3. Nombre: Mariano Padilla Rangel
Grado: 2º
Grupo: B
Materia: Español 2
Catedrático: Lic. Juan Francisco Gómez Silva.
4. Nadie le daría trabajo con lo vieja que
estaba, e indagar sobre si disponía de ahorros
para montar un negocio en toda regla sería una
falta de sensibilidad; por no decir un exceso de
estupidez. Qué hacer cuando las carnes te
exigen sobrevivir. ¿Pedir limosna? Buenos Aires
ya no estaba para eso. Tendría que ganarse la
vida haciendo algo de dudosa moralidad. Qué
cosa. Qué podría hacer sin perjudicar a la gente.
Optó por vender aire, como lo hacían miles de
empresas, pero ella no sería una desalmada.
Cobraría montos irrelevantes y el aire que daría
a cambio no contendría un valor superfluo.
5. Empezaría a venderlo de inmediato
porque, además, sabía que ningún pariente
le iba a dar cobijo. No los tenía, ni hacia los
lados ni hacia abajo. Hacia arriba, menos.
Sandra realmente era vieja. 57 años olvidada
en la cárcel por haber matado a su marido le
impidieron procrear. Era él o ella. Los
moratones acumulados en su cuerpo lo
demostraban, pero en el juicio no valieron. El
abogado contratado por su suegra era de los
caros, de esos con influencias.
6. Desde el 12 de octubre de 2003, Sandra
anduvo libre por las calles. ¡Vaya mentira!
Sus carnes la arrinconaron más que nunca.
En su estómago tenía aire, pero uno muy
distinto del que estaba por vender. En la
cárcel había aprendido algo de magia. Hacía
desaparecer objetos pequeños, como
cigarrillos y monedas. Con una esfera de
cristal de cuatro centímetros de diámetro no
tendría problemas.
7. Entre la basura, encontró cajas de un
tamaño ideal para empaquetar, una y otra
vez, su única esfera. Sólo le faltaban cintas
de colores para, en el momento de la venta,
atar la caja correspondiente y adornarla con
un listón. Las consiguió enseguida.
8. Frente a una tienda de juguetes, interpretando el papel de una
bruja buena de cuento, atraía la atención de los pequeños con un
discurso dulce en el tono y seductor en las palabras: “Mira esta bola
de cristal. Es ligera como el aire. Es mágica. Mágica para los que
poseen el don. ¿Tú lo posees? No mires a tus padres, la respuesta
sólo la puede saber uno mismo. Meteré esta bola especial en esta
caja… así, ¿ves? Ahora, ataremos la caja con esta cinta para
asegurarnos de que se mantenga cerrada hasta que llegues a tu casa.
Si al abrirla descubres que la bola se ha desmaterializado (que ya no
está), sabrás que posees el don. Pero la bola no habrá desaparecido,
sólo habrá cambiado de lugar. Habitará dentro de ti para siempre y te
será muy útil en tus sueños, porque con ella vencerás a cualquier
monstruo y te ayudará a encontrar mundos llenos de personas y
cosas bellas y alegres. Dormirás feliz”. Los padres, confiando en que
la vieja los timase con una caja vacía, se la compraban por unas
cuantas monedas.
9. Funcionaba.
El boca a boca hizo cada vez más conocida a la vieja de enfrente
de la juguetería en Rivadavia, entre la avenida Otamendi y
Campichuelo.
A Sandra Febres Queipo se le recuerda como “La bruja de la bola
invisible”. Murió el 7 de enero de 2005. Ni bien pasaron dos meses, la
juguetería —que no voy nombrar para no hacerle publicidad— lanzó
un producto con la imagen ilustrada de su personaje y con el nombre
con el que se le conocía. No lo vendieron como esperaban. En 2008
dejaron de producirlo. Pensaron que la magia de Sandra también era
comercializable, pero pasaron por alto el truco de su éxito. Era la voz
de ella, la convicción en su tono, lo que agudizaba en los niños el don
de creer… de creer que en esa nada que encontraban en la caja fuese
posible todo.
10. CONCLUSIÓN
Hay que tomarse un momento para
ponerse a pensar y sentir las situaciones de
la vida para actuar en basa a un sentimiento
y a la razón.