El documento resume el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes de 1998. El convenio busca eliminar o restringir la producción y uso de doce contaminantes orgánicos persistentes prioritarios como los PCB y dioxinas. También establece mecanismos de cooperación internacional para controlar el movimiento transfronterizo de desechos peligrosos. Colombia ratificó el convenio en 2009 para acceder a beneficios como fuentes de financiamiento y mejorar su marco jurídico ambiental.