1. EL TRABAJO PSÍQUICO DEL
JUGAR
Mtra. Mirna Martínez Solís
Licenciatura en Educación Inicial
Febrero de 2015
ENSFEP
2. Hablar de las implicaciones psíquicas del juego es una
tarea compleja y a la vez movilizante: nosotros fuimos
ese niño del que hablamos ahora, nuestros padres y
nosotros mismos fueron/somos esos cuidadores
“suficientemente buenos”.
Nuestros propios procesos creativos se pusieron en
jaque con los cuestionamientos acerca del
acatamiento, el juego y la creatividad.
LAS IMPLICANCIAS PSÍQUICAS DEL
JUEGO
3. La importancia del jugar es crucial para los procesos
de humanización, de allí el tiempo y el espacio que le
otorgamos.
“EL JUEGO CREA AL NIÑO”
4. Cuando planeamos las propuestas de juego para los
bebés o los niños pequeños, el principal interés está
puesto en los materiales, en su riqueza, tal vez en su
variedad, muchas veces en la seguridad (que no se los
traguen, que no se lastimen, que no manchen, etc),
en que sean entretenidos y muy llamativos, y
entonces medimos su éxito por el tiempo que los
niños permanecen jugando con ese objeto -y
pareciera que el éxito está en el juguete-.
PLANEANDO EL JUEGO
5. El juego tiene muchas capas que apenas rozan la
utilidad del juguete o del objeto.
Hay significados profundos del jugar, a lo que niño
elabora a través de sus juegos, a la necesidad psíquica
de descargar tensiones, de recuperar vivencias de
placer, y también de construir la capacidad de
simbolización.
LAS IMPLICACIONES DEL JUEGO
6. Fue el primero en prestar atención al significado
encubierto del juego, es decir al contenido psíquico,
subjetivo, que se despliega en cada acto de jugar.
Describió por primera vez este mecanismo psicológico
cuando interpretó el juego de un niño de 18 meses.
Una visión muy interesante aparece en sus escritos,
cuando observando las acciones de su nieto durante varios
días llega a dar significado a lo que luego se llamó “el fort-
da” (se fue y acá está, en alemán), en alusión a las palabras
que el niño pronunciaba en esa secuencia lúdica.
SIGMUND FREUD
7. …Este buen niño exhibía el hábito, molesto en ocasiones, de arrojar
lejos de sí, a un rincón o debajo de la cama, todos los pequeños
objetos que hallaba a su alcance, de modo que no solía ser tarea fácil
juntar sus juguetes. Y al hacerlo profería con expresión de interés y
satisfacción un fuerte y prolongado “o-o-o-o-o”, que, según el juicio
coincidente de la madre y de este observador, no era una
interjección, sino que significaba “fort!” (se fue). Al fin caí en la
cuenta de que se trataba de un juego y que el niño no hacía otro uso
de sus juguetes que el de jugar a que “se iban”.
Un día hice la observación que corroboró mi punto de vista. El niño
tenía un carretel de madera atado con un piolín. No se le ocurrió, por
ejemplo, arrastrarlo tras sí por el piso para jugar al carrito, sino que
con gran destreza arrojaba el carretel, al que sostenía por el piolín,
tras la baranda de su cunita con mosquitero; el carretel desaparecía
ahí dentro, el niño pronunciaba su significativo “o-o-o-o-o”, y
después, tirando del piolín, volvía a sacar el carretel de la cuna,
saludando ahora su aparición con un amistoso “Da” (acá está). Ese
era, pues, el juego completo, el de desaparecer y volver.”
8. A partir de esta observación sostenida Freud elabora
toda una teoría acerca del significado profundo del
juego a nivel emocional, que muchos otros estudiosos
de la psicología hicieron crecer más adelante. Lo más
interesante probablemente de este descubrimiento
es ver cómo el niño, haciendo aparecer y desaparecer
su carretel, trata de dominar la angustia que le
provoca la aparición y desaparición de su mamá, y al
mismo tiempo puede “arrojarla” lejos de sí para
recuperarla a su antojo.
9. Cuánto valor cobra este juego del niño, cuánta
importancia, si podemos “leer” en él semejante
trabajo psíquico. En este sentido, podemos decir que
el juego en sí mismo es un trabajo para el niño; lejos
de constituir una banalidad o un modo de llenar el
tiempo, el juego es el efecto de un trabajo psíquico
del que el niño mismo es responsable.
10. ¿Qué ocurre con un niño cuya relación con el juego es
de acatamiento?, retomando a Winnicott.
Si hay acatamiento ¿se puede desplegar esta riqueza
psíquica, hay posibilidades de elaboración sobre las
cosas del mundo que afectan a todo ser pensante?
PODEMOS PREGUNTARNOS
11. En su trabajo de observación y análisis del vínculo madre-
hijo, Winnicott descubre y conceptualiza cuestiones
fundamentales de la construcción psíquica temprana.
En principio, pone el énfasis en la situación de dependencia
materna del bebé a partir de su llegada al mundo, cuando
tiene por delante construir todos los sentidos sobre las
cosas.
Si el bebé está privado de cuidados maternales
“suficientemente buenos”, dice Winnicott, su experiencia
se asemeja a la de un corcho flotando en el océano.
WINNICOTT
12. El “sostenimiento” –desde la perspectiva de
Winnicott- es mucho más que apoyo corporal.
Sostener es ayudar a interpretar el mundo, calmar las
ansiedades, arrullar, ayudar a entrar en el lenguaje,
dar cuidados apropiados y amorosos a tiempo,
disponerse a jugar, proteger, envolver afectivamente.
13. Podríamos decir que al principio de la vida los bebés
constituyen una unidad con sus madres, y que corresponde
al trabajo psíquico la elaboración de la separación
paulatina.
Separarse y seguir siendo uno mismo con integridad es
para el bebé una tarea compleja, llena de desafíos.
Winnicott se refiere a la “continuidad del ser” como una
condición de estabilidad, de integración, que el bebé va
logrando paulatinamente siempre y cuando haya sido
suficientemente bien acompañado en ese pasaje de la
dependencia total a cierta autonomía creciente.
14. Utilizan sus puños o sus dedos para estimular su zona oral, para
satisfacer los instintos que se imponen, su necesidad de succión, y
también para lograr una unión consigo mismos. Chupar la propia
manito da sensación de continuidad de ser, remite al pecho de la
madre, a la experiencia de unión y de satisfacción. Unos meses más
adelante el bebé reemplaza sus propios puños por algún objeto
blando, muñecos, a veces un trapito.
Estas experiencias son vitales en el aprendizaje de lo que es de
adentro (del mundo interno) y lo que se de afuera (la realidad
externa), lo que es madre” y lo que es “yo” en el niño.
A veces para los adultos se difícil percibir que en las mentes de los
bebés todo esto está por construirse y que es un complejo trabajo
en el que necesitan de la ayuda de quienes intervienen en su
crianza, indispensablemente.
Los recién nacidos y también a los
niños de dos o tres meses
15. Pensemos en la concentración de los niños cuando
juegan, en la preocupación por sostener ese espacio-
círculo mágico que permite darle perdurabilidad a la
ilusión, en la enorme frustración que les produce la
irrupción de la figura del “aguafiestas” (muchas veces
representada por el adulto que marca el fin del juego
o sus desvíos).
16. “Lo que hace que el individuo sienta que la vida vale la
pena de vivirse es, más que ninguna otra cosa, la
apercepción creadora. Frente a esto existe una relación
con la realidad externa que es relación de acatamiento; se
reconoce el mundo y sus detalles pero solo como algo que
es preciso encajar o que exige adaptación. El acatamiento
implica un sentimiento de inutilidad en el individuo, y se
vincula con la idea de que nada importa y que la vida no es
digna de ser vivida. En forma atormentadora, muchos
individuos han experimentado una proporción suficiente
de vida creadora como para reconocer que la mayor parte
del tiempo viven de manera no creadora, como atrapados
en la creatividad de algún otro, o de una máquina”.
SOBRE EL ACATAMIENTO
17. Winnicott sostiene la importancia de la creación de un
“ambiente facilitador” para que el bebé pueda
desplegar su creatividad. Ese ambiente es facilitador
en tanto sigue el ritmo del niño, lo acompaña
acompasadamente. El ambiente facilitador es tanto
físico (los objetos, los juguetes, el espacio) como
afectivo y corporal (la madre es el ambiente, nosotros
somos el ambiente de los niños a nuestro cargo). El
ambiente facilitador es condición para vivenciar la
experiencia de continuidad que da sentido al ser.
18. Si queremos garantizar ese derecho de los niños a la vida
imaginativa, y de los seres humanos en general a la experiencia
cultural:
1. “La primera necesidad, pues, es de protección de la relación
bebé- madre y bebé-padre, en la primera etapa del desarrollo de
todos los niños, de modo que pueda formarse el espacio
potencial en el cual, gracias a la confianza, el niño está en
condiciones de jugar de manera creadora”.
2. “La segunda necesidad es la de que quienes cuidan a niños de
cualquier edad estén preparados para ponerlos en contacto con
elementos adecuados de la herencia cultural, según la
capacidad, edad emocional y fase del desarrollo de los
niños”.
Winnicott plantea para finalizar dos
grandes necesidades en la sociedad
19.
20. Aberastury. Arminda (1984). El niño y sus juegos. Paidós. Bs. As.
2. Aucouturier, B. y Lapierre, A. (1993) Simbología del movimiento. Editorial
Científico médica. Barcelona.
3. Baraldi, Clemencia (1999). Jugar es cosa seria. Estimulación temprana…
antes de que sea tarde. Homo Sapiens. Rosario.
4. Benjamin, Walter (1989). Escritos: la literatura infantil, los niños y los
jóvenes. Nueva visión. Bs. As.
5. Freud, Sigmund (1992). Más allá del principio de placer. Amorrortu. Bs As.
6. Petit, Michele (2009). Una infancia en el país de los libros. Océano,
México.
7. Winnicott, Donald (1986). Realidad y juego. Gedisa. España.
8. Winnicott, D. (1979) Realidad y juego. Editorial Gedisa, Barcelona.
9. Winnicott, D. (1993) Los procesos de maduración y el ambiente
facilitador. Editorial Paidós. Buenos Aires.
Referencias