1. El totalitarismo de La Tercera Ola
Posted on 25 abril, 2011 by Pilar Arastey
¿Cómo pudo el nazismo llevar al pueblo alemán a
cometer, o como mínimo, a admitir y permitir aquellas atrocidades?, ¿fue un episodio singular
de la historia? o ¿podría volver a suceder en la actualidad en alguno de nuestros países?.
Estas son las preguntas que estaban debatiendo en abril de 1967 en la clase de historia del
colegio Cubberley de Palo Alto (California). El profesor Ron Jones no conseguía convencer a los
alumnos de las razones básicas que desencadenaron el nazismo y el comportamiento del pueblo
ante el desarrollo de los hechos. La clase defendía con rotundidad que era imposible que esto
volviese a suceder y menos en Estados Unidos. Por ello, el profesor Jones decidió lanzar un
experimento de una semana al que llamó “La Tercera Ola” (The Third Wave) y así lo contó años
después:
Lunes: “Fortaleza a través de La Disciplina”
Mr. Ron Jones
En el primer día les explicó las cualidades positivas de la disciplina con ejemplos de deportistas,
quienes siguiendo una rutina rígida, consiguen tener éxito. Les indicó que a partir de ese
momento todos deberían sentarse con la espalda erguida, las piernas en perfecto ángulo recto en
la rodilla, los pies planos en el suelo y en paralelo, y las manos sobre la mesa. Dedicó tiempo a
pasearse por el pasillo corrigiendo la postura de los alumnos. Estos se lo estaban tomando como
2. un juego divertido. La siguiente regla era que para hablar debían de levantarse y que tenían que
dirigirse a él como Mr. Jones y no como Ron (que era como solían hacerlo). No se aceptaban
largas exposiciones sino que las respuestas se limitarían a pocas palabras. También ensayaron
entrar y salir de clase rápidamente y en completo silencio.
Con este método estudiaron varias lecciones y parecía que los alumnos pasaron de considerarlo
un juego a ver algunos aspectos positivos. La atención de la clase era máxima. Gracias a lo
concreto y breve de las intervenciones, cada vez más alumnos participaban y opinaban. Los
estudiantes y el mismo profesor se sorprendieron del aparente aumento de productividad.
Martes: “Fortaleza a través de La Comunidad”
Cuando el segundo día entró en clase, se encontró con que todos estaban sentados en la posición
entrenada la jornada anterior. Aunque algunos sonreían, considerándolo aún un juego, la
mayoría actuaba convencido de que esa era la manera en que se debía estar. Comenzó a hablar
sobre la importancia de la comunidad, les explicó que el grupo es lo que nos mantiene unidos en
el trabajo y en las dificultades, es lo que nos hace parte de algo más grande que nosotros
mismos, un movimiento, un equipo, una raza, una causa.
El profesor explicó que “La Comunidad”, como la disciplina, tiene que ser experimentada para
ser comprendida. Les hizo repetir eslóganes como: “La fortaleza a través de la disciplina” o “la
fortaleza a través de la comunidad” varias veces, en distinto tonos, por grupos o todos juntos.
Al rato, un clima de camaradería y excitación se creó entre la clase. Todos eran capaces e iguales,
estaban haciendo algo juntos.
A partir de ese momento, Jones introdujo el
saludo de “La Tercera Ola”: un gesto con el brazo simulando una ola. Les pidió que siempre que
los miembros de “La Tercera Ola” se viesen en cualquier lugar utilizasen ese saludo entre ellos.
Cuando sonó el timbre de final de la clase se fue al frente del aula y de cara a los alumnos realizó
el saludo. Toda la clase contestó al mismo sin habérselo pedido.
3. Ron Jones reconoció que la evolución de los acontecimientos le estaba empezando a causar
preocupación y temor, no sólo por la reacción de los alumnos sino por lo que él mismo
empezaba a sentir.
Durante el resto del día observó a sus alumnos por el colegio intercambiándose el saludo e
incluso algunos estudiantes de otras clases pidieron unirse al movimiento.
Miércoles: “Fortaleza a través de La Acción”
El tercer día repartió carnets de afiliación a “La Tercera Ola” para los
alumnos que quisiesen seguir siendo parte del experimento. Ninguno decidió abandonar. Marcó
tres de los carnets con una cruz para indicar que esos eran los encargados de vigilar que todos
los miembros cumplieran las normas en todo momento y sin excepción. Les explicó la
importancia de ser responsables de sus acciones, de sus deberes con la comunidad. Siguió
distribuyendo responsabilidades: a unos, diseñar un logo para “La Tercera Ola”; a otros, vigilar
que nadie que no perteneciese al grupo entrase en la clase. Les pidió a todos que memorizasen
los nombres y direcciones de todos los miembros del movimiento. Les dio la misión de que cada
estudiante convenciese a otros 20 alumnos del colegio de que la postura que utilizaban al
sentarse era la mejor para el estudio y también el objetivo de conseguir que un estudiante, por
cada uno de ellos, se uniese al movimiento, siempre y cuando ese nuevo miembro demostrase
conocer las reglas y sentir fervor por el grupo. Al final de la jornada 200 alumnos fueron
admitidos como nuevos integrantres de “La Tercera Ola”.
Un incidente comenzó a alarmar al profesor: A pesar de que había asignado a tres miembros la
vigilancia del comportamiento, unos veinte alumnos acudieron a él reportando “incidentes” de
otros miembros. Estaba claro que había un sentimiento de extrema vigilancia de la disidencia y
del no respeto de las reglas. Todos se vigilaban unos a otros.
Tres de las alumnas más brillantes comentaron el experimento a sus padres. Estaban
abrumadas y confundidas por la nueva situación. Estaban acostumbradas al reto intelectual, a
expresar dudas sobre nuevos conceptos y a debatir acaloradamente opiniones sobre cualquier
4. tema tratado en clase. En la nueva situación todo era mecánico, nada se discutía, las
intervenciones eran cortas y concretas, no encontraban ninguna posibilidad de desarrollar
ningún debate. Por el contrario, los estudiantes menos brillantes participaban más pues todo era
más fácil, más predecible y menos opinable. Empezaba a ser evidente que esta nueva situación
estaba proporcionando a estos estudiantes más mediocres una posibilidad de sentirse al nivel,
de ser más importantes que antes, de ser iguales al resto, y era obvio que se estaban
comportando de una manera mas fanática en favor del movimiento de “La Tercera Ola”, algo
que los más brillantes, al sentirse confundidos, se estaban dejando llevar sin atreverse a
excluirse para no ser marginados.
Como ejemplo, uno de los peores estudiantes comenzó a seguir al profesor por el colegio.
Cuando éste le preguntó por qué le seguia, el alumno le respondió que era su guardaespaldas ya
que tenía miedo que algo le pudiese suceder al líder y eso afectase a “La Tercera Ola”.
Jueves: “Fortaleza a través del Orgullo”
Al comienzo del cuarto día el profesor
estaba preocupado y cansado, quería llegar al final del experimento cuanto antes puesto que los
estudiantes se estaban sobrepasando en su comportamiento. Habían convertido “La Tercera
Ola” en el centro de sus vidas en tan sólo cuatro días. Él mismo se reconocía confundido por su
actitud, mezclando su labor docente con su rol de dictador. Estaba preocupado por los alumnos
y temía que hiciesen algo de lo que tuviesen que arrepentirse después. Consideró seriamente
terminar con el experimento abruptamente en ese mismo momento pero, viendo lo
involucrados que estaban los alumnos, le daba miedo su reacción y el impacto psicológico que
esto podría representar para muchos de ellos por lo que decidió continuar con el plan previsto.
Cuando entró en clase había mas de ochenta alumnos en ella, el doble de lo habitual, todos
sentados en silencio en la posición obligatoria. Empezó a hablar del orgullo diciendo: “El orgullo
5. es algo más que carteles y saludos. El orgullo es algo que nadie te puede quitar. El orgullo es
saber que eres el mejor y esto no se puede destruir” y bajando la voz les dijo:
“La Tercera Ola es algo más que un experimento en este colegio. Es mucho más importante que
esto. La Tercera Ola es un programa nacional para encontrar estudiantes que estén dispuestos
a luchar por un cambio político en este país. Es un proyecto real. Profesores como yo están
haciendo lo mismo en muchos colegios de todo el país, reclutando jóvenes capaces de enseñar a
la nación una sociedad mejor a través de la disciplina, la comunidad, el orgullo y la acción.
Todo depende de vosotros, de si estáis dispuestos a participar”.
Para dar más realismo a la situación hizo detener a las tres chicas que habían sido las más
críticas con el experimento durante la semana. Pidió que los que hacían de policías las llevasen a
la biblioteca, las dejasen allí y no las dejasen entrar en la clase del viernes. Les comunicó que ese
día, a las 12, se congregarían en el auditorium del colegio. Todos los colegios participantes
harían lo mismo ya que se iba a nombrar a un jefe nacional de “La Tercera Ola”. Sólo se
permitía la asistencia de los miembros y la reunión se debía mantener en secreto.
Viernes: “Fortaleza a través del Conocimiento”
El profesor pasó toda la mañana del viernes preparando el auditorio. Abrió las puertas varios
minutos antes de las doce y los alumnos empezaron a entrar con disciplina y en silencio. Las
paredes estaban cubiertas con los logos del movimiento y varios eslóganes. Los estudiantes se
fueron sentando hasta que se completó todo el aforo. Cerró las puertas y puso un vigilante en
cada una. Varios amigos suyos hacían la
labor de periodistas tomando fotos de los participantes. Dirigiéndose a la audiencia dijo: “En 5
minutos va a empezar la conferencia de prensa nacional, pero antes me gustaría mostrar a estos
periodistas el resultado de nuestro entrenamiento”. Entonces realizó el saludo al que todos los
6. asistentes respondieron con una gran pasión y sincronización. Seguidamente dijo: “Fortaleza a
través de la disciplina” y 200 gargantas respondieron con fervor en coro. Lo repitieron varias
veces, cada vez mas fuerte. Se dirigió al televisor y lo encendió. Todas las miradas se
concentraron en la pantalla esperando la imagen del líder nacional del movimiento. Pasaron los
minutos y la televisión seguía en blanco mientras se respiraba la impaciencia. Cuando pasaron
más de cinco minutos alguien protestó. El profesor mandó encender las luces del auditorio y
dijo:
“No hay ningún líder. No existe ningún movimiento nacional de jóvenes llamado La Tercera
Ola. Habeis sido utilizados, manipulados, arrastrados por vuestros propios deseos al sitio
donde ahora os encontráis. No sois ni mejores ni peores que los Nazis alemanes que hemos
estado estudiando. Creiais que erais los elegidos, que erais mejores que los de fuera de la clase.
Habeis regateado con vuestra libertad a cambio del confort de la disciplina y la sensación de
superioridad. Habeis elegido la opinión del grupo sobre vuestras propias convicciones. Al
principio os lo tomasteis como un juego, después pensasteis que podríais abandonar cuando
quisieseis, pero aquí estáis y ya es demasiado tarde. Os voy a enseñar vuestro futuro”.
En ese momento encendió un proyector y una
película sobre las atrocidades Nazis pasó delante de los ojos de los alumnos durante varios
minutos: las marchas militares, los discursos, jóvenes con uniforme, los campos de
concentración, montones de cuerpos esqueléticos y mutilados, los juicios de Nuremberg,… Las
declaraciones de oficiales y soldados diciendo: “yo sólo estaba haciendo mi trabajo”, “yo no
sabía nada”. La imagen se detuvo con el siguiente mensaje en la pantalla:
“Todos deben aceptar la culpa. Nadie puede pretender no haber participado en alguna
medida”
7. Durante varios largos minutos dejó a los alumnos en silencio meditando sobre lo sucedido.
Seguidamente, retomando su labor de profesor, inició un debate sobre el totalitarismo y sus
consecuencias.
Este experimento dejó un impacto profundo no sólo en los alumnos, sino también en el
profesor. Nadie habló del tema durante varios años. Sólo cinco años después, Ron Jones escribió
unas notas del experimento sobre las que he basado este post (referencia).
Una novela y una película (“La Ola”) han versionado esta experiencia, aunque el colegio se sitúa
en Alemania y no en California, y algunos detalles han sido adaptados.
Conclusión
Este experimento nos demuestra que debemos de estar siempre vigilantes ante cualquier
síntoma de totalitarismo en nuestras sociedades. Cuando los líderes de la ultraderecha europea
en países como Francia, Holanda, Finlandia o Austria focalizan los problemas económicos de
Europa o de sus países en los inmigrares o en otros países comunitarios; cuando se empieza a
fomentar más la opinión colectiva, los eslóganes, por encima de la opinión individual y el
debate; cuando banderas, himnos, uniformes, religiones o raza se anteponen a la apertura de
mente y de ideas… Cuando estos síntomas ocurran, debemos actuar de inmediato para no
vernos arrastrados por una ola imparable.