El uso de la cita peritextual, o del elemento peritextual, como yo lo he denominado, refleja una nueva actitud creciente en la construcción poética que se asienta en el posmodernismo. Los autores posmodernos miran el pasado con ironía pero consideran que salvaguardar este pasado es una tarea digna, noble y obligada, que no está reñida con la originalidad y la creación individual que puedan aportar con sus textos a la magna Historia de la Literatura.
1. Elementos peritextuales: la
función ornamental
(En torno a la disyuntiva clásico-
barroco)
El uso de la cita peritextual, o del elemento peritextual, como yo
lo he denominado, refleja una nueva actitud creciente en la
construcción poética que se asienta en el posmodernismo. Los
autores posmodernos miran el pasado con ironía pero consideran
que salvaguardar este pasado es una tarea digna, noble y obligada,
que no está reñida con la originalidad y la creación individual que
puedan aportar con sus textos a la magna Historia de la Literatura.
José Manuel Martínez Sánchez
El estudio lingüístico de la función poética
debe sobrepasar los límites de la poesía.
Roman Jakobson
("Lingüística y poética")
I
El DRAE contiene una acepción de la palabra “cita” que es muy
precisa: Nota de ley, doctrina, autoridad o cualquier otro texto
que se alega para prueba de lo que se dice o refiere. La cita
textual, de hecho, es sobradamente más común en el género
ensayístico que en el poético. Al menos así lo era hasta hace no
mucho tiempo.
¿Cuál es la función que cumple una determinada cita en un texto
2. literario? Aquí examinaremos la función de las citas peritextuales,
esto es, de las citas que no se encuentran dentro del discurso sino
que lo preceden[1]. Y tal función vendrá marcada por la clase de
relación que guarden con el texto literario, como luego veremos.
II
El uso de la cita peritextual, o del elemento peritextual, como yo
lo he denominado, refleja una nueva actitud creciente en la
construcción poética que se asienta en el posmodernismo. Los
autores posmodernos miran el pasado con ironía pero consideran
que salvaguardar este pasado es una tarea digna, noble y obligada,
que no está reñida con la originalidad y la creación individual que
puedan aportar con sus textos a la magna Historia de la Literatura.
No es, ni mucho menos, el uso de la cita, un rasgo exclusivo de
nuestro tiempo ya que en anteriores períodos literarios se ha
usado el elemento peritextual con interesante empeño y sobriedad.
Sin embargo, este uso de antaño respondía a la concreción de un
tema, exigía mayores resortes intertextuales y nunca se derivaba
de un azaroso capricho del poeta. Recordemos el título de un
afamado poema de Lope de Vega: Multum legendum, sed non
multa. Este lema es de Plinio y el poema de Lope deriva
necesariamente de su título, título que actúa como elemento
peritextual, esto es, como cita textual ubicada alrededor del texto,
esto es, fuera del discurso, concretamente antes del mismo.
El elemento peritextual nunca debe confundirse con
intertextualidad, pues ésta es, en cualquier caso, su consecuencia.
Además, la intertextualidad, como sabemos, se ubica dentro del
texto y puede ser directa o indirecta, explícita o implícita, incluso
involuntaria. El elemento peritextual siempre es directo y
voluntario, se encuentra alrededor del texto aunque dentro de él
funcione como tema indirecto con sentido referencial,
3. cumpliendo, no obstante, una función intertextual.
III
La actitud del poeta de nuestro tiempo es casi indefinible. Sin
embargo el empleo de elementos peritextuales resalta un carácter
barroco en el poeta a la vez que clásico. Barroco por el adorno y
clásico por el respeto que muestra a una tradición. Hasta hace no
mucho, como ya he apuntado, la cita peritextual cumplía un papel
primario, donde, en la mayoría de los casos, el poema no era más
que una variación, una particular visión, del lema inscrito a la
entrada. Sírvanos como ejemplo un poema de Cavafis –titulado
Los sabios lo que se avecina- para comprender la devota
dependencia entre elemento peritextual y texto. La cita es de
Filóstrato y dice así: Porque los dioses perciben el futuro, / los
hombres el presente, y los sabios / lo que se avecina. Nos damos
cuenta de que el mismo título del poema se corresponde con la
tercera proposición de Filóstrato. No hace falta que indaguemos
más. Acudamos, finalmente, a otro caso innegable de
dependencia. El poema se titula Años triunfales, de Jaime Gil de
Biedma. El peritexto es una cita de Rubén Darío: ...y la más
hermosa / sonríe al más fiero de los vencedores. En los últimos
versos de Años triunfales podemos notar una semejanza con la
cita de Rubén Darío que se aproxima parcialmente a la literalidad,
pues Gil de Biedma concluye su poema de esta manera: Por la
noche, / las más hermosas sonreían / a los más insolentes de los
vencedores. Como vemos, el texto poético se vale del peritexto
para edificarse y, en cierto modo, depende de él.
IV
4. Llegamos ahora al centro y raíz de la cuestión. Como he intentado
explicar, los elementos peritextuales señalan una ACTITUD
POÉTICA rigurosamente actual que convendría fuese analizada
con urgencia. Las causas de tal actitud son haber llegado a la
conclusión de que: 1.- Todo está escrito, 2.- En el pasado se
‘produce’ el futuro, 3.- El presente no debe negar ni olvidar las
obras pasadas.
Se considera la única manera de evolucionar por un camino
exclusivamente individual, pues el elemento peritextual –
entendido como rasgo sustancial de esta actitud- no somete al
texto y conlleva elecciones -movimientos- inagotables. El
elemento peritextual acompaña al texto literario, es decir, guarda
una relación formal de referencia con el texto literario pero no
necesariamente de sentido, como veremos más adelante. El
peritexto comporta dos cualidades inmanentes: 1.- Se localiza
alrededor del texto pero formando parte de su estructura, 2.-
Supone una cita o referencia añadida al texto o a un conjunto de
textos.
En cuanto a las funciones del elemento peritextual establezco dos
principales, haciendo una analogía con la obra arquitéctonica: 1.-
Función de pilar, 2.- Función ornamental.
Antes quiero aclarar que el elemento peritextual no es
exactamente la cita peritextual, sino que ésta es una forma o
variante de él. Es más, con el tiempo, las formas de elementos
peritextuales se irán ampliando. Algunas de ellas son: a) Títulos
de obras artísticas, científicas, filosóficas, etc. (Libro, sinfonía,
tratado, canción, cuadro…) b) Denominaciones y conceptos
filosóficos (Erschlossenheit, In-der-Welt-sein, etc,) c) Nombres
propios (Aristóteles, J.S. Bach, Giotto di Bondone, Caspar David
Friedrich...) d) Fechas trascendentes (21-08-1741, 18-06-1815, 8-
12-1980,…) e) Citas (Ingenii signum in parvis praecipuum
memoria est. Quintiliano, Ins.1.3,1.,…) f) Fragmento de guión
cinematográfico o referencias a planos o escenas (MICHEL: ¡Es
verdaderamente asqueroso!, de la película A bout de souffle,
1959, Jean-Luc Godard, etc.)… Es decir, multitud de elementos
5. libremente elegidos por el poeta que incluso pueden variar su
ubicación tradicional[2], siempre que no estén dentro del texto
poético.
La función de pilar, elemento que sostiene o en que se apoya
algo, hace al poema dependiente de ésta. Sin embargo el poema
no tiene porqué ser una variación, ni mucho menos, sino que
gracias a este elemento puede erigirse, levantarse sólidamente. La
función de pilar, por tanto, sujeta al poema, le da consistencia,
pero no lo resuelve, solamente lo sostiene. La intertextualidad
será evidente y la relación de dependencia entre texto y peritexto
puramente lógica. Esta función podría subdividirse en distintos
grados de dependencia entre el texto y el peritexto. La gradación
ascendente sería el resultado de la semejanza lograda, que si fuera
excesiva incurriría en un obvio paralelismo. La gradación
descendente supondría el efecto contrario, esto es, la dificultad de
advertir una relación lógica entre texto y peritexto. Un caso de
gradación ascendente lo tenemos, por ejemplo, en el poema Agag
de Amaleq de Luis Alberto de Cuenca que introduce el siguiente
elemento peritextual: I Samuel 15, 1-35. A continuación, ya
dentro del poema, el autor se refiere explícitamente a Samuel y a
este pasaje bíblico. Además el título del poema, Agag de Amaleq,
como apreciamos, es también un elemento peritextual de
gradación ascendente, al cual Luis Alberto de Cuenca se refiere
después en el texto poético basándose fielmente en este pasaje de
la Biblia que concluye con la muerte de Agag a manos de Samuel.
Y expongamos ahora el ejemplo de un caso de gradación
descendente, donde la relación entre el elemento peritextual y el
texto poético será más difícil de percibir. Del libro Siete
representaciones de José Ángel Valente tomamos el poema -sin
título- número VII. El elemento peritextual es Quidquid latet,
apparebit. El primer obstáculo para el lector –suponiendo que no
conozca la lengua latina- será averiguar el significado en
castellano de este verso. Esta circunstancia es un rasgo de la
gradación descendente pues dificulta la comprensión del poema
al relacionarlo con el peritexto. Además una vez traducido éste –
Todo lo que está oculto, aparecerá- no se averigua una referencia
explícita dentro del texto poético al peritexto y tampoco es
6. evidente la reciprocidad entre ambos elementos textuales, aunque
sí existe tal reciprocidad y la conclusión del poema desemboca
implícitamente en el verso en latín o peritexto.
En cuanto a la función ornamental, hemos de apuntar que es un
logro exclusivo del posmodernismo acentuado por un
barroquismo inherente. Es, a mi entender, la función con mayores
caudales artísticos desde el punto de vista de la renovación
creativa. Esta función tiene una razón de ser: la búsqueda de un
nexo entre la creación individual y la creación ajena considerada
como universal[3]. El elemento ornamental apenas guarda
relación con el texto poético al que otorga belleza y cierto sentido
de apertura. Este elemento abre el poema, establece una relación
estética o filosófica que no es comprobable mediante un juicio
lógico. Es una evocación, una sugerencia que el poeta considera
necesaria pero no sabría, sin embargo, justificar. Confiemos en
que el desarrollo de la función ornamental amplíe fructíferamente
posibilidades tales como las constructivas de la poesía.
Publicado en: Revista "La Rosa Profunda", Nº2, Abril,
2006. ISSN.- 1699-4671
[1] Por su condición periférica no hemos de descartar la
posibilidad de hallar un elemento de este tipo después del
discurso, es decir, una vez concluido éste. Véase como ejemplo
el poemario Días sin música de José Infante, tras el último poema
(La muerte que llega) del poemario se insertan dos citas, una de
Blas de Otero y la otra de Gérald de Nerval. Vemos así cómo las
citas no solamente se usan –lo más habitual- para abrir una obra
literaria sino también para cerrarla.
[2] Su posición es variable, dependiendo de la disposición
estructural que el autor adopte para la configuración de su texto.
Las posiciones más frecuentes son: 1.- En el inicio de la obra o de
alguna de sus partes. 2.-En el título del texto. 3.- En la posición
habitual de la cita al texto, esto es, debajo del título y al margen
7. derecho.
[3] El uso de esta función puede evidenciarse en la monumental
obra Museo de cera del poeta José María Álvarez. Véase, por
ejemplo, el poema: Telegrama, p.176. Editora Regional de
Murcia, 1990.