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TÉCNICA ECOGRÁFICA
La cabeza y el cuello incluyen numerosas estructuras susceptibles de ecografiarse con fines
diagnósticos (encéfalo, globo ocular y órbita, bullas timpánicas, lengua, arterias carótidas, venas yugulares,
laringe, tráquea, esófago, glándulas saliva-les, nódulos linfáticos, tiroides y paratiroides). Para cada caso, se
requerirá una técnica ecográfica específica. En general, se emplearán sondas de alta frecuencia (7,5–12 MHz),
con una superficie de contacto pequeña, sondas sectoriales o curvilíneas. En algunas ocasiones, será necesario
emplear anestésicos tópicos, como en la ecografía ocular. Las referencias anatómicas y las ventanas acústicas
empleadas se detallan para cada estructura que deba evaluarse ecográficamente. La posición del animal sobre
la mesa de exploración variará en función de la zona que se quiera ecografiar. Así, el gato podrá colocarse en
decúbito lateral para estudiar las estructuras relacionadas con el oído por ejemplo o en decúbito dorsal para el
estudio ecográfico de las estructuras localizadas en el aspecto caudoventral de la cabeza o del cuello (nódulos
linfáticos, tiroides, etc.).
El encéfalo puede explorarse ecográficamente a través de ven-tanas acústicas fisiológicas, como
fontanelas abiertas en pacientes esqueléticamente inmaduros, o a través de puntos de craneotomía, defectos
secundarios a traumatismos o lesiones líticas que afecten a la cavidad craneana. Se pueden utilizar sondas de
alta frecuencia (7,5–12 MHz) así como de menor frecuencia en pacientes adultos con huesos más gruesos. Las
estructuras localizadas en la periferia del encéfalo son más fáciles de examinar con sondas que tengan una
superficie de contacto pequeña, sondas sectoriales o curvilíneas. En gatitos, la fontanela bregmática
constituye una buena ven-tana acústica. El encéfalo puede examinarse mediante cortes transversales de rostral
a caudal y, después, nuevamente hacia rostral. A continuación, se puede rotar la sonda ecográfica 90° y
explorar el encéfalo de lado a lado, obteniendo cortes sagitales y parasagitales (Jäderlung et al., 2003). Las
estructuras anatómicas localizadas lateralmente se pueden evaluar mediante un abordaje temporal, es decir,
colocando la sonda por encima del arco cigomático. El abordaje sub-occipital es útil para explorar las
estructuras más caudales del encéfalo a través del agujero magno (fig. 1).
Mediante ecografía es posible evaluar tanto estructuras normales como patológicas, tales como
hemorragias, dilatación del sistema ventricular, tumores, presencia de cuerpos extraños y atrofia cerebral.
También se ha descrito el uso intraoperatorio y posoperatorio en neoplasias cerebrales y otras masas asociadas
a lisis ósea (Gallagher et al., 1995).
La técnica ecográfica para estudiar el globo ocular y la órbita se ha descrito ampliamente en
pequeños animales (Spaulding, 2008). Normalmente, el globo ocular se examina con sondas de alta
frecuencia y en contacto directo con la superficie corneal, excepto en los casos de úlcera corneal profunda,
traumatismo ocular o cuando se ha realizado una cirugía ocular recientemente. Antes de comenzar la
exploración, debe aplicarse anestésico local en los ojos y utilizar gel de ecografía acuoso estéril como medio
de contacto.
El globo ocular debe explorarse en los planos sagital, dorsal y transversal. Además, en ciertos casos,
puede ser útil el uso de planos oblicuos para definir mejor algunas lesiones. La marca de la sonda debe
colocarse en el aspecto nasal (para planos dorsales) y en el aspecto dorsal (para planos sagitales) del globo
ocular. Los términos que se utilizan para definir la dirección del ultrasonido en el ojo son los siguientes:
 Anterior y posterior (rostral a caudal).
 Superior e inferior (dorsal a ventral).
 Medial y lateral (nasal a temporal) (fig. 2)
Figura 2. Imágenes esquemáticas de resonancia magnética potenciadas en T2 de la órbita en (a) el plano dorsal, (b) sagital y
(c) transversal. Imágenes cortesía del Animal Health Trust. 1: cavidad nasal; 2: seno esfenoideo; 3: tronco del encéfalo; 4: globo ocular
derecho en órbita; 5: córnea; 6: cámara anterior; 7: cristalino; 8: cuerpo vítreo; 9: iris; 10: pared posterior del globo ocular; 11: cono
orbitario; 12: mandíbula derecha; 13: bulla timpánica derecha; 14: meato acústico externo derecho; 15: corteza cerebral; 16: articulación
temporomandibular; 17: glándula salival mandibular derecha; 18: lámina cribiforme; 19: seno frontal izquierdo; 20: nasofaringe; 21:
orofaringe; 22: lengua; 23: mandíbula izquierda.
En el globo ocular, los términos empleados para definir la dirección del haz de ultrasonidos son:
anterior y posterior (rostral a caudal), superior e inferior (dorsal a ventral) y medial y lateral (nasal a
temporal).
La glándula salival cigomática puede examinarse colocando la sonda ventral al arco cigomático y
caudoventral al globo ocular. La región retroorbitaria (incluido el cono orbitario) puede examinarse colocando
la sonda caudal al globo ocular y dorsal al arco cigomático (González et al., 2001; Spaulding, 2008).
Para explorar la bulla timpánica (BT) y sus estructuras anejas se puede emplear una sonda de alta
frecuencia (12 MHz) con una superficie de contacto pequeña, mediante un abordaje ventral con el paciente en
decúbito esternal. El abordaje lateral es poco recomendable debido a la superposición del gas en la luz del
meato acústico externo (fig. 3). Para examinar completamente la BT se deben realizar cortes tanto
longitudinales como transversales (King et al., 2007).
La lengua se puede explorar manteniendo al paciente sentado o de pie, con la cabeza en posición
neutra o extendida (Solano et al., 1996). Después de preparar la piel y aplicar el gel de ecografía, se explora la
lengua mediante un abordaje submentoniano con sondas de alta frecuencia (7,5–10 MHz), moviendo la sonda
de una rama de la mandíbula a la otra (cortes sagitales) y de la sínfisis mandibular al cartílago tiroides (cortes
transversales).
Para examinar las estructuras anatómicas localizadas en el aspecto caudoventral de la cabeza y el
cuello es recomendable que los pacientes estén en decúbito dorsal con el cuello y la cabeza extendidos. Tras
rasurar el pelo de la región de interés, se aplica alcohol y gel de ecografía para poder obtener buen contacto.
Debido a que muchas de las estructuras de interés en esta región son muy superficiales, se recomienda el uso
de sondas de alta frecuencia.
Por otro lado, cabe recordar que muchas de las estructuras anatómicas en esta región son pares y
simétricas, por lo que se recomienda explorar ambos lados, compararlos y valorar si la simetría está
conservada o no (Wisner, 1991).
Las arterias carótidas comunes se exploran situando la sonda en el surco yugular, a lo largo del eje
longitudinal del cuello. Se pueden seguir desde la entrada torácica hasta su bifurcación. Ecográficamente
aparecen como estructuras tubulares con paredes finas.
Figura 3. Imagen en modo bidimensional
del meato acústico externo en un gato sano.
Se coloca la sonda en posición transversal al
cráneo. La pared lateral del meato acústico
externo está señalada entre cursores. La
presencia de gas en la luz del conducto
produce artefactos de reverberación dorsal
al mismo.
Hiperecogénicas paralelas entre sí, con contenido anecogénico. En modo B es posible observar el
pulso arterial normal y con Doppler pulsado es posible valorar la onda Doppler arterial característica.
Las venas yugulares externas se localizan justo debajo de la superficie cutánea. Al tratarse de venas,
se colapsan fácilmente, por lo que es recomendable explorarlas sin aplicar demasiada presión en el cuello (fig.
4). En la línea media ventral se localizan la laringe y la tráquea, fácilmente reconocibles debido a la presencia
de gas en su luz. Para explorar el esófago, la sonda debe colocarse en un plano transversal a la izquierda de la
línea media. Puede verse al lado de la tráquea y dorsal a la glándula tiroides izquierda.
Las glándulas salivales mandibulares se localizan ventrales y ligeramente rostrales a la bifurcación
de las carótidas. Aparecen como estructuras ovaladas hipoecogénicas, de márgenes bien definidos y rodeadas
de una cápsula hiperecogénica delgada. En algunos animales pueden observarse estrías lineales
hiperecogénicas en el centro del parénquima. Dorsalmente a las glándulas salivales mandibulares, en la zona
de transición entre cabeza y cuello, se encuentran las glándulas salivales parótidas (fig. 5). Estas glándulas,
localizadas en la porción basal de los cartílagos auriculares, tienen un contorno en forma de V, con el ápex
dirigido ventralmente. Poseen lobulaciones gruesas cubiertas por una cápsula delgada.
Figura 4. (a) Imagen sagital en modo bidimensional del cuello de un gato adulto. La arteria carótida común derecha se ve como una estructura
tubular con paredes delgadas e hiperecogénicas, con contenido homogéneo anecogénico en la luz (asterisco). (b) En plano transversal, la arteria
carótida común derecha (entre cursores) se ve como una estructura redondeada anecogénica con paredes finas hiperecogénicas localizada en el
aspecto lateral derecho de la tráquea (flecha), que se caracteriza por la presencia de una sombra acústica intensa. (c) Imagen sagital que muestra la
vena yugular derecha (asterisco). Su diámetro es levemente mayor al de la arteria carótida común. Al explorar esta vena se debe ejercer poca
presión para evitar colapsarla. (d) Imagen transversal del cuello en la que se observa la vena yugular derecha en la parte ventral de la imagen
(entre cursores 1), y la arteria carótida común derecha (entre cursores 2), medial y más profunda que la vena. (e) Imagen con Doppler color
obtenida en el mismo sitio que la imagen anterior. En este caso, la sangre en el interior de la vena yugular externa se dirige hacia la sonda (rojo) y
el flujo en la arteria carótida común derecha se aleja de la sonda (azul).
En la cabeza existen tres linfocentros (LC) (parotídeo, mandibular y retrofaríngeo) y en el cuello dos
(cervical superficial y cervical profundo) (Bezuidenhout, 2013). El LC parotídeo está formado por los nódulos
linfáticos (NL) parotídeos, localizados en el aspecto rostral de la base de la oreja. El LC mandibular está
formado por los NL mandibulares y bucales. Los NL mandibulares se encuentran ventrales al ángulo de la
mandíbula. El LC retrofaríngeo consta de los NL retrofaríngeos mediales (NLRM) y, a veces, de los NL
retrofaríngeos laterales (NLRL). Los NLRM son los más grandes de la cabeza y del cuello. Se encuentran
ventralmente a las alas del atlas en un triángulo formado por el músculo digástrico cranealmente, el músculo
largo del cuello dorsalmente, y la faringe y laringe ventromedialmente. Su porción craneoventral está en
contacto con las glándulas salivales mandibulares. Los vasos linfáticos eferentes de los NL parotídeos,
mandibulares y NLRL drenan en los NLRM. En los animales domésticos, los vasos linfáticos aferentes de los
NLRM pueden cruzar la línea media. El LC cervical superficial está formado por los NL cervicales
superficiales (NLCS). Se localizan en el tejido adiposo en la superficie lateral de los músculos serrato ventral
y escaleno. Para examinar las glándulas tiroides y paratiroides, la sonda debe colocarse en el surco yugular,
caudal a la laringe en el eje longitudinal del cuello, de forma que se pueda explorar al mismo tiempo la arteria
carótida común. La tráquea suele usarse como referencia. Las glándulas tiroides y paratiroides se localizan
caudales a la laringe y mediales a las arterias carótidas comunes.
Figura 5. (a) En un plano sagital, la glándula salival mandibular se ve como una estructura hipoecogénica de márgenes bien definidos
(flechas) con cápsula fina hiperecogénica. (b) Imagen transversal de la glándula salival mandibular derecha (entre cursores 2) en la
que se observa su relación anatómica con el nódulo linfático mandibular derecho (entre cursores 1). Los nódulos linfáticos
mandibulares se sitúan en el aspecto rostral y ventrolateral de la glándula salival. (c) Los nódulos linfáticos retrofaríngeos mediales
(entre cursores 1) se localizan en el aspecto dorsomedial de las glándulas salivales mandibulares (entre cursores 2 y 3). (d) La
glándula salival parótida (entre cursores) se ve como una estructura menos definida lateral al conducto auditivo externo. (e) La
glándula salival parótida (entre cursores 2) está en contacto estrecho con el meato acústico externo (entre cursores 1) y la bulla
timpánica (flecha).
ECOGRAFÍA DE LA CABEZA Y DEL CUELLO EN PACIENTES SANOS
ENCÉFALO
En el estudio de Jäderlung et al. (2003), los autores describen cómo identificar y medir los
ventrículos laterales en gatitos de hasta cinco meses de edad a través de las fontanelas abiertas. En neonatos,
los ventrículos laterales tienen forma de ranura y es posible identificar los plexos coroideos como estructuras
ecogénicas cubriendo el suelo de los ventrículos. Un corte parasagital de 5° a 10° permite evaluar los
ventrículos laterales de forma longitudinal. En algunos gatitos es posible evaluar la porción rostral, central y
caudal de cada ventrículo lateral en el mismo plano. En otros, es necesario obtener diferentes planos y ajustar
las imágenes para poder visualizar los ventrículos de forma completa.
En el estudio mencionado, las medidas más fiables y con mayor repetibilidad fueron las obtenidas al
medir la porción central de los ventrículos laterales en un corte parasagital de 5° a 10° desde la línea media.
En gatitos de más de tres semanas, la porción más grande de los ventrículos laterales es la caudal.
En gatos adultos, los ventrículos laterales pueden examinarse mediante ventana temporal (fig. 6). En
la figura 7 se muestra el aspecto ecográfico normal de los hemisferios cerebrales, cerebelo y médula de un
gato adulto empleando diversos abordajes. La ecografía también se ha utilizado para evaluar la
vascularización del cerebro en pequeños animales (Hudson, 1997; Saito, 2003) (fig. 8). En el gato, las arterias
maxilares son las responsables de la mayor parte del aporte sanguíneo de los ojos y del cerebro (Scrivani et
al., 2014). Los dos tercios proximales de las arterias carótidas internas quedan obliteradas a las pocas semanas
o pocos meses después del nacimiento. En el gato adulto, las ramas de las arterias maxilares, a través de la
retia mirabilia, son las responsables del aporte de sangre al círculo arterial del cerebro. De esta manera, en
pacientes felinos adultos, la mayor parte del riego sanguíneo del cerebro proviene de las arterias maxilares.
En el perro se ha utilizado Doppler color y pulsado para evaluar el flujo de las arterias del cerebro y
calcular los índices vasculares, como por ejemplo el índice de pulsatilidad y de resistencia (Hudson et al.,
1997; Saito et al., 2003). En el gato pueden emplearse técnicas similares. Lamentablemente, a medida que la
edad del paciente avanza, las ventanas acústicas para explorar el cerebro se hacen más pequeñas y, por lo
tanto, la calidad de las imágenes se reduce, especialmente en la periferia del cerebro, debido a la sombra
acústica que generan los huesos del cráneo.
Al contrario de lo que sucede en perros, los ventrículos laterales suelen ser simétricos en gatos.
GLOBO OCULAR Y ÓRBITA
El examen ecográfico de la órbita implica explorar el globo ocular, los anejos oculares (músculos
oculares extrínsecos, nervio óptico, vasos sanguíneos, grasa y hueso) y el resto de tejidos blandos que rodean
el globo ocular (glándulas lacrimales y glándula salival cigomática) (González et al., 2001; Spaulding, 2008).
En Spaulding (2008) se describe la apariencia ecográfica normal de la órbita. A diferencia del perro,
la órbita felina es solo un poco más grande que el globo ocular (Gelatt, 2011). Los huesos esfenoides, maxilar,
lacrimal, cigomático y frontal forman las paredes de la órbita. El suelo óseo de la órbita felina está compuesto
por una pequeña capa de hueso maxilar y contiene el último molar. El ligamento lateral de la órbita une el
proceso frontal del hueso cigomático con el proceso cigomático del hueso frontal. En comparación con el
perro, en el gato los músculos oculares extrínsecos son más pequeños y los movimientos oculares más
limitados.
La glándula salival cigomática es pequeña en el gato y cercana al nervio maxilar. La órbita felina
mide aproximadamente 87 mm de largo, 26 mm de ancho y 23 mm de alto y el globo ocular tiene un tamaño
aproximado de 20–22 mm en dirección anteroposterior, de 19 a 20,7 mm de altura y unos 18–21 mm de
ancho. Los gatos siameses tienen globos oculares más grandes, de unos 22,5 mm en dirección anteroposterior
y transversal. En la tabla 1 se muestran otras medidas del globo ocular felino. La córnea aparece
ecográficamente como una línea ecogénica única o doble con un centro anecogénico o levemente ecogénico,
dependiendo de la frecuencia del haz de ultrasonidos. La primera línea hiperecogénica corresponde a la
superficie corneal, el estroma se localiza en el medio y la segunda capa hiperecogénica corresponde al
endotelio (membrana de Descemet). El limbo es la transición entre la córnea y la esclerótica. La esclerótica es
una superficie muy reflectante en comparación con la córnea (fig. 9). La cámara anterior está delimitada por
la córnea, el iris y el cristalino, y contiene un líquido anecogénico, el humor acuoso. La cámara posterior se
sitúa entre el iris y la periferia del cristalino, y contiene también humor acuoso producido por los cuerpos
ciliares.
Tabla 1. Valores normales de las medidas del globo ocular felino (mm). Adaptado de Benz et al.,
2011.
GC: grosor axial del cristalino; LG: longitud del globo ocular; LV: longitud del cuerpo vítreo; OD: ojo derecho; OS: ojo
izquierdo; OU: ambos ojos; PCA: profundidad de la cámara anterior.
El iris rodea la pupila y controla su tamaño. Los cuerpos ciliares se observan como estructuras
hiperecogénicas en la periferia del cristalino. Las fibras zonulares (ligamentos suspensores que dan soporte al
ecuador del cristalino) aparecen como estrías que se anclan en la periferia del cristalino. El cristalino felino es
un poco más grande que el del perro. Su superficie es lisa y ligeramente curva (Gelatt, 2011). Sus superficies
anterior y posterior se observan como dos estructuras hiperecogénicas curvilíneas y finas. La porción interna
del cristalino sano es anecogénica, sin embargo, debido a la presencia de reflejos especulares, puede
observarse la presencia de interfases hiperecogénicas en el margen anterior y posterior del cristalino. El
cuerpo vítreo ocupa la cavidad vítrea. En condiciones normales es anecogénico y está rodeado posteriormente
por la retina, la coroides y la esclerótica, y anteriormente por los cuerpos ciliares y la superficie posterior del
cristalino. La pared posterior del globo ocular tiene un aspecto delgado e hiperecogénico y representa la
combinación de la esclerótica, las coroides y la retina. No existe una demarcación clara entre estas tres
estructuras. La papila óptica se sitúa en la pared posterior, ligeramente ventral y medial. En el espacio
retrobulbar se localiza el nervio óptico, los músculos oculares extrínsecos, vasos sanguíneos y grasa. El nervio
óptico se observa como una estructura lineal ondulante que discurre desde la pared posterior del globo ocular
hacia la región retroorbitaria. Generalmente mide menos de 3 mm de ancho y es hipoecogénico en
comparación con la grasa que lo rodea. Los músculos oculares extrínsecos tienen un aspecto similar, pero se
unen a la periferia del globo ocular.
Figura 9. Imágenes del globo ocular de un gato sano, obtenidas con la sonda en contacto directo con la superficie corneal. (a) Vista
sagital. (b) Vista dorsal. La córnea (Co) se ve como una línea ecogénica simple en esta vista sagital o como dos líneas ecogénicas
paralelas con centro anecogénico en esta vista dorsal. La primera línea hiperecogénica es la superficie corneal (1). El estroma (2) es
el centro anecogénico y la segunda capa hiperecogénica (3) es el endotelio (membrana de Descemet). El limbo (4) es la transición
entre la córnea y la esclerótica. La cámara anterior (CA) está delimitada por la córnea y el iris (Ir). La cámara posterior (CP) se sitúa
entre el iris y el cuerpo ciliar (Ci) y el cristalino (C). El cuerpo vítreo (CV) está delimitado por el cristalino, el cuerpo ciliar y la
retina (R). La cámara anterior, la cámara posterior, el cuerpo vítreo y el contenido interno del cristalino son anecogénicos. Las
superficies anterior y posterior del cristalino (cápsula) son hiperecogénicas. La pared posterior del globo ocular (PG) está formada
por la combinación de tres capas (esclerótica, coroides y retina) que no se pueden diferenciar en un ojo sano. Imágenes cortesía del
Animal Health Trust.
BULLA TIMPÁNICA
La bulla timpánica (BT) felina está dividida en dos compartimentos por un septo óseo delgado, uno
más grande (ventrocaudomedial) y otro más pequeño (dorsorrostrolateral). En bullas timpánicas sanas, los
cortes sagitales y transversales permiten visualizar, de ventral a dorsal, la piel, los músculos y la fascia
subcutánea. En el eje longitudinal, el músculo digástrico se ve como una estructura oblicua y ecogénica
localizada entre la fascia y la pared ventral de la BT. Caudalmente a la BT y al músculo digástrico se sitúa la
glándula salival mandibular, que tiene forma triangular y es hipoecogénica. Tanto en cortes sagitales como en
transversales, la pared ventral de la BT aparece como una interface hiperecogénicas convexa, con sombra
acústica y artefactos de reverberación que oscurecen estructuras más profundas, incluido el septo óseo (King
et al., 2007) (fig. 10).
LENGUA
La apariencia ecográfica de la lengua felina es similar a la de los perros (Solano et al., 1996) y se
corresponde con una estructura homogénea y finamente ecogénica (fig. 11). La exploración del tercio rostral
de la lengua mediante un abordaje submentoniano es complicado debido a que el espacio intermandibular es
muy estrecho. Dorsalmente al cuerpo de la lengua se observa una superficie lineal muy ecogénica que
corresponde a la interface acústica entre el paladar duro, el parénquima de la lengua y el gas de la orofaringe.
Caudalmente a la base de la lengua se puede identificar la sombra acústica proyectada por el hueso
basihiodes. Caudalmente a este, la sombra acústica generada por el gas en la faringe oscurece la visualización
de las tonsilas y de la pared dorsal de la laringofaringe. Se puede utilizar la sombra acústica que generan las
mandíbulas en plano transversal como referencia anatómica para localizar la lengua, justo en el medio de
ambas. Las arterias linguales, situadas en el tercio ventral de la lengua, se ven como dos estructuras tubulares
hipoecogénicas con paredes ecogénicas (Solano et al., 1996).
Figura 10. (a) Imagen sagital de una bulla timpánica (BT) llena de aire. La pared ventral de la BT se ve como una estructura
hiperecogénica convexa con sombra acústica y reverberación que dificultan la visualización del septo óseo. Imagen cortesía de la
Dra. Alison King. (b) Imagen transversal de la bulla timpánica derecha de un gato adulto sano (flecha blanca). El meato acústico
externo (flecha azul) se ve lateral a la bulla
LARINGE, TRÁQUEA Y ESÓFAGO
Para examinar la laringe se recomienda emplear planos transversales en vez de sagitales (Bray et al.,
1998). Primero, se identifica el aspecto caudal de la lengua cranealmente. Después, moviendo la sonda en
dirección caudal hacia la faringe, se observa la porción craneal de la epiglotis como una estructura
hiperecogénica rodeada del gas de la orofaringe. Más caudalmente, la porción ventral de los cartílagos
tiroideos aparece como una V invertida hiperecogénica (fig. 12). Los músculos extrínsecos situados en el
aspecto ventral de la laringe se ven como un par de sombras hipoecogénicas simétricas que cubren el aspecto
ventrolateral de los cartílagos tiroideos. La presencia de gas intraluminal limita el examen de las estructuras
dorsales de la laringe (Bray et al., 1998).
Al respirar, es posible observar el movimiento normal de los procesos cuneiformes de los cartílagos
aritenoides. Durante la inspiración, los cartílagos aritenoides se abducen y en consecuencia se observa el
ensanchamiento de la rima glottidis. Durante la espiración sucede lo contrario: aducción de los cartílagos y
estrechamiento de la rima glottidis. En condiciones normales no se debe observar la desviación de la columna
de aire durante el ciclo respiratorio (vídeo 1). En los gatos no es tan fácil identificar las cuerdas vocales, a
diferencia de lo que sucede en los perros (Rudorf y Barr, 2002).
La tráquea se puede explorar tanto con planos sagitales como transversales. En el corte transversal
se observa un borde ventral convexo hiperecogénico bien definido, con artefactos de reverberación y con una
sombra acústica extendiéndose dorsalmente. En el plano sagital se observan ecos hipoecogénicos separados a
intervalos regulares, que corresponden a los cartílagos traqueales, separados por finas áreas hipoecogénicas
(fig. 13). Dorsalmente, la presencia de artefactos de reverberación y de sombra acústica oscurece la
visualización de la luz de la tráquea. En el corte transversal, el esófago aparece como una estructura poco
definida con una región central hiperecogénica en forma de estrella por la presencia de gas y mucosidad en la
luz esofágica (fig. 14).
Durante la inspiración, los cartílagos aritenoideos se abducen, produciendo ensanchamiento de la
rima glottidis. Durante la espiración, los cartílagos se aducen, produciendo estrechamiento de la rima
glottidis. En los pacientes normales no se debe observar desplazamiento lateral de la columna de aire en la
laringe durante la respiración.
Figura 11. Imágenes de la lengua de un gato adulto sano en corte transversal. (a) Modo B. (b) Doppler color. La lengua se localiza entre las
mandíbulas (flechas), fácilmente reconocibles debido a la sombra acústica que proyectan distalmente. La lengua presenta un parénquima
homogéneo.
Figura 12. Imagen transversal de la laringe. Los cartílagos tiroideos se observan como una estructura
hiperecogénica con forma de V invertida (flechas). Los procesos cuneiformes de los cartílagos
aritenoides se ven en la parte dorsal del campo de visión (asteriscos
Figura 13. (a) Imagen longitudinal de la porción media ventral del cuello. La tráquea se identifica fácilmente gracias a la presencia de
gas en la luz, que causa artefactos de reverberación y sombra acústica. Los cartílagos traqueales (flechas) se observan como regiones
hipoecogénicas regulares con sombras acústicas distales y separadas por tejido un poco más ecogénico. (b) Imagen transversal del
cuello en el que se ve la tráquea en un plano transversal (flecha). La pared ventral es curva e hiperecogénica. La luz traqueal no se
define con claridad debido a la presencia de artefactos.
Figura 14. (a) Imagen longitudinal del esófago cervical (entre cursores). Caudalmente a la laringe, el esófago se sitúa dorsalmente a la
tráquea para, posteriormente, cambiar de posición y situarse en su lado izquierdo conforme esta se aproxima a la entrada del tórax. La luz
esofágica se ve como una banda hiperecogénica discontinua en el centro del esófago (debido a que el contenido luminal es mucoso y
gaseoso). Las capas musculares aparecen a cada lado de la luz (ventral y dorsal) y se visualizan como capas hipoecogénicas homogéneas
(asteriscos) rodeadas por la adventicia (línea exterior hiperecogénica fina). (b) Plano transversal del cuello. El esófago (entre cursores) se
observa en el lado izquierdo de la tráquea, en posición medial a la glándula tiroides izquierda (flecha azul) y a la arteria carótida común
izquierda (flecha blanca
NÓDULOS LINFÁTICOS (NL) DE LA CABEZA Y EL CUELLO
Los nódulos linfáticos regionales (parotídeos, mandibulares, retrofaríngeos, cervicales superficiales y
profundos) se deben explorar completamente en los planos transversal y sagital. Para cada NL debe evaluarse
el tamaño (incluido la ratio entre longitud y anchura), la forma, el contorno, la ecogenicidad y la
homogeneidad del parénquima (en comparación con los tejidos que lo rodean). También debe comprobarse la
presencia de un hilio bien definido (banda hiperecogénica localizada en el interior del parénquima) (fig. 15).
Las dimensiones medias (longitud × altura rostral × anchura rostral) de los nódulos retrofaríngeos
mediales (NLRM) son 20,7 × 12,4 × 3,7 mm. En los gatos, las dimensiones máximas aproximadas de los
NLRM son 32 × 20 × 7 mm (fig. 16). La media de la ratio entre la longitud en corte transversal y longitudinal
es de 0,18 (porción rostral), 0,16 (porción media) y 0,13 (porción caudal). Ambos NL (derecho e izquierdo)
deben ser simétricos y tener un tamaño similar.
No existen diferencias significativas en el volumen de los NLRM entre machos y hembras, pero sí
existen diferencias debidas a la edad, siendo más grandes en gatos jóvenes que en gatos viejos.
Figura 15. Imágenes de uno de los nódulos linfáticos mandibulares izquierdos (entre cursores) de un gato joven sano. (a) Vista sagital.
(b) Vista transversal. El NL es homogéneamente hiperecogénicas respecto a los músculos y está rodeado por un fino halo de grasa
hiperecogénica.
Figura 16. Imágenes del NL retrofaríngeo medial derecho (entre cursores) de un gato adulto joven. (a) Vista sagital. (b) Vista
transversal.
En los gatos sanos, la apariencia del parénquima de los NL puede ser de leve a moderadamente
heterogénea y, en la mayoría de pacientes (95 %), puede observarse un hilio. En condiciones normales puede
verse una banda hiperecogénica delgada que separa el parénquima del NL del tejido perinodal que lo rodea.
Los bordes de esta banda hiperecogénica, que representa una pequeña cantidad de grasa rodeando el NL,
pueden tener una forma levemente irregular (Nemanic y Nelson, 2012). Según nuestro conocimiento actual,
no existen descripciones adicionales de la apariencia ecográfica normal de otros NL de la cabeza y el cuello
en gatos.
GLÁNDULAS TIROIDES Y PARATIROIDES
Una vez se identifica la glándula tiroides en el plano sagital, la sonda se rota 90° para obtener un plano
transversal (Wisner et al., 1994). Las medidas lineales (longitud L, altura A, anchura An) pueden obtenerse
para cada lóbulo para, a continuación, estimar el volumen tiroideo usando la fórmula siguiente: π × L × A ×
An/6. El volumen tiroideo total se calcula sumando el volumen de cada lóbulo. Es importante evaluar los
márgenes, ecogenicidad y características del parénquima de cada glándula. La tabla 2 muestra los valores de
referencia normales para las medidas lineales y las estimaciones del volumen de la glándula tiroides en
pacientes sanos. Normalmente, las medidas lineales se obtienen en un plano sagital porque en corte
transversal los márgenes de la glándula son difíciles de distinguir del tejido que las rodea.
Tabla 2. Medidas lineales (mm) y volumen estimado (mm3) de las glándulas tiroides en gatos sanos.
Adaptado de Wisner et al., 1994.
En condiciones normales, las glándulas tiroides están formadas por dos lóbulos no conectados entre sí por un
istmo. Son delgadas, fusiformes y moderadamente ecogénicas y homogéneas (fig. 17). Se localizan
adyacentes y mediales a las arterias carótidas comunes, rodeadas por fascia hiperecogénica (Wisner et al.,
1994)
En el gato, existen dos pares de glándulas paratiroides: las glándulas paratiroides externas y las internas, en
función de su localización respecto a las glándulas tiroides. Se consideran internas cuando se localizan dentro
de la cápsula y están embebidas en el parénquima de la glándula tiroides y externas cuando se localizan fuera
del tejido conjuntivo de la cápsula tiroides (Barber, 2004).
Existe cierta controversia sobre la localización de las glándulas paratiroides en el gato. Algunos
autores defienden que las glándulas paratiroides externas se encuentran en el polo craneal de la glándula
tiroides. Otros describen lo contrario. Es frecuente observar la presencia de glándulas paratiroides ectópicas, a
menudo localizadas a cierta distancia de la glándula tiroides, pero generalmente en una localización
paratraqueal (Barber, 2004). Las glándulas paratiroides son estructuras de hipo a anecogénicas, con un
diámetro inferior a 2 mm (fig. 18).
Figura 17. (a) Plano sagital de una glándula tiroides izquierda normal (entre flechas). Las glándulas tiroides
son delgadas, fusiformes, moderadamente ecogénicas y están rodeadas por una fascia hiperecogénica delgada.
(b) Imagen transversal de la misma glándula (flechas rojas). Se localiza lateral al esófago (flecha azul) y a la
tráquea (flechas blancas), y dorsomedial a la arteria carótida común derecha.
Figura 18. Misma imagen que en la fig. 17, donde se observa la localización de una de las glándulas
paratiroides izquierdas en la porción ventral de la glándula tiroides izquierda (flechas).
ECOGRAFÍA DE PATOLOGÍAS DE LA CABEZA Y DEL CUELLO
ENCÉFALO
En la figura 19 se muestran algunos ejemplos de lesiones del sistema nervioso central diagnosticadas
mediante ecografía.
Figura 19. Lesiones del sistema nervioso central. Imágenes cortesía de la Dra. Cibele Carvalho. (a) Imagen
ecográfica de los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho (plano dorsal) de un gato Siamés de 10 años en
la que se muestra la presencia de una lesión hiperecogénica (entre cursores), con diagnóstico definitivo de
meningioma. (b) Lesión hiperecogénica focal (entre cursores) en el tronco del encéfalo de un gato Siamés de
12 años con efecto masa en el tentorium cerebelli. El diagnóstico definitivo fue un linfoma. (c) Lesión focal
hiperecogénica (entre cursores) sin efecto masa localizada en la corteza temporal del hemisferio cerebral
izquierdo de un gato Maine Coon de 8 años. El diagnóstico definitivo fue una lesión isquémica. (d) Imagen
ecográfica de un gato de 8 años empleando una ventana suboccipital en la que se demuestra hipoplasia
cerebelar. (e) Imagen transversal del encéfalo de un gato joven a través de una fontanela abierta en la que se
observa ventrículomegalia. (f) Lesión hiperecogénica focal (entre cursores) localizada en el hemisferio
cerebral izquierdo (LCH) de un gato de 14 años, mediante un abordaje temporal con plano dorsal. El
diagnóstico definitivo fue un glioma.
GLOBO OCULAR Y ÓRBITA
La ecografía ocular es útil para explorar las estructuras intraoculares cuando el examen oftalmológico directo
está limitado por opacidad en el medio (debido a edema corneal, hipema, hipopion, cataratas, etc.). El
objetivo es evaluar la presencia de masas intraoculares, y la órbita y el globo ocular en caso de traumatismo
(González et al., 2001). Existen múltiples descripciones sobre ecografía ocular en pequeños animales. Para
profundizar más en este tema se recomienda consultar la bibliografía disponible.
Las patologías de la cámara anterior y la úvea anterior son frecuentes en pequeños animales. Pueden deberse a
un traumatismo, anomalías congénitas, inflamación, neoplasia, así como a enfermedades inmunomediadas y
degenerativas. Los traumatismos oculares pueden ser secundarios a cuerpos extraños, que pueden quedar
embebidos en la córnea o localizarse en la cámara anterior, o bien penetrar el globo ocular y alojarse en la
parte posterior de la órbita (fig. 20). Los procesos inflamatorios que afectan a la úvea anterior en gatos suelen
deberse a enfermedades sistémicas, por lo que es necesario realizar pruebas diagnósticas adicionales para
establecer un diagnóstico definitivo (Gelatt, 2011) (fig. 21).
Los tumores intraoculares primarios son relativamente poco frecuentes en los gatos. Los más comunes son los
tumores melanocíticos, que se desarrollan en la úvea anterior; el más frecuente de todos es el melanoma
difuso del iris. En el 30–50 % de los pacientes afectados se observan metástasis (Semin et al., 2011). Entre los
tumores metastásicos descritos en el globo ocular del gato se encuentran el linfoma, el carcinoma de células
escamosas (CCE), el adenocarcinoma y el hemangiosarcoma, entre otros.
Figura 20. Imagen en modo bidimensional del globo ocular (corte oblicuo) de un gato joven con un absceso
retrobulbar. (a) Se observa un tejido heterogéneo, hiperecogénico respecto al cuerpo vítreo en el espacio
retroorbitario. 1: iris; 2: globo ocular; 3: absceso en el espacio retrobulbar. (b) El abordaje temporal permite
observar un material hiperecogénico heterogéneo en el espacio retrobulbar, que se corresponde con un
absceso retrobulbar
Figura 21. Imagen bidimensional del globo ocular
de un gato adulto con panuveítis (corte oblicuo).
Se observa un desprendimiento parcial de retina.
La retina está engrosada y no es posible
descartar la presencia de hemorragia retiniana. El
diagnóstico final definitivo fue un linfoma. 1:
córnea; 2: cápsula anterior del cristalino e iris; 3:
cápsula posterior del cristalino; 4: retina
engrosada, parcialmente desprendida y con una
posible hemorragia; 5: el ángulo visual del ojo
está parcialmente rotado. Imagen cortesía del
Servicio de Oftalmología de la Fundació Hospital
Clínic Veterinari.
El glaucoma felino generalmente es secundario a una uveítis anterior o a una neoplasia. El glaucoma
primario también ocurre, pero es menos frecuente.
Las cataratas primarias son poco frecuentes en gatos jóvenes. El tipo más frecuente de catarata felina
es el secundario, asociada a la inflamación de la úvea anterior, que suele deberse a enfermedades sistémicas
(Gelatt, 2011) (fig. 22).
La luxación de cristalino también es poco común en el gato y suele deberse a un proceso de uveítis
crónica o en casos de glaucoma. Además, en el gato, la rotura de la cápsula del cristalino se ha asociado al
desarrollo posterior de neoplasia intraocular maligna.
En la ecografía con modo bidimensional, un desprendimiento completo de retina aparece como una
estructura en forma de V, con ecogenicidad marcada, grosor homogéneo y movilidad restringida cuando el
globo ocular se mueve. Cuando existe un desprendimiento parcial, se observan estructuras ecogénicas
convexas separadas de la pared posterior por una zona sin ecos (fig. 23). Las membranas vítreas generalmente
no están unidas a la papila óptica o a la ora serrata, y suelen ser menos ecogénicas, con un grosor más
irregular y mayor movilidad que el desprendimiento de retina (González et al., 2001). La ecografía con
contraste es útil para diferenciar entre ambas patologías, ya que demuestra la presencia de flujo vascular
normal en la retina desprendida y la falta de vascularización en las membranas vítreas (Labruyere et al.,
2011).
Figura 22. (a) Corte dorsal del ojo derecho de un gato Siamés adulto con una catarata cortical que afecta a la cápsula
anterior y posterior del cristalino. Se observa un engrosamiento difuso e irregular de la cápsula anterior (1) y posterior (2)
del cristalino, así como un aumento de la ecogenicidad de las mismas. La porción central del cristalino (3) sigue siendo
anecogénica. No se observan signos de desprendimiento de retina en el cuerpo vítreo (4). (b) Catarata en el ojo derecho de
un gato común europeo de 12 años. Se observa un engrosamiento del cristalino y un aumento marcado de la ecogenicidad
del mismo. 1: córnea; 2: cámara anterior; 3: cristalino; 4: cuerpo vítreo.
Figura 23. Imagen bidimensional en plano
oblicuo del globo ocular de un gato con un
perdigón alojado dentro del ojo, en el que se
observa una hemorragia intraocular y un
desprendimiento de retina. 1: hemorragia
intraocular; 2: desprendimiento de retina; 3:
córnea; 4: cámara anterior. Imagen cortesía
del Servicio de Oftalmología de la Fundació
Hospital Clínic Veterinari.
BULLA TIMPÁNICA
En el gato las patologías del oído medio se deben a la presencia de pólipos inflamatorios, neoplasias,
extensión de una otitis externa al oído medio y obstrucción o disfunción del tubo auditivo secundaria a
enfermedad nasal o de vías respiratorias altas (Shanaman et al., 2012).
Los cambios patológicos que se han descrito en pacientes con otitis media incluyen la presencia de líquido
inflamatorio en el interior de la bulla timpánica (BT) e inflamación crónica que puede producir
osteoproliferación y engrosamiento de su pared.
En el estudio experimental publicado por King et al. (2007), la presencia de gelatina en el compartimento
ventral de la BT permite que parte del haz de ultrasonidos penetre a través de la pared de la bulla timpánica y
llegue hasta la luz. Esta gelatina se observa como una región anecogénica que permite visualizar el septo óseo
como una estructura convexa e hiperecogénica (fig. 24). Sin embargo, el haz de ultrasonidos no puede
alcanzar el compartimento dorsal. En este estudio comparativo, la tomografía computarizada (TC) fue la
técnica más precisa para diagnosticar la presencia de líquido en el interior de la BT, mientras que la ecografía
obtuvo mejores resultados en este proceso que las radiografías convencionales (King et al., 2007).
Se debe recordar y tener presente que la presencia de líquido u otro tipo de material en el interior de la BT en
gatos puede deberse a numerosos procesos, no solamente a una otitis media. En un estudio en el que se
evaluaba la presencia de enfermedad clínica y subclínica en el oído medio, se realizó una TC del cráneo a
varios gatos y se vio que la prevalencia de enfermedad subclínica era del 11 % (Shanaman et al., 2012). Por
consiguiente, estos hallazgos deben ser interpretados en función de la historia clínica del paciente, de la
exploración física y del resultado de otras pruebas diagnósticas.
Figura 24. Imagen sagital de la bulla
timpánica (BT) izquierda de un gato con
otitis media. El margen ventral de la BT es
curvo e hiperecogénico (flechas blancas). La
presencia de líquido en el compartimento
ventral de la BT (asterisco) permite que
parte del haz de ultrasonidos penetre a
través de la pared de la bulla y se propague
en la luz. El septo óseo se observa
dorsalmente como una superficie convexa
hiperecogénica (flecha azul).
LENGUA
Solano et al. (1996) describieron la utilidad del examen ecográfico en la evaluación de
masas linguales y sublinguales en los gatos. En un caso de carcinoma de células escamosas (CCE),
este se describió como una masa hipoecogénica poco definida que envolvía el frenillo y la base de
la lengua. En otro caso, este mismo tipo de tumor se observó como una masa hiperecogénica
ovalada poco definida localizada en el tercio caudal de la lengua. En un tercer caso, otro CCE se
observó como una masa sublingual grande, bien definida, con ecotextura compleja, que se extendía
por los dos tercios caudales de la lengua. En este caso, el parénquima normal había sido
reemplazado por una lesión heterogénea, difusa e hiperecogénica.
La ecografía también se ha empleado en otras especies animales para el diagnóstico de
cuerpos extraños alojados en la lengua. Sin embargo, no se han encontrado artículos que describan
este uso en gatos.
LARINGE
Las masas laríngeas pueden estrechar la luz de la laringe y desplazar unilateralmente la
sombra acústica proyectada por el gas intraluminal o provocar una distorsión completa de la
anatomía laríngea normal (fig. 25). En algunos casos, puede dar la sensación de que las masas
comprimen la luz de la laringe desde el exterior. Se recomienda realizar aspiraciones con aguja fina
de estas masas para obtener un diagnóstico definitivo. Los tipos más comunes de tumores laríngeos
en el gato son el linfoma, el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma (Carlisle et al.,
1991; Jakubiak et al., 2005).
Figura 25. Imágenes transversales a la altura de la laringe (a) y de la porción craneal de la tráquea (b). (a) Se observa un tejido
hipoecogénico que infiltra la pared de la laringe (flechas) y que causa un colapso casi completo de la luz (asterisco). (b) Se observa una
masa hipoecogénica que rodea los cartílagos traqueales (flechas), invadiendo la tráquea y causando un estrechamiento grave de su luz.
El diagnóstico definitivo fue un linfoma.
Otras posibles lesiones son pólipos laríngeos, granulomas, abscesos, quistes o hematomas
(fig. 26). Los quistes laríngeos se observan como masas anecogénicas ovaladas o redondeadas a
nivel de la laringe. Pueden desplazar la columna de aire en la rima glottidis. En estos casos, también
puede realizarse una aspiración con aguja fina para obtener un diagnóstico definitivo. En casos de
parálisis laríngea se observa la falta del movimiento normal de abducciónaducción durante la
respiración de uno o ambos cartílagos aritenoides. En estos pacientes, la rima glottidis se ve más
estrecha de lo normal durante la inspiración (Rudorf y Barr, 2002).
NÓDULOS LINFÁTICOS
Ciertos procesos reactivos, inflamatorios (de origen infeccioso o no infeccioso) y
proliferativos pueden producir una linfadenopatía regional o diseminada (fig. 27). En el gato, se
puede observar linfadenomegalia como resultado de infecciones víricas tales como
inmunodeficiencia felina (FIV), leucemia felina (FeLV) o peritonitis infecciosa felina (PIF). El
linfoma es la causa neoplásica más frecuente de linfadenopatía en el gato. También se ha descrito la
presencia de asimetría en los nódulos linfáticos retrofaríngeos mediales en gatos con rinitis fúngica
o carcinoma de células escamosas (Karnik et al., 2014; Soltero-Rivera et al., 2014).
Los nódulos linfáticos (NL) anormales suelen aumentar de tamaño y tener una forma más
redondeada. Pueden tener un patrón ecográfico alterado, con presencia de un parénquima más
hipoecogénico de lo normal. En algunos casos se puede observar una sombra acústica distal si los
NL contienen focos de mineralización o presencia de focos internos hipo o anecogénicos debidos a
necrosis o formación quística.
Una causa poco frecuente de linfadenopatía cervical es la presencia de vascularización
plexiforme en los NL, que parece ser secundaria a procesos isquémicos (Welsh et al., 1999).
Figura 26. Pólipo laríngeo. Imagen sagital
obtenida en la porción craneal del esófago
cervical. Se observa una masa ovalada
heterogénea en la luz del esófago (entre cursores).
La pared del esófago es visible rodeando la masa.
Caudalmente a la masa se observa una pequeña
cantidad de gas con sombra acústica distal. En la
exploración de la laringe se observó una masa
pedunculada de origen laríngeo que había sido
parcialmente deglutida.
GLÁNDULAS TIROIDES Y PARATIROIDES
El hipertiroidismo felino suele deberse a una hiperplasia tiroidea adenomatosa funcional o a
un adenoma hiperfuncional. En el 70 % de los casos, el hipertiroidismo felino es bilateral (Barberet
et al., 2010).
En gatos con hipertiroidismo, las glándulas tiroides son generalmente más grandes de lo
normal, más redondeadas, heterogéneas, con áreas hipoecogénicas o anecogénicas y vascularización
aumentada (fig. 28). Además, el volumen tiroideo es significativamente mayor que en gatos sanos.
En algunos casos, cuando la enfermedad es unilateral, la glándula contralateral puede estar
atrofiada, siendo difícil localizarla mediante ecografía.
Después del tratamiento con 131I, el tamaño de la glándula disminuye aproximadamente un
75% y se vuelve menos redondeada y heterogénea, y con menor vascularización (Barberet et al.,
2010). Las glándulas paratiroides patológicas (hiperplásicas, neoplásicas) también se pueden
explorar con ecografía. Se ha descrito que la presencia de glándulas paratiroides de más de 4 mm en
gatos es altamente sugestiva de adenoma o carcinoma de paratiroides (Sueda y Stefanacci, 2014).
Sin embargo, otros autores no coinciden en esto (Barber, 2004).
Diferenciar entre lesiones hiperplásicas y neoplásicas basándose en el tamaño de las
glándulas paratiroides es difícil porque en casos de hiperplasia se puede observar un aumento
marcado y asimétrico del tamaño de la glándula y, además la presencia de lesiones neoplásicas
múltiples no es infrecuente. El hiperparatiroidismo primario felino es relativamente poco frecuente.
Se observa generalmente en pacientes de edad avanzada y sus signos son inespecíficos. En estos
pacientes, la secreción autónoma excesiva de hormona paratiroidea (PTH) causa un cuadro de
hipercalcemia.
En el gato, se ha descrito la presencia simultánea de hipertiroidismo e hiperparatiroidismo.
Figura 27. Imagen del nódulo linfático retrofaríngeo medial derecho (flecha) moderadamente engrosado de un gato con carcinoma de células
escamosas en la base de la lengua. (a) Vista sagital. (b) Vista transversal. (c) Vista sagital del mismo paciente que la figura 26 en la que se
observa un engrosamiento marcado del nódulo linfático retrofaríngeo medial izquierdo (entre cursores), al lado del pólipo laríngeo (lado
izquierdo de la imagen).
Figura 28. Imágenes sagital (a) y transversal (b) de la glándula tiroides derecha de un gato con hipertiroidismo. La glándula tiroides está
muy aumentada de tamaño, tiene forma redondeada y un parénquima homogéneo con pequeños focos hipoecogénicos internos. El
diagnóstico final fue un adenoma tiroideo. Imágenes sagital (c) y transversal (d) de la glándula tiroides izquierda del mismo gato. Se
observa el engrosamiento moderado de la glándula. Una de las glándulas paratiroides puede verse en el polo craneal de la tiroides
(flecha). El diagnóstico definitivo fue una hiperplasia tiroidea.
El hipoparatiroidismo primario también es poco frecuente en pacientes felinos. Suele
observarse en pacientes jóvenes que tienen un cuadro neurológico intermitente o que presentan
signos neuromusculares.
MISCELÁNEA
Existen otras lesiones cervicales que se pueden observar en los pacientes felinos, tales como
masas (neoplásicas, hematomas, abscesos asociados o no a la presencia de un cuerpo extraño,
quistes). La apariencia ecográfica de estas lesiones es similar a la descrita en perros (Zwingenberger
y Wisner, 2008). En el diagnóstico diferencial de cualquier lesión cervical quística debe incluirse
(Hofmeister et al., 2001):
 Quistes (tiroideos, en el conducto tirogloso, quistes paratiroideos).
 Neoplasia quística (adenoma o adenocarcinoma tiroideo, adenoma o adenocarcinoma de
paratiroides y carcinoma de células escamosas).
 Mucocele salival.
La ecocardiografía o ecografía cardiaca es probablemente la herramienta diagnóstica más
importante en cardiología felina. Aunque no debe menospreciarse la importancia de la anamnesis y
la exploración física, los pacientes cardiacos felinos pueden, en ocasiones, mostrar alteraciones
físicas muy sutiles (ritmos de galope, arritmia, pulsación yugular, sonidos cardiacos disminuidos) y
los signos clínicos pueden ser inespecíficos (hiporexia, depresión, taquipnea). Además, pueden
encontrarse pacientes con soplos fisiológicos no asociados a patología cardiaca, y pacientes con
cardiomiopatía que no presentan ningún soplo (Côté et al., 2004; Paige et al., 2009; Wagner et al.,
2010). Finalmente, también se encuentran pacientes felinos cardiópatas que permanecen
asintomáticos durante largos periodos (Ferasin, 2003). Es importante recordar que la información
obtenida mediante ecocardiografía debe complementarse con radiografías de tórax, ya que la
ecocardiografía no proporciona ninguna información sobre los patrones pulmonares o sobre la
vascularización del pulmón.
Algunas de las indicaciones más comunes para el examen ecocardiográfico se recogen en la
siguiente lista:
 Ritmo de galope.
 Soplo. n Arritmia.
 Taquipnea/disnea.
 Cardiomegalia/derrame pleural (observada en radiografía torácica).
 Distensión/pulsación yugular.
 Cianosis inducida por el ejercicio.
 Colapso/intolerancia al ejercicio.
 Sospecha de tromboembolismo.
 Enfermedades sistémicas como hipertiroidismo, hipertensión, acromegalia.
TÉCNICA ECOCARDIOGRÁFICA
El corazón en la especie felina está rodeado por los pulmones, grasa y huesos y es una estructura de
reducido tamaño que late deprisa. Por lo tanto, para obtener imágenes de alta resolución, se requiere
el empleo de sondas con superficie de contacto pequeña (como una sonda en fase o sonda phased
array), de alta frecuencia (7,5–10 MHz) y sistemas capaces de proporcionar velocidad de cuadro
altas.
Para realizar un examen ecocardiográfico completo deben incluirse las modalidades 2D, modo M y
Doppler espectral. El estudio con Doppler tisular (TDI, del inglés Tissue Doppler Imaging) puede
utilizarse para complementar el análisis de la función diastólica y sistólica. El electrocardiograma
debe registrarse simultáneamente durante el examen, ya que se utilizará para diferenciar las
diferentes fases de la contracción cardiaca (sístole, diástole).
Para realizar una ecocardiografía es necesaria una mesa modificada con un corte en uno de los
lados (fig. 1). Se recomienda llevar a cabo el examen en una sala silenciosa, con luz tenue y lo
suficientemente espaciosa para que quepan la mesa, la máquina de ecografía (ecógrafo), dos
ayudantes y el veterinario que realiza la ecografía.
El paciente suele colocarse en decúbito lateral, accediendo al corazón por la parte dependiente del
tórax, a través del agujero de la mesa. Sin embargo, en pacientes disneicos, se puede acceder al
corazón con el paciente en decúbito esternal, proporcionándole al mismo tiempo suplementación
con oxígeno. Se recomienda rasurar la zona que se va a examinar, idealmente con rasuradoras
pequeñas y silenciosas, y aplicar el gel de ecografía antes de colocar al paciente en decúbito lateral
para minimizar el estrés. La mayoría de pacientes felinos toleran los electrodos adhesivos de
medicina humana en los cojinetes metacarpianos y metatarsianos para realizar un
electrocardiograma (ECG), fijados mediante esparadrapo de papel (fig. 2).
Figura 1. Mesas para el examen ecocardiográfico. (a) Sobremesa con un corte triangular en forma de triángulo
que se fija encima de una mesa eléctrica, de altura ajustable, con la ayuda de dos cuerdas. (b) Mesa con dos
cortes semicirculares para diferentes tamaños de paciente. Para acolchar la mesa, se utiliza una cama con el
mismo corte triangular en el lado.
Figura 2. (a) Rasuradora pequeña y silenciosa
para la preparación del paciente antes de la
ecocardiografía. (b) Gatito que está siendo
preparado para el examen ecocardiográfico.
(c) Colocación de electrodos adhesivos fijados
con esparadrapo de papel para el ECG. (d)
Posición del paciente, una vez preparado para el
examen ecocardiográfico.
De manera general, se prefiere evitar la sedación, pero cuando esta es necesaria puede utilizarse una
combinación de acepromacina (0,02 mg/kg) con un opioide (butorfanol 0,3–0,4 mg/kg) sin que
afecte de forma significativa a los resultados (Ward et al., 2012). No obstante, cabe resaltar que el
grado de sedación con esta combinación es variable. Para obtener un nivel de sedación mayor
pueden utilizarse combinaciones como ketamina/midazolam o dexmedetomidina/midazolam, si
bien los efectos cardiovasculares de estas combinaciones son más marcados y pueden afectar
negativamente a los resultados del examen (p. ej. la ketamina induce taquicardia; la
dexmedetomidina disminuye la frecuencia cardiaca y puede por tanto anular los soplos dinámicos).
En Thomas et al. (1993) se describe el protocolo básico para el examen ecocardiográfico en perros
y gatos. La recomendación es producir imágenes cardiacas 2D con el aspecto craneal del corazón a
la derecha de la pantalla y con el campo cercano en el lado superior (fig. 3). La marca-índice puede
aparecer en el lado derecho o izquierdo de la pantalla, en función de la preferencia individual (la
autora coloca la marca en el lado izquierdo de la pantalla, con el dedo pulgar en la marca de la
sonda).
Las vistas que deberían incluirse para realizar en un examen ecocardiográfico completo son las
siguientes (fig. 3):
 Vista paraesternal derecha, eje largo.
 Vista paraesternal derecha, tracto de salida del ventrículo izquierdo.
 Vista paraesternal derecha, eje corto (base cardiaca, cuerdas tendinosas, músculos
papilares).
 Vista paraesternal izquierda de cuatro cámaras.
 Vista paraesternal izquierda de cinco cámaras.
 Vista craneal izquierda (aorta, arteria pulmonar, apéndice auricular izquierdo, cámaras
cardiacas derechas).
En los pacientes caninos, la vista subcostal para la obtención de la velocidad aórtica se realiza de
manera rutinaria pero, en la especie felina, no suele hacerse. La mayoría del estudio cardiaco
estructural se lleva a cabo con las imágenes 2D obtenidas en las vistas paraesternales derechas,
mientras que el estudio de la función diastólica mediante el uso del Doppler espectral se obtiene de
las vistas paraesternales izquierdas.
El técnico debe seguir un sistema metódico, que le permita detectar la presencia de cualquier
alteración potencial, ya sea congénita o adquirida. Este texto describe el método utilizado por la
autora, y puede diferir de otros métodos seguidos por otros veterinarios (tabla 1).
Algunos pacientes felinos no toleran una exploración ecocardiográfica completa. En estos casos, un
estudio abreviado puede llevarse a cabo utilizando vistas paraesternales derechas. Del mismo modo,
la siguiente información básica puede obtenerse en decúbito esternal en pacientes disneicos o en
situación de urgencia (mientras se administra oxígeno):
 ¿Existe derrame pleural?
 ¿El atrio izquierdo presenta un tamaño normal?
Para medir el tamaño del atrio izquierdo puede utilizarse el diámetro del AI de la vista paraesternal
derecha de eje largo (referencia).
En el caso de detectar un derrame pleural significativo, el examen ecocardiográfico debe
interrumpirse para realizar una toracocentesis, con el fin de estabilizar al paciente. En caso de
encontrar un derrame pleural con presencia de un AI no dilatado, deberá sospecharse de derrame de
origen no cardiaco (fig. 4).
Figura 3. Vistas estándar en modo 2D
para realizar una ecocardiografía en
gatos. Las vistas paraesternales
derechas incluyen: (a) eje largo,
(b) tracto de salida del ventrículo
derecho, (c) eje corto a nivel aórtico,
(d) cuerdas tendinosas y (e) músculos
papilares. Las vistas paraesternales
izquierdas incluyen: (f) cuatro
cámaras, (g) cinco cámaras y (h) vista
craneal a nivel de aorta, arteria
pulmonar, cámaras cardiacas derechas
y apéndice auricular izquierdo.
Tabla 1. Orden de obtención de las diferentes vistas y medidas obtenidas en cada una de ellas.
Figura 4. Pacientes felinos con derrame pleural.
(a) y (b) El primer paciente era un gatito que
presentaba un atrio izquierdo de tamaño entre
pequeño y normal, y un derrame de origen no
cardiaco. Mediante toracocentesis, se drenó el
líquido y, posteriormente, se confirmó que se
trataba de un exudado causado por la infección
por el virus de la peritonitis infecciosa felina. (c)
Este segundo paciente era un gato geriátrico con
una cardiomiopatía en fase terminal que se
presentó con signos de tromboembolismo aórtico
y fallo cardiaco congestivo. El atrio izquierdo está
dilatado en la ecografía y el derrame se debió al
fallo cardiaco congestivo.
AI: atrio izquierdo; Ao: aorta; RM: regurgitación mitral; RT: regurgitación tricúspide; IA: insuficiencia aórtica; AP:
arteria pulmonar, IP: insuficiencia pulmonar; DSA: defecto del septo interatrial; DSV: defecto del septo
interventricular; VI: ventrículo izquierdo; VD: ventrículo derecho; IVSd, IVSs: grosor del septo interventricular en
diástole y sístole, respectivamente; LVIDd, LVIDs: diámetro interno del ventrículo izquierdo en diástole y sístole,
respectivamente; LVFWd, LVFWs: grosor de pared libre del ventrículo izquierdo en diástole y sístole,
respectivamente; FA: fracción de acortamiento; SAM: movimiento anterior sistólico de la válvula mitral; EPSS:
separación septal del punto E; TRIV: tiempo de relajación isovolumétrico; PDA: conducto arterioso persistente; DP:
Doppler pulsado; DC: Doppler continuo.
ECOGRAFÍA DEL CORAZÓN SANO.
Tras colocar al paciente en decúbito lateral derecho, se palpa el ápex cardiaco derecho. La sonda
debe sostenerse con la mano derecha, con el dedo pulgar sobre la marca (marca-índice en el lado
izquierdo de la pantalla). Si se trata de un paciente con sobrepeso la grasa subcutánea puede
“empujarse” para mejorar la ventana acústica.
La sonda ecográfica se colocará en el área del ápex cardiaco con el pulgar del lado del técnico (fig.
5) para visualizar el corazón. Mediante movimientos breves (rotación, inclinación) se intentará
obtener una vista de eje largo (fig. 3a, vídeo 1). El diámetro máximo del AI y el grosor de las
paredes del VI deben medirse a diferentes niveles durante la diástole en esta vista (ver fig. 17a).
Para obtener la vista de salida del VI se debe rotar levemente la sonda en el sentido contrario a las
agujas del reloj (fig. 3b). Una rotación de 90 grados respecto a la vista de eje largo permitirá obtener
la vista de eje corto (fig. 3c).
Para obtener las vistas desde la base al ápex cardiaco será necesario hacer un movimiento de
abanico con la sonda. La ratio AI/Ao debe medirse en el eje corto a nivel de la base cardiaca al final
de la sístole (después de la onda T del ECG o en la primera imagen que se visualiza tras el cierre de
la válvula aórtica) y debe ser de < 1,5 (Abbott y MacLean, 2006; fig. 6a). El flujo de las venas
pulmonares (FVP) puede obtenerse en la vista de eje corto con Doppler pulsado. En gatos, la onda
sistólica es de mayor velocidad que la diastólica, mostrando una onda atrial inversa pequeña
(Schober et al., 2003).
Para determinar la velocidad de la arteria pulmonar es necesario emplear el Doppler pulsado (fig.
7), colocando el cursor paralelo al flujo (con el Doppler color como guía) y la muestra tras la
válvula pulmonar (dorsalmente en términos anatómicos). El flujo sanguíneo normal debe mostrar
un flujo laminar (triángulo vacío) con velocidades entre 0,7–1,1 m/s (Chetboul et al., 2006).
Figura 5. Colocación del paciente para la obtención de las vistas paraesternales derechas. (a) El paciente debe estar en
decúbito derecho con el tórax encima del corte de la mesa y las extremidades anteriores ligeramente extendidas. (b)
Aplicación de gel de contacto sobre la zona rasurada, correspondiente al área donde se palpa el choque de la punta del
corazón (ápex cardiaco). (c) Con el dedo pulgar sobre la marca apuntando hacia el veterinario que está haciendo la
ecocardiografía (marca-índice al lado izquierdo de la pantalla), colocar la sonda sobre la zona del choque de la punta
en el tórax para obtener un corte de eje largo.
Figura 6. Cálculo de la ratio atrio izquierdo:aorta (AI/Ao) midiendo la primera imagen diastólica donde se visualiza
el cierre de la válvula aórtica (suele corresponder al final de la onda T en el ECG). El atrio izquierdo se mide de
forma paralela a la comisura entre la cúspide aórtica no coronaria y la coronaria izquierda. El diámetro aórtico se
mide en el mismo eje (método Hansson, mostrado en este ejemplo) o paralelo a la comisura entre la cúspide no
coronaria y la coronaria derecha (método Rishniw). (a) Ratio AI/Ao normal (12 mm/9 mm, ratio 1,3). (b) Paciente
con dilatación marcada del atrio izquierdo (24 mm/9 mm, ratio 2,6).
Figura 7. (a) La vista del eje corto se utiliza para visualizar la
arteria pulmonar. Para optimizar la vista de las válvulas
pulmonares, deslizar la sonda caudoventralmente hacia el
esternón. (b) El Doppler color debe utilizarse para guiar el
posicionamiento de la muestra del cursor para el estudio de
Doppler pulsado donde, si se utiliza el mapa de color BART,
el flujo laminar debe ser azul. (c) Flujo pulmonar normal. (d)
y (e) Algunos pacientes felinos pueden presentar una
obstrucción dinámica del tracto de salida del ventrículo
derecho, que provocará un flujo turbulento y una velocidad
de salida rápida en forma de daga (suele necesitarse el
Doppler continuo en vez del pulsado debido al incremento de
la velocidad de flujo).
Para la obtención del modo M, deberá colocarse el cursor entre los músculos papilares para poder
obtener el grosor de las paredes ventriculares, las dimensiones camerales internas y la fracción de
acortamiento (fig. 8). Se recomienda obtener medidas adicionales del grosor miocárdico en la vista
de eje corto a nivel de los músculos papilares (ver fig. 17b). Los valores de referencia publicados
pueden consultarse en la tabla 2.
Una vez se han evaluado las vistas del lado derecho, deben evaluarse las vistas del lado izquierdo.
Para ello, se coloca al paciente en decúbito lateral izquierdo y se palpa el ápex cardiaco izquierdo.
La sonda debe sostenerse con la mano derecha, con el dedo pulgar sobre la marca (marca-índice en
el lado izquierdo de la pantalla) y colocar la sonda sobre la zona del ápex. Una vez visualizado el
corazón, la sonda debe deslizarse hacia el esternón para obtener una vista de cuatro cámaras que
permita colocar el cursor de forma paralela al flujo sanguíneo (fig. 3f). Para aumentar la velocidad
de cuadro y optimizar la vista para las cámaras cardiacas izquierdas se recomienda reducir la
anchura de la ventana. Con el Doppler color se visualiza el flujo sanguíneo; a continuación, se
coloca el cursor del Doppler pulsado paralelo al flujo, con la muestra a nivel de la punta de las
válvulas mitrales en estado abierto. Los flujos transmitrales normales deben mostrar una onda E de
mayor velocidad que la onda A (fig. 9), con un tiempo de deceleración de la onda E entre 53–79 ms
(Schober et al., 2003).
Tabla 2. Valores de referencia en gatos sanos para la obtención del modo M (Koffas, 2006).
Figura 8. Modo M obtenido a partir una vista paraesternal
derecha de eje corto. Las medidas telediastólicas deben
obtenerse al final de la diástole (primera flecha señalando el
inicio del complejo QRS). Las medidas telesistólicas deben
tomarse al final de la sístole (segunda flecha, final de la
onda T). Para tomar las medidas, debe emplearse la técnica
leading edge-to-leading edge (borde principal a borde
principal). La mayoría de ecógrafos con ecocardiografía
permiten la medida secuencial para el modo M y el cálculo
automático de la fracción de acortamiento
(FA % = LVIDd - LVIDs / LVIDd × 100).
[Escriba una cita del documento o el resumen de un punto
interesante. Puede situar el cuadro de texto en cualquier
lugar del documento. Use la ficha Herramientas de dibujo
para cambiar el formato del cuadro de texto de la cita.]
Se debe investigar la presencia de regurgitación mitral a este nivel con Doppler color. En caso de
encontrarla, mediante Doppler continuo se obtendrá el trazado y la velocidad máxima (5–5,5 m/s,
asumiendo un gradiente de presiones normal entre AI y VI). El FVP también puede obtenerse desde
esta vista, preferiblemente de la vena pulmonar lateral (fig. 10). A continuación, se ensancha la
ventana y se rota la sonda ligeramente en sentido contrario a las agujas del reloj para obtener la
vista de cinco cámaras (ver fig. 3g). Con Doppler color sobre el tracto de salida del VI se visualiza
el flujo sanguíneo (fig. 11). Tras colocar el cursor del Doppler pulsado tras la válvula aórtica
(dorsalmente en términos anatómicos), se obtiene el trazado aórtico, que debe ser laminar (triángulo
vacío) con una velocidad entre 0,9–1,3 m/s (Chetboul et al., 2006). Al mover ligeramente la ventana
del Doppler color se permite la visualización simultánea de los flujos de entrada mitrales y el flujo
de salida del VI (con un mapa de color BART debe observarse una interfase roja y azul, fig. 12).
Con Doppler pulsado, se coloca la muestra a nivel de esta interfase para obtener un trazado que
muestre parte del flujo de entrada mitral y parte del flujo de salida aórtico (también puede utilizarse
Doppler continuo) con el objetivo de medir el tiempo de relajación isovolumétrica, que suele oscilar
entre 54–88 ms (Schober, 2003).
Figura 10. Vista paraesternal izquierda de cinco
cámaras que muestra un estudio Doppler pulsado
del flujo de las venas pulmonares. El mayor
componente es el sistólico (S), que aparece tras la
onda R del ECG, seguido del componente
diastólico (D) de menor tamaño y del flujo atrial
invertido (Ar) que ocurre durante la contracción de
los atrios, tras la onda P del ECG.
Figura 11. (a) Vista paraesternal izquierda de cinco
cámaras donde se aprecia el tracto de salida del
ventrículo izquierdo y la aorta. (b) El Doppler color
debe utilizarse para guiar la colocación de la muestra
para el estudio de Doppler pulsado, donde un flujo
normal aparecerá azul en un mapa de color BART. (c)
El flujo aórtico normal debe mostrar un trazado
triangular “vacío” con un pico de aceleración
temprana.
A continuación, y tras volver a la vista de cuatro cámaras, se optimiza la vista de las cámaras
derechas y se disminuye la anchura de la ventana. Con el Doppler color se visualiza el flujo
sanguíneo y se obtiene el flujo de entrada transtricúspide con el Doppler pulsado (de forma similar a
la obtención del flujo transmitral). El flujo transtricúspide es mucho más variable que el transmitral
(fig. 13), ya que la precarga del ventrículo derecho es más sensible a cambios en las presiones
intratorácicas (p. ej. durante la respiración). Se debe investigar la presencia de regurgitación
tricúspide con Doppler color y se debe obtener el trazado con Doppler continuo para calcular la
velocidad de la regurgitación (normalmente < 2,7 m/s)
Figura 12. Vista paraesternal izquierda de
cinco cámaras con Doppler color donde se
aprecia (a) el flujo de salida aórtico y (b) el
flujo de entrada mitral. (c) La muestra del
Doppler pulsado debe colocarse entre la
zona azul y la roja para obtener el trazado de
“entrada y salida”. (d) El tiempo de
relajación isovolumétrica es el tiempo entre
el final del trazado aórtico y el inicio del
flujo de entrada mitral.
Figura 13. Vista paraesternal izquierda de
cuatro cámaras optimizando las cámaras
cardiacas derechas. El Doppler color se ha
utilizado para guiar la colocación de la
muestra del Doppler pulsado. Un trazado
normal debería mostrar una onda diastólica
E más alta que la A. Es frecuente encontrar
una variación en la amplitud de las ondas A
y E.
Para la obtención de las vistas craneales la sonda debe sujetarse con la marca apuntando hacia la
cola del paciente (marca-índice en el lado izquierdo de la pantalla) y a nivel de la base del corazón
(en una posición más dorsocraneal en comparación con la posición para obtener las vistas apicales).
A partir de esta posición, pivotando la sonda dorsal y ventralmente se visualizará: el eje largo de la
aorta, el eje largo de la arteria pulmonar, vista apical modificada de las cámaras cardiacas derechas
y vista del apéndice auricular izquierdo (fig. 14). Desde esta vista se puede obtener un trazado del
flujo de salida de la arteria pulmonar (Doppler pulsado); se debe mapear con Doppler color para
descartar la presencia de un conducto arterioso persistente, con flujo de izquierda a derecha. La
presencia de regurgitación tricúspide se puede evaluar también con Doppler color sobre la válvula
tricúspide. Finalmente, esta vista también permite determinar la velocidad a través del apéndice
auricular izquierdo. Dicha velocidad debe ser > 0,2 cm/s (Schober y Maerz, 2006).
Figura 14. Vistas paraesternales izquierdas craneales. (a) Tracto de salida del ventrículo izquierdo y la aorta. (b), (c) y (d) Inclinando
la sonda dorsal y ventralmente desde este punto, se visualiza el atrio izquierdo y el apéndice auricular izquierdo, permitiendo estudiar
la velocidad de flujo en el atrio con Doppler pulsado. (e) Tracto de salida del ventrículo derecho y la arteria pulmonar. (f) Estudio con
Doppler color del flujo en la arteria pulmonar.
El estudio de Doppler tisular debe llevarse a cabo desde las vistas izquierdas de cuatro cámaras. El
autor utiliza el Doppler tisular espectral a nivel de la base del septo interventricular y la pared libre
del ventrículo izquierdo. Se debe procurar alinear el cursor de forma paralela a las paredes
ventriculares, disminuir la profundidad y estrechar la ventana. Una vez se ha obtenido una vista 2D
de buena calidad, se debe pulsar la tecla de Doppler tisular y el límite de Nyquist se debe ajustar
para permitir la máxima señal de velocidad sin aliasing (p. ej. 15–20 cm/s). A continuación, debe
colocarse la muestra del cursor sobre el anillo de la válvula mitral, asegurando un volumen pequeño
(1 mm) y debe activarse el Doppler pulsado para obtener el trazado de Doppler tisular espectral (fig.
15). En gatos, lo correcto es que E’ > A’.
Las cardiomiopatías felinas más comunes (hipertrófica y restrictiva) son enfermedades
primariamente diastólicas. Además, la disfunción diastólica temprana es frecuente en pacientes
felinos geriátricos.
Figura 15. Estudio de Doppler tisular
espectral de (a) la base del septo
interventricular y (b) la pared libre del
ventrículo izquierdo. En pacientes normales,
la onda E’ será de mayor amplitud que la
A’.
ESTUDIO DE LA FUNCIÓN DIASTÓLICA
La tabla 3 muestra las características ecocardiográficas de la disfunción diastólica leve, moderada y
avanzada basándose en el flujo transmitral, el flujo de las venas pulmonares, el tiempo de relajación
isovolumétrica y el Doppler tisular (fig. 16).
Tabla 3. Estudio ecocardiográfico de la función diastólica en gatos. Obsérvese que esta información
está extrapolada de cardiología humana (Zile y Brutsaert, 2002).
*E: onda diastólica temprana; A: onda diastólica tardía; DEt: tiempo de deceleración de la onda E;
E’: onda diastólica temprana del Doppler tisular; A’: onda diastólica tardía del Doppler tisular;
S: onda sistólica; D: onda diastólica.
Figura 16. Ejemplos de patrón de flujo. (a) Flujo transmitral normal. (b) Flujo con patrón de relajación anormal. (c)
Flujo con patrón restrictivo. (d) Patrón de flujo de las venas pulmonares normal. (e) Patrón con componente sistólico
menor que el diastólico. (f) Patrón de Doppler tisular espectral normal. (g) Patrón de Doppler tisular espectral de
relajación anormal.
ESTUDIO DE LA FUNCIÓN SISTÓLICA
La disfunción sistólica primaria es menos común en gatos que en perros. Puede encontrarse en
cardiomiopatías idiopáticas como la cardiomiopatía dilatada, pero también en otras cardiomiopatías
en fase terminal (p. ej. cardiomiopatía hipertrófica en fase terminal). La tabla 4 ilustra los
parámetros ecocardiográficos utilizados para el estudio de la función sistólica, que es similar al
utilizado en pacientes caninos.
La fracción de eyección y el ratio tiempo de pre-eyección a tiempo de eyección (PEP/ ET) es
comúnmente utilizado en pacientes caninos, pero no en felinos. Cabe notar que los índices sistólicos
contenidos en la tabla 4 son dependientes de la carga cardiaca y, por lo tanto, se verán afectados en
pacientes deshidratados o sobrehidratados.
Tabla 4. Estudio ecocardiográfico de la función sistólica en gatos.
La ecocardiografía es la técnica diagnóstica más importante en cardiología y debe utilizarse en
conjunción con una exploración física y anamnesis completas. No sustituye a la radiografía
torácica, ya que esta técnica proporciona información sobre los patrones pulmonares, la existencia
de edema pulmonar o de congestión vascular pulmonar. Siempre deberá procurarse establecer un
protocolo sistemático en la exploración ecocardiográfica para detectar y evaluar de manera rigurosa
la presencia de alteraciones, tanto congénitas como adquiridas.
ECOGRAFÍA DE LAS ALTERACIONES CARDIACAS.
ENFERMEDAD CARDIACA ADQUIRIDA
CARDIOMIOPATÍA HIPERTRÓFICA Y CARDIOMIOPATÍA HIPERTRÓFICA
OBSTRUCTIVA
La cardiomiopatía hipertrófica (CMH) y la hipertrófica obstructiva (CMHO) son los dos tipos de
cardiomiopatías adquiridas más comunes (Ferasin, 2003). Estas cardiomiopatías pueden presentarse
*LVIDS: diámetro interno del ventrículo izquierdo durante la sístole; FA: fracción de acortamiento;
EPSS: separación septal del punto E; S’: velocidad miocárdica longitudinal del ventrículo izquierdo en Doppler
tisular pulsado.
de forma asintomática (compensada) durante largos periodos de tiempo o pueden evolucionar hasta
provocar un fallo cardiaco congestivo (normalmente del corazón izquierdo), una enfermedad
tromboembólica o la muerte súbita. Los pacientes con CMHO presentan un soplo en la exploración
física, que suele ser de naturaleza dinámica (el grado del soplo aumenta al aumentar la frecuencia
cardiaca y a la inversa, hasta incluso desaparecer). Por otra parte, los pacientes con CMH pueden no
mostrar ningún soplo o mostrar únicamente un ritmo de galope. En los pacientes disneicos los
soplos cardiacos podrán escucharse disminuidos si existe derrame pleural.
El diagnóstico ecocardiográfico de la CMH se basa en la identificación de una pared ventricular
cuyo espesor es mayor o igual a 6 mm (algunos autores mencionan 5,5 mm) (Wagner et al., 2010).
Los espesores entre 5,5 y 5,9 mm se consideran dudosos. La mayoría de gatos presentan espesores
< 4,5 mm (Domanjko et al., 2012). Esta hipertrofia concéntrica puede ser generalizada o focal,
afectando únicamente a una zona de las paredes del ventrículo izquierdo. En fases tempranas, los
únicos signos detectables de una CMH pueden ser músculos papilares prominentes o asimétricos
(Adin y DileyPoston, 2007). También pueden observarse zonas de hiperecogenicidad miocárdica y
una superficie endocárdica irregular. Estos signos se asocian a fibrosis miocárdica. Es importante
recordar que los pacientes con deshidratación pueden presentar una pseudohipertrofia secundaria a
la hipovolemia que se resuelve una vez que el paciente se rehidrata (Campbell y Kittleson, 2007).
De forma similar, antes de diagnosticar una CMH, conviene descartar enfermedades sistémicas que
puedan producir hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo, tales como hipertensión sistémica
o enfermedades endocrinas como hipertiroidismo y acromegalia (hipersomatotropismo).
Como regla general, una CMH se considera leve cuando el grosor de pared ventricular se sitúa entre
6 y 6,5 mm (Côté et al., 2011). Estos pacientes suelen presentar una disfunción diastólica temprana
(normalmente con un patrón de relajación anormal en patrones transmitrales y Doppler tisular, y
con un patrón variable del flujo de las venas pulmonares). Los pacientes con CMH grave suelen
presentar grosores de pared > 7,5 mm y mostrar disfunción diastólica más avanzada (ver tabla 3).
Los pacientes con CMH descompensada mostrarán un atrio izquierdo dilatado (las dimensiones son
< 16 mm en el eje largo de la vista paraesternal derecha en un animal sano, 20–24 mm en pacientes
con una dilatación moderada y > 24 mm en pacientes con una dilatación importante) y,
normalmente, una disfunción diastólica avanzada (p. ej. un patrón restrictivo en flujos transmitrales,
una relajación anormal en Doppler tisular y ondas Ar prominentes en el flujo de las venas
pulmonares). En estos pacientes también podrá existir derrame pleural y pericárdico (secundario al
fallo cardiaco congestivo). Asimismo, es frecuente encontrar un apéndice auricular izquierdo
dilatado y contraste positivo (denominado “humo”). Algunos pacientes pueden presentar
velocidades de flujo bajas a través del apéndice auricular izquierdo (p. ej. < 0,2 cm/s) y presencia de
trombos. Los pacientes con CMH terminal pueden presentar una pared ventricular de espesor
reducido con una función sistólica disminuida, normalmente a consecuencia de un infarto de
miocardio (en estos pacientes los niveles de troponina cardiaca inhibitoria pueden estar elevados)
(fig. 17, vídeo 2).
Los pacientes con CMHO presentarán un movimiento sistólico anterior de la válvula mitral (SAM,
del inglés systolic anterior motion of the mitral valve), causando la obstrucción dinámica del tracto
de salida del ventrículo izquierdo. En esto pacientes, el SAM puede visualizarse desde la vista
paraesternal derecha de eje largo donde se muestra el tracto de salida del ventrículo izquierdo,
normalmente con la ayuda de Doppler color. Se observará en estos casos un flujo turbulento a nivel
de la salida del ventrículo izquierdo y un jet excéntrico de regurgitación mitral hacia la pared
posterior del atrio izquierdo, ambos originados en el mismo punto. El modo M puede utilizarse para
Figura 17. (a) y (b). Paciente normal. Medida telediastólica del grosor de la pared ventricular con eje largo (a) y eje
corto (b) de las vistas paraesternales derechas a partir de imágenes 2 D (inicio del complejo QRS en el ECG). (c) y
(d) Paciente con cardiomiopatía hipertrófica. Se observan grosores de pared > 6 mm, dilatación del atrio izquierdo y
derrame pericárdico leve (c). Se observa además la obliteración parcial del ventrículo izquierdo (d). (e) Contraste
positivo en el atrio izquierdo, con presencia de un trombo en el apéndice auricular izquierdo. (f) Paciente con
cardiomiopatía terminal, con derrame pleural y pericárdico leve, dilatación de los dos atrios y áreas con
engrosamiento aumentado y disminuido del miocardio, lo que parece indicar una remodelación crónica.
visualizar el movimiento anterior de la válvula mitral hacia el septo, tanto desde esta vista como
desde la vista de eje corto a nivel de la válvula mitral. Estos pacientes presentarán una velocidad del
tracto de salida superior a lo normal, con una forma característica de daga, correspondiente a un
pico de aceleración tardío causado por la obstrucción dinámica subaórtica (fig. 18, vídeo 3).
CARDIOMIOPATÍA RESTRICTIVA
La cardiomiopatía restrictiva (CMR) es la segunda cardiomiopatía más frecuente en la especie
felina y se caracteriza por la presencia de una dilatación del atrio izquierdo o biatrial (de los dos
atrios) y una disfunción diastólica con la pared ventricular de un grosor normal. La función sistólica
es normal o está disminuida. De forma similar a la CMH, la CMR en fase terminal puede ser difícil
de diferenciar de otras cardiomiopatías terminales (fig. 19, vídeo 4).
CARDIOMIOPATÍA DILATADA
En la actualidad, la cardiomiopatía dilatada (CMD) es la menos comúnmente observada y se
caracteriza por una disfunción sistólica (con la fracción de acortamiento < 20 %) y dilatación del
ventrículo izquierdo. Los pacientes con fallo cardiaco congestivo presentarán dilatación auricular y
pueden desarrollar también un derrame pleural o pericárdico.
Figura 18. (a) Vista paraesternal derecha de eje
largo con Doppler color. Se observan dos flujos
turbulentos originados desde el mismo punto.
Uno es un jet excéntrico de regurgitación mitral y
el segundo representa un flujo de salida del
ventrículo izquierdo acelerado. Este fenómeno es
causado por un movimiento de la valva mitral
anterior hacia el septo durante la sístole, llamado
SAM. (b) y (c) Movimiento hacia el septo de la
válvula mitral anterior (flechas blancas) y el flujo
turbulento creado en el tracto de salida del
ventrículo izquierdo (flecha azul) y la
regurgitación mitral (flecha roja). (d) Movimiento
de la válvula mitral normal, para comparar. Las
imágenes en modo M pueden obtenerse desde el
eje largo o el eje corto de la vista paraesternal
derecha. (e) Velocidad del tracto de salida del
ventrículo izquierdo con Doppler continuo, que se
observa aumentada y en forma de daga (pico de
aceleración tardío). (f) Flujo de regurgitación
mitral con Doppler continuo.
CARDIOMIOPATÍA ARRITMOGÉNICA DEL VENTRÍCULO DERECHO
Normalmente, la cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho se presenta como una
dilatación de las cámaras cardiacas derechas. Debe diferenciarse de la displasia de la válvula
tricúspide. En estos pacientes pueden producirse también alteraciones de la conducción
atrioventricular, como por ejemplo, bloqueos de tercer grado. En ocasiones, las cámaras cardiacas
izquierdas muestran pseudohipertrofia y aparecen más pequeñas de lo normal en la imagen
ecográfica por un llenado insuficiente del corazón (fig. 20, vídeo 5).
CARDIOMIOPATÍA NO CLASIFICADA
El término de cardiomiopatía no clasificada (CMNC) se utiliza para aquellas cardiomiopatías
felinas que no encajan en ninguna de las clasificaciones mencionadas anteriormente.
Figura 19. Imágenes de un paciente felino con signos de fallo cardiaco
congestivo y arritmia. (a)-(d) Dilatación importante de las dos aurículas y
dilatación leve del ventrículo izquierdo, con una pared de grosor normal.
(e) Se detectó un jet leve, excéntrico, de regurgitación mitral, con
velocidades de regurgitación reducidas. El diagnóstico fue cardiomiopatía
restrictiva. Este paciente mostraba disfunción diastólica avanzada y
disfunción sistólica de leve a moderada. (f) Aumento del EPSS.
(g) Disminución de la fracción de acortamiento.
ENDOCARDITIS
La endocarditis es una patología muy poco frecuente en gatos, de pronóstico normalmente muy
grave. Las publicaciones sobre esta enfermedad son escasas, pero las cámaras cardiacas izquierdas
suelen ser las más comúnmente afectadas (válvulas aórtica y mitral). Ecocardiográficamente, la
endocarditis se caracteriza por un engrosamiento de las válvulas mitral o aórtica, hiperecogenicidad
(asociada a calcificación) y regurgitación u obstrucción de las válvulas afectadas. También puede
existir una ecogenicidad alterada del miocardio (miocarditis) (fig. 21, vídeos 6 y 7).
Figura 20. Imágenes de un paciente geriátrico felino con signos de fallo
cardiaco congestivo y bradicardia causada por cardiomiopatía arritmogénica
del ventrículo derecho. (a) Vista paraesternal derecha de eje largo. (b) Vista
paraesternal izquierda de cuatro cámaras donde se observa la dilatación de la
aurícula y ventrículo derechos con insuficiente llenado del atrio izquierdo. Se
observa un bloqueo atrioventricular de tercer grado, causante de la
bradicardia. (c) Estudio Doppler pulsado del flujo transmitral, donde se
aprecia la disociación de las ondas A (flechas blancas) y E (flechas azules).
Figura 21. Imágenes de una gata Siamesa, hembra esterilizada de 6 años, que acude a
consulta con depresión y dificultad respiratoria de presentación aguda. El paciente
presentaba un soplo sistólico de grado V/VI con componente diastólico sobre el ápex
izquierdo. (a) y (b) Vista paraesternal derecha de eje largo donde se observa la
dilatación marcada de las cámaras izquierdas con engrosamiento importante de la
válvula septal mitral por una endocarditis vegetativa. Vista de salida del ventrículo
izquierdo donde se observa (c) prolapso de la válvula mitral y (d) engrosamiento e
hiperecogenicidad de la válvula aórtica. (e) El estudio de Doppler color demostró una
regurgitación mitral y un flujo de salida de la aorta turbulento. (f) La vista paraesternal
izquierda de cinco cámaras se utilizó para la obtención del flujo aórtico (g), coherente
con la existencia de una estenosis aórtica secundaria a la endocarditis.
DERRAME PERICÁRDICO
Suele aparecer asociado a cardiomiopatía avanzada y fallo cardiaco congestivo, aunque existen más
causas (peritonitis infecciosa felina, pericarditis urémica, etc.). Normalmente es leve y raramente
produce taponamiento cardiaco o requiere la realización de una pericardiocentesis (fig. 22).
ENFERMEDAD CARDIACA CONGÉNITA
Las enfermedades cardiacas congénitas son poco comunes en el gato en comparación con el perro;
las más frecuentes en gatos son los defectos del septo interventricular y la displasia atrioventricular.
No obstante, se han descrito otras patologías, como la existencia de conducto arterioso persistente,
defectos del cojinete endocárdico, tetralogía de Fallot, ventrículo derecho con doble cámara, cor
triatriatum dexter, ventrículo derecho con doble salida, entre otras (fig. 23). Además, es
relativamente frecuente encontrar múltiples alteraciones congénitas asociadas.
Los pacientes felinos con defectos del septo interventricular suelen presentar soplos de alta
intensidad en el área esternal derecha (grado IV, V o VI/VI). La mayoría de defectos del septo
interventricular felino son perimembranosos y la ecocardiografía puede diferenciar si se encuentran
en la región de entrada o de salida. Esto puede observarse desde el eje corto paraesternal derecho,
utilizando el Doppler color (fig. 24, vídeos 8 y 9). El Doppler continuo se utilizará para documentar
la dirección del shunt. Cuando el defecto del septo interventricular es de tipo restrictivo, los shunts
será de izquierda a derecha con velocidades de aproximadamente 5 m/s. El pronóstico para estos
pacientes suele ser bueno, ya que el shunt normalmente no es hemodinámicamente significativo.
Los defectos de gran tamaño (no restrictivos) pueden dar lugar a la ecualización de las presiones
entre el ventrículo derecho y el izquierdo, y pueden presentarse como shunts bidireccionales o de
derecha a izquierda (invertidos).
Figura 22. Imágenes de un paciente geriátrico felino con una cardiomiopatía hipertrófica asimétrica y un fallo
cardiaco congestivo que precipitó un derrame pericárdico. El grosor de pared de la pared libre del ventrículo
izquierdo está aumentado, con grosor normal del septo interventricular. (a) y (b) El atrio izquierdo está aumentado de
tamaño y se observa el taponamiento del atrio derecho. Tras la realización de una pericardiocentesis, se drenaron
60 ml (trasudado modificado).
Estos pacientes pueden llegar a la clínica sin soplo o con soplos de baja intensidad pero con cianosis
inducida por el ejercicio y unos niveles de hematocrito que varían entre normales y elevados. Si no
es posible documentar la dirección del shunt con Doppler color o espectral, se recomienda la
realización de un estudio de contraste positivo (fig. 25).
El estudio de contraste (vídeo 10) se realiza mediante la inyección de una mezcla agitada de suero
salino al 0,9 % con solución coloide en una vena periférica (p. ej. vena cefálica). Este estudio puede
utilizarse para detectar shunts de derecha a izquierda, tanto intracardiacos como extracardiacos
(defectos del septo interventricular y conducto arterioso persistente, respectivamente), así como
para delimitar las estructuras cardiacas (cor triatriatum dexter).
La realización de una exploración física completa es vital en los pacientes felinos con enfermedad
cardiaca congénita y debe orientar el examen ecocardiográfico (si se detecta un soplo de alta
intensidad, se deberá encontrar un flujo de velocidad lo suficientemente alta para explicar el soplo).
Figura 23. (a)-(c) Ventrículo derecho de doble cámara. (d)-(f) Tetralogía de Fallot donde se observa un defecto del
septo interventricular con shunt bidireccional. (g) y (h) Arteria pulmonar hipoplásica causante de una estenosis
pulmonar muy marcada (i) e hipertrofia concéntrica secundaria del ventrículo derecho.
Figura 24. Imágenes obtenidas en dos gatitos con soplo de alta intensidad, ambos asintomáticos. (a)-(c) Este primer
gatito presentaba un defecto del septo interventricular de gran tamaño, de tipo perimembranoso y entrada con shunt de
izquierda a derecha. Las cámaras cardiacas aparecen dilatadas. Este paciente desarrolló posteriormente un fallo
cardiaco congestivo antes de llegar a la edad adulta. (d) y (e) Este segundo gatito presentaba un defecto septal
pequeño, de izquierda a derecha, sin presencia de dilatación de las cámaras cardiacas.
Figura 25. El examen ecocardiográfico de contraste positivo puede realizarse con
suero salino fisiológico mezclado con una solución coloide (a), una llave de tres vías y
dos jeringas (b). La mezcla debe agitarse continuamente entre las dos jeringas
conectadas a la llave de tres vías para formar microburbujas, tras lo cual se inyecta
inmediatamente la mezcla agitada por vía venosa periférica, mientras se obtienen
simultáneamente imágenes 2 D del corazón. (c) Las microburbujas aparecen como
puntos hiperecogénicos que entran en la aurícula derecha y continúan hacia el
ventrículo derecho, donde son eyectadas por la arteria pulmonar. No deben
visualizarse burbujas en las cámaras izquierdas (se eliminan a través de los pulmones)
a no ser que exista un shunt intracardiaco invertido. En una segunda inyección de
microburbujas se visualizará la aorta abdominal para investigar la presencia de un
conducto arterioso persistente invertido.
TÉCNICA ECOGRÁFICA
Para realizar una ecografía del tórax no cardiaco (ETNC) se utilizan sondas de frecuencia media a
alta (5–10 MHz) con una superficie de contacto pequeña para acceder entre los espacios
intercostales.
Se pueden utilizar varios accesos (fig. 1):
 Intercostal: El transductor se coloca entre las costillas en un plano longitudinal y transversal
y se desplaza en dirección dorsal y ventral.
 Subcostal o transhepático: Con el paciente en decúbito dorsal el transductor se coloca
caudal al xifoides y se orienta cranealmente a través del hígado hasta alcanzar la interfase
pleura-pulmón.
 Entrada torácica: Es un acceso craneal en el que la sonda se coloca en la línea media de la
región cervical caudal y se orienta caudalmente hacia el tórax.
La ecografía se realiza en la posición en la que el paciente esté más cómodo, en decúbito lateral o
esternal. En casos de disnea grave, la ETNC se puede realizar con el animal en estación. Para
explorar el mediastino craneal desde un acceso lateral, es conveniente adelantar cranealmente las
extremidades anteriores y colocar la sonda caudal al codo. Otra alternativa es situar al paciente en
una mesa de ecocardiografía, accediendo a la parte dependiente del animal a través de ella.
Antes de realizar una ETNC es recomendable obtener radiografías torácicas que confirmen la
presencia de la lesión, identificar una posible ventana acústica y descartar la presencia de un
neumotórax grave. En los casos de derrame pleural la ecografía se ha de realizar antes de drenar la
cavidad torácica, siempre y cuando ello no suponga poner en riesgo la vida del gato.
ECOGRAFÍA DEL TÓRAX NO CARDIACO NORMAL
Las indicaciones para realizar una ETNC incluyen las patologías que afectan a la cavidad pleural, el
mediastino y el pulmón, así como las alteraciones de la pared torácica.
ACCESO INTERCOSTAL
Figura 1. Accesos para realizar la ecografía torácica no cardiaca. (a) Intercostal. (b) Subcostal o transhepático. (c)
Entrada del tórax.
La piel, el tejido subcutáneo y los músculos se visualizan como un tejido estratificado con
ecogenicidad alternante. Las costillas se visualizan como estructuras curvas e hiperecogénicas en el
corte transversal, y como estructuras rectas e hiperecogénicas con sombra acústica en el corte
longitudinal. Por debajo de la pared torácica se observa una línea hiperecogénica, con artefacto de
reverberación distal y sombra sucia –que se mueve sincrónicamente con la respiración–, y que se
corresponde con la interfase pleura-pulmón (fig. 2, vídeo 1). La pleura parietal y la visceral no se
pueden diferenciar en imágenes estáticas, pero sí en ecografía en tiempo real por el movimiento
deslizante entre ambas.
El timo se observa en animales jóvenes y es importante no confundirlo con grasa o masas
mediastínicas. Se visualiza como una estructura gruesa de tejido ecogénico, vascularizada y situada
en posición craneoventral al corazón.
A través de este acceso se pueden observar los nódulos linfáticos esternales craneales. Son los
nódulos linfáticos que más frecuentemente se van a poder visualizar en la cavidad torácica. Se
localizan a lo largo de los vasos torácicos internos a la altura del segundo cartílago costal. Son
pequeños y pueden encontrarse hasta el sexto cartílago costal, cubiertos por el músculo torácico
transverso (Saar y Getty, 1982). Se observan como un nódulo pequeño, hipoecogénico, redondeado
u oval en el mediastino ventral (fig. 3).
Los nódulos linfáticos mediastínicos craneales están representados por un grupo de dos a ocho
nódulos linfáticos pequeños y elipsoides localizados a lo largo de la vena cava craneal, el aspecto
ventral de la tráquea y el esófago. En un gato sano se visualizan en pocas ocasiones. Pueden
observarse si incrementan mucho su tamaño o si están rodeados de líquido. Los nódulos linfáticos
traqueobronquiales se localizan en la bifurcación de la tráquea y se relacionan con el bronquio
principal de cada lado. No se pueden ecografiar desde la pared torácica por la presencia de pulmón
Figura 2. Acceso intercostal. La piel, el tejido
subcutáneo y los músculos se observan como un
tejido estratificado con una alternancia de
ecogenicidad (flecha). Las costillas se observan como
estructuras hiperecogénicas con sombra acústica
(asterisco). Entre las costillas se observa una línea
hiperecogénica con artefacto de reverberación y
sombra acústica sucia que se corresponde con la
interfase pleura-pulmón (punta de flecha).
Figura 3. Acceso intercostal ventral. Nódulo linfático
esternal en un gato sano en el que se observa un
nódulo hipoecogénico en el mediastino craneoventral.
lleno de aire en un gato sano. Una alternativa para evaluar las estructuras mediastínicas es la
ecografía endoscópica.
ACCESO SUBCOSTAL O TRANSHEPÁTICO
Es el mejor acceso para evaluar el mediastino caudal y las lesiones pulmonares caudales
(localizadas sobre todo en el lóbulo accesorio). La porción distal del esófago torácico se puede
observar a través de este acceso (fig. 4, ver también fig. 5 y vídeo 1 del capítulo 5).
ENTRADA DEL TÓRAX
Es el acceso adecuado para evaluar estructuras vasculares y el mediastino craneal al corazón.
Asimismo, se puede visualizar la grasa mediastínica, la tráquea torácica craneal y el esófago. Los
vasos mediastínicos craneales se visualizan como estructuras tubulares anecogénicas con paredes
paralelas, finas e hiperecogénicas. El flujo vascular en el interior de los vasos se evalúa con
ecografía Doppler.
ECOGRAFÍA DE LAS LESIONES TORÁCICAS
El tórax se puede ecografiar en aquellas situaciones en las que se produzca un desplazamiento del
aire contenido en los pulmones, de forma que se puede acceder al mismo a través de una ventana
acústica. La ecografía en casos de lesiones pulmonares o mediastínicas permite caracterizar la
lesión y obtener muestras mediante aspiración con aguja fina (AAF) o biopsia.
LESIONES DE LA PARED TORÁCICA
La ecografía es una buena técnica de diagnóstico para evaluar las lesiones de la pared torácica pues
aporta información de la extensión y de qué estructuras intra o extratorácicas están afectadas. La
ecografía permite caracterizar las lesiones tumorales (con origen en los tejidos blandos u óseo),
inflamatorias (abscesos, granulomas, fístulas con o sin cuerpos extraños asociados). Los trayectos
fistulosos suelen ser hipo o anecogénicos y se deben seguir en toda su extensión para descartar la
presencia de un cuerpo extraño, que generalmente es hiperecogénico y presenta sombra acústica.
Sin embargo, los cuerpos extraños no siempre se visualizan.
Figura 4. Acceso transhepático. (a) La imagen longitudinal de la interfase diafragma-pulmón se visualiza como una
línea hiperecogénica con sombra acústica (flecha). (b) Corte transversal. El artefacto de reverberación y de cola de
cometa (flecha) en el campo lejano se corresponde con la interfase pleura-pulmón.
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  • 1.
  • 2.
  • 3. TÉCNICA ECOGRÁFICA La cabeza y el cuello incluyen numerosas estructuras susceptibles de ecografiarse con fines diagnósticos (encéfalo, globo ocular y órbita, bullas timpánicas, lengua, arterias carótidas, venas yugulares, laringe, tráquea, esófago, glándulas saliva-les, nódulos linfáticos, tiroides y paratiroides). Para cada caso, se requerirá una técnica ecográfica específica. En general, se emplearán sondas de alta frecuencia (7,5–12 MHz), con una superficie de contacto pequeña, sondas sectoriales o curvilíneas. En algunas ocasiones, será necesario emplear anestésicos tópicos, como en la ecografía ocular. Las referencias anatómicas y las ventanas acústicas empleadas se detallan para cada estructura que deba evaluarse ecográficamente. La posición del animal sobre la mesa de exploración variará en función de la zona que se quiera ecografiar. Así, el gato podrá colocarse en decúbito lateral para estudiar las estructuras relacionadas con el oído por ejemplo o en decúbito dorsal para el estudio ecográfico de las estructuras localizadas en el aspecto caudoventral de la cabeza o del cuello (nódulos linfáticos, tiroides, etc.). El encéfalo puede explorarse ecográficamente a través de ven-tanas acústicas fisiológicas, como fontanelas abiertas en pacientes esqueléticamente inmaduros, o a través de puntos de craneotomía, defectos secundarios a traumatismos o lesiones líticas que afecten a la cavidad craneana. Se pueden utilizar sondas de alta frecuencia (7,5–12 MHz) así como de menor frecuencia en pacientes adultos con huesos más gruesos. Las estructuras localizadas en la periferia del encéfalo son más fáciles de examinar con sondas que tengan una superficie de contacto pequeña, sondas sectoriales o curvilíneas. En gatitos, la fontanela bregmática constituye una buena ven-tana acústica. El encéfalo puede examinarse mediante cortes transversales de rostral a caudal y, después, nuevamente hacia rostral. A continuación, se puede rotar la sonda ecográfica 90° y explorar el encéfalo de lado a lado, obteniendo cortes sagitales y parasagitales (Jäderlung et al., 2003). Las estructuras anatómicas localizadas lateralmente se pueden evaluar mediante un abordaje temporal, es decir, colocando la sonda por encima del arco cigomático. El abordaje sub-occipital es útil para explorar las estructuras más caudales del encéfalo a través del agujero magno (fig. 1).
  • 4. Mediante ecografía es posible evaluar tanto estructuras normales como patológicas, tales como hemorragias, dilatación del sistema ventricular, tumores, presencia de cuerpos extraños y atrofia cerebral. También se ha descrito el uso intraoperatorio y posoperatorio en neoplasias cerebrales y otras masas asociadas a lisis ósea (Gallagher et al., 1995). La técnica ecográfica para estudiar el globo ocular y la órbita se ha descrito ampliamente en pequeños animales (Spaulding, 2008). Normalmente, el globo ocular se examina con sondas de alta frecuencia y en contacto directo con la superficie corneal, excepto en los casos de úlcera corneal profunda, traumatismo ocular o cuando se ha realizado una cirugía ocular recientemente. Antes de comenzar la exploración, debe aplicarse anestésico local en los ojos y utilizar gel de ecografía acuoso estéril como medio de contacto. El globo ocular debe explorarse en los planos sagital, dorsal y transversal. Además, en ciertos casos, puede ser útil el uso de planos oblicuos para definir mejor algunas lesiones. La marca de la sonda debe colocarse en el aspecto nasal (para planos dorsales) y en el aspecto dorsal (para planos sagitales) del globo ocular. Los términos que se utilizan para definir la dirección del ultrasonido en el ojo son los siguientes:  Anterior y posterior (rostral a caudal).  Superior e inferior (dorsal a ventral).  Medial y lateral (nasal a temporal) (fig. 2) Figura 2. Imágenes esquemáticas de resonancia magnética potenciadas en T2 de la órbita en (a) el plano dorsal, (b) sagital y (c) transversal. Imágenes cortesía del Animal Health Trust. 1: cavidad nasal; 2: seno esfenoideo; 3: tronco del encéfalo; 4: globo ocular derecho en órbita; 5: córnea; 6: cámara anterior; 7: cristalino; 8: cuerpo vítreo; 9: iris; 10: pared posterior del globo ocular; 11: cono orbitario; 12: mandíbula derecha; 13: bulla timpánica derecha; 14: meato acústico externo derecho; 15: corteza cerebral; 16: articulación temporomandibular; 17: glándula salival mandibular derecha; 18: lámina cribiforme; 19: seno frontal izquierdo; 20: nasofaringe; 21: orofaringe; 22: lengua; 23: mandíbula izquierda. En el globo ocular, los términos empleados para definir la dirección del haz de ultrasonidos son: anterior y posterior (rostral a caudal), superior e inferior (dorsal a ventral) y medial y lateral (nasal a temporal).
  • 5. La glándula salival cigomática puede examinarse colocando la sonda ventral al arco cigomático y caudoventral al globo ocular. La región retroorbitaria (incluido el cono orbitario) puede examinarse colocando la sonda caudal al globo ocular y dorsal al arco cigomático (González et al., 2001; Spaulding, 2008). Para explorar la bulla timpánica (BT) y sus estructuras anejas se puede emplear una sonda de alta frecuencia (12 MHz) con una superficie de contacto pequeña, mediante un abordaje ventral con el paciente en decúbito esternal. El abordaje lateral es poco recomendable debido a la superposición del gas en la luz del meato acústico externo (fig. 3). Para examinar completamente la BT se deben realizar cortes tanto longitudinales como transversales (King et al., 2007). La lengua se puede explorar manteniendo al paciente sentado o de pie, con la cabeza en posición neutra o extendida (Solano et al., 1996). Después de preparar la piel y aplicar el gel de ecografía, se explora la lengua mediante un abordaje submentoniano con sondas de alta frecuencia (7,5–10 MHz), moviendo la sonda de una rama de la mandíbula a la otra (cortes sagitales) y de la sínfisis mandibular al cartílago tiroides (cortes transversales). Para examinar las estructuras anatómicas localizadas en el aspecto caudoventral de la cabeza y el cuello es recomendable que los pacientes estén en decúbito dorsal con el cuello y la cabeza extendidos. Tras rasurar el pelo de la región de interés, se aplica alcohol y gel de ecografía para poder obtener buen contacto. Debido a que muchas de las estructuras de interés en esta región son muy superficiales, se recomienda el uso de sondas de alta frecuencia. Por otro lado, cabe recordar que muchas de las estructuras anatómicas en esta región son pares y simétricas, por lo que se recomienda explorar ambos lados, compararlos y valorar si la simetría está conservada o no (Wisner, 1991). Las arterias carótidas comunes se exploran situando la sonda en el surco yugular, a lo largo del eje longitudinal del cuello. Se pueden seguir desde la entrada torácica hasta su bifurcación. Ecográficamente aparecen como estructuras tubulares con paredes finas. Figura 3. Imagen en modo bidimensional del meato acústico externo en un gato sano. Se coloca la sonda en posición transversal al cráneo. La pared lateral del meato acústico externo está señalada entre cursores. La presencia de gas en la luz del conducto produce artefactos de reverberación dorsal al mismo.
  • 6. Hiperecogénicas paralelas entre sí, con contenido anecogénico. En modo B es posible observar el pulso arterial normal y con Doppler pulsado es posible valorar la onda Doppler arterial característica. Las venas yugulares externas se localizan justo debajo de la superficie cutánea. Al tratarse de venas, se colapsan fácilmente, por lo que es recomendable explorarlas sin aplicar demasiada presión en el cuello (fig. 4). En la línea media ventral se localizan la laringe y la tráquea, fácilmente reconocibles debido a la presencia de gas en su luz. Para explorar el esófago, la sonda debe colocarse en un plano transversal a la izquierda de la línea media. Puede verse al lado de la tráquea y dorsal a la glándula tiroides izquierda. Las glándulas salivales mandibulares se localizan ventrales y ligeramente rostrales a la bifurcación de las carótidas. Aparecen como estructuras ovaladas hipoecogénicas, de márgenes bien definidos y rodeadas de una cápsula hiperecogénica delgada. En algunos animales pueden observarse estrías lineales hiperecogénicas en el centro del parénquima. Dorsalmente a las glándulas salivales mandibulares, en la zona de transición entre cabeza y cuello, se encuentran las glándulas salivales parótidas (fig. 5). Estas glándulas, localizadas en la porción basal de los cartílagos auriculares, tienen un contorno en forma de V, con el ápex dirigido ventralmente. Poseen lobulaciones gruesas cubiertas por una cápsula delgada. Figura 4. (a) Imagen sagital en modo bidimensional del cuello de un gato adulto. La arteria carótida común derecha se ve como una estructura tubular con paredes delgadas e hiperecogénicas, con contenido homogéneo anecogénico en la luz (asterisco). (b) En plano transversal, la arteria carótida común derecha (entre cursores) se ve como una estructura redondeada anecogénica con paredes finas hiperecogénicas localizada en el aspecto lateral derecho de la tráquea (flecha), que se caracteriza por la presencia de una sombra acústica intensa. (c) Imagen sagital que muestra la vena yugular derecha (asterisco). Su diámetro es levemente mayor al de la arteria carótida común. Al explorar esta vena se debe ejercer poca presión para evitar colapsarla. (d) Imagen transversal del cuello en la que se observa la vena yugular derecha en la parte ventral de la imagen (entre cursores 1), y la arteria carótida común derecha (entre cursores 2), medial y más profunda que la vena. (e) Imagen con Doppler color obtenida en el mismo sitio que la imagen anterior. En este caso, la sangre en el interior de la vena yugular externa se dirige hacia la sonda (rojo) y el flujo en la arteria carótida común derecha se aleja de la sonda (azul).
  • 7. En la cabeza existen tres linfocentros (LC) (parotídeo, mandibular y retrofaríngeo) y en el cuello dos (cervical superficial y cervical profundo) (Bezuidenhout, 2013). El LC parotídeo está formado por los nódulos linfáticos (NL) parotídeos, localizados en el aspecto rostral de la base de la oreja. El LC mandibular está formado por los NL mandibulares y bucales. Los NL mandibulares se encuentran ventrales al ángulo de la mandíbula. El LC retrofaríngeo consta de los NL retrofaríngeos mediales (NLRM) y, a veces, de los NL retrofaríngeos laterales (NLRL). Los NLRM son los más grandes de la cabeza y del cuello. Se encuentran ventralmente a las alas del atlas en un triángulo formado por el músculo digástrico cranealmente, el músculo largo del cuello dorsalmente, y la faringe y laringe ventromedialmente. Su porción craneoventral está en contacto con las glándulas salivales mandibulares. Los vasos linfáticos eferentes de los NL parotídeos, mandibulares y NLRL drenan en los NLRM. En los animales domésticos, los vasos linfáticos aferentes de los NLRM pueden cruzar la línea media. El LC cervical superficial está formado por los NL cervicales superficiales (NLCS). Se localizan en el tejido adiposo en la superficie lateral de los músculos serrato ventral y escaleno. Para examinar las glándulas tiroides y paratiroides, la sonda debe colocarse en el surco yugular, caudal a la laringe en el eje longitudinal del cuello, de forma que se pueda explorar al mismo tiempo la arteria carótida común. La tráquea suele usarse como referencia. Las glándulas tiroides y paratiroides se localizan caudales a la laringe y mediales a las arterias carótidas comunes. Figura 5. (a) En un plano sagital, la glándula salival mandibular se ve como una estructura hipoecogénica de márgenes bien definidos (flechas) con cápsula fina hiperecogénica. (b) Imagen transversal de la glándula salival mandibular derecha (entre cursores 2) en la que se observa su relación anatómica con el nódulo linfático mandibular derecho (entre cursores 1). Los nódulos linfáticos mandibulares se sitúan en el aspecto rostral y ventrolateral de la glándula salival. (c) Los nódulos linfáticos retrofaríngeos mediales (entre cursores 1) se localizan en el aspecto dorsomedial de las glándulas salivales mandibulares (entre cursores 2 y 3). (d) La glándula salival parótida (entre cursores) se ve como una estructura menos definida lateral al conducto auditivo externo. (e) La glándula salival parótida (entre cursores 2) está en contacto estrecho con el meato acústico externo (entre cursores 1) y la bulla timpánica (flecha).
  • 8. ECOGRAFÍA DE LA CABEZA Y DEL CUELLO EN PACIENTES SANOS ENCÉFALO En el estudio de Jäderlung et al. (2003), los autores describen cómo identificar y medir los ventrículos laterales en gatitos de hasta cinco meses de edad a través de las fontanelas abiertas. En neonatos, los ventrículos laterales tienen forma de ranura y es posible identificar los plexos coroideos como estructuras ecogénicas cubriendo el suelo de los ventrículos. Un corte parasagital de 5° a 10° permite evaluar los ventrículos laterales de forma longitudinal. En algunos gatitos es posible evaluar la porción rostral, central y caudal de cada ventrículo lateral en el mismo plano. En otros, es necesario obtener diferentes planos y ajustar las imágenes para poder visualizar los ventrículos de forma completa. En el estudio mencionado, las medidas más fiables y con mayor repetibilidad fueron las obtenidas al medir la porción central de los ventrículos laterales en un corte parasagital de 5° a 10° desde la línea media. En gatitos de más de tres semanas, la porción más grande de los ventrículos laterales es la caudal. En gatos adultos, los ventrículos laterales pueden examinarse mediante ventana temporal (fig. 6). En la figura 7 se muestra el aspecto ecográfico normal de los hemisferios cerebrales, cerebelo y médula de un gato adulto empleando diversos abordajes. La ecografía también se ha utilizado para evaluar la vascularización del cerebro en pequeños animales (Hudson, 1997; Saito, 2003) (fig. 8). En el gato, las arterias maxilares son las responsables de la mayor parte del aporte sanguíneo de los ojos y del cerebro (Scrivani et al., 2014). Los dos tercios proximales de las arterias carótidas internas quedan obliteradas a las pocas semanas o pocos meses después del nacimiento. En el gato adulto, las ramas de las arterias maxilares, a través de la retia mirabilia, son las responsables del aporte de sangre al círculo arterial del cerebro. De esta manera, en pacientes felinos adultos, la mayor parte del riego sanguíneo del cerebro proviene de las arterias maxilares. En el perro se ha utilizado Doppler color y pulsado para evaluar el flujo de las arterias del cerebro y calcular los índices vasculares, como por ejemplo el índice de pulsatilidad y de resistencia (Hudson et al., 1997; Saito et al., 2003). En el gato pueden emplearse técnicas similares. Lamentablemente, a medida que la edad del paciente avanza, las ventanas acústicas para explorar el cerebro se hacen más pequeñas y, por lo tanto, la calidad de las imágenes se reduce, especialmente en la periferia del cerebro, debido a la sombra acústica que generan los huesos del cráneo. Al contrario de lo que sucede en perros, los ventrículos laterales suelen ser simétricos en gatos.
  • 9.
  • 10. GLOBO OCULAR Y ÓRBITA El examen ecográfico de la órbita implica explorar el globo ocular, los anejos oculares (músculos oculares extrínsecos, nervio óptico, vasos sanguíneos, grasa y hueso) y el resto de tejidos blandos que rodean el globo ocular (glándulas lacrimales y glándula salival cigomática) (González et al., 2001; Spaulding, 2008). En Spaulding (2008) se describe la apariencia ecográfica normal de la órbita. A diferencia del perro, la órbita felina es solo un poco más grande que el globo ocular (Gelatt, 2011). Los huesos esfenoides, maxilar, lacrimal, cigomático y frontal forman las paredes de la órbita. El suelo óseo de la órbita felina está compuesto por una pequeña capa de hueso maxilar y contiene el último molar. El ligamento lateral de la órbita une el proceso frontal del hueso cigomático con el proceso cigomático del hueso frontal. En comparación con el perro, en el gato los músculos oculares extrínsecos son más pequeños y los movimientos oculares más limitados. La glándula salival cigomática es pequeña en el gato y cercana al nervio maxilar. La órbita felina mide aproximadamente 87 mm de largo, 26 mm de ancho y 23 mm de alto y el globo ocular tiene un tamaño aproximado de 20–22 mm en dirección anteroposterior, de 19 a 20,7 mm de altura y unos 18–21 mm de ancho. Los gatos siameses tienen globos oculares más grandes, de unos 22,5 mm en dirección anteroposterior y transversal. En la tabla 1 se muestran otras medidas del globo ocular felino. La córnea aparece ecográficamente como una línea ecogénica única o doble con un centro anecogénico o levemente ecogénico, dependiendo de la frecuencia del haz de ultrasonidos. La primera línea hiperecogénica corresponde a la superficie corneal, el estroma se localiza en el medio y la segunda capa hiperecogénica corresponde al endotelio (membrana de Descemet). El limbo es la transición entre la córnea y la esclerótica. La esclerótica es una superficie muy reflectante en comparación con la córnea (fig. 9). La cámara anterior está delimitada por la córnea, el iris y el cristalino, y contiene un líquido anecogénico, el humor acuoso. La cámara posterior se sitúa entre el iris y la periferia del cristalino, y contiene también humor acuoso producido por los cuerpos ciliares. Tabla 1. Valores normales de las medidas del globo ocular felino (mm). Adaptado de Benz et al., 2011. GC: grosor axial del cristalino; LG: longitud del globo ocular; LV: longitud del cuerpo vítreo; OD: ojo derecho; OS: ojo izquierdo; OU: ambos ojos; PCA: profundidad de la cámara anterior.
  • 11. El iris rodea la pupila y controla su tamaño. Los cuerpos ciliares se observan como estructuras hiperecogénicas en la periferia del cristalino. Las fibras zonulares (ligamentos suspensores que dan soporte al ecuador del cristalino) aparecen como estrías que se anclan en la periferia del cristalino. El cristalino felino es un poco más grande que el del perro. Su superficie es lisa y ligeramente curva (Gelatt, 2011). Sus superficies anterior y posterior se observan como dos estructuras hiperecogénicas curvilíneas y finas. La porción interna del cristalino sano es anecogénica, sin embargo, debido a la presencia de reflejos especulares, puede observarse la presencia de interfases hiperecogénicas en el margen anterior y posterior del cristalino. El cuerpo vítreo ocupa la cavidad vítrea. En condiciones normales es anecogénico y está rodeado posteriormente por la retina, la coroides y la esclerótica, y anteriormente por los cuerpos ciliares y la superficie posterior del cristalino. La pared posterior del globo ocular tiene un aspecto delgado e hiperecogénico y representa la combinación de la esclerótica, las coroides y la retina. No existe una demarcación clara entre estas tres estructuras. La papila óptica se sitúa en la pared posterior, ligeramente ventral y medial. En el espacio retrobulbar se localiza el nervio óptico, los músculos oculares extrínsecos, vasos sanguíneos y grasa. El nervio óptico se observa como una estructura lineal ondulante que discurre desde la pared posterior del globo ocular hacia la región retroorbitaria. Generalmente mide menos de 3 mm de ancho y es hipoecogénico en comparación con la grasa que lo rodea. Los músculos oculares extrínsecos tienen un aspecto similar, pero se unen a la periferia del globo ocular. Figura 9. Imágenes del globo ocular de un gato sano, obtenidas con la sonda en contacto directo con la superficie corneal. (a) Vista sagital. (b) Vista dorsal. La córnea (Co) se ve como una línea ecogénica simple en esta vista sagital o como dos líneas ecogénicas paralelas con centro anecogénico en esta vista dorsal. La primera línea hiperecogénica es la superficie corneal (1). El estroma (2) es el centro anecogénico y la segunda capa hiperecogénica (3) es el endotelio (membrana de Descemet). El limbo (4) es la transición entre la córnea y la esclerótica. La cámara anterior (CA) está delimitada por la córnea y el iris (Ir). La cámara posterior (CP) se sitúa entre el iris y el cuerpo ciliar (Ci) y el cristalino (C). El cuerpo vítreo (CV) está delimitado por el cristalino, el cuerpo ciliar y la retina (R). La cámara anterior, la cámara posterior, el cuerpo vítreo y el contenido interno del cristalino son anecogénicos. Las superficies anterior y posterior del cristalino (cápsula) son hiperecogénicas. La pared posterior del globo ocular (PG) está formada por la combinación de tres capas (esclerótica, coroides y retina) que no se pueden diferenciar en un ojo sano. Imágenes cortesía del Animal Health Trust.
  • 12. BULLA TIMPÁNICA La bulla timpánica (BT) felina está dividida en dos compartimentos por un septo óseo delgado, uno más grande (ventrocaudomedial) y otro más pequeño (dorsorrostrolateral). En bullas timpánicas sanas, los cortes sagitales y transversales permiten visualizar, de ventral a dorsal, la piel, los músculos y la fascia subcutánea. En el eje longitudinal, el músculo digástrico se ve como una estructura oblicua y ecogénica localizada entre la fascia y la pared ventral de la BT. Caudalmente a la BT y al músculo digástrico se sitúa la glándula salival mandibular, que tiene forma triangular y es hipoecogénica. Tanto en cortes sagitales como en transversales, la pared ventral de la BT aparece como una interface hiperecogénicas convexa, con sombra acústica y artefactos de reverberación que oscurecen estructuras más profundas, incluido el septo óseo (King et al., 2007) (fig. 10). LENGUA La apariencia ecográfica de la lengua felina es similar a la de los perros (Solano et al., 1996) y se corresponde con una estructura homogénea y finamente ecogénica (fig. 11). La exploración del tercio rostral de la lengua mediante un abordaje submentoniano es complicado debido a que el espacio intermandibular es muy estrecho. Dorsalmente al cuerpo de la lengua se observa una superficie lineal muy ecogénica que corresponde a la interface acústica entre el paladar duro, el parénquima de la lengua y el gas de la orofaringe. Caudalmente a la base de la lengua se puede identificar la sombra acústica proyectada por el hueso basihiodes. Caudalmente a este, la sombra acústica generada por el gas en la faringe oscurece la visualización de las tonsilas y de la pared dorsal de la laringofaringe. Se puede utilizar la sombra acústica que generan las mandíbulas en plano transversal como referencia anatómica para localizar la lengua, justo en el medio de ambas. Las arterias linguales, situadas en el tercio ventral de la lengua, se ven como dos estructuras tubulares hipoecogénicas con paredes ecogénicas (Solano et al., 1996). Figura 10. (a) Imagen sagital de una bulla timpánica (BT) llena de aire. La pared ventral de la BT se ve como una estructura hiperecogénica convexa con sombra acústica y reverberación que dificultan la visualización del septo óseo. Imagen cortesía de la Dra. Alison King. (b) Imagen transversal de la bulla timpánica derecha de un gato adulto sano (flecha blanca). El meato acústico externo (flecha azul) se ve lateral a la bulla
  • 13. LARINGE, TRÁQUEA Y ESÓFAGO Para examinar la laringe se recomienda emplear planos transversales en vez de sagitales (Bray et al., 1998). Primero, se identifica el aspecto caudal de la lengua cranealmente. Después, moviendo la sonda en dirección caudal hacia la faringe, se observa la porción craneal de la epiglotis como una estructura hiperecogénica rodeada del gas de la orofaringe. Más caudalmente, la porción ventral de los cartílagos tiroideos aparece como una V invertida hiperecogénica (fig. 12). Los músculos extrínsecos situados en el aspecto ventral de la laringe se ven como un par de sombras hipoecogénicas simétricas que cubren el aspecto ventrolateral de los cartílagos tiroideos. La presencia de gas intraluminal limita el examen de las estructuras dorsales de la laringe (Bray et al., 1998). Al respirar, es posible observar el movimiento normal de los procesos cuneiformes de los cartílagos aritenoides. Durante la inspiración, los cartílagos aritenoides se abducen y en consecuencia se observa el ensanchamiento de la rima glottidis. Durante la espiración sucede lo contrario: aducción de los cartílagos y estrechamiento de la rima glottidis. En condiciones normales no se debe observar la desviación de la columna de aire durante el ciclo respiratorio (vídeo 1). En los gatos no es tan fácil identificar las cuerdas vocales, a diferencia de lo que sucede en los perros (Rudorf y Barr, 2002). La tráquea se puede explorar tanto con planos sagitales como transversales. En el corte transversal se observa un borde ventral convexo hiperecogénico bien definido, con artefactos de reverberación y con una sombra acústica extendiéndose dorsalmente. En el plano sagital se observan ecos hipoecogénicos separados a intervalos regulares, que corresponden a los cartílagos traqueales, separados por finas áreas hipoecogénicas (fig. 13). Dorsalmente, la presencia de artefactos de reverberación y de sombra acústica oscurece la visualización de la luz de la tráquea. En el corte transversal, el esófago aparece como una estructura poco definida con una región central hiperecogénica en forma de estrella por la presencia de gas y mucosidad en la luz esofágica (fig. 14). Durante la inspiración, los cartílagos aritenoideos se abducen, produciendo ensanchamiento de la rima glottidis. Durante la espiración, los cartílagos se aducen, produciendo estrechamiento de la rima glottidis. En los pacientes normales no se debe observar desplazamiento lateral de la columna de aire en la laringe durante la respiración. Figura 11. Imágenes de la lengua de un gato adulto sano en corte transversal. (a) Modo B. (b) Doppler color. La lengua se localiza entre las mandíbulas (flechas), fácilmente reconocibles debido a la sombra acústica que proyectan distalmente. La lengua presenta un parénquima homogéneo.
  • 14. Figura 12. Imagen transversal de la laringe. Los cartílagos tiroideos se observan como una estructura hiperecogénica con forma de V invertida (flechas). Los procesos cuneiformes de los cartílagos aritenoides se ven en la parte dorsal del campo de visión (asteriscos Figura 13. (a) Imagen longitudinal de la porción media ventral del cuello. La tráquea se identifica fácilmente gracias a la presencia de gas en la luz, que causa artefactos de reverberación y sombra acústica. Los cartílagos traqueales (flechas) se observan como regiones hipoecogénicas regulares con sombras acústicas distales y separadas por tejido un poco más ecogénico. (b) Imagen transversal del cuello en el que se ve la tráquea en un plano transversal (flecha). La pared ventral es curva e hiperecogénica. La luz traqueal no se define con claridad debido a la presencia de artefactos. Figura 14. (a) Imagen longitudinal del esófago cervical (entre cursores). Caudalmente a la laringe, el esófago se sitúa dorsalmente a la tráquea para, posteriormente, cambiar de posición y situarse en su lado izquierdo conforme esta se aproxima a la entrada del tórax. La luz esofágica se ve como una banda hiperecogénica discontinua en el centro del esófago (debido a que el contenido luminal es mucoso y gaseoso). Las capas musculares aparecen a cada lado de la luz (ventral y dorsal) y se visualizan como capas hipoecogénicas homogéneas (asteriscos) rodeadas por la adventicia (línea exterior hiperecogénica fina). (b) Plano transversal del cuello. El esófago (entre cursores) se observa en el lado izquierdo de la tráquea, en posición medial a la glándula tiroides izquierda (flecha azul) y a la arteria carótida común izquierda (flecha blanca
  • 15. NÓDULOS LINFÁTICOS (NL) DE LA CABEZA Y EL CUELLO Los nódulos linfáticos regionales (parotídeos, mandibulares, retrofaríngeos, cervicales superficiales y profundos) se deben explorar completamente en los planos transversal y sagital. Para cada NL debe evaluarse el tamaño (incluido la ratio entre longitud y anchura), la forma, el contorno, la ecogenicidad y la homogeneidad del parénquima (en comparación con los tejidos que lo rodean). También debe comprobarse la presencia de un hilio bien definido (banda hiperecogénica localizada en el interior del parénquima) (fig. 15). Las dimensiones medias (longitud × altura rostral × anchura rostral) de los nódulos retrofaríngeos mediales (NLRM) son 20,7 × 12,4 × 3,7 mm. En los gatos, las dimensiones máximas aproximadas de los NLRM son 32 × 20 × 7 mm (fig. 16). La media de la ratio entre la longitud en corte transversal y longitudinal es de 0,18 (porción rostral), 0,16 (porción media) y 0,13 (porción caudal). Ambos NL (derecho e izquierdo) deben ser simétricos y tener un tamaño similar. No existen diferencias significativas en el volumen de los NLRM entre machos y hembras, pero sí existen diferencias debidas a la edad, siendo más grandes en gatos jóvenes que en gatos viejos. Figura 15. Imágenes de uno de los nódulos linfáticos mandibulares izquierdos (entre cursores) de un gato joven sano. (a) Vista sagital. (b) Vista transversal. El NL es homogéneamente hiperecogénicas respecto a los músculos y está rodeado por un fino halo de grasa hiperecogénica. Figura 16. Imágenes del NL retrofaríngeo medial derecho (entre cursores) de un gato adulto joven. (a) Vista sagital. (b) Vista transversal.
  • 16. En los gatos sanos, la apariencia del parénquima de los NL puede ser de leve a moderadamente heterogénea y, en la mayoría de pacientes (95 %), puede observarse un hilio. En condiciones normales puede verse una banda hiperecogénica delgada que separa el parénquima del NL del tejido perinodal que lo rodea. Los bordes de esta banda hiperecogénica, que representa una pequeña cantidad de grasa rodeando el NL, pueden tener una forma levemente irregular (Nemanic y Nelson, 2012). Según nuestro conocimiento actual, no existen descripciones adicionales de la apariencia ecográfica normal de otros NL de la cabeza y el cuello en gatos. GLÁNDULAS TIROIDES Y PARATIROIDES Una vez se identifica la glándula tiroides en el plano sagital, la sonda se rota 90° para obtener un plano transversal (Wisner et al., 1994). Las medidas lineales (longitud L, altura A, anchura An) pueden obtenerse para cada lóbulo para, a continuación, estimar el volumen tiroideo usando la fórmula siguiente: π × L × A × An/6. El volumen tiroideo total se calcula sumando el volumen de cada lóbulo. Es importante evaluar los márgenes, ecogenicidad y características del parénquima de cada glándula. La tabla 2 muestra los valores de referencia normales para las medidas lineales y las estimaciones del volumen de la glándula tiroides en pacientes sanos. Normalmente, las medidas lineales se obtienen en un plano sagital porque en corte transversal los márgenes de la glándula son difíciles de distinguir del tejido que las rodea. Tabla 2. Medidas lineales (mm) y volumen estimado (mm3) de las glándulas tiroides en gatos sanos. Adaptado de Wisner et al., 1994. En condiciones normales, las glándulas tiroides están formadas por dos lóbulos no conectados entre sí por un istmo. Son delgadas, fusiformes y moderadamente ecogénicas y homogéneas (fig. 17). Se localizan adyacentes y mediales a las arterias carótidas comunes, rodeadas por fascia hiperecogénica (Wisner et al., 1994) En el gato, existen dos pares de glándulas paratiroides: las glándulas paratiroides externas y las internas, en función de su localización respecto a las glándulas tiroides. Se consideran internas cuando se localizan dentro de la cápsula y están embebidas en el parénquima de la glándula tiroides y externas cuando se localizan fuera del tejido conjuntivo de la cápsula tiroides (Barber, 2004).
  • 17. Existe cierta controversia sobre la localización de las glándulas paratiroides en el gato. Algunos autores defienden que las glándulas paratiroides externas se encuentran en el polo craneal de la glándula tiroides. Otros describen lo contrario. Es frecuente observar la presencia de glándulas paratiroides ectópicas, a menudo localizadas a cierta distancia de la glándula tiroides, pero generalmente en una localización paratraqueal (Barber, 2004). Las glándulas paratiroides son estructuras de hipo a anecogénicas, con un diámetro inferior a 2 mm (fig. 18). Figura 17. (a) Plano sagital de una glándula tiroides izquierda normal (entre flechas). Las glándulas tiroides son delgadas, fusiformes, moderadamente ecogénicas y están rodeadas por una fascia hiperecogénica delgada. (b) Imagen transversal de la misma glándula (flechas rojas). Se localiza lateral al esófago (flecha azul) y a la tráquea (flechas blancas), y dorsomedial a la arteria carótida común derecha. Figura 18. Misma imagen que en la fig. 17, donde se observa la localización de una de las glándulas paratiroides izquierdas en la porción ventral de la glándula tiroides izquierda (flechas). ECOGRAFÍA DE PATOLOGÍAS DE LA CABEZA Y DEL CUELLO ENCÉFALO En la figura 19 se muestran algunos ejemplos de lesiones del sistema nervioso central diagnosticadas mediante ecografía.
  • 18. Figura 19. Lesiones del sistema nervioso central. Imágenes cortesía de la Dra. Cibele Carvalho. (a) Imagen ecográfica de los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho (plano dorsal) de un gato Siamés de 10 años en la que se muestra la presencia de una lesión hiperecogénica (entre cursores), con diagnóstico definitivo de meningioma. (b) Lesión hiperecogénica focal (entre cursores) en el tronco del encéfalo de un gato Siamés de 12 años con efecto masa en el tentorium cerebelli. El diagnóstico definitivo fue un linfoma. (c) Lesión focal hiperecogénica (entre cursores) sin efecto masa localizada en la corteza temporal del hemisferio cerebral izquierdo de un gato Maine Coon de 8 años. El diagnóstico definitivo fue una lesión isquémica. (d) Imagen ecográfica de un gato de 8 años empleando una ventana suboccipital en la que se demuestra hipoplasia cerebelar. (e) Imagen transversal del encéfalo de un gato joven a través de una fontanela abierta en la que se observa ventrículomegalia. (f) Lesión hiperecogénica focal (entre cursores) localizada en el hemisferio cerebral izquierdo (LCH) de un gato de 14 años, mediante un abordaje temporal con plano dorsal. El diagnóstico definitivo fue un glioma. GLOBO OCULAR Y ÓRBITA
  • 19. La ecografía ocular es útil para explorar las estructuras intraoculares cuando el examen oftalmológico directo está limitado por opacidad en el medio (debido a edema corneal, hipema, hipopion, cataratas, etc.). El objetivo es evaluar la presencia de masas intraoculares, y la órbita y el globo ocular en caso de traumatismo (González et al., 2001). Existen múltiples descripciones sobre ecografía ocular en pequeños animales. Para profundizar más en este tema se recomienda consultar la bibliografía disponible. Las patologías de la cámara anterior y la úvea anterior son frecuentes en pequeños animales. Pueden deberse a un traumatismo, anomalías congénitas, inflamación, neoplasia, así como a enfermedades inmunomediadas y degenerativas. Los traumatismos oculares pueden ser secundarios a cuerpos extraños, que pueden quedar embebidos en la córnea o localizarse en la cámara anterior, o bien penetrar el globo ocular y alojarse en la parte posterior de la órbita (fig. 20). Los procesos inflamatorios que afectan a la úvea anterior en gatos suelen deberse a enfermedades sistémicas, por lo que es necesario realizar pruebas diagnósticas adicionales para establecer un diagnóstico definitivo (Gelatt, 2011) (fig. 21). Los tumores intraoculares primarios son relativamente poco frecuentes en los gatos. Los más comunes son los tumores melanocíticos, que se desarrollan en la úvea anterior; el más frecuente de todos es el melanoma difuso del iris. En el 30–50 % de los pacientes afectados se observan metástasis (Semin et al., 2011). Entre los tumores metastásicos descritos en el globo ocular del gato se encuentran el linfoma, el carcinoma de células escamosas (CCE), el adenocarcinoma y el hemangiosarcoma, entre otros. Figura 20. Imagen en modo bidimensional del globo ocular (corte oblicuo) de un gato joven con un absceso retrobulbar. (a) Se observa un tejido heterogéneo, hiperecogénico respecto al cuerpo vítreo en el espacio retroorbitario. 1: iris; 2: globo ocular; 3: absceso en el espacio retrobulbar. (b) El abordaje temporal permite observar un material hiperecogénico heterogéneo en el espacio retrobulbar, que se corresponde con un absceso retrobulbar Figura 21. Imagen bidimensional del globo ocular de un gato adulto con panuveítis (corte oblicuo). Se observa un desprendimiento parcial de retina. La retina está engrosada y no es posible descartar la presencia de hemorragia retiniana. El diagnóstico final definitivo fue un linfoma. 1: córnea; 2: cápsula anterior del cristalino e iris; 3: cápsula posterior del cristalino; 4: retina engrosada, parcialmente desprendida y con una posible hemorragia; 5: el ángulo visual del ojo está parcialmente rotado. Imagen cortesía del Servicio de Oftalmología de la Fundació Hospital Clínic Veterinari.
  • 20. El glaucoma felino generalmente es secundario a una uveítis anterior o a una neoplasia. El glaucoma primario también ocurre, pero es menos frecuente. Las cataratas primarias son poco frecuentes en gatos jóvenes. El tipo más frecuente de catarata felina es el secundario, asociada a la inflamación de la úvea anterior, que suele deberse a enfermedades sistémicas (Gelatt, 2011) (fig. 22). La luxación de cristalino también es poco común en el gato y suele deberse a un proceso de uveítis crónica o en casos de glaucoma. Además, en el gato, la rotura de la cápsula del cristalino se ha asociado al desarrollo posterior de neoplasia intraocular maligna. En la ecografía con modo bidimensional, un desprendimiento completo de retina aparece como una estructura en forma de V, con ecogenicidad marcada, grosor homogéneo y movilidad restringida cuando el globo ocular se mueve. Cuando existe un desprendimiento parcial, se observan estructuras ecogénicas convexas separadas de la pared posterior por una zona sin ecos (fig. 23). Las membranas vítreas generalmente no están unidas a la papila óptica o a la ora serrata, y suelen ser menos ecogénicas, con un grosor más irregular y mayor movilidad que el desprendimiento de retina (González et al., 2001). La ecografía con contraste es útil para diferenciar entre ambas patologías, ya que demuestra la presencia de flujo vascular normal en la retina desprendida y la falta de vascularización en las membranas vítreas (Labruyere et al., 2011). Figura 22. (a) Corte dorsal del ojo derecho de un gato Siamés adulto con una catarata cortical que afecta a la cápsula anterior y posterior del cristalino. Se observa un engrosamiento difuso e irregular de la cápsula anterior (1) y posterior (2) del cristalino, así como un aumento de la ecogenicidad de las mismas. La porción central del cristalino (3) sigue siendo anecogénica. No se observan signos de desprendimiento de retina en el cuerpo vítreo (4). (b) Catarata en el ojo derecho de un gato común europeo de 12 años. Se observa un engrosamiento del cristalino y un aumento marcado de la ecogenicidad del mismo. 1: córnea; 2: cámara anterior; 3: cristalino; 4: cuerpo vítreo. Figura 23. Imagen bidimensional en plano oblicuo del globo ocular de un gato con un perdigón alojado dentro del ojo, en el que se observa una hemorragia intraocular y un desprendimiento de retina. 1: hemorragia intraocular; 2: desprendimiento de retina; 3: córnea; 4: cámara anterior. Imagen cortesía del Servicio de Oftalmología de la Fundació Hospital Clínic Veterinari.
  • 21. BULLA TIMPÁNICA En el gato las patologías del oído medio se deben a la presencia de pólipos inflamatorios, neoplasias, extensión de una otitis externa al oído medio y obstrucción o disfunción del tubo auditivo secundaria a enfermedad nasal o de vías respiratorias altas (Shanaman et al., 2012). Los cambios patológicos que se han descrito en pacientes con otitis media incluyen la presencia de líquido inflamatorio en el interior de la bulla timpánica (BT) e inflamación crónica que puede producir osteoproliferación y engrosamiento de su pared. En el estudio experimental publicado por King et al. (2007), la presencia de gelatina en el compartimento ventral de la BT permite que parte del haz de ultrasonidos penetre a través de la pared de la bulla timpánica y llegue hasta la luz. Esta gelatina se observa como una región anecogénica que permite visualizar el septo óseo como una estructura convexa e hiperecogénica (fig. 24). Sin embargo, el haz de ultrasonidos no puede alcanzar el compartimento dorsal. En este estudio comparativo, la tomografía computarizada (TC) fue la técnica más precisa para diagnosticar la presencia de líquido en el interior de la BT, mientras que la ecografía obtuvo mejores resultados en este proceso que las radiografías convencionales (King et al., 2007). Se debe recordar y tener presente que la presencia de líquido u otro tipo de material en el interior de la BT en gatos puede deberse a numerosos procesos, no solamente a una otitis media. En un estudio en el que se evaluaba la presencia de enfermedad clínica y subclínica en el oído medio, se realizó una TC del cráneo a varios gatos y se vio que la prevalencia de enfermedad subclínica era del 11 % (Shanaman et al., 2012). Por consiguiente, estos hallazgos deben ser interpretados en función de la historia clínica del paciente, de la exploración física y del resultado de otras pruebas diagnósticas. Figura 24. Imagen sagital de la bulla timpánica (BT) izquierda de un gato con otitis media. El margen ventral de la BT es curvo e hiperecogénico (flechas blancas). La presencia de líquido en el compartimento ventral de la BT (asterisco) permite que parte del haz de ultrasonidos penetre a través de la pared de la bulla y se propague en la luz. El septo óseo se observa dorsalmente como una superficie convexa hiperecogénica (flecha azul).
  • 22. LENGUA Solano et al. (1996) describieron la utilidad del examen ecográfico en la evaluación de masas linguales y sublinguales en los gatos. En un caso de carcinoma de células escamosas (CCE), este se describió como una masa hipoecogénica poco definida que envolvía el frenillo y la base de la lengua. En otro caso, este mismo tipo de tumor se observó como una masa hiperecogénica ovalada poco definida localizada en el tercio caudal de la lengua. En un tercer caso, otro CCE se observó como una masa sublingual grande, bien definida, con ecotextura compleja, que se extendía por los dos tercios caudales de la lengua. En este caso, el parénquima normal había sido reemplazado por una lesión heterogénea, difusa e hiperecogénica. La ecografía también se ha empleado en otras especies animales para el diagnóstico de cuerpos extraños alojados en la lengua. Sin embargo, no se han encontrado artículos que describan este uso en gatos. LARINGE Las masas laríngeas pueden estrechar la luz de la laringe y desplazar unilateralmente la sombra acústica proyectada por el gas intraluminal o provocar una distorsión completa de la anatomía laríngea normal (fig. 25). En algunos casos, puede dar la sensación de que las masas comprimen la luz de la laringe desde el exterior. Se recomienda realizar aspiraciones con aguja fina de estas masas para obtener un diagnóstico definitivo. Los tipos más comunes de tumores laríngeos en el gato son el linfoma, el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma (Carlisle et al., 1991; Jakubiak et al., 2005). Figura 25. Imágenes transversales a la altura de la laringe (a) y de la porción craneal de la tráquea (b). (a) Se observa un tejido hipoecogénico que infiltra la pared de la laringe (flechas) y que causa un colapso casi completo de la luz (asterisco). (b) Se observa una masa hipoecogénica que rodea los cartílagos traqueales (flechas), invadiendo la tráquea y causando un estrechamiento grave de su luz. El diagnóstico definitivo fue un linfoma.
  • 23. Otras posibles lesiones son pólipos laríngeos, granulomas, abscesos, quistes o hematomas (fig. 26). Los quistes laríngeos se observan como masas anecogénicas ovaladas o redondeadas a nivel de la laringe. Pueden desplazar la columna de aire en la rima glottidis. En estos casos, también puede realizarse una aspiración con aguja fina para obtener un diagnóstico definitivo. En casos de parálisis laríngea se observa la falta del movimiento normal de abducciónaducción durante la respiración de uno o ambos cartílagos aritenoides. En estos pacientes, la rima glottidis se ve más estrecha de lo normal durante la inspiración (Rudorf y Barr, 2002). NÓDULOS LINFÁTICOS Ciertos procesos reactivos, inflamatorios (de origen infeccioso o no infeccioso) y proliferativos pueden producir una linfadenopatía regional o diseminada (fig. 27). En el gato, se puede observar linfadenomegalia como resultado de infecciones víricas tales como inmunodeficiencia felina (FIV), leucemia felina (FeLV) o peritonitis infecciosa felina (PIF). El linfoma es la causa neoplásica más frecuente de linfadenopatía en el gato. También se ha descrito la presencia de asimetría en los nódulos linfáticos retrofaríngeos mediales en gatos con rinitis fúngica o carcinoma de células escamosas (Karnik et al., 2014; Soltero-Rivera et al., 2014). Los nódulos linfáticos (NL) anormales suelen aumentar de tamaño y tener una forma más redondeada. Pueden tener un patrón ecográfico alterado, con presencia de un parénquima más hipoecogénico de lo normal. En algunos casos se puede observar una sombra acústica distal si los NL contienen focos de mineralización o presencia de focos internos hipo o anecogénicos debidos a necrosis o formación quística. Una causa poco frecuente de linfadenopatía cervical es la presencia de vascularización plexiforme en los NL, que parece ser secundaria a procesos isquémicos (Welsh et al., 1999). Figura 26. Pólipo laríngeo. Imagen sagital obtenida en la porción craneal del esófago cervical. Se observa una masa ovalada heterogénea en la luz del esófago (entre cursores). La pared del esófago es visible rodeando la masa. Caudalmente a la masa se observa una pequeña cantidad de gas con sombra acústica distal. En la exploración de la laringe se observó una masa pedunculada de origen laríngeo que había sido parcialmente deglutida.
  • 24. GLÁNDULAS TIROIDES Y PARATIROIDES El hipertiroidismo felino suele deberse a una hiperplasia tiroidea adenomatosa funcional o a un adenoma hiperfuncional. En el 70 % de los casos, el hipertiroidismo felino es bilateral (Barberet et al., 2010). En gatos con hipertiroidismo, las glándulas tiroides son generalmente más grandes de lo normal, más redondeadas, heterogéneas, con áreas hipoecogénicas o anecogénicas y vascularización aumentada (fig. 28). Además, el volumen tiroideo es significativamente mayor que en gatos sanos. En algunos casos, cuando la enfermedad es unilateral, la glándula contralateral puede estar atrofiada, siendo difícil localizarla mediante ecografía. Después del tratamiento con 131I, el tamaño de la glándula disminuye aproximadamente un 75% y se vuelve menos redondeada y heterogénea, y con menor vascularización (Barberet et al., 2010). Las glándulas paratiroides patológicas (hiperplásicas, neoplásicas) también se pueden explorar con ecografía. Se ha descrito que la presencia de glándulas paratiroides de más de 4 mm en gatos es altamente sugestiva de adenoma o carcinoma de paratiroides (Sueda y Stefanacci, 2014). Sin embargo, otros autores no coinciden en esto (Barber, 2004). Diferenciar entre lesiones hiperplásicas y neoplásicas basándose en el tamaño de las glándulas paratiroides es difícil porque en casos de hiperplasia se puede observar un aumento marcado y asimétrico del tamaño de la glándula y, además la presencia de lesiones neoplásicas múltiples no es infrecuente. El hiperparatiroidismo primario felino es relativamente poco frecuente. Se observa generalmente en pacientes de edad avanzada y sus signos son inespecíficos. En estos pacientes, la secreción autónoma excesiva de hormona paratiroidea (PTH) causa un cuadro de hipercalcemia. En el gato, se ha descrito la presencia simultánea de hipertiroidismo e hiperparatiroidismo. Figura 27. Imagen del nódulo linfático retrofaríngeo medial derecho (flecha) moderadamente engrosado de un gato con carcinoma de células escamosas en la base de la lengua. (a) Vista sagital. (b) Vista transversal. (c) Vista sagital del mismo paciente que la figura 26 en la que se observa un engrosamiento marcado del nódulo linfático retrofaríngeo medial izquierdo (entre cursores), al lado del pólipo laríngeo (lado izquierdo de la imagen).
  • 25. Figura 28. Imágenes sagital (a) y transversal (b) de la glándula tiroides derecha de un gato con hipertiroidismo. La glándula tiroides está muy aumentada de tamaño, tiene forma redondeada y un parénquima homogéneo con pequeños focos hipoecogénicos internos. El diagnóstico final fue un adenoma tiroideo. Imágenes sagital (c) y transversal (d) de la glándula tiroides izquierda del mismo gato. Se observa el engrosamiento moderado de la glándula. Una de las glándulas paratiroides puede verse en el polo craneal de la tiroides (flecha). El diagnóstico definitivo fue una hiperplasia tiroidea. El hipoparatiroidismo primario también es poco frecuente en pacientes felinos. Suele observarse en pacientes jóvenes que tienen un cuadro neurológico intermitente o que presentan signos neuromusculares. MISCELÁNEA Existen otras lesiones cervicales que se pueden observar en los pacientes felinos, tales como masas (neoplásicas, hematomas, abscesos asociados o no a la presencia de un cuerpo extraño, quistes). La apariencia ecográfica de estas lesiones es similar a la descrita en perros (Zwingenberger y Wisner, 2008). En el diagnóstico diferencial de cualquier lesión cervical quística debe incluirse (Hofmeister et al., 2001):  Quistes (tiroideos, en el conducto tirogloso, quistes paratiroideos).  Neoplasia quística (adenoma o adenocarcinoma tiroideo, adenoma o adenocarcinoma de paratiroides y carcinoma de células escamosas).  Mucocele salival.
  • 26.
  • 27.
  • 28. La ecocardiografía o ecografía cardiaca es probablemente la herramienta diagnóstica más importante en cardiología felina. Aunque no debe menospreciarse la importancia de la anamnesis y la exploración física, los pacientes cardiacos felinos pueden, en ocasiones, mostrar alteraciones físicas muy sutiles (ritmos de galope, arritmia, pulsación yugular, sonidos cardiacos disminuidos) y los signos clínicos pueden ser inespecíficos (hiporexia, depresión, taquipnea). Además, pueden encontrarse pacientes con soplos fisiológicos no asociados a patología cardiaca, y pacientes con cardiomiopatía que no presentan ningún soplo (Côté et al., 2004; Paige et al., 2009; Wagner et al., 2010). Finalmente, también se encuentran pacientes felinos cardiópatas que permanecen asintomáticos durante largos periodos (Ferasin, 2003). Es importante recordar que la información obtenida mediante ecocardiografía debe complementarse con radiografías de tórax, ya que la ecocardiografía no proporciona ninguna información sobre los patrones pulmonares o sobre la vascularización del pulmón. Algunas de las indicaciones más comunes para el examen ecocardiográfico se recogen en la siguiente lista:  Ritmo de galope.  Soplo. n Arritmia.  Taquipnea/disnea.  Cardiomegalia/derrame pleural (observada en radiografía torácica).  Distensión/pulsación yugular.  Cianosis inducida por el ejercicio.  Colapso/intolerancia al ejercicio.  Sospecha de tromboembolismo.  Enfermedades sistémicas como hipertiroidismo, hipertensión, acromegalia. TÉCNICA ECOCARDIOGRÁFICA El corazón en la especie felina está rodeado por los pulmones, grasa y huesos y es una estructura de reducido tamaño que late deprisa. Por lo tanto, para obtener imágenes de alta resolución, se requiere el empleo de sondas con superficie de contacto pequeña (como una sonda en fase o sonda phased array), de alta frecuencia (7,5–10 MHz) y sistemas capaces de proporcionar velocidad de cuadro altas. Para realizar un examen ecocardiográfico completo deben incluirse las modalidades 2D, modo M y Doppler espectral. El estudio con Doppler tisular (TDI, del inglés Tissue Doppler Imaging) puede utilizarse para complementar el análisis de la función diastólica y sistólica. El electrocardiograma
  • 29. debe registrarse simultáneamente durante el examen, ya que se utilizará para diferenciar las diferentes fases de la contracción cardiaca (sístole, diástole). Para realizar una ecocardiografía es necesaria una mesa modificada con un corte en uno de los lados (fig. 1). Se recomienda llevar a cabo el examen en una sala silenciosa, con luz tenue y lo suficientemente espaciosa para que quepan la mesa, la máquina de ecografía (ecógrafo), dos ayudantes y el veterinario que realiza la ecografía. El paciente suele colocarse en decúbito lateral, accediendo al corazón por la parte dependiente del tórax, a través del agujero de la mesa. Sin embargo, en pacientes disneicos, se puede acceder al corazón con el paciente en decúbito esternal, proporcionándole al mismo tiempo suplementación con oxígeno. Se recomienda rasurar la zona que se va a examinar, idealmente con rasuradoras pequeñas y silenciosas, y aplicar el gel de ecografía antes de colocar al paciente en decúbito lateral para minimizar el estrés. La mayoría de pacientes felinos toleran los electrodos adhesivos de medicina humana en los cojinetes metacarpianos y metatarsianos para realizar un electrocardiograma (ECG), fijados mediante esparadrapo de papel (fig. 2). Figura 1. Mesas para el examen ecocardiográfico. (a) Sobremesa con un corte triangular en forma de triángulo que se fija encima de una mesa eléctrica, de altura ajustable, con la ayuda de dos cuerdas. (b) Mesa con dos cortes semicirculares para diferentes tamaños de paciente. Para acolchar la mesa, se utiliza una cama con el mismo corte triangular en el lado. Figura 2. (a) Rasuradora pequeña y silenciosa para la preparación del paciente antes de la ecocardiografía. (b) Gatito que está siendo preparado para el examen ecocardiográfico. (c) Colocación de electrodos adhesivos fijados con esparadrapo de papel para el ECG. (d) Posición del paciente, una vez preparado para el examen ecocardiográfico.
  • 30. De manera general, se prefiere evitar la sedación, pero cuando esta es necesaria puede utilizarse una combinación de acepromacina (0,02 mg/kg) con un opioide (butorfanol 0,3–0,4 mg/kg) sin que afecte de forma significativa a los resultados (Ward et al., 2012). No obstante, cabe resaltar que el grado de sedación con esta combinación es variable. Para obtener un nivel de sedación mayor pueden utilizarse combinaciones como ketamina/midazolam o dexmedetomidina/midazolam, si bien los efectos cardiovasculares de estas combinaciones son más marcados y pueden afectar negativamente a los resultados del examen (p. ej. la ketamina induce taquicardia; la dexmedetomidina disminuye la frecuencia cardiaca y puede por tanto anular los soplos dinámicos). En Thomas et al. (1993) se describe el protocolo básico para el examen ecocardiográfico en perros y gatos. La recomendación es producir imágenes cardiacas 2D con el aspecto craneal del corazón a la derecha de la pantalla y con el campo cercano en el lado superior (fig. 3). La marca-índice puede aparecer en el lado derecho o izquierdo de la pantalla, en función de la preferencia individual (la autora coloca la marca en el lado izquierdo de la pantalla, con el dedo pulgar en la marca de la sonda). Las vistas que deberían incluirse para realizar en un examen ecocardiográfico completo son las siguientes (fig. 3):  Vista paraesternal derecha, eje largo.  Vista paraesternal derecha, tracto de salida del ventrículo izquierdo.  Vista paraesternal derecha, eje corto (base cardiaca, cuerdas tendinosas, músculos papilares).  Vista paraesternal izquierda de cuatro cámaras.  Vista paraesternal izquierda de cinco cámaras.  Vista craneal izquierda (aorta, arteria pulmonar, apéndice auricular izquierdo, cámaras cardiacas derechas).
  • 31. En los pacientes caninos, la vista subcostal para la obtención de la velocidad aórtica se realiza de manera rutinaria pero, en la especie felina, no suele hacerse. La mayoría del estudio cardiaco estructural se lleva a cabo con las imágenes 2D obtenidas en las vistas paraesternales derechas, mientras que el estudio de la función diastólica mediante el uso del Doppler espectral se obtiene de las vistas paraesternales izquierdas. El técnico debe seguir un sistema metódico, que le permita detectar la presencia de cualquier alteración potencial, ya sea congénita o adquirida. Este texto describe el método utilizado por la autora, y puede diferir de otros métodos seguidos por otros veterinarios (tabla 1). Algunos pacientes felinos no toleran una exploración ecocardiográfica completa. En estos casos, un estudio abreviado puede llevarse a cabo utilizando vistas paraesternales derechas. Del mismo modo, la siguiente información básica puede obtenerse en decúbito esternal en pacientes disneicos o en situación de urgencia (mientras se administra oxígeno):  ¿Existe derrame pleural?  ¿El atrio izquierdo presenta un tamaño normal? Para medir el tamaño del atrio izquierdo puede utilizarse el diámetro del AI de la vista paraesternal derecha de eje largo (referencia). En el caso de detectar un derrame pleural significativo, el examen ecocardiográfico debe interrumpirse para realizar una toracocentesis, con el fin de estabilizar al paciente. En caso de encontrar un derrame pleural con presencia de un AI no dilatado, deberá sospecharse de derrame de origen no cardiaco (fig. 4). Figura 3. Vistas estándar en modo 2D para realizar una ecocardiografía en gatos. Las vistas paraesternales derechas incluyen: (a) eje largo, (b) tracto de salida del ventrículo derecho, (c) eje corto a nivel aórtico, (d) cuerdas tendinosas y (e) músculos papilares. Las vistas paraesternales izquierdas incluyen: (f) cuatro cámaras, (g) cinco cámaras y (h) vista craneal a nivel de aorta, arteria pulmonar, cámaras cardiacas derechas y apéndice auricular izquierdo.
  • 32. Tabla 1. Orden de obtención de las diferentes vistas y medidas obtenidas en cada una de ellas. Figura 4. Pacientes felinos con derrame pleural. (a) y (b) El primer paciente era un gatito que presentaba un atrio izquierdo de tamaño entre pequeño y normal, y un derrame de origen no cardiaco. Mediante toracocentesis, se drenó el líquido y, posteriormente, se confirmó que se trataba de un exudado causado por la infección por el virus de la peritonitis infecciosa felina. (c) Este segundo paciente era un gato geriátrico con una cardiomiopatía en fase terminal que se presentó con signos de tromboembolismo aórtico y fallo cardiaco congestivo. El atrio izquierdo está dilatado en la ecografía y el derrame se debió al fallo cardiaco congestivo. AI: atrio izquierdo; Ao: aorta; RM: regurgitación mitral; RT: regurgitación tricúspide; IA: insuficiencia aórtica; AP: arteria pulmonar, IP: insuficiencia pulmonar; DSA: defecto del septo interatrial; DSV: defecto del septo interventricular; VI: ventrículo izquierdo; VD: ventrículo derecho; IVSd, IVSs: grosor del septo interventricular en diástole y sístole, respectivamente; LVIDd, LVIDs: diámetro interno del ventrículo izquierdo en diástole y sístole, respectivamente; LVFWd, LVFWs: grosor de pared libre del ventrículo izquierdo en diástole y sístole, respectivamente; FA: fracción de acortamiento; SAM: movimiento anterior sistólico de la válvula mitral; EPSS: separación septal del punto E; TRIV: tiempo de relajación isovolumétrico; PDA: conducto arterioso persistente; DP: Doppler pulsado; DC: Doppler continuo.
  • 33. ECOGRAFÍA DEL CORAZÓN SANO. Tras colocar al paciente en decúbito lateral derecho, se palpa el ápex cardiaco derecho. La sonda debe sostenerse con la mano derecha, con el dedo pulgar sobre la marca (marca-índice en el lado izquierdo de la pantalla). Si se trata de un paciente con sobrepeso la grasa subcutánea puede “empujarse” para mejorar la ventana acústica. La sonda ecográfica se colocará en el área del ápex cardiaco con el pulgar del lado del técnico (fig. 5) para visualizar el corazón. Mediante movimientos breves (rotación, inclinación) se intentará obtener una vista de eje largo (fig. 3a, vídeo 1). El diámetro máximo del AI y el grosor de las paredes del VI deben medirse a diferentes niveles durante la diástole en esta vista (ver fig. 17a). Para obtener la vista de salida del VI se debe rotar levemente la sonda en el sentido contrario a las agujas del reloj (fig. 3b). Una rotación de 90 grados respecto a la vista de eje largo permitirá obtener la vista de eje corto (fig. 3c). Para obtener las vistas desde la base al ápex cardiaco será necesario hacer un movimiento de abanico con la sonda. La ratio AI/Ao debe medirse en el eje corto a nivel de la base cardiaca al final de la sístole (después de la onda T del ECG o en la primera imagen que se visualiza tras el cierre de la válvula aórtica) y debe ser de < 1,5 (Abbott y MacLean, 2006; fig. 6a). El flujo de las venas pulmonares (FVP) puede obtenerse en la vista de eje corto con Doppler pulsado. En gatos, la onda sistólica es de mayor velocidad que la diastólica, mostrando una onda atrial inversa pequeña (Schober et al., 2003). Para determinar la velocidad de la arteria pulmonar es necesario emplear el Doppler pulsado (fig. 7), colocando el cursor paralelo al flujo (con el Doppler color como guía) y la muestra tras la válvula pulmonar (dorsalmente en términos anatómicos). El flujo sanguíneo normal debe mostrar un flujo laminar (triángulo vacío) con velocidades entre 0,7–1,1 m/s (Chetboul et al., 2006). Figura 5. Colocación del paciente para la obtención de las vistas paraesternales derechas. (a) El paciente debe estar en decúbito derecho con el tórax encima del corte de la mesa y las extremidades anteriores ligeramente extendidas. (b) Aplicación de gel de contacto sobre la zona rasurada, correspondiente al área donde se palpa el choque de la punta del corazón (ápex cardiaco). (c) Con el dedo pulgar sobre la marca apuntando hacia el veterinario que está haciendo la ecocardiografía (marca-índice al lado izquierdo de la pantalla), colocar la sonda sobre la zona del choque de la punta en el tórax para obtener un corte de eje largo.
  • 34. Figura 6. Cálculo de la ratio atrio izquierdo:aorta (AI/Ao) midiendo la primera imagen diastólica donde se visualiza el cierre de la válvula aórtica (suele corresponder al final de la onda T en el ECG). El atrio izquierdo se mide de forma paralela a la comisura entre la cúspide aórtica no coronaria y la coronaria izquierda. El diámetro aórtico se mide en el mismo eje (método Hansson, mostrado en este ejemplo) o paralelo a la comisura entre la cúspide no coronaria y la coronaria derecha (método Rishniw). (a) Ratio AI/Ao normal (12 mm/9 mm, ratio 1,3). (b) Paciente con dilatación marcada del atrio izquierdo (24 mm/9 mm, ratio 2,6). Figura 7. (a) La vista del eje corto se utiliza para visualizar la arteria pulmonar. Para optimizar la vista de las válvulas pulmonares, deslizar la sonda caudoventralmente hacia el esternón. (b) El Doppler color debe utilizarse para guiar el posicionamiento de la muestra del cursor para el estudio de Doppler pulsado donde, si se utiliza el mapa de color BART, el flujo laminar debe ser azul. (c) Flujo pulmonar normal. (d) y (e) Algunos pacientes felinos pueden presentar una obstrucción dinámica del tracto de salida del ventrículo derecho, que provocará un flujo turbulento y una velocidad de salida rápida en forma de daga (suele necesitarse el Doppler continuo en vez del pulsado debido al incremento de la velocidad de flujo).
  • 35. Para la obtención del modo M, deberá colocarse el cursor entre los músculos papilares para poder obtener el grosor de las paredes ventriculares, las dimensiones camerales internas y la fracción de acortamiento (fig. 8). Se recomienda obtener medidas adicionales del grosor miocárdico en la vista de eje corto a nivel de los músculos papilares (ver fig. 17b). Los valores de referencia publicados pueden consultarse en la tabla 2. Una vez se han evaluado las vistas del lado derecho, deben evaluarse las vistas del lado izquierdo. Para ello, se coloca al paciente en decúbito lateral izquierdo y se palpa el ápex cardiaco izquierdo. La sonda debe sostenerse con la mano derecha, con el dedo pulgar sobre la marca (marca-índice en el lado izquierdo de la pantalla) y colocar la sonda sobre la zona del ápex. Una vez visualizado el corazón, la sonda debe deslizarse hacia el esternón para obtener una vista de cuatro cámaras que permita colocar el cursor de forma paralela al flujo sanguíneo (fig. 3f). Para aumentar la velocidad de cuadro y optimizar la vista para las cámaras cardiacas izquierdas se recomienda reducir la anchura de la ventana. Con el Doppler color se visualiza el flujo sanguíneo; a continuación, se coloca el cursor del Doppler pulsado paralelo al flujo, con la muestra a nivel de la punta de las válvulas mitrales en estado abierto. Los flujos transmitrales normales deben mostrar una onda E de mayor velocidad que la onda A (fig. 9), con un tiempo de deceleración de la onda E entre 53–79 ms (Schober et al., 2003). Tabla 2. Valores de referencia en gatos sanos para la obtención del modo M (Koffas, 2006). Figura 8. Modo M obtenido a partir una vista paraesternal derecha de eje corto. Las medidas telediastólicas deben obtenerse al final de la diástole (primera flecha señalando el inicio del complejo QRS). Las medidas telesistólicas deben tomarse al final de la sístole (segunda flecha, final de la onda T). Para tomar las medidas, debe emplearse la técnica leading edge-to-leading edge (borde principal a borde principal). La mayoría de ecógrafos con ecocardiografía permiten la medida secuencial para el modo M y el cálculo automático de la fracción de acortamiento (FA % = LVIDd - LVIDs / LVIDd × 100). [Escriba una cita del documento o el resumen de un punto interesante. Puede situar el cuadro de texto en cualquier lugar del documento. Use la ficha Herramientas de dibujo para cambiar el formato del cuadro de texto de la cita.]
  • 36. Se debe investigar la presencia de regurgitación mitral a este nivel con Doppler color. En caso de encontrarla, mediante Doppler continuo se obtendrá el trazado y la velocidad máxima (5–5,5 m/s, asumiendo un gradiente de presiones normal entre AI y VI). El FVP también puede obtenerse desde esta vista, preferiblemente de la vena pulmonar lateral (fig. 10). A continuación, se ensancha la ventana y se rota la sonda ligeramente en sentido contrario a las agujas del reloj para obtener la vista de cinco cámaras (ver fig. 3g). Con Doppler color sobre el tracto de salida del VI se visualiza el flujo sanguíneo (fig. 11). Tras colocar el cursor del Doppler pulsado tras la válvula aórtica (dorsalmente en términos anatómicos), se obtiene el trazado aórtico, que debe ser laminar (triángulo vacío) con una velocidad entre 0,9–1,3 m/s (Chetboul et al., 2006). Al mover ligeramente la ventana del Doppler color se permite la visualización simultánea de los flujos de entrada mitrales y el flujo de salida del VI (con un mapa de color BART debe observarse una interfase roja y azul, fig. 12). Con Doppler pulsado, se coloca la muestra a nivel de esta interfase para obtener un trazado que muestre parte del flujo de entrada mitral y parte del flujo de salida aórtico (también puede utilizarse Doppler continuo) con el objetivo de medir el tiempo de relajación isovolumétrica, que suele oscilar entre 54–88 ms (Schober, 2003). Figura 10. Vista paraesternal izquierda de cinco cámaras que muestra un estudio Doppler pulsado del flujo de las venas pulmonares. El mayor componente es el sistólico (S), que aparece tras la onda R del ECG, seguido del componente diastólico (D) de menor tamaño y del flujo atrial invertido (Ar) que ocurre durante la contracción de los atrios, tras la onda P del ECG. Figura 11. (a) Vista paraesternal izquierda de cinco cámaras donde se aprecia el tracto de salida del ventrículo izquierdo y la aorta. (b) El Doppler color debe utilizarse para guiar la colocación de la muestra para el estudio de Doppler pulsado, donde un flujo normal aparecerá azul en un mapa de color BART. (c) El flujo aórtico normal debe mostrar un trazado triangular “vacío” con un pico de aceleración temprana.
  • 37. A continuación, y tras volver a la vista de cuatro cámaras, se optimiza la vista de las cámaras derechas y se disminuye la anchura de la ventana. Con el Doppler color se visualiza el flujo sanguíneo y se obtiene el flujo de entrada transtricúspide con el Doppler pulsado (de forma similar a la obtención del flujo transmitral). El flujo transtricúspide es mucho más variable que el transmitral (fig. 13), ya que la precarga del ventrículo derecho es más sensible a cambios en las presiones intratorácicas (p. ej. durante la respiración). Se debe investigar la presencia de regurgitación tricúspide con Doppler color y se debe obtener el trazado con Doppler continuo para calcular la velocidad de la regurgitación (normalmente < 2,7 m/s) Figura 12. Vista paraesternal izquierda de cinco cámaras con Doppler color donde se aprecia (a) el flujo de salida aórtico y (b) el flujo de entrada mitral. (c) La muestra del Doppler pulsado debe colocarse entre la zona azul y la roja para obtener el trazado de “entrada y salida”. (d) El tiempo de relajación isovolumétrica es el tiempo entre el final del trazado aórtico y el inicio del flujo de entrada mitral. Figura 13. Vista paraesternal izquierda de cuatro cámaras optimizando las cámaras cardiacas derechas. El Doppler color se ha utilizado para guiar la colocación de la muestra del Doppler pulsado. Un trazado normal debería mostrar una onda diastólica E más alta que la A. Es frecuente encontrar una variación en la amplitud de las ondas A y E.
  • 38. Para la obtención de las vistas craneales la sonda debe sujetarse con la marca apuntando hacia la cola del paciente (marca-índice en el lado izquierdo de la pantalla) y a nivel de la base del corazón (en una posición más dorsocraneal en comparación con la posición para obtener las vistas apicales). A partir de esta posición, pivotando la sonda dorsal y ventralmente se visualizará: el eje largo de la aorta, el eje largo de la arteria pulmonar, vista apical modificada de las cámaras cardiacas derechas y vista del apéndice auricular izquierdo (fig. 14). Desde esta vista se puede obtener un trazado del flujo de salida de la arteria pulmonar (Doppler pulsado); se debe mapear con Doppler color para descartar la presencia de un conducto arterioso persistente, con flujo de izquierda a derecha. La presencia de regurgitación tricúspide se puede evaluar también con Doppler color sobre la válvula tricúspide. Finalmente, esta vista también permite determinar la velocidad a través del apéndice auricular izquierdo. Dicha velocidad debe ser > 0,2 cm/s (Schober y Maerz, 2006). Figura 14. Vistas paraesternales izquierdas craneales. (a) Tracto de salida del ventrículo izquierdo y la aorta. (b), (c) y (d) Inclinando la sonda dorsal y ventralmente desde este punto, se visualiza el atrio izquierdo y el apéndice auricular izquierdo, permitiendo estudiar la velocidad de flujo en el atrio con Doppler pulsado. (e) Tracto de salida del ventrículo derecho y la arteria pulmonar. (f) Estudio con Doppler color del flujo en la arteria pulmonar.
  • 39. El estudio de Doppler tisular debe llevarse a cabo desde las vistas izquierdas de cuatro cámaras. El autor utiliza el Doppler tisular espectral a nivel de la base del septo interventricular y la pared libre del ventrículo izquierdo. Se debe procurar alinear el cursor de forma paralela a las paredes ventriculares, disminuir la profundidad y estrechar la ventana. Una vez se ha obtenido una vista 2D de buena calidad, se debe pulsar la tecla de Doppler tisular y el límite de Nyquist se debe ajustar para permitir la máxima señal de velocidad sin aliasing (p. ej. 15–20 cm/s). A continuación, debe colocarse la muestra del cursor sobre el anillo de la válvula mitral, asegurando un volumen pequeño (1 mm) y debe activarse el Doppler pulsado para obtener el trazado de Doppler tisular espectral (fig. 15). En gatos, lo correcto es que E’ > A’. Las cardiomiopatías felinas más comunes (hipertrófica y restrictiva) son enfermedades primariamente diastólicas. Además, la disfunción diastólica temprana es frecuente en pacientes felinos geriátricos. Figura 15. Estudio de Doppler tisular espectral de (a) la base del septo interventricular y (b) la pared libre del ventrículo izquierdo. En pacientes normales, la onda E’ será de mayor amplitud que la A’.
  • 40. ESTUDIO DE LA FUNCIÓN DIASTÓLICA La tabla 3 muestra las características ecocardiográficas de la disfunción diastólica leve, moderada y avanzada basándose en el flujo transmitral, el flujo de las venas pulmonares, el tiempo de relajación isovolumétrica y el Doppler tisular (fig. 16). Tabla 3. Estudio ecocardiográfico de la función diastólica en gatos. Obsérvese que esta información está extrapolada de cardiología humana (Zile y Brutsaert, 2002). *E: onda diastólica temprana; A: onda diastólica tardía; DEt: tiempo de deceleración de la onda E; E’: onda diastólica temprana del Doppler tisular; A’: onda diastólica tardía del Doppler tisular; S: onda sistólica; D: onda diastólica. Figura 16. Ejemplos de patrón de flujo. (a) Flujo transmitral normal. (b) Flujo con patrón de relajación anormal. (c) Flujo con patrón restrictivo. (d) Patrón de flujo de las venas pulmonares normal. (e) Patrón con componente sistólico menor que el diastólico. (f) Patrón de Doppler tisular espectral normal. (g) Patrón de Doppler tisular espectral de relajación anormal.
  • 41. ESTUDIO DE LA FUNCIÓN SISTÓLICA La disfunción sistólica primaria es menos común en gatos que en perros. Puede encontrarse en cardiomiopatías idiopáticas como la cardiomiopatía dilatada, pero también en otras cardiomiopatías en fase terminal (p. ej. cardiomiopatía hipertrófica en fase terminal). La tabla 4 ilustra los parámetros ecocardiográficos utilizados para el estudio de la función sistólica, que es similar al utilizado en pacientes caninos. La fracción de eyección y el ratio tiempo de pre-eyección a tiempo de eyección (PEP/ ET) es comúnmente utilizado en pacientes caninos, pero no en felinos. Cabe notar que los índices sistólicos contenidos en la tabla 4 son dependientes de la carga cardiaca y, por lo tanto, se verán afectados en pacientes deshidratados o sobrehidratados. Tabla 4. Estudio ecocardiográfico de la función sistólica en gatos. La ecocardiografía es la técnica diagnóstica más importante en cardiología y debe utilizarse en conjunción con una exploración física y anamnesis completas. No sustituye a la radiografía torácica, ya que esta técnica proporciona información sobre los patrones pulmonares, la existencia de edema pulmonar o de congestión vascular pulmonar. Siempre deberá procurarse establecer un protocolo sistemático en la exploración ecocardiográfica para detectar y evaluar de manera rigurosa la presencia de alteraciones, tanto congénitas como adquiridas. ECOGRAFÍA DE LAS ALTERACIONES CARDIACAS. ENFERMEDAD CARDIACA ADQUIRIDA CARDIOMIOPATÍA HIPERTRÓFICA Y CARDIOMIOPATÍA HIPERTRÓFICA OBSTRUCTIVA La cardiomiopatía hipertrófica (CMH) y la hipertrófica obstructiva (CMHO) son los dos tipos de cardiomiopatías adquiridas más comunes (Ferasin, 2003). Estas cardiomiopatías pueden presentarse *LVIDS: diámetro interno del ventrículo izquierdo durante la sístole; FA: fracción de acortamiento; EPSS: separación septal del punto E; S’: velocidad miocárdica longitudinal del ventrículo izquierdo en Doppler tisular pulsado.
  • 42. de forma asintomática (compensada) durante largos periodos de tiempo o pueden evolucionar hasta provocar un fallo cardiaco congestivo (normalmente del corazón izquierdo), una enfermedad tromboembólica o la muerte súbita. Los pacientes con CMHO presentan un soplo en la exploración física, que suele ser de naturaleza dinámica (el grado del soplo aumenta al aumentar la frecuencia cardiaca y a la inversa, hasta incluso desaparecer). Por otra parte, los pacientes con CMH pueden no mostrar ningún soplo o mostrar únicamente un ritmo de galope. En los pacientes disneicos los soplos cardiacos podrán escucharse disminuidos si existe derrame pleural. El diagnóstico ecocardiográfico de la CMH se basa en la identificación de una pared ventricular cuyo espesor es mayor o igual a 6 mm (algunos autores mencionan 5,5 mm) (Wagner et al., 2010). Los espesores entre 5,5 y 5,9 mm se consideran dudosos. La mayoría de gatos presentan espesores < 4,5 mm (Domanjko et al., 2012). Esta hipertrofia concéntrica puede ser generalizada o focal, afectando únicamente a una zona de las paredes del ventrículo izquierdo. En fases tempranas, los únicos signos detectables de una CMH pueden ser músculos papilares prominentes o asimétricos (Adin y DileyPoston, 2007). También pueden observarse zonas de hiperecogenicidad miocárdica y una superficie endocárdica irregular. Estos signos se asocian a fibrosis miocárdica. Es importante recordar que los pacientes con deshidratación pueden presentar una pseudohipertrofia secundaria a la hipovolemia que se resuelve una vez que el paciente se rehidrata (Campbell y Kittleson, 2007). De forma similar, antes de diagnosticar una CMH, conviene descartar enfermedades sistémicas que puedan producir hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo, tales como hipertensión sistémica o enfermedades endocrinas como hipertiroidismo y acromegalia (hipersomatotropismo). Como regla general, una CMH se considera leve cuando el grosor de pared ventricular se sitúa entre 6 y 6,5 mm (Côté et al., 2011). Estos pacientes suelen presentar una disfunción diastólica temprana (normalmente con un patrón de relajación anormal en patrones transmitrales y Doppler tisular, y con un patrón variable del flujo de las venas pulmonares). Los pacientes con CMH grave suelen presentar grosores de pared > 7,5 mm y mostrar disfunción diastólica más avanzada (ver tabla 3). Los pacientes con CMH descompensada mostrarán un atrio izquierdo dilatado (las dimensiones son < 16 mm en el eje largo de la vista paraesternal derecha en un animal sano, 20–24 mm en pacientes con una dilatación moderada y > 24 mm en pacientes con una dilatación importante) y, normalmente, una disfunción diastólica avanzada (p. ej. un patrón restrictivo en flujos transmitrales, una relajación anormal en Doppler tisular y ondas Ar prominentes en el flujo de las venas pulmonares). En estos pacientes también podrá existir derrame pleural y pericárdico (secundario al fallo cardiaco congestivo). Asimismo, es frecuente encontrar un apéndice auricular izquierdo dilatado y contraste positivo (denominado “humo”). Algunos pacientes pueden presentar velocidades de flujo bajas a través del apéndice auricular izquierdo (p. ej. < 0,2 cm/s) y presencia de trombos. Los pacientes con CMH terminal pueden presentar una pared ventricular de espesor reducido con una función sistólica disminuida, normalmente a consecuencia de un infarto de miocardio (en estos pacientes los niveles de troponina cardiaca inhibitoria pueden estar elevados) (fig. 17, vídeo 2).
  • 43. Los pacientes con CMHO presentarán un movimiento sistólico anterior de la válvula mitral (SAM, del inglés systolic anterior motion of the mitral valve), causando la obstrucción dinámica del tracto de salida del ventrículo izquierdo. En esto pacientes, el SAM puede visualizarse desde la vista paraesternal derecha de eje largo donde se muestra el tracto de salida del ventrículo izquierdo, normalmente con la ayuda de Doppler color. Se observará en estos casos un flujo turbulento a nivel de la salida del ventrículo izquierdo y un jet excéntrico de regurgitación mitral hacia la pared posterior del atrio izquierdo, ambos originados en el mismo punto. El modo M puede utilizarse para Figura 17. (a) y (b). Paciente normal. Medida telediastólica del grosor de la pared ventricular con eje largo (a) y eje corto (b) de las vistas paraesternales derechas a partir de imágenes 2 D (inicio del complejo QRS en el ECG). (c) y (d) Paciente con cardiomiopatía hipertrófica. Se observan grosores de pared > 6 mm, dilatación del atrio izquierdo y derrame pericárdico leve (c). Se observa además la obliteración parcial del ventrículo izquierdo (d). (e) Contraste positivo en el atrio izquierdo, con presencia de un trombo en el apéndice auricular izquierdo. (f) Paciente con cardiomiopatía terminal, con derrame pleural y pericárdico leve, dilatación de los dos atrios y áreas con engrosamiento aumentado y disminuido del miocardio, lo que parece indicar una remodelación crónica.
  • 44. visualizar el movimiento anterior de la válvula mitral hacia el septo, tanto desde esta vista como desde la vista de eje corto a nivel de la válvula mitral. Estos pacientes presentarán una velocidad del tracto de salida superior a lo normal, con una forma característica de daga, correspondiente a un pico de aceleración tardío causado por la obstrucción dinámica subaórtica (fig. 18, vídeo 3). CARDIOMIOPATÍA RESTRICTIVA La cardiomiopatía restrictiva (CMR) es la segunda cardiomiopatía más frecuente en la especie felina y se caracteriza por la presencia de una dilatación del atrio izquierdo o biatrial (de los dos atrios) y una disfunción diastólica con la pared ventricular de un grosor normal. La función sistólica es normal o está disminuida. De forma similar a la CMH, la CMR en fase terminal puede ser difícil de diferenciar de otras cardiomiopatías terminales (fig. 19, vídeo 4). CARDIOMIOPATÍA DILATADA En la actualidad, la cardiomiopatía dilatada (CMD) es la menos comúnmente observada y se caracteriza por una disfunción sistólica (con la fracción de acortamiento < 20 %) y dilatación del ventrículo izquierdo. Los pacientes con fallo cardiaco congestivo presentarán dilatación auricular y pueden desarrollar también un derrame pleural o pericárdico. Figura 18. (a) Vista paraesternal derecha de eje largo con Doppler color. Se observan dos flujos turbulentos originados desde el mismo punto. Uno es un jet excéntrico de regurgitación mitral y el segundo representa un flujo de salida del ventrículo izquierdo acelerado. Este fenómeno es causado por un movimiento de la valva mitral anterior hacia el septo durante la sístole, llamado SAM. (b) y (c) Movimiento hacia el septo de la válvula mitral anterior (flechas blancas) y el flujo turbulento creado en el tracto de salida del ventrículo izquierdo (flecha azul) y la regurgitación mitral (flecha roja). (d) Movimiento de la válvula mitral normal, para comparar. Las imágenes en modo M pueden obtenerse desde el eje largo o el eje corto de la vista paraesternal derecha. (e) Velocidad del tracto de salida del ventrículo izquierdo con Doppler continuo, que se observa aumentada y en forma de daga (pico de aceleración tardío). (f) Flujo de regurgitación mitral con Doppler continuo.
  • 45. CARDIOMIOPATÍA ARRITMOGÉNICA DEL VENTRÍCULO DERECHO Normalmente, la cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho se presenta como una dilatación de las cámaras cardiacas derechas. Debe diferenciarse de la displasia de la válvula tricúspide. En estos pacientes pueden producirse también alteraciones de la conducción atrioventricular, como por ejemplo, bloqueos de tercer grado. En ocasiones, las cámaras cardiacas izquierdas muestran pseudohipertrofia y aparecen más pequeñas de lo normal en la imagen ecográfica por un llenado insuficiente del corazón (fig. 20, vídeo 5). CARDIOMIOPATÍA NO CLASIFICADA El término de cardiomiopatía no clasificada (CMNC) se utiliza para aquellas cardiomiopatías felinas que no encajan en ninguna de las clasificaciones mencionadas anteriormente. Figura 19. Imágenes de un paciente felino con signos de fallo cardiaco congestivo y arritmia. (a)-(d) Dilatación importante de las dos aurículas y dilatación leve del ventrículo izquierdo, con una pared de grosor normal. (e) Se detectó un jet leve, excéntrico, de regurgitación mitral, con velocidades de regurgitación reducidas. El diagnóstico fue cardiomiopatía restrictiva. Este paciente mostraba disfunción diastólica avanzada y disfunción sistólica de leve a moderada. (f) Aumento del EPSS. (g) Disminución de la fracción de acortamiento.
  • 46. ENDOCARDITIS La endocarditis es una patología muy poco frecuente en gatos, de pronóstico normalmente muy grave. Las publicaciones sobre esta enfermedad son escasas, pero las cámaras cardiacas izquierdas suelen ser las más comúnmente afectadas (válvulas aórtica y mitral). Ecocardiográficamente, la endocarditis se caracteriza por un engrosamiento de las válvulas mitral o aórtica, hiperecogenicidad (asociada a calcificación) y regurgitación u obstrucción de las válvulas afectadas. También puede existir una ecogenicidad alterada del miocardio (miocarditis) (fig. 21, vídeos 6 y 7). Figura 20. Imágenes de un paciente geriátrico felino con signos de fallo cardiaco congestivo y bradicardia causada por cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho. (a) Vista paraesternal derecha de eje largo. (b) Vista paraesternal izquierda de cuatro cámaras donde se observa la dilatación de la aurícula y ventrículo derechos con insuficiente llenado del atrio izquierdo. Se observa un bloqueo atrioventricular de tercer grado, causante de la bradicardia. (c) Estudio Doppler pulsado del flujo transmitral, donde se aprecia la disociación de las ondas A (flechas blancas) y E (flechas azules). Figura 21. Imágenes de una gata Siamesa, hembra esterilizada de 6 años, que acude a consulta con depresión y dificultad respiratoria de presentación aguda. El paciente presentaba un soplo sistólico de grado V/VI con componente diastólico sobre el ápex izquierdo. (a) y (b) Vista paraesternal derecha de eje largo donde se observa la dilatación marcada de las cámaras izquierdas con engrosamiento importante de la válvula septal mitral por una endocarditis vegetativa. Vista de salida del ventrículo izquierdo donde se observa (c) prolapso de la válvula mitral y (d) engrosamiento e hiperecogenicidad de la válvula aórtica. (e) El estudio de Doppler color demostró una regurgitación mitral y un flujo de salida de la aorta turbulento. (f) La vista paraesternal izquierda de cinco cámaras se utilizó para la obtención del flujo aórtico (g), coherente con la existencia de una estenosis aórtica secundaria a la endocarditis.
  • 47. DERRAME PERICÁRDICO Suele aparecer asociado a cardiomiopatía avanzada y fallo cardiaco congestivo, aunque existen más causas (peritonitis infecciosa felina, pericarditis urémica, etc.). Normalmente es leve y raramente produce taponamiento cardiaco o requiere la realización de una pericardiocentesis (fig. 22). ENFERMEDAD CARDIACA CONGÉNITA Las enfermedades cardiacas congénitas son poco comunes en el gato en comparación con el perro; las más frecuentes en gatos son los defectos del septo interventricular y la displasia atrioventricular. No obstante, se han descrito otras patologías, como la existencia de conducto arterioso persistente, defectos del cojinete endocárdico, tetralogía de Fallot, ventrículo derecho con doble cámara, cor triatriatum dexter, ventrículo derecho con doble salida, entre otras (fig. 23). Además, es relativamente frecuente encontrar múltiples alteraciones congénitas asociadas. Los pacientes felinos con defectos del septo interventricular suelen presentar soplos de alta intensidad en el área esternal derecha (grado IV, V o VI/VI). La mayoría de defectos del septo interventricular felino son perimembranosos y la ecocardiografía puede diferenciar si se encuentran en la región de entrada o de salida. Esto puede observarse desde el eje corto paraesternal derecho, utilizando el Doppler color (fig. 24, vídeos 8 y 9). El Doppler continuo se utilizará para documentar la dirección del shunt. Cuando el defecto del septo interventricular es de tipo restrictivo, los shunts será de izquierda a derecha con velocidades de aproximadamente 5 m/s. El pronóstico para estos pacientes suele ser bueno, ya que el shunt normalmente no es hemodinámicamente significativo. Los defectos de gran tamaño (no restrictivos) pueden dar lugar a la ecualización de las presiones entre el ventrículo derecho y el izquierdo, y pueden presentarse como shunts bidireccionales o de derecha a izquierda (invertidos). Figura 22. Imágenes de un paciente geriátrico felino con una cardiomiopatía hipertrófica asimétrica y un fallo cardiaco congestivo que precipitó un derrame pericárdico. El grosor de pared de la pared libre del ventrículo izquierdo está aumentado, con grosor normal del septo interventricular. (a) y (b) El atrio izquierdo está aumentado de tamaño y se observa el taponamiento del atrio derecho. Tras la realización de una pericardiocentesis, se drenaron 60 ml (trasudado modificado).
  • 48. Estos pacientes pueden llegar a la clínica sin soplo o con soplos de baja intensidad pero con cianosis inducida por el ejercicio y unos niveles de hematocrito que varían entre normales y elevados. Si no es posible documentar la dirección del shunt con Doppler color o espectral, se recomienda la realización de un estudio de contraste positivo (fig. 25). El estudio de contraste (vídeo 10) se realiza mediante la inyección de una mezcla agitada de suero salino al 0,9 % con solución coloide en una vena periférica (p. ej. vena cefálica). Este estudio puede utilizarse para detectar shunts de derecha a izquierda, tanto intracardiacos como extracardiacos (defectos del septo interventricular y conducto arterioso persistente, respectivamente), así como para delimitar las estructuras cardiacas (cor triatriatum dexter). La realización de una exploración física completa es vital en los pacientes felinos con enfermedad cardiaca congénita y debe orientar el examen ecocardiográfico (si se detecta un soplo de alta intensidad, se deberá encontrar un flujo de velocidad lo suficientemente alta para explicar el soplo). Figura 23. (a)-(c) Ventrículo derecho de doble cámara. (d)-(f) Tetralogía de Fallot donde se observa un defecto del septo interventricular con shunt bidireccional. (g) y (h) Arteria pulmonar hipoplásica causante de una estenosis pulmonar muy marcada (i) e hipertrofia concéntrica secundaria del ventrículo derecho.
  • 49. Figura 24. Imágenes obtenidas en dos gatitos con soplo de alta intensidad, ambos asintomáticos. (a)-(c) Este primer gatito presentaba un defecto del septo interventricular de gran tamaño, de tipo perimembranoso y entrada con shunt de izquierda a derecha. Las cámaras cardiacas aparecen dilatadas. Este paciente desarrolló posteriormente un fallo cardiaco congestivo antes de llegar a la edad adulta. (d) y (e) Este segundo gatito presentaba un defecto septal pequeño, de izquierda a derecha, sin presencia de dilatación de las cámaras cardiacas. Figura 25. El examen ecocardiográfico de contraste positivo puede realizarse con suero salino fisiológico mezclado con una solución coloide (a), una llave de tres vías y dos jeringas (b). La mezcla debe agitarse continuamente entre las dos jeringas conectadas a la llave de tres vías para formar microburbujas, tras lo cual se inyecta inmediatamente la mezcla agitada por vía venosa periférica, mientras se obtienen simultáneamente imágenes 2 D del corazón. (c) Las microburbujas aparecen como puntos hiperecogénicos que entran en la aurícula derecha y continúan hacia el ventrículo derecho, donde son eyectadas por la arteria pulmonar. No deben visualizarse burbujas en las cámaras izquierdas (se eliminan a través de los pulmones) a no ser que exista un shunt intracardiaco invertido. En una segunda inyección de microburbujas se visualizará la aorta abdominal para investigar la presencia de un conducto arterioso persistente invertido.
  • 50.
  • 51. TÉCNICA ECOGRÁFICA Para realizar una ecografía del tórax no cardiaco (ETNC) se utilizan sondas de frecuencia media a alta (5–10 MHz) con una superficie de contacto pequeña para acceder entre los espacios intercostales. Se pueden utilizar varios accesos (fig. 1):  Intercostal: El transductor se coloca entre las costillas en un plano longitudinal y transversal y se desplaza en dirección dorsal y ventral.  Subcostal o transhepático: Con el paciente en decúbito dorsal el transductor se coloca caudal al xifoides y se orienta cranealmente a través del hígado hasta alcanzar la interfase pleura-pulmón.  Entrada torácica: Es un acceso craneal en el que la sonda se coloca en la línea media de la región cervical caudal y se orienta caudalmente hacia el tórax. La ecografía se realiza en la posición en la que el paciente esté más cómodo, en decúbito lateral o esternal. En casos de disnea grave, la ETNC se puede realizar con el animal en estación. Para explorar el mediastino craneal desde un acceso lateral, es conveniente adelantar cranealmente las extremidades anteriores y colocar la sonda caudal al codo. Otra alternativa es situar al paciente en una mesa de ecocardiografía, accediendo a la parte dependiente del animal a través de ella. Antes de realizar una ETNC es recomendable obtener radiografías torácicas que confirmen la presencia de la lesión, identificar una posible ventana acústica y descartar la presencia de un neumotórax grave. En los casos de derrame pleural la ecografía se ha de realizar antes de drenar la cavidad torácica, siempre y cuando ello no suponga poner en riesgo la vida del gato. ECOGRAFÍA DEL TÓRAX NO CARDIACO NORMAL Las indicaciones para realizar una ETNC incluyen las patologías que afectan a la cavidad pleural, el mediastino y el pulmón, así como las alteraciones de la pared torácica. ACCESO INTERCOSTAL Figura 1. Accesos para realizar la ecografía torácica no cardiaca. (a) Intercostal. (b) Subcostal o transhepático. (c) Entrada del tórax.
  • 52. La piel, el tejido subcutáneo y los músculos se visualizan como un tejido estratificado con ecogenicidad alternante. Las costillas se visualizan como estructuras curvas e hiperecogénicas en el corte transversal, y como estructuras rectas e hiperecogénicas con sombra acústica en el corte longitudinal. Por debajo de la pared torácica se observa una línea hiperecogénica, con artefacto de reverberación distal y sombra sucia –que se mueve sincrónicamente con la respiración–, y que se corresponde con la interfase pleura-pulmón (fig. 2, vídeo 1). La pleura parietal y la visceral no se pueden diferenciar en imágenes estáticas, pero sí en ecografía en tiempo real por el movimiento deslizante entre ambas. El timo se observa en animales jóvenes y es importante no confundirlo con grasa o masas mediastínicas. Se visualiza como una estructura gruesa de tejido ecogénico, vascularizada y situada en posición craneoventral al corazón. A través de este acceso se pueden observar los nódulos linfáticos esternales craneales. Son los nódulos linfáticos que más frecuentemente se van a poder visualizar en la cavidad torácica. Se localizan a lo largo de los vasos torácicos internos a la altura del segundo cartílago costal. Son pequeños y pueden encontrarse hasta el sexto cartílago costal, cubiertos por el músculo torácico transverso (Saar y Getty, 1982). Se observan como un nódulo pequeño, hipoecogénico, redondeado u oval en el mediastino ventral (fig. 3). Los nódulos linfáticos mediastínicos craneales están representados por un grupo de dos a ocho nódulos linfáticos pequeños y elipsoides localizados a lo largo de la vena cava craneal, el aspecto ventral de la tráquea y el esófago. En un gato sano se visualizan en pocas ocasiones. Pueden observarse si incrementan mucho su tamaño o si están rodeados de líquido. Los nódulos linfáticos traqueobronquiales se localizan en la bifurcación de la tráquea y se relacionan con el bronquio principal de cada lado. No se pueden ecografiar desde la pared torácica por la presencia de pulmón Figura 2. Acceso intercostal. La piel, el tejido subcutáneo y los músculos se observan como un tejido estratificado con una alternancia de ecogenicidad (flecha). Las costillas se observan como estructuras hiperecogénicas con sombra acústica (asterisco). Entre las costillas se observa una línea hiperecogénica con artefacto de reverberación y sombra acústica sucia que se corresponde con la interfase pleura-pulmón (punta de flecha). Figura 3. Acceso intercostal ventral. Nódulo linfático esternal en un gato sano en el que se observa un nódulo hipoecogénico en el mediastino craneoventral.
  • 53. lleno de aire en un gato sano. Una alternativa para evaluar las estructuras mediastínicas es la ecografía endoscópica. ACCESO SUBCOSTAL O TRANSHEPÁTICO Es el mejor acceso para evaluar el mediastino caudal y las lesiones pulmonares caudales (localizadas sobre todo en el lóbulo accesorio). La porción distal del esófago torácico se puede observar a través de este acceso (fig. 4, ver también fig. 5 y vídeo 1 del capítulo 5). ENTRADA DEL TÓRAX Es el acceso adecuado para evaluar estructuras vasculares y el mediastino craneal al corazón. Asimismo, se puede visualizar la grasa mediastínica, la tráquea torácica craneal y el esófago. Los vasos mediastínicos craneales se visualizan como estructuras tubulares anecogénicas con paredes paralelas, finas e hiperecogénicas. El flujo vascular en el interior de los vasos se evalúa con ecografía Doppler. ECOGRAFÍA DE LAS LESIONES TORÁCICAS El tórax se puede ecografiar en aquellas situaciones en las que se produzca un desplazamiento del aire contenido en los pulmones, de forma que se puede acceder al mismo a través de una ventana acústica. La ecografía en casos de lesiones pulmonares o mediastínicas permite caracterizar la lesión y obtener muestras mediante aspiración con aguja fina (AAF) o biopsia. LESIONES DE LA PARED TORÁCICA La ecografía es una buena técnica de diagnóstico para evaluar las lesiones de la pared torácica pues aporta información de la extensión y de qué estructuras intra o extratorácicas están afectadas. La ecografía permite caracterizar las lesiones tumorales (con origen en los tejidos blandos u óseo), inflamatorias (abscesos, granulomas, fístulas con o sin cuerpos extraños asociados). Los trayectos fistulosos suelen ser hipo o anecogénicos y se deben seguir en toda su extensión para descartar la presencia de un cuerpo extraño, que generalmente es hiperecogénico y presenta sombra acústica. Sin embargo, los cuerpos extraños no siempre se visualizan. Figura 4. Acceso transhepático. (a) La imagen longitudinal de la interfase diafragma-pulmón se visualiza como una línea hiperecogénica con sombra acústica (flecha). (b) Corte transversal. El artefacto de reverberación y de cola de cometa (flecha) en el campo lejano se corresponde con la interfase pleura-pulmón.