1. Cómo limpiar la cocina, por Paola Karina Fagill
Limpiar la cocina puede parecer una labor agotadora y un tanto estresante pero en realidad no lo
es tanto. Todos hemos lavado los platos usando para ello un buen lavavajillas. Se trata,
básicamente, de extender un poco ese proceso.
Cuando en la parrilla o en las rejillas de la cocina se ha acumulado grasa (¡atención, hombres,
eternos descuidados que nunca limpian después de cocinar!) una excelente opción es utilizar,
nuevamente, papel (¡es higiénico, se usa una vez y ya!) impregnado con limón o vinagre para
sacar la grasa. Mientras más antiguo sea el estropicio, obviamente, más difícil será que la cocina
recupere su añeja gloria. Pero algo recuperará.
Para la mesada, papel con algo de vinagre blanco y luego un paño húmedo con agua harán
maravillas.
El horno es una de las partes más difíciles. Muchos de ellos son pirolíticos. Esto significa que, a
través de altas temperaturas desintegran los restos de comida que quedan en su interior después
de cocinar. Si no es el caso del tuyo, la forma más fácil de quitar la grasa de su interior es mojar
un trapo o bayeta en agua con un poco de vinagre. Poner ese trapo en un plato y meterlo en el
horno que antes habremos precalentado (pero ya apagado). Lo dejamos un par de horas y luego
limpiar con otra bayeta la grasa que se desprenderá fácilmente.
Una excelente forma de obtener un aroma agradable en la cocina es utilizando hierbas
aromáticas como el romero, la menta o el tomillo.
En todo caso, la cocina es un gran laboratorio abierto a múltiples (aunque prudentes)
experimentos.