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Modernismo
1.
2. Introducción
En los últimos años del siglo XIX y los primeros del
XX, momento que corresponde con el desarrollo técnico-
económico de la civilización industrial. Este movimiento, que
busca nuevas formas y maneras de expresión, afecta a todas
las manifestaciones del arte y del pensamiento.
El Modernismo supera definitivamente los modelos
historicistas, inclinándose hacia formas estilizadas, que
toman como punto de partida la línea recta o la sinuosa.
3. MODERNISMO
Movimiento literario que comienza al
fin del siglo XIX y duraba hasta los
principios del XX. Es una de las más
importantes e influyentes corrientes de
la literatura. El crédito para la creación
del movimiento está atribuido al poeta
Rubén Darío, cuyo libro Azul,
publicado en 1888, rompió las
tradiciones literarias de períodos
anteriores.
Marcado por el
anticonformismo y
esfuerzo de renovación, y
las características y temas
(entre otros). En nivel más
profundo, la poesía del
Modernismo era una
reacción al contexto social
del siglo XIX.
Durante esa época, los
escritores y artistas usaban sus
varias técnicas para expresar
sus opiniones sobre temas como
la creciente obsesión con el
norte en Latinoamérica, el
capitalismo, una crisis espiritual,
y la continuación de la
desaparición de pueblos
indígenas.
4.
5. MODERNIZACION
El debate acerca de la modernidad, sus
crisis y la posmodernidad se dio en
América Latina, en sus inicios, como
glosa y comentario de los textos de
autores europeos como Habermas,
Giddens, Marshall, Berman y Touraine,
para citar sólo a unos cuantos.
En varios países de la región existían
dictaduras. Los procesos de transición
democrática que las sucedieron fueron
muy duros, y en otros países la
consolidación de las formas
representativas y participativas tampoco
fue un proceso fácil.
Por ejemplo, en un libro de 1988 diversos autores plantean
las relaciones entre la modernización latinoamericana (trunca
y corta, pero fuerte y brutal, a decir de Fernando Calderón), la
modernidad como proyecto sociocultural y experiencia vital, y
la posmodernidad, reconociendo las diferencias del desarrollo
entre las metrópolis y sus formas locales (Calderón, 1988).
7. IDENTIDAD
La idea de una identidad nacional puede hacernos creer
que existe una versión única verdadera de ella; que uno
podría de algún modo determinar con precisión lo que
pertenece y no pertenece a ella; y que es más o menos
compartida por todos en la sociedad. De hecho, cuando
se analiza el carácter excluyente y selectivo del proceso
de constitución se puede ver que no hay nada natural o
espontáneo en él y que varias otras versiones podrían
igualmente ser construidas utilizando otras selecciones y
exclusiones.
Desde la Independencia, las nuevas repúblicas
latinoamericanas y sus clases dominantes
intentaron con mucho esfuerzo no sólo construir un
Estado nacional y una economía viable, sino
también un sentido de identidad nacional. Esta
identidad nacional respondería a una cultura
nacional que debía ser construida y que se
esperaba integrara los mejores elementos y
tradiciones de las culturas étnicas existentes.
La idea de identidad nacional es normalmente
construida sobre la base de los intereses y
concepciones del mundo de algunas clases o grupos
dominantes de la sociedad, a través de una variedad
de instituciones culturales, tales como los medios de
comunicación, instituciones educacionales, religiosas
y militares, aparatos del Estado, etc.
8. Cultura del criollo Latinoamericano en la
Modernidad
El pensamiento de José Carlos
Mariátegui es tal vez la única excepción
en el marxismo latinoamericano, de un
proyecto de releer y valorar la tradición
latinoamericana, en especial, las culturas
indígenas como un presupuesto para
pensar y elaborar un paradigma de
revolución para América Latina.
Mariátegui reconoce que la Modernidad es
una parte de la cultura latinoamericana y que
el proceso de la conquista y de la colonización
nos arrojó en los circuitos de la civilización
occidental, y que consecuencialmente ella
está incorporada en nuestros lenguajes
jurídicos, políticos y estéticos. Para él no es
posible excluirse de este proceso que está
universalizado ni de la ciencia y tecnología
occidental.
9. Conclusión
Desde la recepción de los discursos de la Modernidad a mediados del
siglo XIX, los pensadores latinoamericanos fascinados por los paradigmas
ideológicos, institucionales, políticos, estéticos, etc. de la Modernidad
Europea han rechazado, salvo muy pocas excepciones, a la tradición
latinoamericana en sus plurales expresiones. Hasta ahora, el dilema
Modernidad o Tradición que ha signado los debates desde las primeras
décadas del establecimiento de los estados nacionales, ha continuado sin
resolver, sin encontrar una síntesis de la Modernidad con las tradiciones
culturales, de nuestros pueblos. Entre estas últimas aquellas culturas que
ya existían antes de las llegada de los conquistadores.
10. Bibliografía
Appadurai, Arjun 2001 La modernidad desbordada, Trilce-Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires.
Calderón, Fernando, compilador 1988 Imágenes desconocidas. La modernidad en
la encrucijada posmoderna, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,
Buenos Aires.
CANCINO TRONCOSO, HUGO (1998): “Nation og nationale identitet i det post-
koloniale samfund i Latinamerika, ca. 1824-1880”, en “Den Jyske Historiker”, No. 81,
Aarhus Universitet, Historisk Institut, Dinamarca.
Darío, Rubén. Azul. Santiago de Chile: Zig Zag, 1954. Impreso.
Darío, Rubén, y Alberto Ghiraldo. Cantos de vida y esperanza. Buenos Aires:
Espasa-Calpe Argentina, 1940. Impreso.
DE LA TORRE, Carolina, 2001, Las identidades, una mirada desde la psicología, La
Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la cultura cubana Juan Marinello.