2. CONTENIDO DEL TALLER:
1) Prefiguración de la Eucaristía en el
Antiguo Testamento.
2) Nuevo Testamento: Anuncio e
institución de la Eucaristía.
3) La Eucaristía en la Patrística y tradición
de la Iglesia.
4) Adoración Eucarística y milagros
Eucarísticos.
3. LA EUCARISTÍA SACRAMENTO Y SACRIFICIO
1) la consagración del pan en el Cuerpo de
Cristo y del vino en su Sangre, actualiza el
sacrificio de Jesucristo en la Cruz.
2) es alimento spiritual del alma. Es
sacramento en cuanto que en ella se dá la gracia
invisible bajo especies visibles.
Es sacrificio en cuanto se ofrece, y sacramento
en cuanto se recibe.
4. LA EUCARISTÍA COMO SACRAMENTO
En el santísimo sacramento
de la Eucaristía están
contenidos verdadera, real
y sustancialmente el
Cuerpo y la Sangre,
juntamente con el alma y la
divinidad de nuestro Señor
Jesucristo, y, por
consiguiente, Cristo
entero”
5. “Esta presencia se
denomina ‘real’, no a título
exclusivo, como si las
otras presencias no fuesen
‘reales’, sino por
excelencia, porque es
substancial, y por ella
Cristo, Dios y hombre, se
hace totalmente presente”
(Catecismo, n. 1374)
6. B. FIGURAS
Antes de Jesucristo, la Eucaristía que
Él habría de instituir fue prefigurada de
diversos modos en el Antiguo
Testamento. Fueron figuras de este
sacramento.
7. -El maná con el que Dios alimentó a los
israelitas durante cuarenta años en el
desierto (cf. Ex. 16, 435), y al que Jesús
se refiere explícitamente en el discurso
eucarístico de Cafarnaúm (cf. Juan 6, 31
ss.);
8. -El sacrificio de Melquisedec,
gran sacerdote, que ofreció
pan y vino para dar gracias
por la victoria de Abraham
(cf. Génesis 14, 18); gesto que
luego será recordado en la
carta a los Hebreos para
hablar de Jesucristo como
“sacerdote eterno…, según
el orden de Melquisedec” (cf.
Hebreos 7, 11);
9. -Los panes de la
proposición, que
estaban de continuo
expuestos en el
Templo de Dios,
pudiéndose alimentar
con ellos sólo
quienes fueran puros
(cf. Éxodo 25, 30);
10. Por eso el sacerdote Ahimelec le dijo a
David: “No tengo pan común a la
mano, solamente tengo pan sagrado;
pero lo daré si los criados se han
guardado a lo menos de mujeres.”
Con esto quería significar que ellos
debían estar purificados para poder
comer ese pan sagrado.
11. -El sacrificio de Abrahan, que ofreció a su
hijo Isaac por ser ésa la voluntad de Dios
(cf. Génesis 22, 10);
12. -El sacrificio del
cordero pascual,
cuya sangre libró
de la muerte a
los israelitas (cf.
Éxodo 12).
13. C. PROFECÍAS
La Eucaristía fue también
preanunciada varias veces en el
Antiguo Testamento:
- Salomón en el libro de los
Proverbios: “La Sabiduría se
edificó una casa con siete
columnas preparó una mesa y
envió a sus criados a decir:
‘Vengan, coman el pan y bebed
el vino que les he preparado”
(Proverbios 9, 1);
14. - El Profeta Zacarías predijo la fundación
de la Iglesia como una abundancia de
bienes espirituales, y habló del “trigo de
los elegidos y del vino que hace germinar
la pureza” (Zacarías 9, 17);
15. - El profeta Malaquías, hablando de las
impurezas de los sacrificios de la ley
antigua, puso en boca de Dios este
anuncio del sacrificio de la nueva ley:
“Desde donde sale el sol hasta el ocaso,
grande es mi nombre entre las gentes, y
en todo lugar se sacrifica y ofrece a mi
nombre una oblación pura” (Malaquías 1,
10ss.)
17. A) LA OFRENDA DE ABEL
«Mira con bondad esta ofrenda y
acéptala como aceptaste los dones del
justo Abel», reza la Plegaria
Eucarística. Se hace aquí referencia a
Gén 4,4-5.
18. La Carta a los Hebreos comenta así este
pasaje: «Por la fe, ofreció Abel a Dios un
sacrificio mejor que el de Caín, por ello fue
declarado justo, con
la aprobación de Dios
a sus ofrendas;
por ello, aunque
muerto, sigue
hablando» (Hb 11,4).
19. La misma Carta relacionará después la
sangre de Abel con la de Jesús: «...Jesús,
el mediador de la nueva alianza, que nos
ha rociado con una sangre que habla más
elocuentemente que la de Abel» (Hb
12,24).
20. B) EL SACRIFICIO DE ABRAHÁN
La Carta a los Hebreos al
comentar que Abrahán, al
ofrecer a Isaac, «pensó que
Dios tiene poder hasta para
resucitar muertos y por eso
recobró a Isaac como figura
del futuro» (Hb 11,19).
Así, el sacrificio de Abrahán
es también figura de la
resurrección de Cristo que
celebramos en la Eucaristía.
21. C) LA OFRENDA DE MELQUISEDEC
Lectura del libro del Génesis
. 14,18-20.S.
*Este misterioso personaje,
que es presentado como rey
de Salem y sacerdote del
Dios Altísimo, aparece de
forma repentina e
inesperada en la vida de
Abrahán, ofreciéndole pan y
vino, y bendiciendo al
patriarca y dando gracias a
Dios por haberle dado la
victoria sobre reyes
poderosos. (cf. Gén 14,18-
22. *El personaje vuelve a salir en el famoso
Salmo «Oráculo del Señor a mi señor», que
proclama la dignidad sacerdotal del rey
davídico: «Tú eres sacerdote para siempre
según el rito de Melquisedec» (Sal 110,4).
Este Salmo es uno de los más citados en el
Nuevo Testamento, incluso por el mismo
Jesús (cf. Mt 22,41-46).
23. *La Carta a los Hebreos, (cf. Hb 7-
8), aprovecha el paralelismo con
Melquisedec para presentar a
Jesús como sacerdote único,
supremo y eterno porque, como
Hijo que es, asegura la relación
perfecta con Dios. Y este único
sacerdote ha ofrecido de una vez
para siempre un único sacrificio,
su propio cuerpo y su propia
sangre. Por otra parte, toda la
tradición cristiana resaltará como
profecía el tipo de ofrenda que hizo
Melquisedec: el pan y el vino, que
son los signos de la Eucaristía.
24. D) LA PASCUA
El pueblo de Israel vivía como esclavo en
Egipto y Dios decidió liberarlo. Un día les
mandó sacrificar un cordero por familia y
comerlo, para poder iniciar con fuerzas la
gran marcha por el desierto.
25. Les mandó, además, que marcasen sus
puertas con la sangre del cordero, para que
el ángel del Señor no matara a sus
primogénitos, como iba a hacer con los
primogénitos de los egipcios. Ese fué, pues,
el cordero de la liberación y de la vida. (cf.
Ex 12).
26. Jesús instituyó la Eucaristía cuando los
judíos se disponían a celebrar la Pascua -
fiesta anual que recordaba la liberación-, y
murió cuando todas las familias judías
estaban matando los corderos para la cena
pascual. Con eso quiso decirnos que él es el
Cordero que, con su muerte, nos da la
verdadera libertad y la vida definitiva. Y la
Eucaristía es la cena pascual auténtica, el
alimento que libera y vivifica.
27. E) EL SACRIFICIO DE LA ALIANZA
El pueblo de Israel, en su marcha de la
libertad, llegó por el desierto al monte Sinaí, y
allí Dios les propuso una alianza, un pacto de
amistad y de pertenencia mutua.
El pueblo aceptó. Y entonces Dios quiso que
firmaran este pacto al modo
como se solían sellar los pactos en aquellas
culturas antiguas:
mezclando la sangre
de las dos partes
contratantes,
aunque fuera de
manera simbólica.
28. Moisés mató unos novillos y roció con su
sangre el altar (símbolo de Dios) y al
pueblo (cf. Ex 24). Jesús, al instituir la
Eucaristía, dijo: «Esta es la sangre de la
nueva alianza, que será derramada por
vosotros». Es decir, con la sangre de
Cristo, que recordamos y recibimos en la
Eucaristía, se sella el pacto definitivo de
amor entre Dios y el hombre.
29. F) EL MANÁ
Lectura del libro del Éxodo. 16,2-4.12-15.
*Durante la peregrinación por el desierto y ante
las protestas del pueblo por falta de provisiones,
Dios hizo llover del cielo un pan misterioso, al
que los israelitas llamaron «maná». Lo tenían que
recoger cada día, sin guardar nada para el día
siguiente (cf. Ex 16).
•
30. Jesús, en su discurso eucarístico, dijo: «Os
aseguro que no fue Moisés quien os dio
pan del cielo. Es mi Padre quien os da el
verdadero pan del cielo... Yo soy el pan vivo
bajado del cielo. El que come de este pan
vivirá para Siempre.
Y el pan que yo daré
es mi carne» (Jn 6,32.51).
31.
*Una espiritualización de este alimento,
imagen de la palabra de Dios, es la que
aparece en Dt 8,2-3: Dios alimentó al
pueblo con el maná para hacerle
comprender que el hombre no sólo vive
de pan, sino de toda la palabra que sale
de la boca de Dios. Y en esta misma línea
va Sab 16,20:el maná es la palabra de
Dios que nutre una vida superior.
32. *Por su parte, San Pablo llama a este alimento del
desierto «alimento espiritual» (1 Cor 10,3). Todos
bebieron la misma bebida espiritual, pues
bebieron de la roca espiritual que les seguía, y la
roca era Cristo, dice Pablo.
Según una tradición rabínica, la roca de Núm 20,8
acompañó a los israelitas en el desierto; para
Pablo, dicha roca simboliza a Cristo preexistente,
actuando ya en la historia de Israel. Todo esto
sucedió en figura, dice Pablo; en figura de lo que
tenía que
venir (1 Cor 10,6.11).
33. G) EL CORDERO EXPIATORIO
Dios le mandó a Moisés que, una vez al
año, en la fiesta solemne de la Expiación,
impusiera las manos sobre un macho
cabrío, como para descargar sobre él
todas las culpas de los israelitas, y que
después lo soltara por el desierto.
34. Juan el Bautista presenta a Jesús como el
cordero de Dios que quita el pecado del
mundo sustituyendo al cordero de expiación
por el pecado.
Era un modo de significar que Dios olvidaba
y perdonaba las culpas del pueblo (cf. Lv
16,20-22). Jesús dijo: «Esta es mi sangre...,
que se derrama por todos para el perdón de
los pecados». La muerte de Jesús, cuyo
efecto nos llega en la Eucaristía, es la fuente
definitiva del perdón.
35. H) EL PAN PARA EL CAMINO DE ELÍAS
*El profeta Elías huía perseguido por
Jezabel. Deprimido, se echó a la sombra
de un árbol, pidió al Señor la muerte y se
durmió. Un ángel lo despertó, y por dos
veces le invitó a comer un misterioso
pan. Comió, bebió del agua que le dio
también el ángel, y «con la fuerza de
aquel pan caminó cuarenta días y
cuarenta noches hasta el monte de Dios,
el Horeb», donde vió la gloria de
Dios (cf. 1 Re 19,1-8).
36. K) EL BANQUETE FINAL DE ISAÍAS
El profeta Isaías contempla poéticamente
la salvación final como un inmenso
banquete, con manjares y bebidas
exquisitas, al que serán invitados todos
los pueblos, y en el que desaparecerán
todas las lágrimas de los hombres (cf. Is
25,6-10).
37. Esta imagen será utilizada
por Jesús en sus parábolas
para hablarnos de la vida
definitiva. Y la Eucaristía es
concebida por el mismo
Señor como anuncio y
anticipo de ese gran
banquete final: «Os digo
que ya no volveré a beber
del fruto de la vid hasta el
día en que lo beba con
vosotros, nuevo, en el reino
de mi Padre» (Mt 26,29).
38. Apocalipsis:
“Mira que estoy a la
puerta y llamo: si
uno escucha mi voz
y me abre, entraré
en su casa y comeré
con él y él
conmigo.” Ap 3,20