ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
Guía sobre el ecumenismo
1. ¿QUÉ ES EL ECUMENISMO?
Autor: Jutta Burggraf
Jesucristo ha enviado a sus discípulos hasta los confines de
la tierra para llevar la Buena Nueva de la salvación a todas las
naciones: “Id pues y haced discípulos a todas las gentes,
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.”
Pero antes de anunciar la fe a los demás, hay que poner orden
en la propia casa. Este es precisamente el núcleo de la labor
ecuménica. El término ecumenismo viene de las palabras griegas
“oikéin” (habitar) y “oikós” (casa) que han tenido diversos
significados a lo largo de la historia. Los cristianos las han empleado
para hablar de la Iglesia, la gran casa de Cristo. La labor ecuménica
se refiere a todos los que viven en esta casa, y fomenta su unidad,
“de acuerdo con las diversas necesidades... y las posibilidades de los
tiempos.”
Por Ecumenismo se entiende el movimiento surgido, por la gracia del Espíritu Santo, para restablecer la
unidad de todos los cristianos. Participan en él los que invocan al Dios Uno y Trino y confiesan que
Jesús es el Señor y Salvador.
Casi todos, aunque de distinta manera, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible. El Movimiento
Ecuménico comenzó oficialmente con el Congreso Misionero de Edimburgo (Escocia) en 1910. Surgió en
un ambiente protestante y en un contexto misionero, por la necesidad de presentar un frente unido en
los países paganos.
La Iglesia Católica considera la separación de los ortodoxos y los protestantes como una herida
profunda infligida a la Iglesia de Cristo. Por lo que al mismo tiempo que las iglesias protestantes, inicia
un movimiento a favor de la unidad de los cristianos.
Las comunidades cristianas
En el curso de la historia, muchos grupos enteros se han separado de la Iglesia católica. Especial
importancia tienen el “cisma de Oriente” -que dio lugar a la Ortodoxia en el siglo XI- y la “Reforma en
Occidente”, que dio lugar a diversas comunidades, a partir del siglo XVI: luteranas, reformadas y
anglicanas con sus múltiples ramas y subdivisiones. ¿Se puede decir que todos los miembros de estos
grupos ya no pertenecen a la casa de Cristo? ¿Han salido de ella o, según el caso, nunca han podido
entrar? El modo anticuado de referirse a las “sectas protestantes” parece sugerirlo; pero, en realidad,
es un error.
La puerta para entrar en la Iglesia es el bautismo válido, que se administra según el rito establecido y
en la fe recibida de Cristo. Esta fe debe abarcar al menos los dos misterios más grandes que nos han
sido revelados: la Santísima Trinidad y la Encarnación. En consecuencia, todas las personas bautizadas
en estas condiciones, se han “incorporado” a Cristo y han “entrado” formalmente en su casa. Pueden
enfermar e incluso morir (espiritualmente), pero nadie puede echarles jamás.
Por esto, no sólo los católicos son “cristianos”, sino todos los bautizados, en cuanto que sus respectivas
comunidades conservan al menos esta fe mínima en los dos grandes misterios mencionados. El Concilio
Vaticano II afirma claramente acerca de ellos: “Justificados en el bautismo por la fe, están
incorporados a Cristo y, por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos, y los hijos
de la Iglesia católica los reconocen, con razón, como hermanos en el Señor.” En un niño recién nacido la
gracia de Dios actúa del mismo modo, tanto si es bautizado en la Iglesia católica como si lo es en una
Iglesia ortodoxa o evangélica.
Las Iglesias libres
Además de estas grandes “Iglesias establecidas”, que tienen cada una su organización interna muy
concreta, existen las llamadas Iglesias libres. Se trata de grupos “espontáneos” que, a lo largo de los
siglos, se han desgajado sobre todo de las Iglesias evangélicas, en busca de una mayor fidelidad a
Cristo. El adjetivo “libre” suele aplicarse a ellas por dos razones que, a su vez, les dividen en dos
grupos.
2. Por un lado, están aquellas Iglesias libres que se caracterizan por no administrar el bautismo a los
niños, sino sólo a aquellos adultos que han tomado una decisión clara y personal. Se oponen, por tanto, a
las “Iglesias de pueblo” que aumentan su número por el mero nacimiento de hijos de sus fieles. A este
grupo pertenecen, por ejemplo, los baptistas que cuentan hoy en día con unos 38 millones de miembros.
Otro tipo de Iglesias libres son las comunidades originadas en torno a una protesta contra la
mediocridad de alguna “Iglesia establecida” dependiente de un Estado civil. (Son “libres” de la
influencia de este Estado.) Han conservado el bautismo de los niños y se oponen a las “Iglesias
nacionales”. A este grupo pertenecen, entre otros, los metodistas que tienen alrededor de 50 millones
de fieles. Lo importante es que todas las personas que se han adherido a una Iglesia libre son
cristianos, porque han sido bautizados válidamente.
Las comunidades independientes y sectas
Como hemos visto, hay un consenso fundamental, una fe común en todas las Iglesias cristianas: la fe en
la Santísima Trinidad y en Jesucristo. Quien no es bautizado en esta fe, no ha entrado en la casa de
Cristo.
Este es el caso de muchos otros grupos –pequeños y grandes, regionales e internacionales- que, de
alguna manera, se apoyan en la Biblia y conservan elementos de la Revelación: los mormones, los
testigos de Jehová... Pero no tienen esta fe mínima que se requiere para pertenecer a la Iglesia; por
esto, no pueden llamarse cristianos.
Si estos grupos presentan unas determinadas características negativas, como lo son, por ejemplo, el
terror psicológico, la coacción o el fanatismo, se suelen llamar “sectas”. Según este esquema básico
podemos afirmar que una “secta protestante” es una organización violenta que deforma por completo
ciertas verdades de la fe cristiana (en este caso, en su interpretación luterana), las mezcla
arbitrariamente con algunos datos pseudo-científicos (provenientes quizá de la psicología profunda, de
una cultura asiática o del esoterismo) y las utiliza para justificar una conducta amoral. No se trata, de
ninguna manera, de una Iglesia evangélica, cuyos miembros son nuestros “hermanos separados”.
Todas las Iglesias cristianas son un signo de esperanza, un signo del Señor resucitado. Son como un
trampolín hacia el cielo, y sus miembros tienen mucho más en común que lo que les separa.
Cuestionario: responde en el cuaderno.
1.- ¿Qué es el ECUMENISMO?
2.- ¿En qué consiste la labor ecuménica?
3.- Menciones 2 momentos de separación en la Iglesia?
4.- ¿Cómo se entra a la Iglesia?
5.- Menciones los 2 grandes misterios que unen a los cristianos.
6.- ¿Qué son las iglesias libres y como se dividen?
7.- ¿Qué son las comunidades independientes y en que se
diferencian de las otras iglesias?
8.- ¿Qué son las sectas?
9.- ¿Crees que el ecumenismo favorece la unidad de los
cristianos? ¿Por qué?