1. 25/10/2014 Legión de Los Andes - Combate de Linares
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Combate de Linares
24 de Abril 1813
El 20 de abril, asumió su cargo de cuartel
maestre o jefe de estado mayor• del
ejército el coronel de ingenieros Juan
Mackenna. Aunque no tenia mayores
dotes para el comando en jefe, era un
militar de carrera, que poseía las nociones
tácticas y estratégicas de su tiempo y
alguna experiencia de la guerra. Junto con
reconocer la posición de Bobadilla, se dio
cuenta del disparate de Poinsett. La
división del ejército que se había
emplazado en esos cerritos, bajo el mando
de Luís Carrera, ni siquiera protegía el
paso de su nombre, porque quedaba fuera
del alcance de los cañones. Además, en el
otoño de ese año el Maule venia muy bajo
y tenía más de treinta vados. Si Pareja
atravesaba el río más arriba, dejando a la
primera división encaramada en el cerrito
de Bobadilla, no se alcanzaba otro resultado que debilitar la defensa, privando al grueso del
ejército del concurso de la artillería y de la tercera parte de las fuerzas. Y si atacaba las
posiciones de Bobadilla, estando el resto del ejército al norte del río, para acudir en su auxilio,
tenían que vadearlo frente al enemigo. Por último en caso de derrota, teniendo el río a la espalda,
las consecuencias serían más desastrosas. Todo aconsejaba abandonar las fortificaciones, por lo
demás enteramente ineficaces, que habla hecho Poinsett en Bobadilla, y concentrar la defensa
en la ribera norte del río.
Carrera carecía de dotes naturales de general y de nociones teóricas que, acompañadas por la
práctica, las suplen a medias; pero era inteligente. En el acto se dio cuenta del desatino, y
trasladó el ejército al norte del río, pasando por sobre las protestas de Poinsett, que seguía
divisando una concepción genial en la defensa del cerrito de Bobadilla. Ya reconcentrado el
ejército al norte del río, el general lo distribuyó en tres divisiones: la primera formada por
doscientos granaderos y las milicias de ultra Maule, con cuatro cañones, quedó a las órdenes de
su hermano Luís; la segunda, formada por el resto de los granaderos y las milicias de Maipo y
Rancagua, también con cuatro cañones, la confió a su hermano Juan José; y la tercera,
compuesta por los húsares los cuerpos de milicias de Santiago y otros cuatro cañones, quedó
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bajo el comando inmediato del general en jefe. .
A pesar de esta organización, las fuerzas patriotas se asemejaban más a una horda que a un
ejército. Carecían de jefes, de oficiales y de disciplina, y ya no había tiempo de suplir estas
deficiencias. Refiriéndose a los oficiales, decía un juez irrecusable, el coronel Mackenna, dos
años antes de abrirse la campaña, cuando aún las pasiones no invalidaban su juicio: "Piensan
que el único requisito para ser un buen oficial es un rico uniforme y par de charreteras, y que esto
basta para mandar un regimiento y hasta un ejército". Las milicias de caballería, que constituían
el grueso del ejército, no teman valor militar alguno. La infantería tampoco representaba un poder
militar efectivo. El regimiento de Voluntarios de la Patria, que cinco días antes había recibido en
Talca fusiles en buen estado, aunque no había combatido en el trayecto, al llegar al campo de
batalla de San Carlos, sólo conservaba dieciséis en estado de servicio.
La aristocracia había obrado un milagro reuniendo las milicias, y transportándolas al Maule. Pero
sólo otro milagro podía imprimir alguna eficacia y sacar partido a semejantes tropas, dato que no
se puede preterir, si se desea comprender lo que sigue: Yerbas Buenas, San Carlos, Chillán,
etcétera. .
Cumpliendo las instrucciones de Abascal, Pareja, que como hemos dicho llegó a Linares el 24 de
abril, despachó un parlamentario, con un _ oficio en el cual repetía a Carrera las mismas
amistosas proposiciones que ya hemos visto hacer a las autoridades de Concepción. El
parlamentario era el sargento mayor de las milicias de Rere, Estanislao Varela. Elorreaga lo
escoltó con unos trescientos hombres hasta la orilla del Maule. El parlamentario que, según
informes de Manuel Novoa a Barros Arana, era patriota, se había encargado de la misión con el
ánimo de quedarse en el ejército de Carrera y de suministrarle datos, como efectivamente lo hizo,
y, cumplida su misión, en vez de regresar a Linares, se quedó en Talca con los patriotas.
Entre tanto, Elorreaga, cuya inteligente iniciativa se exteriorizó desde sus primeros actos en el
servicio, intentó un reconocimiento, trabándose en un combate a distancia con las avanzadas
patriotas, a las cuales hizo dos bajas. Atacado por fuerzas muy superiores, se retiró al sur. Con
este motivo, dispuso Carrera que se formase una columna de seiscientos hombres, enterados
con trescientos milicianos, doscientos granaderos y cien húsares, a las órdenes del coronel
Estanislao Portales. "El objeto era sorprender y no dar cuartel a la división de Elorreaga, que
debía dormir en unos cerrillos, una legua al sur del Maule". "Sabía -dice Carrera que todo el
ejército enemigo estaba en Yerbas Buenas, siete leguas al sur del río, y bajo este concepto
impartí mis órdenes".
