El Imperio Bizantino se centró en Constantinopla y controló territorios en los Balcanes, Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina. Tuvo una economía basada en la agricultura, artesanía y comercio. La sociedad bizantina estaba dividida entre una élite urbana de funcionarios, comerciantes y artesanos, y una población rural de grandes terratenientes y campesinos. El arte bizantino se caracterizó por mosaicos y iconos en iglesias de estilo arquitectónico bizantino.