1. SUÁREZ Y LA SOCIEDAD POLÍTICA
Francisco Suárez que es un gran metafísico también sistematiza el
pensamiento escolático. Además en su tratado De legibus muestra la
profundidad de su pensamiento respecto al ordenamiento legal del
estado. Suárez reafirma de modo muy coherente la decisiva
importancia de las leyes para un adecuado ejercicio del poder y de la
búsqueda del bien común de los ciudadanos. La sociedad civil según el
Eximio debe ser más perfecta que la multitud de grupos sociales que la
componen. Suárez atribuye al poder político y social la función de
formar a buenos ciudadanos. Ya que el nivel ético se circunscribe al
ámbito particular de los individuos. Porque el derecho es coactivo y la
moral no dispone de la fuerza de la coerción por su misma naturaleza.
Aunque Suárez que murió en 1617 defendía el origen de la autoridad
en Dios como era común en su época matiza la cuestión de una forma
sutil. Puesto que, a su juicio, Dios otorga el poder al pueblo o a la
sociedad para que lo deposite por consenso y elección a la institución o
persona que debe ejercer el poder. En este sentido, se observa que los
procedimientos democráticos y garantistas son necesarios según
Suárez para una correcta y bien justificada legitimación del poder
político. Además este teólogo y pensador se muestra abierto a distintas
formas de gobierno siempre que se ejerza con una legitimación previa
por parte del pueblo.
Indudablemente, la filosofía de la ley elaborada por Suárez está
claramente fundamentada en la de Tomás de Aquino. Aunque la línea
de pensamiento político y jurídico de Suárez está en la línea abierta
por Francisco de Vitoria. La afirmación por el teólogo granadino de
un derecho a la resistencia en el ámbito político es novedoso. Además
influye en diversos pensadores políticos de su tiempo como es el caso de
Hugo Grocio. Suárez parte del orden ético al decir que todo acto es
bueno si está de acuerdo con la recta razón. En este orden de cosas,
discrepa de los planteamientos éticos autoritaristas de Guillermo de
Ockham que se fundamentan en la voluntad divina como exclusiva
fuente del bien y del mal.
Suárez está convencido de la necesidad de la comunidad política para
el logro del mantenimiento de la paz, y el positivo desarrollo de la
civilización y la cultura. El carácter y las necesidades sociales del ser
humano son el origen de la sociedad y de los estados. Además, da
mucha significación en la formación de los gobiernos al consentimiento
humano ya que es lo que verdaderamente confiere la soberanía.
Suárez en sus obras también se refiere a las leyes no escritas o
costumbres si bien como algo complementario y que se puede utilizar
en defecto de la ley. Aunque matiza que la ley no escrita o costumbre
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2. debe ser buena y común o pública. La consideración por Suárez del
ius gentium o derecho de gentes como una ley no escrita, es la
expresión de costumbres que regulan las relaciones entre naciones. En
cambio, las leyes civiles Suárez las considera como las específica y
propias de cada estado.
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