En los últimos años, son numerosas las publicaciones que han analizado los
patrones de movimiento demandados por los jugadores durante el transcurso de
un partido de fútbol (Di Salvo et al., 2007; Di Salvo, Gregson, Atkinson, Tordoff, &
Drust, 2009; Mohr, Krustrup, & Bangsbo, 2003). Estos estudios, nos muestran
como la actividad durante la competición se caracteriza por la realización de
acciones de baja y elevada intensidad (Bloomfield, Polman, & O’Donoghue,
2007) que se suceden de forma intermitente y aleatoria (Lapuente, 2013)
siguiendo una dinámica impredecible, que estaría determinada
fundamentalmente por condicionantes técnico-tácticos.
Características de las fases más exigentes de la competición
1. Características de las fases más exigentes de la competición
Introducción
En los últimos años, son numerosas las publicaciones que han analizado los
patrones de movimiento demandados por los jugadores durante el transcurso de
un partido de fútbol (Di Salvo et al., 2007; Di Salvo, Gregson, Atkinson, Tordoff, &
Drust, 2009; Mohr, Krustrup, & Bangsbo, 2003). Estos estudios, nos muestran
como la actividad durante la competición se caracteriza por la realización de
acciones de baja y elevada intensidad (Bloomfield, Polman, & O’Donoghue,
2007) que se suceden de forma intermitente y aleatoria (Lapuente, 2013)
siguiendo una dinámica impredecible, que estaría determinada
fundamentalmente por condicionantes técnico-tácticos. El nivel de exigencia de
esta actividad intermitente durante los partidos, puede ser descrito a través del
análisis de dos variables: la duración e intensidad de las acciones y la duración e
intensidad de las pausas (Lapuente, 2013b). De esta forma, los valores
alcanzados por los jugadores en ambas variables reflejarán los diferentes niveles
de exigencia por los que puede transcurrir la competición:
Fases de elevada exigencia (sucesivas acciones de alta intensidad,
intercaladas con pausas de duración breve).
Fases con menor exigencia (acciones de baja intensidad, intercaladas con
pausas de mayor duración).
La mayoría de las investigaciones que se han propuesto analizar las demandas
físicas de los partidos de fútbol, han incluido entre sus variables de estudio la
distancia total recorrida por los jugadores o las distancias recorridas en
diferentes rangos de velocidad (Di Salvo, et al., 2007; Di Salvo, et al., 2009;
Suarez-Arrones et al., 2014). El seguimiento de estas variables a lo largo de los
últimos años ha permitido detectar un incremento de las distancias recorridas
por los jugadores a elevada intensidad (Barnes, Archer, Hogg, Bush, & Bradley,
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2. 2014). Sin embargo, los valores obtenidos de estas investigaciones, tan solo nos
proporcionan una información general que hace referencia a las demandas
físicas promediadas por los jugadores durante un período (45 minutos de juego)
(Suarez-Arrones, et al., 2014) o durante todo el partido (Di Salvo, et al., 2007; Di
Salvo, et al., 2009).
Estos volúmenes e intensidades medias, podrían infravalorar las demandas
soportadas por los jugadores en las fases más intensas de la competición,
pudiendo dar lugar a graves errores en la planificación de los entrenamientos, si
dichos valores son tenidos en cuenta como referencia, a la hora de diseñar las
tareas de entrenamiento. Y es que como anteriormente he comentado, en
ocasiones, durante la competición se suceden acciones a elevada intensidad
con breves períodos de recuperación. Actualmente, la bibliografía especializada
utiliza dos términos para hacer referencia a este tipo de fases del juego:
Secuencias de Sprint Repetidas (Repeated Sprint Sequeces, RSS) (Buchheit,
Mendez-villanueva, Simpson, & Bourdon, 2010) y Secuencias de Alta Intensidad
Repetidas (Repeated High Intensity Effort, RHIE) (Casamichana, Castellano, &
Castagna, 2012). Podemos definir las RSS como una sucesión de al menos 2
sprint consecutivos con una duración ≥1s, intercalados con un máximo de 15-
30-45 ó 60 s (Buchheit, et al., 2010) mientras que por RHIE se entiende una
sucesión de al menos 3 esfuerzos realizados a una velocidad superior a 13 Km/h
y como una recuperación como máximo de 21 segundos entre ellas
(Casamichana, et al., 2012). Sin embargo, en esta definición no se incluyen
aquellas acciones de muy elevada intensidad, que no alcanzan el umbral mínimo
de velocidad seleccionado (es decir, aceleraciones realizadas a elevada
intensidad que no llegan a alcanzar la velocidad de 13 Km/h). Por ello, cuando a
partir de ahora se haga referencia al término RHIE, se describirá una secuencia
de al menos 3 esfuerzos realizados a una velocidad mínima de 14.4 Km/h o una
aceleración/desaceleración >3m/s2
/<-3m/s2
, con un período máximo de
recuperación entre ellos de 21 segundos.
El análisis de este tipo de esfuerzos durante la competición, nos puede ayudar a
comprender qué sucede durante las fases más intensas de los partidos y con
qué frecuencia suele suceder, para poder tenerlo en cuenta a la hora de diseñar
las tareas de entrenamiento.
RHIE en entrenamientos y competición
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3. Por todo ello, quiero aprovechar el post de hoy para mostrar datos de las fases
más intensas de la competición (partidos amistosos) y de diversas tareas de
entrenamiento realizadas con futbolistas profesionales, que han sido recogidos
gracias a la tecnología GPS mediante el dispositivo S4 de Catapult®. Estos datos
no pueden tomarse aún como evidencia científica, y sí como punto de partida
para un proceso de investigación, cuyos resultados puedan ayudar a sacar
conclusiones de forma más rigurosa.
RHIE en partidos amistosos
En la Figura 1, puede verse la actividad de un futbolista durante un período de un
partido amistoso. En ella, podemos observar como el jugador, realiza hasta 21
RHIEs en los 45 minutos disputados.
Figura 1. Actividad (velocidad, en rojo) y RHIE (secuencias en azul) durante un
período (45 min) de un partido amistoso.
En la Figura 2, podemos ver una comparación en la actividad de dos jugadores
de diferentes puestos específicos, durante un mismo período de un partido
amistoso. Se puede observar como el jugador que participa como delantero
(arriba en el gráfico), realiza 8 RHIEs en este tiempo (como promedio, 1 cada 6
minutos aproximadamente), mientras que el jugador que participa como
centrocampista realiza 26 RHIEs en los mismos 45 minutos (como promedio, 1
cada 2 minutos aproximadamente).
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4. Figura 2. Comparación de la actividad (velocidad, en rojo) y RHIE (secuencias en
azul) de dos jugadores: delantero (arriba) y centrocampista (abajo) durante un
partido amistoso.
En la Tabla 1, se puede ver de forma detallada el número y características de los
RHIEs realizados por un equipo profesional durante el primer período (45
minutos) de un partido amistoso.
Tabla 1. Número y características de RHIEs en un período (45 minutos) de un
partido amistoso.
RHIE en situaciones reducidas de juego (SSG)
En la Figura 3, puede verse la actividad de un jugador durante una sesión de
situaciones reducidas de juego (SSG), en un formato de 3 equipos de 4
jugadores participantes por equipo, de los que uno descansa, y entra cuando
uno de los otros dos consigue gol, o pasa 1 minuto y medio. En 25 minutos, el
jugador realiza 1 RHIE.
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5. Figura 3. Actividad (velocidad en rojo) y RHIE (secuencias en azul), durante una
sesión de SSG: 4×4 con porterías y porteros (3 equipos / cambio al gol o cada
1’30’’ / campo de 30m ancho x 25m largo).
RHIE en situaciones medianas de juego (MSG)
En la Figura 4, puede verse de forma gráfica, la actividad de un jugador durante
una sesión de situaciones medianas de juego (MSG), en un formato de 5 vs. 5
con porterías y porteros, durante 4 series de 4 minutos con dos minutos de
recuperación, realizada en un espacio de 40m (ancho) x 32m (largo). Durante
toda la sesión (22 minutos), el jugador realiza 3 RHIE (como promedio, 1 cada 7
minutos aproximadamente).
Figura 4. Actividad (velocidad en rojo) y RHIE (secuencias en azul), durante una
sesión de MSG: 5×5 con porterías y porteros (4×4’/2’ recuperación).
RHIE en situaciones reducidas de juego CONDICIONADAS
En la Figura 5 puede verse la actividad de un jugador durante una sesión de SSG
en la que se han modificado algunas reglas para aumentar la intensidad: 4
equipos de 3 jugadores, realizan una secuencia de transición continua defensa-
ataque en superioridad atacante (3×2) en un espacio de 30m (ancho) x 35 m
(largo), obligando a los atacantes a realizar una salida hasta línea de fondo
después de la finalización. Durante la sesión, se realizaron 3 series de 4 minutos,
con 2 minutos de recuperación entre ellas, y el jugador realizó 8 RHIEs en esos
16 minutos (como promedio, 1 cada dos minutos aproximadamente).
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6. Figura 5. Actividad (velocidad en rojo) y RHIE (secuencias en azul), durante una
sesión de SSG de ataques alternativos 3×2 con finalización, en un espacio de
30×35 mts (3×4’/2’ recuperación).
RHIE en sesiones completas de entrenamientos
En la Figura 6, puede verse la actividad de un jugador durante una sesión de
entrenamiento. En la primera parte de la sesión se realizan 2 series de 10
minutos de ejercicios físico – técnicos en los que se solicitan secuencias de
acciones explosivas (30 segundos), con períodos de recuperación de 1 min y 30
segundos. En esta parte de la sesión, el jugador realiza 8 RHIEs. EN la segunda
parte de la sesión, se realizan 2 series de 6 minutos de un juego de posición (5
vs 5 + 2 neutrales, en un espacio de 25 x 15 mts), y el jugador no realiza ninguna
RHIE.
Figura 6. Actividad (velocidad en rojo) y RHIE (secuencias en azul), durante una
sesión de entrenamiento: circuito de Fuerza-Velocidad Dirigido y Juegos de
posición.
Conclusiones
Con este post, tan solo he querido hacer una reflexión respecto a una cuestión
que ha de ser de gran importancia para el cuerpo técnico. ¿Realmente
sometemos a los jugadores en nuestros entrenamientos a los esfuerzos que
demanda la competición? A pesar de que los datos presentados no forman parte
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7. aún de ninguna investigación, y no pueden tomarse por tanto como evidencia
científica, sí que nos pueden orientar hacia las siguientes conclusiones:
Puede resultar muy interesante conocer las demandas físicas y las
características de las fases más intensas de la competición. La exigencia
en estas fases, podría ser dependiente del puesto ocupado por el jugador
en el terreno de juego.
Los valores obtenidos en este análisis, deberían ser utilizados como
referencia para diseñar tareas de entrenamiento, que puedan replicar esas
fases más exigentes de la competición.
Las SSG y MSG pueden no ser las tareas más adecuadas para replicar
estas fases más exigentes de la competición. Sin embargo, la introducción
de determinadas reglas de provocación o condicionantes, podría ayudar a
aumentar la exigencia en este tipo de tareas.
Referencias
Barnes, C., Archer, D. T., Hogg, B., Bush, M., & Bradley, P. S. (2014). The
evolution of physical and technical performance parameters in the English
Premier League. Int J Sports Med, 35(13), 1095-1100.
Bloomfield, J., Polman, R., & O’Donoghue, P. (2007). Physical Demands of
Different Positions in FA Premier League Soccer. J Sports Sci Med, 6(1), 63-70.
Buchheit, M., Mendez-villanueva, A., Simpson, B. M., & Bourdon, P. C. (2010).
Repeated-sprint sequences during youth soccer matches. Int J Sports Med,
31(10), 709-716.
Casamichana, D., Castellano, J., & Castagna, C. (2012). Comparing the physical
demands of friendly matches and small-sided games in semiprofessional soccer
players. J Strength Cond Res, 26(3), 837-843.
Di Salvo, V., Baron, R., Tschan, H., Calderon Montero, F. J., Bachl, N., & Pigozzi,
F. (2007). Performance characteristics according to playing position in elite
soccer. Int J Sports Med, 28(3), 222-227.
Di Salvo, V., Gregson, W., Atkinson, G., Tordoff, P., & Drust, B. (2009). Analysis of
high intensity activity in Premier League soccer. Int J Sports Med, 30(3), 205-
212.
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8. Lapuente, M. (2013). Velocity demostration in soccer games.
http://manuellapuentesagarra.blogspot.com.es/2013/09/velocity-
demonstration-in-soccer-games.html
Lapuente, M. (2013b). Basic parameters that define intermittency.
http://manuellapuentesagarra.blogspot.com.es/2013/09/basic-parameters-that-
define.html
Mohr, M., Krustrup, P., & Bangsbo, J. (2003). Match performance of high-
standard soccer players with special reference to development of fatigue. J
Sports Sci, 21(7), 519-528.
Suarez-Arrones, L., Torreno, N., Requena, B., Saez de Villarreal, E.,
Casamichana, D., Barbero-Alvarez, J. C., & Munguia-Izquierdo, D. (2014). Match-
play activity profile in professional soccer players during official games and the
relationship between external and internal load. J Sports Med Phys Fitness.
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