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18 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez
Configuración de la subjetividad en la primera
infancia en un momento posmoderno*
Early Childhood Subjectivity Configuration
in a Postmodern Time*
Ana Milena Espinosa Gómez**
Fechas de recepción: 13/08/2013
Fecha de aceptación: 25/10/2013
Resumen
El presente artículo se desarrolla como producto de
una investigación cualitativa, cuya pregunta es ¿cómo
se configura la subjetividad infantil en un grupo de ni-
ños y niñas de primera infancia de un jardín infantil en
Bogotá? Asumiendo como presupuesto epistemológico
y metodológico las narrativas, los objetivos se orienta-
ron a indagar por los modos de ser, sentir, decir, hacer,
conocer y relacionarse de los niños y las niñas consi-
go mismos y con su entorno; comprender cómo ven el
mundo y el lugar que ocupan en él; identificar prácti-
cas, intereses, gustos, juegos, consumos cotidianos y
modos de participación en espacios públicos y privados
donde habitan. Esta investigación devela que el juego, la
familia y la escuela interactúan y se relacionan con otras
prácticas y discursos emergentes del mercado, el consu-
mo, los medios masivos, la tecnología, operando como
dispositivos en la configuración de la subjetividad de
los niños y las niñas de primera infancia.
Palabras clave: subjetividad infantil, infancia, pri-
mera infancia, narrativas, juego.
Abstract
This article is developed as a result of a qualitative
research whose question is “how the childhood subjec-
tivity is configured in a group of children of early child-
hood of a kindergarten in Bogota? Assuming narratives
as epistemological and methodological budget, the ob-
jectives were aimed at inquiring about ways of being,
feel, saying, do, know and relation of the children with
themselves and their environment to understand how
they see the world and their place on it, identify prac-
tices, interests, tastes, games, everyday consumption
and ways of participation in public and private spaces
where they inhabit. This research reveals that games,
family and school interact and relate to other practices
and discourses emerging of market, consumption, mas-
sive Medias, technology, operating as devices in the
early childhood subjectivity configuration.
Keywords: childhood subjectivity, childhood, early
years childhood, narratives, game.
*	 Este artículo surge del trabajo de grado para optar al título de magíster en investigación social interdisciplinaria de la Universidad Distrital Francisco José de
Caldas, en el marco de la Línea de Investigación Subjetividades e Identidades (2013).
**	 Magíster en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá (Colombia). Correo electrónico: anamilenaeg@
yahoo.com
Introducción al problema de la
subjetividad infantil
En este estudio se considera la infancia como una ca-
tegoría social, que supone a un sujeto “niño-niña” como
agente social dinámico y cambiante, en el marco de una
sociedad que, de igual manera, se transforma histórica-
mente y que muta hacia otras realidades y condiciones
sociales. Esta sociedad es un sujeto que también provo-
ca cambios en la forma de ser niño-niña, en su manera
de relacionarse con otros, de integrar sus experiencias,
y que al mismo tiempo reconfigura la definición de in-
fancia. Por tanto, en la actualidad emerge un “nuevo” tipo
de infancia o de infancias, distintas a la configurada en la
modernidad, la cual fue producto de un aparato estatal
cambiante en sus funciones y organización, de unas
Imágenes de investigación
19Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013
instituciones nacientes en ese periodo, pero que tam-
bién hoy mutan y se transforman, y de la emergencia de
otros discursos y prácticas contemporáneos que indu-
dablemente configuran dichas infancias. Sin embargo
y de acuerdo con Lewkowicz (Corea y Lewkowicz,
1999), las transformaciones no están consolidadas total-
mente, con lo cual se da lugar a desacoples o desajustes
en lo que se “es” o “se espera” respecto al sujeto “niño-
niña” y a las mismas instituciones que lo configuraron.
En palabras del autor, el universo infantil es evaluado
simultáneamente desde dos posiciones: la moderna
y la posmoderna. En la primera se valoran los ideales
de la infancia instituidos, mientras que en la segunda
se valora la experiencia actual de los niños y las niñas
con el consumo de tecnología, la cultura audiovisual,
la televisión, entre otros. Por ello, “el tipo de infancia
no es deductible; hay que esperarlo en la escena en que
realmente se manifiesta” (Corea y Lewkowicz, 1999). Por
consiguiente, interrogarse por la infancia y su subjetivi-
dad conlleva a preguntarse ¿cuáles son las condiciones
actuales de las instituciones tradicionales de la infancia
(escuela-familia)? ¿Cómo es su funcionamiento actual?
¿Qué tipo de relación establecen con otras instituciones
o dispositivos, especialmente los relacionados con los dis-
cursos de los medios masivos, las tecnologías, las lógicas
del mercado y el consumo?
Entender la subjetividad infantil implica compren-
der un campo de tensiones, en el cual los discursos,
las prácticas, las instituciones, las disciplinas, los sa-
beres entran en lucha por legitimar formas de definir
la realidad social y los procesos de subjetividad en un
marco histórico y social. Asimismo, involucra recono-
cer las nuevas subjetividades emergentes, atravesadas
por los discursos de los medios masivos, por el merca-
do y el consumo, las tecnologías, la informática; envuel-
ve descubrir las nuevas maneras de habitar el cuerpo, de
comprenderse y relacionarse con el otro, en un tiempo
y un espacio determinado.
De acuerdo con Hernández (2010), la subjetividad
es una entidad cambiante, en permanente proceso de
constituirse y transformarse en función de las experien-
cias que cada cual mantiene con otras personas y con
las propias experiencias de conocer y de ser, aprendidas
e interpretadas intersubjetivamente, mediante interac-
ciones sociales con otros sujetos y contextos culturales.
En palabras del autor, a modo de una “anatomía vivida”
que tiene lugar en un espacio geográfico personal ex-
tenso y múltiple, situado en diferentes localizaciones y
posiciones.
La subjetividad se construye en situación, pues se
construye a partir de prácticas de los sujetos según
circunstancias que determinan su manera de ser, desde
sus territorios existenciales, posibilidades económicas,
sus luchas sociales, políticas, de género, sus contextos
particulares. La subjetividad como un modo de hacer en
el mundo, un modo de hacer con el mundo y un modo de
hacerse en el mundo, es un modo de hacer con lo real y
con la experiencia. Es pensar al sujeto como agente his-
tóricamente constituido en cuanto a lo que dice, hace y
piensa; comprendiéndolo como una forma que se puede
modificar a sí misma o que puede ser modificada des-
de sus relaciones externas y que por lo tanto entra en
interacción con el medio que lo rodea (Martínez, 2010).
Por su parte, Palladino (2009) plantea la configu-
ración de la subjetividad infantil (específicamente del
niño y niña de primera infancia), en relación con la edu-
cación, el aprendizaje y la cultura. Para el autor, la con-
figuración de la subjetividad parte de las experiencias
infantiles tempranas, en la relación con los vínculos hu-
manos, los cuales son producidos y a su vez producen
la subjetividad. De esta forma, el sujeto “niño-niña” es
producto del vínculo intersubjetivo y a la vez productor
de subjetividad, constituyéndose en la relación con la
subjetividad de los otros.
El papel de los discursos de los medios
masivos de comunicación en la configuración
de la subjetividad infantil
El agotamiento de la infancia “moderna” no solo
está asociado a las mutaciones de las instituciones que
la configuraron, sino también al dominio de la cultura
instituida por el discurso1
de los medios de comunica-
ción. Para Corea (Corea y Lewkowicz, 1999), la figura
de niño-niña que se viene constituyendo a partir de las
prácticas y discursos actuales provenientes de los me-
dios masivos, es la de sujeto de derechos, consumidor,
receptor infantil, destituyendo así la figura del niño
moderno. En el discurso mediático, el dispositivo de
enunciación absorbe y produce sus enunciados bajo sus
propias condiciones, con lo que resulta ser un disposi-
tivo potente de legitimación del saber en la actualidad,
la cuestión es discernir respecto al tipo de saber “en este
caso mediático” y qué efecto produce en la subjetivi-
dad actual. En el plano de los enunciados, el discurso
de los medios masivos representa una infancia exterior
e independiente de él, una infancia que puede ser la
modernamente instituida como la contemporáneamente
destituida. La infancia actual es una entidad mediática,
lo cual no significa que sea meramente representada,
1
	 Corea (Corea y Lewkowicz, 1999) define el discurso como “el
conjunto de prácticas comunicativas, comerciales y técnicas que
funcionan como condiciones de producción de los medios masi-
vos, estas prácticas instituyen unas condiciones de recepción es-
pecíficas del discurso. Para entrar en ese universo de discurso, los
sujetos están obligados a realizar una serie de operaciones. Estas
operaciones producen un tipo de subjetividad específica: la del es-
pectador o consumidor” (p. 53).
Imágenes de investigación
20 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez
sino que también es instituida por las prácticas de los
medios masivos (Corea y Lewkowicz, 1999).
Para Corea, la subjetividad posmoderna queda ins-
tituida por un dispositivo, la intervención del discurso
de los medios masivos sobre el cuerpo de los individuos,
y sobre todo por la entrevista, pues es una de las prác-
ticas preferidas del discurso. Mediante estas prácticas
mediáticas, los cuerpos ingresan a una realidad pública
como imagen y gracias a la entrevista este discurso se
vuelve socialmente inteligible. El funcionamiento de la
cultura de la imagen rompe con la dicotomía “público-
privado”, dando lugar a otra distinción “el mundo de la
imagen y el mundo por fuera de la imagen”. Entonces,
la subjetividad dominante queda basada sobre la dico-
tomía sujetos con imagen/sujetos privados de ella, los
primeros asociados al éxito y a la trascendencia social,
y los segundos excluidos o ignorados. Poco importa si
es público o privado donde aparezca el sujeto de la ima-
gen, aquí los espacios tradicionales de la intimidad son
hoy meras imágenes de las nuevas subjetividades (Co-
rea y Lewkowicz, 1999).
En cuanto al ámbito familiar, el discurso mediático
también opera desde las siguientes mutaciones: produ-
ce la figura padre-consumidor y la del hijo-consumidor,
equivalentes entre sí y distintas a su vez a las figuras del
ciudadano padre y la del futuro ciudadano hijo. Bajo el
discurso mediático, la figura equivalente para ambos es
la de “consumidor” aboliéndose la diferencia moderna
“adulto-niño”. Los medios han ingresado al hogar fami-
liar, las figuras tradicionales de gestión de la infancia
(el médico, el pedagogo, el padre, la madre, el niño), en el
discurso mediático, cuentan como imagen y no como
personas, por lo cual se asiste ahora a una variación
sustancial de la institución que interpela a la familia.
Por esto, la subjetividad que resulta de la interpelación
ya no es una subjetividad instituida por las prácticas fa-
miliares, sino mediáticas: ni padres, ni madres, ni niños,
sino sujetos de opinión, consumidores, concursantes,
televotantes, entre otros. Por consiguiente, si cambia la
institución interpelante y cambia la subjetividad inter-
pelada se asiste a la no producción de la infancia (Corea
y Lewkowicz, 1999).
Las lógicas del mercado y el consumo,
en la configuración de la subjetividad infantil
Desde el punto de vista del consumo, el niño es
una variable de la segmentación del mercado, en este
no existe división entre adultos y niños, porque no es ne-
cesario. Así, se inscribe el acceso de los niños y las ni-
ñas a los medios (como actores, opinadores, modelos e
incluso como productores); asimismo, en ellos y ellas
no se registran patrones de comportamientos que se
distingan simbólicamente de las prácticas mediáticas
adultas. Mientras que en la modernidad la infancia fue
concebida como una etapa de latencia cuya imagen
del niño era el hombre o mujer del mañana, ahora el
sujeto niño en su imagen de “consumidor” ya no está
en función del futuro. De esta forma, aparecen otras
figuras que detentan la subjetividad actual del niño:
la de consumidor y la de sujeto de derechos, que en el
universo mediático aparece bajo la figura del sujeto de
opinión (Corea y Lewkowicz, 1999).
Eduardo Bustelo (2007), desde un enfoque biopo-
lítico, considera que para el estudio de la subjetividad
infantil es fundamental dar una mirada a la infancia
pensada desde el biopoder, como un público que se pue-
de alcanzar para determinarlo como consumidor o
como generador de consumo. Este autor introduce la
nominación “capitalismo infantil” a esa operación que
mercantiliza a niños, niñas, adolescentes, como consumi-
dores y dinamizadores del consumo. En ella opera el
gran dispositivo de la industria cultural y del entreteni-
miento, la biopolítica tradicional vinculada al Estado se
hace ahora privada.
La subjetividad infantil y colectiva de los niños y de
las niñas está en gran parte configurada por los me-
dios de comunicación masivos, por el uso visual de
videojuegos, televisión, cine, espectáculos musicales,
deportivos, lugares de diversión, de entretenimiento
y parques temáticos. Los niños, las niñas y los jóvenes
pronto quedan modelados por la incorporación al con-
sumo, su subjetividad se va configurando por medio
de los efectos de la propaganda comercial y de técnicas
comunicacionales que los introducen a consumir. Para
la industria (del juguete, textil, videojuegos, alimentos,
etc.), los padres también son importantes consumido-
res e inductores del consumo, pues ellos están siendo
educados para consumir, pero también para desempe-
ñar el rol de productores de consumo (Bustelo, 2007).
En el capitalismo “infantil”, la lógica del niño consu-
midor se complementa con la lógica del negocio. La
infancia se constituye con todos los atributos del niño
capitalista especialmente el consumismo, quedando
el consumo como indicador del éxito en la vida; esta es
una infancia pensada, también, como reproductora en el
rol de trasmisión de la riqueza y la opresión. El autor
orienta su reflexión frente al riesgo que se corre cuando se
asume el rol de consumidores pasivos en un camino de so-
metimiento a un mundo suspendido, a un encantamiento
light de las grandes compañías de entretenimiento in-
fantil, que puede apartar a los niños y las niñas de toda
posibilidad emancipatoria. En este mundo infantil se pre-
senta a los niños y las niñas como si ellos y ellas tuvieran
el poder, los adultos desempeñan el rol de instrumentos
de consumo “ser buen padre-madre es darles a los niños y
niñas el consumo que reclaman (juguetes, vestuario),
Imágenes de investigación
21Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013
los padres se ajustan a ese deseo y el amor se transfor-
ma en una forma de shopping” (Bustelo, 2007, p. 76).
En los espacios escuela y familia, ahora son los
medios de comunicación y la industria cultural quie-
nes determinan estos lugares en la producción de un
orden hegemónico, por lo que resulta importante in-
terrogarse por el lugar donde se encuentran y sus con-
diciones de configuración. Por su parte, la familia se
encuentra presionada por la necesidad de asegurar su
producción o sobrevivencia, dado que existe un contexto
social y económico presente, donde se agudiza la concen-
tración de ingresos y el poder correlativo. Esta condi-
ción económica y social ha hecho que los padres deban
trabajar más, dedicar mayor tiempo “empleándose”. En el
caso de que uno de los dos, el padre o la madre, sea el
único que trabaja, el tiempo laboral tiende a multipli-
carse, lo que implica que se reduzca el contacto tem-
poral entre padres e hijos, y esta temporalidad queda
vacía de vínculos que frecuentemente se cubre con
un televisor. Igualmente la escuela complementa este
modo de organización y el tiempo de la familia, “ni-
ños y niñas en la escuela significa tiempo ‘libre’ para
que los padres puedan asegurar mayores ingresos” (p. 80).
La tipología familiar se ha venido transformando: la
fecundidad se ha reducido con el número de hijos y
el aumento significativo de uniones libres, familias
monoparentales ha llevado a un cambio de roles de
padre y madre. Los hijos son el objetivo último de la
trasmisión de la herencia económica, social y cultural,
una familia colonizada por los medios de comunica-
ción masivos y la industria cultural aseguran el rol
biopolítico de trasmisión (Bustelo, 2007).
Por su parte, la escuela, como institución biopolí-
tica cuyo rol principal era la socialización secundaria
(dar ingreso “normal” a la sociedad, a sus instituciones
y mecanismos de movilidad social) y organizar a los
individuos en los distintos estratos socioeconómicos,
queda superada por los medios de comunicación, aso-
ciados a la industria cultural (en manos de gigantes em-
presas privadas). Estos medios superaron a la escuela
en la configuración de la subjetividad, pues el biopoder
conforma una subjetividad consumista por fuera de
la institución escolar; es decir, el tiempo invertido en la
televisión, los videojuegos, el entretenimiento es mu-
cho mayor que el institucionalizado en la escuela. Así
mismo, la relación maestro-alumno se ha transformado
donde la categoría autoridad debe ser repensada (auto-
nomía con potencial de quiebre de la trasmisión bio-
política opresora), entendiendo que la pedagogía no es
un proceso independiente en sí mismo, sino que debe
ser colocado en términos de una relación social adulto-
niño (Bustelo, 2007).
Enfoque niños y niñas como sujetos
de derechos, en la configuración de la
subjetividad infantil
Respecto a la destitución de la infancia moderna
en el planteamiento de Corea y Lewkowicz (1999), otra
figura del niño que produce dicha destitución práctica
es la figura del niño como sujeto de derechos, la cual
pone en relación con la caída del ideal de hombre futu-
ro que en su versión escolar circuló bajo el ideologema
“los niños son los hombres del mañana”. La dicotomía
niño=hombre/futuro y niño=sujeto de derechos está
en correlación con la sustitución Estado nación/Esta-
do técnico administrativo. Aceptar la infancia desde
el paradigma moderno del progreso, donde el niño es el
hombre del mañana, una etapa de espera de la adultez,
suponía la existencia de una edad en la que se “es” y
una en la que no se “es”. En la adultez se es hombre,
responsable, ciudadano; es decir, sujeto de derechos en
términos jurídicos, durante la infancia no se es. Pero si,
por el contrario, el niño es concebido como sujeto de
derechos, la idea de latencia propia de la edad infantil
cae, el niño “ya es” y la infancia se disuelve como edad
de la espera (Corea y Lewkowicz, 1999).
Para Corea, en la actualidad, el ideal de buen ciu-
dadano no se construye desde las prácticas escolares,
sino desde el discurso mediático y las prácticas comuni-
cativas, que tomaron a cargo la tarea de difusión de va-
lores educativos. El actual “buen ciudadano” se orienta
en la práctica de la opinión. Por eso, ya no se trata de
tutelar a la infancia, sino de velar por que sus derechos
se respeten; esto es, hay un desplazamiento de “la in-
fancia que ‘debe ser protegida’, porque es frágil y aún
‘no es’, hacia ‘la protección de los derechos del niño y de
la niña’, quienes son considerados también sujetos de la
información y de la opinión. Ahora el saber de los niños
tiene un fin “el de opinar y participar”. En la perspecti-
va de derechos, el niño habla, se expresa, participa, hay
un “nosotros inclusivo” propio del discurso democráti-
co de mercado, “los derechos de los consumidores a la
opinión y a la información” (Corea y Lewkowicz, 1999).
El niño y la niña, como “sujetos de derechos”, co-
mienzan a tener reconocimiento por las transforma-
ciones que social e históricamente se van dando, con
el surgimiento de nuevas concepciones de infancia, esto
conlleva al comienzo de nuevos tratados internaciona-
les, movimientos sociales e iniciativas a favor de la in-
fancia. Para finales del siglo XIX y comienzos del XX, se
generó la opinión pública sobre la legislación interna-
cional a favor de la infancia y el reconocimiento de los
niños y las niñas. Aparece la Convención Internacional
de los Derechos del Niño (1989), considerada la principal
fuente legitimadora de la protección de la infancia como
lucha política, ella tiene una relevancia pedagógica fun-
damental y una incuestionable importancia política,
Imágenes de investigación
22 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez
social, jurídica y programática, la cual corresponde a un
momento del desarrollo de la categoría infancia, cuyo
objetivo es constituir al niño y la niña como sujetos de
derechos (Bustelo, 2007).
La Convención también permite transitar de la si-
tuación irregular a la de protección integral por parte
de la sociedad, entendida esta última como un elemen-
to necesario y primordial para el desarrollo de las cuali-
dades de niñas y niños como actores y sujetos sociales.
Superar la doctrina de la situación irregular para pa-
sar a la perspectiva de la protección integral implica
no solo una transformación en la acción institucional,
sino también en los imaginarios culturales sobre niños
y niñas y sobre las lógicas de la relación de las personas
adultas con ellos y ellas. La convención ha implicado
transformaciones importantes para el estudio de la in-
fancia y para la emergencia de nuevas subjetividades
infantiles, donde se manifiesta el reconocimiento de los
niños y las niñas como “sujetos” ciudadanos en el marco
de procesos democráticos, como actores sociales con
nivel participativo, lo que implica nuevas formas de re-
lación del adulto con los niños y las niñas, del Estado y
de la sociedad civil en general.
Metodología
Para abordar el problema de la subjetividad infantil
se asumió como presupuesto epistemológico y meto-
dológico la narratividad, por considerarse apropiada y
pertinente para indagar por las experiencias de vida de
los niños y las niñas, lo que ellos y ellas expresan, sus
formas de ser, de estar y habitar en el mundo. La inves-
tigación asumió como referencia a los autores Arfuch
(2002) y Bolívar y Fernández (2001), quienes plantean
las narrativas como espacios dialógicos, conversaciona-
les, interactivos con los niños y las niñas participantes
de la investigación, y reconocen la construcción de sen-
tidos desde la “voz del otro”; es decir, de los y las par-
ticipantes, y reconocen su capacidad interlocutoria, su
protagonismo en la narrativa, cuya historia, experiencia
y memoria fueron el interés. Este estudio de corte cuali-
tativo buscó dar sentido a la experiencia de los niños y
las niñas, a sus narraciones colectivas y autobiográficas,
en su propio lenguaje y bajos sus propios ritmos y códi-
gos lingüísticos.
En el estudio se establecieron como categorías de
análisis: la subjetividad infantil y el sujeto niño-niña2
,
2
	 Para abordar el problema de sujeto niño/niña, se asume la perspec-
tiva de Michel Foucault para quien hay dos formas de subjetivación
del sujeto: la primera puede vincularse con la lógica del discurso y
la segunda, desde la perspectiva ética, la experiencia de sí y el gobier-
no de sí. De manera que el sujeto es efecto de una serie de prácti-
cas discursivas y aparece como efecto de una constitución; de esta
forma, los modos de subjetivación determinados por los discursos
son las prácticas de constitución del sujeto. La creación del sujeto
visto desde sus procesos de subjetivación (experiencia
de sí y las lógicas de los discursos de los medios ma-
sivos, de consumo y mercado, enfoque de derechos y
la tecnología). Posteriormente, como categoría emer-
gente se estableció el juego, tomando en cuenta aspec-
tos relativos a sus características, a los juguetes, los
espacios de recreación y entretenimiento que narran
los niños y las niñas participantes (paseos, programas
de televisión, películas, entre otros).
La categoría subjetividad infantil fue entendida
como una entidad cambiante que siempre está en proce-
so de constituirse, que se transforma en función de las
experiencias que cada niño y niña mantiene con otras
personas y con sus propias experiencias de conocer y
de ser (experiencia de sí), que se aprende e interpreta
intersubjetivamente, mediante interacciones sociales
con otros sujetos y contextos culturales. La subjetividad
infantil, vista como un modo en que el niño y la niña
hacen en el mundo, hacen con el mundo y se configuran
en el mundo, es un modo de hacer con lo real, con la
propia experiencia, en la cual se reconoce el devenir de
la subjetividad infantil.
es el producto de los mecanismos de individuación que resultan
del poder, para Foucault, el sujeto es atravesado por influencias so-
ciales, políticas, culturales, históricamente determinadas, es un su-
jeto producido y sujetado al orden dominador, donde aparecen las
operaciones de subjetivación que transforman los seres humanos
en sujetos. Comprender la subjetivación del niño y la niña es verla
como resultado de las lógicas de un discurso disciplinar que buscó
individualizarlos, apareciendo como “objetos de conocimiento” de
una determinada relación de saber-poder. Desde lo ético, se en-
cuentran elementos que definen la relación del sujeto consigo mis-
mo; es decir, cómo el sujeto se constituye como sujeto moral. Las
formas de actividad sobre sí mismo son formas de subjetivación,
que el sujeto conquista en el escenario propio de la experiencia de
sí. Por ejemplo, mediante el juego, el niño y la niña establecen las
primeras experiencias de sí y se distancian del adulto al desarrollar
el conocimiento de sí mismos, el autocontrol, la confianza, la auto-
nomía y la disciplina, abren espacio para la libertad; así, ellos y ellas
viven un particular proceso de subjetivación (Jiménez, 2012).
	 Para Foucault hay un sujeto porque una experiencia de sí es pro-
ducida en una cultura, y hay una historia del sujeto porque es
posible trazar la genealogía de las formas de producción de dicha
experiencia: “el sujeto mismo tiene una historia”. Para el autor, las
tecnologías del yo son aquellas que el individuo establece, una re-
lación consigo mismo “que permiten a los individuos efectuar, por
cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operacio-
nes sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier
forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismo con
el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o in-
mortalidad” (Larrosa, 1992, p. 290).
	 La experiencia de sí es algo histórico y culturalmente contingente
en tanto que su producción adopta formas “singulares”, es el resul-
tado de un complejo proceso histórico de fabricación en el que
se entrecruzan los discursos que definen la verdad del sujeto, las
prácticas que regulan su comportamiento y las formas de sujeto
en las que se constituye su propia interioridad. Es la misma ex-
periencia de sí, lo que se constituye históricamente como aquello
que puede y debe ser pensado, el sujeto se observa, se descifra, se
interpreta, se describe, se juzga, se narra, se domina, cuando hace
determinadas cosas consigo mismo (Larrosa, 1992).
Imágenes de investigación
23Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013
La categoría sujeto niño/niña fue vista desde sus
propios procesos de subjetivación que le permiten
constituirse y reconstituirse continuamente; es decir,
desde la lógica del discurso y la experiencia de sí. Desde
la lógica del discurso, el sujeto niño/niña es producido
por una serie de prácticas discursivas (familia, escuela,
discursos de los medios masivos, lógicas del merca-
do y el consumo, la tecnología, la perspectiva de dere-
chos) y atravesado por influencias sociales, políticas,
culturales, históricamente determinadas. Y, desde la
experiencia de sí (considerada histórica y culturalmen-
te contingente, la cual se trasmite y se aprende, en una
cultura que incluye dispositivos para la formación de
sus miembros como sujetos dotados de ciertas moda-
lidades de experiencia de sí) el sujeto niño o niña se
observa, se descifra, se interpreta, se describe, se juz-
ga, se narra, se domina, en la relación reflexiva consigo
mismo. Esto se da asumiendo que la experiencia de sí
es producida en una cultura y hay un sujeto (niño/niña),
porque él o ella mismo tienen una historia que narran
como autores, personajes y narradores en su relación con-
sigo mismos.
Para el estudio, se escogieron tres niños y tres ni-
ñas de primera infancia3
con edades comprendidas en-
tre los cuatro y cinco años, que asisten a un jardín en
Bogotá. La selección de los niños y las niñas partici-
pantes se hizo de manera aleatoria, teniendo en cuenta
el criterio establecido inicialmente en la investigación;
esto es, que fueran niños y niñas de primera infancia y
que asistieran al jardín donde se gestionaron los per-
misos correspondientes para el trabajo de campo. Este
jardín es de carácter privado, atiende un total de noventa
niños y niñas de la primera infancia entre los dos y
seis años de edad, distribuidos por grupos de doce a
quince niños y niñas por salón, organizados en párvu-
los, prejardín, jardín y kínder, siendo estos dos últimos los
grupos en los que se encuentran los niños y las niñas
participantes de la investigación. El jardín está ubicado
en el barrio Bellavista, en la localidad Quinta de Usme
al suroriente de Bogotá, dentro de la UPZ Comuneros,
en la cual se encuentran los estratos 1 y 2. La principal
actividad económica del sector es la venta de víveres,
3
	 La primera infancia es concebida como la etapa inicial del ciclo
vital. Para los países iberoamericanos comprende el perio-
do de vida desde la gestación hasta los seis años, es considerada
como una etapa fundamental para el desarrollo humano, en la cual
se estructuran las bases para su desarrollo cognitivo, emocional
y social. Diversos argumentos provenientes de la economía, neu-
rociencias, política, ciencias sociales fundamentan su importancia
crucial como el estadio inicial del desarrollo humano y como eje
fundamental para el desarrollo económico, social y cultural de una
nación. Este tipo de argumentaciones han impulsado el estable-
cimiento paulatino de las políticas y de las iniciativas de distintos
países para que la primera infancia sea incluida en sus planes de
desarrollo y políticas como es el caso de Colombia (OEI y Funda-
ción Santillana, 2009).
ropa, calzado, comidas típicas, lácteos, verduras, papa,
carnes y flores, entre otros.
El jardín está orientado a
brindar a los niños y niñas un espacio donde
puedan potenciar su máximo desarrollo en re-
ferencia a las dimensiones sociales, corporales,
cognitiva, comunicativa y artística. Los princi-
pios que rigen el quehacer en la institución es-
tán basados en la búsqueda de la felicidad de los
niños y niñas a partir de la garantía de sus de-
rechos y la fundamentación de la verdad en las
actividades cotidianas, permitiendo la construc-
ción de ciudadanos líderes, competentes y con un
alto sentido humanitario. (Liceo “Mis Primeros
Trazos”, s. f.)
Su proyecto pedagógico enfatiza en la expresión
artística y corporal (danza y música) de los niños y las
niñas de primera infancia, buscando la participación
de las familias en actividades lúdicas, deportivas y de
acompañamiento al proceso de formación de los niños
y las niñas.
Respecto a las condiciones familiares de los niños
y las niñas del jardín, en su mayoría predomina la fa-
milia tipo nuclear, algunas monoparentales de padres
separados y madres cabeza de hogar. Las familias se ca-
racterizan por tener un nivel medio de estudio, algunos
se encuentran en un nivel superior, en su mayoría son
padres y madres jóvenes, con hijos únicos. Algunos de
los niños y las niñas participantes conviven con sus
padres únicamente y otros habitan el espacio familiar
también con sus abuelos, tíos, primos; algunos son hi-
jos únicos y otros se ubican en la posición de hermanos
mayores y menores dentro de la organización familiar.
Cabe señalar que siendo una investigación que tomó
en cuenta las voces de los niños y las niñas, desde las
consideraciones éticas que contempla toda investigación,
dentro de la metodología se diseñó un instrumento de
consentimiento informado tanto para los niños y las ni-
ñas como para sus padres y madres, con el fin de con-
tar con la aceptación de ellos y ellas para participar del
proceso.
Para la recolección de la información se diseñaron
tres instrumentos asumiendo conceptualmente la pos-
tura de González Rey (2006) respecto al estudio de la
subjetividad desde la investigación cualitativa, quien
considera los instrumentos como un recurso o situación
en la cual se posibilita la expresión del “otro”. Dentro del
contexto de relación que caracterizó la investigación,
los instrumentos fueron diseñados bajo el principio del
juego como actividad rectora y lenguaje propio en la in-
fancia, por esto las actividades propuestas tuvieron un
Imágenes de investigación
24 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez
carácter lúdico, que buscaban ser interesantes, diverti-
das y espontáneas para los niños y las niñas participan-
tes. Los instrumentos no. 1 y 2 proponen la creación de
narrativas grupales, por parte de los niños y las niñas
mediante una propuesta con títeres y láminas, respec-
tivamente. El instrumento no. 3 propone la creación de
narrativas autobiográficas.
Análisis e interpretación
Desde el punto de vista pragmático de la experien-
cia de sí, los niños y las niñas participantes se observan,
se interpretan y narran, se juzgan y se dominan por me-
dio de espacios como el juego, la escuela, el hogar. Estos
espacios se constituyen y transforman su experiencia
de sí, relacionándose con los adultos, sean padres, her-
manos, tíos, abuelos o profesores y con sus pares. En la
narrativa grupal se puede visibilizar de qué manera los
elementos culturales de la época actual, como son los dis-
positivos de consumo y mercado, configuran al niño y
la niña en su forma de ver el mundo, de estar en él, de
relacionarse con él, como por ejemplo, por medio de jue-
gos y de espacios recreativos (paseos realizados con sus
padres); asimismo, aprenden y construyen su realidad,
a través de sus vivencias, sus experiencias, los lugares
que habitan:
[…] Yo vivo muy feliz… a mí me gusta el rosa, el
fucsia, ¿Y cómo se llamará este mundo, ese pla-
neta?... umm caperucita roja, planeta tierra, ¿y
quiénes vivirán acá?... los niños y las niñas… los
papás y las mamás… Y primos y hermanos… […]
Y yo fui a Santa Marta, y vi un cebra… en Mada-
gascar salió Martin que era una cebra… […] ¿De
qué llenaríamos nuestro mundo?… del hombre
araña… me gusta volverme azul como Venus…
como pocoyo… (Narrativa grupal)
Los niños y las niñas construyen y modifican su ex-
periencia de sí mismos, en las relaciones que estable-
cen con adultos y pares, allí se regulan, se modifican, en
aquellas prácticas en las que se produce o se transforma
su experiencia de sí. En las narrativas, los niños y las
niñas narran su jardín, las maneras de ser y habitar la es-
cuela, lo que se les enseña, las relaciones con sus profeso-
res, amigos, expresan cómo ven su escuela, qué pueden
hacer allí, cómo se organizan, qué elementos encuentran:
“es una escuela… estudiamos… hacemos tareas… subi-
mos al parque, hacemos carreras… lavarse las manos…
y jugar con mis amiguitos… colorear… cantar… y hacer
vacaciones creo… la profesora… ellas ponen las tareas…
y enseñan a los niños… regañan a los niños… cuando
uno se porta mal” (narrativa grupal).
Otro espacio reconocido y narrado por los niños y
las niñas es el barrio que habitan, las cosas que pueden
encontrar allí, parques, tiendas, vecinos, avenidas, ca-
rros, etc. Ellos y ellas narran aspectos relacionados con
el enfoque de derechos como la protección y el cuidado
por parte de los adultos, especialmente de sus padres,
aunque no los nominan como derechos, se visibiliza en
las prácticas cotidianas y su experiencia de sí en este lu-
gar. Mediante las prácticas que ellos y ellas narran se
puede entrever esta perspectiva, la cual esta mediada por
las prácticas tanto familiares como del jardín, específi-
camente:
[…] ¿y en la calle que encontramos? carros… una
ambulancia… un taxi… unas casitas… yo vivo en
valle de Cafam… allí, tiendas… restaurantes…
niños… aparte de niño encuentro a Daniel… el
parque también… a mí me llevan a una tienda
grande de juegos... Colombia… hay parques…
para que juegue los niños…¡yo!... ¿Ustedes han
escuchado que los niños tienen derechos?... yo no
sé… no… ummm derecho a jugar… y a colorear…
y a ir a Mundo Aventura… los adultos escuchan y
hablan… que si gritan no nos regañen porque no
hay que gritar. (Narrativa grupal)
La experiencia de sí está constituida, en gran par-
te, a partir de las narraciones “lo que somos, el sentido
de quiénes somos”, las historias que contamos y que no
contamos. Los niños y las niñas participantes mediante
diversas fotografías se narraron, escogieron el orden y
la secuencia, contaron acontecimientos como fiestas de
cumpleaños, navidades y el día de Halloween, cuando
fueron de paseo con su familia principalmente. Ade-
más, reconocen, por ejemplo, los cambios de su cuer-
po a medida que crecen, cuando eran bebés, cómo su
cuerpo va cambiando y creciendo en cada cumpleaños,
asocian el juego o la acción que ven en su fotografía:
“[…] Mi mamá estaba embarazada de mí… estaba en
la barriga de mi mamá… los bebés no juegan… nada,
estoy dormida ¿y qué hacen los niños?… toman jugo,
comen, jugar al escondite con las princesas…” (narrati-
va autobiográfica).
En las narrativas de los niños y las niñas aparece el
dominio de la moral, el juzgarse. Ellos expresan valores,
normas relacionadas con el deber. El juzgarse conlleva
a dominar-se; es decir, es producto de las acciones que
los niños y las niñas efectúan sobre sí mismos hacia su
configuración como sujetos. Estas acciones dependen
de la manera cómo se ven, se narran y dan un juicio, los
cuales establecen a partir de su experiencia con el mundo
que habitan, en sus relaciones con los adultos en espa-
cios como el hogar y la escuela, en los juegos y activida-
des de entretenimiento: “[…] ¿si ve esa casita de allá? ahí
jugamos, pero cuando los días que nos portamos mal no
venimos acá… ¿y qué es portarse mal? No hacer caso…
mm cosas así… ¿y portarse bien qué es?… mm que sí
Imágenes de investigación
25Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013
hizo las tareas, que hizo las cosas bien” (narrativa auto-
biográfica).
[…] Yo me he visto la película de caperucita y en-
tonces el lobo era bueno… El lobo malo se vestía
de la abuelita… Yo sé un cuento de Superman…
se pone una capa y Superman mata a los malos…
Batman es un súper héroe y es bueno, sí ayudaba
a la gente, ¿y qué hacen los malos con la gente? se
roban cosas y cogen personas y Batman mata a
los malos. (Narrativa grupal)
Se plantea que en la posmodernidad se asiste a un
nuevo tipo de infancia o de nuevas infancias consti-
tuidas por otras formas de ser niño y niña, donde las
instituciones escuela y familia atraviesan transforma-
ciones en sus prácticas de constitución y donde surgen
nuevos discursos, nuevas lógicas que también están
configurando la subjetividad de los niños y las niñas,
de manera directa y mediante el papel que desempeñan
estos nuevos discursos en la familia y la escuela. En las
narraciones de los niños y las niñas, las relaciones que
ellos establecen con adultos y otros niños se hacen desde
los espacios en los que habitan, los cuales son marcada-
mente la familia y la escuela. Así mismo, se evidencia
que las lógicas del mercado y el consumo operan sobre
el sujeto niño, niña, y sobre sus padres, mediante las
prácticas cotidianas, de los acontecimientos de sus vi-
das, en sus juegos, en los espacios de recreación. Ope-
ra también el gran dispositivo de la industria cultural y
del entretenimiento que llega a la esfera de la familia, del
juego, de las relaciones, en las formas de vestir de los ni-
ños, formas de celebrar su cumpleaños, en los juguetes
que les compran o regalan, en los disfraces que utilizan,
entre otros. Por esto, reconocer las nuevas subjetivida-
des infantiles emergentes implica comprender el papel
y la influencia de los discursos de los medios masivos,
del mercado y del consumo, de la imagen, de las tec-
nologías; involucra descubrir las nuevas maneras en que
los niños y las niñas habitan su cuerpo en los distintos
espacios concretos o virtuales, las maneras de situarse en el
tiempo y espacio, de comprender y relacionarse con
el otro. Las narrativas de los niños y las niñas partici-
pantes visibilizan la marcada influencia del consumo y
el mercado en sus vidas, por medio del juego, de sus
juguetes, de los espacios recreativos, de las actividades
que realizan, como ver películas, programas de televi-
sión, videojuegos u otros elementos de consumo, como
por ejemplo: el vestuario, los disfraces, etc.
[…] Yo quiero escuchar una canción… la de Pipe
Bueno, yo las bailo con mi mamá […] Los papás
son divertidos… juegan… y compran cosas para
los niños… y juegan fútbol… yo veo Spiderman,…
los Simpson… la pantera… bajo tela… Cartoon
Network… Discovery Kids… el hombre araña
o princesas… no, Doki… ¡ay! Angry Birds… yo
también… yo juego carros… (Narrativa grupal)
La configuración de la subjetividad infantil está
atravesada por el juego. Cuando el niño y la niña narran
su experiencia de sí, es por medio de las prácticas rela-
cionadas con el juego, como lo expone Jiménez (2012)
en su texto Emergencia de la infancia contemporánea.
Mientras el niño juega se transforma, puede modificar
la realidad, construir su mundo y fantasear, con el juego
y a través de este, el niño y la niña viven un proceso de
subjetivación, una experiencia de sí mismos, es el me-
dio y la vida principal para la constitución del niño y la
niña como sujeto.
Actualmente, con el avance de la tecnología, la in-
dustria del juguete de pantalla (cine, televisión, compu-
tadoras, videojuegos) plantea una nueva concepción de
juego “en las pantallas”, nuevas formas de relacionarse,
de estar en tiempos y espacios diversos. El reto de hoy
es asumir la informática, la tecnología y la electrónica,
pues cada vez más, toca todos los ámbitos de la vida de
los sujetos. Si bien la subjetividad infantil se configura
en un marco social, político, económico, cultural y con-
textual se podría analizar cuáles son las característi-
cas de los juguetes4
, los contenidos de los juegos, de los
programas de televisión, de las películas vistas y narra-
das por los niños y las niñas participantes, con el fin de
indagar cuáles son los contextos y dinámicas sociales
y culturales que reflejan y con las cuales interactúan.
Por ejemplo, la mayoría de los juegos, entretenimiento
y juguetes que ellos y ellas narran provienen de indus-
trias norteamericanas o japonesas, “el mundo Disney”,
empresa estadounidense; superhéroes como Batman,
Spiderman, Supermán, estadounidense; la Barbie fa-
bricada por la industria estadounidense Mattel; Nin-
tendo, compañía japonesa multinacional en el mercado
de los videojuegos; canales de televisión dedicados a la
programación infantil como Discovery Kids, Cartoon
Network, canales estadounidenses.
4
	 Los juguetes como producto social y de consumo son el reflejo de
la condición cultural, expresan las especificidades culturales
de la sociedad que los produjo y sustentó, así mismo reflejan
su relación con el medio. Los juguetes varían de acuerdo a sus
características, por ejemplo, los materiales con los que han sido
diseñados, si son artesanales, con elementos rudimentarios o los
más sofisticados como videojuegos, computadoras, electrónicos,
entre otros. Actualmente, algunos juguetes no toman en cuenta las
características distintivas de las diferentes sociedades y culturas, o
proceden de sociedades con grandes sistemas capitales que instau-
ran en el ámbito mundial la industria con fines más orientados al
mercado y el consumo. Dado el alcance de los medios masivos de
comunicación y la comercialización de los juguetes, actualmente
se participa del intercambio de productos e imágenes, incluyendo
los juguetes y los juegos, que son adoptados por los diversos gru-
pos culturales de referencia.
Imágenes de investigación
26 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez
Por consiguiente sería importante interrogarse por
cuáles son los modelos culturales, sociales, económi-
cos que llegan a la vida de los sujetos; de qué manera
están emergiendo otros paradigmas de poder y de con-
trol que se legitiman mediante las familias, las escuelas,
los sujetos niños, niñas, padres, configurándolos como
sujetos de consumo masivo; de qué manera estos ca-
pitales desempeñan un papel importante respecto a la
formación en ciudadanía, identidad nacional; qué tipo
de cultura impregna todas las esferas de la vida de los
niños y las niñas; dónde queda el contexto de diversi-
dad cultural colombiano que dista de la cultura nortea-
mérica, japonesa, china, etc.; qué mundo y qué realidad
crean para los niños y las niñas, si quedan reducidos a
receptores del mercado capitalista, y como lo expresa
Bustelo (2007), en su texto El recreo de la infancia, “im-
posibilitando una infancia emancipatoria”, más aún si
no se acompaña todo este consumo de una posición críti-
ca de los contenidos y mensajes que deja y permean la
subjetividad de los niños y las niñas.
En las narrativas de los niños y las niñas participan-
tes hay elementos relacionados con la perspectiva de gé-
nero que construyen, con su experiencia de sí frente a
ser niño o niña, respecto a su cuerpo, a características
de algunos juegos:
[…] Niñas: umm no sé… juegan con muñecas…
niño: yo juego con carros, motos y pues a play…
(niña): yo a veces leo el cuento de Barbie… yo
también (niña)… yo el de Superman (niño)… Los
niños y las niñas son iguales porque tienen piel
y son distintos… ¿y cómo son los niños?... los ni-
ños son grandes, juegan, corren, son fuertes, tie-
nen cabello corto ¿y las niñas? Ehh nos compran
vestidos, nos gusta jugar a la mamá, nos gusta ju-
gar en el parque, mi papá no me deja jugar, por-
que por ejemplo me pegan con la pelota… niño:
a mí me dejan jugar fútbol… (niña): a mí no me
dejan jugar, porque también me pego… (Narra-
tiva grupal)
Conclusiones
Preguntarse cómo se configura la subjetividad in-
fantil en la primera infancia entraña interrogarse por
los modos como los sujetos niños y niñas constituyen
su subjetividad; esos modos de ser, sentir, decir, hacer,
conocer y relacionarse consigo mismos y con su entor-
no; indagar por las maneras como ellos y ellas habitan
su mundo, el lugar que ocupan en él; interrogarse por
las relaciones que establecen con los adultos, con sus
pares; identificar qué les gusta, cuáles son sus juegos,
sus intereses, sus motivaciones; reflexionar sobre la fa-
milia, la escuela, el barrio, los medios de comunicación
y su papel en la configuración de la subjetividad infan-
til. Así mismo, implica interrogarse frente a la manera
como los niños y las niñas se conciben como sujetos de
derechos, el lugar que habitan en relación con su barrio,
ciudad, país y familia, frente a la posibilidad de decidir,
participar e incidir como sujetos plenos de derechos.
Abordar el problema de la subjetividad infantil, en
un momento posmoderno, implica estudiar la infancia
en el marco de una sociedad determinada por condicio-
neshistóricas,sociales,políticas,económicas,culturales;
asumirla como una categoría social que es transforma-
da y, a su vez, transformadora de las mismas condicio-
nes que la configuran. Igualmente, involucra reconocer
a los niños y las niñas como sujetos permeados por dis-
cursos y prácticas emergentes en la época contempo-
ránea, como son los medios masivos de comunicación,
las lógicas de mercado y consumo, la era tecnológica
e informacional y la vigencia de una perspectiva de
derechos, que los concibe como sujetos de derechos.
En las narrativas de los niños y las niñas es evidente
la existencia del juego como un espacio fundante en
su subjetividad, es en sí mismo la manera como ellos
y ellas habitan su mundo, lo conocen, lo construyen y
se relacionan con él. Se visibilizaron formas diversas
de jugar relacionadas con los juguetes como producto
social que se ha transformado histórica y socialmente.
Rondas infantiles, videojuegos, películas, programas
de televisión, espacios de recreación y de entretenimien-
to, todos ellos caracterizados por la influencia marcada
de dispositivos como los discursos de los medios ma-
sivos y estrategias de mercado y consumo, que no solo
están presentes en los juegos de los niños y las niñas,
sino en otras formas relacionadas con celebraciones
de cumpleaños, Halloween, Navidad, y otros elementos de
consumo diario.
Reconocer que el juego es fundante de la subjetivi-
dad infantil es primordial para pensar otras investiga-
ciones que busquen indagar por las nuevas formas en
que los niños y las niñas juegan; cuáles son sus juguetes;
sus formas de interactuar en el juego; que busquen anali-
zar los contenidos de los programas de televisión, las pe-
lículas, los juegos y videojuegos que los niños consumen,
comprendiendo a partir de los mensajes y contenidos,
qué discursos se encuentran presentes, qué perspectiva
de sociedad, de género, de derechos, se presentan. De
igual manera, preguntar por las posturas y las acciones de
la familia respecto al establecimiento de un rol adicional
emergente como dinamizadores de consumo, para po-
der establecer un diálogo entre estos dispositivos y la
configuración de la subjetividad infantil.
Este estudio devela que la familia y la escuela siguen
siendo lugares privilegiados para la configuración de
la subjetividad de los niños y las niñas de primera infan-
cia, pero que adicionalmente emergen otros espacios
Imágenes de investigación
27Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013
de constitución como los discursos de los medios ma-
sivos, las lógicas del consumo y el mercado, la tecnolo-
gía y la era informacional, todos ellos implicados en las
vivencias de los niños y las niñas, en sus rutinas, en sus
juegos, en sus formas de relacionarse con los otros y
en sus forma de habitar el mundo. Por eso es necesario
interrogarse también por las condiciones actuales de
configuración de estos espacios habitados por los niños
y las niñas de primera infancia.
Desde la perspectiva de los niños y las niñas como
sujetos de derechos, se visibiliza en el estudio que en
la práctica se dan algunos aspectos relacionados con
sus derechos, por ejemplo: prácticas de cuidado, pro-
tección por parte de los adultos, derecho al juego y la
recreación. No obstante, en la voz de los niños y las ni-
ñas no se visibiliza de manera clara su reconocimien-
to como sujetos plenos de derechos políticos, sociales,
económicos; así mismo, no se presentan elementos claros
y suficientes que puedan ser analizados e interpretados
para el abordaje de nociones como ciudadanía, demo-
cracia y participación infantil y de qué manera estos
aspectos se ponen en diálogo con el análisis de la con-
figuración de la subjetividades de los niños y las niñas
de primera infancia. Sin embargo, como se ha venido
mencionando en el presente artículo, la perspectiva de
derechos que concibe a los niños y las niñas como su-
jetos de derecho opera en la configuración de su subje-
tividad, lo que implica investigar aquellas condiciones
de configuración. Por ello, se hace relevante y necesario
generar investigaciones que permitan indagar especí-
ficamente por dichos aspectos y que se haga, desde las
propias voces de los niños y las niñas, poniéndolo en
diálogo con el problema de la subjetividad infantil. De
igual manera, se hace necesario plantear e investigar
este tema por todas aquellas acciones que en Colombia
se gestionan en términos de políticas nacionales para
la primera infancia y la infancia en general, y que con-
templan el enfoque de derechos en los niños y las niñas
definiendo lineamientos y orientaciones para la partici-
pación y la construcción de ciudadanía, en el marco de
un enfoque que se pretende sea diferencial y respete la
diversidad del país.
Un horizonte para indagar por la subjetividad in-
fantil es la narratividad como presupuesto epistemoló-
gico y metodológico, pues supone un espacio dialógico
e interactivo, cuyo interés puede estar centrado en las
voces de los niños y las niñas como sujetos producto-
res de sentido, autores, personajes y narradores de sus
propias vivencias, así como de sus propias maneras de
ver, ser y estar en el mundo, con el respeto de su ritmo,
su propio lenguaje, sus propias construcciones e inter-
pretaciones frente a sus relatos. Un aspecto fundamen-
tal que devela este estudio es el juego como elemento
no solo fundante para la constitución de la subjetivi-
dad en niños y niñas de primera infancia, sino también
como estrategia para entrar en diálogo con ellos y ellas;
esto es, para hablar desde su propio lenguaje, donde las
posibilidades para la libertad y espontaneidad para re-
latar y narrarse fluyen en un contexto lúdico natural.
Finalmente, como lo propone Eduardo Bustelo,
pensar la infancia y la posibilidad de nuevas infancias
implica una labor crítica y reflexiva constante, por par-
te de todos y todas quienes están en relación directa e
indirecta con la infancia, para comprender las bases de
dónde emergen las acciones, las prácticas, los discur-
sos, las ofertas actuales de mercado. De esta forma, frente
a lo existente, se pueden generar posibilidades emanci-
patorias y de autonomía para el devenir de los sujetos
niños y niñas. Esto implicaría una real convergencia de
diversas disciplinas (historia, filosofía, economía, po-
lítica, antropología, comunicación social, pedagogía,
psicología, artística, pediatría, etc.), que estudien, dis-
cutan, acuerden y generen procesos coherentes al mo-
mento histórico presente y a las condiciones sociales y
reales de Colombia.
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subjetividad contemporánea. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica.
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28 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez
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  • 1. 18 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno* Early Childhood Subjectivity Configuration in a Postmodern Time* Ana Milena Espinosa Gómez** Fechas de recepción: 13/08/2013 Fecha de aceptación: 25/10/2013 Resumen El presente artículo se desarrolla como producto de una investigación cualitativa, cuya pregunta es ¿cómo se configura la subjetividad infantil en un grupo de ni- ños y niñas de primera infancia de un jardín infantil en Bogotá? Asumiendo como presupuesto epistemológico y metodológico las narrativas, los objetivos se orienta- ron a indagar por los modos de ser, sentir, decir, hacer, conocer y relacionarse de los niños y las niñas consi- go mismos y con su entorno; comprender cómo ven el mundo y el lugar que ocupan en él; identificar prácti- cas, intereses, gustos, juegos, consumos cotidianos y modos de participación en espacios públicos y privados donde habitan. Esta investigación devela que el juego, la familia y la escuela interactúan y se relacionan con otras prácticas y discursos emergentes del mercado, el consu- mo, los medios masivos, la tecnología, operando como dispositivos en la configuración de la subjetividad de los niños y las niñas de primera infancia. Palabras clave: subjetividad infantil, infancia, pri- mera infancia, narrativas, juego. Abstract This article is developed as a result of a qualitative research whose question is “how the childhood subjec- tivity is configured in a group of children of early child- hood of a kindergarten in Bogota? Assuming narratives as epistemological and methodological budget, the ob- jectives were aimed at inquiring about ways of being, feel, saying, do, know and relation of the children with themselves and their environment to understand how they see the world and their place on it, identify prac- tices, interests, tastes, games, everyday consumption and ways of participation in public and private spaces where they inhabit. This research reveals that games, family and school interact and relate to other practices and discourses emerging of market, consumption, mas- sive Medias, technology, operating as devices in the early childhood subjectivity configuration. Keywords: childhood subjectivity, childhood, early years childhood, narratives, game. * Este artículo surge del trabajo de grado para optar al título de magíster en investigación social interdisciplinaria de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, en el marco de la Línea de Investigación Subjetividades e Identidades (2013). ** Magíster en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá (Colombia). Correo electrónico: anamilenaeg@ yahoo.com Introducción al problema de la subjetividad infantil En este estudio se considera la infancia como una ca- tegoría social, que supone a un sujeto “niño-niña” como agente social dinámico y cambiante, en el marco de una sociedad que, de igual manera, se transforma histórica- mente y que muta hacia otras realidades y condiciones sociales. Esta sociedad es un sujeto que también provo- ca cambios en la forma de ser niño-niña, en su manera de relacionarse con otros, de integrar sus experiencias, y que al mismo tiempo reconfigura la definición de in- fancia. Por tanto, en la actualidad emerge un “nuevo” tipo de infancia o de infancias, distintas a la configurada en la modernidad, la cual fue producto de un aparato estatal cambiante en sus funciones y organización, de unas
  • 2. Imágenes de investigación 19Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013 instituciones nacientes en ese periodo, pero que tam- bién hoy mutan y se transforman, y de la emergencia de otros discursos y prácticas contemporáneos que indu- dablemente configuran dichas infancias. Sin embargo y de acuerdo con Lewkowicz (Corea y Lewkowicz, 1999), las transformaciones no están consolidadas total- mente, con lo cual se da lugar a desacoples o desajustes en lo que se “es” o “se espera” respecto al sujeto “niño- niña” y a las mismas instituciones que lo configuraron. En palabras del autor, el universo infantil es evaluado simultáneamente desde dos posiciones: la moderna y la posmoderna. En la primera se valoran los ideales de la infancia instituidos, mientras que en la segunda se valora la experiencia actual de los niños y las niñas con el consumo de tecnología, la cultura audiovisual, la televisión, entre otros. Por ello, “el tipo de infancia no es deductible; hay que esperarlo en la escena en que realmente se manifiesta” (Corea y Lewkowicz, 1999). Por consiguiente, interrogarse por la infancia y su subjetivi- dad conlleva a preguntarse ¿cuáles son las condiciones actuales de las instituciones tradicionales de la infancia (escuela-familia)? ¿Cómo es su funcionamiento actual? ¿Qué tipo de relación establecen con otras instituciones o dispositivos, especialmente los relacionados con los dis- cursos de los medios masivos, las tecnologías, las lógicas del mercado y el consumo? Entender la subjetividad infantil implica compren- der un campo de tensiones, en el cual los discursos, las prácticas, las instituciones, las disciplinas, los sa- beres entran en lucha por legitimar formas de definir la realidad social y los procesos de subjetividad en un marco histórico y social. Asimismo, involucra recono- cer las nuevas subjetividades emergentes, atravesadas por los discursos de los medios masivos, por el merca- do y el consumo, las tecnologías, la informática; envuel- ve descubrir las nuevas maneras de habitar el cuerpo, de comprenderse y relacionarse con el otro, en un tiempo y un espacio determinado. De acuerdo con Hernández (2010), la subjetividad es una entidad cambiante, en permanente proceso de constituirse y transformarse en función de las experien- cias que cada cual mantiene con otras personas y con las propias experiencias de conocer y de ser, aprendidas e interpretadas intersubjetivamente, mediante interac- ciones sociales con otros sujetos y contextos culturales. En palabras del autor, a modo de una “anatomía vivida” que tiene lugar en un espacio geográfico personal ex- tenso y múltiple, situado en diferentes localizaciones y posiciones. La subjetividad se construye en situación, pues se construye a partir de prácticas de los sujetos según circunstancias que determinan su manera de ser, desde sus territorios existenciales, posibilidades económicas, sus luchas sociales, políticas, de género, sus contextos particulares. La subjetividad como un modo de hacer en el mundo, un modo de hacer con el mundo y un modo de hacerse en el mundo, es un modo de hacer con lo real y con la experiencia. Es pensar al sujeto como agente his- tóricamente constituido en cuanto a lo que dice, hace y piensa; comprendiéndolo como una forma que se puede modificar a sí misma o que puede ser modificada des- de sus relaciones externas y que por lo tanto entra en interacción con el medio que lo rodea (Martínez, 2010). Por su parte, Palladino (2009) plantea la configu- ración de la subjetividad infantil (específicamente del niño y niña de primera infancia), en relación con la edu- cación, el aprendizaje y la cultura. Para el autor, la con- figuración de la subjetividad parte de las experiencias infantiles tempranas, en la relación con los vínculos hu- manos, los cuales son producidos y a su vez producen la subjetividad. De esta forma, el sujeto “niño-niña” es producto del vínculo intersubjetivo y a la vez productor de subjetividad, constituyéndose en la relación con la subjetividad de los otros. El papel de los discursos de los medios masivos de comunicación en la configuración de la subjetividad infantil El agotamiento de la infancia “moderna” no solo está asociado a las mutaciones de las instituciones que la configuraron, sino también al dominio de la cultura instituida por el discurso1 de los medios de comunica- ción. Para Corea (Corea y Lewkowicz, 1999), la figura de niño-niña que se viene constituyendo a partir de las prácticas y discursos actuales provenientes de los me- dios masivos, es la de sujeto de derechos, consumidor, receptor infantil, destituyendo así la figura del niño moderno. En el discurso mediático, el dispositivo de enunciación absorbe y produce sus enunciados bajo sus propias condiciones, con lo que resulta ser un disposi- tivo potente de legitimación del saber en la actualidad, la cuestión es discernir respecto al tipo de saber “en este caso mediático” y qué efecto produce en la subjetivi- dad actual. En el plano de los enunciados, el discurso de los medios masivos representa una infancia exterior e independiente de él, una infancia que puede ser la modernamente instituida como la contemporáneamente destituida. La infancia actual es una entidad mediática, lo cual no significa que sea meramente representada, 1 Corea (Corea y Lewkowicz, 1999) define el discurso como “el conjunto de prácticas comunicativas, comerciales y técnicas que funcionan como condiciones de producción de los medios masi- vos, estas prácticas instituyen unas condiciones de recepción es- pecíficas del discurso. Para entrar en ese universo de discurso, los sujetos están obligados a realizar una serie de operaciones. Estas operaciones producen un tipo de subjetividad específica: la del es- pectador o consumidor” (p. 53).
  • 3. Imágenes de investigación 20 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez sino que también es instituida por las prácticas de los medios masivos (Corea y Lewkowicz, 1999). Para Corea, la subjetividad posmoderna queda ins- tituida por un dispositivo, la intervención del discurso de los medios masivos sobre el cuerpo de los individuos, y sobre todo por la entrevista, pues es una de las prác- ticas preferidas del discurso. Mediante estas prácticas mediáticas, los cuerpos ingresan a una realidad pública como imagen y gracias a la entrevista este discurso se vuelve socialmente inteligible. El funcionamiento de la cultura de la imagen rompe con la dicotomía “público- privado”, dando lugar a otra distinción “el mundo de la imagen y el mundo por fuera de la imagen”. Entonces, la subjetividad dominante queda basada sobre la dico- tomía sujetos con imagen/sujetos privados de ella, los primeros asociados al éxito y a la trascendencia social, y los segundos excluidos o ignorados. Poco importa si es público o privado donde aparezca el sujeto de la ima- gen, aquí los espacios tradicionales de la intimidad son hoy meras imágenes de las nuevas subjetividades (Co- rea y Lewkowicz, 1999). En cuanto al ámbito familiar, el discurso mediático también opera desde las siguientes mutaciones: produ- ce la figura padre-consumidor y la del hijo-consumidor, equivalentes entre sí y distintas a su vez a las figuras del ciudadano padre y la del futuro ciudadano hijo. Bajo el discurso mediático, la figura equivalente para ambos es la de “consumidor” aboliéndose la diferencia moderna “adulto-niño”. Los medios han ingresado al hogar fami- liar, las figuras tradicionales de gestión de la infancia (el médico, el pedagogo, el padre, la madre, el niño), en el discurso mediático, cuentan como imagen y no como personas, por lo cual se asiste ahora a una variación sustancial de la institución que interpela a la familia. Por esto, la subjetividad que resulta de la interpelación ya no es una subjetividad instituida por las prácticas fa- miliares, sino mediáticas: ni padres, ni madres, ni niños, sino sujetos de opinión, consumidores, concursantes, televotantes, entre otros. Por consiguiente, si cambia la institución interpelante y cambia la subjetividad inter- pelada se asiste a la no producción de la infancia (Corea y Lewkowicz, 1999). Las lógicas del mercado y el consumo, en la configuración de la subjetividad infantil Desde el punto de vista del consumo, el niño es una variable de la segmentación del mercado, en este no existe división entre adultos y niños, porque no es ne- cesario. Así, se inscribe el acceso de los niños y las ni- ñas a los medios (como actores, opinadores, modelos e incluso como productores); asimismo, en ellos y ellas no se registran patrones de comportamientos que se distingan simbólicamente de las prácticas mediáticas adultas. Mientras que en la modernidad la infancia fue concebida como una etapa de latencia cuya imagen del niño era el hombre o mujer del mañana, ahora el sujeto niño en su imagen de “consumidor” ya no está en función del futuro. De esta forma, aparecen otras figuras que detentan la subjetividad actual del niño: la de consumidor y la de sujeto de derechos, que en el universo mediático aparece bajo la figura del sujeto de opinión (Corea y Lewkowicz, 1999). Eduardo Bustelo (2007), desde un enfoque biopo- lítico, considera que para el estudio de la subjetividad infantil es fundamental dar una mirada a la infancia pensada desde el biopoder, como un público que se pue- de alcanzar para determinarlo como consumidor o como generador de consumo. Este autor introduce la nominación “capitalismo infantil” a esa operación que mercantiliza a niños, niñas, adolescentes, como consumi- dores y dinamizadores del consumo. En ella opera el gran dispositivo de la industria cultural y del entreteni- miento, la biopolítica tradicional vinculada al Estado se hace ahora privada. La subjetividad infantil y colectiva de los niños y de las niñas está en gran parte configurada por los me- dios de comunicación masivos, por el uso visual de videojuegos, televisión, cine, espectáculos musicales, deportivos, lugares de diversión, de entretenimiento y parques temáticos. Los niños, las niñas y los jóvenes pronto quedan modelados por la incorporación al con- sumo, su subjetividad se va configurando por medio de los efectos de la propaganda comercial y de técnicas comunicacionales que los introducen a consumir. Para la industria (del juguete, textil, videojuegos, alimentos, etc.), los padres también son importantes consumido- res e inductores del consumo, pues ellos están siendo educados para consumir, pero también para desempe- ñar el rol de productores de consumo (Bustelo, 2007). En el capitalismo “infantil”, la lógica del niño consu- midor se complementa con la lógica del negocio. La infancia se constituye con todos los atributos del niño capitalista especialmente el consumismo, quedando el consumo como indicador del éxito en la vida; esta es una infancia pensada, también, como reproductora en el rol de trasmisión de la riqueza y la opresión. El autor orienta su reflexión frente al riesgo que se corre cuando se asume el rol de consumidores pasivos en un camino de so- metimiento a un mundo suspendido, a un encantamiento light de las grandes compañías de entretenimiento in- fantil, que puede apartar a los niños y las niñas de toda posibilidad emancipatoria. En este mundo infantil se pre- senta a los niños y las niñas como si ellos y ellas tuvieran el poder, los adultos desempeñan el rol de instrumentos de consumo “ser buen padre-madre es darles a los niños y niñas el consumo que reclaman (juguetes, vestuario),
  • 4. Imágenes de investigación 21Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013 los padres se ajustan a ese deseo y el amor se transfor- ma en una forma de shopping” (Bustelo, 2007, p. 76). En los espacios escuela y familia, ahora son los medios de comunicación y la industria cultural quie- nes determinan estos lugares en la producción de un orden hegemónico, por lo que resulta importante in- terrogarse por el lugar donde se encuentran y sus con- diciones de configuración. Por su parte, la familia se encuentra presionada por la necesidad de asegurar su producción o sobrevivencia, dado que existe un contexto social y económico presente, donde se agudiza la concen- tración de ingresos y el poder correlativo. Esta condi- ción económica y social ha hecho que los padres deban trabajar más, dedicar mayor tiempo “empleándose”. En el caso de que uno de los dos, el padre o la madre, sea el único que trabaja, el tiempo laboral tiende a multipli- carse, lo que implica que se reduzca el contacto tem- poral entre padres e hijos, y esta temporalidad queda vacía de vínculos que frecuentemente se cubre con un televisor. Igualmente la escuela complementa este modo de organización y el tiempo de la familia, “ni- ños y niñas en la escuela significa tiempo ‘libre’ para que los padres puedan asegurar mayores ingresos” (p. 80). La tipología familiar se ha venido transformando: la fecundidad se ha reducido con el número de hijos y el aumento significativo de uniones libres, familias monoparentales ha llevado a un cambio de roles de padre y madre. Los hijos son el objetivo último de la trasmisión de la herencia económica, social y cultural, una familia colonizada por los medios de comunica- ción masivos y la industria cultural aseguran el rol biopolítico de trasmisión (Bustelo, 2007). Por su parte, la escuela, como institución biopolí- tica cuyo rol principal era la socialización secundaria (dar ingreso “normal” a la sociedad, a sus instituciones y mecanismos de movilidad social) y organizar a los individuos en los distintos estratos socioeconómicos, queda superada por los medios de comunicación, aso- ciados a la industria cultural (en manos de gigantes em- presas privadas). Estos medios superaron a la escuela en la configuración de la subjetividad, pues el biopoder conforma una subjetividad consumista por fuera de la institución escolar; es decir, el tiempo invertido en la televisión, los videojuegos, el entretenimiento es mu- cho mayor que el institucionalizado en la escuela. Así mismo, la relación maestro-alumno se ha transformado donde la categoría autoridad debe ser repensada (auto- nomía con potencial de quiebre de la trasmisión bio- política opresora), entendiendo que la pedagogía no es un proceso independiente en sí mismo, sino que debe ser colocado en términos de una relación social adulto- niño (Bustelo, 2007). Enfoque niños y niñas como sujetos de derechos, en la configuración de la subjetividad infantil Respecto a la destitución de la infancia moderna en el planteamiento de Corea y Lewkowicz (1999), otra figura del niño que produce dicha destitución práctica es la figura del niño como sujeto de derechos, la cual pone en relación con la caída del ideal de hombre futu- ro que en su versión escolar circuló bajo el ideologema “los niños son los hombres del mañana”. La dicotomía niño=hombre/futuro y niño=sujeto de derechos está en correlación con la sustitución Estado nación/Esta- do técnico administrativo. Aceptar la infancia desde el paradigma moderno del progreso, donde el niño es el hombre del mañana, una etapa de espera de la adultez, suponía la existencia de una edad en la que se “es” y una en la que no se “es”. En la adultez se es hombre, responsable, ciudadano; es decir, sujeto de derechos en términos jurídicos, durante la infancia no se es. Pero si, por el contrario, el niño es concebido como sujeto de derechos, la idea de latencia propia de la edad infantil cae, el niño “ya es” y la infancia se disuelve como edad de la espera (Corea y Lewkowicz, 1999). Para Corea, en la actualidad, el ideal de buen ciu- dadano no se construye desde las prácticas escolares, sino desde el discurso mediático y las prácticas comuni- cativas, que tomaron a cargo la tarea de difusión de va- lores educativos. El actual “buen ciudadano” se orienta en la práctica de la opinión. Por eso, ya no se trata de tutelar a la infancia, sino de velar por que sus derechos se respeten; esto es, hay un desplazamiento de “la in- fancia que ‘debe ser protegida’, porque es frágil y aún ‘no es’, hacia ‘la protección de los derechos del niño y de la niña’, quienes son considerados también sujetos de la información y de la opinión. Ahora el saber de los niños tiene un fin “el de opinar y participar”. En la perspecti- va de derechos, el niño habla, se expresa, participa, hay un “nosotros inclusivo” propio del discurso democráti- co de mercado, “los derechos de los consumidores a la opinión y a la información” (Corea y Lewkowicz, 1999). El niño y la niña, como “sujetos de derechos”, co- mienzan a tener reconocimiento por las transforma- ciones que social e históricamente se van dando, con el surgimiento de nuevas concepciones de infancia, esto conlleva al comienzo de nuevos tratados internaciona- les, movimientos sociales e iniciativas a favor de la in- fancia. Para finales del siglo XIX y comienzos del XX, se generó la opinión pública sobre la legislación interna- cional a favor de la infancia y el reconocimiento de los niños y las niñas. Aparece la Convención Internacional de los Derechos del Niño (1989), considerada la principal fuente legitimadora de la protección de la infancia como lucha política, ella tiene una relevancia pedagógica fun- damental y una incuestionable importancia política,
  • 5. Imágenes de investigación 22 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez social, jurídica y programática, la cual corresponde a un momento del desarrollo de la categoría infancia, cuyo objetivo es constituir al niño y la niña como sujetos de derechos (Bustelo, 2007). La Convención también permite transitar de la si- tuación irregular a la de protección integral por parte de la sociedad, entendida esta última como un elemen- to necesario y primordial para el desarrollo de las cuali- dades de niñas y niños como actores y sujetos sociales. Superar la doctrina de la situación irregular para pa- sar a la perspectiva de la protección integral implica no solo una transformación en la acción institucional, sino también en los imaginarios culturales sobre niños y niñas y sobre las lógicas de la relación de las personas adultas con ellos y ellas. La convención ha implicado transformaciones importantes para el estudio de la in- fancia y para la emergencia de nuevas subjetividades infantiles, donde se manifiesta el reconocimiento de los niños y las niñas como “sujetos” ciudadanos en el marco de procesos democráticos, como actores sociales con nivel participativo, lo que implica nuevas formas de re- lación del adulto con los niños y las niñas, del Estado y de la sociedad civil en general. Metodología Para abordar el problema de la subjetividad infantil se asumió como presupuesto epistemológico y meto- dológico la narratividad, por considerarse apropiada y pertinente para indagar por las experiencias de vida de los niños y las niñas, lo que ellos y ellas expresan, sus formas de ser, de estar y habitar en el mundo. La inves- tigación asumió como referencia a los autores Arfuch (2002) y Bolívar y Fernández (2001), quienes plantean las narrativas como espacios dialógicos, conversaciona- les, interactivos con los niños y las niñas participantes de la investigación, y reconocen la construcción de sen- tidos desde la “voz del otro”; es decir, de los y las par- ticipantes, y reconocen su capacidad interlocutoria, su protagonismo en la narrativa, cuya historia, experiencia y memoria fueron el interés. Este estudio de corte cuali- tativo buscó dar sentido a la experiencia de los niños y las niñas, a sus narraciones colectivas y autobiográficas, en su propio lenguaje y bajos sus propios ritmos y códi- gos lingüísticos. En el estudio se establecieron como categorías de análisis: la subjetividad infantil y el sujeto niño-niña2 , 2 Para abordar el problema de sujeto niño/niña, se asume la perspec- tiva de Michel Foucault para quien hay dos formas de subjetivación del sujeto: la primera puede vincularse con la lógica del discurso y la segunda, desde la perspectiva ética, la experiencia de sí y el gobier- no de sí. De manera que el sujeto es efecto de una serie de prácti- cas discursivas y aparece como efecto de una constitución; de esta forma, los modos de subjetivación determinados por los discursos son las prácticas de constitución del sujeto. La creación del sujeto visto desde sus procesos de subjetivación (experiencia de sí y las lógicas de los discursos de los medios ma- sivos, de consumo y mercado, enfoque de derechos y la tecnología). Posteriormente, como categoría emer- gente se estableció el juego, tomando en cuenta aspec- tos relativos a sus características, a los juguetes, los espacios de recreación y entretenimiento que narran los niños y las niñas participantes (paseos, programas de televisión, películas, entre otros). La categoría subjetividad infantil fue entendida como una entidad cambiante que siempre está en proce- so de constituirse, que se transforma en función de las experiencias que cada niño y niña mantiene con otras personas y con sus propias experiencias de conocer y de ser (experiencia de sí), que se aprende e interpreta intersubjetivamente, mediante interacciones sociales con otros sujetos y contextos culturales. La subjetividad infantil, vista como un modo en que el niño y la niña hacen en el mundo, hacen con el mundo y se configuran en el mundo, es un modo de hacer con lo real, con la propia experiencia, en la cual se reconoce el devenir de la subjetividad infantil. es el producto de los mecanismos de individuación que resultan del poder, para Foucault, el sujeto es atravesado por influencias so- ciales, políticas, culturales, históricamente determinadas, es un su- jeto producido y sujetado al orden dominador, donde aparecen las operaciones de subjetivación que transforman los seres humanos en sujetos. Comprender la subjetivación del niño y la niña es verla como resultado de las lógicas de un discurso disciplinar que buscó individualizarlos, apareciendo como “objetos de conocimiento” de una determinada relación de saber-poder. Desde lo ético, se en- cuentran elementos que definen la relación del sujeto consigo mis- mo; es decir, cómo el sujeto se constituye como sujeto moral. Las formas de actividad sobre sí mismo son formas de subjetivación, que el sujeto conquista en el escenario propio de la experiencia de sí. Por ejemplo, mediante el juego, el niño y la niña establecen las primeras experiencias de sí y se distancian del adulto al desarrollar el conocimiento de sí mismos, el autocontrol, la confianza, la auto- nomía y la disciplina, abren espacio para la libertad; así, ellos y ellas viven un particular proceso de subjetivación (Jiménez, 2012). Para Foucault hay un sujeto porque una experiencia de sí es pro- ducida en una cultura, y hay una historia del sujeto porque es posible trazar la genealogía de las formas de producción de dicha experiencia: “el sujeto mismo tiene una historia”. Para el autor, las tecnologías del yo son aquellas que el individuo establece, una re- lación consigo mismo “que permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operacio- nes sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismo con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o in- mortalidad” (Larrosa, 1992, p. 290). La experiencia de sí es algo histórico y culturalmente contingente en tanto que su producción adopta formas “singulares”, es el resul- tado de un complejo proceso histórico de fabricación en el que se entrecruzan los discursos que definen la verdad del sujeto, las prácticas que regulan su comportamiento y las formas de sujeto en las que se constituye su propia interioridad. Es la misma ex- periencia de sí, lo que se constituye históricamente como aquello que puede y debe ser pensado, el sujeto se observa, se descifra, se interpreta, se describe, se juzga, se narra, se domina, cuando hace determinadas cosas consigo mismo (Larrosa, 1992).
  • 6. Imágenes de investigación 23Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013 La categoría sujeto niño/niña fue vista desde sus propios procesos de subjetivación que le permiten constituirse y reconstituirse continuamente; es decir, desde la lógica del discurso y la experiencia de sí. Desde la lógica del discurso, el sujeto niño/niña es producido por una serie de prácticas discursivas (familia, escuela, discursos de los medios masivos, lógicas del merca- do y el consumo, la tecnología, la perspectiva de dere- chos) y atravesado por influencias sociales, políticas, culturales, históricamente determinadas. Y, desde la experiencia de sí (considerada histórica y culturalmen- te contingente, la cual se trasmite y se aprende, en una cultura que incluye dispositivos para la formación de sus miembros como sujetos dotados de ciertas moda- lidades de experiencia de sí) el sujeto niño o niña se observa, se descifra, se interpreta, se describe, se juz- ga, se narra, se domina, en la relación reflexiva consigo mismo. Esto se da asumiendo que la experiencia de sí es producida en una cultura y hay un sujeto (niño/niña), porque él o ella mismo tienen una historia que narran como autores, personajes y narradores en su relación con- sigo mismos. Para el estudio, se escogieron tres niños y tres ni- ñas de primera infancia3 con edades comprendidas en- tre los cuatro y cinco años, que asisten a un jardín en Bogotá. La selección de los niños y las niñas partici- pantes se hizo de manera aleatoria, teniendo en cuenta el criterio establecido inicialmente en la investigación; esto es, que fueran niños y niñas de primera infancia y que asistieran al jardín donde se gestionaron los per- misos correspondientes para el trabajo de campo. Este jardín es de carácter privado, atiende un total de noventa niños y niñas de la primera infancia entre los dos y seis años de edad, distribuidos por grupos de doce a quince niños y niñas por salón, organizados en párvu- los, prejardín, jardín y kínder, siendo estos dos últimos los grupos en los que se encuentran los niños y las niñas participantes de la investigación. El jardín está ubicado en el barrio Bellavista, en la localidad Quinta de Usme al suroriente de Bogotá, dentro de la UPZ Comuneros, en la cual se encuentran los estratos 1 y 2. La principal actividad económica del sector es la venta de víveres, 3 La primera infancia es concebida como la etapa inicial del ciclo vital. Para los países iberoamericanos comprende el perio- do de vida desde la gestación hasta los seis años, es considerada como una etapa fundamental para el desarrollo humano, en la cual se estructuran las bases para su desarrollo cognitivo, emocional y social. Diversos argumentos provenientes de la economía, neu- rociencias, política, ciencias sociales fundamentan su importancia crucial como el estadio inicial del desarrollo humano y como eje fundamental para el desarrollo económico, social y cultural de una nación. Este tipo de argumentaciones han impulsado el estable- cimiento paulatino de las políticas y de las iniciativas de distintos países para que la primera infancia sea incluida en sus planes de desarrollo y políticas como es el caso de Colombia (OEI y Funda- ción Santillana, 2009). ropa, calzado, comidas típicas, lácteos, verduras, papa, carnes y flores, entre otros. El jardín está orientado a brindar a los niños y niñas un espacio donde puedan potenciar su máximo desarrollo en re- ferencia a las dimensiones sociales, corporales, cognitiva, comunicativa y artística. Los princi- pios que rigen el quehacer en la institución es- tán basados en la búsqueda de la felicidad de los niños y niñas a partir de la garantía de sus de- rechos y la fundamentación de la verdad en las actividades cotidianas, permitiendo la construc- ción de ciudadanos líderes, competentes y con un alto sentido humanitario. (Liceo “Mis Primeros Trazos”, s. f.) Su proyecto pedagógico enfatiza en la expresión artística y corporal (danza y música) de los niños y las niñas de primera infancia, buscando la participación de las familias en actividades lúdicas, deportivas y de acompañamiento al proceso de formación de los niños y las niñas. Respecto a las condiciones familiares de los niños y las niñas del jardín, en su mayoría predomina la fa- milia tipo nuclear, algunas monoparentales de padres separados y madres cabeza de hogar. Las familias se ca- racterizan por tener un nivel medio de estudio, algunos se encuentran en un nivel superior, en su mayoría son padres y madres jóvenes, con hijos únicos. Algunos de los niños y las niñas participantes conviven con sus padres únicamente y otros habitan el espacio familiar también con sus abuelos, tíos, primos; algunos son hi- jos únicos y otros se ubican en la posición de hermanos mayores y menores dentro de la organización familiar. Cabe señalar que siendo una investigación que tomó en cuenta las voces de los niños y las niñas, desde las consideraciones éticas que contempla toda investigación, dentro de la metodología se diseñó un instrumento de consentimiento informado tanto para los niños y las ni- ñas como para sus padres y madres, con el fin de con- tar con la aceptación de ellos y ellas para participar del proceso. Para la recolección de la información se diseñaron tres instrumentos asumiendo conceptualmente la pos- tura de González Rey (2006) respecto al estudio de la subjetividad desde la investigación cualitativa, quien considera los instrumentos como un recurso o situación en la cual se posibilita la expresión del “otro”. Dentro del contexto de relación que caracterizó la investigación, los instrumentos fueron diseñados bajo el principio del juego como actividad rectora y lenguaje propio en la in- fancia, por esto las actividades propuestas tuvieron un
  • 7. Imágenes de investigación 24 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez carácter lúdico, que buscaban ser interesantes, diverti- das y espontáneas para los niños y las niñas participan- tes. Los instrumentos no. 1 y 2 proponen la creación de narrativas grupales, por parte de los niños y las niñas mediante una propuesta con títeres y láminas, respec- tivamente. El instrumento no. 3 propone la creación de narrativas autobiográficas. Análisis e interpretación Desde el punto de vista pragmático de la experien- cia de sí, los niños y las niñas participantes se observan, se interpretan y narran, se juzgan y se dominan por me- dio de espacios como el juego, la escuela, el hogar. Estos espacios se constituyen y transforman su experiencia de sí, relacionándose con los adultos, sean padres, her- manos, tíos, abuelos o profesores y con sus pares. En la narrativa grupal se puede visibilizar de qué manera los elementos culturales de la época actual, como son los dis- positivos de consumo y mercado, configuran al niño y la niña en su forma de ver el mundo, de estar en él, de relacionarse con él, como por ejemplo, por medio de jue- gos y de espacios recreativos (paseos realizados con sus padres); asimismo, aprenden y construyen su realidad, a través de sus vivencias, sus experiencias, los lugares que habitan: […] Yo vivo muy feliz… a mí me gusta el rosa, el fucsia, ¿Y cómo se llamará este mundo, ese pla- neta?... umm caperucita roja, planeta tierra, ¿y quiénes vivirán acá?... los niños y las niñas… los papás y las mamás… Y primos y hermanos… […] Y yo fui a Santa Marta, y vi un cebra… en Mada- gascar salió Martin que era una cebra… […] ¿De qué llenaríamos nuestro mundo?… del hombre araña… me gusta volverme azul como Venus… como pocoyo… (Narrativa grupal) Los niños y las niñas construyen y modifican su ex- periencia de sí mismos, en las relaciones que estable- cen con adultos y pares, allí se regulan, se modifican, en aquellas prácticas en las que se produce o se transforma su experiencia de sí. En las narrativas, los niños y las niñas narran su jardín, las maneras de ser y habitar la es- cuela, lo que se les enseña, las relaciones con sus profeso- res, amigos, expresan cómo ven su escuela, qué pueden hacer allí, cómo se organizan, qué elementos encuentran: “es una escuela… estudiamos… hacemos tareas… subi- mos al parque, hacemos carreras… lavarse las manos… y jugar con mis amiguitos… colorear… cantar… y hacer vacaciones creo… la profesora… ellas ponen las tareas… y enseñan a los niños… regañan a los niños… cuando uno se porta mal” (narrativa grupal). Otro espacio reconocido y narrado por los niños y las niñas es el barrio que habitan, las cosas que pueden encontrar allí, parques, tiendas, vecinos, avenidas, ca- rros, etc. Ellos y ellas narran aspectos relacionados con el enfoque de derechos como la protección y el cuidado por parte de los adultos, especialmente de sus padres, aunque no los nominan como derechos, se visibiliza en las prácticas cotidianas y su experiencia de sí en este lu- gar. Mediante las prácticas que ellos y ellas narran se puede entrever esta perspectiva, la cual esta mediada por las prácticas tanto familiares como del jardín, específi- camente: […] ¿y en la calle que encontramos? carros… una ambulancia… un taxi… unas casitas… yo vivo en valle de Cafam… allí, tiendas… restaurantes… niños… aparte de niño encuentro a Daniel… el parque también… a mí me llevan a una tienda grande de juegos... Colombia… hay parques… para que juegue los niños…¡yo!... ¿Ustedes han escuchado que los niños tienen derechos?... yo no sé… no… ummm derecho a jugar… y a colorear… y a ir a Mundo Aventura… los adultos escuchan y hablan… que si gritan no nos regañen porque no hay que gritar. (Narrativa grupal) La experiencia de sí está constituida, en gran par- te, a partir de las narraciones “lo que somos, el sentido de quiénes somos”, las historias que contamos y que no contamos. Los niños y las niñas participantes mediante diversas fotografías se narraron, escogieron el orden y la secuencia, contaron acontecimientos como fiestas de cumpleaños, navidades y el día de Halloween, cuando fueron de paseo con su familia principalmente. Ade- más, reconocen, por ejemplo, los cambios de su cuer- po a medida que crecen, cuando eran bebés, cómo su cuerpo va cambiando y creciendo en cada cumpleaños, asocian el juego o la acción que ven en su fotografía: “[…] Mi mamá estaba embarazada de mí… estaba en la barriga de mi mamá… los bebés no juegan… nada, estoy dormida ¿y qué hacen los niños?… toman jugo, comen, jugar al escondite con las princesas…” (narrati- va autobiográfica). En las narrativas de los niños y las niñas aparece el dominio de la moral, el juzgarse. Ellos expresan valores, normas relacionadas con el deber. El juzgarse conlleva a dominar-se; es decir, es producto de las acciones que los niños y las niñas efectúan sobre sí mismos hacia su configuración como sujetos. Estas acciones dependen de la manera cómo se ven, se narran y dan un juicio, los cuales establecen a partir de su experiencia con el mundo que habitan, en sus relaciones con los adultos en espa- cios como el hogar y la escuela, en los juegos y activida- des de entretenimiento: “[…] ¿si ve esa casita de allá? ahí jugamos, pero cuando los días que nos portamos mal no venimos acá… ¿y qué es portarse mal? No hacer caso… mm cosas así… ¿y portarse bien qué es?… mm que sí
  • 8. Imágenes de investigación 25Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013 hizo las tareas, que hizo las cosas bien” (narrativa auto- biográfica). […] Yo me he visto la película de caperucita y en- tonces el lobo era bueno… El lobo malo se vestía de la abuelita… Yo sé un cuento de Superman… se pone una capa y Superman mata a los malos… Batman es un súper héroe y es bueno, sí ayudaba a la gente, ¿y qué hacen los malos con la gente? se roban cosas y cogen personas y Batman mata a los malos. (Narrativa grupal) Se plantea que en la posmodernidad se asiste a un nuevo tipo de infancia o de nuevas infancias consti- tuidas por otras formas de ser niño y niña, donde las instituciones escuela y familia atraviesan transforma- ciones en sus prácticas de constitución y donde surgen nuevos discursos, nuevas lógicas que también están configurando la subjetividad de los niños y las niñas, de manera directa y mediante el papel que desempeñan estos nuevos discursos en la familia y la escuela. En las narraciones de los niños y las niñas, las relaciones que ellos establecen con adultos y otros niños se hacen desde los espacios en los que habitan, los cuales son marcada- mente la familia y la escuela. Así mismo, se evidencia que las lógicas del mercado y el consumo operan sobre el sujeto niño, niña, y sobre sus padres, mediante las prácticas cotidianas, de los acontecimientos de sus vi- das, en sus juegos, en los espacios de recreación. Ope- ra también el gran dispositivo de la industria cultural y del entretenimiento que llega a la esfera de la familia, del juego, de las relaciones, en las formas de vestir de los ni- ños, formas de celebrar su cumpleaños, en los juguetes que les compran o regalan, en los disfraces que utilizan, entre otros. Por esto, reconocer las nuevas subjetivida- des infantiles emergentes implica comprender el papel y la influencia de los discursos de los medios masivos, del mercado y del consumo, de la imagen, de las tec- nologías; involucra descubrir las nuevas maneras en que los niños y las niñas habitan su cuerpo en los distintos espacios concretos o virtuales, las maneras de situarse en el tiempo y espacio, de comprender y relacionarse con el otro. Las narrativas de los niños y las niñas partici- pantes visibilizan la marcada influencia del consumo y el mercado en sus vidas, por medio del juego, de sus juguetes, de los espacios recreativos, de las actividades que realizan, como ver películas, programas de televi- sión, videojuegos u otros elementos de consumo, como por ejemplo: el vestuario, los disfraces, etc. […] Yo quiero escuchar una canción… la de Pipe Bueno, yo las bailo con mi mamá […] Los papás son divertidos… juegan… y compran cosas para los niños… y juegan fútbol… yo veo Spiderman,… los Simpson… la pantera… bajo tela… Cartoon Network… Discovery Kids… el hombre araña o princesas… no, Doki… ¡ay! Angry Birds… yo también… yo juego carros… (Narrativa grupal) La configuración de la subjetividad infantil está atravesada por el juego. Cuando el niño y la niña narran su experiencia de sí, es por medio de las prácticas rela- cionadas con el juego, como lo expone Jiménez (2012) en su texto Emergencia de la infancia contemporánea. Mientras el niño juega se transforma, puede modificar la realidad, construir su mundo y fantasear, con el juego y a través de este, el niño y la niña viven un proceso de subjetivación, una experiencia de sí mismos, es el me- dio y la vida principal para la constitución del niño y la niña como sujeto. Actualmente, con el avance de la tecnología, la in- dustria del juguete de pantalla (cine, televisión, compu- tadoras, videojuegos) plantea una nueva concepción de juego “en las pantallas”, nuevas formas de relacionarse, de estar en tiempos y espacios diversos. El reto de hoy es asumir la informática, la tecnología y la electrónica, pues cada vez más, toca todos los ámbitos de la vida de los sujetos. Si bien la subjetividad infantil se configura en un marco social, político, económico, cultural y con- textual se podría analizar cuáles son las característi- cas de los juguetes4 , los contenidos de los juegos, de los programas de televisión, de las películas vistas y narra- das por los niños y las niñas participantes, con el fin de indagar cuáles son los contextos y dinámicas sociales y culturales que reflejan y con las cuales interactúan. Por ejemplo, la mayoría de los juegos, entretenimiento y juguetes que ellos y ellas narran provienen de indus- trias norteamericanas o japonesas, “el mundo Disney”, empresa estadounidense; superhéroes como Batman, Spiderman, Supermán, estadounidense; la Barbie fa- bricada por la industria estadounidense Mattel; Nin- tendo, compañía japonesa multinacional en el mercado de los videojuegos; canales de televisión dedicados a la programación infantil como Discovery Kids, Cartoon Network, canales estadounidenses. 4 Los juguetes como producto social y de consumo son el reflejo de la condición cultural, expresan las especificidades culturales de la sociedad que los produjo y sustentó, así mismo reflejan su relación con el medio. Los juguetes varían de acuerdo a sus características, por ejemplo, los materiales con los que han sido diseñados, si son artesanales, con elementos rudimentarios o los más sofisticados como videojuegos, computadoras, electrónicos, entre otros. Actualmente, algunos juguetes no toman en cuenta las características distintivas de las diferentes sociedades y culturas, o proceden de sociedades con grandes sistemas capitales que instau- ran en el ámbito mundial la industria con fines más orientados al mercado y el consumo. Dado el alcance de los medios masivos de comunicación y la comercialización de los juguetes, actualmente se participa del intercambio de productos e imágenes, incluyendo los juguetes y los juegos, que son adoptados por los diversos gru- pos culturales de referencia.
  • 9. Imágenes de investigación 26 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez Por consiguiente sería importante interrogarse por cuáles son los modelos culturales, sociales, económi- cos que llegan a la vida de los sujetos; de qué manera están emergiendo otros paradigmas de poder y de con- trol que se legitiman mediante las familias, las escuelas, los sujetos niños, niñas, padres, configurándolos como sujetos de consumo masivo; de qué manera estos ca- pitales desempeñan un papel importante respecto a la formación en ciudadanía, identidad nacional; qué tipo de cultura impregna todas las esferas de la vida de los niños y las niñas; dónde queda el contexto de diversi- dad cultural colombiano que dista de la cultura nortea- mérica, japonesa, china, etc.; qué mundo y qué realidad crean para los niños y las niñas, si quedan reducidos a receptores del mercado capitalista, y como lo expresa Bustelo (2007), en su texto El recreo de la infancia, “im- posibilitando una infancia emancipatoria”, más aún si no se acompaña todo este consumo de una posición críti- ca de los contenidos y mensajes que deja y permean la subjetividad de los niños y las niñas. En las narrativas de los niños y las niñas participan- tes hay elementos relacionados con la perspectiva de gé- nero que construyen, con su experiencia de sí frente a ser niño o niña, respecto a su cuerpo, a características de algunos juegos: […] Niñas: umm no sé… juegan con muñecas… niño: yo juego con carros, motos y pues a play… (niña): yo a veces leo el cuento de Barbie… yo también (niña)… yo el de Superman (niño)… Los niños y las niñas son iguales porque tienen piel y son distintos… ¿y cómo son los niños?... los ni- ños son grandes, juegan, corren, son fuertes, tie- nen cabello corto ¿y las niñas? Ehh nos compran vestidos, nos gusta jugar a la mamá, nos gusta ju- gar en el parque, mi papá no me deja jugar, por- que por ejemplo me pegan con la pelota… niño: a mí me dejan jugar fútbol… (niña): a mí no me dejan jugar, porque también me pego… (Narra- tiva grupal) Conclusiones Preguntarse cómo se configura la subjetividad in- fantil en la primera infancia entraña interrogarse por los modos como los sujetos niños y niñas constituyen su subjetividad; esos modos de ser, sentir, decir, hacer, conocer y relacionarse consigo mismos y con su entor- no; indagar por las maneras como ellos y ellas habitan su mundo, el lugar que ocupan en él; interrogarse por las relaciones que establecen con los adultos, con sus pares; identificar qué les gusta, cuáles son sus juegos, sus intereses, sus motivaciones; reflexionar sobre la fa- milia, la escuela, el barrio, los medios de comunicación y su papel en la configuración de la subjetividad infan- til. Así mismo, implica interrogarse frente a la manera como los niños y las niñas se conciben como sujetos de derechos, el lugar que habitan en relación con su barrio, ciudad, país y familia, frente a la posibilidad de decidir, participar e incidir como sujetos plenos de derechos. Abordar el problema de la subjetividad infantil, en un momento posmoderno, implica estudiar la infancia en el marco de una sociedad determinada por condicio- neshistóricas,sociales,políticas,económicas,culturales; asumirla como una categoría social que es transforma- da y, a su vez, transformadora de las mismas condicio- nes que la configuran. Igualmente, involucra reconocer a los niños y las niñas como sujetos permeados por dis- cursos y prácticas emergentes en la época contempo- ránea, como son los medios masivos de comunicación, las lógicas de mercado y consumo, la era tecnológica e informacional y la vigencia de una perspectiva de derechos, que los concibe como sujetos de derechos. En las narrativas de los niños y las niñas es evidente la existencia del juego como un espacio fundante en su subjetividad, es en sí mismo la manera como ellos y ellas habitan su mundo, lo conocen, lo construyen y se relacionan con él. Se visibilizaron formas diversas de jugar relacionadas con los juguetes como producto social que se ha transformado histórica y socialmente. Rondas infantiles, videojuegos, películas, programas de televisión, espacios de recreación y de entretenimien- to, todos ellos caracterizados por la influencia marcada de dispositivos como los discursos de los medios ma- sivos y estrategias de mercado y consumo, que no solo están presentes en los juegos de los niños y las niñas, sino en otras formas relacionadas con celebraciones de cumpleaños, Halloween, Navidad, y otros elementos de consumo diario. Reconocer que el juego es fundante de la subjetivi- dad infantil es primordial para pensar otras investiga- ciones que busquen indagar por las nuevas formas en que los niños y las niñas juegan; cuáles son sus juguetes; sus formas de interactuar en el juego; que busquen anali- zar los contenidos de los programas de televisión, las pe- lículas, los juegos y videojuegos que los niños consumen, comprendiendo a partir de los mensajes y contenidos, qué discursos se encuentran presentes, qué perspectiva de sociedad, de género, de derechos, se presentan. De igual manera, preguntar por las posturas y las acciones de la familia respecto al establecimiento de un rol adicional emergente como dinamizadores de consumo, para po- der establecer un diálogo entre estos dispositivos y la configuración de la subjetividad infantil. Este estudio devela que la familia y la escuela siguen siendo lugares privilegiados para la configuración de la subjetividad de los niños y las niñas de primera infan- cia, pero que adicionalmente emergen otros espacios
  • 10. Imágenes de investigación 27Revista Infancias Imágenes / pp. 18-28 / vol. 12 No. 2 / julio-diciembre de 2013 de constitución como los discursos de los medios ma- sivos, las lógicas del consumo y el mercado, la tecnolo- gía y la era informacional, todos ellos implicados en las vivencias de los niños y las niñas, en sus rutinas, en sus juegos, en sus formas de relacionarse con los otros y en sus forma de habitar el mundo. Por eso es necesario interrogarse también por las condiciones actuales de configuración de estos espacios habitados por los niños y las niñas de primera infancia. Desde la perspectiva de los niños y las niñas como sujetos de derechos, se visibiliza en el estudio que en la práctica se dan algunos aspectos relacionados con sus derechos, por ejemplo: prácticas de cuidado, pro- tección por parte de los adultos, derecho al juego y la recreación. No obstante, en la voz de los niños y las ni- ñas no se visibiliza de manera clara su reconocimien- to como sujetos plenos de derechos políticos, sociales, económicos; así mismo, no se presentan elementos claros y suficientes que puedan ser analizados e interpretados para el abordaje de nociones como ciudadanía, demo- cracia y participación infantil y de qué manera estos aspectos se ponen en diálogo con el análisis de la con- figuración de la subjetividades de los niños y las niñas de primera infancia. Sin embargo, como se ha venido mencionando en el presente artículo, la perspectiva de derechos que concibe a los niños y las niñas como su- jetos de derecho opera en la configuración de su subje- tividad, lo que implica investigar aquellas condiciones de configuración. Por ello, se hace relevante y necesario generar investigaciones que permitan indagar especí- ficamente por dichos aspectos y que se haga, desde las propias voces de los niños y las niñas, poniéndolo en diálogo con el problema de la subjetividad infantil. De igual manera, se hace necesario plantear e investigar este tema por todas aquellas acciones que en Colombia se gestionan en términos de políticas nacionales para la primera infancia y la infancia en general, y que con- templan el enfoque de derechos en los niños y las niñas definiendo lineamientos y orientaciones para la partici- pación y la construcción de ciudadanía, en el marco de un enfoque que se pretende sea diferencial y respete la diversidad del país. Un horizonte para indagar por la subjetividad in- fantil es la narratividad como presupuesto epistemoló- gico y metodológico, pues supone un espacio dialógico e interactivo, cuyo interés puede estar centrado en las voces de los niños y las niñas como sujetos producto- res de sentido, autores, personajes y narradores de sus propias vivencias, así como de sus propias maneras de ver, ser y estar en el mundo, con el respeto de su ritmo, su propio lenguaje, sus propias construcciones e inter- pretaciones frente a sus relatos. Un aspecto fundamen- tal que devela este estudio es el juego como elemento no solo fundante para la constitución de la subjetivi- dad en niños y niñas de primera infancia, sino también como estrategia para entrar en diálogo con ellos y ellas; esto es, para hablar desde su propio lenguaje, donde las posibilidades para la libertad y espontaneidad para re- latar y narrarse fluyen en un contexto lúdico natural. Finalmente, como lo propone Eduardo Bustelo, pensar la infancia y la posibilidad de nuevas infancias implica una labor crítica y reflexiva constante, por par- te de todos y todas quienes están en relación directa e indirecta con la infancia, para comprender las bases de dónde emergen las acciones, las prácticas, los discur- sos, las ofertas actuales de mercado. De esta forma, frente a lo existente, se pueden generar posibilidades emanci- patorias y de autonomía para el devenir de los sujetos niños y niñas. Esto implicaría una real convergencia de diversas disciplinas (historia, filosofía, economía, po- lítica, antropología, comunicación social, pedagogía, psicología, artística, pediatría, etc.), que estudien, dis- cutan, acuerden y generen procesos coherentes al mo- mento histórico presente y a las condiciones sociales y reales de Colombia. Referencias Arfuch, L. (2002). El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 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(1992). “Tecnología del YO y educación”. Es- cuela, poder y subjetivación. Madrid: Ediciones de La Piqueta.
  • 11. Imágenes de investigación 28 Configuración de la subjetividad en la primera infancia en un momento posmoderno / Ana Milena Espinosa Gómez Martínez, J. (2010). ¿Qué hay más allá de la juventud? una lectura desde las políticas del acontecimiento. Colec- ción: niñez, juventud y familia. Bogotá: CINDE. OEI y Fundación Santillana. (2009). La primera in- fancia (0-6 años) y su futuro (Colección Metas Educativas 2021 para la Generación de los Bicen- tenarios). España: Santillana. Palladino, E. (2009). Infancia, sociedad, educación. Buenos Aires: Espacio editorial. Liceo “Mis Primeros Trazos”. (s. f.). Proyecto Educati- vo Institucional. Contexto socio cultural liceo “mis primeros trazos”. Sin publicar. Bogotá, Colombia.