R. Spaemann, «La ética como doctrina de la vida lograda»
Lenguaje inclusivo
1. INSTITUTO DIVERSIFICADO ALBERT EINSTEIN
Mosquera Cundinamarca
ACTIVIDADES DE RECUPERACIÓN
ÁREA DE HUMANIDADES
ASIGNATURA DE LECTO-ESCRITURA
GRADO NOVENO
PRIMER PERÍODO ACADÉMICO AÑO ESCOLAR 2011
EDUCADOR: Jefferson Wiles Linares
Lea los siguientes artículos e identifique los hechos y las opiniones. Luego responda las
preguntas que aparecen al final de cada uno.
EL MACHISMO FEMINISTA
Florence Thomas no distingue entre una burla y hablar en serio. Pero sí distingue, y mucho,
entre el género gramatical y el que ella llama "sociocultural", cuando desde el amanecer de la
civilización entre los dos géneros no ha habido distinción. La naturaleza misma se ha encargado
de que la "sociocultura" sea un reflejo de la gramática y viceversa. Y lo es por razones
antropológicas más profundas de lo que ella imagina. El idioma refleja lo que hay de natural en
nosotros, la estética incluida. La economía también. Y es de la estética y de la economía que no
se diga "ellos y ellas", "soldados y soldadas", ¿pues cómo se han de soldar? Yo no me burlo de
ella. La compadezco. Como también compadezco al padre Llano, que por ser tan progre ha
perdido las categorías, el género y hasta los papeles. Este conflicto sexual se origina en un
fraude semántico en el que sin mayor controversia se aceptan conceptos ahora implantados en
la legislación moderna, cuando no en las sentencias "aditivas" establecidas por jueces
voluntaristas que interpretan la ley con licencias legislativas. Al aborto hoy se le dan los nombres
de "salud reproductiva" o "interrupción del embarazo", eufemismos que esconden el verdadero
significado de las palabras (asesinato de inocentes) y que moldean esquemas de pensamiento
condicionantes de nuevas actitudes sociales que, además, permiten excesos legales y
conductas personales antes penalizadas por la ley. Por eso resulta crítico cuando se quiere
imponer por la vía de la fuerza jurídica una gramática artificial que condicione nuestra percepción
de la realidad. Para esta ideología de género, jurídica o no, los nuevos estereotipos culturales
marchan en contra de la familia heterosexual, del matrimonio, de la defensa de la vida, y aun del
odio al hombre, en aras de una ética civil global que ve la familia como "una fábrica de ideologías
autoritarias" al decir de freudianos como Wilhelm Reich. Como quiera que se vea, es un nuevo
"absolutismo", que quiere sustituir a otro. La diferencia consiste en que uno nace de una célula
social y el otro de un órgano del Estado y de la mente abstrusa del feminismo machista. Tal ha
sido el caso de las diferentes conferencias internacionales de la mujer realizadas por las
Naciones Unidas en El Cairo, Nueva York y Brasil, en las que se ha puesto de manifiesto una
ideología de género que, por un lado, conduce a que el género se lo trate como a sexo y, por
otro, que al sexo se lo trate como a género. En su ignorancia patológica, estos labriegos de lo
insólito no reconocen la existencia de los universales reflejados en la gramática que, a su vez,
refleja la peculiar lógica de la mente humana, nutrida por la raíz de los vocablos; ignoran que la
agrupación "todos" no hace diferencias sexuales, ni de género, ni incurre en particularidades
individuales. También ignoran la existencia de los participios activos, como que el del verbo
2. atacar es atacante, el de cantar, cantante, el de existir, existente, y el del ser, ténganse
sicópatas, es el ENTE. Y esto porque el ser tiene entidad, dada por el sufijo ENTE. Entonces, si
la persona tiene capacidad para dirigir, se denota como presid-ente, si para estudiar, estudiante
(no estudianta), para asistir, asistente (no asistenta), y por las mismas razones, se dice inocente,
adolescente, paciente. A los que carecen de esa capacidad se les podría nombrar presidenta,
estudianta, asistenta o inocenta. Llegará el día en que estos ignorantes de postín elaboren sus
discursos así: "La presidenta estuvo en la capilla ardienta acompañada de su asistenta; ambas
lucían muy elegantas. Se notó que eran independientas de las integrantas del velorio. En
próximos días se formará una comisión de juristas y juristos que reglamentarán una asamblea
constituyenta que impondrá sanciones a los y las que osen violar estas normas gramaticales
coherentes con el género. Por eso la presidenta estuvo sonrienta, porque sabido es que se pone
rabiosa cuando una mujer sobresalienta rehúsa ingresar en el gueto de la estupidez humana".
Dice Thomas: "Todos y todas sabemos que lo que no se nombra no existe". Yo creí que ella era
más ilustrada que famosa. Su ignorancia es supina. Su machismo enfermizo, que es otra forma
del ser, pero sin ENTE. ¿Existe ella porque yo la nombro?
Tomado de: eltiempo.com
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-8045740
[el Martes, 29 de marzo de 2011, 18:04]
Pablo Victoria, 1 de octubre de 2010.
Comprensión de Lectura
1. ¿Con qué otro término podría intercambiar la palabra progre ?
2. ¿Qué es un eufemismo?
3. Con sus palabras, defina el concepto ideología de género .
4. ¿Cómo puede interpretarse la alusión que hace el autor de Wilhelm Reich?, ¿qué
pretende con ella?
5. ¿Cómo puede interpretarse eso de que al «género se lo trate como a sexo y [ ] que al
sexo se lo trate como a género»?
6. ¿A qué se refiere el autor cuando dice « ténganse sicópatas»?
7. Conforme a la lectura, ¿por qué razón es censurable el siguiente enunciado: «La
presidenta estuvo en la capilla ardienta acompañada de su asistenta; ambas lucían muy
elegantas. Se notó que eran independientas de las integrantas del velorio. En próximos
días se formará una comisión de juristas y juristos que reglamentarán una asamblea
constituyenta que impondrá sanciones a los y las que osen violar estas normas
gramaticales coherentes con el género. Por eso la presidenta estuvo sonrienta, porque
sabido es que se pone rabiosa cuando una mujer sobresalienta rehúsa ingresar en el
gueto de la es tupidez humana»?
8. ¿Qué es una «ignorancia supina»?
9. Según lo leído, ¿qué es el «machismo feminista»?
EL ENVENENAMIENTO DEL LENGUAJE
3. La excesiva diferenciación entre ellos y ellas, presidente y presidenta, niños y niñas, todos y
todas, nos puede convertir en brutos y brutas.
Locura furiosa se ha apoderado de muchos escritores y columnistas (y también de columnistos y
escritoras), y hasta de ciertos curas (y algunos curos). "Todos y todas" (padre Llano, EL
TIEMPO, 29/5/10), "colombianos y colombianas" (la izquierda enfermiza), y otro sinnúmero de
ridiculeces semejantes son cosa cotidiana. Muchos ignoran que el envenenamiento de la lengua
se produce con este lenguaje sexista, que pretende incluir antes que excluir. Sexista, digo,
porque la introducción de estos vocablos excluye los universales e incluye el sexo como
categoría dialéctica y convierte a sus hablantes en ignorantes de postín. Ocurre algo parecido
con vocablos como "presidente" y "presidenta", ignorando también que todas las palabras
terminadas en "ente", como consecuENTE, hacen referencia al "ENTE", y que el ente es un
universal que no admite "ENTA", como "presidENTA" o "consecuENTA", en referencia al sexo
femenino. Tales son las razones que hacen de este peculiar lenguaje sexista, discriminatorio y
craso, algo que los colectivos feministas y similares quieren, precisamente, evitar con su uso
abusivo y ridículo. Claro que muchos (y muchas) se escudan en que se trata de "ganar la
confianza de los lectores, a través del respeto por su inteligencia" (Yolanda Reyes, EL TIEMPO,
31/6/10), para acto seguido espetar que se debe promover "la concepción de niños y niñas
deseados y deseadas", construcción horripilante, que sí irrespeta la inteligencia de los lectores,
pues nadie a quien yo conozca puede pensar que no hay entre los niños deseados ninguna niña
que no lo sea. ¡Que bajeza gramatical! ¡qué supremo irrespeto a la inteligencia del lector! ¡qué
falso igualitarismo! Pero existen, aparte de la supina ignorancia y rebajado estilo, causas más
profundas y significativas para incurrir en semejantes abusos lingüísticos: la introducción a una
nueva Era humana, adonde nos conducen como a borregos idiotizados por la moda y por las
teorías de género: "...hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno
masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino" (Judith Butler).
Ocurre que "el hombre" es un género que incluye a la mujer, pues se puede hablar del "hombre
sobre la tierra" y mientras así se habló, antes ninguna mujer se consideró menospreciada o
excluida (Eva incluida). Tampoco los hombres se sintieron jamás excluidos porque se
denominara "persona", en femenino, a su ser constitucional. Sólo el feminismo más exacerbado
pudo formar un combate donde ni siquiera podía hacerse una escaramuza. Claro que el género
puede descomponerse en dos piezas, por lo que también podría hablarse del género masculino
y del femenino, de la misma manera que el género embarcaciones se puede descomponer en
barcos y botes o en canoas y balsas. Se entiende, sin embargo, que ambos géneros, el
masculino y el femenino, pertenecen a uno mayor, el "humano", mucho mayor aún que "el
hombre", que contiene los anteriores. Entonces, cuando genéricamente se habla del "hombre" o
de "lo humano", los dos sexos están incluidos. Hasta un niño en uso de razón lo puede entender,
como cuando se le dice: "Sal a la calle y diles a los niños que entren". El niño jamás habrá de
entender que es sólo a los varones, excluidas las mujeres, a quienes hay que decirles que se
entren. Usando el sentido común dado por la naturaleza, el chico habrá de comunicar el mensaje
a todos, niños y niñas. Claramente distinguirá el género sin que ninguna feminista tenga que
darle instrucciones al respecto, ni deberá asistir a un curso acelerado de no-discriminación
dictado por una agencia de las Naciones Unidas ni acatar una regulación Distrital para
entenderlo. Tampoco un adulto sentirá ofensa alguna porque se diga "la persona humana", pues
4. difícilmente reclamará para sí el derecho a que se diga "la persona y el persona humana y
humano". Esto sería tanto como suponer que se debe objetar que el órgano viril deba
denominarse exclusivamente en masculino, cuando todos sabemos que existe mayoría de
denominaciones femeninas que lo describen. Ningún hombre se siente afectado por esto. Lo que
salta a la vista es que de lo que realmente se trata es de declarar una guerra, de crear un
conflicto de competencias lingüísticas, sociales, antropológicas y aun burocráticas, porque, tras
estos términos, muchas feministas esconden las aspiraciones a una especie de ginecocracia que
les otorgue la mitad del poder en las administraciones públicas. Intentan eliminar el sentido
común, desnudar al hombre de todo aquello que, en sola apariencia, pudiera sospecharse
discriminatorio hasta alcanzar, como alguien dijera, una "paridad obstétrica" (Fernando Sánchez
Torres, EL TIEMPO, 9/2006). Pretende dicho combate llegar a demostrar, por la fuerza de las
presiones políticas y del cabildeo de poderosas organizaciones feministas, y no por la vía
científica, que el hombre y la mujer son absolutamente iguales, y que lo son en toda
circunstancia genética, social y psicológica. Tal disparate ha llegado al extremo de escribir
documentos en el que se pone un asterisco (*) para eludir y socavar la determinación genérica
del lenguaje. Debilitada la fibra cristiana de la sociedad, se ha hecho fácil tarea suplantar al
legislador con sentencias constitucionales sexistas, que destruyen los fundamentos de la familia
heterosexual, el matrimonio y, por ende, el sexo mismo. De allí que ahora se pueda reclasificar al
hombre y a la mujer como especies transgenéricas que superan el "arcaico" concepto de sexo,
verdadera revolución cultural y conceptual. Para las feministas, el sexo no está dado por la
naturaleza, sino por la sociedad que se ha empeñado en una discriminación de género. Por eso
se envenenan las lenguas que tienen el femenino y el masculino en sus vocablos, como en el
caso del español. Más difícil lo tienen las feministas con el inglés, o el alemán, idiomas que
generalmente no distinguen entre lo uno y lo otro, porque, ¿cómo se diría en femenino la palabra
children, o this child para referirse a un niño o a una niña? ¿O cómo se haría para persuadir a los
ingleses que al referirse al barco (she, the boat) no lo interpreten como femenino, sino como
masculino, como es el caso del español? En esta lengua se les hace necesario inducir a creer
que el sexo está radicalmente separado del género y que todas estas ridiculeces y fealdades
idiomáticas son, en realidad, formas más humanísticas de incluir lo que desde el amanecer de
los tiempos se entiende como incluido; si esto se logra, entonces ya queda mucho más fácil
inducir a que se crea que el pene masculino y la vagina femenina son meros accidentes
genéticos que nada tienen que ver con la diferenciación de la especie humana en hombres y
mujeres. Tal es el sesgo sexista del lenguaje artificialmente inducido. ¿Seremos tan brutos y
brutas, estúpidos y estúpidas, para definitivamente ceder a tan extravagantes pretensiones?
(Parece que sí, según se oyen los discursos de los políticos y las políticas, los curas y los curos,
los columnistas y los columnistos).
Tomado de:
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7798985
[el Martes, 29 de marzo de 2011, 19:04
Pablo Victoria, 10 de julio de 2010.
Comprensión de lectura
1. ¿Qué es un lenguaje sex ista?
5. 2. ¿Qué otro termino podría usarse para reemplazar la palabra postín ?
3. ¿Por qué la frase «la concepción de niños y niñas deseados y deseadas» sí irrespeta la
inteligencia de los lectores?
4. ¿Cómo podía interpretarse el concepto de «ginecocracia»?
5. Los dos artículos de Pablo Victoria, ¿qué relación guardan entre sí? Argumente.
6. ¿Qué tipo de textos son ambos artículos? Justifique su respuesta.