1. DELEGACIÓN JUJUY
LICENCIATURA EN GESTIÓN EDUCATIVA
CÁTEDRA: MODELOS DE ORGANIZACIÓN Y ADMINISTRACIÓN
EDUCATIVA
CREAR COMUNIDAD INCLUSIVA COMO TAREA DE UNA
GESTIÓN EDUCATIVA INTELIGENTE
Ensayo sobre el modelo pentadimensional del discurso docente y
la inteligencia social de las organizaciones
PROFESORA: Lic. PATRICIA CACCIOLA
ALUMNO: PABLO JAVIER AGÜERO
2. “Por lo general la gente,
Si no le pasa no siente”
(León Gieco, cantautor)
Nuestro tema
Ciertamente hablar de Gestión Educativa Inteligente nos remite en un sentido clásico a una
gestión organizada, racional, ordenada, eficiente. Si los primeros contenidos semánticos
que emergen al escuchar la formulación son esos o algunos semejantes, seguramente
estamos situados en un paradigma de la racionalidad lógica, en el que ser inteligente o
actuar –gestionar- de forma inteligente significaría ejercer “la capacidad de resolver
problemas haciendo uso del razonamiento lógico”1
En el presente ensayo pretendo trazar unas líneas sobre la tarea de la gestión en nuestro
tiempo y contexto, apoyado en Martínez-Pérez2 y en Leonardo Schvarstein3. Y ¿cuál es esa
tarea de la gestión? En una primera formulación digo que es crear comunidad inclusiva.
Un poco de historia
Tratándose de una gestión educativa que concebimos como herramienta para crear una
comunidad inclusiva, es importante considerar dos conceptos: el discurso educativo como
interacción social, como lo define Van Dijk (2000) y la inteligencia social. Si bien estos dos
conceptos se refieren a dimensiones distintas de la educación, considero que tienen
estrechas vinculaciones.
El discurso tiene una rica historia que viene desde la antigüedad clásica; según Cicerón (106-
43 a.C.) desde el siglo V a.C. Era el arte del bien decir y su finalidad era persuadir. En la Edad
Media, la retórica integraba el trívium y formaba parte de las artes liberales que estudiaban
los hombres libres. Estos saberes guardaban relación con la humanitas romana o paideia
1
SCHVARSTEIN, Leonardo. (2006). La inteligencia social de las organizaciones. Buenos Aires. Argentina. Ed.
Paidós Tramas Sociales.
2
MARTÍNEZ V.-OTERO PÉREZ. Modelo pedagógico del discurso educativo y su proyección en la calidad
docente, discente e institucional. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN 1681-5653) N° 43/2 – 10 de
junio de 2007. Ed OEI.
3
Op. Cit.
3. griega, que eran sinónimos de formación plena del hombre, de cultura y de elevación
espiritual. Actualmente el discurso en su sentido más rico queda muchas veces tapado por
un uso abusivo de la técnica con la consiguiente frustración en la consecución de los
objetivos de una educación integral y humanizadora.
El término inteligencia social también tiene su historia. En sentido tradicional la inteligencia
ha sido entendida como la capacidad de la persona para resolver problemas haciendo uso
del razonamiento lógico. Esta concepción es vista como reduccionista por autores
contemporáneos como Howard Gardner que postula la existencia de inteligencias múltiples
y las clasifica en nueve tipos: kinestésica, rítmica, visual, interpersonal, intrapersonal,
naturalista, lógica, lingüística y existencial (Gardner, 2000). En la misma línea, fue Daniel
Goleman quien difunde el término inteligencia emocional, que reemplaza al concepto más
antiguo de inteligencia social (Goleman, 1998).
Contribución de estos conceptos a la tarea de la gestión
Martínez y Otero Pérez elaboran un modelo pedagógico pentadimensional del discurso
explicado con la metáfora de la orquesta, en la que se expresa una composición armónica
de distintos instrumentos (Martínez-Pérez 2007). Las cinco dimensiones del discurso deben
fungir armónicamente en el proceso educativo y de gestión. Cuando eso sucede las tres
tipologías –docente, discente e institucional- se cristalizan en su mejor expresión: Profesor-
educador, que promueve la formación integral de los alumnos adoptando una perspectiva
dialógica y facilitando el intercambio y el desarrollo de la personalidad de los participantes;
Alumno-educando, genuino y en permanente proceso de crecimiento, humanista, cuyas
notas son el acrecentamiento intelectual unido a la cordialidad, la motivación, la proyección
social y el marco ético; Escuela-educadora, que apuesta de forma armónica y proporcionada
por las dimensiones instructiva, afectiva, motivadora, social y ética, que impulsa el
desarrollo de sus miembros tanto en el aspecto técnico como en lo espiritual. Por supuesto
que para que el discurso sea un elemento determinante de la gestión es preciso entenderlo
desde un sentido integral y crítico, desnaturalizándolo y despojándolo de todo ropaje
4. intelectualista sin perjuicio de lo intelectual y racionalista sin perjuicio de lo racional y
lógico.
La idea de desnaturalizar el discurso o de analizarlo críticamente nos lleva directamente a
la contribución que hace a la gestión el segundo concepto. Ya que la idea de inteligencia
social implica también desde el comienzo una desnaturalización o, como dice Jürgen
Habermas, una reflexión crítica que lleve a adquirir conciencia de la propia situación social
para poder darse cuenta de la situación social de los otros, muchas veces marcada por
necesidades y vulnerabilidades propias de la exclusión. Nuestra condición social tiende a
instalarse en el terreno de la obviedad, y sacarla de allí implica el ejercicio de una reflexión
crítica, que resulta básica para la satisfacción de nuestros intereses emancipatorios
(Habermas, 1972).
En la clasificación de Goleman, la inteligencia social incluye dos tipos de competencias, unas
son personales y otras sociales: Personales son la conciencia de sí, la auto-regulación, la
motivación y el pensamiento sistémico. Las sociales son la empatía, la influencia, la
resolución de conflictos y la comunión. Tanto las personales como las sociales, son
competencias que no pueden evadir de su horizonte la existencia de otro con el que
vincularme. Reconocer mi condición social implica reconocer la situación social del otro, en
cuanto sujeto de necesidades, con el cual tengo y debo actuar. De la inteligencia social como
acto reflexivo surge la responsabilidad social –ya en el campo de la ética- con ese otro.
Obviamente que esta autoconciencia y conciencia del otro, se desarrolla en medio de
tensiones: el prójimo concreto, próximo o el otro generalizado; relaciones inmediatas o
mediatizadas con ese otro; beneficencia o promoción; acción social o militancia política.
Pero aun así, con sus tensiones y encrucijadas, la inteligencia social es ineludible en el
horizonte de toda gestión actual, sobre todo cuando se trata de un gestión estatal –
educación pública- aunque no quedan libradas de esta reflexión las así llamadas
organizaciones privadas con fines públicos como son las organizaciones del tercer sector ya
que está en su razón esta orientación social, ni tampoco las que son con fines de lucro que
de forma más intencional deben hacer presente este tema.
5. Crear comunidad inclusiva como tarea de la gestión
Schvarstein se hace una serie de preguntas que permiten identificar las áreas en que una
organización debe ser responsable socialmente, pero traducidas en condicionales, se
pueden aplicar también para reconocer una organización de gestión inteligente. Por
ejemplo: Si la organización es sensible a las carencias básicas de la comunidad que la rodea
sería una organización con una gestión inteligente; o, si la organización es insensible a la
situación de sus miembros –salarial, previsional, emocional- no es una organización de
gestión inteligente.
Entonces ¿qué tipo de organización con qué tipo de gestión sería una organización
inteligente?
En relación al discurso que emite o practica una gestión inteligente promueve el desarrollo
integral y armónico de las cinco dimensiones del discurso hacia adentro y hacia afuera de la
organización y por tanto es Escuela-educadora porque en lo intelectual promueve una
adquisición rigurosa del conocimiento, un desarrollo progresivo de la afectividad de sus
integrantes, una sana motivación y a la vez una clara conciencia social y política y un
compromiso ético que impulsa la adquisición y defensa de valores como la verdad y la vida
y que se vuelca al cuidado y la solidaridad con los más desfavorecidos.
En relación a la inteligencia social, una gestión es inteligente cuando se manifiesta en sus
miembros cuando actúan dentro y fuera de la institución educativa (inteligencia en la
organización) y se ha internalizado esa conciencia de su situación social y pueden analizar
cotidianamente las relaciones causales de la situación social de las personas con las que se
relacionan. Pero también una gestión es inteligente cuando se ha podido constituir un ethos
o marco axiológico que se expresa en las estrategias, en las políticas, en los procesos y en
las prácticas de la organización.
Considero que el término que mejor define la tarea de una gestión inteligente es el de crear
una comunidad inclusiva, en donde el discurso integra todas las dimensiones personales y
6. sociales de los docentes y discentes y se manifiesta claramente en el modelo institucional
de escuela educadora; y, a la vez, cuando esta gestión promueve la reflexión crítica sobre
la propia condición social y el reconocimiento empático de la condición social del prójimo.
La comunión, como competencia intrapersonal debe llevar al establecimiento de lazos
sociales solidarios y a incluir a todos en el proceso educativo y –más aún- en la vida.