1. El documento describe la solemnidad del Corpus Christi, en la que la Iglesia celebra el Cuerpo y la Sangre de Cristo. 2. Se hace referencia a la antigua alianza entre Dios y su pueblo descrita en el Éxodo, y cómo Jesús estableció una nueva alianza a través del sacrificio de su cuerpo y su sangre. 3. El documento explora los diferentes significados del pan eucarístico como el cuerpo de Cristo y la importancia de recibirlo para tener vida eterna.
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
Corpus christi
1.
2. En este 2do domingo después de Pentecostés la Iglesia celebra
la solemnidad del Corpus Christi, del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
3. Mediante las lecturas de hoy, la Iglesia quiere recalcar la nueva y eterna
alianza que Dios hizo con su pueblo y que Cristo selló con su sangre.
4. En la primera lectura del libro de Éxodo se narra que Dios
que había sacado a su pueblo de la esclavitud de Egipto
para hacerlo un pueblo de hombres plenamente libres, hizo con ellos
un pacto, una alianza: Él sería su Dios y ellos serían su pueblo.
5. Este texto nos muestra
cómo se desarrolló este pacto.
- El altar, representa a Dios.
- La sangre significa vida.
Moisés derramó esa sangre sobre
el altar y luego sobre el pueblo.
Esto indica la unión entre Dios
y su pueblo, porque es la misma
sangre, la misma vida, la que une
el altar (Dios) y el pueblo.
6. Los términos de esa alianza, quedaron escritos.
Son los mandamientos.
7. Fue en la alianza hecha en el
desierto, celebrada con este ritual,
cuando un grupo de clanes y tribus
dispersas, tomaron conciencia
que eran un solo pueblo y una sola
nación, con un nombre propio
(Israel), con un destino
y con una tierra de pertenencia;
con una ley original
(los mandamientos),
que les daba la orientación
de la vida, con un culto específico,
con sus rituales y sus fiestas.
8. Pero era necesario un pueblo de Dios que fuera el fermento que propagara
ese mensaje, por eso en la última cena, Jesús recordando la otra Alianza,
indica que ahora, es El quien derramará su sangre por una muchedumbre
que somos todos nosotros, su Iglesia, el nuevo pueblo de Dios.
9. Por esta incorporación a Cristo, todos somos en él herederos de las promesas
y constituimos el verdadero Pueblo de Dios
(Ga 3,16.28-29)
10. Todos somos cuerpo de Cristo,
pues todos comemos de un mismo pan
que es el cuerpo de Cristo
Muerto y resucitado.
Todos somos un mismo Pueblo
de Dios, Iglesia, peregrinos en Cristo
hacia el Reino de Dios, alimentados
por Cristo con su propia carne:
"Este es el pan que ha bajado del cielo;
no como el de vuestros padres,
que lo comieron y murieron: el que
come este pan vivirá para siempre".
11. Sólo en Cristo y por Cristo constituimos un pueblo, un cuerpo,
una Iglesia comprometida con Cristo en su muerte y resurrección
para dar vida al mundo.
12. La solemnidad del Corpus Christi comprende dos momentos:
la santa misa, en la que se realiza la ofrenda del Sacrificio, y la procesión,
que manifiesta públicamente la adoración del santísimo Sacramento.
13. La comunión sólo es auténtica
cuando no se privatiza
ni se apropia, cuando comulgar
con Cristo significa también
comulgar con los hermanos,
más aún, con todos los hombres:
recibimos un cuerpo que se entrega
por nosotros y por todos
los hombres.
El que comulga se compromete
con Cristo y con los que son
de Cristo, como un solo hombre,
en el sacrificio de Cristo,
en la salvación del mundo
(“Eucaristía” 1972)
14. La comunión exige también dar
el cuerpo y la sangre
por los hermanos, así como Jesús
lo ha hecho por nosotros:
“Tomad y comed todos de el,
porque esto es mi cuerpo
(vida, estudio, tiempo, carismas,
energías y esperanzas), que será
entregado por vosotros”.
“Tomad y bebed todos de él, porque
éste es el cáliz de mi sangre
(cruces, sufrimientos, debilidades,
carencias, fatigas y angustias)
que será derramada por vosotros”
(Mt. 26,26-28).
16. Jesús como pan de vida se contrapone
al maná y también a la ley.
En Jesús la tierra prometida es
una realidad para todo el que lo siga.
En pasajes como Números 14,21-23;
Josué 5,6; Salmo 95,7 queda claro que
la razón por la cual el pueblo de Israel
no llegó a la tierra prometida,
fue por no escuchar la voz de Dios.
17. 1. Yo soy el pan vivo. Jesús es el pan vivo porque es el enviado del Padre,
que es quien posee la vida y se la ha conferido . A la vida que procede
de Dios se le denomina vida eterna. La expresión atiende más al origen
y cualidad de la vida que a la temporalidad.
18. 2.El que coma de este pan vivirá para siempre. Jesús posee la vida de Dios
y la transmite a los humanos. El que me coma vivirá gracias a mí. Ahora
sí se resalta explícitamente la dimensión de la temporalidad-eternidad.
No es como el pan de vuestros antepasados, que lo comieron y murieron.
19. Jesús pasa de la figura del maná
a la del Cordero en el mismo contexto
del Éxodo.
Ambos términos pertenecen
al criterio del alimento.
No hay don del Espíritu donde no hay
don de la carne, porque a través de ella
el don de Dios se hace concreto y
adquiere realidad para el hombre.
No existen dones divinos
que no tengan expresión en la carne.
20. 3. El pan es mi carne. Se trata de otra formulación de la primera
afirmación. La carne y la sangre de Jesús son expresiones para designar
a Jesús como ser humano y concreto. A través de esta comida el ser
humano hace suya la vida divina y forma comunidad con Jesús.
21. Los judíos no entendían este lenguaje
de Jesús, para ellos fue claro mientras
se mantuvo en la metáfora del pan;
pero pasar a decirles que comieran “su
carne” no les cabía en la cabeza.
Y se torna menos inteligible cuando
añade “beber su sangre”
para responder a la pregunta
De “¿Cómo puede darnos a comer
su carne?” (Jn 6,52).
Los hebreos no comen carnes
ahogadas, es decir, con la sangre
adentro, porque esto sería comerse
la vida, por ello la sangre vertida
es figura de la muerte.
La separación de carne y sangre indican la muerte. Jesús va a dar
de comer su carne muriendo. Cuando se separen su carne y su sangre,
se verá la vida y el amor que hay en El.
22. En el cordero la carne alimentó la salida de la esclavitud y su sangre
liberó de la muerte. Ahora la carne del cordero es alimento permanente
y su sangre da vida definitiva que supera toda muerte...
“yo lo resucitaré” (Jn 6,44).
23. Comulgar implica una relación con la vida y la muerte salvífica de Jesús.
Es tan profundo y de tanta responsabilidad este misterio que Pablo dice:
“Quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe
su propia condena” (1 Cor 11,29).
24. ¡Oh memorial de la muerte del Señor,
pan vivo, que das vida al hombre!
Da a mi alma que de ti viva,
y disfrute siempre de tu dulce sabor.
Piadoso pelícano, Jesús Señor,
límpiame a mí, inmundo,
con tu sangre; una de cuyas gotas
puede limpiar al mundo entero
de todo pecado.
¡Oh Jesús, a quien ahora veo velado!
Te pido que se cumpla
lo que yo tanto anhelo:
Que, viéndote finalmente cara a cara,
sea yo dichoso con la vista de tu
gloria. Amén.
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