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La inclusión social
1. LA INCLUSIÓN SOCIAL
La inclusión social es habitualmente entendida como la situación o proceso
opuesto al de la exclusión social. Sin embargo, esta condición antónima de
las dos nociones no siempre se traduce, ni siquiera teóricamente, con todas
sus implicaciones. Es muy común el dedicar un largo número de páginas
descabezando el concepto de exclusión social, lo que significa en distintos
ámbitos y cuáles son sus rasgos o dinámicas características. Así́, convienen
una mayoría de estudios en definir la exclusión social como un fenómeno
complejo y cambiante; un proceso dinámico y multifactorial. Sin embargo, en
muy pocas ocasiones se realiza el mismo ejercicio cuando se trata de hablar
de la inclusión social. Creemos, en este sentido, que es de vital importancia
empezar reconociendo el carácter multifactorial y multinivel de la inclusión
social, así́ como su lógica procesal. Así́ pues, conviene de entrada defender
una noción de inclusión que reconozca que los factores que inciden y
determinan la inclusión social de las personas son muy diversos, que no
necesariamente tienen que ver con la disponibilidad de recursos económicos
y que a menudo tienen que ver con aspectos de carácter inmaterial:
culturales, sociales o políticos.
La inclusión social, igual que la exclusión, puede tomar múltiples formas y ser
experimentada y vivida de formas diferentes por individuos distintos. Sin
embargo, en términos generales y para lograr una comprensión global del
fenómeno, podemos vincular su dinámica a la interacción y las
determinaciones existentes en tres grandes ámbitos en que operan los
distintos niveles y campos de la desigualdad social: la esfera del estado (o de
producción de derechos) la esfera económica (o de producción de valor) y,
finalmente, la esfera social (o de producción de relaciones sociales e
interpersonales).