Estructura y exploración del sistema auditivo humano
1.
2. El sistema auditivo comprende un órgano
periférico.
En el órgano periférico, se lleva a cabo la
captación de las ondas sonoras mediante el
pabellón auricular que las refracta y refleja para
dirigirías hacia el conducto auditivo externo.
De aquí se transmite el sonido a través de la
cadena de huesecillos, o por medio de la pared
ósea que forma el peñasco, al oído interno.
3. Oído Externo:
Su función es recoger las
ondas sonoras y las
conduce hasta su interior.
Esta formado por el
pabellón, conducto
auditivo y el tímpano.
5. Es una cavidad
llena de aire.
Separada del oído
interno por dos
pequeños orificios.
6. Musculo tensor del
tímpano.
Musculo del
estribo.
Huesecillos del 2 mm
de tamaño.
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8. La caja timpánica, por la acción del sistema muscular de la cadena y por su aireación, da
lugar a la acomodación sonora, para ser recibido el estímulo en forma conveniente por el
oído interno, donde, a nivel del órgano de Corti, se convierte en impulso nervioso que,
transmitido por las vías a los centros, da lugar a la percepción sonora.
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14. La radioelectricidad ha permitido, de una parte, la producción de
tonos puros emitidos en la misma intensidad o en forma
ascendente durante el tiempo que se precisa, a la vez que el
hallazgo de una unidad (decibelio) permite la comparación de los
resultados de los diferentes exámenes efectuados al mismo sujeto
o a otros distintos.
La obtención de un umbral, en cada frecuencia, permite la
consecución de un gráfico uniendo los distintos valores que
representa el perfil auditivo, el cual será significativo o expresará
el estado orgánico y funcional del sistema auditivo de la persona.
15. El examen de la voz humana se ha convertido,
gracias a los medios radioeléctricos, en la
audiometría verbal.
Esta precisa una adaptación de las palabras o
fonemas a cada idioma, e incluso, en una misma
lengua, a los diversos países en que se habla.
El medio de realizarla es la emisión de una e
lista de monosílabos, fonemas y frases, que se
van repitiendo hasta que son percibidas por el
sujeto.
16. La valoración puede hacerse por la
representación gráfica de un audiograma verbal,
el cual es obtenido mediante el registro del
porcentaje de palabras o frases comprendidas
en cada intensidad a medida que ésta va
intensificándose.
Otro sistema es la obtención del índice
audioverbal, que representa el promedio de los
valores umbrales conseguidos en las palabras,
monosflabos y frases.
17. Desde el siglo XVI se conoce la existencia de la conducción ósea,
valorada a través de tres pruebas, adaptadas también a la técnica
radiocléctrica. Éstas son las de,Weber, Rinne y Schwabach:
1. Prueba de Schwabach. Estudia la duración de la conducción ósea,
en segundos, comparándola con la de un oído normal. Esta prueba
nos da los resultados de igual duración, conducción ósea alargada y
conducción ósea acortada (si su actividad se encuentra minimizada).
Se verifica la prueba colocando un diapasón vibrante sobre la
apófisis mastoides y comprobando el tiempo que perdura en
segundos. Este resultado se compara con la duración en el sujeto
normal.
18. 2. Prueba deWeber.
Colocando un diapasón vibrante en el vértex, se oye por un igual en
ambos oídos. Si existe un oído en que predomina, o está disminuida
la función conductiva ósea, se producirá una lateralización hacia el
lado en que esta transmisión sea superior y, por tanto, se oirá mejor y
más intenso el sonido del diapasón en este oído.
19. 3. Prueba de Rinne.
Se obtiene comparando la duración de la percepción sonora por las
vías ósea y aerotimpánica. Normalmente, predomina la aérea,
denominándose positivo. Si, por el contrario, la conducción ósea es
más duradera que la aerotimpánica, se considera negativo.
20. La acción sonora utiliza predominantemente la
vía aerotimpánica que, a través de la cadena
osteocular.
Por tanto, si por circunstancias patológicas se
altera la vía aerotimpánica, la conducción ósea
alcanza una significación mayor a la obtenida en
condiciones normales.
Por el contrallo, si lo que se altera es el elemento
receptor, la conducción ósea, por ser más
directa, también será la más afectada.
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22. La agudeza auditiva demuestra, mediante el audiograma, la
existencia de una audición normal, que alcanza hasta una pérdida
de 20 dB; de hipoacusia, que representa las pérdidas que permiten la
compatibilidad con la palabra, y de sordera, con bajas cuya
intensidad es tal que la hacen por completo incompatible con el
lenguaje articulado.
En principio, la baja de los tonos graves corresponde a afecciones
del oído externo y medio, y se produce por trastornos en la
captación de los sonidos y en la conducción sonora por vía aérea
(hipoacusia de transmisión).
En las afecciones del oído interno se afectan más los tonos
agudos, y ello tiene como causa la alteración de la recepción
sonora (hipoacusia de percepción).
23. En conjunto, con la exploración de la agudeza auditiva y de la conducción ósea,
se puede establecer una clasificación un tanto amplia, pero de gran valor clínico,
y que nos viene desde el siglo XIX, en que ya se conseguían dichas fórmulas
acumétricas con los diapasones. Estas son:
1. Sordera de conducción y acomodación transmisiva (oído externo y medio):
a) Hipoacusia de tonos graves.
b) Tendencia al acortamiento del límite inferior.
c) Schwabach alargado.
d) Weber lateralizado al lado enfermo.
e) Rinne negativo.
2. Sordera de recepción y percepción neurosenso-rial (oído interno y vías
centrales):
a) Hipoacusia de tonos agudos.
b) Tendencia al acortamiento del límite superior.
c) Schwabach acortado.
d) Weber lateralizado al lado sano.
e) Rinne falsamente positivo.
24. RADIOLOGÍA SIMPLE
En la actualidad, la radiografía simple ha sido
prácticamente superada en el campo de la semiología por
la TAC axial y coronal de los peñascos; no obstante,
haremos un recordatorio ya que no en todas las zonas
geográficas se dispone de instrumental sofisticado para
exploraciones complementarías.
Las posiciones clásicamente utilizadas son tres, la de
Schüller, que ofrece la visión de la cara quirúrgica del
temporal; la de Stenvers, que permite la visión de la punta
del peñasco y del oído interno, y la de Mayer, que exhibe el
laberinto.
25. Las proyecciones de Guillen y Chausse III cumplen
bien estos requisitos, especialmente si se efectúan
ambas a la vez, puesto que la primera representa la
visión de los elementos citados a través de una
incidencia que sigue la pared interna de la caja
timpánica, y la pared extema la segunda. Por este
motivo, forman parte obligada de la exploración
radiológica del oído.
La proyección de Schüller II permite la visualización
del conducto auditivo interno, de gran interés para el
diagnóstico del neurinoma del acústico.
26. El rayo central sigue una dirección parietotimpánica,
es decir, entra por el parietal opuesto y sale del cráneo
por el tímpano del oído que se quiere radiografiar.
Expone la cara quirúrgica del temporal.
La situación y orientación de la placa es facilitada por
la articulación temporomaxilar que queda en la parte
anterior de la articulación.
La línea más posterior corresponde a las celdas peri y
retrosinusales, y puede ser muy acentuado el
contorno del seno lateral en los casos de otitis crónica.
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29. La persona se coloca en decúbito dorsal, la cabeza en
rotación de 45° en relación con la mesa, y el rayo
penetra en la dirección citada formando un ángulo de
45° con la horizontal cefálica radiográfica.
Esta radiografía da los datos siguientes; delante, la raíz
cigomática, cóndilo, cavidad glenoidea y el borde
anterior de la pirámide; detrás, la línea que señala su
borde posterior, con la impresión de la rodilla del seno
lateral.
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31. Entre ambas, se observa la zona del canal carotídeo, y, detrás, el
conducto auditivo interno. En la parte más alta posterior, se ven
celdas neumatizadas e, inmediatamente debajo, el antro y el
aditus; más abajo, el macizo laberíntico. Por delante, el conducto
auditivo extemo, y, algo encima, la caja timpánica y ática.
La indicación de esta proyección se da en la mayoría de procesos
que afectan a la caja timpánica y en especial la zona del ático, a la
vez que da una representación de la región carotídea de la
pirámide petrosa.
32. El rayo central penetra a 8 mm por encima de la comisura
palpebral inferior y se dirige al punto apical del mismo
lado (situado a 25 mm dentro del conducto auditivo
externo en el eje biauricular) siguiendo la dirección de la
pared interna de la caja timpánica.
Las estructuras óticas son visibles en el cuadrante
superointerno del círculo que forma la imagen de la órbita.
La apófisis mastoides y el cóndilo del maxilar se visualizan
en el centro.
De dentro afuera, se aprecian el vestíbulo con los
conductos semicirculares vertical y horizontal, ventana
oval y promontorio.
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34. El rayo central penetra por encima y fuera del ángulo
superoexterno de la órbita dirigiéndose al punto atical
del mismo lado, siguiendo la dirección de la pared
externa de la caja timpánica.
Las estructuras que interesan están enmarcadas entre
el ala mayor del esfenoides en una situación superior,
interiormente por el ala menor y por dentro por la
apófisis orbitaria interna.
Permite apreciar el vestíbulo con los conductos
semicirculares horizontal y vertical, ventana oval y
promontorio.
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37. Las proyecciones de Guillen y Chausse III, así como la proyección
de Schüller II (transorbitaria bilateral), son las utilizadas para la
detección de posibles neurinomas del acústico en fase todavía
otológica.
En ellas, se estudian tres segmentos, el fondo del conduelo
auditivo, verdadero Fondo de saco limitado por la cortical compacta
y vecina al núcleo laberíntico.
38. TOMOGRAJFÍA DE ALTA RESOLUCIÓN
Ha sustituido a las tomografías del peñasco y
prácticamente a la radiografía simple. Permite comprobar,
con detalle, el estado de neumatización mastoidea, que el
contenido de la caja timpánica sea aéreo o patológico,
cóclea, laberinto posterior y conducto auditivo interno.
RESONANCIA MAGNÉTICA
Es la prueba diagnóstica de elección ante la sospecha de
patología retrococlear, ya que permite una excelente
visualización del ángulo ponto-cerebeloso. Es la prueba
ideal para diagnosticar el neurinoma delVIII par craneal.