1. La comunicación, un objeto de estudio multifascético
La comunicación humana es un objeto multifascético, su definición depende del
ángulo de mira.
Desde un punto de vista etimológico, la palabra comunicación deriva de los
vocablos latinos communicare y communicatio.
“Acción mediante la cual lo que era propio y exclusivo de uno viene a ser
participado por otros”.
El filósofo italiano Niccoló Tommaseo, explicaba que la comunicación es:
Hacer común algo con otros y hacerse partícipe o entrar a formar parte
de algo. Y nosotros podemos hacer común a los otros nuestros pensamientos,
los conocimientos, dar noticia de algo a los otros, conversar con una persona o
más: y en todos estos casos decimos comunicar.
Comunicar, cuando tiene un sentido afín a significar y notificar es dar a
conocer a otros una cosa que se sabe o que se hace, ponerla casi aparte de
nuestro conocimiento, ponerla con ellos en común. Se notifican los hechos, se
significan los sentimientos del alma, se comunican éstos y aquéllos, pero éstos
más propiamente. Se notifica a quien quiere y debe conocer; se comunica con
quien se quiere hacer parte del propio conocimiento o sentimiento.
Comunicar es, entonces, algo más que informar, es informar y significar,
transmitir notificaciones de hechos, y a la vez hacer compartir sentimientos e
ideas a un receptor que conserva sus derechos de aceptar, rechazar,
mantenerse indiferente o pasivo, o bien crítico o activo frente a los mensajes
que recibe.
Algunos conceptos y definiciones
Definir qué es la comunicación, cuáles son sus alcances y cuáles sus efectos ha
constituido un desafío permanente para los teóricos e investigadores. Este
hecho quizá explique por qué en situaciones de enseñanza los docentes
prefieran no incluir definiciones del fenómenos estudiado o bien intenten
definirlo contrario sensu, por lo que la comunicación no es; así se ensayan
definiciones tales como “comunicar no es meramente transmitir un mensaje”,
“comunicarse no consiste simplemente en establecer contacto”, etc. Otra de las
posibilidades didácticas frecuentes es la que se tomará aquí, consistente en
presentar un conjunto de definiciones intentando cubrir un amplio espectro de
perspectivas y posturas teóricas.
Para los investigadores franceses Armand y Michelle Mattelart, “optar por volver
a la teoría es, pues, tratar de poner al día la contradictoria realidad en este
campo de conocimientos para intentar restituir la red de significaciones en la
que se inscriben las prácticas ordinarias de la comunicación, las prácticas de
2. consumo, las prácticas profesionales de producción, las prácticas militantes de
la producción, etc.”.
A tal punto el fenómeno comunicación resulta central para el concepto de
sociedad y cultura, de desarrollo personal y social, que llevaron al sociólogo
Charles Cooley en su obra clásica Organización Social escrita en 1909, a definir
la comunicación como el mecanismo por medio del cual las relaciones humanas
existen y se desarrollan, es decir todos los símbolos de la mente junto con los
medios que los transportan a través del espacio y los preservan en el tiempo.
En tanto proceso social, la comunicación implica un encadenamiento de
acciones con significado. Esta es la condición implícita para que se haga
efectiva la comunicación, en el plano de la comprensión de los mensajes
transmitidos.
En este sentido resulta ejemplificativa la postura del filósofo de la Escuela de
Frankfurt, Jürgen Habermas, quien en su obra Teoría de la acción comunicativa
(1989) propone que el proceso de comunicación intersubjetiva, entre las
personas, es una relación que asumen sujetos capaces de lenguaje y de acción
en el mundo de la vida, mundo que se articula con tres componentes
estructurales: la cultura, la sociedad y la persona. Para este autor la
intersubjetividad implica que los sujetos sólo se vuelven sujetos cuando se
reconocen como tales, es decir, cuando son conscientes de sus competencias
comunicativas, en tanto actos de reconocimientos recíprocos que convierten
a las personas en sujetos aptos para el lenguaje y la acción. Conviene ver esta
postura con las propias palabras de Habermas:
La acción comunicativa se refiere a la interacción de por lo menos dos
sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con
medios extraverbales) entablan una relación interpersonal. Los actores buscan
entenderse sobre una situación de acción para poder así coordinar de común
acuerdo sus planes de acción y con ello sus acciones.
El concepto central aquí, el de interpretación, se refiere principalmente a
la negociación de definiciones de la situación susceptibles de consenso. En este
modelo de acción el lenguaje ocupa, como veremos, un punto prominente.
(Habermas, 1989: T. 1.: 124)
A modo de conclusión citamos al comunicólogo español, Martín Serrano que
propone que:
La existencia de información que se produce y usa de forma
institucionalizada y que concierne a los aconteceres qe interesan a la
comunidad en su conjunto es la razón por la que las Ciencias de la
Comunicación pueden tener una disciplina que pertenece al ámbito de los
estudios sociales.
(Martín Serrano, 1986:22)