SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 7
FEDERICO GARCÍA LORCA
El amor duerme en el pecho del poeta       ladra muy lejos del río.
Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.      Pasadas las zarzamoras,
Yo te oculto llorando, perseguido          los juncos y los espinos,
por una voz de penetrante acero.           bajo su mata de pelo
                                           hice un hoyo sobre el limo.
Norma que agita igual carne y lucero       Yo me quite la corbata.
traspasa ya mi pecho dolorido              Ella se quitó el vestido.
y las turbias palabras han mordido         Yo el cinturón con revólver.
las alas de tu espíritu severo.            Ella sus cuatro corpiños.
                                           Ni nardos ni caracolas
Grupo de gente salta en los jardines       tienen el cutis tan fino,
esperando tu cuerpo y mi agonía            ni los cristales con luna
en caballos de luz y verdes crines.        relumbran con ese brillo.
                                           Sus muslos se me escapaban
Pero sigue durmiendo, vida mía.            como peces sorprendidos,
¡Oye mi sangre rota en los violines!       la mitad llenos de lumbre,
¡Mira que nos acechan todavía!             la mitad llenos de frío.
                                           Aquella noche corrí
El poeta dice la verdad                    el mejor de los caminos,
Quiero llorar mi pena y te lo digo         montando en potra de nácar
para que tú me quieras y me llores         sin bridas y sin estribos.
en un anochecer de ruiseñores,             No quiero decir, por hombre,
con un puñal, con besos y contigo.         las cosas que ella me dijo.
                                           La luz del entendimiento
Quiero matar al único testigo              me hace ser muy comedido.
para el asesinato de mis flores            Sucia de besos y arena,
y convertir mi llanto y mis sudores        yo me la llevé del río.
en eterno montón de duro trigo.            Con el aire se batían
                                           las espadas de los lirios.
Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida   Me porté como quien soy.
con decrépito sol y luna vieja.            Como un gitano legítimo.
                                           Le regalé un costurero
Que lo que no me des y no te pida          grande, de raso pajizo,
será para la muerte, que no deja           y no quise enamorarme
ni sombra por la carne estremecida.        porque teniendo marido
                                           me dijo que era mozuela
La casada infiel                           cuando la llevaba al río.
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,                  Las seis cuerdas
pero tenía marido.                         La guitarra
Fue la noche de Santiago                   hace llorar a los sueños.
y casi por compromiso.                     El sollozo de las almas
Se apagaron los faroles                    perdidas
y se encendieron los grillos.              se escapa por su boca
En las últimas esquinas                    redonda.
toqué sus pechos dormidos,                 Y como la tarántula,
y se me abrieron de pronto                 teje una gran estrella
como ramos de jacintos.                    para cazar suspiros,
El almidón de su enagua                    que flotan en su negro
me sonaba en el oído,                      aljibe de madera.
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.                Madrigal apasionado
Sin luz de plata en sus copas              Quisiera estar en tus labios
los árboles han crecido,                   para apagarme en la nieve
y un horizonte de perros                   de tus dientes.



Antología de poesía s. XX                                                 1
Quisiera estar en tu pecho                        sin que jamás ya me encuentres.
para en sangre deshacerme.                        Para que vayas gritando
Quisiera en tu cabellera                          mi nombre hacia los ponientes,
de oro soñar para siempre.                        preguntando por mí al agua,
Que tu corazón se hiciera                         bebiendo triste las hieles
tumba del mío doliente.                           que antes dejó en el camino
Que tu carne sea mi carne,                        mi corazón al quererte.
que mi frente sea tu frente.                      Y yo mientras iré dentro
Quisiera que toda mi alma                         de tu cuerpo dulce y débil,
entrara en tu cuerpo breve                        siendo yo, mujer, tú misma,
y ser yo tu pensamiento                           y estando en ti para siempre,
y ser yo tu blanco veste.                         mientras tú en vano me buscas
Para hacer que te enamores                        desde Oriente a Occidente,
de mí con pasión tan fuerte                       hasta que al fin nos quemara
que te consumas buscándome                        la llama gris de la muerte.
____________________________________________________________________________________
Oda a Walt Whitman                                 anciano hermoso como la niebla
Por el East River y el Bronx                       que gemías igual que un pájaro
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas      con el sexo atravesado por una aguja,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.   enemigo del sátiro,
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas  enemigo de la vid,
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.    y amante de los cuerpos bajo la burda tela.

Pero ninguno se dormía,                            Ni un solo momento, hermosura viril
ninguno quería ser río,                            que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
ninguno amaba las hojas grandes,                   soñabas ser un río y dormir como un río
ninguno la lengua azul de la playa.                con aquel camarada que pondría en tu pecho
                                                   un pequeño dolor de ignorante leopardo.
Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,           Ni un solo momento, Adán de sangre, Macho,
y los judíos vendían al fauno del río              hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt
la rosa de la circuncisión,                        Whitman,
y el cielo desembocaba por los puentes y los       porque por las azoteas,
tejados                                            agrupados en los bares,
manadas de bisontes empujadas por el viento.       saliendo en racimos de las alcantarillas,
                                                   temblando entre las piernas de los chauffeurs
Pero ninguno se detenía,                           o girando en las plataformas del ajenjo,
ninguno quería ser nube,                           los maricas, Walt Whitman, te señalan-
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.                 ¡También ése! ¡También! y se despeñan
                                                   sobre tu barba luminosa y casta
Cuando la luna salga                               rubios del norte, negros de la arena,
las poleas rodarán para turbar al cielo;           muchedumbre de gritos y ademanes,
un límite de agujas cercará la memoria             como los gatos y como las serpientes,
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.   los maricas, Walt Whitman, los maricas,
                                                   turbios de lágrimas, carne para fusta,
Nueva York de cieno,                               bota o mordisco de los domadores.
Nueva York de alambres y de muerte:                ¡También ése! ¡También! Dedos teñidos
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?            apuntan a la orilla de tu sueño
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?     cuando el amigo come tu manzana
¿Quién el sueño terrible de tus anémonas           con un leve sabor de gasolina
manchadas?                                         y el sol canta por los ombligos
                                                   de los muchachos que juegan bajo los puentes.
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt
Whitman,                                           Pero tú no buscabas los ojos arañados
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,      ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los
ni tus hombros de pana gastados por la luna,       niños
ni tus muslos de Apolo virginal,                   ni la saliva helada
ni tu voz como una columna de ceniza;              ni las curvas heridas como panza de sapo


Antología de poesía s. XX                                                                 2
que llevan los maricas en coches y en terrazas       Madres de lodo. Arpías. Enemigos sin sueño
mientras la luna los azota por las esquinas del      del amor que reparte coronas de alegría.
terror.
                                                     Contra vosotros siempre, que dais a los
Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,        muchachos
toro y sueño que junte la rueda con el alga,         gotas de sucia muerte con amargo veneno.
padre de tu agonía, camelia de tu muerte             Contra vosotros siempre,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.        «Faeries» de Norteamérica,
                                                     «Pájaros» de la Habana,
Porque es justo que el hombre no busque su           «Jotos» de Méjico,
deleite                                              «Sarasas» de Cádiz,
en la selva de sangre de la mañana próxima.          «Apios» de Sevilla,
El cielo tiene playas donde evitar la vida           «Cancos» de Madrid,
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.   «Floras» de Alicante,
                                                     «Adelaidas» de Portugal.
Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.             ¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las      Esclavos de la mujer. Perras de sus tocadores.
ciudades.                                            Abiertos en las plazas, con fiebre de abanico
La guerra pasa llorando con un millón de ratas       o emboscados en yertos paisajes de cicuta.
grises,
los ricos dan a sus queridas                         ¡No haya cuartel! La muerte
pequeños moribundos iluminados                       mana de vuestros ojos
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.         y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
                                                     ¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo        Que los confundidos, los puros,
por vena de coral o celeste desnudo;                 los clásicos, los señalados, los suplicantes,
mañana los amores serán rocas y el Tiempo            os cierren las puertas de la bacanal.
una brisa que viene dormida por las ramas.
                                                 Y tú, bello Walt Whitman, duerme orillas del
Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman,   Hudson
contra el niño que escribe                       con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
nombre de niña en su almohada;                   Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
ni contra el muchacho que se viste de novia      camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
en la oscuridad del ropero;                      Duerme: no queda nada.
ni contra los solitarios de los casinos          Una danza de muros agita las praderas
que beben con asco el agua de la prostitución;   y América se anega de máquinas y llanto.
ni contra los hombres de mirada verde            Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
que aman al hombre y queman sus labios en        quite flores y letras del arco donde duermes,
silencio.                                        y un niño negro anuncie a los blancos del oro
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades la llegada del reino de la espiga.
de carne tumefacta y pensamiento inmundo.
____________________________________________________________________________________
Romance de la luna, luna                         Niño, déjame que baile.
La luna vino a la fragua                         Cuando vengan los gitanos,
Con su polisón de nardos.                        te encontrarán sobre el yunque
El niño la mira, mira.                           con los ojillos cerrados.
El niño la está mirando.
                                                 Huye luna, luna, luna,
En el aire conmovido                             que ya siento sus caballos.
mueve la luna sus brazos                         -Niño, déjame, no pises
y enseña, lúbrica y pura,                        mi blancor almidonado.
sus senos de duro estaño.
                                                 El jinete se acercaba
Huye luna, luna, luna.                           tocando el tambor del llano.
Si vinieran los gitanos,                         Dentro de la fragua el niño
habrían con tu corazón                           tiene los ojos cerrados.
collares y anillos blancos.
                                                 Por el olivar venían,


Antología de poesía s. XX                                                                       3
bronce y sueño, los gitanos.     ¡Oh pena de los gitanos!
Las cabezas levantadas           Pena limpia y siempre sola.
y los ojos entornados.           ¡Oh pena de cauce oculto
                                 y madrugada remota!
Cómo canta la zumaya,
¡ay, como canta en el árbol!     Romance sonámbulo
por el cielo va la luna          (fragmento)
con un niño de la mano.          Verde que te quiero verde.
                                 Verde viento. Verdes ramas.
Dentro de la fragua lloran,      El barco sobre el mar
dando gritos, los gitanos.       y el caballo en la montaña.
El aire la vela, vela.           Con la sombra en la cintura
El aire la está velando.         ella sueña en su baranda,
                                 verde carne, pelo verde,
 Romance de la pena negra        con ojos de fría plata.
Las piquetas de los gallos       Verde que te quiero verde.
cavan buscando la aurora,        Bajo la luna gitana,
cuando por el monte oscuro       las cosas la están mirando
baja Soledad Montoya.            y ella no puede mirarlas.
Cobre amarillo, su carne
huele a caballo y a sombra.      Verde que te quiero verde.
Yunques ahumados sus pechos,     Grandes estrellas de escarcha,
gimen canciones redondas.        vienen con el pez de sombra
Soledad, ¿Por quién preguntas    que abre el camino del alba.
sin compaña y a estas horas?     La higuera flota su viento
Pregunte por quien pregunte,     con la lija de sus ramas,
dime: ¿a ti qué se te importa?   y el monte, gato garduño,
Vengo a buscar lo que busco,     eriza sus pitas agrias.
mi alegría y mi persona.         Pero ¿quién vendrá? ¿Y por donde...?
                                 Ella sigue en su baranda,
Soledad de mis pesares,          verde carne, pelo verde,
caballo que se desboca,          soñando en la mar amarga.
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.         Soneto de la dulce queja
No me recuerdes el mar,          Tengo miedo a perder la maravilla
que la pena negra, brota         de tus ojos de estatua, y el acento
en las tierras de aceituna       que de noche me pone en la mejilla
bajo el rumor de las hojas.      la solitaria rosa de tu aliento.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!         Tengo pena de ser en esta orilla
Lloras zumo de limón             tronco sin ramas; y lo que más siento
agrio de espera y de boca.       es no tener la flor, pulpa o arcilla,
¡Qué pena tan grande! Corro      para el gusano de mi sufrimiento.
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,    Si tú eres el tesoro oculto mío,
de la cocina a la alcoba.        si eres mi cruz y mi dolor mojado,
¡Qué pena! Me estoy poniendo     si soy el perro de tu señorío,
de azabache, carne y ropa.
¡Ay, mis camisas de hilo!        no me dejes perder lo que he ganado
¡Ay, mis muslos de amapola!      y decora las aguas de tu río
Soledad: lava tu cuerpo          con hojas de mi otoño enajenado.
con agua de alondras,
y deja tu corazón                Gacela del amor desesperado
en paz, Soledad Montoya.         La noche no quiere venir
                                 para que tú no vengas,
Por abajo canta el río:          ni yo pueda ir.
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,          Pero yo iré,
la nueva luz se corona.          aunque un sol de alacranes me coma la sien.


Antología de poesía s. XX                                                4
Pero tu vendrás                               Las campanas de arsénico y el humo
con la lengua quemada por la lluvia de sal.   a las cinco de la tarde.
                                              En las esquinas grupos de silencio
El día no quiere venir                        a las cinco de la tarde.
para que tú no vengas,                        ¡Y el toro solo corazón arriba!
ni yo pueda ir.                               a las cinco de la tarde.
                                              Cuando el sudor de nieve fue llegando
Pero yo iré                                   a las cinco de la tarde.
entregando a los sapos mi mordido clavel.     cuando la plaza se cubrió de yodo
Pero tú vendrás                               a las cinco de la tarde.
por las turbias cloacas de la oscuridad.      la muerte puso huevos en la herida
                                              a las cinco de la tarde.
Ni la noche ni el día quieren venir           A las cinco de la tarde.
para que por ti muera                         A las cinco en punto de la tarde.
y tú mueras por mí.
                                              II La sangre derramada
Gacela del amor imprevisto                    ¡Que no quiero verla!
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.          Dile a la luna que venga,
Nadie sabía que martirizabas                  que no quiero ver la sangre
un colibrí de amor entre los dientes.         de Ignacio sobre la arena.

Mil caballitos persas se dormían              ¡Que no quiero verla!
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches        La luna de par en par.
tu cintura, enemiga de la nieve.              caballo de nubes quietas,
                                              y la plaza gris del sueño
Entre yeso y jazmines, tu mirada              con sauces en las barreras.
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho           ¡Que no quiero verla!
las letras de marfil que dicen siempre.       Que mi recuerdo se quema.
                                              ¡Avisad a los jazmines
Siempre, siempre: jardín de mi agonía,        con su blancura pequeña!
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,            III. Cuerpo presente
tu boca ya sin luz para mi muerte.            La piedra es un frente donde los sueños gimen
                                              sin tener agua curva ni cipreses helados.
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías             La piedra es una espalda para llevar al tiempo
(fragmentos)                                  con árboles de lágrimas y cintas y planetas.
I. A las cinco de la tarde...
A las cinco de la tarde                       Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas
Eran las cinco en punto de la tarde.          levantando sus tiernos brazos acribillados,
Un niño trajo la blanca sábana                para no ser cazadas por la piedra tendida
a las cinco de la tarde.                      que desata sus miembros sin empapar la sangre.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.                      Porque la piedra coge simientes y nublados,
Lo demás era muerte y sólo muerte             esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
a las cinco de la tarde.                      pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
                                              sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.                      Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Y el óxido sembró cristal y níquel            Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura:
a las cinco de la tarde.                      la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
Ya luchan la paloma y el leopardo             y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada               IV. Alma ausente
a las cinco de la tarde.                      No te conoce el toro ni la higuera,
Comenzaron los sones del bordón               ni caballos ni hormigas de tu casa.
a las cinco de la tarde.                      No te conoce el niño ni la tarde


Antología de poesía s. XX                                                              5
porque te has muerto para siempre.
                                                            Con los animalitos de cabeza rota
No te conoce el lomo de la piedra,                          y el agua harapienta de los pies secos.
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo                               Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
porque te has muerto para siempre.                          y mariposa ahogada en el tintero.

El otoño vendrá con caracolas,                              Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
uva de niebla y montes agrupados,                           ¡Asesinado por el cielo!
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.                          La aurora
                                                            La aurora de Nueva York tiene
Porque te has muerto para siempre,                          cuatro columnas de cieno
como todos los muertos de la tierra,                        y un huracán de negras palomas
como todos los muertos que se olvidan                       que chapotean en las aguas podridas.
en un montón de perros apagados.
                                                            La aurora de Nueva York gime
No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.                   por las inmensas escaleras
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.                  buscando entre las aristas
La madurez insigne de tu conocimiento.                      nardos de angustia dibujada.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.                   La aurora llega y nadie la recibe en su boca
                                                            porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,              A veces las monedas en enjambres furiosos
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.                 taladran y devoran abandonados niños.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.                 Los primeros que salen comprenden con sus
                                                            huesos
Vuelta de paseo                                             que no habrá paraísos ni amores deshojados;
Asesinado por el cielo,                                     saben que van al cieno de números y leyes,
entre las formas que van hacia la sierpe                    a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.                                 La luz es sepultada por cadenas y ruidos
                                                            en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Con el árbol de muñones que no canta                        Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
y el niño con el blanco rostro de huevo.                    como recién salidas de un naufragio de sangre.

                                       Paisaje de la multitud que vomita
                                             Anochecer en Coney Island
                                            La mujer gorda venía delante
                        arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores;
                                                    la mujer gorda
                                   que vuelve del revés los pulpos agonizantes.
                                        La mujer gorda, enemiga de la luna,
                                    corría por las calles y los pisos deshabitados
                             y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma
                          y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos
                         y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido
                           y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas.
                                  Son los cementerios, lo sé, son los cementerios
                                 y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena,
                            son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora
                                        los que nos empujan en la garganta.

                                 Llegaban los rumores de la selva del vómito
                              con las mujeres vacías, con niños de cera caliente,
                              con árboles fermentados y camareros incansables
                              que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva.
                               Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio.


Antología de poesía s. XX                                                                             6
No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta,
                          ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido.
                             Son los muertos que arañan con sus manos de tierra
                         las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres.

                                        Paisaje de la multitud que orina
                                            Nocturno de Battery Place
                                                 Se quedaron solos:
                                aguardaban la velocidad de las últimas bicicletas.
                                                  Se quedaron solas:
                              esperaban la muerte de un niño en el velero japonés.
                                            Se quedaron solos y solas,
                           soñando con los picos abiertos de los pájaros agonizantes,
                                         con el agudo quitasol que pincha
                                              al sapo recién aplastado,
                                          bajo un silencio con mil orejas
                                            y diminutas bocas de agua
                                          en los desfiladeros que resisten
                                           el ataque violento de la luna.
                             Lloraba el niño del velero y se quebraban los corazones
                             angustiados por el testigo y la vigilia de todas las cosas
                              y porque todavía en el suelo celeste de negras huellas
                              gritaban nombres oscuros, salivas y radios de níquel.
                        No importa que el niño calle cuando le clavan el último alfiler,
                            no importa la derrota de la brisa en la corola del algodón,
                        porque hay un mundo de la muerte con marineros definitivos
                      que se asomarán a los arcos y os helarán por detrás de los árboles.
                                             Es inútil buscar el recodo
                                          donde la noche olvida su viaje
                                        y acechar un silencio que no tenga
                                          trajes rotos y cáscaras y llanto,
                                porque tan sólo el diminuto banquete de la araña
                                 basta para romper el equilibrio de todo el cielo.
                               No hay remedio para el gemido del velero japonés,
                          ni para estas gentes ocultas que tropiezan con las esquinas.
                         El campo se muerde la cola para unir las raíces en un punto
                        y el ovillo busca por la grama su ansia de longitud insatisfecha.
                            ¡La luna! Los policías. ¡Las sirenas de los transatlánticos!
                            Fachadas de crin, de humo, anémonas; guantes de goma.
                                           Todo está roto por la noche,
                                       abierta de piernas sobre las terrazas.
                                        Todo está roto por los tibios caños
                                         de una terrible fuente silenciosa.
                                    ¡Oh gentes! ¡Oh mujercillas! ¡Oh soldados!
                                  Será preciso viajar por los ojos de los idiotas,
                         campos libres donde silban las mansas cobras deslumbradas,
                      paisajes llenos de sepulcros que producen fresquísimas manzanas,
                                         para que venga la luz desmedida
                                      que temen los ricos detrás de sus lupas,
                          el olor de un solo cuerpo con la doble vertiente de lis y rata
                y para que se quemen estas gentes que pueden orinar alrededor de un gemido
                       o en los cristales donde se comprenden las olas nunca repetidas.




Antología de poesía s. XX                                                                    7

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Annimo Romancero (Seleccion)
Annimo   Romancero (Seleccion)Annimo   Romancero (Seleccion)
Annimo Romancero (Seleccion)Palau Lax
 
Los Llantos de la Añañuca
Los Llantos de la AñañucaLos Llantos de la Añañuca
Los Llantos de la AñañucaLa Lagartija
 
Cesar vallejo-poemas-milespowerpoints.com
Cesar vallejo-poemas-milespowerpoints.comCesar vallejo-poemas-milespowerpoints.com
Cesar vallejo-poemas-milespowerpoints.comDayana Posse
 
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins CollblancJuglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc@profejaran
 
CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)
CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)
CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)JulioPollinoTamayo
 
Antología de romances
Antología de romancesAntología de romances
Antología de romancestonera
 

La actualidad más candente (18)

Poeta en ny
Poeta en nyPoeta en ny
Poeta en ny
 
Antologia poética Lavida en jueves
Antologia poética Lavida en juevesAntologia poética Lavida en jueves
Antologia poética Lavida en jueves
 
Selección poemas lorca
Selección poemas lorcaSelección poemas lorca
Selección poemas lorca
 
Miguel Hernández
Miguel HernándezMiguel Hernández
Miguel Hernández
 
Annimo Romancero (Seleccion)
Annimo   Romancero (Seleccion)Annimo   Romancero (Seleccion)
Annimo Romancero (Seleccion)
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
El monte de las ánimas
El monte de las ánimasEl monte de las ánimas
El monte de las ánimas
 
Antología machado
Antología machadoAntología machado
Antología machado
 
Los Llantos de la Añañuca
Los Llantos de la AñañucaLos Llantos de la Añañuca
Los Llantos de la Añañuca
 
Cesar vallejo-poemas-milespowerpoints.com
Cesar vallejo-poemas-milespowerpoints.comCesar vallejo-poemas-milespowerpoints.com
Cesar vallejo-poemas-milespowerpoints.com
 
Cartón pluma 20x30
Cartón pluma 20x30Cartón pluma 20x30
Cartón pluma 20x30
 
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins CollblancJuglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
Juglares 2016, selección poética, departamento castellano, Ins Collblanc
 
Antologia de-poemas3d
Antologia de-poemas3dAntologia de-poemas3d
Antologia de-poemas3d
 
Antipoemas escogidos
Antipoemas escogidosAntipoemas escogidos
Antipoemas escogidos
 
Ovidio el-arte-de-amar
Ovidio  el-arte-de-amarOvidio  el-arte-de-amar
Ovidio el-arte-de-amar
 
100 años de Campos de Castilla
100 años de Campos de Castilla100 años de Campos de Castilla
100 años de Campos de Castilla
 
CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)
CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)
CATHERINE-PARIS (1927) Marta Bibescu (Princesa Bibesco)
 
Antología de romances
Antología de romancesAntología de romances
Antología de romances
 

Destacado

Antología poética Rafael Alberti
Antología poética Rafael AlbertiAntología poética Rafael Alberti
Antología poética Rafael Albertiprofelenguamiguel
 
Presentación. etimología árabe
Presentación. etimología árabePresentación. etimología árabe
Presentación. etimología árabeprofelenguamiguel
 
Powerpoint conditional sentences
Powerpoint conditional sentencesPowerpoint conditional sentences
Powerpoint conditional sentencesprofelenguamiguel
 
Antología s.xx Juan Ramón Jiménez
Antología s.xx Juan Ramón JiménezAntología s.xx Juan Ramón Jiménez
Antología s.xx Juan Ramón Jiménezprofelenguamiguel
 
Viaje centro-tierra
Viaje centro-tierraViaje centro-tierra
Viaje centro-tierratiboneitor
 
Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)
Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)
Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)RickBlaine
 
ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESO
ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESOESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESO
ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESOprofelenguamiguel
 
Hype vs. Reality: The AI Explainer
Hype vs. Reality: The AI ExplainerHype vs. Reality: The AI Explainer
Hype vs. Reality: The AI ExplainerLuminary Labs
 

Destacado (10)

Antología poética Rafael Alberti
Antología poética Rafael AlbertiAntología poética Rafael Alberti
Antología poética Rafael Alberti
 
Presentación. etimología árabe
Presentación. etimología árabePresentación. etimología árabe
Presentación. etimología árabe
 
Powerpoint conditional sentences
Powerpoint conditional sentencesPowerpoint conditional sentences
Powerpoint conditional sentences
 
Antología s.xx Juan Ramón Jiménez
Antología s.xx Juan Ramón JiménezAntología s.xx Juan Ramón Jiménez
Antología s.xx Juan Ramón Jiménez
 
Antología Luis Cernuda
Antología Luis CernudaAntología Luis Cernuda
Antología Luis Cernuda
 
Antologia s.xx machado
Antologia s.xx machadoAntologia s.xx machado
Antologia s.xx machado
 
Viaje centro-tierra
Viaje centro-tierraViaje centro-tierra
Viaje centro-tierra
 
Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)
Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)
Ofelia Dracs - Diez Manzanitas Tiene El Manzano (La Sonrisa Vertical)
 
ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESO
ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESOESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESO
ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESO
 
Hype vs. Reality: The AI Explainer
Hype vs. Reality: The AI ExplainerHype vs. Reality: The AI Explainer
Hype vs. Reality: The AI Explainer
 

Similar a Antología Federico García Lorca (20)

Poemas de la generación del 27
Poemas de la generación del 27Poemas de la generación del 27
Poemas de la generación del 27
 
Lorca Romance Gitano
Lorca Romance GitanoLorca Romance Gitano
Lorca Romance Gitano
 
Selección de poemas de Antonio Machado
Selección de poemas de Antonio MachadoSelección de poemas de Antonio Machado
Selección de poemas de Antonio Machado
 
Altazor
AltazorAltazor
Altazor
 
Recull poesia castellana
Recull poesia castellanaRecull poesia castellana
Recull poesia castellana
 
Antonio Machado
Antonio MachadoAntonio Machado
Antonio Machado
 
Antologia poetica de Boris Beratto
Antologia poetica de Boris BerattoAntologia poetica de Boris Beratto
Antologia poetica de Boris Beratto
 
Antonio Machado
Antonio MachadoAntonio Machado
Antonio Machado
 
Lira póstuma
Lira póstuma Lira póstuma
Lira póstuma
 
Manuscritos de lo que llevo en la piel (edición alambique fi)
Manuscritos de lo que llevo en la piel (edición alambique fi)Manuscritos de lo que llevo en la piel (edición alambique fi)
Manuscritos de lo que llevo en la piel (edición alambique fi)
 
Elegía primera...Miguel Hernández
Elegía primera...Miguel HernándezElegía primera...Miguel Hernández
Elegía primera...Miguel Hernández
 
Poemas generación del 27
Poemas generación del 27Poemas generación del 27
Poemas generación del 27
 
Power caligramas
Power caligramasPower caligramas
Power caligramas
 
Miguel hernández selección de textos
Miguel hernández selección de textosMiguel hernández selección de textos
Miguel hernández selección de textos
 
Poemas
PoemasPoemas
Poemas
 
Lorca Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
Lorca  Llanto por Ignacio Sánchez MejíasLorca  Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
Lorca Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
 
Antonio machado
Antonio machadoAntonio machado
Antonio machado
 
Antonio machado
Antonio machadoAntonio machado
Antonio machado
 
RUTA HERNANDIANA
RUTA HERNANDIANARUTA HERNANDIANA
RUTA HERNANDIANA
 
Número 2 terminado
Número 2 terminadoNúmero 2 terminado
Número 2 terminado
 

Último

OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxOLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxjosetrinidadchavez
 
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfDannyTola1
 
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARONARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFAROJosé Luis Palma
 
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdfOswaldoGonzalezCruz
 
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...Baker Publishing Company
 
La Función tecnológica del tutor.pptx
La  Función  tecnológica  del tutor.pptxLa  Función  tecnológica  del tutor.pptx
La Función tecnológica del tutor.pptxJunkotantik
 
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdfFundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdfsamyarrocha1
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfromanmillans
 
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfEstrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfAlfredoRamirez953210
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsConsueloSantana3
 
Plan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPE
Plan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPEPlan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPE
Plan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPELaura Chacón
 
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptxSINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptxlclcarmen
 
periodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicasperiodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicas123yudy
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxOscarEduardoSanchezC
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfManuel Molina
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxJUANSIMONPACHIN
 

Último (20)

Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdfTema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
 
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS .
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS         .DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS         .
DIA INTERNACIONAL DAS FLORESTAS .
 
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxOLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
 
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
 
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARONARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
NARRACIONES SOBRE LA VIDA DEL GENERAL ELOY ALFARO
 
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
5° SEM29 CRONOGRAMA PLANEACIÓN DOCENTE DARUKEL 23-24.pdf
 
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
 
La Función tecnológica del tutor.pptx
La  Función  tecnológica  del tutor.pptxLa  Función  tecnológica  del tutor.pptx
La Función tecnológica del tutor.pptx
 
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdfFundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
Fundamentos y Principios de Psicopedagogía..pdf
 
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdfEstrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
Estrategia de Enseñanza y Aprendizaje.pdf
 
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdfEstrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Seminario de Tecnologia..pptx.pdf
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressions
 
Plan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPE
Plan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPEPlan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPE
Plan Año Escolar Año Escolar 2023-2024. MPPE
 
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptxSINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
SINTAXIS DE LA ORACIÓN SIMPLE 2023-2024.pptx
 
periodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicasperiodico mural y sus partes y caracteristicas
periodico mural y sus partes y caracteristicas
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
 
Unidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDI
Unidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDIUnidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDI
Unidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDI
 

Antología Federico García Lorca

  • 1. FEDERICO GARCÍA LORCA El amor duerme en el pecho del poeta ladra muy lejos del río. Tú nunca entenderás lo que te quiero porque duermes en mí y estás dormido. Pasadas las zarzamoras, Yo te oculto llorando, perseguido los juncos y los espinos, por una voz de penetrante acero. bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Norma que agita igual carne y lucero Yo me quite la corbata. traspasa ya mi pecho dolorido Ella se quitó el vestido. y las turbias palabras han mordido Yo el cinturón con revólver. las alas de tu espíritu severo. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas Grupo de gente salta en los jardines tienen el cutis tan fino, esperando tu cuerpo y mi agonía ni los cristales con luna en caballos de luz y verdes crines. relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban Pero sigue durmiendo, vida mía. como peces sorprendidos, ¡Oye mi sangre rota en los violines! la mitad llenos de lumbre, ¡Mira que nos acechan todavía! la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí El poeta dice la verdad el mejor de los caminos, Quiero llorar mi pena y te lo digo montando en potra de nácar para que tú me quieras y me llores sin bridas y sin estribos. en un anochecer de ruiseñores, No quiero decir, por hombre, con un puñal, con besos y contigo. las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento Quiero matar al único testigo me hace ser muy comedido. para el asesinato de mis flores Sucia de besos y arena, y convertir mi llanto y mis sudores yo me la llevé del río. en eterno montón de duro trigo. Con el aire se batían las espadas de los lirios. Que no se acabe nunca la madeja del te quiero me quieres, siempre ardida Me porté como quien soy. con decrépito sol y luna vieja. Como un gitano legítimo. Le regalé un costurero Que lo que no me des y no te pida grande, de raso pajizo, será para la muerte, que no deja y no quise enamorarme ni sombra por la carne estremecida. porque teniendo marido me dijo que era mozuela La casada infiel cuando la llevaba al río. Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, Las seis cuerdas pero tenía marido. La guitarra Fue la noche de Santiago hace llorar a los sueños. y casi por compromiso. El sollozo de las almas Se apagaron los faroles perdidas y se encendieron los grillos. se escapa por su boca En las últimas esquinas redonda. toqué sus pechos dormidos, Y como la tarántula, y se me abrieron de pronto teje una gran estrella como ramos de jacintos. para cazar suspiros, El almidón de su enagua que flotan en su negro me sonaba en el oído, aljibe de madera. como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Madrigal apasionado Sin luz de plata en sus copas Quisiera estar en tus labios los árboles han crecido, para apagarme en la nieve y un horizonte de perros de tus dientes. Antología de poesía s. XX 1
  • 2. Quisiera estar en tu pecho sin que jamás ya me encuentres. para en sangre deshacerme. Para que vayas gritando Quisiera en tu cabellera mi nombre hacia los ponientes, de oro soñar para siempre. preguntando por mí al agua, Que tu corazón se hiciera bebiendo triste las hieles tumba del mío doliente. que antes dejó en el camino Que tu carne sea mi carne, mi corazón al quererte. que mi frente sea tu frente. Y yo mientras iré dentro Quisiera que toda mi alma de tu cuerpo dulce y débil, entrara en tu cuerpo breve siendo yo, mujer, tú misma, y ser yo tu pensamiento y estando en ti para siempre, y ser yo tu blanco veste. mientras tú en vano me buscas Para hacer que te enamores desde Oriente a Occidente, de mí con pasión tan fuerte hasta que al fin nos quemara que te consumas buscándome la llama gris de la muerte. ____________________________________________________________________________________ Oda a Walt Whitman anciano hermoso como la niebla Por el East River y el Bronx que gemías igual que un pájaro los muchachos cantaban enseñando sus cinturas con el sexo atravesado por una aguja, con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo. enemigo del sátiro, Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas enemigo de la vid, y los niños dibujaban escaleras y perspectivas. y amante de los cuerpos bajo la burda tela. Pero ninguno se dormía, Ni un solo momento, hermosura viril ninguno quería ser río, que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles, ninguno amaba las hojas grandes, soñabas ser un río y dormir como un río ninguno la lengua azul de la playa. con aquel camarada que pondría en tu pecho un pequeño dolor de ignorante leopardo. Por el East River y el Queensborough los muchachos luchaban con la industria, Ni un solo momento, Adán de sangre, Macho, y los judíos vendían al fauno del río hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt la rosa de la circuncisión, Whitman, y el cielo desembocaba por los puentes y los porque por las azoteas, tejados agrupados en los bares, manadas de bisontes empujadas por el viento. saliendo en racimos de las alcantarillas, temblando entre las piernas de los chauffeurs Pero ninguno se detenía, o girando en las plataformas del ajenjo, ninguno quería ser nube, los maricas, Walt Whitman, te señalan- ninguno buscaba los helechos ni la rueda amarilla del tamboril. ¡También ése! ¡También! y se despeñan sobre tu barba luminosa y casta Cuando la luna salga rubios del norte, negros de la arena, las poleas rodarán para turbar al cielo; muchedumbre de gritos y ademanes, un límite de agujas cercará la memoria como los gatos y como las serpientes, y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan. los maricas, Walt Whitman, los maricas, turbios de lágrimas, carne para fusta, Nueva York de cieno, bota o mordisco de los domadores. Nueva York de alambres y de muerte: ¡También ése! ¡También! Dedos teñidos ¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla? apuntan a la orilla de tu sueño ¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo? cuando el amigo come tu manzana ¿Quién el sueño terrible de tus anémonas con un leve sabor de gasolina manchadas? y el sol canta por los ombligos de los muchachos que juegan bajo los puentes. Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, Pero tú no buscabas los ojos arañados he dejado de ver tu barba llena de mariposas, ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los ni tus hombros de pana gastados por la luna, niños ni tus muslos de Apolo virginal, ni la saliva helada ni tu voz como una columna de ceniza; ni las curvas heridas como panza de sapo Antología de poesía s. XX 2
  • 3. que llevan los maricas en coches y en terrazas Madres de lodo. Arpías. Enemigos sin sueño mientras la luna los azota por las esquinas del del amor que reparte coronas de alegría. terror. Contra vosotros siempre, que dais a los Tú buscabas un desnudo que fuera como un río, muchachos toro y sueño que junte la rueda con el alga, gotas de sucia muerte con amargo veneno. padre de tu agonía, camelia de tu muerte Contra vosotros siempre, y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto. «Faeries» de Norteamérica, «Pájaros» de la Habana, Porque es justo que el hombre no busque su «Jotos» de Méjico, deleite «Sarasas» de Cádiz, en la selva de sangre de la mañana próxima. «Apios» de Sevilla, El cielo tiene playas donde evitar la vida «Cancos» de Madrid, y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora. «Floras» de Alicante, «Adelaidas» de Portugal. Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño. Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía. ¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas! Los muertos se descomponen bajo el reloj de las Esclavos de la mujer. Perras de sus tocadores. ciudades. Abiertos en las plazas, con fiebre de abanico La guerra pasa llorando con un millón de ratas o emboscados en yertos paisajes de cicuta. grises, los ricos dan a sus queridas ¡No haya cuartel! La muerte pequeños moribundos iluminados mana de vuestros ojos y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada. y agrupa flores grises en la orilla del cieno. ¡No haya cuartel! ¡Alerta! Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo Que los confundidos, los puros, por vena de coral o celeste desnudo; los clásicos, los señalados, los suplicantes, mañana los amores serán rocas y el Tiempo os cierren las puertas de la bacanal. una brisa que viene dormida por las ramas. Y tú, bello Walt Whitman, duerme orillas del Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman, Hudson contra el niño que escribe con la barba hacia el polo y las manos abiertas. nombre de niña en su almohada; Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando ni contra el muchacho que se viste de novia camaradas que velen tu gacela sin cuerpo. en la oscuridad del ropero; Duerme: no queda nada. ni contra los solitarios de los casinos Una danza de muros agita las praderas que beben con asco el agua de la prostitución; y América se anega de máquinas y llanto. ni contra los hombres de mirada verde Quiero que el aire fuerte de la noche más honda que aman al hombre y queman sus labios en quite flores y letras del arco donde duermes, silencio. y un niño negro anuncie a los blancos del oro Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades la llegada del reino de la espiga. de carne tumefacta y pensamiento inmundo. ____________________________________________________________________________________ Romance de la luna, luna Niño, déjame que baile. La luna vino a la fragua Cuando vengan los gitanos, Con su polisón de nardos. te encontrarán sobre el yunque El niño la mira, mira. con los ojillos cerrados. El niño la está mirando. Huye luna, luna, luna, En el aire conmovido que ya siento sus caballos. mueve la luna sus brazos -Niño, déjame, no pises y enseña, lúbrica y pura, mi blancor almidonado. sus senos de duro estaño. El jinete se acercaba Huye luna, luna, luna. tocando el tambor del llano. Si vinieran los gitanos, Dentro de la fragua el niño habrían con tu corazón tiene los ojos cerrados. collares y anillos blancos. Por el olivar venían, Antología de poesía s. XX 3
  • 4. bronce y sueño, los gitanos. ¡Oh pena de los gitanos! Las cabezas levantadas Pena limpia y siempre sola. y los ojos entornados. ¡Oh pena de cauce oculto y madrugada remota! Cómo canta la zumaya, ¡ay, como canta en el árbol! Romance sonámbulo por el cielo va la luna (fragmento) con un niño de la mano. Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. Dentro de la fragua lloran, El barco sobre el mar dando gritos, los gitanos. y el caballo en la montaña. El aire la vela, vela. Con la sombra en la cintura El aire la está velando. ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, Romance de la pena negra con ojos de fría plata. Las piquetas de los gallos Verde que te quiero verde. cavan buscando la aurora, Bajo la luna gitana, cuando por el monte oscuro las cosas la están mirando baja Soledad Montoya. y ella no puede mirarlas. Cobre amarillo, su carne huele a caballo y a sombra. Verde que te quiero verde. Yunques ahumados sus pechos, Grandes estrellas de escarcha, gimen canciones redondas. vienen con el pez de sombra Soledad, ¿Por quién preguntas que abre el camino del alba. sin compaña y a estas horas? La higuera flota su viento Pregunte por quien pregunte, con la lija de sus ramas, dime: ¿a ti qué se te importa? y el monte, gato garduño, Vengo a buscar lo que busco, eriza sus pitas agrias. mi alegría y mi persona. Pero ¿quién vendrá? ¿Y por donde...? Ella sigue en su baranda, Soledad de mis pesares, verde carne, pelo verde, caballo que se desboca, soñando en la mar amarga. al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. Soneto de la dulce queja No me recuerdes el mar, Tengo miedo a perder la maravilla que la pena negra, brota de tus ojos de estatua, y el acento en las tierras de aceituna que de noche me pone en la mejilla bajo el rumor de las hojas. la solitaria rosa de tu aliento. ¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Tengo pena de ser en esta orilla Lloras zumo de limón tronco sin ramas; y lo que más siento agrio de espera y de boca. es no tener la flor, pulpa o arcilla, ¡Qué pena tan grande! Corro para el gusano de mi sufrimiento. mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, Si tú eres el tesoro oculto mío, de la cocina a la alcoba. si eres mi cruz y mi dolor mojado, ¡Qué pena! Me estoy poniendo si soy el perro de tu señorío, de azabache, carne y ropa. ¡Ay, mis camisas de hilo! no me dejes perder lo que he ganado ¡Ay, mis muslos de amapola! y decora las aguas de tu río Soledad: lava tu cuerpo con hojas de mi otoño enajenado. con agua de alondras, y deja tu corazón Gacela del amor desesperado en paz, Soledad Montoya. La noche no quiere venir para que tú no vengas, Por abajo canta el río: ni yo pueda ir. volante de cielo y hojas. Con flores de calabaza, Pero yo iré, la nueva luz se corona. aunque un sol de alacranes me coma la sien. Antología de poesía s. XX 4
  • 5. Pero tu vendrás Las campanas de arsénico y el humo con la lengua quemada por la lluvia de sal. a las cinco de la tarde. En las esquinas grupos de silencio El día no quiere venir a las cinco de la tarde. para que tú no vengas, ¡Y el toro solo corazón arriba! ni yo pueda ir. a las cinco de la tarde. Cuando el sudor de nieve fue llegando Pero yo iré a las cinco de la tarde. entregando a los sapos mi mordido clavel. cuando la plaza se cubrió de yodo Pero tú vendrás a las cinco de la tarde. por las turbias cloacas de la oscuridad. la muerte puso huevos en la herida a las cinco de la tarde. Ni la noche ni el día quieren venir A las cinco de la tarde. para que por ti muera A las cinco en punto de la tarde. y tú mueras por mí. II La sangre derramada Gacela del amor imprevisto ¡Que no quiero verla! Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Dile a la luna que venga, Nadie sabía que martirizabas que no quiero ver la sangre un colibrí de amor entre los dientes. de Ignacio sobre la arena. Mil caballitos persas se dormían ¡Que no quiero verla! en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches La luna de par en par. tu cintura, enemiga de la nieve. caballo de nubes quietas, y la plaza gris del sueño Entre yeso y jazmines, tu mirada con sauces en las barreras. era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho ¡Que no quiero verla! las letras de marfil que dicen siempre. Que mi recuerdo se quema. ¡Avisad a los jazmines Siempre, siempre: jardín de mi agonía, con su blancura pequeña! tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, III. Cuerpo presente tu boca ya sin luz para mi muerte. La piedra es un frente donde los sueños gimen sin tener agua curva ni cipreses helados. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías La piedra es una espalda para llevar al tiempo (fragmentos) con árboles de lágrimas y cintas y planetas. I. A las cinco de la tarde... A las cinco de la tarde Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas Eran las cinco en punto de la tarde. levantando sus tiernos brazos acribillados, Un niño trajo la blanca sábana para no ser cazadas por la piedra tendida a las cinco de la tarde. que desata sus miembros sin empapar la sangre. Una espuerta de cal ya prevenida a las cinco de la tarde. Porque la piedra coge simientes y nublados, Lo demás era muerte y sólo muerte esqueletos de alondras y lobos de penumbra; a las cinco de la tarde. pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego, sino plazas y plazas y otras plazas sin muros. El viento se llevó los algodones a las cinco de la tarde. Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido. Y el óxido sembró cristal y níquel Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura: a las cinco de la tarde. la muerte le ha cubierto de pálidos azufres Ya luchan la paloma y el leopardo y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro. a las cinco de la tarde. Y un muslo con un asta desolada IV. Alma ausente a las cinco de la tarde. No te conoce el toro ni la higuera, Comenzaron los sones del bordón ni caballos ni hormigas de tu casa. a las cinco de la tarde. No te conoce el niño ni la tarde Antología de poesía s. XX 5
  • 6. porque te has muerto para siempre. Con los animalitos de cabeza rota No te conoce el lomo de la piedra, y el agua harapienta de los pies secos. ni el raso negro donde te destrozas. No te conoce tu recuerdo mudo Con todo lo que tiene cansancio sordomudo porque te has muerto para siempre. y mariposa ahogada en el tintero. El otoño vendrá con caracolas, Tropezando con mi rostro distinto de cada día. uva de niebla y montes agrupados, ¡Asesinado por el cielo! pero nadie querrá mirar tus ojos porque te has muerto para siempre. La aurora La aurora de Nueva York tiene Porque te has muerto para siempre, cuatro columnas de cieno como todos los muertos de la tierra, y un huracán de negras palomas como todos los muertos que se olvidan que chapotean en las aguas podridas. en un montón de perros apagados. La aurora de Nueva York gime No te conoce nadie. No. Pero yo te canto. por las inmensas escaleras Yo canto para luego tu perfil y tu gracia. buscando entre las aristas La madurez insigne de tu conocimiento. nardos de angustia dibujada. Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca. La tristeza que tuvo tu valiente alegría. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, A veces las monedas en enjambres furiosos un andaluz tan claro, tan rico de aventura. taladran y devoran abandonados niños. Yo canto su elegancia con palabras que gimen y recuerdo una brisa triste por los olivos. Los primeros que salen comprenden con sus huesos Vuelta de paseo que no habrá paraísos ni amores deshojados; Asesinado por el cielo, saben que van al cieno de números y leyes, entre las formas que van hacia la sierpe a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. y las formas que buscan el cristal, dejaré crecer mis cabellos. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces. Con el árbol de muñones que no canta Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes y el niño con el blanco rostro de huevo. como recién salidas de un naufragio de sangre. Paisaje de la multitud que vomita Anochecer en Coney Island La mujer gorda venía delante arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores; la mujer gorda que vuelve del revés los pulpos agonizantes. La mujer gorda, enemiga de la luna, corría por las calles y los pisos deshabitados y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas. Son los cementerios, lo sé, son los cementerios y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena, son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora los que nos empujan en la garganta. Llegaban los rumores de la selva del vómito con las mujeres vacías, con niños de cera caliente, con árboles fermentados y camareros incansables que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva. Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio. Antología de poesía s. XX 6
  • 7. No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta, ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido. Son los muertos que arañan con sus manos de tierra las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres. Paisaje de la multitud que orina Nocturno de Battery Place Se quedaron solos: aguardaban la velocidad de las últimas bicicletas. Se quedaron solas: esperaban la muerte de un niño en el velero japonés. Se quedaron solos y solas, soñando con los picos abiertos de los pájaros agonizantes, con el agudo quitasol que pincha al sapo recién aplastado, bajo un silencio con mil orejas y diminutas bocas de agua en los desfiladeros que resisten el ataque violento de la luna. Lloraba el niño del velero y se quebraban los corazones angustiados por el testigo y la vigilia de todas las cosas y porque todavía en el suelo celeste de negras huellas gritaban nombres oscuros, salivas y radios de níquel. No importa que el niño calle cuando le clavan el último alfiler, no importa la derrota de la brisa en la corola del algodón, porque hay un mundo de la muerte con marineros definitivos que se asomarán a los arcos y os helarán por detrás de los árboles. Es inútil buscar el recodo donde la noche olvida su viaje y acechar un silencio que no tenga trajes rotos y cáscaras y llanto, porque tan sólo el diminuto banquete de la araña basta para romper el equilibrio de todo el cielo. No hay remedio para el gemido del velero japonés, ni para estas gentes ocultas que tropiezan con las esquinas. El campo se muerde la cola para unir las raíces en un punto y el ovillo busca por la grama su ansia de longitud insatisfecha. ¡La luna! Los policías. ¡Las sirenas de los transatlánticos! Fachadas de crin, de humo, anémonas; guantes de goma. Todo está roto por la noche, abierta de piernas sobre las terrazas. Todo está roto por los tibios caños de una terrible fuente silenciosa. ¡Oh gentes! ¡Oh mujercillas! ¡Oh soldados! Será preciso viajar por los ojos de los idiotas, campos libres donde silban las mansas cobras deslumbradas, paisajes llenos de sepulcros que producen fresquísimas manzanas, para que venga la luz desmedida que temen los ricos detrás de sus lupas, el olor de un solo cuerpo con la doble vertiente de lis y rata y para que se quemen estas gentes que pueden orinar alrededor de un gemido o en los cristales donde se comprenden las olas nunca repetidas. Antología de poesía s. XX 7