomancia y, más específicamente, del Tarot, implica la vivencia de una contradicción, la cual tendría su causa tanto en el método de usarla (las tiradas de cartas) como en los elementos presentes en las cartas. Los elementos de contenido son, por una parte, los arcanos expresados mediante personajes o escenas y, por otra, los números de las cartas. En la operación cartomántica los opuestos que conviven en forma dialéctica son el desorden (la aparición al azar de los arcanos) y el orden (los números y la disposición de las cartas en la tirada). Desde el punto de vista corriente o mental, en la experiencia vital se da tanto el orden (una estructura o una enumeración o una serie física o temporal) como el desorden (la ausencia de estructura o de una cantidad, luego, la falta de una lógica). Sin embargo, desde el punto de vista espiritual o del alma o de la intuición, sólo existe el orden, el cual podría ser, en primer lugar, de tipo absoluto o sincrónico (aquél dado sin razón de causa y atemporal) establecido en forma universal tanto en el mundo real como en el de las ideas, por una razón que se encuentra más allá del intelecto humano y, en segundo lugar, de tipo relativo o restringido o mental (establecido por la razón o intelecto humano para comprender un fragmento de un realidad demasiado vasta). En el juego del Tarot –decimos juego en sentido amplio pues se requiere una actitud lúdica del participante, un involucrarse- se van combinando el orden y el desorden, lo determinado y lo indeterminado, lo estructurado y el azar. El tarotista puede escoger una tirada cualquiera, es decir, un esquema u orden de disposición para las cartas que les establece lugares y funciones específicas (diagnóstico, sugerencia, pronóstico, etc.) pero las cartas mismas son seleccionadas al azar por el interesado (pues están vueltas boca abajo). Un segundo elemento de orden es el número que aparece en cada carta seleccionada y que aporta conceptos y pronósticos. Sin embargo, usando esos números, se puede, mediante juegos aritmológicos, obtener nuevos números, que conducen de manera inesperada a nuevas cartas y, por tanto, a nuevas sugerencias y pronósticos. Y un elemento de azar siempre presente: la lectura la realiza una persona y es por intermedio de las complejidades de su espíritu, a través de su mente, de su subjetividad y su intuición que se manifiesta el mensaje que jamás deja de tener un sentido. Este segundo elemento de caos es la
  • 15. 15 inspiración estimulada por las escenas, personajes y símbolos, la cual favorece la constelación de arquetipos diversos, sin un concierto preestablecido. Los números como cualidades y simbolismo arcano pueden tener una interpretación según un patrón o tipo más generalmente aceptado, sin embargo, también pueden tener diversos sentidos o concepciones según las culturas, las épocas, localidades y también según el entender de las personas que descifran los símbolos e intentan explicar estos conceptos. Podrán coexistir diversos enfoques, los cuales tendrán puntos en común –pues parece haber una raíz compartida en la gnosis numeral- pero que podrán diferenciarse e identificarse las fuentes así como los matices que las distinguen. En la materia que nos atañe, la gnosis numeral ligada a la cartomancia, se tendrá en consideración a tres fuentes: el pitagorismo, el hermetismo y la alquimia, pues poca duda hay respecto a la carga simbólica que esas corrientes espirituales han aportado a los números. Aunque el Tarot tiene un potencial de inspiración basado esencialmente en sus personajes y sus escenas y el número es un elemento adicional o complementario, la presencia del número en una carta de tarot le agrega una carga o potencia adicional nada despreciable. Ahora, ese potencial arquetípico no es especulativo o erudito sino que cuenta con fines operativos, es decir, con una acción y resultado efectivos en el sí mismo del adepto y no meramente en su mente. Probablemente alguien podrá echar en falta que no se haga referencia en este trabajo al punto de vista cabalístico. No podremos darle en el gusto. A nuestro entender la Cábala hebraica ha tenido un desarrollo aparte de las otras escuelas de pensamiento, focalizada en áreas restringidas de Europa occidental y mas bien bajo su expresión como Cábala Cristiana. La Cábala carece de una relación inmemorial comprobada con las otras fuentes y con el tarot. Por ejemplo, la vinculación entre Cábala y hermetismo es reciente y se sabe que el inicio del intento de síntesis se encuentra en la Italia renacentista. Recién “alrededor de 1460 un manuscrito griego procedente de Macedonia llegó a Florencia traído por un monje, uno de los muchos agentes destacados por Cosme de Médicis para la búsqueda y recopilación de manuscritos. En el manuscrito se hallaba incluida una copia incompleta del Corpus Hermeticum”11 Cosme ordenó a Marsilio Ficino (1433-1499) que emprendiera inmediatamente la tarea de traducir la obra de Hermes Trismegisto. El Corpus fue impreso por primera vez en 1471 y provocó un verdadero revuelo tanto en Italia como en otras partes de Europa conociendo numerosas ediciones, sea por separado o incluido dentro de recopilaciones. Ficino, un filósofo neoplatónico cristiano, asimiló la doctrina hermética, la incorporó en su pensamiento y la reflejó en sus obras. Faltaba un paso y éste lo dio su discípulo Giovanni Pico Della Mirandola (1463-1494). “…contemporáneo de Ficino aunque algo más joven que él,… adquirió de su maestro el entusiasmo por la magia naturalis, que Pico aceptó y propugnó de forma mucho más vigorosa y abierta que el propio Ficino. Sin embargo, la importancia de Pico, dentro de la historia de la magia renacentista, es debida a que añadió a la magia naturalis un nuevo tipo de magia complementario. Este otro tipo de magia con el que Pico enriqueció el bagaje de los magos renacentistas fue la cábala práctica o magia cabalística”12 . 11 Yates, Frances. 1983. Giordano Bruno y la Tradición Hermética. 529 p. Ariel Filosofía. Barcelona. Ed. Original en inglés de 1964. 12 Ídem.
  • 16. 16 Por su parte, las opiniones que pretenden ligar la Cábala con el Tarot son aún más recientes, algunas del siglo XIX y otras del siglo XX, nacidas de inspiraciones entre 500 a 600 años posteriores a la aparición de la baraja esotérica. No tienen nada de histórico, ni cultural, ni antropológico. Tampoco de tradicional, en el sentido estricto, pues carecen de una transmisión inmemorial ininterrumpida de maestro a discípulo. Nos referimos a la opinión de Papus13 , la cual es absolutamente intuitiva, proviene de su inspiración en la magia. Otra, la de Federico González, representante contemporáneo del “tradicionalismo” quien, aunque dedica un libro completo a vincular el Tarot con la Cábala14 , no aporta ninguna prueba real, salvo su profunda fe en el vínculo. No pretendo desprestigiar ni confundir a nadie. Ambos pensadores tienen en común un vasto conocimiento erudito de la Cábala Cristiana y de la filosofía hermética, el primero destacado por su convicción y trabajos sobre la magia y, el segundo, por su conocimiento alquímico y sus trabajos sobre el simbolismo antiguo americano. A mi modo de ver, Papus no ha realizado más que una hábil superposición o acomodo de las cuatro letras hebraicas de la palabra sagrada “javé” (iod, he, vau, hé), convertida en un cuaternario que coincide con los cuatro elementos alquímicos, con las cuatro letras latinas de la palabra INRI (lesus Nazareus Rex ludeorum), con las cuatro letras de la palabra TARO y con las cuatro cartas de la corte del Tarot (rey, reina, caballero, paje), para continuar asimilando los 22 arcanos mayores del Tarot con los 22 senderos del árbol sefirótico cabalístico. Papus afirma que este libro sagrado en imágenes que es el tarot, proviene del Libro Sagrado de Toth del antiguo Egipto, que oculta la sabiduría hebraica y que ha sido conservado por los gitanos. “Los bohemios poseen una biblia; esta biblia les facilita el diario vivir, pues con ella predican la buenaventura; esta biblia es también un motivo continuo de ocio, puesto que les permite entretenerse jugando. Sí, ese juego de cartas denominado Tarot, que poseen los bohemios, es la biblia de las biblias. Es el libro de Thot-Hermes-Trismegisto, es el libro de Adán, es el libro de la revelación primitiva de las antiguas civilizaciones”15 . Para dar mayor fuerza a sus afirmaciones sobre la palabra sagrada que le sirve de fundamento, agrega: “Este nombre que los israelitas no pronuncian jamás, y que el gran sacerdote decía una vez al año en medio de los gritos del pueblo profano, es aquel que se halla en la cima de todas las iniciaciones, aquel que irradia en el centro del triángulo resplandeciente correspondiente al grado 33 de la Masonería Escocesa, aquel que se instala sobre el pórtico de nuestras viejas catedrales; está formado por cuatro letras hebreas y se lee: iod-hé-vau-hé”16 . Federico González explica la relación de los arcanos o láminas del tarot, tanto los mayores como los menores (cartas numerales y cartas cortesanas) con los sefiroth del Árbol de la Vida cabalístico. Además, señala la identificación que realizan algunos tarotistas de las letras del alfabeto hebreo con cada uno de los arcanos mayores. Sin embargo, tiene la prudencia de advertir que “No todos proceden exactamente de la misma manera en la cuestión de las equivalencias, y esto puede dar lugar a distintos diagramas sefiróticos en que los senderos queden signados por 13 Seudónimo del ocultista francés Gérard Anaclet Vincent Encausse (1865-1916). Obra “El Tarot de los Bohemios”. 14 González, Federico. “El Tarot de los Cabalistas”. Vehículo Mágico. Buenos Aires. Kier, 1993. 190 p. 15 Papus. “El Tarot de los Bohemios”. 16 Ídem.
  • 17. 17 cartas del Tarot distintas”17 , como intuyendo que no es difícil caer en formulaciones artificiosas cuando se intenta ligar productos culturales diversos cuyo origen y conocimiento se manejan en forman fragmentaria, por carecer de una transmisión verdadera. En definitiva, la relación entre Cábala y Tarot se basa en una actitud de profunda fe y de intuición, la cual, aunque respetable, no es demostrable. Sin embargo, como la función de los oráculos es operativa, o sea, inducir al iniciado o practicante a conectar con el sí mismo o inconsciente o alma, si dicha conexión es operada y se encuentra una respuesta que proporcione serenidad, plenitud, madurez, no habría nada que objetar. 17 González, Federico. “El Tarot de los Cabalistas”. Vehículo Mágico. Buenos Aires: Kier, 1993. 190 p.
  • 18. 18 2. NUMEROLOGÍA PITAGÓRICA 2.1 Importancia del pitagorismo. Al acudir a una librería o buscando libros digitales en Internet, usted podrá descubrir textos tanto de numerología como de matemáticas. Al consultarlos, se encontrará con que ambos tipos de obras, en su mayoría, tratan sus materias sin más. Será muy extraño que expliquen y fundamenten el origen -y si no el origen al menos un punto de inflexión histórico- de tales conocimientos, como si mágicamente el logos numérico y el logos matemático hubiesen nacido con el autor. Nada más mezquino ni presuntuoso que tal realidad literaria, pues ambas ramas de conocimiento son deudoras, al menos en su fuente occidental, de un movimiento espiritual e intelectual conocido como pitagorismo, cuyo inicio histórico tuvo lugar con la vida y obra de su primer líder: Pitágoras. Dudar de la existencia histórica de Pitágoras es como dudar de la realidad histórica de una persona llamada Jesús de Nazaret. Una cosa distinta será polemizar sobre los detalles de su existencia, pues nada hay al respecto que pueda probarse de manera documentada, en atención a que quienes opinaron sobre ellos vivieron en forma muy posterior y sin aclarar sus fuentes. Los pitagóricos florecieron entre los siglos VI y IV antes de nuestra era. Se distinguirían varias generaciones de sabios pitagóricos18 entre los años 530-360: 1ª Generación (530-500): Pitágoras. 2ª Generación (520-480): Hipaso de Metaponto, Alcmeon. 3ª Generación (480-430): Matemáticos anónimos. 4ª Generación (440-400): Filolao, Teodoro. 5ª Generación (400-360): Arquitas de Tarento Desplegaron actividad múltiple: filosófica, científica y social. Filosófica, al raciocinar sobre los fundamentos últimos y primeros principios de la existencia; científica, al trabajar intelectualmente con las matemáticas y aplicarlas por primera vez a la física; y social, al fundar comunidades, sectas o grupos organizados, estratificados en grados de evolución personal, y con una proyección moral y política sobre el entorno humano. El líder y maestro fundador, Pitágoras, habría tenido una vida dedicada al estudio laborioso de conocimientos filosóficos, científicos y esotéricos de fuentes egipcias y quizás babilónicas, existencia que tuvo ribetes azarosos y novelescos, regresando del oriente medio a su natal Grecia para asentarse en las colonias griegas de itálica. Dejó una huella profunda entre sus contemporáneos y las generaciones posteriores, tanto de la antigüedad como de épocas más recientes, hecho reconocido actualmente no sólo por los historiadores, 18 De Guzmán Ozamiz, Miguel (Universidad Complutense). “Lecciones Pitagóricas para El Siglo XXI”. Capítulo “Orígenes del Pitagorismo”. 1986. Cita de van der Waerden.
  • 19. 19 sino por filósofos y matemáticos ilustres, quienes no dudan en sostener que ese pensamiento ha sido, seguramente sin proponérselo, uno de los más influyentes en el desenvolvimiento intelectual de occidente. La secta pitagórica original tuvo un término trágico, pues su sede fue destruida y sus líderes fueron asesinados, bajo la justificación de mezquinos intereses materiales, además, de paso, aprovechando de librarse de la influencia de una ideología de estricta ética orientada al bien común. No se sabe en verdad si el maestro Pitágoras falleció en ese exterminio o si logró exiliarse. Lo que sí hay que reconocer es que los pitagóricos, de ahí en adelante, continuaron como discretas escuelas de pensamiento y nunca más tuvieron una expresión política, tal parece que fueron reprimidos y prohibidos en Grecia en ese ámbito. Su doctrina permitía elevar a los cargos públicos a los mejores, o sea, era aristocrática19 , lo cual se oponía al modelo democrático de la época, el que, tal como hoy, mezclaba el voto ciudadano con los intereses de poderes fácticos de tipo plutocrático. Nunca otra escuela filosófica otorgó tanta importancia al concepto número, al extremo que su cosmovisión se fundamenta esencialmente en lo numerológico. Pero no hay que confundirse, pues cuando los pitagóricos afirman que el número es la esencia de todas las cosas, se están refiriendo a lo conceptual-cualitativo, que para ellos es filosófico-esotérico, reservado a los iniciados de alto grado y, por tanto, difiere de lo material-cuantitativo, concepción reservada al entorno exotérico. Esto no siempre fue bien comprendido por otros filósofos helenos, a excepción de intelectuales de la talla de Sócrates y Platón. Variadas son las ramas del saber que recibieron aportes de los pitagóricos: geometría, matemáticas, física, música, arte, filosofía…, así como variados son los grupos que se sintieron herederos del conocimiento esotérico aportado por aquéllos: “los Ofitas, de los Esenios, de los Carnitas, de los maniqueos, de los paulicianos, de los bogomiles, albigenses, cabalistas, rosacruces, las sectas masónicas…”20 2.2 Filosofía del pitagorismo. En su filosofía, los pitagóricos abordaron diversidad de temas, según se desprende de la analítica y la exégesis de los escasos fragmentos que se conservan de sus obras o de las citas que dejaron otros autores y comentaristas de la antigüedad. Algunos de los temas de su interés fueron los que mencionaremos a continuación. Conocimiento iniciático: “Todo conocimiento debe ser iniciático. La iniciación es exigible para evitar que los indignos recorran los caminos del conocimiento tomando rumbos desviados, que puedan servir más para el mal 19 Aristocracia: término derivado de palabras griegas significando excelente y ser poderoso: dominio de los mejores, los más importantes o notables (Diccionario en línea XMLittré v1.3). 20 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
  • 20. 20 que para el bien” 21 . De allí que la iniciación, independientemente de sus aspectos rituales, sería “toda operación gógica” (de goggia), acción de indicar, de guiar, de ahí pedagogía (conducir a los jóvenes), que indica el camino para alcanzar la suprema instrucción (Mathesis) 22 . Amor al saber: Los pitagóricos parecen ser los primeros en referirse a una tarea intelectual llamándola filosofía y a un oficio denominado filósofo. “El que ama el saber es el filósofo. El saber supremo, la Suprema Instrucción, es la Mathesis. La filosofía es el afanarse del hombre para alcanzarla.”23 . El Ser supremo: Los pitagóricos gastaron mucha reflexión sobre la naturaleza de Dios, evidentemente no para darle a su doctrina una justificación religiosa, sino como un ejercicio intelectual sobre conceptos esenciales referidos a lo trascendente. “Dios es el Uno Supremo y el Uno Supremo es trascendente a todo ser finito”. “El Uno Supremo e infinito escapa a nuestro conocimiento”24 . “El Ser Supremo, Dios, es la Mónada Suprema. Es También el Señor y Padre, y Solo, fuente del Uno (la sustancia universal, lo que da sustentación y engendra todas las cosas, lo que corresponde a la creación)25 ”. El Uno y la díada26 : Para los pitagóricos la denominación Uno tiene varias aplicaciones, evidentemente detrás de ellas hay algo en común: el carácter de unidad. “El primer Uno es simplemente Uno, el Ser Supremo. El segundo Uno es Uno-múltiple, pues de él surge la Díada segunda, pues la primera es formada por el primer Uno y por el segundo Uno.” Repasémoslo intentando comprender la abstracción de este sutil ejercicio intelectual, el cual, por lo demás, no tendría por qué representar una realidad concreta y podría significar solamente una realidad virtual, como tantas otras. Para los pitagóricos, el Uno Supremo o Ser Supremo sería el padre de todo. Si éste es capaz de generar otro Uno, ambos constituyen una primera díada. El primer Uno es infinito y es simple. No es propiamente un número, pues no es numeroso o múltiple. El segundo Uno, o hijo, tendría la capacidad generativa, la potencialidad de crear. El conjunto de estos dos primeros Uno forma la primera díada (o díada indeterminada de los pitagóricos), lo podemos llamar el “Dos” o “ambos”. La díada indeterminada o el Uno múltiple con su capacidad de procrear las cosas finitas podría dar origen al tercer Uno, al “tres”, el cual, si lo consideramos un conjunto con el segundo Uno o Uno múltiple, constituiría una segunda díada. Ahora bien, al cobrar existencia un tercer elemento, podemos hablar no sólo de “Tres”, sino de “Todos” y, de aquí en delante de “cosmos”, una totalidad múltiple. Los números: Los verdaderos especialistas afirman, como se dijo antes, que la expresión “números” tenía para los pitagóricos una doble concepción: cualitativa o trascendente y 21 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 22 Ídem. 23 Ídem. 24 Ídem. 25 Ídem. 26 Pareja de dos seres o cosas estrecha y especialmente vinculados entre sí (Diccionario de la Real Academia Española).
  • 21. 21 cuantitativa o concreta (en las cosas). La visión cualitativa entiende que los números son formas eternas, por tanto, están contenidos en lo indeterminado, en el Ser Supremo27 . En cambio, los números que pueden venir de la adición son los números en y de las cosas. La lista de los temas abordados por los “amantes del saber” es larga, y en ella se despliegan conceptos como creación, crisis, ser, forma y sustancia, etc., etc., y quién sabe cuánto más, pues son tan escasos los fragmentos de sus trabajos llegados hasta nosotros. 2.3 Doctrina pitagórica de los números. Corrientemente se entiende al número como una simple señal y, en el mejor de los casos, como una designación que permite indicar el lugar en que algo o alguien se halla con respecto a una serie, o la cantidad en que se tiene una especie de cosas o seres. Se dice que Aristóteles definía número como la multiplicidad medida por la unidad. En cualquier caso, ambos enfoques son meramente cuantitativos. La expresión número tiene su origen en el término griego nomos, que significa regla, ley, orden. Sin embargo, los pitagóricos habrían empleado una palabra distinta: “Pitágoras usaba la palabra arithmós, como número en sentido genérico”28 . La diferencia parece pequeña pero la segunda expresión está enriquecida conceptualmente, pues si el orden es la relación entre el todo y sus partes, existe, además de cantidad y distribución, coherencia... “Así, arithmós (el número) era cantidad, relación, función, tensión, ley, orden, regla.”29 Del Uno Supremo o Único (Solo) provendrían los arithmoi arkhai (arkhé = supremo), los principios supremos o fundadores, de donde surgiría la organización del Cosmos (orden universal). El número pitagórico sería una base de realidad en el mundo sensible: “Todo está arreglado (construido) según el número”30 . Las cosas copiarían a los o por los números: “Todas las cosas son modeladas por el número”31 . Los números serían una fuente de conocimiento de los objetos del mundo sensible: “Todas las cosas se tornan conocidas por los números”32 . Existiría una relación dialéctica entre el concepto de número cualitativo (idea eterna abstracta) y el cuantitativo (concreción en el mundo sensible). “Hay… el número que está en la cosa, in re (concreto), y el número que antecede a la cosa, ante rem, que la cosa copia…”. “las cosas sensibles son 27 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 28 Ferreira Dos Santos, Mario. “Tratado de Simbólica”. San Pablo, Brasil, Año 1956. 29 Ídem. 30 Frase atribuida a Pitágoras según Aristóxeno de Tarento, citada por Ferreira Dos Santos. 31 Frase atribuida a Pitágoras por Platón, citada por Ferreira Dos Santos. 32 Fragmento 3 de Filolao, citado por Diels, luego por Ferreira Dos Santos.
  • 22. 22 construidas por los números, y, a su vez, copian los números”. “Las cosas… copian el número eidético, que corresponde a la forma platónica. Este número es inmutable y eterno, como inmutables y eternas son las formas platónicas.” 33 Para comprender la distinción entre unos y otros conceptos o tipos de números, considérese el caso de un triángulo. Su número concreto es el tres en atención a que lo integran igual número de trazos rectos. Sin embargo, estos tres elementos no están dispuestos de cualquier manera, por ejemplo, paralelos o uno a continuación de otro, de allí que la visión pitagórica considera que el triángulo “copia”, además de la cantidad de tres, una idea eterna de “triangularidad”, un orden o esencia (arithmós)34 de “triangularidad”. La afirmación de Aristóteles en su Metafísica “Los pitagóricos conciben las cosas como números, porque conciben los números como cosas 35 ”, sería una opinión errada, de acuerdo a lo que se ha expuesto sucintamente más arriba, probablemente sin ánimo de tergiversar, pero basada en la lectura de pitagóricos menores y no en escritos de Pitágoras y sus discípulos directos36 . Si bien el concepto de número es importante y esencial en el pensamiento pitagórico, no es para él la base de todo o la causa primera. Otras ideas fueron elaboradas y consideradas como fundamentos, tales como lo finito e infinito y lo par e impar. Debido a que desde nuestra infancia en la cultura moderna se nos enseña que lo par y lo impar se asimilan solamente a un ejercicio cuantitativo37 , sugiero que, para acercarse a una mayor profundidad del concepto par e impar, se considere a lo par “igual” o “similar” y se considere a lo impar “distinto” o “disímil”. Además, sugiero que se siga un ejercicio como el siguiente. Si se suma algo par (similar) con algo par (similar), el resultado será también par (similar). Si se suma impar (disímil) con algo impar (disímil) el resultado será par (similar), pues ambos comparten la disimilitud (son similares entre sí). Si se suma par (similar) con impar (disímil), el resultado será impar (disímil), pues los sumandos son de naturaleza diferente. Por otro lado, los pitagóricos afirmaban que lo par es infinito y lo impar, finito. ¿Por qué se asocia lo par a lo ilimitado y lo impar a lo limitado? Cuando la serie de los números impares se coloca alrededor de la unidad en forma de cuadrantes, la figura resultante es siempre un 33 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 34 De allí, Aritmética: Ciencia que tiene por objeto el estudio de la formación de los números, de sus propiedades y de las relaciones que existen entre ellos (teoría de las operaciones; las cuatro operaciones de la aritmética: adición, sustracción, multiplicación, división). Diccionario del Centre National de Ressources Textuelles et Lexicales; http://www.cnrtl.fr 35 Aristóteles, Metafísica, 1083b 8. 36 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 37 “Par es el entero que es exactamente divisible por dos”; “Impar es el entero que no es exactamente divisible por dos”.
  • 23. 23 cuadrado (permanece “la misma”); cuando los números pares se colocan de la misma manera, la relación entre los lados de las figuras formadas ofrece infinitas variaciones. Por eso, estimaban que al adicionar un impar, el producto o resultado es siempre el mismo (luego, finito). En cambio, al adicionar un par, el resultado será siempre diferente, nunca terminará en algo igual (luego, infinito). Sobre la relación entre numerología y divinidad hay que señalar que los antiguos –entre ellos los seguidores de los pitagóricos- atribuían ciertos números a determinados dioses o diosas. Por ejemplo, a Saturno se le dedicaba la serie 3.9.15.45. Esta atribución no sería antojadiza, sino provendría de realizar “juegos” aritmológicos usando matrices. “Los sabios antiguos distribuían los cuadrados colocándolos en aquel orden en que si se les sumaba, en cualquier dirección,… siempre daban el mismo producto y la suma de todos ellos representaban también un misterio. Se llamaban sellos o misterios de los dioses,… por el hecho de que bajo ellos se encontraba de forma maravillosa su dominio y potestad sobre todas las cosas”.38 La primera matriz perfecta se originaba en el cuadrado de 3 (3 casillas * 3 casillas = 9 casillas) y se dedicaba a Saturno. “Colocaban los números dentro de las nueve casillas con tal disposición que, cada una de las filas de los números, la vertical, la transversal y la diagonal al sumarse daban el mismo número…”39 4 9 2 3 5 7 8 1 6 Efectivamente, los números naturales enteros del 1 al 9, instalados en la matriz de la forma indicada, sumados en cualquier dirección dan un total de 15 y, a su vez, la suma del total de tres filas o de tres columnas nos da 45. 38 Kircher, Athanasius (1601-1680). 1665. Arithmologia sive de abditis Numerorum mysteriis. “Aritmología, Historia Real y Esotérica de los Números”. Trad. del latín por Atilano Martínez Tome. Ed. Breogan Madrid. 1984. 39 Ídem.
  • 24. 24 4 + 9 + 2 = 15 3 + 5 + 7 = 15 8 + 1 + 6 = 15 15 + 15 + 15 = 45 2.4 Significado pitagórico de los números Las fuentes para presentar el significado pitagórico de los números son de dos tipos. La más corriente es aquélla que procede de autores modernos que han realizado una recopilación de citas e ideas recogidas de fragmentos atribuidos a autores antiguos, algunos de ellos pitagóricos, como Filolao y Arquitas de Tarento, además, escarbando en opiniones del propio Aristóteles quien dista mucho de ser pitagórico. Otra fuente es la de especialistas, quienes estudiando la filosofía pitagórica, han reconstruido o reelaborado la significación numerológica en un todo que trata de ser coherente y, además, consecuente con los postulados pitagóricos. En esta línea está el filósofo latinoamericano Ferreira Dos Santos, quien vincula cada número cualitativo o trascendente con una ley pitagórica, de carácter universal, con respecto al cosmos, la totalidad, el ser y su origen. El Uno, la Ley de la Unidad, su símbolo es el 1. El signo “1” es la expresión gráfica o señalizada del concepto “uno” o “unidad”, de esta forma, “El número 1 es símbolo del Uno, pero también de la unidad en general, pues toda unidad es 1”40 y, siendo así, “…el número aritmético 1 simboliza la Unidad y, por eso, puede simbolizar todo cuanto es y del modo que fuera uno.”41 , una idea, una cosa, un ser, un conjunto, “yo”, “tú”, etc. Pero, además, en consecuencia con el pensamiento pitagórico, tiene un enfoque doble o en diferentes ámbitos: el cualitativo (trascendente) y el cuantitativo (concreto). Por eso, “No se debe confundir la unidad trascendental con la unidad cuantitativa, pues la primera es de naturaleza metafísica, en tanto la segunda es de naturaleza corpórea.”42 Como categoría o ley filosófica, se considera al Uno como ley de la unidad, pues “La Ley de la Unidad es la ley de lo integral, pues que todas las cosas que son, del modo que fueren, constituyen una unidad. Ser, de cualquier manera, es unidad, es ser uno”43 . Para los pitagóricos, se da un proceso de generación trascendente de los números iniciado con la unidad o uno supremo: “El Ser Supremo, Uno, como forma, es el Padre, genera el Uno como 40 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 41 Ídem. 42 Ferreira Dos Santos, Mario. “Tratado de Simbólica”, San Pablo, Brasil. Año 1956. 43 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
  • 25. 25 operación, a través de una procesión44 in intra, pues el Uno creador es el Hijo, generado por aquél. En las religiones, el Padre y el Hijo surgen como símbolos de la correlación más estrecha, pues el Hijo es hijo del padre y el Padre es padre del hijo, de modo que la afirmación de uno es la afirmación del otro.45 ” Se afirma que los pitagóricos otorgaron numerosas designaciones al uno como entidad o ser trascendente. Wescott, citando a Photius46 , menciona una larga lista: “1.- Dios, el primero entre todas las cosas, el Autor de todo. 2.- La Inteligencia, fuente de todas las ideas. 3.- Macho y hembra. - Juntos, lo producen todo; de lo impar sale lo impar y lo par. 4.- Materia, el último desarrollo de la universalidad. 5.- El Caos, que se parece a lo infinito. 6.- Confusión, 7.- Mezcla, 8.- Obscuridad; porque en el inefable principio de las cosas del cual es la imagen, todo es confuso, vago y está en la obscuridad. 9.- El Vacío. 10.- El Hades o infierno; por estar en la extremidad más baja es desigualmente parecido a Dios, que está en el extremo más alto de la serie. 11.- El Styx, por su inmutable naturaleza. 12.- Horror; perfectamente desconocido y sin embargo, terrible. 13.- La falta de mezcla, por la simplicidad de la naturaleza de lo inefable. 14.- Las corrientes del olvido; ignorancia. 15.- Una virgen, por su naturaleza pura. 16.- El Atlas, que une, soporta y separa todas las cosas. 17.- El Sol. 18.- Apolo. 19.- Pyralios, que mora en el fuego. 20.- Morpho. 21.- El Axis. 22.- Vesta o el fuego en el centro de la Tierra. 23.- La Razón Espermática. 24.- El punto dentro de un círculo. «La Deidad central de fuego».” El dos, la díada, el binario, La Ley de la Oposición, su símbolo es el 2. Habiendo sólo uno, hay infinitud, pues todo lo que existe o es o pudiere existir potencialmente, está contenido en él. Solamente desde que aparece un segundo uno, o sea, formando dos, es que aparece lo numeroso, las cosas contables o enumerables. “Es como el dos que surgen las cosas finitas, y el dos, aquí, simboliza la Díada. “47 44 Procesión = Acción de proceder algo de otra cosa (Diccionario de la Real Academia Española). 45 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 46 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 47 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
  • 26. 26 Pero el dos se encuentra presente en todo cuanto es uno, en cuanto representa la contradicción interna de la cosa, ser o uno. “…todo cuanto es finito es producto de esa oposición…”48 La oposición o contradicción es entre potencia o determinante o voluntad o querer infinito del Uno o Padre (el generador) y el acto o determinable o consecuencia del Hijo (lo generado). Entonces, hay un determinante (un padre) y un determinado (un hijo). “De la oposición entre el principio activo-pasivo del determinante y del pasivo-activo del determinable surge toda la heterogeneidad de los seres finitos.”49 Por tanto, todo ser o toda cosa puede ser concebida como uno y, al mismo tiempo, como dos, “…las cosas pueden ser visualizadas como… una totalidad, y pueden ser visualizadas como… oposiciones de los contrarios, afirma el pitagorismo”50 Los pares de opuestos están presentes en las filosofías o cuerpos de ideas de numerosas culturas desde la más remota antigüedad, varias de las cuales usted está recordando o reconociendo mientras lee este texto. Así, “…la oposición fundamental, que se manifiesta en todos los seres, es el principio de todos los entes finitos. Es por esa razón que la oposición es la segunda categoría de los pitagóricos”51 . El tres, la tríada, el ternario, la Ley de la Relación, su símbolo es el 3. Lo numérico cualitativo es siempre esencial para los pitagóricos, pues así como uno y dos están en cada cosa, también lo está el tres. “Todo ser es uno en su unidad, dos en la polaridad de los contrarios; tres… por el relacionamiento de los opuestos”52 . La expresión “tres” no es más que la denominación de un estado o situación que nace ante la presencia de dos. “De la referencia que se forma entre uno y otro,… de ese estar ante otro,… de ese referirse a otro,… surge la relación, que constituye la ley de todas las cosas, la ley de la serie.”53 La relación a la que se hace referencia no es unilateral, es una correlación pues automáticamente los involucra a ambos. “Pero esa relación no es como las relaciones accidentales que el ente después mantendrá con otros seres, a los cuales se refiere. Esa relación es principal, pues, sin ella, el ser no surge. Es por esa razón que la relación es la tercera categoría pitagórica. Y ningún ser puede ser, debidamente conocido si no fuera considerado del ángulo de la unidad, de las oposiciones intrínsecas y de las relaciones entre las oposiciones, que le dan origen y ser”54 . 48 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 49 Ídem. 50 Ídem 51 Ídem. 52 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956. 53 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 54 Ídem.
  • 27. 27 El tres sería fuente de conocimiento: hay dos opuestos y un punto de referencia que permite distinguirlos, por ejemplo, futuro y pasado se oponen y su punto de referencia es el presente. Los pitagóricos reconocían diversos (tres) ternarios: ternario inferior, ternario superior, y ternario superior de la divinidad. “…el ternario inferior es dado, en cuanto a las cosas sensibles, por 1) las cosas sensibles en su corporeidad individual, 2) como estructuras geométricas; 3) como reductibles a números matemáticos.”55 Por su parte, la triada superior es formada: “1) por el arithmós eidéticos (las formas o las ideas de Platón); 2) por las eidola (las estructuras de conocimiento formadas por las formas de las cosas sensibles); 3) por los arithmoi arkai, (los números arquetípicos).56 La triada no es para nada exclusiva de los pitagóricos, repase usted rápidamente las múltiples trinidades residentes en religiones, filosofías y cuerpos de pensamiento de culturas de todos los tiempos de los más diversos lugares del mundo: cuerpo, alma y espíritu, trinidades divinas, etc. El Cuatro, el cuaternario, la Ley de la Reciprocidad, su símbolo es el 4. Los estudiosos de los pitagóricos afirman que la amplitud de los conceptos sobre los números o la forma de abordar esos conceptos para alcanzar una mayor profundidad o, dicho de otra manera, ir desde lo más concreto, cuantitativo y mental hasta lo más sutil, cualitativo e intuitivo, se correspondía con una gradualidad en la enseñanza y una gradualidad de nivel dentro de la escuela o secta. En uno de los niveles menores, para inducir a los adeptos a la comprensión de los números, se les presentaba el uno como referido al punto, el dos como referido a la línea, el tres como referido a una superficie (un triángulo es la primera figura geométrica plana) y el cuatro como referido a un volumen (el tetraedro es la primera figura de tres dimensiones). En grados más avanzados, la visión del cuaternario se ampliaría hacia conceptos más abstrusos, por eso, se afirma que “Los pitagóricos consideraban cuatro los números sagrados, la tetractys, pues la divinidad puede también ser vista cuaternariamente… La tetractys es simbolizada por los cuatro primeros guarismos, 1 + 2 + 3 + 4 = 10, cuya suma es la gran década, la unidad suprema.”57 El jesuita Athanasius Kircher58 también hace su aporte para explicar lo que se considera la cuádruple unidad o raíz intelectual de la relación entre número y figura o entre numerología y geometría, afirmando: “Hemos creído conveniente exponer en este lugar la cuádruple unidad; la primera es la simplísima unidad monádica; la segunda es la decádica denaria, la tercera es la hecatontádica o centenaria y la cuarta la chilática o milenaria. La primera es la simplísima e indivisible unidad, 1; la segunda es la unidad denaria, que es conocida como la raíz de las siguientes, es el 10; la tercera se refiere a la unidad centenaria, que 55 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 56 Ídem. 57 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. 1956. 58 Kircher, Athanasius (1601-1680). 1665. Arithmologia sive de abditis Numerorum mysteriis. “Aritmología, Historia Real y Esotérica de los Números”. Trad. del latín por Atilano Martínez Tome. Ed. Breogan Madrid. 1984.
  • 28. 28 es el cuadrado de la precedente unidad denaria, es 100; la cuarta es el 1000, que hace referencia a la unidad milenaria y es el cubo de la unidad denaria precedente. Estas cuatro mónadas explican maravillosamente el tránsito del punto a la línea, de la línea a la superficie y de la superficie al cuerpo; así se puede decir correctamente que la primera es la unidad central, la segunda la superficial, la tercera la cuadrada y la cuarta la sólida.” Cada una de las mónadas tiene una relación analógica con conceptos ontológicos: “En la unidad monádica se contempla la simplísima mente creadora de todo y la divina esencia; en la segunda unidad radica la inteligencia y en la tercera el alma; en la cúbica se representa el cuerpo.” Y, además, tienen formas de representación geométrica: “La primera unidad se representa en forma de punto, la segunda en forma de línea, la tercera en forma de superficie y la cuarta en forma de cuerpo o cubo… Las tres primeras unidades no son sensibles, ni discernibles más que a través de la mente, que es capaz de considerar separadamente el punto, la línea y la superficie; los sentidos solamente captan lo corpóreo.”59 Como se señaló, el concepto de volumen está a un paso del concepto de corporeidad, o sea el mundo que se capta a través de los sentidos, el mundo de la concreción, que no sólo se siente sino se puede comprender mediante el intelecto y concebirse como desplazándose en términos temporales. De allí que el pitagorismo entienda que “El cuaternario es el número del tiempo y de las cosas temporales… el número del universo cósmico”.60 La explicación de esta afirmación se basa en que “De la oposición (dos) surge la relación (tres). La relación entre los opuestos da el surgimiento del ser serial y evolutivo, el ser cuaternario, el ser cósmico, que sucede en la temporalidad. Todo el ser corpóreo es triádicamente compuesto, porque es el producto de un relacionamiento. Mas tal relacionamiento no es estático, sino dinámico, y el ser corpóreo sucede, por lo tanto, en el tiempo…”61 “El ser corpóreo es para los pitagóricos aquel que tiene un principio, un medio y un fin, y se desenvuelve, en sus procesiones activas y pasivas, en el tiempo y en el espacio”62 Ahora bien, la interacción entre los opuestos es aprovechada para expresarla como una relación objetiva, de donde surge la cuarta ley pitagórica, la ley de la reciprocidad. “… en las relaciones que se forman entre los opuestos, hay una… reciprocidad interactiva.”63 Esta ley rige la evolución primaria de los entes finitos. “…ese interactuar de los opuestos no surge apenas cuando el ser principia, sino también en el decorrer del proceso de su duración, de su existir, pues, en cuanto el ente es, en él hay un polemós, una lucha constante entre los opuestos, los cuales se determinan mutuamente, de modo diverso, lo que genera la heterogeneidad del ser singular”64 . Las variadas denominaciones que los pitagóricos dieron al número cuatro las obtenemos de Wescott, quien expresa que “Los Pitagóricos, según Nicómaco65 , llamaban al número cuatro el mayor milagro, «un nuevo Dios», «una inmensa Divinidad», «la fuente de la Naturaleza»…. El 4 es el introductor y causa 59 Kircher, Athanasius (1601-1680). 1665. Arithmologia sive de abditis Numerorum mysteriis. “Aritmología, Historia Real y Esotérica de los Números”. Trad. del latín por Atilano Martínez Tome. Ed. Breogan Madrid. 1984. 60 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. 1956. 61 Ídem. 62 Ídem. 63 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 64 Ídem. 65 Nicómaco de Gerasa (circa 50-150 d. de C.), autor de “Introducción a la Aritmética”.
  • 29. 29 de la permanencia de la disciplina Matemática. Es «más masculino» y «fuerte», es Hércules y Eolo. Es Mercurio, Vulcano, y Baco. Urania entre las Musas… Lo llamaron Justicia, como primer número con paridad par.”66 Para cerrar el tema del cuaternario lo invitamos nuevamente a que repase rápidamente los múltiples cuaternarios residentes en religiones, filosofías y cuerpos de pensamiento de culturas de todos los tiempos de los más diversos lugares del mundo: 4 puntos cardinales, 4 elementos constitutivos de la materia, 4 estaciones del año, etc. El Cinco, el quinario, el pentagrama, la Ley de la Forma, su símbolo es el 5. El conocimiento humano directo alcanza hasta el cuaternario, hasta la concreción o volumen en desplazamiento. La penetración de orden intelectual, abstracta o especulativa exige un paso más allá del cuaternario, simbolizada en el pitagorismo por el cinco: “…el cinco es también el símbolo de lo mental, cuando ve lo que los ojos y los sentidos no captan”67 . La idea del “quinto elemento” no es privativa de occidente y las doctrinas orientales también dan cuenta del concepto de “quintaesencia”, un elemento ordenador o integrador, inteligente, que aporta una estructuración consciente del cuaternario básico. Aunque no nos consta que los pitagóricos hayan expresamente formulado una “ley del quinario”, los estudiosos han realizado un esfuerzo por reconstruir su pensamiento, desarrollándolo en forma consecuente con sus postulados básicos. Por eso, parten afirmando que todos los seres, cosas, ideas, tienen una expresión o forma concreta. Esta forma no es una casualidad, sino que está derivada de la esencia de la cosa. “Todas las cosas son determinadas como tales por la forma que tienen. Esta, en conjunto con su materia, es constitutiva de la naturaleza de la cosa.”68 En el ente o cosa se expresa la “ley de la proporcionalidad intrínseca o ley de la forma concreta”69 Esta ley que determina una forma de expresarse que proviene de la esencia, que permite acceder a un conocimiento más profundo del ente, proviene de la existencia de un quinto elemento. “una cosa, para ser debidamente conocida, exige que sea quinariamente considerada según su ley de proporcionalidad intrínseca, por tanto de sus posibilidades, bien como su actuar son proporcionales a la forma concreta que ella tiene”70 . Un enfoque con un nivel menor de abstracción, lo conseguimos de Wescott. En él se obtiene una confirmación de cómo los pitagóricos consideraban al cinco fuente de conocimiento o luz intelectual: “De los Extractos Nicomáquicos derivamos nuestro conocimiento de la doctrina Pitagórica con respecto al número 5. Es un número eminentemente esférico y circular, pues en cada multiplicación se recupera a sí mismo y continúa al final del número que resulta. Es cambio de cualidad, pues cambia cuanto tiene tres dimensiones en la identidad de una esfera moviéndose circularmente y produciendo luz. De aquí que la palabra 66 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 67 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956. 68 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 69 Ídem. 70 Ídem.
  • 30. 30 «Luz» se refiere al número cinco. También es «Privación de Contienda», pues une entre sí las dos formas de números: pares e impares. Ejemplo: 2 y 3 igual a 5.”71 Sin embargo, lo anterior no es todo: “El Número 5 tenía un gran simbolismo para los pitagóricos, como conjunción de los principios masculino y femenino y por tanto símbolo del matrimonio (2+3=5); como menor número cuyo cuadrado es suma de cuadrados (52 =32 +42 , representación aritmética del triángulo divino, en relación con el Teorema de Pitágoras). Además, cinco son los sólidos poliedros regulares (tetraedro, octaedro, cubo, dodecaedro e icosaedro), conocidos más tarde por el nombre de Cuerpos Platónicos al ser tomados por Platón de los pitagóricos.”72 La expresión pitagórica figurativa o geométrica del cinco era el pentalfa o pentagrama. “El número 5 corresponde al Pentagrama místico pitagórico, Pentalfa, o estrella de cinco puntas –obtenida al trazar las diagonales de un pentágono regular o prolongando sus lados –emblema de la salud y símbolo de identificación de los pitagóricos como miembros de una comunidad. El Pentagrama místico fue uno de los tópicos geométricos más importantes de la Escuela Pitagórica por sus bellísimas propiedades geométricas de las que nace su simbolismo místico. Esta figura geométrica pudo estar en la base del más importante hallazgo científico de los pitagóricos, el descubrimiento de las magnitudes inconmensurables.”73 74 En un capítulo más avanzado de este texto volveremos a reflexionar sobre el pentagrama. El Seis, el senario, el hexagrama, la Ley de la Armonía, su símbolo es el 6. Al referirse al seis desde el punto de vista pitagórico, Wescott expresa que “Nicómaco lo llamó «la forma de la forma», el único número adaptado al alma, la unión distintiva de las partes del Universo, el autor del Alma; también lo llamó «Armonía» y «Venus» propiamente dicha.”75 La representación geométrica del seis corresponde al hexagrama, una figura tipo estrella pero con seis puntas, nacida de la superposición de dos triángulos equiláteros. Sería la expresión gráfica de “la tríada inferior y la tríada superior. La armonía entre ambas es la presencia de los seis términos de las dos tríadas… También simboliza esa figura la perfección del conocimiento porque lo que “está abajo es igual a lo que está encima” ”.76 71 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 72 González Urbaneja, Pedro Miguel. “Pitágoras, el filósofo del número” (Versión resumen en la WEB). Ideas extraídas de diversos autores antiguos. 73 Ídem. 74 Obsérvese que el Pentalfa tiene sus vértices identificados con las letras: u g e i a, las cuales conforman la palabra griega “Salud”. 75 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 76 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956.
  • 31. 31 Para Ferreira dos Santos, siguiendo con su enfoque de “leyes pitagóricas”, la ley del seis o sexta ley es la Ley de la Armonía y lo explica de la siguiente manera: “Todo ser finito constituye una unidad formada por su totalidad, o arithmós plethos, número de su totalidad. Ésta tiene una cohesión, que coherencia sus partes, los elementos constitutivos, díadicamente opuestos. Como totalidad, hay una función principal, la que pertenece al todo, a la cual se subordinan las subsidiarias de los opuestos, que se analogan en la sustancia universal, que es el hipokeimenon del ser. Las funciones subsidiarias subordínanse a la principal, que es obediente al interés de la totalidad. Cuando el funcionar de todas las partes, con las respectivas subsidiarias, subordínanse a la normal dada por la totalidad, tenemos entonces, la armonía del ser”77 . Y agrega: “La sexta Ley… no es el resultado de una simetría de los opuestos, sino la subordinación de las funciones subsidiarias de los opuestos analogados a la normal dada por la función principal, que es del interés de la totalidad”78 . Ahora bien, no se puede concebir un mundo o realidad estática, al contrario, sólo corresponde reconocer su movilidad constante, de tal manera que “… cuando una cosa rompe esa ley, tal rompimiento es apenas aparente, porque, propiamente rompe la armonía de un conjunto, para integrarse a la armonía de otro”79 . El Siete, el septenario, La Ley de la Evolución Cósmica, su símbolo es el 7. Respecto de la consideración pitagórica del Siete dice Wescott: “Según Nicómaco, se le llamó «Minerva» por ser solo y virginal, careciendo de madre (número par) y de padre (número impar). Pero formado con la unidad, base de todas las cosas.”80 “Con respecto a la vida y sus divisiones, ellos midieron las edades con el número 7, así: En los primeros 7 años salen los dientes. En los segundos 7 años se puede procrear. En los terceros 7 años crece la barba al hombre. En los cuatro 7 años la fuerza llega a su máximo. En los quintos 7 años se llega a la edad de casarse. En los sextos 7 años llega la mayor lucidez de inteligencia. En los séptimos 7 años madura la razón. En los octavos 7 años la perfección del juicio y la razón. En los novenos 7 años equidad y bondad. En los décimos 7 años el fin deseado de la vida.”81 Volviendo al enfoque numerológico de las “leyes pitagóricas”, aprovechemos de recapitular, usando un esquema que nos proporciona el propio Ferreira Dos Santos. “1……………………………………………………Substancia 2……………………………………….Pasivo Opositivo Activo-Pasivo Pasivo-Activo 77 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 78 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 79 Ídem. 80 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 81 Ídem.
  • 32. 32 3……………………………………………Relación de los opuestos 4………………………………………………Reciprocidad (evolución) 5…………………………………….La forma (vida, inteligencia, etc.) 6…………………….Ajuste y ordenación de las funciones de los opuestos (armonía) 7……………………………………..Salto cualitativo-formal; el nuevo modo de ser, el séptimo día como símbolo”82 Según el pitagorismo de Ferreira Dos Santos, la ley del siete es la Ley de la Evolución Cósmica y lo explica así: “…como entre las cosas finitas hay grados de ser, hay grados de armonía y la desarmonía se da cuando hay quiebre o deficiencia de la normal principal, por la acción contraria de las funciones subsidiarias. La armonía implica, así, la desarmonía entre los entes, pues estos no permanecen siempre dentro de la misma totalidad, sino que pasan a integrar otras. Hay, así, mutaciones sustanciales, mutaciones de la forma de las cosas, bien como de la materia de ellas, provocando saltos específicos, cualitativos.”83 Para dar un perfil aún más claro de la Ley de la Evolución Cósmica y del salto cualitativo que ello involucra, se recurre a los descubrimientos de los pitagóricos relativos al sonido musical. “Encontramos aún entre los pitagóricos lo que se llama la “ley del siete” o sea la “ley de las vibraciones”. Esta ley es también llamada por otros “ley de la octava”. En una progresión de uno a siete, hay, en el ocho posterior, un salto cualitativo de especificidad completamente diferente. Tenemos el ejemplo en la escala cromática: la octava escala, que corresponde a la repetición del do, que es el primero, nos ofrece un do con un número duplo de vibraciones, como se verifica en las notas musicales. La gama de los siete tonos es una ley cósmica que encontramos presente en la luz, en el calor, en las vibraciones químicas, en las vibraciones magnéticas, etc., como también en la gama luminosa y en el sistema periódico de los elementos en la química. Lo que es interesante, entretanto referir es la desigualdad de la frecuencia entre do y do (éste en la octava). Así, si do es uno, re es 9/8, mi es 5/4, fa es 4/3, sol es 3/2, la es 5/3, si es 18/8 y finalmente do es 2.”84 El lector podrá por su parte dar cuenta de los registros culturales sobre las evoluciones que rompen el ajuste de los opuestos en un determinado momento, para experimentar un salto cualitativo, recordando algunos símbolos: siete sacramentos, siete colores, siete notas musicales, siete días de la semana, siete planetas (a ojo desnudo) y muchos otros. El Ocho, el octonario, La Ley de la Evolución Superior, su símbolo es el 8. Bastante poco es lo que hemos podido encontrar sobre la concepción pitagórica del ocho, salvo en los escritos de Ferreira Dos Santos. De manera consecuente con lo planteado por él respecto de los primeros siete números, lo continúa haciendo con el octavo número. Para él, existe una octava ley: “La Ley de la Evolución Superior, que es el alcanzar de un nuevo equilibrio encima del anteriormente vivido. Esa ley es simbolizada, en las religiones, por la resurrección, porque es la salvación del ser en el ciclo de la evolución y alcanzar un estadio superior,…”85 No es mucho más lo que aporta el mismo autor en sus otros trabajos. 82 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956. 83 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 84 Ferreira Dos Santos, Mario. Tratado de Simbólica. San Pablo, Brasil. Año 1956. 85 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
  • 33. 33 El Nueve, el novenario, la Ley de la Integración Universal, su símbolo es el 9. Escaso es lo que se puede conseguir de buena fuente sobre la concepción pitagórica del nueve. Así, Ferreira Dos Santos afirma que “Todo está integrado en el Todo, pues no hay rupturas en el ser. Es la gran ley unitiva de todos los seres cósmicos, la Ley de la Integración Universal, simbolizada por el nueve.”86 El Diez, la década, la Ley de la Unidad Trascendental, su símbolo es el 10. En el caso del número diez, se encuentra algo más de información atribuible directamente a los pitagóricos, a diferencia de lo acontecido con los numerales ocho y nueve, caso en el cual mucho de lo que se afirma equivale a una reconstrucción creativa y original aunque un tanto limitada del pensamiento pitagórico, efectuada por al menos un pensador moderno. Según Wescott, “La Década, número Diez o Panteleia, que quiere decir «todo completo» y «completamente realizado», es la cúspide o cima de todos los números, … Los Pitagóricos se extasiaban con sus virtudes y lo llamaban Deidad, Eternidad y Sol.”87 Según González Urbaneja, para los pitagóricos “El Número 10 es el de mayor carga simbólica y el más sagrado de todos los números. Puesto que los cuatro primeros números contienen el secreto de la escala musical, su suma (1+2+3+4=10), el número diez, la década, puede «parecer que abarca», como dice Aristóteles, «la naturaleza toda del número», sería en sí «algo perfecto», y representa el número del universo, la suma de todas las posibles dimensiones geométricas.” Agrega que “Para Filolao la Década era «grande, todopoderosa y generadora de todo, comienzo y guía tanto de la vida divina como de la terrestre» y para Sexto Empírico «la razón de la composición de todas las cosas.» “88 . Continúa González Urbaneja su explicación: “El número diez, cuya veneración, no es tributaria, paradójicamente, de la anatomía de la mano del hombre, es la quintaesencia del misticismo pitagórico. Los pitagóricos lo representaban mediante 10 puntos, piedrecillas o alfas dispuestos bajo la forma de un triángulo equilátero. A este anagrama, representación visual y geométrica del hecho de que 10=1+2+3+4, le llamaron la Tetractys de la Década. Tenía, para ellos tanta significación esotérica como el Pentagrama místico, y su importancia simbólica deriva de que por él juraban en sus ceremonias más solemnes, sobre todo en el rito iniciático de incorporación a 86 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000. 87 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 88 González Urbaneja, Pedro Miguel. “Pitágoras, el filósofo del número” (Versión resumen en la WEB). Ideas extraídas de diversos autores antiguos.
  • 34. 34 la comunidad: « ¡lo juro por Aquel que ha dado a nuestro alma la Tetractys, fuente y raíz de la Naturaleza eterna!» (Versos Dorados, 47) juramento referente al secreto sobre el contenido de la enseñanza pitagórica (Porfirio, Vida de Pitágoras, 20).”89 Wescott, refiriéndose a los puntos de la Tetractys, agrega: “el superior es la Unidad; la segunda línea es el Duplo; la tercera, el Triple; y la cuarta el Cuádruplo, refiriéndose todas ellas a las cuatro formas: punto, línea, superficie y cuerpo”.90 Para cerrar esta exposición, no podemos dejar de permitir que Ferreira Dos Santos complete su versión de las leyes pitagóricas, expresándose así de la décima ley: “…todas las cosas, integradas en el Todo, siguen en dirección al Bien que les es trascendente, la Unidad Trascendental del Orden Cósmico, al Todo, que es la del Ser Supremo…”91 89 González Urbaneja, Pedro Miguel. “Pitágoras, el filósofo del número” (Versión resumen en la WEB). Ideas extraídas de diversos autores antiguos. 90 Wescott, William Winn. “Los Números, su oculto poder y místico significado”. 91 Ferreira Dos Santos, Mario. “Pitágoras e o Tema do Numero”. IBRASA, Institución Brasileña de Difusión Cultural Ltda., San Pablo, Brasil, Año 2000.
  • 35. 35 3. NUMEROLOGÍA HERMÉTICA. 3.1 La figura de Hermes. Hermes es una entidad cuya definición carece de sentido hacerla en términos históricos y más vale considerarla en términos conceptuales o culturales. La figura de Hermes, de cuyo nombre deriva la fuente esotérica que vamos a tratar está presente en toda la historia cultural de Occidente92 , bajo las formas más diversas: sea como una deidad greco-romana, egipcia, bíblica e incluso, coránica. En las más diversas culturas representa generalmente el papel de un mensajero o heraldo de la divinidad superior, versátil, astuto y sabio al mismo tiempo, creador o generador de cultura. Su sentido primordial sería inducir a atreverse a pensar y actuar con luz propia, estimulando el dominio de sí mismo y del intelecto, rompiendo las cadenas de la mecanicidad o del dominio ideológico. Las denominaciones han sido las más diversas para esta juguetona deidad o principio divino: Hermes, Thot, Mercurio, Enoch, Idris, etc. 3.2 Fuentes herméticas. La tradición más emblemática del Hermetismo es el Corpus Hermeticum, conjunto de libros o escritos atribuidos a Hermes Trismegisto. Alrededor de esta figura se ha tejido con el tiempo una leyenda, la cual se inició a comienzos de la Edad Media Europea, se fermentó durante el Renacimiento y se ha mantenido como un producto de divagación hasta la época contemporánea. Los especialistas afirman hoy que probablemente este Hermes es el nombre atribuido por la costumbre al producto intelectual de diversos autores de diferentes épocas, en otras palabras, habría una autoría colectiva. Por comodidad, supongamos que fue un sacerdote u hombre sabio egipcio, director o líder de alguna secta o escuela de pensamiento. Podría haberse llamado Glauco, Parnaso u Horus, pero la casualidad de denominarse Hermes –igual que la deidad griega- ha permitido que se hayan tejido y se sigan tejiendo las más disparatadas historias, sin fundamento objetivo alguno, haciendo que más de algún ocioso cavilador le atribuya rasgos divinos o la potestad de vivir eternamente atravesando a voluntad la variable del tiempo. ¿Sería quizás el primero en poseer la Piedra Filosofal fuente de toda medicina y de vida eterna?. Produce simpatía pensar en ello pero quizás no conduzca a ningún lado. Los textos del Corpus corresponden a un resultado o pensamiento que tiene su núcleo en Alejandría aunque su linaje sería anterior. Si bien habrían sido elaborados entre los siglos II y IV de esta era, se entiende que el enfoque racionalista griego estaría, a su vez, basado en una raíz mística egipcia. Aunque “Se desconoce la época exacta en la que por vez primera empezó a usarse con fines filosóficos el vasto complejo de motivos herméticos, pero el Asclepius y el Corpus Hermeticum, sin duda los más importantes Hermetica filosóficos que han llegado hasta nosotros, datan probablemente del periodo situado entre los años 100 y 300 d. C.” 93 92 González, Federico. Hermetismo y Masonería. 93 Yates, Frances A. Giordano Bruno y la Tradición Hermética. 1983. Editorial Ariel S. A. Barcelona. 529 p Edición inglesa original de 1964.