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“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
1
Los inicios de la “Hermandad
de Caballeros Voluntarios de
la Cruz”.
Aportación al Xº Congreso General de Historia de
Navarra.
José Fermín Garralda Arizcun
Pamplona 2022
Col. Nueva Bermeja nº 27
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
2
José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia
Año 2022
Los inicios de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz”. Aportación al Xº Congreso
General de Historia de Navarra.
C/ Arrieta nº 2
31002 Pamplona – Navarra - España
rargonz@gmail.com
historiadenavarraacuba.blogspot.com
Colección: Nueva Bermeja nº 27
* Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo sin permiso del autor. Está protegido.
Puede ser citado mencionando autor, título, año, formato de edición y localización en la red.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
3
Los inicios de la “Hermandad de
Caballeros Voluntarios de la Cruz”
Aportación al Xº Congreso General de Historia de
Navarra (2022)
Al actual capellán limosnero y los que fueron, de la
Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz,
y al actual prior Sr. Vives Agurruza,
por permitirme consultar el archivo histórico de la Hermandad.
Por José Fermín Garralda Arizcun
Doctor en Historia
Pamplona, 14-IX-2022
(Queda prohibida la reproducción total o parcial sin permiso del autor.
De tomarse algún dato, debe citarse la fuente)
Índice: 1. El contexto 2. Confluencia entre la pastoral del obispo y las
necesidades espirituales y materiales del voluntario. 3. Los principales hechos ocurrieron de
esta manera. 4. La naturaleza canónica de la HCVC 5. ¿Qué hacía la HCVC? 6. Ingreso de
caballeros y damas 7.Consideraciones finales 8. Notas, fuentes documentales y bibliografía
1. El contexto
sta comunicación aclara, mediante abundantes fuentes
documentales primarias y no sólo algunas de prensa, un
tema poco trabajado y hoy muy oscurecido por algunos.
Estas fuentes pertenecen al archivo privado de la Hermandad de Caballeros
Voluntarios de la Cruz (HCVC), que es canónica. El objeto y método de esta
colaboración es exclusivamente histórico, libre de presentismos.
E
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
4
Nuestra tesis (1) es que el obispo de Pamplona se sirvió de
los mimbres religiosos del contexto para crear la HCVC en
Navarra el 26-XII-1939, con fines pastorales, es decir, espirituales y
morales por la salvación eterna de las almas y por ello indirectamente por el
bien de la sociedad. El obispo mons. Marcelino Olaechea Loizaga pertenecía a
la Orden de los Escolapios, y tenía muy presente la educación de la juventud.
Vivió unos momentos críticos, y, al acabar la guerra en España, se encontró
con unas necesidades espirituales y pastorales muy urgentes y unas
posibilidades muy concretas. Un buen número de voluntarios
excombatientes, destacando los carlistas por su espíritu religioso, decisión y
número, le apoyaron de muy buen grado en mantener la memoria de la
Cruzada y en la reconstrucción espiritual de una nueva sociedad como si de
una nueva Cruzada de verdadera paz se tratase.
Nos preguntaremos: 1º) ¿quién dio el impulso a la creación de la
HCVC, el obispo o posibles intereses políticos? 2º) ¿Qué suponía el carácter
canónico de la HCVC? 3º) ¿Cómo fue su inicial expansión por Navarra?
Intentaremos concretar todo esto. Como las actuaciones humanas suelen ser
algo poliédricas o tener adherencias comprensibles según las circunstancias,
tratar esto en pocas palabras tiene su complejidad.
La fundación de la HCVC está rodeada de circunstancias y, aunque
la enumeración sea un poco larga, son las siguientes:
1. El humus del espíritu religioso de muchos voluntarios que
vivieron la guerra –entendida siempre como un “castigo de Dios” por los
pecados de los hombres- con un espíritu de Cruzada. Los agentes de la
Hermandad fueron los excombatientes del frente y sus parientes
directos.
2. En 1936 y 1937 nacía la idea de crear un monumento votivo
al esfuerzo de Navarra en la Cruzada.
3. El 19-IV-1937 el gobierno de Burgos decretó la unificación en
el partido único FET de las JONS, con la oposición de muchos carlistas.
Muchos no dejaron el frente por motivos superiores.
4. Los miembros Junta de Guerra carlista aceptaron el partido
FET de las JONS como un hecho y, en una táctica posibilista, algunos
carlistas quisieron influir en el partido único, por lo que ocuparon
inicialmente cargos en él.
5. En febrero de 1939, Manuel Fal Conde y don Javier de Borbón-
Parma, que no eran políticamente posibilistas ante el nuevo régimen,
nombraron una nueva Junta Regional carlista en Navarra, con Joaquín
Baleztena de presidente, en sustitución de la Junta de Guerra carlista. Al
comenzar la guerra, la Junta Regional anterior, cuyo presidente había sido
dicho Baleztena, fue sustituida por la mencionada Junta de Guerra carlista en
la que éste se encontraba.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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Durante varios días se publicó ésta Orden del Jefe Regional
Joaquín Baleztena Ascárate, en la última página de “El Pensamiento Navarro”.
6. Los problemas y división de los carlistas en Navarra.
7. Se temía una restauración monárquica liberal en la persona de
don Juan.
8. En 1940 (1-VII) se abrió el Museo de Recuerdos Históricos del
Carlismo en Pamplona, impulsado por la familia Baleztena.
9. La movilización religiosa y social comenzó a ser frecuente desde
fuera del partido único. El 3-V-1939, avanzada la primavera, algunas
margaritas y requetés impulsaron con gran éxito una romería, con un
propósito religioso, para crear un Vía Crucis en la escarpada subida de
Montejurra. Cualquiera podía adherirse al acto, porque el entusiasmo
religioso y la reciente victoria militar eran mucho más importantes que la
procedencia del anunciante.
10. Un grupo de voluntarios requetés peregrinó al castillo y cuna
de San Francisco de Javier el 3-XII-39, para cumplir su promesa de
agradecimiento al santo por regresar ilesos de la guerra.
11. También un grupo de guipuzcoanos que lucharon en Tercios
navarros, peregrinó a San Miguel de Aralar el 25-VIII-1940.
12. A mediados de 1939, la Diputación Foral de Navarra aceptó el
proyecto del monumento votivo y dio los primeros pasos en su desarrollo.
13. En agosto de 1939 decayeron los motivos para el posibilismo
político carlista, cuando el carlista Adolfo Goñi Iraeta, que era Jefe Provincial
del Movimiento, fue sustituido como tal por el gobernador civil Antonio
Correa.
14. Se perseguían físicamente las manifestaciones abiertamente
identificadas con el Carlismo en toda España (Martorell, Miralles), aunque no
sea reconocido por quienes desean homologar a los carlistas con el Régimen
político recién instaurado, lo que demuestra que no es la historia lo que a
veces prima.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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15. En febrero y marzo de 1940, Fal Conde quiso reorganizar los
mandos del requeté navarro para evitar la dispersión de los carlistas en pie de
paz.
16. Había una gran preocupación para evitar la vuelta a las causas
que provocaron la Revolución y el conflicto civil.
17. En la paz, tras el gran esfuerzo de la guerra, se quiso hacer algo
nuevo, nacido en unas circunstancias concretas, con gente nueva. Se pudo y
se hizo.
18. Era dramático al abandono en el que podían caer los
voluntarios después del enorme esfuerzo realizado en el frente.
19. Los párrocos vivían una profunda preocupación pastoral por
sus feligreses más jóvenes. También velaban por las buenas costumbres
algunas asociaciones civiles recién creadas, y la Acción Católica diocesana.
20. La preocupación pastoral del Sr. obispo se extendía a toda la
diócesis con independencia de sexos, edad y la gran variedad de
circunstancias.
21. También se debe advertir la oposición social hacia al
comunismo y los totalitarismos nacionalistas de moda en el momento, por las
negaciones que todos ellos suponían, especialmente entendidas por
personas de Iglesia y los católicos más conscientes.
Si algunos de los aspectos citados son políticos – por ej. los
carlistas que rechazaban frontalmente el partido único FET y de las JONS y
los que eran inicialmente posibilistas al respecto-, otros serán puramente
humanos o bien religiosos, expresando todos ellos la agitación de una parte
de la sociedad navarra.
Interesa lo que pudo ocurrir –de posibilidades siempre
desconocidas-, pero sobre todo lo que ocurrió. La situación era compleja, y
exige ir a los hechos y no caer en presuposiciones, fáciles y hoy
tendenciosas. ¿Qué se podía hacer ante la posición de los vencedores en la
contienda, ante la división práctica entre los carlistas, la dispersión de los
voluntarios yéndose a sus casas con los peligros de postguerra, la amenaza
del filo fascismo y el estatismo en auge de alguna élite política de España? Lo
que se pudo hacer, se hizo: salvaguardar el espíritu religioso de la Cruzada.
Lo hizo la autoridad indiscutible del señor obispo de Pamplona, apoyada
sobre todo en los carlistas como una parte –incondicional y eficaz- del todo.
De ésta manera, el señor obispo salvó lo que muchos consideraban lo
principal, esto es, el espíritu del cruzado en la que se llamará la última
cruzada del s. XX. Quien no vivió los hechos o esté imbuido en declaraciones
abiertamente contrarias, puede tener dificultades para reconocerlo.
Afortunadamente, hay muchos testimonios documentales de ello.
Este trabajo, además de recoger lo expuesto en dicho Xº Congreso,
amplía algunas cuestiones para ser más explicativo, lo que no impide que, en
otra ocasión, tratemos de nuevo el tema con mayor profundidad.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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2. Confluencia entre la pastoral del
obispo y las necesidades espirituales y
materiales del voluntario.
l excombatiente de Radio Requeté de Campaña, José Ángel
Zubiaur Alegre, será un puntal en la fundación y desarrollo
de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz
(HCVC). Muchas veces durante su vida demostró también tener vocación
política. Al inicio de su andadura, y con un talante posibilista, ocupó su
puesto en la FET y otro en el SEU, cesando en noviembre de 1939. Casi dos
meses después, se fundaba la HCVC siendo él subprior. Tres años más tarde,
en 1943 se le encargará reorganizar la juventud carlista de Pamplona.
Una exposición manuscrita, creemos que suya, escrita en su
juventud, expresa la dimensión sicológica del ex combatiente, y la
confluencia de intereses espirituales y religiosos entre el señor
obispo y los voluntarios. Del obispo dice: “El fue quien dio calor a la
idea y trabajó hasta hacerla realidad”. Pero la idea antes fue
surgiendo, al parecer de algunos voluntarios, siendo él uno de los más
destacados. Al final de su vida, en un momento de confidencia, comunicó a
quien esto escribe que de lo que estaba más orgulloso era de haber
participado en la fundación de la Hermandad, como si ésta se debiese a su
intervención.
En la citada exposición (dos cuartillas a tres caras, 218 x 156 mm.),
Zubiaur indica los antecedentes, cómo surge la idea y cómo la idea es
realidad. Como es la primera vez que este documento sale al público, lo
transcribimos íntegro:
“Antecedentes.
La dura guerra española de Cruzada que se iniciara aquel
apoteósico 19 de julio de 1936, hizo convivir durante largo
tiempo a los voluntarios uniéndoles íntimamente, con la
intimidad profunda de los que a diario (diariamente: tachado)
se sacrifican en común. Aquella hermandad de ideales, de
correligionarios, adquiría, después de esa áspera vida de
campaña, un nuevo carácter, la de hermandad en el servicio de
las Armas. Aquellos hombres que juntó la profesión de unas
mismas creencias ya no se separarían jamás, estaban vinculados
no sólo por la Idea, sino también por el recuerdo de los que por
E
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
8
Ella murieron, por el dolor de las heridas y por la alegría de la
anécdota. Pero además, había deseo de que esta unión
adquiriese forma y se perpetuase. Quizá todos no manifestaron
su ánimo (en ese sentido: tachado), pero en la subconsciencia
de los combatientes bullía la misma ansia: seguir unidos en la
paz como antes en la guerra”.
La idea en potencia se hizo realidad en el Vía Crucis de Montejurra
del 3 de mayo de 1939. Dice:
“Surge la idea.
El propósito seguía en nebulosa: la idea, en potencia. Pero
he aquí que un grupo de mujeres organizan un acto en
Montejurra para inaugurar el Vía-Crucis conmemorativo de la
Cruzada. Romería imponente. Allá van los voluntarios y allá, en
aquel precioso día de Mayo, entre rezos fervientes y emociones
de escalofrío, surge la idea: mejor dicho, se actúa la que ha
tiempo estaba ya en potencia. Ha sido el chispazo que iluminó la
nebulosa. Hay que recoger el espíritu de estos voluntarios
heroicos; sí, de esos que siguen el Calvario de Montejurra
cargados con la Cruz que recuerda la que les guiara en el frente,
de esos que vuelven a cantar sus himnos de fe. Hay que
sublimar ese entusiasmo dándole un culto: el de Dios, España, y
sus Mártires. Hay que agrupar junto a los voluntarios
supervivientes, a estos padres y madres de los voluntarios que
murieron, y hay que mantener, aquí en Montejurra, por
siempre, un Vía-Crucis que recorra esta misma senda con
igualdad de intención”
El autor iba a lo fundamental, que distinguía claramente de lo
secundario. De ahí que destaque la espontánea confluencia de aspiración,
espiritual y no política, entre los excombatientes y el señor obispo. Las cosas
podrían haber sido de otro modo, pero así fueron. Primero –dice- el señor
obispo veía en los voluntarios y la sociedad entera, un inmenso campo de
apostolado con muchas posibilidades: “Él fue quien dio calor a la idea y
trabajó hasta hacerla realidad”. Él fue quien convirtió una iniciativa de
unos carlistas en iniciativa de la diócesis, dando cabida a todos sus diocesanos.
A continuación, unos voluntarios bien dispuestos, hombres jóvenes, bien
probados hasta el extremo en los ideales religiosos, ayudaron al obispo,
configurándose una hermandad a modo de una moderna Orden de Caballería.
Adelantemos que el obispo se apoyará en la Hermandad para la creación de la
peregrinación cuaresmal a Javier o Javierada.
Dice en su tercer punto:
“La idea es realidad. Cuesta más llegar a aclarar una idea
que llevarla a la práctica. Esto se consigue con entusiasmo. Y
entusiasmo había a raudales. El primero el del Sr. Obispo que
veía en los Voluntarios un abierto campo de apostolado cuajado
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
9
de esperanzas. Él fue quien dio calor a la idea y trabajó hasta
hacerla realidad. Junto a él un grupo de voluntarios. Comenzóse
a perfilar la organización. Esta no podía ser una liga de ex -
combatientes a semejanza de la surgida después de la Guerra
Europea, la guerra española fue de Cruzada y aires de Cruzada
había de tener la organización que intentase perpetuar su
recuerdo. En España no era difícil encontrar el molde para tal
fundición y se encontró. Los voluntarios se agruparían a
semejanza de las antiguas Órdenes de Caballería, observarían
sus normas en todo aquello que fuese compatible con la
diferencia de los tiempos; las innovaciones serian dentro de lo
tradicional. Con este espíritu se redactaron las reglas de la que
se llamaría Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz,
que fue erigida canónicamente por el Excmo. Y Rvdmo. Sr. D.
Marcelino Olaechea y Loizaga, Obispo de Pamplona, en la
Iglesia Monasterio de Irache el 26 de diciembre de 1939”.
El problema del voluntario era la tibieza espiritual, que podía
suplirse con el “orgullo de clase”, esto es, de ser excombatiente de la Cruzada.
Reunirse una y otra vez recordando lo que vivieron, les animaría, para
“luego poder ir recuperando lo que quizá perdieron. Lo
que no se puede hacer es dejarlos desperdigados, sueltos,
después de haber sido los protagonistas de una gesta
imperecedera” (Prior Ripa a los párrocos, impreso 7-IX-1941).
Todo esto Zubiaur lo reitera en otras ocasiones como en 1941 (31-
X), 1943 (18-III) y 1963 (14-V).
Para él, la HCVC debía expresar una moderna Cruzada, de
carácter espiritual a favor de las buenas costumbres y la religión, en los
cauces viejos de organización al estilo tradicional, espirituales sí pero al estilo
español, con agresividad si fuera preciso en defensa de la religión. Esto, en la
forma y su contenido, era coherente con la continuidad vital del propio
excombatiente.
En dicho año 1963, Zubiaur envió al páter de la Hermandad,
vicario del obispo, y canónigo don Juan Ollo, un Historial para su
puntualización, que si bien es largo, deja claro el espíritu de los voluntarios.
También en este caso afirma que la iniciativa fue doble: por un lado los
voluntarios con sus necesidades espirituales y de Hermandad, y por otro el
obispo con sus necesidades pastorales. La confluencia entre ambos fue
perfecta. El documento, de dos cuartillas, está mecanografiado con calco
morado, y tiene añadidos manuscritos del Ldo. Ollo. Comienza con la
importancia de España en la civilización cristiana, la agresión del comunismo
internacional, la persecución religiosa durante la guerra aunque había
comenzado mucho antes, y la aportación de Navarra. Lo más significativo
para nosotros es que los voluntarios y el obispo confluyeron en la creación de
una Hermandad. Dice así:
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
10
HISTORIAL DE LA HERMANDAD DE CABALLEROS
VOLUNTARIOS DE LA CRUZ.
A lo largo de los siglos, España ha sido un baluarte
poderoso de defensa de la civilización cristiana, al mismo
tiempo que una fuerza admirable para la expansión del
Catolicismo en el mundo.
Por diversas causas que sería prolijo enumerar, el
catolicismo español se vio agredido por una conflagración
internacional atea, organizada y dirigida desde Moscú, que
según las palabras de Pío XI (Discurso a los refugiados
españoles en 14-XI-36) “minaba los cimientos de todo orden
civil, de toda cultura y de toda civilización”.
En el curso de esta gran tragedia, 12 Obispos y más de
7.000 sacerdotes y religiosos fueron bárbaramente asesinados,
sin proceso alguno, solamente por odio a la Religión; y al mismo
tiempo, cosas, instituciones sagradas, inestimables tesoros de
piedad y de fe, preciosos objetos de arte, reliquias muy
veneradas, desaparecieron bajo la violencia de las fuerzas
tenebrosas del anticristo moderno.
A esta agresión internacional respondió el pueblo español,
el sano pueblo español allí donde tuvo manos libres para actuar,
manteniendo una verdadera CRUZADA de liberación, y
sufriendo y muriendo asesinados hasta que se presentaba el
momento oportuno de pasarse a las filas nacionales, los que
tuvieron la desgracia de encontrarse en zonas donde desde
primer momento imperó la revolución.
Navarra tuvo la suerte de constituir la mayor reserva para
la organización de esta Cruzada y dejó en los campos de batalla
lo mejor de sus hijos, la mayor parte de los cuales ofrendaron
sus vidas con el grito de ¡Viva Cristo Rey! en sus labios.
Por ello, de acuerdo con su prelado, una vez terminada la
terrible conflagración y victoriosa Cruzada, los que pudieron
volver a sus hogares con el recuerdo sangrante de tantas
heroicidades realizadas y tanta sangre vertida, acordaron
agruparse en una HERMANDAD que conservase puros los
principios inmutables por los que se salió al campo de batalla;
Dios y España, a fin de irlos transmitiendo a las nuevas
generaciones, al mismo tiempo que ofrecer sufragios a Dios por
el eterno descanso de tanta víctima inmolada por la Iglesia y por
la Patria (…)”.
A continuación, el cronista enumeraba las actividades piadosas de la
Hermandad durante el año transcurrido. Se trataba de la fundación perpetua
de Misas en el monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada,
convertido en la sede de la Hermandad. Así mismo, cuenta la peregrinación
de la Hermandad a Roma, la audiencia de los caballeros con Pío XII, y la
altísima distinción que estos recibieron por permitirles hacer guardia de
honor en el Altar de la Confesión. En esa misma ocasión, se solicitó –sin
éxito- al Santo Padre que elevase la Hermandad a la categoría de Orden
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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Militar, gozar de las indulgencias canónicas concedidas por el rezo del Vía
Crucis en las peregrinaciones, calles públicas y otros lugares, y la concesión
del jubileo “Tocies quoqie” para la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz.
Tanto en su fundación como en su funcionamiento durante los
primeros años –que podemos extender hasta el presente-, la HCVC nunca fue
dirigida ni vivida como medio ni instrumento político.
Se podría pensar que como los carlistas dieron todo en el frente de
batalla por su espíritu de Cruzada, y ellos pensaban que el decreto de
Unificación les quitó todo, ahora Mons. Olaechea les devolvía algo en el
ejercicio de la caridad, esto es, una organización de carácter religioso -y no
política- con la condición de que fuese de todos y para todos. Pero “la cosa”
sin duda era muchísimo más grande que un toma y daca, y tenía los altos
vuelos de la pastoral del señor obispo después del avance secularizador y
fuertemente anticlerical de los años anteriores que condujeron a la guerra.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
12
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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3. Los principales hechos ocurrieron
de esta manera.
l agente o protagonista principal fue el Obispo de Pamplona
al “dar calor a la idea y trabajar hasta hacerla realidad”.
3.1. El señor obispo convocó la primera reunión el 4 de
junio de 1939, casi siete meses antes de crear la HCVC. Reunió a un páter
que ejerció como tal en el frente y la retaguardia, y cuatro “voluntarios en la
cruzada contra el comunismo”, convocándoles en el palacio episcopal. Entre
los asistentes destacamos al páter:
1. D. José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza, capellán del
Tercio del Rey y luego capellán del Fuerte de San Cristóbal, que fue
muy querido por todos (2).
2. José Ángel Zubiaur Alegre, del Tercio de Navarra y Radio
Campaña
3. Ignacio Baleztena Ascárate, Tercio María de las Nieves
4. José Lampreave Blasco, oficial del Tercio del Pilar, mutilado
5. Ramón Arregui Ximénez, Tercio de Radio Campaña,
mutilado
En ese momento, los anteriores nombrados eligieron a
ocho miembros más, para formar con ellos el Capítulo de la Hermandad.
Los elegidos eran:
1. Narciso Ripa Obanos, mutilado, Tercio de Lácar, maestro,
inspector interino de enseñanza primara hasta que dejó el cargo por
no ser de oposición.
2. Cesáreo Sanz-Orrio, oficial de Tercio del Rey
3. Miguel Castiella Idoy, Tercio del Rey
4. Jaime del Burgo Torres, Tercio de Begoña
5. Jesús Marín Recalde, Tercio del Rey
6. Tarsicio Ortiz, Tercio del Rey
7. Félix Abárzuza Murillo, Tercio del Rey
8. Juan Felipe Echeverría Maisterra, falangista.
Todos eran de Pamplona, oficiales carlistas y un falangista, el
citado Felipe Echeverría. ¿Por qué oficiales? Quizás porque siendo oficiales
mantenían la idea con su prestigio, podrían hacer una llamada de caballeros a
los excombatientes, y reproducían en la paz la hermandad vivida en el Frente.
E
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
14
¿Por qué tanto carlista? Quizás como radiografía sociológica del
primer impulso –“sólo por Dios” decía aita Teodoro-, porque así se
aseguraba el espíritu religioso que vivieron –pensemos que en 1942 el
falangista Laín Entralgo y en 1947 Pío Baroja negarán el carácter de Cruzada-
, y para mantener la independencia espiritual respecto a FET de las JONS, el
partido único, a buen resguardo desde luego de cualquier signo de estatismo
ya de urgencia, ya paganizante, ya del incipiente neofascismo de Serrano
Suñer.
Un sólo falangista era el signo suficiente que podía hacer de correa
de transmisión de lo que se trataba en el puesto de mando de la hermandad,
y mostraba que a la Hermandad podían sumarse los hombres y mujeres de
cualquier tendencia política. Lo de menos es que hubiese tantos carlistas,
pues ya se decía que, en la recluta, no pocos voluntarios carlistas fueron
desviados a Falange (es el caso de uno de los hermanos Aznar Zozaya de
Javier) o al Ejército. Por tratarse de voluntarios y quizás para mantener la
independencia del Estado, era comprensible que faltasen militares, con o sin
mando, aunque muy pronto los habrá, sobre todo en la HCVC de Madrid.
El esfuerzo durante la guerra fue tan grande, las circunstancias tan
extremas, lo ocurrido tan triste y desgarrador, que el Norte religioso de los
voluntarios y otros combatientes debía quedar bajo el amparo de una
organización exclusivamente religiosa.
Según la historiadora Villanueva, la participación de Fal Conde en
el proyecto –consejo para redactar las Reglas, sobre el carácter jerárquico o
popular de la HCVC, y el nombre del posible prior-, “pudiera ponerse en
relación con el viaje que Fal Conde hizo a Navarra el día 21 de octubre, con
motivo del traslado de los restos del general Sanjurjo a Pamplona”, y con la
carta de Fal Conde a Zamanillo del 6-XII-1939. Ahora bien, concluimos que
de ello no se deduce que el proyecto del obispo fuese carlista. No; Olaechea
insistió que era y actuaba únicamente como obispo. La participación de Fal
parece coherente con el hecho que la HCVC tuviese en sus Reglas la fiesta de
los Mártires de la Tradición del 10 de marzo, tan querida por tantísimos
voluntarios por el “Ante Dios nunca será héroe anónimo”, que la
peregrinación anual fuese al Vía Crucis de Montejurra que es donde parece
que Zubiaur forjó la idea, y que en el primer Capítulo hubiese muchos
oficiales de los Tercios. Es clave advertir que el proyecto de Hermandad ya se
había fijado el 4 de junio, mucho antes del mencionado final de octubre y de
la fundación de la HCVC del 26 de diciembre. El 4 de junio el obispo tenía la
iniciativa y un proyecto claro. Consultar a Fal Conde era educado, prudente
y conveniente, entre otras varias consultas que el obispo hizo sobre las Reglas
a diferentes clérigos en relación con el derecho canónico, y que se conservan.
Incluso el placet de Fal podía enmarcarse en las relaciones Iglesia-sociedad
civil. En el archivo de la HCVC no hay datos de consultas del obispo a político
alguno y la carta a Zamanillo está en el archivo de Fal (Universidad de
Navarra). Junto al obispo, el alma y promotor de la HCVC fue el capellán
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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José Manuel Pascual, muy querido por los voluntarios y –hemos dicho-
quizás más aún por los presos del fuerte San Cristóbal.
Dicho capellán se movilizó antes de la fundación de la
Hermandad. La fundación era segura, pero debía prepararse de antemano. El
páter hizo en dos direcciones. La primera fue de cara a los jóvenes
voluntarios, acompañándoles en su peregrinación al castillo y cuna de Javier,
en acción de gracias para cumplir la promesa que estos hicieron en el Frente.
La peregrinación fue el 3-XII-1939. La segunda, fue el contacto durante el
mes de diciembre, por escrito y con éxito, con diferentes sacerdotes que
conocía, para comenzar a mover la Hermandad a través de los párrocos por
los pueblos.
3.2. Llegó el día de la fundación de la HCVC.
El 26 de diciembre de 1939 Mons. Marcelino Olaechea Loizaga
fundó o erigió la Hermandad en el impresionante monasterio de Irache,
reservándose el título de Capellán Limosnero. La prensa se hizo eco del acto
por extenso, lo que animó –según decían- el posterior ingreso de muchos.
¿Por qué Irache? Por un lado, Irache despertaba grandes
recuerdos en la base carlista de la hermandad por su proximidad a Estella,
por albergar el hospital militar carlista promovido por la reina doña
Margarita, y por ser lugar de arranque al Vía Crucis de Montejurra. Por otro,
y como se recoge en las primeras Reglas provisionales de la Hermandad,
Irache era un eco perdurable de la Reconquista, viejo sillar del suelo patrio,
ánfora de esencia medieval, faro de la cultura cristiana, y panteón y relicario
de glorias y grandezas, sin duda refiriéndose esto último a la victorias
carlistas del siglo XIX.
El obispo aprobó provisionalmente las Reglas, y nombró “por esta
primera y única vez”, las autoridades de la Hermandad, señalando sus cargos
específicos, que eran los 13 elegidos el 4-VI. He aquí sus nombres y cargos:
1. José M. Pascual, capellán del Tercio del Rey, capellán
2. Narciso Ripa Obanos, prior
3. José Ángel Zubiaur Alegre, subprior
4. José Lampreave Blasco, cronista
5. Miguel Castiella Idoy, clavero o tesorero
6. Ignacio Baleztena
7. Ramón Arregui Ximénez,
8. Cesáreo Sanz Orrio
9. Jaime del Burgo Torres
10. Jesús Marín Recalde
11. Tarsicio Ortiz,
12. Félix Abárzuza Murillo
13. Juan Felipe Echeverría Maisterra, falangista.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
16
Los objetivos del Obispo Olaechea aparecen en las Reglas
aprobadas dicho 26 de diciembre, pero también en diferentes homilías, y en
los documentos de la propia HCVC.
Así, en su homilía del 26-XII-1939, el obispo destacó la
naturaleza religiosa de la HCVC, sus fines espirituales para reconstruir en la
paz, que no era suficiente tener unas buenas leyes y gobernantes sino que se
necesitaban buenas personas o españoles, recordar y sufragar a los
compañeros muertos en la contienda, y conservar el espíritu de Cruzada y
defensa de la Iglesia. Como expresión de la unidad de vida de cada
voluntario, la HCVC actuaría in extremis si España otra vez lo necesitase,
como elemento castrense a modo de Orden de caballería. Esta actuación
nunca se planteó, ni siquiera como contraguerrilla frente al maquis, pues
para ello ya estaban el Gobierno y los ayuntamientos de frontera. Así dijo:
“Conservad el recuerdo de nuestros muertos, los primeros
de la Hermandad en el Cielo, que por la Cruz fueron a la lucha, y
por la Cruz murieron. Conservad asimismo el espíritu que os
llevó a la lucha. En esta Hermandad caben todos los voluntarios
que con espíritu de cruzado marcharon a la guerra, porque hay
que mantener aquellas virtudes. No basa con las buenas Leyes y
los buenos gobernantes si no hay buenos españoles”. (EPN 27-
XII-1939 p. 5).
La preocupación religiosa del obispo coincide con las cartas de
varios párrocos sobre la vida religiosa, moral, y el compromiso eclesial de los
jóvenes. Por ejemplo, el párroco de Viana dice al Rvdo. J.M. Pascual: “Siendo
tan valientes no he podido reducirlos a formar la juventud de acción católica
¿Y por qué? Por el maldito baile” (Valentín López, 9 y 12-III-1940).
¿Qué podría mantener y hasta reconducir a una juventud tan
valiosísima? Al parecer, una Hermandad surgida de la vivencia de los años de
combate.
3.3. Los objetivos de la HCVC aparecen en dos circulares. Se
tratan de una circular impresa del prior, dirigida a los párrocos, fechada el 7-
IX, y otra también impresa que varios sacerdotes escribieron a los mismos
párrocos algo antes del 14-IX-1941. En estas y en otras circulares
posteriores, se promovía la moralidad frente a “ciertas costumbres y cine
inmoral”, la piedad popular, la necesidad de velar por la vida religiosa y las
buenas costumbres, que “Navarra en la paz siga siendo Navarra, (y) que no
se enerve aquel espíritu magnífico”, el consuelo y acompañamiento a los
familiares, el apoyo a las necesidades materiales de los caballeros y sus
familias, y el deseo de ayudar a los párrocos dando un ambiente religioso
frente a la inmoralidad y frialdad religiosa.
Más concretamente, en la circular del 7-IX-1941, el prior explicaba
que, en tiempos de paz, había que ser “combatientes espirituales sí, pero al
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
17
estilo de los mozos de Navarra”, sin tibieza, fervorosos, sabiendo que están
“dispuestos a decir: esas costumbres, ese cine inmoral… etc., no es lo nuestro,
no es aquello por lo que salimos a luchar y Ellos dieron su vida”. Sabía que el
hundimiento de los pueblos comienza con la inmoralidad y la pérdida del
fervor religioso, como fluye en todos los documentos de la Hermandad.
Interesa mucho destacar el ambiente a veces poco edificante que -
según decían- se vivía en la sociedad, así como la gran capacidad de las
personas para olvidar las causas de los males ya sufridos.
Por ejemplo, la mujer navarra que participó en la Cruzada como
esposa, madre e hija, como enfermera, margarita, miembro de la Acción
Católica…, tuvo que esforzarse porque se mantuviesen las buenas costumbres
en la retaguardia:
A las mujeres de la Acción Católica. “+ Mujeres Españolas
/ Españoles la Patria está en peligro. Acudid a defenderla. Este
fue el manifiesto-alocución del Alcalde de Móstoles en la guerra
de la INDEPENDENCIA. / Ello, mas una norma, “por Dios y
por España” ha sido el porqué; la contraseña de esta Cruzada. /
Al llamamiento respondió el Pueblo Español con sus Soldados,
cuerdo de caballeros de antaño, testimonio de que se esperaba
el momento d(e) entroncar el esplendor de una Nueva Era con
la tradición Hispánica. Resp(on)dió con alma y vida, dando su
sangre para que fuera tinta de la Historia, y escenas guerreras
para hacerlas láminas en el Libro de juzgará la gesta (de)
España y su vida para que esté en la conciencia de nuevas
generaciones y (su) ser y su todo para holocausto a Dios,
Supremo Juez en un día que ha de ll(egar)./ Los Soldados
tienen ante la Historia limpia hoja de servicios, (tran)quilidad
en su examen de conciencia, y ante Dios placidez de quien ha
obrado bien./ Nosotras las mujeres que tenemos? Muchas
tanto como los hombres. Se dan (cu)enta de que hay guerra en
España. La viven. O porque lloran la muerte de al(gún) ser
querido o recuerdan la vida de los que pasan calamidades en la
trinche(ra)./ Todas enlutadas interior o exteriormente -aunque
en medio de la triste(za) sean estos momentos de alegría, pues
resurge la Patria- llevan una vida aus(tera) de sacrificio y
trabajo. / Pero hay un sector de hermanas nuestras que no se
dan cuenta de que es (gue)rra lo que sostenemos. No queremos
pensar que apercibiendose de ello hagan (por) olvidarlo o vivir
“su vida a costa de muchas muertes”. / Sonroja oir de labios de
los muchachos -de los mismos que luchan e(n el) campo de
batalla- quejas y lamentos por el espectáculo de la retaguardia. /
Y teniendo en cuenta los pocos hombres que hay en ella, de
quien depend(e el) “espectáculo”?. De bastantes mujeres, asi lo
confiesan ellos. / De esas que solo piensan en pinturas y modas
y lucen y se exhiben. De e(sas) que indirectamente recogen lo
que se trata de hechar (sic.). Porque la impureza es (la) clave de
los demás males./ A todas esas la ACCION CATOLICA
pregunta. Quien ha de revivir a España? (La) contestación es
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
18
fácil: Los Españoles. / Pues dentro de ese concepto también
entrais vosotras y por tanto os alca(nza) la obligación de luchar
por España./ Dios manda ser castos. España exige
sacrificio” (s.f., 3 cuartillas ciclostil).
Varios sacerdotes decían que el obispo quería:
“perpetuar y aun mejorar aquel espíritu y aquel temple del
alma. Y, como lo pensó, la ha venido realizando”, hablaba de
“cruzada pacífica”, de una “nueva y pacífica Cruzada. Nada de
guerra ni de estruendo de armas: todo pacífico, todo tranquilo,
pero de una eficacia grandísima” (impreso a los párrocos de
1940, 14-IX).
Ya en 1947 se denunciaban los “tiempos de materialismo é
indiferencia, que, incluso a los que nos preciamos de hijos sumisos de la
Iglesia, nos van contagiando de un modo insensible” (circular del prior a los
párrocos del 19-X-1947).
La extensión de la inmoralidad también se refleja años después, en la
correspondencia mantenida de 1958 a 1961, entre el joven obrero Nicanor
Arbeloa Egüés (+ 1997), voluntario procedente de Mañeru y residente en
Barcelona, y el prior de la Hermandad José María Echarri y Loidi, cuando
éste le propuso fundar la Hermandad en la ciudad condal.
3.4. El 14-IX-1941, numerosas damas y caballeros salieron de la
estación de autobuses de Pamplona hacia el monasterio de Irache –en la
Navarra media-, tan emblemático en los siglos de Reconquista. El Obispo
dijo en su homilía que, en ese tiempo en el que muchos en España
rechazaban el esfuerzo de la Cruzada (llamaban a los voluntarios
malversadores de haciendas y de vidas propias y ajenas), era necesario
recordar el signo religioso de los voluntarios y actuar valientemente aunque
de forma pacífica.
3.5. Sobre el olvido de los que dieron su vida, el obispo se había
quejado con amargura quince meses antes, en el funeral por Mola del 16-
VI-1940, celebrado en la capilla de San Francisco Javier de la catedral. Ahí
también urgió el evitar escándalos, por ejemplo el que supondría la
proyección en Navarra de la película “Margarita Gautier”, que calificaba de
“enervante, tísica, sensual”. Según la crónica interna de la HCVC:
“Es pues preciso, prosiguió, que nos unamos para
recordaros vosotros mismos porque sino (sic.) se os olvidará. Es
muy triste pero hay que confesar que es cierto el refrán que reza
“el muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Como prueba de los
intentos de desvirtuar el sentido de la Cruzada por parte de sus
enemigos hizo alusión concreta y dura, a la película “Margarita
Gautier”, calificándola de enervante, tísica, sensual, y
escandalizadora y asimismo fijó su posición de Prelado ante el
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
19
posible caso de que se pusiese en Pamplona. Animó a los
Caballeros Voluntarios a impedir enérgicamente que dicha cinta
escandalizase a Pamplona” (Memoria de la actuación de la
Hermandad, del 26-XII-1936 al 14-IX-1941).
3.6. Objeciones para entrar en la HCVC. El obispo y los
caballeros dieron respuesta a diversas objeciones presentadas ante el posible
ingreso en la HCVC. Por ejemplo, lo hicieron en el acto de investidura
realizado en Vidaurreta, idílico pueblo de la cuenca de Pamplona a 20 km.
de la capital, el 14-IV-1941. En él, el obispo:
“(…) pronunció unas palabras ocupándose del fin y
organización de la Hermandad. La Hermandad, dijo, no es
política, ni puede ser política, el Prelado en este caso ni la
amparará, ni la alentará. La Hermandad es por encima de todo
religiosa y por ende patriótica. Animo a los Hermanos al
cumplimiento exacto de sus deberes religiosos, morales y
patrióticos”.
A continuación y desde el balcón de un edificio cercano a la Iglesia,
el subprior Zubiaur dirigió unas palabras rebatiendo las posibles objeciones
que algunos podían poner al llamamiento de la Hermandad. La
documentación no recoge cuáles eran estas, aunque seguramente eran las
señaladas por Mons. Olaechea.
Conclusión: La HCVC no fue una creación ni un elemento al
servicio del Carlismo político, pues este era más amplio y tenía una distinta
naturaleza y carácter.
La conformó el espíritu religioso, ya pastoral del obispo ya
militante de algunos voluntarios, en una situación de postguerra. Si la
iniciativa partió de algunos voluntarios requetés, enseguida el obispo tomó la
iniciativa ante la sugerencia, creando una Hermandad diocesana y canónica
abierta a todos y con independencia de sus tendencias políticas.
Esta confluencia entre los voluntarios y el señor obispo, no
suponía una ruptura, ni un olvido, ni una renuncia al esfuerzo realizado en el
Frente de batalla. Expresaba una continuidad no unívoca sino analógica de
los años de hierro, pues lo castrense se puede decir y aplicar de varias
maneras. Con el paso del tiempo, la lejanía de la guerra modificará el carácter
inicial castrense de la HCVC, analógico por sus diversos significados. Así, en
las nuevas Reglas de la HCVC de 2006, se omite dicho carácter y se amplían
las funciones de la HCVC para el s. XXI, lo que no es edulcorar la realidad, ni
siquiera en el caso que la narrador le complazca un excesivo punto de vista
omnipresente.
Los voluntarios debían ser firmes y seguros, socialmente
implantados en toda Navarra, castizos y arraigados en su historia, activos, y
sin el hándicap de una ilimitada sujeción a las diferentes estructuras
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
20
temporales. Esto lo ofrecían sin duda los carlistas, que por idiosincrasia
siempre se sujetaban directamente al ideal. Esta última era garantía de
perseverancia. Comentémoslo por partes.
Los carlistas ofrecían una firme religiosidad y como tal un
universalismo religioso y espiritual. Por su fuerte convicción y su gran
presencia sociológica, podían presentarse como los valedores del principio
religioso, esencial para el nuevo Régimen político recién instaurado, al que
por otra parte ellos se oponían en cuestiones exclusivamente temporales. Que
la expresión del espíritu religioso que vivían los requetés incluyese
inevitablemente algunos elementos específicos suyos como la festividad del
10 de marzo –los mártires de la Tradición-, el monasterio de Irache, la falda
de Montejurra, hacían a estos fácilmente asumibles por otros católicos.
Junto a su gran presencia sociológica en toda Navarra, su
capacidad de iniciativa, su actividad por estar siempre en la oposición y su
temple singular en el frente, el tradicionalismo de los carlistas encarnaba los
deseos de arraigo y continuidad perfectiva.
Ofrecían una independencia sociológica sin absorción posible en el
partido único FET y de la JONS que por lo general rechazaban,
manteniéndose así alejados de cualquier estructura política que pudiera
reinterpretar el espíritu de la guerra. Dicho partido único tenía pretensiones
de ser un partido “moderno”, con ocasión del acercamiento ideológico de
Serrano Súñer al régimen de la Italia del momento.
Por otra parte, los carlistas podían estar encantados con la HCVC,
porque en ella podían recuperar indirectamente parte de la influencia social
perdida por el decreto de unificación en 1937, máxime cuando, el principio
religioso que defendían, lo expresaban junto al resto de voluntarios de otras
tendencias políticas ante los que presentarse “independientes” y en los que
poder influir. Unión en lo fundamental pero sin confusión, ni imposición, ni
control de la autoridad civil. Ahora bien, una utilidad tal no era algo esencial
sino adventicia.
Iniciado el camino, la mayor diversidad política de miembros de la
Hermandad se haría al andar.
Por otra parte, el paganismo del modelo político y social del
fascismo europeo en auge, era una amenaza para la civilización cristiana,
ajena al moderno totalitarismo. Además, dejar todo en manos de las Leyes y
gobernantes era imposible, pues la paz, la mejora y reconstrucción social
debían hacerse –según el obispo- desde la persona concreta y
paulatinamente.
Que el obispo se sirviese del entorno carlista, indica que la HCVC
no era expresión del poder político constituido, sino de la influencia social
por los ideales de Cruzada. Que estos ideales estuviesen a salvo entre los
carlistas, sólo refleja que en ellos la religión tenía una importancia principal,
lo que no podía decirse lo mismo de algunos miembros de élite, ya falangistas
o alfonsinos.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
21
4. La naturaleza canónica de la HCVC
a única fundación de la HCVC fue la canónica. En
ella el Derecho, y concretamente el canónico,
establecía una realidad nueva, obligando a:
1º Excluir parámetros políticos y de partido.
2º Desvincularse de organizaciones civiles.
3º Supeditarse únicamente al tema religioso y moral que reunía
todas las tendencias en Hermandad, y admitir su dependencia del obispo. La
bandera de España no era una realidad arbitrariamente añadida, sino la
concreción de una realidad viva e implícita en el cuarto mandamiento que
incluye el amor a la Patria.
4º Efectuado el primer paso organizativo, el vocal falangista del
primer Capítulo fue todo un signo para que en la HCVC cada vez hubiese
personas de cualquier opción política.
5º La expansión fuera de Navarra mediante encomiendas, exigiría
el permiso del obispo de cada diócesis, entroncándose no obstante con la
matriz de Navarra.
6º El Derecho canónico expresaba la naturaleza y objetivos de la
HCVC, su organización y ritual –nada de sectario o kukluxklanesco como
escribe alguien con un estilo de libelo-, la sede, el lugar de reunión, la
admisión de sus hermanados, y sus actuaciones. No hay ocasión ahora
para analizar estos aspectos.
Ahora bien, interesa la respuesta negativa del cronista de la HCVC
a Luis Ruiz Hernández en 1949 –quien tanto hizo por ella en Madrid durante
los primeros años-, cuando éste solicitó que la HCVC se sumase a un
homenaje al Requeté. Dicho cronista afirmó:
“es, aparte de la simpatía con que particularmente lo
miran (el homenaje), salirse de la norma de conducta que se ha
venido y se viene manteniendo por la Hermandad en estos
casos.
Es la Hermandad una institución creada para recoger el
espíritu genuinamente religioso y patriótico de la Cruzada, sin
inclinaciones afectivas a determinado sector de excombatientes
de la misma, y por consiguiente, el acceder por pare del
Capítulo a lo que solicita, habría de romper indudablemente
esta conducta y este espíritu aludidos” (carta del cronista a Luis
Ruiz Hernández, trasladado a Logroño, el 8-VI-1949).
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“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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6.¿Qué hacía la HCVC?
a HCVC vertebró la vida religiosa en sus
manifestaciones de piedad religiosa comunitarias y
públicas. Además de infinidad de actos piadosos que
hemos referido en otras publicaciones, destacamos algunos de ellos.
La Javierada. La marcha a Javier del 3-XII-1939, realizada por
un grupo de 27 voluntarios requetés, estuvo motivada por la promesa que
hicieron desde el Frente de peregrinar en acción de gracias a la cuna y castillo
de Javier, si llegaban salvos a sus casas. Su precedente inmediato fue la
peregrinación impulsada por Dolores Baleztena Ascárate en 1932, para
protestar contra la política antirreligiosa de la izquierda republicana y los
socialistas, peregrinación que no obstante no fue la primera. El precedente
lejano puede ser la peregrinación organizada por la Diputación Foral el 4-III-
1886, en acción de gracias porque el santo habría librado a los navarros de la
epidemia del cólera morbo.
Esta peregrinación de 1939 fue seguida de otra de sólo la HCVC,
realizada por iniciativa y encargo del obispo, el 10 de marzo de 1940. A ella
acudieron una veintena de caballeros de la Hermandad desde Pamplona,
sumándose otros de las merindades por el camino. Dicho 10 de marzo
asistieron a Javier alrededor de cinco mil peregrinos. La Santa Misa solemne
se celebró a las diez y media de la mañana, y en ella el jesuita Rvdo. Ángel
Usoz pronunció el sermón; por la tarde, el obispo Mons. Olaechea -no pudo
estar por la mañana por sus obligaciones en la catedral- impartió la bendición
con el Santísimo en presencia de las principales autoridades de Navarra.
Por su éxito, esta primera Javierada real dio origen a la primera
Javierada diocesana, realizada del 8 al 9 de marzo de 1941, como marcha
penitencial al entrar en la Cuaresma. La similitud de Cruz, Cruzada, y de
Javier, Javierada, expresa el movimiento de masas ya en la guerra defensiva
de 1936 ya como peregrinación para preparar la cuaresma de cada año.
Tengamos en cuenta que Mons. Olaechea quiso que el empuje juvenil y el
esfuerzo realizado en la Cruzada diese sus máximos frutos, y se dirigiese
hacia el servicio apostólico penitente y evangelizador, para así no caer en los
mismos errores que ocasionaron la contienda, para iniciar una etapa de
reconstrucción con un nuevo alborear, y para transformar la propia
redención en ímpetu misionero. Y así ocurrió. Pues bien, este año de 1941
salieron de Pamplona entre 200 y 360 peregrinos, según Diario de Navarra
y La Verdad respectivamente. Muchos otros se juntaron después por todos
los caminos. Hay fotografías de ello.
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“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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Desde 1941 inclusive, el obispo encargó la Javierada a la Juventud
de Acción Católica (don Santos Beguiristáin era su consiliario) y a la
Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, que con el tiempo –a partir
de 1951- fueron desvinculándose quedando Acción Católica como encargada
única, y yendo la Hermandad por su cuenta en uno de los días reservados
para la Javierada según zonas de Navarra.
La Javierada es una de las grandes aportaciones de la
HCVC y del obispo Mons. Olaechea a la vida diocesana y a Navarra.
El Vía Crucis de la HCVC en Montejurra el mes de
septiembre, no tuvo, ni en su origen ni en su historia, relación con la
Hermandad de Montejurra que celebrará la romería en mayo, salvo que sus
miembros podían estar en las dos, como también en Acción Católica u otras
asociaciones eclesiales o civiles.
¿Y por qué Montejurra? Ahí fue cuando, el 3-V-1939, el espíritu de
la Cruzada se hizo patente para Zubiaur, al contemplar cómo unos grupos de
voluntarios llevaban unas grandes cruces de madera hasta la cima de la
encrespada montaña para levantar las XIV estaciones del Vía Crucis.
La HCVC no actuó como una asociación de mutua ayuda,
aunque se lo planteó en varias ocasiones. Por ejemplo, el 14-XI-1941 acordó
estudiar la posibilidad de establecer un consultorio jurídico y otro médico
(Actas, 14-XI-1941, f. 7), que encargó al médico vallisoletano –y artista- José
María González de Echávarri, al que conocí de chaval. También acordó crear
una “Casa del voluntario”, en Montejurra, para ocio de los voluntarios
necesitados, además de tandas de ejercicios, y colonias para sus hijos.
Aunque la Memoria de 1943 volvía sobre ello, nada de esto se hizo.
¿Cuál fue la sede de la Hermandad? En las Reglas provisionales
del 26-XII-1939 (Regla 2ª), aprobadas por Mons. Marcelino Olaechea
Loizaga, y luego en las definitivas del 7-XII-1950 por Mons. Enrique Delgado
Gómez, la Hermandad, “Constituída en la iglesia del Monasterio de Irache, de
tan recio sabor en la Historia de NAVARRA, tendrá en ella su SEDE, hasta el
momento en que pueda trasladarse a la iglesia Panteón de los Mártires de la
Cruzada”. Llegado su momento, se hizo el cambio de sede al monumento de
Navarra a sus muertos en la Cruzada, sede que se redujo a su cripta desde
1997 hasta la actualidad en 2022, donde se mantiene según las Reglas
reformadas del 9-I-2006 (Art. 2) y aprobadas por Mons. Fernando Sebastián
Aguilar. El traslado de la Sede temporal del monasterio de Irache al
monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, tuvo los hitos
siguientes:
1957, el 18-I se establece una fundación perpetua “Memoria de
Misas”, aprobada por el vicario general Ldo. Juan Ollo Irurzun. Este proyecto
se inició en el acuerdo de la HCVC del 11-IX-1955, ratificado el 18-III-1956,
“en sufragio de las almas de los Muertos en la Cruzada Nacional y afiliados a
la Hermandad muertos con posterioridad a la dicha Cruzada y que falleciesen
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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en el transcurso del tiempo”. Las celebraciones se hacían en la capilla de San
Martín sita en la calle Calderería.
1957. El 7-IV, el Capítulo Supremo se plantea ampliar las
posibilidades y condiciones para el ingreso en la Hermandad, admitiendo con
algunas condiciones a quienes había trabajado en favor del alzamiento.
1958. Se resuelve trasladar la fundación de Misas al monumento
de Navarra a sus muertos en la Cruzada, donde estaba la sede de la
Hermandad por decisión verbal del obispo del 10-XII-1958.
1958. Tras el decreto eclesiástico del 18-I-1957, la primera Santa
Misa y Vía Crucis, con autorización verbal del Obispo, se celebran el 14-XII-
1958 en la basílica de la Santa Cruz del monumento. La Hermandad de
Alféreces Provisionales se adelantó a la HCVC por celebrar su Santa Misa el 8
de diciembre he dicho año. Hay fotografía de la Santa Misa de la HCVC en
EPN 16-XII-1948. Es la recogida a continuación.
En 1997-98 el arzobispado regaló el monumento al Ayuntamiento.
Lo hizo con varias e importantes condiciones, aunque alguna de ellas como el
respeto a su uso se ha incumplido frontal y gravísimamente, por ejemplo con
una exposición sacrílega del año 2015-2016. Realizadas las obras, la
Hermandad, que interinamente celebraba sus actos religiosos en la parroquia
de Cristo Rey una vez acogida por el señor párroco, regresó al monumento,
pero reduciéndose al cuidado y uso religioso de su cripta, señalada como su
sede en las Reglas de 2006.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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7.Ingreso de caballeros y damas
e pueden ofrecer algunas cifras y procedencia de parte de los
miembros de la Hermandad durante los primeros años.
Nuestras fuentes documentales son muy
limitadas, pues sólo conocemos una parte de los ingresos totales
cuantitativos de caballeros y damas, que en realidad eran muchos más.
Sólo son seguros o acordes con la realidad, los datos cuantitativos
–más que personales- de la ciudad de Pamplona y quizás los de su
merindad hasta 1974.
La HCVC no sólo buscaba cantidad sino también calidad en los
ingresados. Llevaba control de las altas, que sólo permitía a quienes según las
Reglas tenían derecho a ello, “y excluyendo por el momento a los que
soliciten acogiéndose a méritos contraídos en servicios de retaguardia”, por
ejemplo de sanidad, logística (correos, vestuario, víveres, aguinaldos…),
policía, educación del soldado…. Así, en Estella se nombraron a dos
caballeros para fiscalizar el ingreso (Narciso Ripa al comendador de Estella,
21-X-1941).
Es muy posible que, al comienzo, las circunstancias sobrepasaran
a los organizadores, que algunos caballeros se invistieran sin hoja de
inscripción -de hecho, no siempre el promotor las tenía-, que otros hiciesen
bulto por ejemplo entre los mil caballeros –que son muchos- que las 5.000
personas que participaron en la Javierada de 1941.
El carácter parcial de los datos conservados se debe a que
faltan:
1. Solicitantes que en realidad cumplen las condiciones del
ingreso.
2. Gran parte de los pueblos de Navarra, frente a algunos de
ellos y a cuatro de las cinco cabezas de merindad.
3. Salvo en Pamplona, que llegan hasta 1980, los datos
cuantitativos se reducen a 1940-1943.
4. Los investidos en 1943 en Aoiz, el valle de Lónguida y otros
pueblos.
5. Unos y otros caballeros de lugares donde sí los hubo (Viana,
Roncal, Leiza). Al menos en Viana, faltan los tres caballeros que iban
a organizar a los demás. Falta Tomás Surió, nombrado comendador
del valle del Roncal. Se sabe que Lucio Tabar, inspector veterinario
municipal de Ochagavía, declinó la elección de comendador del valle
de Salazar por esperar un traslado de residencia (Ochagavía, 3-III-
1940). Falta Pedro Zabaleta de Leiza (25-III-1940).
S
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
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6. El número cuantificado por la HCVC es mucho menor al
reflejado en la prensa (ej. Vidaurreta). Donde Vidaurreta dice 13
solicitudes de inscripción conservadas y aceptadas en 1940 –e
investidos en 1941-, una comunicación de la HCVC (22-IV-1941)
habla de más de cien ingresados el 14-IV-1941. Aunque sean de toda
la comarca o cendea, el número es mucho mayor a las altas
conservadas de esta.
7. Faltan vecinos de lugares donde hubo capítulo local
(Lumbier, Monreal, Valtierra…). En Valtierra hubo un importante
acto de la HCVC en diciembre de 1943, y un Capítulo local con el
comendador Julio Lasanta, y no hay datos más que 1 hoja de
inscripción en 1940.
8. Faltan vecinos de lugares con entusiasmo carlista como por
ejemplo de Villava, Olite, Artajona… En Olite y Artajona la HCVC se
instituye en 1959.
9. Asimismo, faltan los navarros de aquellos lugares donde en
1945 y 1949 la HCVC será fuerte, por ejemplo Cirauqui y Larraga.
Falta nombres de Cirauqui donde en 1945 (19-VII) hubo una
investidura de hábitos. Por su parte, en 1949 (1-IV) el sacerdote
Javier Alfonso, decía al cronista de la HCVC sobre Larraga:
“Da gusto trabajar en pueblos como este querido de
Larraga donde la gente reacciona sobrenaturalmente. Los
heridos en especial, prometiendo peregrinar a Javier todos los
años de su vida. Javier es bandera de valentía, de cosa dura, de
rezar y rezar. En Larraga hoy Javier es más Javier que antes. 25
mozos nuestros fueron a pie y hasta 130 en camión. El año que
viene iremos –eso lo dicen todos-más de 100 a pie, diciendo
Misa en el lugar del vuelco” (accidente).
10. También faltan los pueblos visitados por la HCVC de
Pamplona.
11. El Caballero de Honor de San Sebastián José Sayés (5-II-
1940) no tiene hoja de inscripción ni ficha.
12. No hay datos de la merindad de Tudela, ni siquiera de
1940-43.
13. No hay listado alguno (hojas de inscripción y fichas) de los
muchos ingresos realizados en varias ocasiones en Madrid.
14. Las damas que se suman en los pueblos en 1940 y 1941 no
tienen –salvo excepción- hoja de inscripción ni ficha. Citamos las de
Vidaurreta pero pueden ser de muchos más lugares.
15. El otras Hermandades de postguerra en Navarra, hubo
inscripciones en diferentes pueblos donde no se conserva razón de la
HCVC. Así, en 1964 y 1965 se formalizaron hojas de inscripción en la
Hermandad Nacional de Antiguo Combatientes de Tercios de
Requetés. En total se conservan 166, incluyendo pueblos donde no
hay razón alguna de la HCVC.
16. Hay un grupo de pequeño que se reinscribe dos veces, hacia
1940 y luego 1959, ya por haberse dado de baja de la primera vez, ya
por traslados, ignorancia o exceso de celo. Hoy es fácil detectar los
duplicados.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
29
Esta ausencia de datos se debe a lo siguiente:
1º. Sobre todo a que la HCVC era descentralizada y cada
merindad era autárquica.
Así, aunque el prior de la HCVC y su Capítulo General -
presidido por el obispo y el prior- de Navarra, elegía a los
comendadores de merindad que asistían a él, estos tenían una
autonomía casi total.
Cada merindad tenía su Capítulo Mayor con su propio cronista
(secretario), clavero (tesorero), vicarios y capellán, y su Capítulo de
Merindad. Tales cronistas no enviaron sus datos –no tenían
obligación de hacerlo- al prior y al cronista del Capítulo General.
2º. Hubo carlistas que no se hicieron de la Hermandad, porque
no era lo mismo ser carlista que pertenecer a aquella.
La identificación entre HCVC y Carlismo no es adecuada ni por
los ideales, ni por la organización, ni por las posibles suspicacias
personales.
3º. La mayor o menor eficiencia informativa de la propia HCVC.
4º. La mayor o menor actividad de los párrocos. El páter José
Manuel Pascual se dirigió a un grupo de párrocos de forma personal y
por amistad. Algunos de estos fueron muy eficaces como el de Ugar
(José Ulíbarri), Lezáun (Mónico Azpilcueta), Vidaurreta (Benito San
Martín), Aibar (Miguel Sola) etc.
5º. El cansancio vital de toda guerra puede retraer los ánimos,
tras quedarse con el éxito del 1º de abril.
6º Muchos familiares pertenecían a la Hermandad
automáticamente, sin inscribirse, ni presentar solicitud.
La HCVC fue una realidad en Navarra y en otras regiones
españolas. Podían pertenecer a ella como caballeros de número todos los
navarros y residentes en Navarra que fueron voluntarios en el Frente, los
foráneos a Navarra que lucharon en las fuerzas navarras, los soldados
navarros en filas el 19 de julio en la zona sublevada, los perseguidos en la
zona republicana por la religión o por España, los hijos y descendientes de los
anteriores y sus hermanos mayores de 17 años, y los veteranos de las
Cruzadas del s. XIX. Los padres y madres de muertos en el Frente, a
consecuencia del mismo, o por la persecución, podían ser caballeros de
honor. En 1945 se amplía a quienes se destacaron por su colaboración
voluntaria prestada en la guerra. A veces, en alguna propaganda de la HCVC,
las condiciones son un poco complicadas y tienen a ensanchar sus límites.
En el número de ingresos, hubo un contraste entre
carlistas, falangistas y militares. De por sí, la existencia de un grupo de
falangistas, militares e independientes subraya la naturaleza no política,
ya carlista o de otra tendencia, de la HCVC.
En la HCVC no todos eran carlistas, ni estaban todos los
que lo eran, pues entonces y más adelante faltarán bastantes personas
carlistas significativas de prestigio social, quizás no cumplir al comienzo los
requisitos de entrada.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
30
En la HCVC de Pamplona hubo:
434 que fueron Requetés (entre ellos 6 capellanes y
algunos requetés que también estuvieron en el Ejército y no
contamos a continuación)
18 de Falange
41 militares profesionales
Falange y militares eran muy pocos pero estaban perfectamente
admitidos.
Los carlistas, por serlo, eran seguros para defender la Cruzada,
mientras que Falange como institución y funcionamiento -no ya
personalmente- era más laica.
Por ejemplo, en Astráin, cerca de Pamplona, en 1941 sólo un
grupito entre los jóvenes quería pertenecer a la HCVC. Según el buen
párroco, “es el carácter de los del pueblo bastante frío”, salieron muy pocos
voluntarios al frente, estos “secundum quid”, e ingresaron en Falange. Los del
pueblo “son casi todos falanges”, y ven la HCVC “más que con indiferencia,
con frialdad y tal vez con aversión” (carta, Astráin 11-IV-1941).
Esta frialdad no era lo habitual en los Tercios de requetés. De
repetirse, explicaría la predilección del señor obispo por estos últimos.
Es comprensible que del Ejército hubiese pocos ingresos: no eran
voluntarios y no todos fueron soldados en la zona navarra el 19 de julio,
aunque tras 1945 la Hermandad amplió las posibilidades. Además, el militar
tenía sus propias obediencias –era sodalicio- y espíritu de Cuerpo. Sin
embargo, había no pocos militares en la Delegación de Madrid. Así, el 18-
VIII-1942 el comendador de Madrid, Luis Ruiz Martínez –que era
comandante-, señalaba que el 13-VII, en la iglesia de San Fermín de Los
Navarros, se invistió a “personas de varia condición social entre ellas varios
jefes y oficiales del Ejército, organismo en el que encontramos gran ambiente
para nuestra Hermandad”.
El 18-I-1940 en Tudela dos militares preguntaron si podían ingresar
aun siendo militares. Eran Julio Pérez Salas (teniente coronel, militar, jefe
del Tercio de Montejurra) y Martín Amigot Sesma (comandante, militar,
Tercio Mª de las Nieves).
Las cifras absolutas.
Sobre todo ingresaron ex combatientes y sus familias.
Más significativo que el número de miembros, fue su dedicación,
tal como los actos habituales de Piedad cristiana, la Javierada anual, el
mantenimiento del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada… y
otras actividades.
En Pamplona se conservan cifras de los miembros -caballeros y
damas- de la HCVC, creemos que completas. No puede decirse que la ciudad
sea el núcleo principal de la HCVC –aunque las cifras hoy conocidas lo
pudiera afirmar-, porque los datos de las otras cuatro merindades de las cinco
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
31
en que se dividía administrativamente el viejo reino, están muy incompletos,
no hay datos de Tudela, y el éxodo rural sobre todo hacia Pamplona es de la
década de los sesenta.
Entre 1939 a 1974, hay dos momentos centrales de ingresos en
Pamplona. El primero es en 1940-1944.
Este año hubo un ingreso masivo en la catedral de Pamplona el
viernes santo de 1940, al año siguiente ingresó “un buen grupo” de 180
caballeros aunque sólo consta la hoja de invitación a 15 de ellos, en 1942 se
conserva una lista de 8, en 1943 fue “numeroso el grupo de nuevos
hermanos”, y en 1944 también se dice que fueron “numerosos” (en este caso
eran 25).
El segundo momento en Pamplona es en 1958-1965, a los 25 años
de paz y de la creación de la HCVC.
Por su parte, el número inicial de damas es reducido, aunque
experimenta un auge con ocasión de los 25 años de paz y del encargo de la
talla de La Piedad, como paso procesional realizado por el imaginero don
José López Furió –con el que tuve el gusto de trabajar-, finalizado y
bendecido por Mons. Enrique Delgado Gómez en 1967.
Así, la desmovilización natural por el paso del tiempo posterior a
1944, se corrige en 1958-1965. Si la HCVC hubiera sido política –o más
política que religiosa-, seguramente hubieran ingresado muchos más
caballeros en 1940, y tras 1959 no hubieran ingresado los muchos que sí lo
hicieron.
1940 – 1974. Total de caballeros (y damas). Merindad de
Pamplona
1940-1944
(Desde dic.
1939. 5 años)
1945-
1957
(12 años)
1958-1965
(8 años)
1966-
1974
Sin
fecha Total
Merindad
de
Pamplona
Ciudad * 444 35 212 26 8 725
Pueblos 177 - 19 2 198
Total 621 35 231 28 8 923
¿Cuáles fueron inicios de 1940-1944 en toda Navarra y
fuera de Pamplona?
Tenemos datos iniciales –y sólo iniciales- de todas las merindades
salvo de Tudela.
Los promotores fueron los miembros de la propia Hermandad y en
cuanto tales. El páter José Manuel Pascual (José María como errata en
algunos documentos) se dirigió a los párrocos que más conocía, la HCVC se
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
32
comunicó con todos los párrocos de Navarra mediante cartas impresas, los
caballeros de Pamplona se desplazaron para informar por los pueblos,
algunos vecinos actuaron en su propios pueblos y los alrededores, así como
también lo hicieron los comendadores de Merindad. Muchos de dentro y
fuera de Navarra se enteraron de la creación de la Hermandad por “El
Pensamiento Navarro”.
El funcionamiento inicial de la Hermandad fue siempre jerárquico,
con el obispo (capellán limosnero) en el vértice, dirigiendo espiritualmente –
y algo organizativamente- la Hermandad. El prior rige la Hermandad
asesorado por un capítulo supremo elegido por él (subprior, cronista, clavero,
8 vicarios y el capellán), que por residir en Pamplona hace que la Hermandad
de esta merindad tenga más importancia que los capítulos de las cuatro
restantes merindades. Además de las Reglas y ceremonia, el obispo, el prior
con su capítulo supremo, y la presencia de los comendadores de merindad en
el capítulo general, dan unidad a la Hermandad en Navarra y fuera de ella.
En su inicio, el obispo nombró al capellán Rvdo. J.M. Pascual, a los
primeros miembros de parte del capítulo supremo, y al primer y único prior
para toda la Hermandad que fue Narciso Ripa, elegido (reelegido) después
por el capítulo general ya configurado. Siempre nombrará a los capellanes, y
aprobará libremente la terna que el prior le presente para elegir al nuevo
prior cada 3 años, de la cual el capítulo votará por uno de ellos.
También existe el capítulo general, presidido juntamente por el
obispo y el prior, compuesto por el citado capítulo supremo, los caballeros
comendadores de cada merindad y localidad (elegidos por el prior), los
caballeros de honor, voluntarios y de número.
En cada merindad se reproduce el esquema general, sustituyendo el
prior por el comendador mayor, del que a su vez dependen los comendadores
de valle, cendeas o locales. Entre el comendador mayor y los comendadores
de valle etc. hay un comendador arcipreste. Tengamos en cuenta que Navarra
era muy rural y tenía muchos pueblos, atomizados sobre todo en la zona
Norte de montaña.
Los párrocos sugerían al prior el nombre de los posibles
comendadores, por ejemplo Lorenzo García de Tafalla sugirió a Florencio
Aoiz Ozcáriz –el “Templau”- , valorando su compromiso desde los comienzos,
su vigor y actividad, y su intachable pensamiento, en su caso carlista (Tafalla,
13-XII-1939).
En las cabezas de merindad hay constancia de un pequeño número
de Caballeros, menos incluso que en algunos de sus pueblos. La HCVC se
extendía por abundantes pueblos muy diseminados del territorio navarro una
vez que la llamada estaba hecha. No obstante, en muchos pueblos navarros
no hay constancia de miembro alguno. Con los datos conservados, que son
muy incompletos, puede decirse que la HCVC fue en muchos pueblos una
Hermandad de minorías y en algunos otros de mayorías. Que en cada
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
33
Merindad, salvo en la de Pamplona, unos pocos pueblos polaricen las cifras
de la HCVC, da pie a las consideraciones que diremos más adelante.
La HCVC se esforzó para que el número fuese el máximo en 1940 y
1941. La primera Javierada diocesana de 1941, donde se reunieron unos mil
caballeros, hizo que los ingresos creciesen “enormemente; son muchos los
pueblos que nos llaman o nos piden hojas de inscripción”, y más se iba a
crecer con el acto proyectado en Vidaurreta y la entrada de caballeros el
Viernes Santo en Pamplona.
En 1940 y 1944 son los años que más ingresos hay de toda la historia
de la HCVC en Navarra. En adelante hubo aportaciones esporádicas, hasta los
abundantes ingresos realizados en Pamplona ciudad de 1958-1965.
Pero volvamos a los inicios. Entre el 19-V y 29-VI-1940, la HCVC
realizó visitas y una campaña informativa en 39 pueblos de la Navarra
media y algunos de la Ribera. Son los siguientes:
 19 mayo: Urroz Villa, Aoiz, Lumbier, Sangüesa y Aibar.
 23 mayo: Monreal, Obanos, Puente la Reina, Echauri.
 26 mayo: San Martín de Unx, Barasoain, Pueyo, Tafalla
 2 junio: Olite, Miranda de Arga, Berbinzana, Larraga y
Artajona
 9 junio: Peralta, Falces, Funes, Caparroso y Carcastillo.
 16 junio: Morentín, Dicastillo, Allo, Arróniz, Luquin.
 23 junio: Estella, Cirauqui, Lorca, Villatuerta, Mañeru.
 29 junio: Mendigorría, Abárzuza, Lezáun, Ugar,
Villanueva de Yerri.
Fruto de esta campaña fue la fundación de Capítulos Locales en
bastantes pueblos, por ejemplo en Monreal, Lumbier y Tafalla. Después de
Pamplona, en las cuatro cabezas de merindad restantes se creó el capítulo de
merindad en marzo de 1940.
No es de extrañar que donde más ingresos hubo (los pueblos
señalados en cursiva) fue en algunos de los visitados, de modo que en ellos,
las altas o ingresos no sólo fueron por la labor del párroco.
Tomemos los años 1940 y 1941, que son los de mayor aporte de los
pueblos.
Pueblos con más ingresos y nº de pueblos en 1940 y 1941
Pueblos de
merindad
1940 1941 Nº pueblos con
miembros de la HCVC
Pamplona Belascoain
Echauri
Undiano
Vidaurreta
(párroco,
Muruzábal)
Zabalza
1
10
12
13
9
22
7
1
5
1
28 pueblos
(59 pueblos contando
los seminaristas)
Estella Abárzuza
(párroco D. Bruno
- 27 38
pueblos (43, contando
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
34
Lezáun)
Dicastillo
Eulz
Lezáun
Mañeru
Murugarren
Ugar
Villanueva de Yerri
-
-
23
18
-
42
-
9
9
19
-
13
11 damas
13
los seminaristas)
Tafalla Mendigorría
Pueyo
San Martín
87
41
40
-
-
-
10 (15,
Pueblos contando
seminaristas)
Sangüesa Aibar 40 - 2 pueblos (12,
contando
seminaristas)
Tudela - - - 3 pueblos (4, contando
seminaristas)
Total 81 pueblos (133
contando
seminaristas)
Según esto, hay enclaves muy significativos en varios pueblos,
sobre todo en la merindad de Estella, Tafalla y Sangüesa, con una evidente
desproporción respecto a otros, lo que permite sospechar del extravío de
fuentes.
Por ejemplo, donde Vidaurreta dice 13 solicitudes de inscripción
conservadas y aceptadas en 1940 e investidos en 1941, una comunicación de
la HCVC (22-IV-1941) habla de más de cien ingresados el 14-IV-1941. Aunque
sean de toda la comarca, el número es mucho mayor a los ingresos
conservados.
Si contásemos los miembros de la Merindad de Tudela, el número de
miembros sería bastante superior al conocido.
1940 – 1974. Ingresos totales (caballeros, damas) por merindades
Merindad
(ciudad y
pueblos)
1940-1944
(Desde dic. 1939,
5 años)
1945-1957
(12 años)
1958-1965
(8 años)
1966-
1974
Sin
fecha Total
Pamplona
(Completo)
621 35 231 28 8 923
Estella
(parcial)
370 - 9 - 379
Tafalla
(parcial)
220 1 3 - 224
Sangüesa
(parcial)
87 - 7 - 94
Tudela
(sin datos)
11 3 14
T o t a l 1309 36 253 28 8 1634
Otras
provincias
(parcial.
Falta
Madrid)
37 - 9 1 47
T o t a l 1346 36 262 29 8 1681
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
35
1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Estella (Parcial)
Merindad de
Estella
1940-1944
(Desde dic. 1939, 5
años)
1945-1957
(12 años)
1958-1965
(8 años)
1966-1974
Total
Ciudad 95
(Incl. 17 damas y 1
sem.)
. - - 95
Pueblos 275
(incl.. 15 sem. y 11
damas)
- 9 - 284
Total 370 - 9 - 379
Como la población es rural, hay constancia de muchos más ingresos en
los pueblos que en la capital de merindad.
1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Tafalla (Parcial)
Merindad de
Tafalla
1940-1944
(Desde dic. 1939, 5
años)
1945-1957
(12 años)
1958-
1965
(8 años)
1966-
1974 Total
Ciudad 28
(de ellos 1 sem.)
- - - 28
Pueblos 192 (inc. 9 sem.) 1 3 - 196
Total 220 1 3 - 224
En Tafalla diremos lo mismo que de Estella y, a pesar de su posición
céntrica, estaba menos poblada.
1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Sangüesa (Parcial)
Merindad de
Sangüesa
1940-1944
(Desde dic. 1939, 5
años)
1945-1957
(12 años)
1958-1965
(8 años)
1966-1974
Total
Ciudad 34 - - - 34
Pueblos 53
(incl. 10 sem.)
- 7 - 60
Total 87 - 7 - 94
El número de los miembros de la HCVC en esta merindad es muy
limitado, sobre todo en los pueblos. Su población era la más reducida de las
cinco merindades, ya por ser de interior y más pobre, estar peor comunicada,
y tener al Este vacíos humanos en Huesca y Zaragoza, ya por incluir los valles
pirenaicos del Norte. Además carecía de una ciudad importante como
Pamplona, cuya merindad, continuación de Sangüesa por el Oeste, también
coincide con los Pirineos y pre Pirineos.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
36
1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Tudela (Sin datos)
Merindad de
Tudela
1940-1944
(Desde dic. 1939, 5
años)
1945-1957
(12 años)
1958-1965
(8 años)
1966-1974
Total
Ciudad 4 (incl. 2 sem.) - 2 - 6
Pueblos 7 (incl. 1 sem.) - 1 - 8
Total 11 3 14
De Tudela no hay casi datos. Sin duda, al ser la más poblada después
de Pamplona, tener la ciudad catedralicia de Tudela que por entonces era la
segunda del viejo Reino, ser rica y estar bien situada, debería incluir un
bueno número de caballeros y damas.
No todo eran facilidades, como el obispo y luego el subprior
dijeron en Vidaurreta el 14-IV-1941. Al parecer hubo dificultades al no
entender algunos el carácter apolítico de la HCVC y que no estuviese bajo la
supervisión del partido único, los problemas del transporte y reunión en la
montaña del noroeste, la frialdad de ciertos falangistas (ej. Astráin), y el coste
monetario del capote pardo de campaña.
En el Capítulo del 13-IX-1942, el comendador de Estella “habla del
problema de nuevos hermanos”. El de Tafalla exponía que “dificultades
diversas, hicieron que no prosperase la Hermandad todo lo que se esperaba,
pero que el nuevo páter allanaba las dificultades, esperando una campaña
inmejorable. También comentó, que dificultades de transporte, le impidieron
llevar a cien hermanos más que no se pudieron trasladar”. No sabemos si se
refería a Tafalla o a su merindad.
En 4 ocasiones consta que la mayor dificultad para el ingreso
estribaba en el capote. En 1942 el secretario de Donamaría, pueblo en la
comarca del Alto Bidasoa en la montaña, la dificultad era reunirse debido a
las malas comunicaciones. La población era dispersa, el traslado se hacía en
medios particulares y las comunicaciones eran malas.
En 1941 la HCVC tenía claro que no quería ceñirse los límites de
Navarra. Había navarros excombatientes por toda España. Así, en 1941
empezó los trabajos para extenderse fuera de Navarra. Se deseaba una
Hermandad Nacional, y que las encomiendas conservasen “su entronque con
la (HCVC) de Navarra”.
Para la difusión por Navarra y fuera de ella, la HCVC utilizó sus
propios medios. No se apoyó en estructuras ajenas, ni civiles ni religiosas,
sino en la capacidad de los propios hermanos, en la actividad del páter hacia
no pocos párrocos, y en la especial iniciativa de algunos comendadores de
merindad.
Para expandirse en Madrid, en 1941 la HCVC se apoyó con gran éxito
en Jesús Ruiz Martínez, comandante del Ejército, persona entusiasta y jefe de
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
37
un Tercio requeté. Este mismo año se acordaba hacer gestiones en 16
provincias españolas para nuevas fundaciones.
En diciembre de 1941 la HCVC estaba implantada en Madrid y
tenía relaciones con Barcelona Valencia, Tolosa, Bilbao y Zaragoza.
Sex ratio. La HCVC fue sobre todo masculina por ser de
excombatientes. Su insignia era roja. Al comienzo hubo pocas damas
registradas, aunque seguramente había muchas sin registrar en los pueblos.
Ingresaron muchas en 1958-1965, a los 25 años de la paz y con ocasión del
proyecto del paso procesional de La Piedad que la HCVC encargó –ya hemos
dicho- al artista valenciano don José López Furió, en quien el arte iba unido a
la sencillez. Hoy este grupo escultórico, bendecido en 1967, se encuentra en
la parroquia de Cristo Rey, aunque se le ha sustraído la cruz con el aro de la
Hermandad, que ésta ahora custodia.
Desde los primeros días, las damas tenían su Dama Mayor y luego
priora, llevaban insignia blanca, y estaban en todos los actos de piedad,
aunque no en los capítulos. El automatismo de pertenecer a la HCVC por ser
madre o esposa de voluntario que lo fuese, no es ajeno a dar el nombre y el
pago de una cuota.
La HCVC subrayaba su naturaleza religiosa con la presencia de 101
seminaristas a finales de 1941 y comienzos 1942, ingresados bajo un mismo
impulso en diciembre y enero del año siguiente.
Seminaristas (excombatientes o parientes directos,
incluidos en las tablas anteriores): 101
La presencia de seminaristas en la HCVC se debe a que la mitad de
ellos habían sido excombatientes voluntarios, y otros 46 al menos tuvieron
algún pariente en el Frente. Esto, más la existencia de capellanes en los
Tercios, y el carácter canónico de la HCVC, les animaría a ingresar. Así,
cuando el 14-XI-1941 se acordó organizar la Hermandad en el Seminario
Conciliar diocesano, se hizo con mucho éxito, reflejando por otra parte su
1941 1942
Total 101 66 35
Pamplona 14 5
Arrayoz 2 1
Elizondo 1 2
Olagüe 1 2
Echarri Aranaz 2
Errazu 2
Olite 2
Tudela 2
Dicastillo 2
Aberin 1 1
Peralta 1 1
Etc. … ...
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
38
carácter ajeno a la política de la Hermandad. La distribución de ingresos por
el origen de procedencia se dispersa, lógicamente, por toda Navarra.
El interclasismo de los miembros de la HCVC en general, refleja
la estructura social relativa a la ciudad-campo del momento, a las profesiones
y a los ingresos pecuniarios. Predominan las personas sencillas, y sin gran
relevancia social, lejos siempre de los distintos sectores organizados de
influencia.
Los pobres y obreros que había, estaban exentos de cuota. Hay
labradores, dependientes, empleados, profesiones liberales, funcionarios,
militares y un grupo reducido de clérigos, ya sacerdotes seculares y algún
miembro de algunas órdenes religiosas.
Medio urbano y rural
El peso de los datos conservados de la ciudad de Pamplona es muy
notable por lo que respecta a su merindad y al conjunto de Navarra entera.
Los cargos del Capítulo supremo se nombran de hecho entre los
hermanos residentes en Pamplona, donde también residía de hecho el prior.
Según esto, era fácil encontrar personas cualificadas profesional y
socialmente conocidas para los cargo, abiertos a todas las procedencias
políticas siempre que se reafirmase la Cruzada.
En Pamplona, hay un grupito relevante social y económicamente,
como Miguel San Cristóbal Ursúa, que aporta 1.500 ptas. anuales cuando
ingresa en 1964. Hubo algunos pobres y también obreros movilizados por la
religión en 1936, y que no pagan cuota. Como en 1960 comenzará el éxodo
rural, los ingresos posteriores a esta fecha en Pamplona pueden ser de
personas procedentes de pueblos.
Hay caballeros que progresaron poco, manteniendo su inicial
domicilio, profesión y cuantía de las limosnas. En cuanto destinos, 2 trabajan
en Central Nacional Sindicalista, 3 en FET y 5 como oficiales de prisiones, y
36 eran militares en el momento de inscribirse.
Merindades Urbana
(ciudad)
Rural
(medio
agrario)
Total
Pamplona 725 198 923
Estella 95 284 379
Tafalla 28 196 224
Sangüesa 34 60 94
Tudela (s.d.) 6 8 14
Total
Con Pamplona 888 746 1.634
Sin Pamplona 163 548 711
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
39
Luis Jaúregui Ayesa firmó su
solicitud como miembro de la
HCVC con 21 abriles el 6-III-1940.
Como voluntario combatió en
buena lid en el Tercio de Navarra.
Miembros de la HCVC y simpatizantes a la salida de la basílica de la Santa Cruz
en el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. A la derecha puede
advertirse parte de la inscripción –hoy tapada- en la que la Diputación Foral
llama a los navarros a defender la Religión y España.
Primera página del libro solemne
de Crónicas. Sin terminar. Miembros de la Hermandad en la gruta del Cristo Negro de Montejurra en
septiembre, hacia el año 1980. De estos 23 miembros o amigos de la
Hermandad, de pie de izquierda a derecha, Carlos Etayo Elizondo –con barbas-,
Garralda (con borla), Gregorio González del Campo (abanderado), Nicanor
Arbeloa Egüés (Mañeru, con el cristóforo), los jovenes hermanos Vito, Mar y
Telmo Aldaz, Esteban (detrás de la abanderada de Navarra). Sentados de izda. a
drcha. Félix Igoa Garciandía y Vicente Maiza Auzmendi (ambos de Echarri-
Aranaz), Jesus Iriarte, Antón, los hermanos Joaquín y Tomás Catalán Mateo, y
doña Ana de la Quadra-Salcedo. El prior Joaquín Martínez-Úbeda y otros
esperaban en la falda de Montejurra.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
40
7. Consideraciones finales
1. la pregunta de quién dio el impulso a la creación de la
HCVC, si el obispo o los posibles intereses religiosos y/o
políticos de determinados navarros –concretamente carlistas-
, concluimos que la HCVC surgió con un propósito exclusivamente
pastoral del señor obispo de Pamplona y, por otro lado, de la
espiritualidad católica de al menos los voluntarios de los Tercios.
La iniciativa por parte de los voluntarios correspondió a algunos carlistas
como Zubiaur, que recurrieron al obispo, de manera que “El fue quien dio
calor a la idea y trabajó hasta hacerla realidad”.
La naturaleza y carácter de la HCVC fue sólo religiosa, surgió del
humus religioso de Cruzada, y prolongó vivencialmente la religiosidad de
muchos voluntarios de la Cruzada en el frente.
El obispo actuó con su enorme interés pastoral y en la ocasión más
propicia. Los excombatientes lo hicieron con su amplio ideal religioso de
proyección individual y pública. Y las dos partes confluyendo en unos
momentos muy especiales de la historia de Navarra.
Sobre el interés pastoral de Olaechea, éste no quiso que, en la
desmovilización política y social frecuente tras una guerra, la religiosidad y
espíritu de Cruzada de muchísimos voluntarios se enervase, ofreciéndoles
para ello un amplio campo de trabajo moral y espiritual. En la Hermandad,
Olaechea mantuvo, fijó y elevó definitivamente el espíritu de la Cruzada, y lo
proyectó en la vida cotidiana como moderna Cruzada en pie de paz. No quiso
que la vitalidad propia de los navarros sus diocesanos, fuese anulada o
disminuida por las modas por entonces europeístas fascistoides, y por el
estatismo. Tampoco bastaban buenas leyes y gobernantes sino que era
necesario que cada cual fuese honrado y buen cristiano.
La HCVC salvaguardó la verdad interna de la Cruzada, y el espíritu
religioso español tradicional, llegado el caso frente al filo fascismo
paganizante que fue moda en la Europa del momento y pudo amenazar la
España de entonces. La propia HCVC la reafirmó frente al falangista Pedro
Laín Entralgo en 1942 y ante Pío Baroja en 1947.
El propósito central de la HCVC fue colaborar con la religión,
moral y buenas costumbres públicas en la vida personal, las instituciones y
pueblos, y con la vida religiosa de las parroquias en buena parte rurales. No
fue política en su origen, ni en sus actuaciones, ni en su historia, y si se opuso
a los tanques soviéticos en Hungría allá en 1956, era por la maldad intrínseca
del comunismo, contra el que luchó en la guerra española.
A
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
41
La HCVC no fue a modo de una larga mano de la Jerarquía
sobre la sociedad civil, sino que mantuvo cierta independencia práctica o
nicho pastoral, quizás porque su carácter era muy específico dentro de la
pastoral general de la diócesis. El Rvdo. Juan Ollo, canónigo y vicario general
de la diócesis, fue su capellán durante muchos años.
2. La génesis y desarrollo de la HCVC no tiene relación con ciertos
hechos totalmente condenables del pasado inmediato. Son realidades
totalmente distintas entre sí, que algunos entremezclan quizás
intencionadamente. El excombatiente y familias que vivieron el cansancio
por el conflicto y el extremo dolor por los más próximos, estaban capacitados
para reconocer el dolor extremo sentido por otros, como lo prueba el haberse
parado los pies a desmanes en muchos pueblos (Leiza, Ochagavía, Orcoyen,
Valtierra y un largo etc.), una carta de la Hermandad a favor de los indultos
escrita al alcalde de Pamplona… etc. Si los sufragios religiosos de la HCVC,
que fundó una capellanía de Misas el 18-I-1957, eran expresamente por los
muertos por Dios y por España en la Cruzada, y por los que de la Hermandad
falleciesen, en realidad se rezaba con fervor por todos. La reconciliación la fue
realizando paulatinamente la misma sociedad con un espíritu cristiano, en la
que la Hermandad formaba parte, el poder civil puso las bases para una
nueva época que pasó de la autarquía al desarrollismo, aunque de nuevo en la
década de los setenta empezó a ser necesario recordar el espíritu de Cruzada
de aquellos a quienes se les dedicaba el monumento.
La HCVC tenía un propósito muy concreto, no abarcaba todo, y era
un elemento más de la sociedad navarra. En ella nunca hubo odio, revancha,
ni resquemor. Dejó el cicatrizar profundas heridas en el paulatino buen
hacer, en manos del tiempo y en una convivencia en paz, lo que ocurrió con
bastante éxito.
3. La HCVC no fue carlista aunque el primer empuje fuese de
algunos carlistas que dejaron la idea en manos del obispo, y
aunque inicialmente albergase mayoritariamente a carlistas entre sus
capitulares y los caballeros que ingresaron.
Un esfuerzo de raíz y finalidad religiosa –salvar in extremis a las
familias, la sociedad e iglesia católica de la destrucción proyectada por los
agentes revolucionarios- debía ser conservado diligentemente por una
institución religiosa, como era una Hermandad canónica. Esta satisfizo a
todos, porque la HCVC se ciñó a lo universal por exclusivamente religioso,
aun con el comprensible condicionamiento origen de la realidad vivida.
En realidad, la Hermandad tuvo una base muy amplia y plural entre
los que ingresaron –todos eran admitidos, independientes, falangistas,
militares…-, pero ceñida al espíritu de Cruzada. Dio continuidad al espíritu
de Navarra, amplio y plural, dirigida por su Diputación Foral como primer
voluntario. Se aseguró el carácter de Cruzada frente a toda posible influencia
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
42
del estatismo, la politización general, y hasta de filofascismo incipiente y
ocasional de Serrano Súñer.
4. ¿En qué grado la HCVC tiene adherencias carlistas?
Vayamos con los indudables “reflejos” carlistas.
Como detalle que muestra que la Hermandad no era carlista, entre
sus enseñas no estuvo la boina roja –aunque todos los capitulares fueron con
ella a Roma en 1950-, pero quien quería la utilizó como prolongación de su
uso en la guerra.
La HCVC tenía reflejos carlistas en sus Reglas -figura la fiesta del 10
de marzo y la peregrinación a Montejurra en septiembre que era diferente a
la de mayo-, en su organización, y en el hecho que gran parte de sus
miembros –sobre todo voluntarios- fuesen requetés. Ya se ha dicho que los
primeros capitulares era carlistas menos un falangista. La participación de
Fal Conde fue mínima y prudencial, y aunque el obispo prefería a Zubiaur
como prior, cedió que fuese Ripa, preferido por Fal, quedando Zubiaur como
subprior.
Tales reflejos podían estar justificados ad extra por la gran presencia
sociológica carlista en Navarra, por ser ellos los principales impulsores del
espíritu de Cruzada, por la admiración social hacia los voluntarios, o por la
fama de su piedad cristiana antes y después del combate, reconocida por sus
propios enemigos. La gran difusión del tradicionalismo en la sociedad
reverdeció con aires de Cruzada, con el entusiasmo religioso de los Tercios, y
con su renuncia “a irse todos a casa”. Esta raíz religiosa y decididamente
activa era precisamente lo que necesitaba la pastoral del señor obispo en ese
momento.
La frialdad de los jóvenes falangistas de Astráin no era lo habitual en
los Tercios de requetés. De repetirse aquella, explicaría la predilección del
obispo por los requetés en la configuración de la Hermandad, como personas
seguras y decididas en los fines de ésta institución. Además, sin duda los
carlistas la verían con simpatía por la exclusión que sufrían por el partido
único. Pasados los primeros momentos de su fundación, la HCVC desarrolló
su capacidad de total apertura a todo el que luchó como cruzado.
Si por esta influencia de los carlistas, se considera que la Hermandad
fue carlista ad extra, per accidens y en sus inicios, conforme a las
circunstancias permitieron, no se trataba de un Carlismo agazapado para
mantener cotas de poder social frente al partido único, utilizando
hipotéticamente a la Iglesia –que se habría dejado utilizar-. Basta referirse al
testimonio de los actores principales como Zubiaur y sobre todo el señor
obispo Olaechea, y a cómo la HCVC hizo su labor de captación, que fue a
través del prestigio personal de sus capitulares, sus relaciones sociales, sus
visitas a los pueblos, y los párrocos estimulados por el páter Rvdo. José
Manuel Pascual. A ello se suman sus obras. De otro lado, el Carlismo político
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
43
– defensor de todo su cuatrilema y no sólo al espíritu de Cruzada- ni ayudó a
la HCVC, ni se aprovechó de ella.
Dicho de otra manera, los jóvenes carlistas pudieron estar satisfechos
en una institución que salvaba lo fundamental de la Cruzada, sin el control,
exclusivismos y posibles reinterpretaciones de la guerra por FET de las
JONS. La HCVC pudo ser para ellos un oasis de libertad en lo universal de la
Cruzada, nacida en unas especialísimas circunstancias de postguerra, con una
sociedad por rehacer y un espíritu que conservar. Pudo ser un oasis donde se
ponía a salvo el primer lema del Carlismo, que con la bandera de España
unió a todos en el Frente, bajo el amparo de la Iglesia diocesana. En la
Hermandad mantenían lo más sagrado de su personalidad espiritual al cobijo
de la Iglesia. Una cosa es que unos u otros se pudiesen “refugiar” de hecho en
la HCVC como entorno amigo e independiente de organizaciones civiles
mediatizadas por el partido único, y otra que la HCVC fuese creada por y para
ello.
La masa carlista, popular, rural, poco organizada y con pocos
políticos, no era colaboracionista con el nuevo Régimen, e irá mostrando su
conformidad con la paz existente.
5. A la pregunta de qué suponía una HCVC canónica, se concluye que,
gracias al Derecho que crea instituciones, la HCVC era una realidad nueva,
de naturaleza exclusivamente religiosa, totalmente abierta a los herederos de
concepción de Cruzada de la guerra de 1936. Caía dentro de la jurisdicción
eclesiástica y no civil.
6. A la pregunta de cómo fue su inicial expansión por Navarra,
concluiremos que fue un éxito para la HCVC y el Sr. obispo, no sólo en
Pamplona sino en muchísimos pueblos de Navarra, aunque de muchos de
ellos no hay datos cuantitativos debido a la descentralización organizativa de
la HCVC por merindades. La expansión fue rápida. Los medios utilizados
fueron los propios de la Hermandad: el trabajo de su capellán, de sus
capitulares, y el apoyo espiritual y material del señor obispo. Este convocó los
capítulos en el palacio episcopal, los actos de piedad en la capilla del mismo,
dejó a la Hermandad el claustro y nave principal de la catedral, y aportó
donativos.
7. La HCVC estuvo ligada desde su fundación al futuro
monumento votivo a construir. No es que si dejase de existir el
monumento construido y que fue su sede desde 1958, la HCVC desapareciese,
sino que la HCVC quiso encargarse de él y lo logró con éxito. Tras 1997 la
cripta la tiene el arzobispado en usufructo mientras el monumento esté en
pie, y la HCVC tiene en ella su sede, donde sólo celebra sus actos de piedad
cristiana.
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
44
8. La HCVC no fue historicista, aunque le interesase mucho
salvaguardar la verdad del pasado, velase por él sin mezclar cuestiones que
no tuvieron relación alguna, y viviese la vida en una continuidad temporal
pero guardando las debidas distancias respecto al pasado. Ahora bien, si por
historicismo se entiende mantener el pasado con independencia de la verdad
y el bien que significan, y de los propios padres y agentes de la historia,
supeditando todo a una emoción romántica, o a un proceso histórico
dialéctico o continuo, en suma un evolucionismo materialista alejado de la
providencia divina, la HCVC no es historicista. La historia narrativa pintada
delicadamente por Stolz en la bóveda del monumento de Navarra a sus
muertos en la Cruzada, no significa historicismo, sino que expresa la fe
cristiana que une los principales hechos de la historia y lugares de Navarra.
9. La HCVC fue un elemento de unión entre la diversidad de los
voluntarios que participaron en el Frente, de estos con sus compañeros
fallecidos y sus familias con un especial reconocimiento a las madres, unión
de todas las merindades, personas de todas las edades, jóvenes que son el
futuro, y oficios y profesiones, unión de los seglares con su clero representado
en los páter, y sin duda –aunque menos manifiestamente pero de forma real
e intensa- con todos los que sufrieron en el tiempo recordado.
10. Su espíritu castrense a modo de orden de caballería careció de
contenido fáctico, pues por ejemplo del maquis se encargaron las Fuerzas del
orden público y los ayuntamientos de la frontera en concurso con él.
Con el apoyo moral y una aportación económica, la HCVC se puso del
lado del pueblo húngaro que se opuso a los tanques soviéticos. Se
manifestó siempre anticomunista y fue contraria al nazismo y filo
fascismo por el totalitarismo pagano que suponen todos ellos. Empatizaba
perfectamente con el esfuerzo de Polonia frente a cualquier tipo de ideología
totalitaria y pagana, como las que acosaron a ésta y se la repartieron a finales
de agosto de 1939.
11. Para algunos, puede utilizarse un pasado dormido y siempre difícil
para construir el presente. Es el gran riesgo de la utilización de la historia y la
huida del presente. Quizás lo hagan porque los del lejano ayer están todos
muertos y no puede hablar de sí mismos. Acercarse a los primeros pasos de la
HCVC separándola de su contexto, y soslayar la intensa religiosidad de los
navarros de entonces, permite a algún escritor subordinar la Hermandad a la
política e ideología, y tomarse el lujo, desde su actual posición dominante de
apoyo editorial, de tratarla con no disimulado desprecio.
Esta pérdida de objetividad parece vincularse al deseo de llamar a la
Hermandad a juicio, quizás por entender la labor del historiador como
herramienta, por considerar que todo es ideología y que no la hay inocente,
acumulando datos, rechazando documentos porque se dice que no aportan
“Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda
45
nada a pesar de reflejar directamente en sentido de Cruzada, e ignorando la
realidad según otras fuentes. Las hipótesis construidas pueden estar muy
lejos de una tesis y hasta la realidad del pasado.
12. Para terminar, la HCVC pronto fue ambiciosa: se ofreció a
apoyar a los párrocos, y ayudó al obispo a crear y potenciar la Javierada.
Quizás fuesen los propios peregrinos del 3-XII-1939, quienes dieron la idea
de la marcha a Javier para 1940 y 1941y de ahí en adelante. De Cruz,
Cruzada, de Javier, Javierada. Este fue unos de los grandes legados de
la HCVC, un objetivo religioso, cuya vitalidad y futuro camina unido, en el
sector fundador, al espíritu de las Reglas de la Hermandad.
Creemos que esta investigación es acorde a la verdad según los
documentos y que por ello establece una base para la concordia social.
Por último, esperamos que la historiadora Natalia Villar ofrezca
pronto los resultados de sus investigaciones realizadas desde el punto de vista
de la historia del arte y su relación con otras ramas de la Historia, que sin
duda arrojarán una nueva luz para mejorar, completar y / o corregir lo escrito
hasta ahora. También le agradezco los ánimos que como historiadora del arte
nos ha dado en la presente aportación al Xº Congreso General de Historia de
Navarra, que ofrecemos al lector y confiamos ampliar con nuevos
documentos.
José Fermín Garralda Arizcun
Dr. en Historia (14-IX-2022)
HCVC 9-IX-2022 historiadenavarraacuba.pdf
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  • 1. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 1 Los inicios de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz”. Aportación al Xº Congreso General de Historia de Navarra. José Fermín Garralda Arizcun Pamplona 2022 Col. Nueva Bermeja nº 27
  • 2. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 2 José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia Año 2022 Los inicios de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz”. Aportación al Xº Congreso General de Historia de Navarra. C/ Arrieta nº 2 31002 Pamplona – Navarra - España rargonz@gmail.com historiadenavarraacuba.blogspot.com Colección: Nueva Bermeja nº 27 * Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo sin permiso del autor. Está protegido. Puede ser citado mencionando autor, título, año, formato de edición y localización en la red.
  • 3. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 3 Los inicios de la “Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” Aportación al Xº Congreso General de Historia de Navarra (2022) Al actual capellán limosnero y los que fueron, de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, y al actual prior Sr. Vives Agurruza, por permitirme consultar el archivo histórico de la Hermandad. Por José Fermín Garralda Arizcun Doctor en Historia Pamplona, 14-IX-2022 (Queda prohibida la reproducción total o parcial sin permiso del autor. De tomarse algún dato, debe citarse la fuente) Índice: 1. El contexto 2. Confluencia entre la pastoral del obispo y las necesidades espirituales y materiales del voluntario. 3. Los principales hechos ocurrieron de esta manera. 4. La naturaleza canónica de la HCVC 5. ¿Qué hacía la HCVC? 6. Ingreso de caballeros y damas 7.Consideraciones finales 8. Notas, fuentes documentales y bibliografía 1. El contexto sta comunicación aclara, mediante abundantes fuentes documentales primarias y no sólo algunas de prensa, un tema poco trabajado y hoy muy oscurecido por algunos. Estas fuentes pertenecen al archivo privado de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz (HCVC), que es canónica. El objeto y método de esta colaboración es exclusivamente histórico, libre de presentismos. E
  • 4. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 4 Nuestra tesis (1) es que el obispo de Pamplona se sirvió de los mimbres religiosos del contexto para crear la HCVC en Navarra el 26-XII-1939, con fines pastorales, es decir, espirituales y morales por la salvación eterna de las almas y por ello indirectamente por el bien de la sociedad. El obispo mons. Marcelino Olaechea Loizaga pertenecía a la Orden de los Escolapios, y tenía muy presente la educación de la juventud. Vivió unos momentos críticos, y, al acabar la guerra en España, se encontró con unas necesidades espirituales y pastorales muy urgentes y unas posibilidades muy concretas. Un buen número de voluntarios excombatientes, destacando los carlistas por su espíritu religioso, decisión y número, le apoyaron de muy buen grado en mantener la memoria de la Cruzada y en la reconstrucción espiritual de una nueva sociedad como si de una nueva Cruzada de verdadera paz se tratase. Nos preguntaremos: 1º) ¿quién dio el impulso a la creación de la HCVC, el obispo o posibles intereses políticos? 2º) ¿Qué suponía el carácter canónico de la HCVC? 3º) ¿Cómo fue su inicial expansión por Navarra? Intentaremos concretar todo esto. Como las actuaciones humanas suelen ser algo poliédricas o tener adherencias comprensibles según las circunstancias, tratar esto en pocas palabras tiene su complejidad. La fundación de la HCVC está rodeada de circunstancias y, aunque la enumeración sea un poco larga, son las siguientes: 1. El humus del espíritu religioso de muchos voluntarios que vivieron la guerra –entendida siempre como un “castigo de Dios” por los pecados de los hombres- con un espíritu de Cruzada. Los agentes de la Hermandad fueron los excombatientes del frente y sus parientes directos. 2. En 1936 y 1937 nacía la idea de crear un monumento votivo al esfuerzo de Navarra en la Cruzada. 3. El 19-IV-1937 el gobierno de Burgos decretó la unificación en el partido único FET de las JONS, con la oposición de muchos carlistas. Muchos no dejaron el frente por motivos superiores. 4. Los miembros Junta de Guerra carlista aceptaron el partido FET de las JONS como un hecho y, en una táctica posibilista, algunos carlistas quisieron influir en el partido único, por lo que ocuparon inicialmente cargos en él. 5. En febrero de 1939, Manuel Fal Conde y don Javier de Borbón- Parma, que no eran políticamente posibilistas ante el nuevo régimen, nombraron una nueva Junta Regional carlista en Navarra, con Joaquín Baleztena de presidente, en sustitución de la Junta de Guerra carlista. Al comenzar la guerra, la Junta Regional anterior, cuyo presidente había sido dicho Baleztena, fue sustituida por la mencionada Junta de Guerra carlista en la que éste se encontraba.
  • 5. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 5 Durante varios días se publicó ésta Orden del Jefe Regional Joaquín Baleztena Ascárate, en la última página de “El Pensamiento Navarro”. 6. Los problemas y división de los carlistas en Navarra. 7. Se temía una restauración monárquica liberal en la persona de don Juan. 8. En 1940 (1-VII) se abrió el Museo de Recuerdos Históricos del Carlismo en Pamplona, impulsado por la familia Baleztena. 9. La movilización religiosa y social comenzó a ser frecuente desde fuera del partido único. El 3-V-1939, avanzada la primavera, algunas margaritas y requetés impulsaron con gran éxito una romería, con un propósito religioso, para crear un Vía Crucis en la escarpada subida de Montejurra. Cualquiera podía adherirse al acto, porque el entusiasmo religioso y la reciente victoria militar eran mucho más importantes que la procedencia del anunciante. 10. Un grupo de voluntarios requetés peregrinó al castillo y cuna de San Francisco de Javier el 3-XII-39, para cumplir su promesa de agradecimiento al santo por regresar ilesos de la guerra. 11. También un grupo de guipuzcoanos que lucharon en Tercios navarros, peregrinó a San Miguel de Aralar el 25-VIII-1940. 12. A mediados de 1939, la Diputación Foral de Navarra aceptó el proyecto del monumento votivo y dio los primeros pasos en su desarrollo. 13. En agosto de 1939 decayeron los motivos para el posibilismo político carlista, cuando el carlista Adolfo Goñi Iraeta, que era Jefe Provincial del Movimiento, fue sustituido como tal por el gobernador civil Antonio Correa. 14. Se perseguían físicamente las manifestaciones abiertamente identificadas con el Carlismo en toda España (Martorell, Miralles), aunque no sea reconocido por quienes desean homologar a los carlistas con el Régimen político recién instaurado, lo que demuestra que no es la historia lo que a veces prima.
  • 6. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 6 15. En febrero y marzo de 1940, Fal Conde quiso reorganizar los mandos del requeté navarro para evitar la dispersión de los carlistas en pie de paz. 16. Había una gran preocupación para evitar la vuelta a las causas que provocaron la Revolución y el conflicto civil. 17. En la paz, tras el gran esfuerzo de la guerra, se quiso hacer algo nuevo, nacido en unas circunstancias concretas, con gente nueva. Se pudo y se hizo. 18. Era dramático al abandono en el que podían caer los voluntarios después del enorme esfuerzo realizado en el frente. 19. Los párrocos vivían una profunda preocupación pastoral por sus feligreses más jóvenes. También velaban por las buenas costumbres algunas asociaciones civiles recién creadas, y la Acción Católica diocesana. 20. La preocupación pastoral del Sr. obispo se extendía a toda la diócesis con independencia de sexos, edad y la gran variedad de circunstancias. 21. También se debe advertir la oposición social hacia al comunismo y los totalitarismos nacionalistas de moda en el momento, por las negaciones que todos ellos suponían, especialmente entendidas por personas de Iglesia y los católicos más conscientes. Si algunos de los aspectos citados son políticos – por ej. los carlistas que rechazaban frontalmente el partido único FET y de las JONS y los que eran inicialmente posibilistas al respecto-, otros serán puramente humanos o bien religiosos, expresando todos ellos la agitación de una parte de la sociedad navarra. Interesa lo que pudo ocurrir –de posibilidades siempre desconocidas-, pero sobre todo lo que ocurrió. La situación era compleja, y exige ir a los hechos y no caer en presuposiciones, fáciles y hoy tendenciosas. ¿Qué se podía hacer ante la posición de los vencedores en la contienda, ante la división práctica entre los carlistas, la dispersión de los voluntarios yéndose a sus casas con los peligros de postguerra, la amenaza del filo fascismo y el estatismo en auge de alguna élite política de España? Lo que se pudo hacer, se hizo: salvaguardar el espíritu religioso de la Cruzada. Lo hizo la autoridad indiscutible del señor obispo de Pamplona, apoyada sobre todo en los carlistas como una parte –incondicional y eficaz- del todo. De ésta manera, el señor obispo salvó lo que muchos consideraban lo principal, esto es, el espíritu del cruzado en la que se llamará la última cruzada del s. XX. Quien no vivió los hechos o esté imbuido en declaraciones abiertamente contrarias, puede tener dificultades para reconocerlo. Afortunadamente, hay muchos testimonios documentales de ello. Este trabajo, además de recoger lo expuesto en dicho Xº Congreso, amplía algunas cuestiones para ser más explicativo, lo que no impide que, en otra ocasión, tratemos de nuevo el tema con mayor profundidad.
  • 7. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 7 2. Confluencia entre la pastoral del obispo y las necesidades espirituales y materiales del voluntario. l excombatiente de Radio Requeté de Campaña, José Ángel Zubiaur Alegre, será un puntal en la fundación y desarrollo de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz (HCVC). Muchas veces durante su vida demostró también tener vocación política. Al inicio de su andadura, y con un talante posibilista, ocupó su puesto en la FET y otro en el SEU, cesando en noviembre de 1939. Casi dos meses después, se fundaba la HCVC siendo él subprior. Tres años más tarde, en 1943 se le encargará reorganizar la juventud carlista de Pamplona. Una exposición manuscrita, creemos que suya, escrita en su juventud, expresa la dimensión sicológica del ex combatiente, y la confluencia de intereses espirituales y religiosos entre el señor obispo y los voluntarios. Del obispo dice: “El fue quien dio calor a la idea y trabajó hasta hacerla realidad”. Pero la idea antes fue surgiendo, al parecer de algunos voluntarios, siendo él uno de los más destacados. Al final de su vida, en un momento de confidencia, comunicó a quien esto escribe que de lo que estaba más orgulloso era de haber participado en la fundación de la Hermandad, como si ésta se debiese a su intervención. En la citada exposición (dos cuartillas a tres caras, 218 x 156 mm.), Zubiaur indica los antecedentes, cómo surge la idea y cómo la idea es realidad. Como es la primera vez que este documento sale al público, lo transcribimos íntegro: “Antecedentes. La dura guerra española de Cruzada que se iniciara aquel apoteósico 19 de julio de 1936, hizo convivir durante largo tiempo a los voluntarios uniéndoles íntimamente, con la intimidad profunda de los que a diario (diariamente: tachado) se sacrifican en común. Aquella hermandad de ideales, de correligionarios, adquiría, después de esa áspera vida de campaña, un nuevo carácter, la de hermandad en el servicio de las Armas. Aquellos hombres que juntó la profesión de unas mismas creencias ya no se separarían jamás, estaban vinculados no sólo por la Idea, sino también por el recuerdo de los que por E
  • 8. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 8 Ella murieron, por el dolor de las heridas y por la alegría de la anécdota. Pero además, había deseo de que esta unión adquiriese forma y se perpetuase. Quizá todos no manifestaron su ánimo (en ese sentido: tachado), pero en la subconsciencia de los combatientes bullía la misma ansia: seguir unidos en la paz como antes en la guerra”. La idea en potencia se hizo realidad en el Vía Crucis de Montejurra del 3 de mayo de 1939. Dice: “Surge la idea. El propósito seguía en nebulosa: la idea, en potencia. Pero he aquí que un grupo de mujeres organizan un acto en Montejurra para inaugurar el Vía-Crucis conmemorativo de la Cruzada. Romería imponente. Allá van los voluntarios y allá, en aquel precioso día de Mayo, entre rezos fervientes y emociones de escalofrío, surge la idea: mejor dicho, se actúa la que ha tiempo estaba ya en potencia. Ha sido el chispazo que iluminó la nebulosa. Hay que recoger el espíritu de estos voluntarios heroicos; sí, de esos que siguen el Calvario de Montejurra cargados con la Cruz que recuerda la que les guiara en el frente, de esos que vuelven a cantar sus himnos de fe. Hay que sublimar ese entusiasmo dándole un culto: el de Dios, España, y sus Mártires. Hay que agrupar junto a los voluntarios supervivientes, a estos padres y madres de los voluntarios que murieron, y hay que mantener, aquí en Montejurra, por siempre, un Vía-Crucis que recorra esta misma senda con igualdad de intención” El autor iba a lo fundamental, que distinguía claramente de lo secundario. De ahí que destaque la espontánea confluencia de aspiración, espiritual y no política, entre los excombatientes y el señor obispo. Las cosas podrían haber sido de otro modo, pero así fueron. Primero –dice- el señor obispo veía en los voluntarios y la sociedad entera, un inmenso campo de apostolado con muchas posibilidades: “Él fue quien dio calor a la idea y trabajó hasta hacerla realidad”. Él fue quien convirtió una iniciativa de unos carlistas en iniciativa de la diócesis, dando cabida a todos sus diocesanos. A continuación, unos voluntarios bien dispuestos, hombres jóvenes, bien probados hasta el extremo en los ideales religiosos, ayudaron al obispo, configurándose una hermandad a modo de una moderna Orden de Caballería. Adelantemos que el obispo se apoyará en la Hermandad para la creación de la peregrinación cuaresmal a Javier o Javierada. Dice en su tercer punto: “La idea es realidad. Cuesta más llegar a aclarar una idea que llevarla a la práctica. Esto se consigue con entusiasmo. Y entusiasmo había a raudales. El primero el del Sr. Obispo que veía en los Voluntarios un abierto campo de apostolado cuajado
  • 9. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 9 de esperanzas. Él fue quien dio calor a la idea y trabajó hasta hacerla realidad. Junto a él un grupo de voluntarios. Comenzóse a perfilar la organización. Esta no podía ser una liga de ex - combatientes a semejanza de la surgida después de la Guerra Europea, la guerra española fue de Cruzada y aires de Cruzada había de tener la organización que intentase perpetuar su recuerdo. En España no era difícil encontrar el molde para tal fundición y se encontró. Los voluntarios se agruparían a semejanza de las antiguas Órdenes de Caballería, observarían sus normas en todo aquello que fuese compatible con la diferencia de los tiempos; las innovaciones serian dentro de lo tradicional. Con este espíritu se redactaron las reglas de la que se llamaría Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, que fue erigida canónicamente por el Excmo. Y Rvdmo. Sr. D. Marcelino Olaechea y Loizaga, Obispo de Pamplona, en la Iglesia Monasterio de Irache el 26 de diciembre de 1939”. El problema del voluntario era la tibieza espiritual, que podía suplirse con el “orgullo de clase”, esto es, de ser excombatiente de la Cruzada. Reunirse una y otra vez recordando lo que vivieron, les animaría, para “luego poder ir recuperando lo que quizá perdieron. Lo que no se puede hacer es dejarlos desperdigados, sueltos, después de haber sido los protagonistas de una gesta imperecedera” (Prior Ripa a los párrocos, impreso 7-IX-1941). Todo esto Zubiaur lo reitera en otras ocasiones como en 1941 (31- X), 1943 (18-III) y 1963 (14-V). Para él, la HCVC debía expresar una moderna Cruzada, de carácter espiritual a favor de las buenas costumbres y la religión, en los cauces viejos de organización al estilo tradicional, espirituales sí pero al estilo español, con agresividad si fuera preciso en defensa de la religión. Esto, en la forma y su contenido, era coherente con la continuidad vital del propio excombatiente. En dicho año 1963, Zubiaur envió al páter de la Hermandad, vicario del obispo, y canónigo don Juan Ollo, un Historial para su puntualización, que si bien es largo, deja claro el espíritu de los voluntarios. También en este caso afirma que la iniciativa fue doble: por un lado los voluntarios con sus necesidades espirituales y de Hermandad, y por otro el obispo con sus necesidades pastorales. La confluencia entre ambos fue perfecta. El documento, de dos cuartillas, está mecanografiado con calco morado, y tiene añadidos manuscritos del Ldo. Ollo. Comienza con la importancia de España en la civilización cristiana, la agresión del comunismo internacional, la persecución religiosa durante la guerra aunque había comenzado mucho antes, y la aportación de Navarra. Lo más significativo para nosotros es que los voluntarios y el obispo confluyeron en la creación de una Hermandad. Dice así:
  • 10. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 10 HISTORIAL DE LA HERMANDAD DE CABALLEROS VOLUNTARIOS DE LA CRUZ. A lo largo de los siglos, España ha sido un baluarte poderoso de defensa de la civilización cristiana, al mismo tiempo que una fuerza admirable para la expansión del Catolicismo en el mundo. Por diversas causas que sería prolijo enumerar, el catolicismo español se vio agredido por una conflagración internacional atea, organizada y dirigida desde Moscú, que según las palabras de Pío XI (Discurso a los refugiados españoles en 14-XI-36) “minaba los cimientos de todo orden civil, de toda cultura y de toda civilización”. En el curso de esta gran tragedia, 12 Obispos y más de 7.000 sacerdotes y religiosos fueron bárbaramente asesinados, sin proceso alguno, solamente por odio a la Religión; y al mismo tiempo, cosas, instituciones sagradas, inestimables tesoros de piedad y de fe, preciosos objetos de arte, reliquias muy veneradas, desaparecieron bajo la violencia de las fuerzas tenebrosas del anticristo moderno. A esta agresión internacional respondió el pueblo español, el sano pueblo español allí donde tuvo manos libres para actuar, manteniendo una verdadera CRUZADA de liberación, y sufriendo y muriendo asesinados hasta que se presentaba el momento oportuno de pasarse a las filas nacionales, los que tuvieron la desgracia de encontrarse en zonas donde desde primer momento imperó la revolución. Navarra tuvo la suerte de constituir la mayor reserva para la organización de esta Cruzada y dejó en los campos de batalla lo mejor de sus hijos, la mayor parte de los cuales ofrendaron sus vidas con el grito de ¡Viva Cristo Rey! en sus labios. Por ello, de acuerdo con su prelado, una vez terminada la terrible conflagración y victoriosa Cruzada, los que pudieron volver a sus hogares con el recuerdo sangrante de tantas heroicidades realizadas y tanta sangre vertida, acordaron agruparse en una HERMANDAD que conservase puros los principios inmutables por los que se salió al campo de batalla; Dios y España, a fin de irlos transmitiendo a las nuevas generaciones, al mismo tiempo que ofrecer sufragios a Dios por el eterno descanso de tanta víctima inmolada por la Iglesia y por la Patria (…)”. A continuación, el cronista enumeraba las actividades piadosas de la Hermandad durante el año transcurrido. Se trataba de la fundación perpetua de Misas en el monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada, convertido en la sede de la Hermandad. Así mismo, cuenta la peregrinación de la Hermandad a Roma, la audiencia de los caballeros con Pío XII, y la altísima distinción que estos recibieron por permitirles hacer guardia de honor en el Altar de la Confesión. En esa misma ocasión, se solicitó –sin éxito- al Santo Padre que elevase la Hermandad a la categoría de Orden
  • 11. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 11 Militar, gozar de las indulgencias canónicas concedidas por el rezo del Vía Crucis en las peregrinaciones, calles públicas y otros lugares, y la concesión del jubileo “Tocies quoqie” para la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz. Tanto en su fundación como en su funcionamiento durante los primeros años –que podemos extender hasta el presente-, la HCVC nunca fue dirigida ni vivida como medio ni instrumento político. Se podría pensar que como los carlistas dieron todo en el frente de batalla por su espíritu de Cruzada, y ellos pensaban que el decreto de Unificación les quitó todo, ahora Mons. Olaechea les devolvía algo en el ejercicio de la caridad, esto es, una organización de carácter religioso -y no política- con la condición de que fuese de todos y para todos. Pero “la cosa” sin duda era muchísimo más grande que un toma y daca, y tenía los altos vuelos de la pastoral del señor obispo después del avance secularizador y fuertemente anticlerical de los años anteriores que condujeron a la guerra.
  • 12. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 12
  • 13. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 13 3. Los principales hechos ocurrieron de esta manera. l agente o protagonista principal fue el Obispo de Pamplona al “dar calor a la idea y trabajar hasta hacerla realidad”. 3.1. El señor obispo convocó la primera reunión el 4 de junio de 1939, casi siete meses antes de crear la HCVC. Reunió a un páter que ejerció como tal en el frente y la retaguardia, y cuatro “voluntarios en la cruzada contra el comunismo”, convocándoles en el palacio episcopal. Entre los asistentes destacamos al páter: 1. D. José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza, capellán del Tercio del Rey y luego capellán del Fuerte de San Cristóbal, que fue muy querido por todos (2). 2. José Ángel Zubiaur Alegre, del Tercio de Navarra y Radio Campaña 3. Ignacio Baleztena Ascárate, Tercio María de las Nieves 4. José Lampreave Blasco, oficial del Tercio del Pilar, mutilado 5. Ramón Arregui Ximénez, Tercio de Radio Campaña, mutilado En ese momento, los anteriores nombrados eligieron a ocho miembros más, para formar con ellos el Capítulo de la Hermandad. Los elegidos eran: 1. Narciso Ripa Obanos, mutilado, Tercio de Lácar, maestro, inspector interino de enseñanza primara hasta que dejó el cargo por no ser de oposición. 2. Cesáreo Sanz-Orrio, oficial de Tercio del Rey 3. Miguel Castiella Idoy, Tercio del Rey 4. Jaime del Burgo Torres, Tercio de Begoña 5. Jesús Marín Recalde, Tercio del Rey 6. Tarsicio Ortiz, Tercio del Rey 7. Félix Abárzuza Murillo, Tercio del Rey 8. Juan Felipe Echeverría Maisterra, falangista. Todos eran de Pamplona, oficiales carlistas y un falangista, el citado Felipe Echeverría. ¿Por qué oficiales? Quizás porque siendo oficiales mantenían la idea con su prestigio, podrían hacer una llamada de caballeros a los excombatientes, y reproducían en la paz la hermandad vivida en el Frente. E
  • 14. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 14 ¿Por qué tanto carlista? Quizás como radiografía sociológica del primer impulso –“sólo por Dios” decía aita Teodoro-, porque así se aseguraba el espíritu religioso que vivieron –pensemos que en 1942 el falangista Laín Entralgo y en 1947 Pío Baroja negarán el carácter de Cruzada- , y para mantener la independencia espiritual respecto a FET de las JONS, el partido único, a buen resguardo desde luego de cualquier signo de estatismo ya de urgencia, ya paganizante, ya del incipiente neofascismo de Serrano Suñer. Un sólo falangista era el signo suficiente que podía hacer de correa de transmisión de lo que se trataba en el puesto de mando de la hermandad, y mostraba que a la Hermandad podían sumarse los hombres y mujeres de cualquier tendencia política. Lo de menos es que hubiese tantos carlistas, pues ya se decía que, en la recluta, no pocos voluntarios carlistas fueron desviados a Falange (es el caso de uno de los hermanos Aznar Zozaya de Javier) o al Ejército. Por tratarse de voluntarios y quizás para mantener la independencia del Estado, era comprensible que faltasen militares, con o sin mando, aunque muy pronto los habrá, sobre todo en la HCVC de Madrid. El esfuerzo durante la guerra fue tan grande, las circunstancias tan extremas, lo ocurrido tan triste y desgarrador, que el Norte religioso de los voluntarios y otros combatientes debía quedar bajo el amparo de una organización exclusivamente religiosa. Según la historiadora Villanueva, la participación de Fal Conde en el proyecto –consejo para redactar las Reglas, sobre el carácter jerárquico o popular de la HCVC, y el nombre del posible prior-, “pudiera ponerse en relación con el viaje que Fal Conde hizo a Navarra el día 21 de octubre, con motivo del traslado de los restos del general Sanjurjo a Pamplona”, y con la carta de Fal Conde a Zamanillo del 6-XII-1939. Ahora bien, concluimos que de ello no se deduce que el proyecto del obispo fuese carlista. No; Olaechea insistió que era y actuaba únicamente como obispo. La participación de Fal parece coherente con el hecho que la HCVC tuviese en sus Reglas la fiesta de los Mártires de la Tradición del 10 de marzo, tan querida por tantísimos voluntarios por el “Ante Dios nunca será héroe anónimo”, que la peregrinación anual fuese al Vía Crucis de Montejurra que es donde parece que Zubiaur forjó la idea, y que en el primer Capítulo hubiese muchos oficiales de los Tercios. Es clave advertir que el proyecto de Hermandad ya se había fijado el 4 de junio, mucho antes del mencionado final de octubre y de la fundación de la HCVC del 26 de diciembre. El 4 de junio el obispo tenía la iniciativa y un proyecto claro. Consultar a Fal Conde era educado, prudente y conveniente, entre otras varias consultas que el obispo hizo sobre las Reglas a diferentes clérigos en relación con el derecho canónico, y que se conservan. Incluso el placet de Fal podía enmarcarse en las relaciones Iglesia-sociedad civil. En el archivo de la HCVC no hay datos de consultas del obispo a político alguno y la carta a Zamanillo está en el archivo de Fal (Universidad de Navarra). Junto al obispo, el alma y promotor de la HCVC fue el capellán
  • 15. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 15 José Manuel Pascual, muy querido por los voluntarios y –hemos dicho- quizás más aún por los presos del fuerte San Cristóbal. Dicho capellán se movilizó antes de la fundación de la Hermandad. La fundación era segura, pero debía prepararse de antemano. El páter hizo en dos direcciones. La primera fue de cara a los jóvenes voluntarios, acompañándoles en su peregrinación al castillo y cuna de Javier, en acción de gracias para cumplir la promesa que estos hicieron en el Frente. La peregrinación fue el 3-XII-1939. La segunda, fue el contacto durante el mes de diciembre, por escrito y con éxito, con diferentes sacerdotes que conocía, para comenzar a mover la Hermandad a través de los párrocos por los pueblos. 3.2. Llegó el día de la fundación de la HCVC. El 26 de diciembre de 1939 Mons. Marcelino Olaechea Loizaga fundó o erigió la Hermandad en el impresionante monasterio de Irache, reservándose el título de Capellán Limosnero. La prensa se hizo eco del acto por extenso, lo que animó –según decían- el posterior ingreso de muchos. ¿Por qué Irache? Por un lado, Irache despertaba grandes recuerdos en la base carlista de la hermandad por su proximidad a Estella, por albergar el hospital militar carlista promovido por la reina doña Margarita, y por ser lugar de arranque al Vía Crucis de Montejurra. Por otro, y como se recoge en las primeras Reglas provisionales de la Hermandad, Irache era un eco perdurable de la Reconquista, viejo sillar del suelo patrio, ánfora de esencia medieval, faro de la cultura cristiana, y panteón y relicario de glorias y grandezas, sin duda refiriéndose esto último a la victorias carlistas del siglo XIX. El obispo aprobó provisionalmente las Reglas, y nombró “por esta primera y única vez”, las autoridades de la Hermandad, señalando sus cargos específicos, que eran los 13 elegidos el 4-VI. He aquí sus nombres y cargos: 1. José M. Pascual, capellán del Tercio del Rey, capellán 2. Narciso Ripa Obanos, prior 3. José Ángel Zubiaur Alegre, subprior 4. José Lampreave Blasco, cronista 5. Miguel Castiella Idoy, clavero o tesorero 6. Ignacio Baleztena 7. Ramón Arregui Ximénez, 8. Cesáreo Sanz Orrio 9. Jaime del Burgo Torres 10. Jesús Marín Recalde 11. Tarsicio Ortiz, 12. Félix Abárzuza Murillo 13. Juan Felipe Echeverría Maisterra, falangista.
  • 16. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 16 Los objetivos del Obispo Olaechea aparecen en las Reglas aprobadas dicho 26 de diciembre, pero también en diferentes homilías, y en los documentos de la propia HCVC. Así, en su homilía del 26-XII-1939, el obispo destacó la naturaleza religiosa de la HCVC, sus fines espirituales para reconstruir en la paz, que no era suficiente tener unas buenas leyes y gobernantes sino que se necesitaban buenas personas o españoles, recordar y sufragar a los compañeros muertos en la contienda, y conservar el espíritu de Cruzada y defensa de la Iglesia. Como expresión de la unidad de vida de cada voluntario, la HCVC actuaría in extremis si España otra vez lo necesitase, como elemento castrense a modo de Orden de caballería. Esta actuación nunca se planteó, ni siquiera como contraguerrilla frente al maquis, pues para ello ya estaban el Gobierno y los ayuntamientos de frontera. Así dijo: “Conservad el recuerdo de nuestros muertos, los primeros de la Hermandad en el Cielo, que por la Cruz fueron a la lucha, y por la Cruz murieron. Conservad asimismo el espíritu que os llevó a la lucha. En esta Hermandad caben todos los voluntarios que con espíritu de cruzado marcharon a la guerra, porque hay que mantener aquellas virtudes. No basa con las buenas Leyes y los buenos gobernantes si no hay buenos españoles”. (EPN 27- XII-1939 p. 5). La preocupación religiosa del obispo coincide con las cartas de varios párrocos sobre la vida religiosa, moral, y el compromiso eclesial de los jóvenes. Por ejemplo, el párroco de Viana dice al Rvdo. J.M. Pascual: “Siendo tan valientes no he podido reducirlos a formar la juventud de acción católica ¿Y por qué? Por el maldito baile” (Valentín López, 9 y 12-III-1940). ¿Qué podría mantener y hasta reconducir a una juventud tan valiosísima? Al parecer, una Hermandad surgida de la vivencia de los años de combate. 3.3. Los objetivos de la HCVC aparecen en dos circulares. Se tratan de una circular impresa del prior, dirigida a los párrocos, fechada el 7- IX, y otra también impresa que varios sacerdotes escribieron a los mismos párrocos algo antes del 14-IX-1941. En estas y en otras circulares posteriores, se promovía la moralidad frente a “ciertas costumbres y cine inmoral”, la piedad popular, la necesidad de velar por la vida religiosa y las buenas costumbres, que “Navarra en la paz siga siendo Navarra, (y) que no se enerve aquel espíritu magnífico”, el consuelo y acompañamiento a los familiares, el apoyo a las necesidades materiales de los caballeros y sus familias, y el deseo de ayudar a los párrocos dando un ambiente religioso frente a la inmoralidad y frialdad religiosa. Más concretamente, en la circular del 7-IX-1941, el prior explicaba que, en tiempos de paz, había que ser “combatientes espirituales sí, pero al
  • 17. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 17 estilo de los mozos de Navarra”, sin tibieza, fervorosos, sabiendo que están “dispuestos a decir: esas costumbres, ese cine inmoral… etc., no es lo nuestro, no es aquello por lo que salimos a luchar y Ellos dieron su vida”. Sabía que el hundimiento de los pueblos comienza con la inmoralidad y la pérdida del fervor religioso, como fluye en todos los documentos de la Hermandad. Interesa mucho destacar el ambiente a veces poco edificante que - según decían- se vivía en la sociedad, así como la gran capacidad de las personas para olvidar las causas de los males ya sufridos. Por ejemplo, la mujer navarra que participó en la Cruzada como esposa, madre e hija, como enfermera, margarita, miembro de la Acción Católica…, tuvo que esforzarse porque se mantuviesen las buenas costumbres en la retaguardia: A las mujeres de la Acción Católica. “+ Mujeres Españolas / Españoles la Patria está en peligro. Acudid a defenderla. Este fue el manifiesto-alocución del Alcalde de Móstoles en la guerra de la INDEPENDENCIA. / Ello, mas una norma, “por Dios y por España” ha sido el porqué; la contraseña de esta Cruzada. / Al llamamiento respondió el Pueblo Español con sus Soldados, cuerdo de caballeros de antaño, testimonio de que se esperaba el momento d(e) entroncar el esplendor de una Nueva Era con la tradición Hispánica. Resp(on)dió con alma y vida, dando su sangre para que fuera tinta de la Historia, y escenas guerreras para hacerlas láminas en el Libro de juzgará la gesta (de) España y su vida para que esté en la conciencia de nuevas generaciones y (su) ser y su todo para holocausto a Dios, Supremo Juez en un día que ha de ll(egar)./ Los Soldados tienen ante la Historia limpia hoja de servicios, (tran)quilidad en su examen de conciencia, y ante Dios placidez de quien ha obrado bien./ Nosotras las mujeres que tenemos? Muchas tanto como los hombres. Se dan (cu)enta de que hay guerra en España. La viven. O porque lloran la muerte de al(gún) ser querido o recuerdan la vida de los que pasan calamidades en la trinche(ra)./ Todas enlutadas interior o exteriormente -aunque en medio de la triste(za) sean estos momentos de alegría, pues resurge la Patria- llevan una vida aus(tera) de sacrificio y trabajo. / Pero hay un sector de hermanas nuestras que no se dan cuenta de que es (gue)rra lo que sostenemos. No queremos pensar que apercibiendose de ello hagan (por) olvidarlo o vivir “su vida a costa de muchas muertes”. / Sonroja oir de labios de los muchachos -de los mismos que luchan e(n el) campo de batalla- quejas y lamentos por el espectáculo de la retaguardia. / Y teniendo en cuenta los pocos hombres que hay en ella, de quien depend(e el) “espectáculo”?. De bastantes mujeres, asi lo confiesan ellos. / De esas que solo piensan en pinturas y modas y lucen y se exhiben. De e(sas) que indirectamente recogen lo que se trata de hechar (sic.). Porque la impureza es (la) clave de los demás males./ A todas esas la ACCION CATOLICA pregunta. Quien ha de revivir a España? (La) contestación es
  • 18. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 18 fácil: Los Españoles. / Pues dentro de ese concepto también entrais vosotras y por tanto os alca(nza) la obligación de luchar por España./ Dios manda ser castos. España exige sacrificio” (s.f., 3 cuartillas ciclostil). Varios sacerdotes decían que el obispo quería: “perpetuar y aun mejorar aquel espíritu y aquel temple del alma. Y, como lo pensó, la ha venido realizando”, hablaba de “cruzada pacífica”, de una “nueva y pacífica Cruzada. Nada de guerra ni de estruendo de armas: todo pacífico, todo tranquilo, pero de una eficacia grandísima” (impreso a los párrocos de 1940, 14-IX). Ya en 1947 se denunciaban los “tiempos de materialismo é indiferencia, que, incluso a los que nos preciamos de hijos sumisos de la Iglesia, nos van contagiando de un modo insensible” (circular del prior a los párrocos del 19-X-1947). La extensión de la inmoralidad también se refleja años después, en la correspondencia mantenida de 1958 a 1961, entre el joven obrero Nicanor Arbeloa Egüés (+ 1997), voluntario procedente de Mañeru y residente en Barcelona, y el prior de la Hermandad José María Echarri y Loidi, cuando éste le propuso fundar la Hermandad en la ciudad condal. 3.4. El 14-IX-1941, numerosas damas y caballeros salieron de la estación de autobuses de Pamplona hacia el monasterio de Irache –en la Navarra media-, tan emblemático en los siglos de Reconquista. El Obispo dijo en su homilía que, en ese tiempo en el que muchos en España rechazaban el esfuerzo de la Cruzada (llamaban a los voluntarios malversadores de haciendas y de vidas propias y ajenas), era necesario recordar el signo religioso de los voluntarios y actuar valientemente aunque de forma pacífica. 3.5. Sobre el olvido de los que dieron su vida, el obispo se había quejado con amargura quince meses antes, en el funeral por Mola del 16- VI-1940, celebrado en la capilla de San Francisco Javier de la catedral. Ahí también urgió el evitar escándalos, por ejemplo el que supondría la proyección en Navarra de la película “Margarita Gautier”, que calificaba de “enervante, tísica, sensual”. Según la crónica interna de la HCVC: “Es pues preciso, prosiguió, que nos unamos para recordaros vosotros mismos porque sino (sic.) se os olvidará. Es muy triste pero hay que confesar que es cierto el refrán que reza “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Como prueba de los intentos de desvirtuar el sentido de la Cruzada por parte de sus enemigos hizo alusión concreta y dura, a la película “Margarita Gautier”, calificándola de enervante, tísica, sensual, y escandalizadora y asimismo fijó su posición de Prelado ante el
  • 19. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 19 posible caso de que se pusiese en Pamplona. Animó a los Caballeros Voluntarios a impedir enérgicamente que dicha cinta escandalizase a Pamplona” (Memoria de la actuación de la Hermandad, del 26-XII-1936 al 14-IX-1941). 3.6. Objeciones para entrar en la HCVC. El obispo y los caballeros dieron respuesta a diversas objeciones presentadas ante el posible ingreso en la HCVC. Por ejemplo, lo hicieron en el acto de investidura realizado en Vidaurreta, idílico pueblo de la cuenca de Pamplona a 20 km. de la capital, el 14-IV-1941. En él, el obispo: “(…) pronunció unas palabras ocupándose del fin y organización de la Hermandad. La Hermandad, dijo, no es política, ni puede ser política, el Prelado en este caso ni la amparará, ni la alentará. La Hermandad es por encima de todo religiosa y por ende patriótica. Animo a los Hermanos al cumplimiento exacto de sus deberes religiosos, morales y patrióticos”. A continuación y desde el balcón de un edificio cercano a la Iglesia, el subprior Zubiaur dirigió unas palabras rebatiendo las posibles objeciones que algunos podían poner al llamamiento de la Hermandad. La documentación no recoge cuáles eran estas, aunque seguramente eran las señaladas por Mons. Olaechea. Conclusión: La HCVC no fue una creación ni un elemento al servicio del Carlismo político, pues este era más amplio y tenía una distinta naturaleza y carácter. La conformó el espíritu religioso, ya pastoral del obispo ya militante de algunos voluntarios, en una situación de postguerra. Si la iniciativa partió de algunos voluntarios requetés, enseguida el obispo tomó la iniciativa ante la sugerencia, creando una Hermandad diocesana y canónica abierta a todos y con independencia de sus tendencias políticas. Esta confluencia entre los voluntarios y el señor obispo, no suponía una ruptura, ni un olvido, ni una renuncia al esfuerzo realizado en el Frente de batalla. Expresaba una continuidad no unívoca sino analógica de los años de hierro, pues lo castrense se puede decir y aplicar de varias maneras. Con el paso del tiempo, la lejanía de la guerra modificará el carácter inicial castrense de la HCVC, analógico por sus diversos significados. Así, en las nuevas Reglas de la HCVC de 2006, se omite dicho carácter y se amplían las funciones de la HCVC para el s. XXI, lo que no es edulcorar la realidad, ni siquiera en el caso que la narrador le complazca un excesivo punto de vista omnipresente. Los voluntarios debían ser firmes y seguros, socialmente implantados en toda Navarra, castizos y arraigados en su historia, activos, y sin el hándicap de una ilimitada sujeción a las diferentes estructuras
  • 20. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 20 temporales. Esto lo ofrecían sin duda los carlistas, que por idiosincrasia siempre se sujetaban directamente al ideal. Esta última era garantía de perseverancia. Comentémoslo por partes. Los carlistas ofrecían una firme religiosidad y como tal un universalismo religioso y espiritual. Por su fuerte convicción y su gran presencia sociológica, podían presentarse como los valedores del principio religioso, esencial para el nuevo Régimen político recién instaurado, al que por otra parte ellos se oponían en cuestiones exclusivamente temporales. Que la expresión del espíritu religioso que vivían los requetés incluyese inevitablemente algunos elementos específicos suyos como la festividad del 10 de marzo –los mártires de la Tradición-, el monasterio de Irache, la falda de Montejurra, hacían a estos fácilmente asumibles por otros católicos. Junto a su gran presencia sociológica en toda Navarra, su capacidad de iniciativa, su actividad por estar siempre en la oposición y su temple singular en el frente, el tradicionalismo de los carlistas encarnaba los deseos de arraigo y continuidad perfectiva. Ofrecían una independencia sociológica sin absorción posible en el partido único FET y de la JONS que por lo general rechazaban, manteniéndose así alejados de cualquier estructura política que pudiera reinterpretar el espíritu de la guerra. Dicho partido único tenía pretensiones de ser un partido “moderno”, con ocasión del acercamiento ideológico de Serrano Súñer al régimen de la Italia del momento. Por otra parte, los carlistas podían estar encantados con la HCVC, porque en ella podían recuperar indirectamente parte de la influencia social perdida por el decreto de unificación en 1937, máxime cuando, el principio religioso que defendían, lo expresaban junto al resto de voluntarios de otras tendencias políticas ante los que presentarse “independientes” y en los que poder influir. Unión en lo fundamental pero sin confusión, ni imposición, ni control de la autoridad civil. Ahora bien, una utilidad tal no era algo esencial sino adventicia. Iniciado el camino, la mayor diversidad política de miembros de la Hermandad se haría al andar. Por otra parte, el paganismo del modelo político y social del fascismo europeo en auge, era una amenaza para la civilización cristiana, ajena al moderno totalitarismo. Además, dejar todo en manos de las Leyes y gobernantes era imposible, pues la paz, la mejora y reconstrucción social debían hacerse –según el obispo- desde la persona concreta y paulatinamente. Que el obispo se sirviese del entorno carlista, indica que la HCVC no era expresión del poder político constituido, sino de la influencia social por los ideales de Cruzada. Que estos ideales estuviesen a salvo entre los carlistas, sólo refleja que en ellos la religión tenía una importancia principal, lo que no podía decirse lo mismo de algunos miembros de élite, ya falangistas o alfonsinos.
  • 21. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 21 4. La naturaleza canónica de la HCVC a única fundación de la HCVC fue la canónica. En ella el Derecho, y concretamente el canónico, establecía una realidad nueva, obligando a: 1º Excluir parámetros políticos y de partido. 2º Desvincularse de organizaciones civiles. 3º Supeditarse únicamente al tema religioso y moral que reunía todas las tendencias en Hermandad, y admitir su dependencia del obispo. La bandera de España no era una realidad arbitrariamente añadida, sino la concreción de una realidad viva e implícita en el cuarto mandamiento que incluye el amor a la Patria. 4º Efectuado el primer paso organizativo, el vocal falangista del primer Capítulo fue todo un signo para que en la HCVC cada vez hubiese personas de cualquier opción política. 5º La expansión fuera de Navarra mediante encomiendas, exigiría el permiso del obispo de cada diócesis, entroncándose no obstante con la matriz de Navarra. 6º El Derecho canónico expresaba la naturaleza y objetivos de la HCVC, su organización y ritual –nada de sectario o kukluxklanesco como escribe alguien con un estilo de libelo-, la sede, el lugar de reunión, la admisión de sus hermanados, y sus actuaciones. No hay ocasión ahora para analizar estos aspectos. Ahora bien, interesa la respuesta negativa del cronista de la HCVC a Luis Ruiz Hernández en 1949 –quien tanto hizo por ella en Madrid durante los primeros años-, cuando éste solicitó que la HCVC se sumase a un homenaje al Requeté. Dicho cronista afirmó: “es, aparte de la simpatía con que particularmente lo miran (el homenaje), salirse de la norma de conducta que se ha venido y se viene manteniendo por la Hermandad en estos casos. Es la Hermandad una institución creada para recoger el espíritu genuinamente religioso y patriótico de la Cruzada, sin inclinaciones afectivas a determinado sector de excombatientes de la misma, y por consiguiente, el acceder por pare del Capítulo a lo que solicita, habría de romper indudablemente esta conducta y este espíritu aludidos” (carta del cronista a Luis Ruiz Hernández, trasladado a Logroño, el 8-VI-1949). L
  • 22. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 22
  • 23. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 23 6.¿Qué hacía la HCVC? a HCVC vertebró la vida religiosa en sus manifestaciones de piedad religiosa comunitarias y públicas. Además de infinidad de actos piadosos que hemos referido en otras publicaciones, destacamos algunos de ellos. La Javierada. La marcha a Javier del 3-XII-1939, realizada por un grupo de 27 voluntarios requetés, estuvo motivada por la promesa que hicieron desde el Frente de peregrinar en acción de gracias a la cuna y castillo de Javier, si llegaban salvos a sus casas. Su precedente inmediato fue la peregrinación impulsada por Dolores Baleztena Ascárate en 1932, para protestar contra la política antirreligiosa de la izquierda republicana y los socialistas, peregrinación que no obstante no fue la primera. El precedente lejano puede ser la peregrinación organizada por la Diputación Foral el 4-III- 1886, en acción de gracias porque el santo habría librado a los navarros de la epidemia del cólera morbo. Esta peregrinación de 1939 fue seguida de otra de sólo la HCVC, realizada por iniciativa y encargo del obispo, el 10 de marzo de 1940. A ella acudieron una veintena de caballeros de la Hermandad desde Pamplona, sumándose otros de las merindades por el camino. Dicho 10 de marzo asistieron a Javier alrededor de cinco mil peregrinos. La Santa Misa solemne se celebró a las diez y media de la mañana, y en ella el jesuita Rvdo. Ángel Usoz pronunció el sermón; por la tarde, el obispo Mons. Olaechea -no pudo estar por la mañana por sus obligaciones en la catedral- impartió la bendición con el Santísimo en presencia de las principales autoridades de Navarra. Por su éxito, esta primera Javierada real dio origen a la primera Javierada diocesana, realizada del 8 al 9 de marzo de 1941, como marcha penitencial al entrar en la Cuaresma. La similitud de Cruz, Cruzada, y de Javier, Javierada, expresa el movimiento de masas ya en la guerra defensiva de 1936 ya como peregrinación para preparar la cuaresma de cada año. Tengamos en cuenta que Mons. Olaechea quiso que el empuje juvenil y el esfuerzo realizado en la Cruzada diese sus máximos frutos, y se dirigiese hacia el servicio apostólico penitente y evangelizador, para así no caer en los mismos errores que ocasionaron la contienda, para iniciar una etapa de reconstrucción con un nuevo alborear, y para transformar la propia redención en ímpetu misionero. Y así ocurrió. Pues bien, este año de 1941 salieron de Pamplona entre 200 y 360 peregrinos, según Diario de Navarra y La Verdad respectivamente. Muchos otros se juntaron después por todos los caminos. Hay fotografías de ello. L
  • 24. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 24 Desde 1941 inclusive, el obispo encargó la Javierada a la Juventud de Acción Católica (don Santos Beguiristáin era su consiliario) y a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, que con el tiempo –a partir de 1951- fueron desvinculándose quedando Acción Católica como encargada única, y yendo la Hermandad por su cuenta en uno de los días reservados para la Javierada según zonas de Navarra. La Javierada es una de las grandes aportaciones de la HCVC y del obispo Mons. Olaechea a la vida diocesana y a Navarra. El Vía Crucis de la HCVC en Montejurra el mes de septiembre, no tuvo, ni en su origen ni en su historia, relación con la Hermandad de Montejurra que celebrará la romería en mayo, salvo que sus miembros podían estar en las dos, como también en Acción Católica u otras asociaciones eclesiales o civiles. ¿Y por qué Montejurra? Ahí fue cuando, el 3-V-1939, el espíritu de la Cruzada se hizo patente para Zubiaur, al contemplar cómo unos grupos de voluntarios llevaban unas grandes cruces de madera hasta la cima de la encrespada montaña para levantar las XIV estaciones del Vía Crucis. La HCVC no actuó como una asociación de mutua ayuda, aunque se lo planteó en varias ocasiones. Por ejemplo, el 14-XI-1941 acordó estudiar la posibilidad de establecer un consultorio jurídico y otro médico (Actas, 14-XI-1941, f. 7), que encargó al médico vallisoletano –y artista- José María González de Echávarri, al que conocí de chaval. También acordó crear una “Casa del voluntario”, en Montejurra, para ocio de los voluntarios necesitados, además de tandas de ejercicios, y colonias para sus hijos. Aunque la Memoria de 1943 volvía sobre ello, nada de esto se hizo. ¿Cuál fue la sede de la Hermandad? En las Reglas provisionales del 26-XII-1939 (Regla 2ª), aprobadas por Mons. Marcelino Olaechea Loizaga, y luego en las definitivas del 7-XII-1950 por Mons. Enrique Delgado Gómez, la Hermandad, “Constituída en la iglesia del Monasterio de Irache, de tan recio sabor en la Historia de NAVARRA, tendrá en ella su SEDE, hasta el momento en que pueda trasladarse a la iglesia Panteón de los Mártires de la Cruzada”. Llegado su momento, se hizo el cambio de sede al monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, sede que se redujo a su cripta desde 1997 hasta la actualidad en 2022, donde se mantiene según las Reglas reformadas del 9-I-2006 (Art. 2) y aprobadas por Mons. Fernando Sebastián Aguilar. El traslado de la Sede temporal del monasterio de Irache al monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, tuvo los hitos siguientes: 1957, el 18-I se establece una fundación perpetua “Memoria de Misas”, aprobada por el vicario general Ldo. Juan Ollo Irurzun. Este proyecto se inició en el acuerdo de la HCVC del 11-IX-1955, ratificado el 18-III-1956, “en sufragio de las almas de los Muertos en la Cruzada Nacional y afiliados a la Hermandad muertos con posterioridad a la dicha Cruzada y que falleciesen
  • 25. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 25 en el transcurso del tiempo”. Las celebraciones se hacían en la capilla de San Martín sita en la calle Calderería. 1957. El 7-IV, el Capítulo Supremo se plantea ampliar las posibilidades y condiciones para el ingreso en la Hermandad, admitiendo con algunas condiciones a quienes había trabajado en favor del alzamiento. 1958. Se resuelve trasladar la fundación de Misas al monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, donde estaba la sede de la Hermandad por decisión verbal del obispo del 10-XII-1958. 1958. Tras el decreto eclesiástico del 18-I-1957, la primera Santa Misa y Vía Crucis, con autorización verbal del Obispo, se celebran el 14-XII- 1958 en la basílica de la Santa Cruz del monumento. La Hermandad de Alféreces Provisionales se adelantó a la HCVC por celebrar su Santa Misa el 8 de diciembre he dicho año. Hay fotografía de la Santa Misa de la HCVC en EPN 16-XII-1948. Es la recogida a continuación. En 1997-98 el arzobispado regaló el monumento al Ayuntamiento. Lo hizo con varias e importantes condiciones, aunque alguna de ellas como el respeto a su uso se ha incumplido frontal y gravísimamente, por ejemplo con una exposición sacrílega del año 2015-2016. Realizadas las obras, la Hermandad, que interinamente celebraba sus actos religiosos en la parroquia de Cristo Rey una vez acogida por el señor párroco, regresó al monumento, pero reduciéndose al cuidado y uso religioso de su cripta, señalada como su sede en las Reglas de 2006.
  • 26. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 26
  • 27. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 27 7.Ingreso de caballeros y damas e pueden ofrecer algunas cifras y procedencia de parte de los miembros de la Hermandad durante los primeros años. Nuestras fuentes documentales son muy limitadas, pues sólo conocemos una parte de los ingresos totales cuantitativos de caballeros y damas, que en realidad eran muchos más. Sólo son seguros o acordes con la realidad, los datos cuantitativos –más que personales- de la ciudad de Pamplona y quizás los de su merindad hasta 1974. La HCVC no sólo buscaba cantidad sino también calidad en los ingresados. Llevaba control de las altas, que sólo permitía a quienes según las Reglas tenían derecho a ello, “y excluyendo por el momento a los que soliciten acogiéndose a méritos contraídos en servicios de retaguardia”, por ejemplo de sanidad, logística (correos, vestuario, víveres, aguinaldos…), policía, educación del soldado…. Así, en Estella se nombraron a dos caballeros para fiscalizar el ingreso (Narciso Ripa al comendador de Estella, 21-X-1941). Es muy posible que, al comienzo, las circunstancias sobrepasaran a los organizadores, que algunos caballeros se invistieran sin hoja de inscripción -de hecho, no siempre el promotor las tenía-, que otros hiciesen bulto por ejemplo entre los mil caballeros –que son muchos- que las 5.000 personas que participaron en la Javierada de 1941. El carácter parcial de los datos conservados se debe a que faltan: 1. Solicitantes que en realidad cumplen las condiciones del ingreso. 2. Gran parte de los pueblos de Navarra, frente a algunos de ellos y a cuatro de las cinco cabezas de merindad. 3. Salvo en Pamplona, que llegan hasta 1980, los datos cuantitativos se reducen a 1940-1943. 4. Los investidos en 1943 en Aoiz, el valle de Lónguida y otros pueblos. 5. Unos y otros caballeros de lugares donde sí los hubo (Viana, Roncal, Leiza). Al menos en Viana, faltan los tres caballeros que iban a organizar a los demás. Falta Tomás Surió, nombrado comendador del valle del Roncal. Se sabe que Lucio Tabar, inspector veterinario municipal de Ochagavía, declinó la elección de comendador del valle de Salazar por esperar un traslado de residencia (Ochagavía, 3-III- 1940). Falta Pedro Zabaleta de Leiza (25-III-1940). S
  • 28. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 28 6. El número cuantificado por la HCVC es mucho menor al reflejado en la prensa (ej. Vidaurreta). Donde Vidaurreta dice 13 solicitudes de inscripción conservadas y aceptadas en 1940 –e investidos en 1941-, una comunicación de la HCVC (22-IV-1941) habla de más de cien ingresados el 14-IV-1941. Aunque sean de toda la comarca o cendea, el número es mucho mayor a las altas conservadas de esta. 7. Faltan vecinos de lugares donde hubo capítulo local (Lumbier, Monreal, Valtierra…). En Valtierra hubo un importante acto de la HCVC en diciembre de 1943, y un Capítulo local con el comendador Julio Lasanta, y no hay datos más que 1 hoja de inscripción en 1940. 8. Faltan vecinos de lugares con entusiasmo carlista como por ejemplo de Villava, Olite, Artajona… En Olite y Artajona la HCVC se instituye en 1959. 9. Asimismo, faltan los navarros de aquellos lugares donde en 1945 y 1949 la HCVC será fuerte, por ejemplo Cirauqui y Larraga. Falta nombres de Cirauqui donde en 1945 (19-VII) hubo una investidura de hábitos. Por su parte, en 1949 (1-IV) el sacerdote Javier Alfonso, decía al cronista de la HCVC sobre Larraga: “Da gusto trabajar en pueblos como este querido de Larraga donde la gente reacciona sobrenaturalmente. Los heridos en especial, prometiendo peregrinar a Javier todos los años de su vida. Javier es bandera de valentía, de cosa dura, de rezar y rezar. En Larraga hoy Javier es más Javier que antes. 25 mozos nuestros fueron a pie y hasta 130 en camión. El año que viene iremos –eso lo dicen todos-más de 100 a pie, diciendo Misa en el lugar del vuelco” (accidente). 10. También faltan los pueblos visitados por la HCVC de Pamplona. 11. El Caballero de Honor de San Sebastián José Sayés (5-II- 1940) no tiene hoja de inscripción ni ficha. 12. No hay datos de la merindad de Tudela, ni siquiera de 1940-43. 13. No hay listado alguno (hojas de inscripción y fichas) de los muchos ingresos realizados en varias ocasiones en Madrid. 14. Las damas que se suman en los pueblos en 1940 y 1941 no tienen –salvo excepción- hoja de inscripción ni ficha. Citamos las de Vidaurreta pero pueden ser de muchos más lugares. 15. El otras Hermandades de postguerra en Navarra, hubo inscripciones en diferentes pueblos donde no se conserva razón de la HCVC. Así, en 1964 y 1965 se formalizaron hojas de inscripción en la Hermandad Nacional de Antiguo Combatientes de Tercios de Requetés. En total se conservan 166, incluyendo pueblos donde no hay razón alguna de la HCVC. 16. Hay un grupo de pequeño que se reinscribe dos veces, hacia 1940 y luego 1959, ya por haberse dado de baja de la primera vez, ya por traslados, ignorancia o exceso de celo. Hoy es fácil detectar los duplicados.
  • 29. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 29 Esta ausencia de datos se debe a lo siguiente: 1º. Sobre todo a que la HCVC era descentralizada y cada merindad era autárquica. Así, aunque el prior de la HCVC y su Capítulo General - presidido por el obispo y el prior- de Navarra, elegía a los comendadores de merindad que asistían a él, estos tenían una autonomía casi total. Cada merindad tenía su Capítulo Mayor con su propio cronista (secretario), clavero (tesorero), vicarios y capellán, y su Capítulo de Merindad. Tales cronistas no enviaron sus datos –no tenían obligación de hacerlo- al prior y al cronista del Capítulo General. 2º. Hubo carlistas que no se hicieron de la Hermandad, porque no era lo mismo ser carlista que pertenecer a aquella. La identificación entre HCVC y Carlismo no es adecuada ni por los ideales, ni por la organización, ni por las posibles suspicacias personales. 3º. La mayor o menor eficiencia informativa de la propia HCVC. 4º. La mayor o menor actividad de los párrocos. El páter José Manuel Pascual se dirigió a un grupo de párrocos de forma personal y por amistad. Algunos de estos fueron muy eficaces como el de Ugar (José Ulíbarri), Lezáun (Mónico Azpilcueta), Vidaurreta (Benito San Martín), Aibar (Miguel Sola) etc. 5º. El cansancio vital de toda guerra puede retraer los ánimos, tras quedarse con el éxito del 1º de abril. 6º Muchos familiares pertenecían a la Hermandad automáticamente, sin inscribirse, ni presentar solicitud. La HCVC fue una realidad en Navarra y en otras regiones españolas. Podían pertenecer a ella como caballeros de número todos los navarros y residentes en Navarra que fueron voluntarios en el Frente, los foráneos a Navarra que lucharon en las fuerzas navarras, los soldados navarros en filas el 19 de julio en la zona sublevada, los perseguidos en la zona republicana por la religión o por España, los hijos y descendientes de los anteriores y sus hermanos mayores de 17 años, y los veteranos de las Cruzadas del s. XIX. Los padres y madres de muertos en el Frente, a consecuencia del mismo, o por la persecución, podían ser caballeros de honor. En 1945 se amplía a quienes se destacaron por su colaboración voluntaria prestada en la guerra. A veces, en alguna propaganda de la HCVC, las condiciones son un poco complicadas y tienen a ensanchar sus límites. En el número de ingresos, hubo un contraste entre carlistas, falangistas y militares. De por sí, la existencia de un grupo de falangistas, militares e independientes subraya la naturaleza no política, ya carlista o de otra tendencia, de la HCVC. En la HCVC no todos eran carlistas, ni estaban todos los que lo eran, pues entonces y más adelante faltarán bastantes personas carlistas significativas de prestigio social, quizás no cumplir al comienzo los requisitos de entrada.
  • 30. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 30 En la HCVC de Pamplona hubo: 434 que fueron Requetés (entre ellos 6 capellanes y algunos requetés que también estuvieron en el Ejército y no contamos a continuación) 18 de Falange 41 militares profesionales Falange y militares eran muy pocos pero estaban perfectamente admitidos. Los carlistas, por serlo, eran seguros para defender la Cruzada, mientras que Falange como institución y funcionamiento -no ya personalmente- era más laica. Por ejemplo, en Astráin, cerca de Pamplona, en 1941 sólo un grupito entre los jóvenes quería pertenecer a la HCVC. Según el buen párroco, “es el carácter de los del pueblo bastante frío”, salieron muy pocos voluntarios al frente, estos “secundum quid”, e ingresaron en Falange. Los del pueblo “son casi todos falanges”, y ven la HCVC “más que con indiferencia, con frialdad y tal vez con aversión” (carta, Astráin 11-IV-1941). Esta frialdad no era lo habitual en los Tercios de requetés. De repetirse, explicaría la predilección del señor obispo por estos últimos. Es comprensible que del Ejército hubiese pocos ingresos: no eran voluntarios y no todos fueron soldados en la zona navarra el 19 de julio, aunque tras 1945 la Hermandad amplió las posibilidades. Además, el militar tenía sus propias obediencias –era sodalicio- y espíritu de Cuerpo. Sin embargo, había no pocos militares en la Delegación de Madrid. Así, el 18- VIII-1942 el comendador de Madrid, Luis Ruiz Martínez –que era comandante-, señalaba que el 13-VII, en la iglesia de San Fermín de Los Navarros, se invistió a “personas de varia condición social entre ellas varios jefes y oficiales del Ejército, organismo en el que encontramos gran ambiente para nuestra Hermandad”. El 18-I-1940 en Tudela dos militares preguntaron si podían ingresar aun siendo militares. Eran Julio Pérez Salas (teniente coronel, militar, jefe del Tercio de Montejurra) y Martín Amigot Sesma (comandante, militar, Tercio Mª de las Nieves). Las cifras absolutas. Sobre todo ingresaron ex combatientes y sus familias. Más significativo que el número de miembros, fue su dedicación, tal como los actos habituales de Piedad cristiana, la Javierada anual, el mantenimiento del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada… y otras actividades. En Pamplona se conservan cifras de los miembros -caballeros y damas- de la HCVC, creemos que completas. No puede decirse que la ciudad sea el núcleo principal de la HCVC –aunque las cifras hoy conocidas lo pudiera afirmar-, porque los datos de las otras cuatro merindades de las cinco
  • 31. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 31 en que se dividía administrativamente el viejo reino, están muy incompletos, no hay datos de Tudela, y el éxodo rural sobre todo hacia Pamplona es de la década de los sesenta. Entre 1939 a 1974, hay dos momentos centrales de ingresos en Pamplona. El primero es en 1940-1944. Este año hubo un ingreso masivo en la catedral de Pamplona el viernes santo de 1940, al año siguiente ingresó “un buen grupo” de 180 caballeros aunque sólo consta la hoja de invitación a 15 de ellos, en 1942 se conserva una lista de 8, en 1943 fue “numeroso el grupo de nuevos hermanos”, y en 1944 también se dice que fueron “numerosos” (en este caso eran 25). El segundo momento en Pamplona es en 1958-1965, a los 25 años de paz y de la creación de la HCVC. Por su parte, el número inicial de damas es reducido, aunque experimenta un auge con ocasión de los 25 años de paz y del encargo de la talla de La Piedad, como paso procesional realizado por el imaginero don José López Furió –con el que tuve el gusto de trabajar-, finalizado y bendecido por Mons. Enrique Delgado Gómez en 1967. Así, la desmovilización natural por el paso del tiempo posterior a 1944, se corrige en 1958-1965. Si la HCVC hubiera sido política –o más política que religiosa-, seguramente hubieran ingresado muchos más caballeros en 1940, y tras 1959 no hubieran ingresado los muchos que sí lo hicieron. 1940 – 1974. Total de caballeros (y damas). Merindad de Pamplona 1940-1944 (Desde dic. 1939. 5 años) 1945- 1957 (12 años) 1958-1965 (8 años) 1966- 1974 Sin fecha Total Merindad de Pamplona Ciudad * 444 35 212 26 8 725 Pueblos 177 - 19 2 198 Total 621 35 231 28 8 923 ¿Cuáles fueron inicios de 1940-1944 en toda Navarra y fuera de Pamplona? Tenemos datos iniciales –y sólo iniciales- de todas las merindades salvo de Tudela. Los promotores fueron los miembros de la propia Hermandad y en cuanto tales. El páter José Manuel Pascual (José María como errata en algunos documentos) se dirigió a los párrocos que más conocía, la HCVC se
  • 32. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 32 comunicó con todos los párrocos de Navarra mediante cartas impresas, los caballeros de Pamplona se desplazaron para informar por los pueblos, algunos vecinos actuaron en su propios pueblos y los alrededores, así como también lo hicieron los comendadores de Merindad. Muchos de dentro y fuera de Navarra se enteraron de la creación de la Hermandad por “El Pensamiento Navarro”. El funcionamiento inicial de la Hermandad fue siempre jerárquico, con el obispo (capellán limosnero) en el vértice, dirigiendo espiritualmente – y algo organizativamente- la Hermandad. El prior rige la Hermandad asesorado por un capítulo supremo elegido por él (subprior, cronista, clavero, 8 vicarios y el capellán), que por residir en Pamplona hace que la Hermandad de esta merindad tenga más importancia que los capítulos de las cuatro restantes merindades. Además de las Reglas y ceremonia, el obispo, el prior con su capítulo supremo, y la presencia de los comendadores de merindad en el capítulo general, dan unidad a la Hermandad en Navarra y fuera de ella. En su inicio, el obispo nombró al capellán Rvdo. J.M. Pascual, a los primeros miembros de parte del capítulo supremo, y al primer y único prior para toda la Hermandad que fue Narciso Ripa, elegido (reelegido) después por el capítulo general ya configurado. Siempre nombrará a los capellanes, y aprobará libremente la terna que el prior le presente para elegir al nuevo prior cada 3 años, de la cual el capítulo votará por uno de ellos. También existe el capítulo general, presidido juntamente por el obispo y el prior, compuesto por el citado capítulo supremo, los caballeros comendadores de cada merindad y localidad (elegidos por el prior), los caballeros de honor, voluntarios y de número. En cada merindad se reproduce el esquema general, sustituyendo el prior por el comendador mayor, del que a su vez dependen los comendadores de valle, cendeas o locales. Entre el comendador mayor y los comendadores de valle etc. hay un comendador arcipreste. Tengamos en cuenta que Navarra era muy rural y tenía muchos pueblos, atomizados sobre todo en la zona Norte de montaña. Los párrocos sugerían al prior el nombre de los posibles comendadores, por ejemplo Lorenzo García de Tafalla sugirió a Florencio Aoiz Ozcáriz –el “Templau”- , valorando su compromiso desde los comienzos, su vigor y actividad, y su intachable pensamiento, en su caso carlista (Tafalla, 13-XII-1939). En las cabezas de merindad hay constancia de un pequeño número de Caballeros, menos incluso que en algunos de sus pueblos. La HCVC se extendía por abundantes pueblos muy diseminados del territorio navarro una vez que la llamada estaba hecha. No obstante, en muchos pueblos navarros no hay constancia de miembro alguno. Con los datos conservados, que son muy incompletos, puede decirse que la HCVC fue en muchos pueblos una Hermandad de minorías y en algunos otros de mayorías. Que en cada
  • 33. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 33 Merindad, salvo en la de Pamplona, unos pocos pueblos polaricen las cifras de la HCVC, da pie a las consideraciones que diremos más adelante. La HCVC se esforzó para que el número fuese el máximo en 1940 y 1941. La primera Javierada diocesana de 1941, donde se reunieron unos mil caballeros, hizo que los ingresos creciesen “enormemente; son muchos los pueblos que nos llaman o nos piden hojas de inscripción”, y más se iba a crecer con el acto proyectado en Vidaurreta y la entrada de caballeros el Viernes Santo en Pamplona. En 1940 y 1944 son los años que más ingresos hay de toda la historia de la HCVC en Navarra. En adelante hubo aportaciones esporádicas, hasta los abundantes ingresos realizados en Pamplona ciudad de 1958-1965. Pero volvamos a los inicios. Entre el 19-V y 29-VI-1940, la HCVC realizó visitas y una campaña informativa en 39 pueblos de la Navarra media y algunos de la Ribera. Son los siguientes:  19 mayo: Urroz Villa, Aoiz, Lumbier, Sangüesa y Aibar.  23 mayo: Monreal, Obanos, Puente la Reina, Echauri.  26 mayo: San Martín de Unx, Barasoain, Pueyo, Tafalla  2 junio: Olite, Miranda de Arga, Berbinzana, Larraga y Artajona  9 junio: Peralta, Falces, Funes, Caparroso y Carcastillo.  16 junio: Morentín, Dicastillo, Allo, Arróniz, Luquin.  23 junio: Estella, Cirauqui, Lorca, Villatuerta, Mañeru.  29 junio: Mendigorría, Abárzuza, Lezáun, Ugar, Villanueva de Yerri. Fruto de esta campaña fue la fundación de Capítulos Locales en bastantes pueblos, por ejemplo en Monreal, Lumbier y Tafalla. Después de Pamplona, en las cuatro cabezas de merindad restantes se creó el capítulo de merindad en marzo de 1940. No es de extrañar que donde más ingresos hubo (los pueblos señalados en cursiva) fue en algunos de los visitados, de modo que en ellos, las altas o ingresos no sólo fueron por la labor del párroco. Tomemos los años 1940 y 1941, que son los de mayor aporte de los pueblos. Pueblos con más ingresos y nº de pueblos en 1940 y 1941 Pueblos de merindad 1940 1941 Nº pueblos con miembros de la HCVC Pamplona Belascoain Echauri Undiano Vidaurreta (párroco, Muruzábal) Zabalza 1 10 12 13 9 22 7 1 5 1 28 pueblos (59 pueblos contando los seminaristas) Estella Abárzuza (párroco D. Bruno - 27 38 pueblos (43, contando
  • 34. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 34 Lezáun) Dicastillo Eulz Lezáun Mañeru Murugarren Ugar Villanueva de Yerri - - 23 18 - 42 - 9 9 19 - 13 11 damas 13 los seminaristas) Tafalla Mendigorría Pueyo San Martín 87 41 40 - - - 10 (15, Pueblos contando seminaristas) Sangüesa Aibar 40 - 2 pueblos (12, contando seminaristas) Tudela - - - 3 pueblos (4, contando seminaristas) Total 81 pueblos (133 contando seminaristas) Según esto, hay enclaves muy significativos en varios pueblos, sobre todo en la merindad de Estella, Tafalla y Sangüesa, con una evidente desproporción respecto a otros, lo que permite sospechar del extravío de fuentes. Por ejemplo, donde Vidaurreta dice 13 solicitudes de inscripción conservadas y aceptadas en 1940 e investidos en 1941, una comunicación de la HCVC (22-IV-1941) habla de más de cien ingresados el 14-IV-1941. Aunque sean de toda la comarca, el número es mucho mayor a los ingresos conservados. Si contásemos los miembros de la Merindad de Tudela, el número de miembros sería bastante superior al conocido. 1940 – 1974. Ingresos totales (caballeros, damas) por merindades Merindad (ciudad y pueblos) 1940-1944 (Desde dic. 1939, 5 años) 1945-1957 (12 años) 1958-1965 (8 años) 1966- 1974 Sin fecha Total Pamplona (Completo) 621 35 231 28 8 923 Estella (parcial) 370 - 9 - 379 Tafalla (parcial) 220 1 3 - 224 Sangüesa (parcial) 87 - 7 - 94 Tudela (sin datos) 11 3 14 T o t a l 1309 36 253 28 8 1634 Otras provincias (parcial. Falta Madrid) 37 - 9 1 47 T o t a l 1346 36 262 29 8 1681
  • 35. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 35 1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Estella (Parcial) Merindad de Estella 1940-1944 (Desde dic. 1939, 5 años) 1945-1957 (12 años) 1958-1965 (8 años) 1966-1974 Total Ciudad 95 (Incl. 17 damas y 1 sem.) . - - 95 Pueblos 275 (incl.. 15 sem. y 11 damas) - 9 - 284 Total 370 - 9 - 379 Como la población es rural, hay constancia de muchos más ingresos en los pueblos que en la capital de merindad. 1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Tafalla (Parcial) Merindad de Tafalla 1940-1944 (Desde dic. 1939, 5 años) 1945-1957 (12 años) 1958- 1965 (8 años) 1966- 1974 Total Ciudad 28 (de ellos 1 sem.) - - - 28 Pueblos 192 (inc. 9 sem.) 1 3 - 196 Total 220 1 3 - 224 En Tafalla diremos lo mismo que de Estella y, a pesar de su posición céntrica, estaba menos poblada. 1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Sangüesa (Parcial) Merindad de Sangüesa 1940-1944 (Desde dic. 1939, 5 años) 1945-1957 (12 años) 1958-1965 (8 años) 1966-1974 Total Ciudad 34 - - - 34 Pueblos 53 (incl. 10 sem.) - 7 - 60 Total 87 - 7 - 94 El número de los miembros de la HCVC en esta merindad es muy limitado, sobre todo en los pueblos. Su población era la más reducida de las cinco merindades, ya por ser de interior y más pobre, estar peor comunicada, y tener al Este vacíos humanos en Huesca y Zaragoza, ya por incluir los valles pirenaicos del Norte. Además carecía de una ciudad importante como Pamplona, cuya merindad, continuación de Sangüesa por el Oeste, también coincide con los Pirineos y pre Pirineos.
  • 36. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 36 1940 – 1974. Total caballeros y damas. Merindad Tudela (Sin datos) Merindad de Tudela 1940-1944 (Desde dic. 1939, 5 años) 1945-1957 (12 años) 1958-1965 (8 años) 1966-1974 Total Ciudad 4 (incl. 2 sem.) - 2 - 6 Pueblos 7 (incl. 1 sem.) - 1 - 8 Total 11 3 14 De Tudela no hay casi datos. Sin duda, al ser la más poblada después de Pamplona, tener la ciudad catedralicia de Tudela que por entonces era la segunda del viejo Reino, ser rica y estar bien situada, debería incluir un bueno número de caballeros y damas. No todo eran facilidades, como el obispo y luego el subprior dijeron en Vidaurreta el 14-IV-1941. Al parecer hubo dificultades al no entender algunos el carácter apolítico de la HCVC y que no estuviese bajo la supervisión del partido único, los problemas del transporte y reunión en la montaña del noroeste, la frialdad de ciertos falangistas (ej. Astráin), y el coste monetario del capote pardo de campaña. En el Capítulo del 13-IX-1942, el comendador de Estella “habla del problema de nuevos hermanos”. El de Tafalla exponía que “dificultades diversas, hicieron que no prosperase la Hermandad todo lo que se esperaba, pero que el nuevo páter allanaba las dificultades, esperando una campaña inmejorable. También comentó, que dificultades de transporte, le impidieron llevar a cien hermanos más que no se pudieron trasladar”. No sabemos si se refería a Tafalla o a su merindad. En 4 ocasiones consta que la mayor dificultad para el ingreso estribaba en el capote. En 1942 el secretario de Donamaría, pueblo en la comarca del Alto Bidasoa en la montaña, la dificultad era reunirse debido a las malas comunicaciones. La población era dispersa, el traslado se hacía en medios particulares y las comunicaciones eran malas. En 1941 la HCVC tenía claro que no quería ceñirse los límites de Navarra. Había navarros excombatientes por toda España. Así, en 1941 empezó los trabajos para extenderse fuera de Navarra. Se deseaba una Hermandad Nacional, y que las encomiendas conservasen “su entronque con la (HCVC) de Navarra”. Para la difusión por Navarra y fuera de ella, la HCVC utilizó sus propios medios. No se apoyó en estructuras ajenas, ni civiles ni religiosas, sino en la capacidad de los propios hermanos, en la actividad del páter hacia no pocos párrocos, y en la especial iniciativa de algunos comendadores de merindad. Para expandirse en Madrid, en 1941 la HCVC se apoyó con gran éxito en Jesús Ruiz Martínez, comandante del Ejército, persona entusiasta y jefe de
  • 37. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 37 un Tercio requeté. Este mismo año se acordaba hacer gestiones en 16 provincias españolas para nuevas fundaciones. En diciembre de 1941 la HCVC estaba implantada en Madrid y tenía relaciones con Barcelona Valencia, Tolosa, Bilbao y Zaragoza. Sex ratio. La HCVC fue sobre todo masculina por ser de excombatientes. Su insignia era roja. Al comienzo hubo pocas damas registradas, aunque seguramente había muchas sin registrar en los pueblos. Ingresaron muchas en 1958-1965, a los 25 años de la paz y con ocasión del proyecto del paso procesional de La Piedad que la HCVC encargó –ya hemos dicho- al artista valenciano don José López Furió, en quien el arte iba unido a la sencillez. Hoy este grupo escultórico, bendecido en 1967, se encuentra en la parroquia de Cristo Rey, aunque se le ha sustraído la cruz con el aro de la Hermandad, que ésta ahora custodia. Desde los primeros días, las damas tenían su Dama Mayor y luego priora, llevaban insignia blanca, y estaban en todos los actos de piedad, aunque no en los capítulos. El automatismo de pertenecer a la HCVC por ser madre o esposa de voluntario que lo fuese, no es ajeno a dar el nombre y el pago de una cuota. La HCVC subrayaba su naturaleza religiosa con la presencia de 101 seminaristas a finales de 1941 y comienzos 1942, ingresados bajo un mismo impulso en diciembre y enero del año siguiente. Seminaristas (excombatientes o parientes directos, incluidos en las tablas anteriores): 101 La presencia de seminaristas en la HCVC se debe a que la mitad de ellos habían sido excombatientes voluntarios, y otros 46 al menos tuvieron algún pariente en el Frente. Esto, más la existencia de capellanes en los Tercios, y el carácter canónico de la HCVC, les animaría a ingresar. Así, cuando el 14-XI-1941 se acordó organizar la Hermandad en el Seminario Conciliar diocesano, se hizo con mucho éxito, reflejando por otra parte su 1941 1942 Total 101 66 35 Pamplona 14 5 Arrayoz 2 1 Elizondo 1 2 Olagüe 1 2 Echarri Aranaz 2 Errazu 2 Olite 2 Tudela 2 Dicastillo 2 Aberin 1 1 Peralta 1 1 Etc. … ...
  • 38. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 38 carácter ajeno a la política de la Hermandad. La distribución de ingresos por el origen de procedencia se dispersa, lógicamente, por toda Navarra. El interclasismo de los miembros de la HCVC en general, refleja la estructura social relativa a la ciudad-campo del momento, a las profesiones y a los ingresos pecuniarios. Predominan las personas sencillas, y sin gran relevancia social, lejos siempre de los distintos sectores organizados de influencia. Los pobres y obreros que había, estaban exentos de cuota. Hay labradores, dependientes, empleados, profesiones liberales, funcionarios, militares y un grupo reducido de clérigos, ya sacerdotes seculares y algún miembro de algunas órdenes religiosas. Medio urbano y rural El peso de los datos conservados de la ciudad de Pamplona es muy notable por lo que respecta a su merindad y al conjunto de Navarra entera. Los cargos del Capítulo supremo se nombran de hecho entre los hermanos residentes en Pamplona, donde también residía de hecho el prior. Según esto, era fácil encontrar personas cualificadas profesional y socialmente conocidas para los cargo, abiertos a todas las procedencias políticas siempre que se reafirmase la Cruzada. En Pamplona, hay un grupito relevante social y económicamente, como Miguel San Cristóbal Ursúa, que aporta 1.500 ptas. anuales cuando ingresa en 1964. Hubo algunos pobres y también obreros movilizados por la religión en 1936, y que no pagan cuota. Como en 1960 comenzará el éxodo rural, los ingresos posteriores a esta fecha en Pamplona pueden ser de personas procedentes de pueblos. Hay caballeros que progresaron poco, manteniendo su inicial domicilio, profesión y cuantía de las limosnas. En cuanto destinos, 2 trabajan en Central Nacional Sindicalista, 3 en FET y 5 como oficiales de prisiones, y 36 eran militares en el momento de inscribirse. Merindades Urbana (ciudad) Rural (medio agrario) Total Pamplona 725 198 923 Estella 95 284 379 Tafalla 28 196 224 Sangüesa 34 60 94 Tudela (s.d.) 6 8 14 Total Con Pamplona 888 746 1.634 Sin Pamplona 163 548 711
  • 39. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 39 Luis Jaúregui Ayesa firmó su solicitud como miembro de la HCVC con 21 abriles el 6-III-1940. Como voluntario combatió en buena lid en el Tercio de Navarra. Miembros de la HCVC y simpatizantes a la salida de la basílica de la Santa Cruz en el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. A la derecha puede advertirse parte de la inscripción –hoy tapada- en la que la Diputación Foral llama a los navarros a defender la Religión y España. Primera página del libro solemne de Crónicas. Sin terminar. Miembros de la Hermandad en la gruta del Cristo Negro de Montejurra en septiembre, hacia el año 1980. De estos 23 miembros o amigos de la Hermandad, de pie de izquierda a derecha, Carlos Etayo Elizondo –con barbas-, Garralda (con borla), Gregorio González del Campo (abanderado), Nicanor Arbeloa Egüés (Mañeru, con el cristóforo), los jovenes hermanos Vito, Mar y Telmo Aldaz, Esteban (detrás de la abanderada de Navarra). Sentados de izda. a drcha. Félix Igoa Garciandía y Vicente Maiza Auzmendi (ambos de Echarri- Aranaz), Jesus Iriarte, Antón, los hermanos Joaquín y Tomás Catalán Mateo, y doña Ana de la Quadra-Salcedo. El prior Joaquín Martínez-Úbeda y otros esperaban en la falda de Montejurra.
  • 40. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 40 7. Consideraciones finales 1. la pregunta de quién dio el impulso a la creación de la HCVC, si el obispo o los posibles intereses religiosos y/o políticos de determinados navarros –concretamente carlistas- , concluimos que la HCVC surgió con un propósito exclusivamente pastoral del señor obispo de Pamplona y, por otro lado, de la espiritualidad católica de al menos los voluntarios de los Tercios. La iniciativa por parte de los voluntarios correspondió a algunos carlistas como Zubiaur, que recurrieron al obispo, de manera que “El fue quien dio calor a la idea y trabajó hasta hacerla realidad”. La naturaleza y carácter de la HCVC fue sólo religiosa, surgió del humus religioso de Cruzada, y prolongó vivencialmente la religiosidad de muchos voluntarios de la Cruzada en el frente. El obispo actuó con su enorme interés pastoral y en la ocasión más propicia. Los excombatientes lo hicieron con su amplio ideal religioso de proyección individual y pública. Y las dos partes confluyendo en unos momentos muy especiales de la historia de Navarra. Sobre el interés pastoral de Olaechea, éste no quiso que, en la desmovilización política y social frecuente tras una guerra, la religiosidad y espíritu de Cruzada de muchísimos voluntarios se enervase, ofreciéndoles para ello un amplio campo de trabajo moral y espiritual. En la Hermandad, Olaechea mantuvo, fijó y elevó definitivamente el espíritu de la Cruzada, y lo proyectó en la vida cotidiana como moderna Cruzada en pie de paz. No quiso que la vitalidad propia de los navarros sus diocesanos, fuese anulada o disminuida por las modas por entonces europeístas fascistoides, y por el estatismo. Tampoco bastaban buenas leyes y gobernantes sino que era necesario que cada cual fuese honrado y buen cristiano. La HCVC salvaguardó la verdad interna de la Cruzada, y el espíritu religioso español tradicional, llegado el caso frente al filo fascismo paganizante que fue moda en la Europa del momento y pudo amenazar la España de entonces. La propia HCVC la reafirmó frente al falangista Pedro Laín Entralgo en 1942 y ante Pío Baroja en 1947. El propósito central de la HCVC fue colaborar con la religión, moral y buenas costumbres públicas en la vida personal, las instituciones y pueblos, y con la vida religiosa de las parroquias en buena parte rurales. No fue política en su origen, ni en sus actuaciones, ni en su historia, y si se opuso a los tanques soviéticos en Hungría allá en 1956, era por la maldad intrínseca del comunismo, contra el que luchó en la guerra española. A
  • 41. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 41 La HCVC no fue a modo de una larga mano de la Jerarquía sobre la sociedad civil, sino que mantuvo cierta independencia práctica o nicho pastoral, quizás porque su carácter era muy específico dentro de la pastoral general de la diócesis. El Rvdo. Juan Ollo, canónigo y vicario general de la diócesis, fue su capellán durante muchos años. 2. La génesis y desarrollo de la HCVC no tiene relación con ciertos hechos totalmente condenables del pasado inmediato. Son realidades totalmente distintas entre sí, que algunos entremezclan quizás intencionadamente. El excombatiente y familias que vivieron el cansancio por el conflicto y el extremo dolor por los más próximos, estaban capacitados para reconocer el dolor extremo sentido por otros, como lo prueba el haberse parado los pies a desmanes en muchos pueblos (Leiza, Ochagavía, Orcoyen, Valtierra y un largo etc.), una carta de la Hermandad a favor de los indultos escrita al alcalde de Pamplona… etc. Si los sufragios religiosos de la HCVC, que fundó una capellanía de Misas el 18-I-1957, eran expresamente por los muertos por Dios y por España en la Cruzada, y por los que de la Hermandad falleciesen, en realidad se rezaba con fervor por todos. La reconciliación la fue realizando paulatinamente la misma sociedad con un espíritu cristiano, en la que la Hermandad formaba parte, el poder civil puso las bases para una nueva época que pasó de la autarquía al desarrollismo, aunque de nuevo en la década de los setenta empezó a ser necesario recordar el espíritu de Cruzada de aquellos a quienes se les dedicaba el monumento. La HCVC tenía un propósito muy concreto, no abarcaba todo, y era un elemento más de la sociedad navarra. En ella nunca hubo odio, revancha, ni resquemor. Dejó el cicatrizar profundas heridas en el paulatino buen hacer, en manos del tiempo y en una convivencia en paz, lo que ocurrió con bastante éxito. 3. La HCVC no fue carlista aunque el primer empuje fuese de algunos carlistas que dejaron la idea en manos del obispo, y aunque inicialmente albergase mayoritariamente a carlistas entre sus capitulares y los caballeros que ingresaron. Un esfuerzo de raíz y finalidad religiosa –salvar in extremis a las familias, la sociedad e iglesia católica de la destrucción proyectada por los agentes revolucionarios- debía ser conservado diligentemente por una institución religiosa, como era una Hermandad canónica. Esta satisfizo a todos, porque la HCVC se ciñó a lo universal por exclusivamente religioso, aun con el comprensible condicionamiento origen de la realidad vivida. En realidad, la Hermandad tuvo una base muy amplia y plural entre los que ingresaron –todos eran admitidos, independientes, falangistas, militares…-, pero ceñida al espíritu de Cruzada. Dio continuidad al espíritu de Navarra, amplio y plural, dirigida por su Diputación Foral como primer voluntario. Se aseguró el carácter de Cruzada frente a toda posible influencia
  • 42. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 42 del estatismo, la politización general, y hasta de filofascismo incipiente y ocasional de Serrano Súñer. 4. ¿En qué grado la HCVC tiene adherencias carlistas? Vayamos con los indudables “reflejos” carlistas. Como detalle que muestra que la Hermandad no era carlista, entre sus enseñas no estuvo la boina roja –aunque todos los capitulares fueron con ella a Roma en 1950-, pero quien quería la utilizó como prolongación de su uso en la guerra. La HCVC tenía reflejos carlistas en sus Reglas -figura la fiesta del 10 de marzo y la peregrinación a Montejurra en septiembre que era diferente a la de mayo-, en su organización, y en el hecho que gran parte de sus miembros –sobre todo voluntarios- fuesen requetés. Ya se ha dicho que los primeros capitulares era carlistas menos un falangista. La participación de Fal Conde fue mínima y prudencial, y aunque el obispo prefería a Zubiaur como prior, cedió que fuese Ripa, preferido por Fal, quedando Zubiaur como subprior. Tales reflejos podían estar justificados ad extra por la gran presencia sociológica carlista en Navarra, por ser ellos los principales impulsores del espíritu de Cruzada, por la admiración social hacia los voluntarios, o por la fama de su piedad cristiana antes y después del combate, reconocida por sus propios enemigos. La gran difusión del tradicionalismo en la sociedad reverdeció con aires de Cruzada, con el entusiasmo religioso de los Tercios, y con su renuncia “a irse todos a casa”. Esta raíz religiosa y decididamente activa era precisamente lo que necesitaba la pastoral del señor obispo en ese momento. La frialdad de los jóvenes falangistas de Astráin no era lo habitual en los Tercios de requetés. De repetirse aquella, explicaría la predilección del obispo por los requetés en la configuración de la Hermandad, como personas seguras y decididas en los fines de ésta institución. Además, sin duda los carlistas la verían con simpatía por la exclusión que sufrían por el partido único. Pasados los primeros momentos de su fundación, la HCVC desarrolló su capacidad de total apertura a todo el que luchó como cruzado. Si por esta influencia de los carlistas, se considera que la Hermandad fue carlista ad extra, per accidens y en sus inicios, conforme a las circunstancias permitieron, no se trataba de un Carlismo agazapado para mantener cotas de poder social frente al partido único, utilizando hipotéticamente a la Iglesia –que se habría dejado utilizar-. Basta referirse al testimonio de los actores principales como Zubiaur y sobre todo el señor obispo Olaechea, y a cómo la HCVC hizo su labor de captación, que fue a través del prestigio personal de sus capitulares, sus relaciones sociales, sus visitas a los pueblos, y los párrocos estimulados por el páter Rvdo. José Manuel Pascual. A ello se suman sus obras. De otro lado, el Carlismo político
  • 43. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 43 – defensor de todo su cuatrilema y no sólo al espíritu de Cruzada- ni ayudó a la HCVC, ni se aprovechó de ella. Dicho de otra manera, los jóvenes carlistas pudieron estar satisfechos en una institución que salvaba lo fundamental de la Cruzada, sin el control, exclusivismos y posibles reinterpretaciones de la guerra por FET de las JONS. La HCVC pudo ser para ellos un oasis de libertad en lo universal de la Cruzada, nacida en unas especialísimas circunstancias de postguerra, con una sociedad por rehacer y un espíritu que conservar. Pudo ser un oasis donde se ponía a salvo el primer lema del Carlismo, que con la bandera de España unió a todos en el Frente, bajo el amparo de la Iglesia diocesana. En la Hermandad mantenían lo más sagrado de su personalidad espiritual al cobijo de la Iglesia. Una cosa es que unos u otros se pudiesen “refugiar” de hecho en la HCVC como entorno amigo e independiente de organizaciones civiles mediatizadas por el partido único, y otra que la HCVC fuese creada por y para ello. La masa carlista, popular, rural, poco organizada y con pocos políticos, no era colaboracionista con el nuevo Régimen, e irá mostrando su conformidad con la paz existente. 5. A la pregunta de qué suponía una HCVC canónica, se concluye que, gracias al Derecho que crea instituciones, la HCVC era una realidad nueva, de naturaleza exclusivamente religiosa, totalmente abierta a los herederos de concepción de Cruzada de la guerra de 1936. Caía dentro de la jurisdicción eclesiástica y no civil. 6. A la pregunta de cómo fue su inicial expansión por Navarra, concluiremos que fue un éxito para la HCVC y el Sr. obispo, no sólo en Pamplona sino en muchísimos pueblos de Navarra, aunque de muchos de ellos no hay datos cuantitativos debido a la descentralización organizativa de la HCVC por merindades. La expansión fue rápida. Los medios utilizados fueron los propios de la Hermandad: el trabajo de su capellán, de sus capitulares, y el apoyo espiritual y material del señor obispo. Este convocó los capítulos en el palacio episcopal, los actos de piedad en la capilla del mismo, dejó a la Hermandad el claustro y nave principal de la catedral, y aportó donativos. 7. La HCVC estuvo ligada desde su fundación al futuro monumento votivo a construir. No es que si dejase de existir el monumento construido y que fue su sede desde 1958, la HCVC desapareciese, sino que la HCVC quiso encargarse de él y lo logró con éxito. Tras 1997 la cripta la tiene el arzobispado en usufructo mientras el monumento esté en pie, y la HCVC tiene en ella su sede, donde sólo celebra sus actos de piedad cristiana.
  • 44. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 44 8. La HCVC no fue historicista, aunque le interesase mucho salvaguardar la verdad del pasado, velase por él sin mezclar cuestiones que no tuvieron relación alguna, y viviese la vida en una continuidad temporal pero guardando las debidas distancias respecto al pasado. Ahora bien, si por historicismo se entiende mantener el pasado con independencia de la verdad y el bien que significan, y de los propios padres y agentes de la historia, supeditando todo a una emoción romántica, o a un proceso histórico dialéctico o continuo, en suma un evolucionismo materialista alejado de la providencia divina, la HCVC no es historicista. La historia narrativa pintada delicadamente por Stolz en la bóveda del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, no significa historicismo, sino que expresa la fe cristiana que une los principales hechos de la historia y lugares de Navarra. 9. La HCVC fue un elemento de unión entre la diversidad de los voluntarios que participaron en el Frente, de estos con sus compañeros fallecidos y sus familias con un especial reconocimiento a las madres, unión de todas las merindades, personas de todas las edades, jóvenes que son el futuro, y oficios y profesiones, unión de los seglares con su clero representado en los páter, y sin duda –aunque menos manifiestamente pero de forma real e intensa- con todos los que sufrieron en el tiempo recordado. 10. Su espíritu castrense a modo de orden de caballería careció de contenido fáctico, pues por ejemplo del maquis se encargaron las Fuerzas del orden público y los ayuntamientos de la frontera en concurso con él. Con el apoyo moral y una aportación económica, la HCVC se puso del lado del pueblo húngaro que se opuso a los tanques soviéticos. Se manifestó siempre anticomunista y fue contraria al nazismo y filo fascismo por el totalitarismo pagano que suponen todos ellos. Empatizaba perfectamente con el esfuerzo de Polonia frente a cualquier tipo de ideología totalitaria y pagana, como las que acosaron a ésta y se la repartieron a finales de agosto de 1939. 11. Para algunos, puede utilizarse un pasado dormido y siempre difícil para construir el presente. Es el gran riesgo de la utilización de la historia y la huida del presente. Quizás lo hagan porque los del lejano ayer están todos muertos y no puede hablar de sí mismos. Acercarse a los primeros pasos de la HCVC separándola de su contexto, y soslayar la intensa religiosidad de los navarros de entonces, permite a algún escritor subordinar la Hermandad a la política e ideología, y tomarse el lujo, desde su actual posición dominante de apoyo editorial, de tratarla con no disimulado desprecio. Esta pérdida de objetividad parece vincularse al deseo de llamar a la Hermandad a juicio, quizás por entender la labor del historiador como herramienta, por considerar que todo es ideología y que no la hay inocente, acumulando datos, rechazando documentos porque se dice que no aportan
  • 45. “Los inicios de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz” por J. F. Garralda 45 nada a pesar de reflejar directamente en sentido de Cruzada, e ignorando la realidad según otras fuentes. Las hipótesis construidas pueden estar muy lejos de una tesis y hasta la realidad del pasado. 12. Para terminar, la HCVC pronto fue ambiciosa: se ofreció a apoyar a los párrocos, y ayudó al obispo a crear y potenciar la Javierada. Quizás fuesen los propios peregrinos del 3-XII-1939, quienes dieron la idea de la marcha a Javier para 1940 y 1941y de ahí en adelante. De Cruz, Cruzada, de Javier, Javierada. Este fue unos de los grandes legados de la HCVC, un objetivo religioso, cuya vitalidad y futuro camina unido, en el sector fundador, al espíritu de las Reglas de la Hermandad. Creemos que esta investigación es acorde a la verdad según los documentos y que por ello establece una base para la concordia social. Por último, esperamos que la historiadora Natalia Villar ofrezca pronto los resultados de sus investigaciones realizadas desde el punto de vista de la historia del arte y su relación con otras ramas de la Historia, que sin duda arrojarán una nueva luz para mejorar, completar y / o corregir lo escrito hasta ahora. También le agradezco los ánimos que como historiadora del arte nos ha dado en la presente aportación al Xº Congreso General de Historia de Navarra, que ofrecemos al lector y confiamos ampliar con nuevos documentos. José Fermín Garralda Arizcun Dr. en Historia (14-IX-2022)