Plan Refuerzo Escolar 2024 para estudiantes con necesidades de Aprendizaje en...
Filosofia
1. INSTITUCION EDUCATIVA TERMARIT
MELVIS YAJAIRA GARCES MOSQUERA Y
SANDRA LORENA VALLECILLA MORENO
GRADO: 10-3
TRABAJO DE FILOSOFIA
DOC: LUIS WALDINY RIVAS
FECHA: 22/07/2015
2. Jean-Jacques Rousseau
(Ginebra, Suiza, 1712 - Ermenonville, Francia, 1778) Filósofo
suizo. Junto con Voltaire y Montesquieu, se le sitúa entre los
grandes pensadores de la Ilustración en Francia. Sin embargo,
aunque compartió con los ilustrados el propósito de superar el
oscurantismo de los siglos precedentes, la obra de Jean-Jacques o
Juan Jacobo Rousseau presenta puntos divergentes, como su
concepto de progreso, y en general más avanzados: sus ideas
políticas y sociales preludiaron la Revolución Francesa, su
sensibilidad literaria se anticipó al romanticismo y, por los nuevos
y fecundos conceptos que introdujo en el campo de la educación,
se le considera el padre del pedagogía moderna.
3. • Biografía
Huérfano de madre desde temprana edad, Jean-Jacques Rousseau
fue criado por su tía materna y por su padre, un modesto relojero.
Sin apenas haber recibido educación, trabajó como aprendiz con un
notario y con un grabador, quien lo sometió a un trato tan brutal que
acabó por abandonar Ginebra en 1728.
Fue entonces acogido bajo la protección de la baronesa de Warens,
quien le convenció de que se convirtiese al catolicismo (su familia era
calvinista). Ya como amante de la baronesa, Jean-Jacques Rousseau
se instaló en la residencia de ésta en Chambéry e inició un período
intenso de estudio autodidacto.
4. En 1742 Rousseau puso fin a una etapa que más tarde evocó como la
única feliz de su vida y partió hacia París, donde presentó a la
Academia de la Ciencias un nuevo sistema de notación musical
ideado por él, con el que esperaba alcanzar una fama que, sin
embargo, tardó en llegar. Pasó un año (1743-1744) como secretario
del embajador francés en Venecia, pero un enfrentamiento con éste
determinó su regreso a París, donde inició una relación con una
sirvienta inculta, Thérèse Levasseur, con quien acabó por casarse
civilmente en 1768 tras haber tenido con ella cinco hijos.
Rousseau trabó por entonces amistad con los ilustrados, y fue
invitado a contribuir con artículos de música a la Enciclopedia de
D'Alembert y Diderot; este último lo impulsó a presentarse en 1750
al concurso convocado por la Academia de Dijon, la cual otorgó el
primer premio a su Discurso sobre las ciencias y las artes, que marcó
el inicio de su fama.
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7. En 1754 visitó de nuevo Ginebra y retornó al
protestantismo para readquirir sus derechos como
ciudadano ginebrino, entendiendo que se trataba
de un puro trámite legislativo. Apareció entonces su
Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los
hombres, escrito también para el concurso
convocado en 1755 por la Academia de Dijon.
Rousseau se opuso en esta obra a la concepción
ilustrada del progreso, considerando que los
hombres en estado natural son por definición
inocentes y felices, y que son la cultura y la
civilización las que imponen la desigualdad entre
ellos (en especial a partir del establecimiento de la
propiedad) y acarrean la infelicidad.
8. En 1756 se instaló en la residencia de su amiga
Madame d'Épinay en Montmorency, donde
redactó algunas de sus obras más importantes.
Julia o la nueva Eloísa (1761) es una novela
sentimental inspirada en su pasión -no
correspondida- por la cuñada de Madame
d'Épinay, la cual fue motivo de disputa con esta
última.
9. La Obra de Jean-Jacques Rousseau
Considerado unánimemente una de las máximas
figuras de la Ilustración, Jean-Jacques Rousseau
aportó obras fundamentales a la teorización del
deísmo (Profesión de fe del vicario saboyano), la
creación de una nueva pedagogía (Emilio), la crítica
del absolutismo (Discurso sobre el origen y el
fundamento de la desigualdad entre los hombres, El
contrato social), la controversia sobre el sentido del
progreso humano (Discurso sobre las ciencias y las
artes), el auge de la novela sentimental (Julia o la
nueva Eloísa) y el desarrollo del género
autobiográfico (Confesiones). En suma, Rousseau
abordó los grandes temas de su época y participó
activamente en todos los debates intelectuales que
apasionaron al siglo.
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11. Sin embargo, al tiempo que es un hombre
representativo de la ideología ilustrada (con sus
presupuestos basados en la razón, la naturaleza, la
tolerancia y la libertad), Rousseau anuncia algunas
corrientes que se difundirán a partir de la
Revolución. Así, por un lado, el pensador ginebrino
puso en circulación determinadas ideas que
cuestionaban el optimismo radical de las Luces: la
perfección del estado de naturaleza frente a la
corrupción de la sociedad comprometía la confianza
en el progreso de los ilustrados; la idealización del
buen salvaje se enfrentaba a la del "innoble salvaje"
de los economistas que estudiaban los medios para
el desarrollo material de la humanidad, y el énfasis
sobre el sentimiento y la voluntad podía mermar la
confianza ilustrada en el imperio de la razón.
12. Por otro lado, sus propuestas políticas no sólo
desbarataban las ilusiones puestas en el reformismo
benevolente de los déspotas ilustrados, sino que ofrecían
un modo alternativo de organización de la sociedad y
lanzaban una inequívoca consigna contra el absolutismo
de derecho divino al defender el principio de la soberanía
nacional y la voluntad general de la comunidad de los
ciudadanos.
De este modo, Rousseau se situaba en la encrucijada de
la Ilustración, alimentando al mismo tiempo las corrientes
subterráneas que inspiraron el prerromanticismo y las
fuentes doctrinales de donde brotará pujante la
Revolución. Pese a esgrimir argumentos no demasiado
sólidos, su primer texto importante, el Discurso sobre las
ciencias y las artes (1750), es la clave para entender su
reticencia frente al optimismo racionalista que creía
firmemente en el progreso de la civilización.
13. Rousseau se alejaba ya en esta obra del pensamiento
ilustrado al atribuir escasa importancia al
perfeccionamiento de las ciencias y conceder mayor valor a
las facultades volitivas que a la razón. Contestando la
unilateralidad de una visión del progreso ceñida al ámbito
técnico y material, en detrimento del moral y cultural,
denunció la incongruencia que suponía denominar
progreso humano a lo que era un mero desarrollo
tecnológico. Aunque se había avanzado en el dominio de la
naturaleza y se había aumentado el patrimonio artístico, la
civilización no había hecho al hombre más libre, más feliz o
más bondadoso.
14. La empresa de dilucidar los efectos de la organización social
sobre la naturaleza humana la acometió en el Discurso sobre el
origen y el fundamento de la desigualdad entre los hombres
(1755). Si en escritos anteriores ya había teorizado sobre la
bondad natural del hombre y el efecto corruptor de la sociedad,
ahora pasó a desarrollar la idea del buen salvaje. En un primitivo
estado de naturaleza no existían entre los humanos
desigualdades relevantes (sólo las derivadas de la biología) y los
hombres no eran ni buenos ni malos, sino simplemente
"amorales". Una serie de causas externas empujaron a los
hombres a agruparse y prestarse ayuda mutua para
determinadas empresas, y en el transcurso de esa asociación
nacieron las pasiones que transformaron su espíritu.