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Lo Liberación Interior
P. Benigno Juanes, s.j.
Tomo I
Guía para la
Renovación Carismática Católica
Nihil Obstat.
Benito Blanco, s.j. Provincial
Santo Domingo, junio 1995
Imprimatur:
Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez
Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo
Santo Domingo, junio 1995
Portada: Dahiana Sánchez
Composición y Diagramación:
Molly PÍchardo A.
Impresión
Amigo del Hogar
Renovación Carismática Católica
Printed in Dominican Republic
Impreso en República Dominicana
Reservados todos los derechos de impresión
INDICE
Prologo
Declaración de la sagrada congregación para la doctrina de la Fe
I. La actitud cristiana ante el poder y el influjo de Satanás
1. La actitud cristiana frente al poder de las tinieblas
A. Evitar toda inflación del poder y la influencia de Satanás
B. En el corazón de la Pascua
C. En el corazón traspasado de Cristo
D. En la Eucaristía victoriosa
E. Bajo el Señorío de Cristo o el nombre victorioso de Jesús
F. En la fe del amor del Padre
G. En el poder liberador del Padrenuestro
H. En el poder y el a mor del Espíritu Santo
I. Bajo la protección de María, de los Santos, de los ángeles
Notas
II. Dos formas habituales de ataque del Maligno
1. La tentación
A. Introducción
B. La realidad
C. La tentación: intento de definición
D. Resumen de los aspectos importantes de la tentación
E. Las tres fases de la tentación
F. Insistiendo en tema tan fundamental
2. La oposición
A. Hechos
B. Modos de ejercitar la “oposición”
C. Algunos ejemplos
Bibliografía
III. Modos de influencia diabólica en las personas: posesión
1. Notas introductorias
2. Dos formulaciones de la influencia diabólica
La formulación “clásica”
A. La posesión
a) Definición
b) Cuando suele aflorar la posesión existente
c) Fase de “eclipse” y comportamiento
d) Dos estados opuestos en la posesión
e) Dos elementos de la posesión
f) Signos de la posesión diabólica
g) Causas de la posesión diabólica, etc.
h) Indispensable
i) Uso de sacramentos, etc.
j) Seguimiento
k) Exorcismo oficial
Notas
IV. Modos de influencia diabólica en las personas: Obsesión y Opresión
A. La obsesión
B. La opresión maligna
C. Diversos modos de opresión
1º La opresión respecto de “lugares”
2º La opresión de la sensibilidad de una persona en su “superficie”
3º La opresión respecto de “objetos”
Notas
V. Modos de influencia diabólica en las personas: otra descripción
Formulación
A. La “herida”
B. La “atadura”(o vinculo)
C. El “dominio” o infestación pretematural maligna
Notas
VI. Aclaraciones sobre el “vinculo”
1º Vínculo de otra persona viva o muerta
2º Vínculo de hábitos destructivos de pecado o atadura al mal
Notas
VII. La unidad del ser humano y los dominios pervertibles del alma
1. La unidad del ser humano
2. Los dominios pervertibles del alma
A. El hombre alienado por el pecado
B. Más sobre los dominios pervertibles del alma
a) El fin último de Satanás
b) Proceso de conquista de la voluntad
c) El por qué de su estrategia
d) La memoria
e) La imaginación
f) La efectividad
Notas
VIII. Las puertas abiertas o circunstancias: que favorecen la infestación diabólica: las superstición
1. Notas introductorias
2. La superstición
A. Descripción
B. Características
C. Religión y superstición ¿qué vínculo hay entre ellas?
D. Las causas de la superstición
E. Medios que utiliza la superstición
F. Vanas observancias
G. Posición de la Iglesia frente a la superstición
APENDICE: Los maleficios
Notas
IX. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las prácticas ocultistas:
El Espiritismo
A. Datos sucintos sobre el espiritismo
B. Naturaleza del espiritismo
C. La peligrosidad del ejercicio de la evocación o “mediumnidad”
D. ¿Se da realmente la comunicación con los espiritus?
E. La actitud de la Iglesia
a) Antiguo Testamento
b) Nuevo Testamento
c) La Iglesia
Notas
X. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las prácticas ocultistas:
Las practicas adivinatorias
A. Notas preliminares
B. Practicas ocultistas en el mundo antiguo
C. Algunas formas de prácticas adivinatorias
a) La “radiestesia” divinatoria
b) La cartomancia
c) La quiromancia
d) La astrología
D. Astrología: Datos bíblicos y de la Tradición. Actitud de la Iglesia
Notas
XI. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las prácticas ocultistas:
La Magia
A. Doble contenido de la magia
B. ¿Se da en la magia pacto explícito o implícito con Satanás?
C. Posición de la Biblia y del Magisterio de la Iglesia
Notas
XII. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las depravaciones sexuales de
todo orden, Las dependencias alienantes del psíquismo ante ciertos productos, esencialmente la droga y el
alcohol
1. Las depravaciones sexuales de todo orden
2. Las dependencias alienantes del psiquismo ante ciertos productos, esencialmente la droga y el alcohol
3. La atadura de una persona respecto a otra viva o muerta
4. Reflexiones en torno a la liberación profunda y la actuación en el ministerio
Notas
XIII. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: el Esoterismo
1. La presionante influencia del “esoterismo”
A. Notas sobre el “esoterismo”
B. Campos del “esoterismo”
2. La peligrosidad del “esoterismo”
3. Advertencias importantes
Notas
XIV. La responsabilidad moral del cristianismo ante las prácticas ocultas y otras “puertas abiertas”
1. Principios fundamentales para el comportamiento del cristiano frente a las prácticas ocultistas y el esoterismo
A. Principio de tributar a Dios, únicamente, el culto de “adoración”
B. La gravedad de la brujería, de la superstición y del esoterismo frente al deber de adorar solo a Dios.
C. Principio de obediencia a Dios
D. Principio del Señorío de Jesús y de la salvación en Cristo Jesús
E. Gravedad del ocultismo y del esoterismo como negación del Señorío de Jesús y de la salvación en Cristo
F. Principio de Fidelidad al Pacto con Jesucristo; a la Cabeza del Cuerpo Místico al que hemos sido agregados
por el Bautismo sacramental
G. Gravedad del ocultismo como falta de fidelidad al pacto con Jesucristo
H. Principio de fidelidad a la comunidad cristiana o comunidad cristocéntrica
1. La gravedad del esoterismo, como rechazo de la comunidad cristocéntrica
2. La Sagrada Escritura
3. El Magisterio de la Iglesia
Notas
XV. La responsabilidad moral del cristiano ante las prácticas ocultistas y otras “puertas abiertas”
Actitudes fundamentales del cristiano
A. Confianza en el amor del Padre Celestial
B. La entrega a la voluntad de Dios
C. Tratar de comprender el sufrimiento humano a la luz de Dios
D. Los graves peligros del cristiano y su responsabilidad moral como consecuencias de lo expuesto
a) Caer en la idolatría
b) Esterilizar o dañar seriamente la vida espiritual: aun psicológica y física
Notas
PROLOGO
El tema de la "liberación" de influencias malignas, mejor, diabólicas, ha sido, dentro y fuera de la Renovación Carismática
Católica, conflictivo. Las causas pueden ser diversas, pero la realidad permanece en pie. No pocas veces la "liberación" se ha
comprendido mal o inadecuadamente. Por otra parte, se han hecho liberaciones que no debían haber sido realizadas: La
ignorancia, la precipitación, la insufiencia del discernimiento, el mal uso del carisma (el abuso de un pretendido carisma), las
exageraciones en la forma de "liberar", el lanzarse por propia cuenta con un buen deseo y un movimiento interno de compasión
hacia la persona sin más equipaje humano y espiritual..., pueden haber contribuido a colocar la liberación en una situación
incómoda y dentro de una realidad poco menos que "vitanda".
Sin embargo, los casos de liberación, dentro de una apreciación general, y en un discernimiento equilibrado, son relativamente
frecuentes, en mayor o menor grado.
Existe una realidad personal preternatural, Satanás, que vive en un perpetuo odio a Dios y a su obra en Cristo Jesús, odio
irreconciliable que extiende a los hombres como imágenes de Dios, destinados a salvarse y a gozar eternamente de la visión
divina.
Toda su infatigable actividad de espíritu "caído de gracia malicia", la dirige, constantemente, a destruir la obra de Dios en el
hombre; a oponerse, a obstaculizar y acabar con el designio divino de santificación y de cooperación en el Remo de Cristo, que
sintetiza, para el hombre, el plan de salvación de Dios en Cristo Jesús. Sus estrategias varían sutilmente de acuerdo a la
situación, a la actitud, a la respuesta de las personas. Pero su intención, la finalidad que persigue, es inmutable: perder a los
que el Señor salvó y santificó con el precio de su sangre divina y con el poder de su Resurrección.
Se da en nosotros una realidad, que tiene mucho de misterioso: la facilidad con que medio inconscientes o conscientes del
todo, nos exponemos a su influjo de modos diversos, pero reales. A veces tratamos de persuadimos de que Satanás no existe
-el mayor triunfo para él-, o con miedo exacerbado, vivimos medio obsesionados por su poder y su astucia, como sí en realidad
no existiera un amor para nosotros y un poder que lo supera infinitamente. el de Cristo Jesús, Señor de toda la creación visible
e invisible.
La tarea que emprendemos en el presente volumen 17 de la Colección Torrentes (en dos tomos), no deja de ser delicada y de
llevar consigo no pequeña responsabilidad. Presentar al público en general tema no si empre fácilmente comprensible, nos ha
obligado a orar, meditar, compulsar con otras obras de plena garantía lo que autores de conocimiento y experiencia en la
materia nos han legados. No pensamos que decimos algo nuevo, sino tratamos de exponer lo que ya, desde hace tiempo,
circula, pero no es accesible a muchas personas por causas diversas. Tenemos sumo interés en ser objetivos. Y "hemos
procurado hacer apreciables esfuerzos para no corremos a afirmaciones menos equilibradas y que sepan a una doctrina no tan
acorde con la de la Iglesia. En este punto deseamos ser nimios en exponer no tanto lo propio, cuanto lo que expresa o implícita-
mente ha declarado sobre el tema el Magisterio de la Iglesia católica; a veces, directamente y otras a través de los escritos
aprobados de los autores de plena garantía El hecho de que se hablo tan públicamente del tema, no confiere autoridad a nadie
para ejercer por su cuenta y responsabilidad un ministerio sobre el que la Congregación para la Doctrina de la He ha dado
normas concretas de actuación. Las incluimos, colocándolas al principio de !a obra, en ambos tomos, como la orientación más
segura que podemos encontrar. El hecho de que se dediquen dos tomos a la "liberación", no quiere decir que ésta sea la
"prioridad de las prioridades". Ni mucho menos. La prioridad por excelencia en nuestras vidas y en nuestros ministerios debe
ser la persona de Jesús. La relación de amor con él, y, como una consecuencia necesaria, el servicio que le damos en nuestros
hermanos. Aun entre otros ministerios relacionados con este de la liberación, tiene un puesto importante, pero complementario.
Así, por ejemplo, la curación interior juega un papel primordial en aquella de modo que, a ser posible, antes o después de la
liberación, debería hacerse una oración profunda de sanación.
Desde luego, se ha de tener como norma general, siempre válida, no aventurarse a hacer liberación mientras no conste,
después de un serio discernimiento. De otro modo, se puede correr el riesgo de causarle un daño psicológico y espiritual a la
persona. Esto supone que las personas que oran por liberación tengan la suficiente preparación y formación no sólo espiritual,
sino también adecuada al ministerio. Hay un consenso general entre los mejores autores de obras que tratan la liberación,
respecto de los requisitos requeridos para que sean admitidas en los equipos: personas de oración, de experiencia e
instrucción. Estas a su vez, deben contar con la debida autorización, como lo hace constar la citada Declaración. Esto se refiere
a la oración llamada de "liberación". Porque es manifiesto que ejercer el "exorcismo" está claramente reservado al Obispo,
quien, a su vez, puede delegarlo en un sacerdote -no en un laico-, pero sobre el que consta poseer las virtudes que
expresamente se enumeran en la Declaración. Cuando el ministerio de "liberación" se ejerce en el orden, la oración, el amor
compasivo de Jesús, la autoridad..., es admirable el bien que se hace a las personas necesitadas de este ministerio. En él nos
parece evidente la prioridad que, ordinariamente, debe tener el sacerdote en virtud de su ordenación y del poder que ha
recibido para luchar contra el mundo tenebroso del mal. El hecho de que, no pocas veces, rehúsen implicarse en él, puede dar
lugar a que personas atrevidas se lancen por su propia cuenta, corriendo y haciendo correr un nesgo manifiesto.
Bendecimos al Señor que ha querido dar nueva vida, por su Espíritu, sobre todo a través de la Renovación Carismática
Católica, a un ministerio tan profundamente consolador y de tantas consecuencias espirituales y aun humanas. Es
sorprendente la paz interior, el gozo en el Señor, la nueva actitud y hasta la diversa expresión psicológica y corporal que
manifiestan las personas que han sido liberadas, en distintos niveles, de una influencia dolorosa y alienante que provenga del
Maligno.
Ponemos confiadamente esta obra bajo la protección de la Santísima Virgen María, ella, que desde los albores de la Reve-
lación, fue ya proclamada como la gran debeladora de Satanás. Y agradecemos, una vez más, al Equipo que corre con cuanto
atañe a la publicación de la Colección Torrentes, su trabajo y dedicación infatigable en esta obra que ahora presentamos.
Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe,
Roma, 29 de Septiembre de 1985
Excelentísimo Señor:
Desde hace algunos años, entre ciertos propósitos de obtener la liberación del demonio aunque no se trate de exorsis-
mos propiamente dichos; estas reuniones son conducidas por seglares, aunque esté presente un sacerdote.
Habiéndosele preguntado a la Congregación para la Doctrina de la Fe qué conducta seguir sobre estos hechos, este
Dicasterio considera necesario dar a todos los Ordinarios esta respuesta:
Io
El Canon 1172 del Código de Derecho Canónico declara que nadie puede hacer exorcismos sobre posesos legíti-
mamente si no obtiene una licencia particular y expresa del Ordinario del lugar, y determina que el Ordinario del lugar sólo
debe conceder esta licencia a un presbítero dotado de piedad, ciencia, prudencia e integridad de vida. Se invita pues
encarecidamente a los Obispos que urjan la observancia de estos preceptos.
2o
De estos preceptos se sigue que a los fieles no se les permite utilizar la fórmula del exorcismo contra Satanás y los
Angeles apóstatas sacada de aquella que fue hecha de Derecho por mandato del Sumo Pontífice León XIII y mucho
menos usar el texto íntegro de este exorcismo. Procuren instruir a los fieles sobre esta materia en caso que sea
necesario.
3o
Finalmente, por las mismas razones, se pide a los Obispos que vigilen a que, aún en los casos que excluyan verdadera
posesión diabólica pero parecen presentar señales de influjo diabólico, personas sin la debida autorización dirijan
reuniones durante las cuales se usen fórmulas para obtener la liberación y en el desarrollo de las cuales se interpela
directamente a los demonios y se intenta conocer su identidad.
El anuncio de estas normas sin embargo no retrae de ningún modo a los fieles de orar para ser liberados del mal como nos
enseña Jesús (Cfr. Mt 6,13). Más aún los pastores podrán usar esta oportunidad para recordar lo que enseña la tradición de la
Iglesia en lo que se refiere propiamente a los sacramentos y a la intercesión de la Virgen María, de los Angeles y de los Santos
y en la obra espiritual del Cristiano contra los espíritus malignos.
Aprovecho la ocasión para testimoniarte mis sentimientos de estima.
Afectísimo en el Señor. (Firmado):
Joseph Card. Ratzinger
prefecto
Alberto Bovone
Secretario
I
LA ACTITUD CRISTIANA ANTE EL PODER Y EL INFLUJO DE SATANAS
1. La actitud cristiana frente al poder de las tinieblas:
Cuanto intentamos decir en esta instrucción vendría a ser una continuación de la instrucción sobre la existencia de Satanás,
que remitimos, por su extensión, a los apéndices. Ahora pretendemos orientar de modo que, ante esta realidad, sepamos
tomar la actitud cristiana de quienes se dejan guiar por los criterios de la Iglesia y por toda la gran realidad de la situación que
vivimos: Cristo vencedor de Satanás por su Cruz y el poder que nos consiguió con su muerte y resurrección.
A. Evitar toda inflación del poder y de la influencia de Satanás:
No pocas veces se habla de Satanás como si se tratara de un anti-dios: de una fuerza independiente y tan poderosa como
el mismo Dios. Es una fraseología equivocada y que tiene un subido color maniqueo.
El demonio, creatura de Dios (Gen 3,1; Col 1,16), fue originalmente bueno en su realidad ontológica (2Pedr 2,4). Trans-
formado radicalmente en "mal" por su pecado, juega en la creación un papel destructor y subalterno: es una fuerza
consciente que persigue un plan de destrucción y se sitúa así en el anti-remo de Dios (IPedr 5,8-11; Ef 6,10-12). Pero en
modo alguno su poder es absoluto. De ninguna manera se puede considerar como el que se opone y compite con
Jesucristo. Satanás ha sido vencido definitivamente por el Señor con su muerte y resurrección. Si los hombres no
colaboráramos con este adversario a muerte de los hijos de Dios (Sab 2,24), su poder se reduciría a nada.1
Nuestra actitud, por tanto, ha de ser cuidarnos de sobrevalorar el poder de Satanás, de igual manera que hemos de
cuidarnos de despreciar su influencia y exponemos imprudentemente a su acción; ni aventuramos en un campo tan minado
por el engaño, el disfraz, las artimañas... Lo importante y decisivo es hablar y estar persuadidos del poder de Jesús que está
a nuestra disposición y al que debemos abrimos. De Satanás sólo hemos de tratar en "obliquo": de un modo indirecto,
periférico. En el corazón de nuestro lenguaje, de nuestros pensamientos, no está él sino Jesús.2
"Excesiva preocupación por
lo diabólico y un ejercicio indiscriminado del ministerio de liberación tienen por base una distorsión de la evidencia bíblica y
pastoralmente es perjudicial".3.4
B. En el corazón de la Pascua:
La vida cristiana, por más llena que esté de preocupaciones y sufrimientos, tiene que asentarse firmemente en el corazón de
la Pascua: nuestro misterio cristiano más profundo se asienta en el misterio de la resurrección de Cristo, en su triunfo
pascual.
Todo nuestro presente y futuro deben girar, alrededor de esta hermosa y alentadora realidad: "Verdaderamente el Señor ha
resucitado" (Lc 24,34).
"La fe de la Iglesia nos enseña que el poder de Satanás no es infinito. Es, solamente, una criatura, poderosa en cuanto
espíritu puro, pero a pesar de todo, una criatura, con las limitaciones de la criatura subordinada al deseo y dominio de Dios.
Si Satanás actúa en el mundo a causa de su odio contra Dios y contra el Reino, esto es permitido por la divina Providencia,
que con fortaleza y bondad dirige la historia del hombre y del mundo.
Si la actuación de Satanás ciertamente, causa mucho daño -de naturaleza espiritual e indirectamente de naturaleza física- a
las personas y a la sociedad, sin embargo, no se encuentra en condiciones de anular la última finalidad a la que aspiran el
hombre y toda la creación, el Bien. Satanás no puede obstaculizar la edificación del Reino de Dios, en el cual se conseguirá,
finalmente, la plena materialización de la justicia y del amor del Padre hacia las criaturas eternamente "predestinadas" en el
Hijo-Verbo, Jesucristo. Más aún podemos decir con San Pablo que la obra del maligno contribuye al bien (Cf. Rom 2,28) y
que sirve para edificar la gloria de los "elegidos" (Cf. 2Tim 2,10).5 6 7.8
"Somos un pueblo pascual y nuestro canto es aleluya"
(Juan Pablo II).
"Los cristianos no disocian las frases del misterio redentor, el Viernes Santo es el precio de la pascua, como la Pascua es la
"obertura" a la mañana de Pentecostés. El cristiano vive de este triple misterio, indisolublemente."9
La Pascua no sólo es el triunfo de Jesucristo por su Resurrección, como fruto precioso de su obediencia y amor al Padre y su
"entrega total" a los hombres para realizar el plan divino de devolver la humanidad a la Trinidad. Es la derrota total, definitiva
de Satanás. A partir de la resurrección, no podemos, por consiguiente, tener una mirada distorsionada, errónea: considerar
la fuerza del maligno como lo estaba antes de que Cristo fuera glorificado por la resurrección; en él opera el Padre por la
fuerza del Espíritu. Por esto hemos de estar ciertos de que en el corazón de nuestra fe está Cristo en el poder del Espíritu, no
la fuerza de Satanás que ha sido quebrantada para siempre por la humillación de la Cruz y la gloria de la resurrección".10
Por tanto, toda insistencia abusiva sobre el reino de las tinieblas compromete gravemente el equilibrio de nuestro
cristianismo, contradice al Evangelio que es la Buena Nueva y el mensaje liberador y nos sumerge en un desalentador
pesimismo. La treta más astuta del malo consiste en llamar la atención sobre sí mismo y sobre sus obras y no sobre Jesús,
Salvador del mundo. Nuestra actitud debe ser la contraria.
C. En el corazón traspasado de Cristo:
"Pero uno de los soldados, con una lanza, le abrió el costado y al punto salió Sangre y Agua" (Jn 19,34). Es un episodio real
que, a los ojos de Juan, contiene un gran símbolo:
Es la acción del soldado; no era necesaria, puesto que Jesús estaba ya muerto. El evangelista ve en el hecho el cumpli-
miento de una palabra de la Escritura (Jn 19,37; Zac 12,10). Hay un sentido profundo de plenitud en la profecía de Zacarías:
Cristo en la Cruz, traspasado por una lanza (del que brota sangre y agua).
Se da un doble simbolismo: El de la sangre: la donación total de Jesús de sí mismo que se entrega por amor a los hombres.
Alude con gran discreción a la donación de su sangre que continúa siendo en la Eucaristía, fuente de vida eterna, de unión
mutua y prenda de la futura resurrección gloriosa. En el agua Juan simboliza el sacramento del Bautismo que purifica y da
vida nueva; al Espíritu Santo que se confiere mediante el bautismo de agua (el sacramento).11
Pero en este hecho,
atestiguado solemnemente (Jn 19,36-37), del corazón traspasado, toda la tradición de la Iglesia ha visto una realidad
especialmente providente y divinamente amorosa: Jesús ha querido manifestar hasta dónde llega su amor al Padre y a los
hombres que, quiso hacer patente, aun muerto, su amor en la entrega de su corazón y en la realidad de su llaga como una
expresión visible y palpable de lo más íntimo de su sí: su amor.
La herida del costado de Cristo ha sido para las almas profundas la morada secreta donde viven en la unión más íntima con
el Señor y el refugio más seguro contra todos los ataques de Satanás. La fuerza del amor de Cristo, que dimana de su
corazón traspasado es la garantía mayor de que el cristiano vive bajo el poder amoroso del Señor que defiende, alienta,
fortalece.
D. En la Eucaristía victoriosa:
Cada vez la Renovación Carismática Católica es más consciente del poder liberador que emana de cada uno de los
sacramentos. La relación íntima que tienen con el Señor, el poder de la gracia que trasmiten, la acción poderosa del Espíritu
que actúa en ellos y por ellos..., son otras tantas salvaguardas contra las astucias del demonio.
a) Entre los sacramentos hay que señalar un puesto de privilegio, en su poder de liberación, a la Reconciliación y a la
Eucaristía. Ahora tratamos de esta última.
Toda Eucaristía es la "reactualización" del sacrificio de la cruz, con la forma de la Cena (es decir, incruenta) (Lc 22,19-20;
ICor 11,23-27). En la entrega total de sí al Padre por su muerte en la Cruz, Jesús consiguió el triunfo total sobre Satanás,
victoria que se afirma y tiene su plenitud en el triunfo de su resurrección por la que es constituido Señor y se le da el dominio
pleno sobre toda la creación. (Fil 2,5-11).
Cada Eucaristía no sólo recuerda el triunfo de Jesús y la derrota para siempre de Satanás; es de nuevo eficaz en cada
celebración y los fieles que participan en ella, se hacen acreedores a la fuerza vencedora de Cristo que emana del sacrificio
eucarístico, actualización del misterio de la cruz y de la resurrección.
b) La Eucaristía es esencialmente plegaria de adoración, de alabanza, de acción de gracias, de petición. Adorar, glorificar al
Padre por Jesucristo en la fuerza del Espíritu es no sólo centrarse en él, en su amor, en su poder, en su misericordia. Es, a
la vez, descentrarse de Satanás y de su influjo; es desprenderse de las trampas del maligno y ponerse bajo la protección del
que todo lo puede y quiere liberamos, sobre todo porque somos sus hijos queridos. (Rom 8,14-17).
"Cuando nuestra oración toma cuerpo en una celebración eucarística, esta virtud liberadora entra en juego con el máximo de
su poder. No hay que estrañarse, pues, de que los conflictos demoníacos provengan principalmente de un medio en el que
no se conoce ni vive la Eucaristía". San Ignacio de Antioquía escribía a los efesios para instruirlos y animarlos: "Esforzaos en
reuniros frecuentemente para dar gracias a Dios y glorificarlo. Cuando vosotros os encontráis y actuáis así, el poder de
Satán es quebrantado y su malicia se desfonda ante vuestra fe unánime".12
La hermosa realidad que acabamos de describir noimpide ni exime de que, a veces, haya que hacer una verdadera oración
de liberación, un enfrentamiento directo con Satanás para arrojarlo de la persona o del área que ha invadido o sobre la que
tiene influencia.13
E. Bajo el señorío de Cristo o el nombre victorioso de Jesús:
La conciencia pascual de que hablamos se manifestó poderosamente en las primitivas comunidades en la persuasión del
"Señorío" universal de Jesús, de su nombre, es decir, de su Persona.
Esta conciencia empapa, como una lluvia mansa, benéfica y poderosa las páginas de los Hechos y las epístolas paulinas,
sobre todo:
- En el nombre de Jesús de Nazaret sanan Pedro y Juan al paralítico de la Puerta Hermosa del templo (Hecho 3,1- 10).
- No hay otro nombre, aseguran Pedro y Juan en el Sanedrín, en el que los hombres puedan salvarse que en el nombre de
Jesús (Hech 4,1-12).
- No pueden obedecer la orden de dejar de predicar el nombre de Jesús. El está sobre toda orden del tribunal judío, que
odia y teme, a la vez, a aquellos hombres cuyo tema de predicación es el nombre de Jesús, su poder y sus maravillas
(Hech 4,13-20).
- Ambos, después de la curación milagrosa del paralítico, aseguran ante la multitud que no han sido ellos quienes lo
sanaron, sino el poder del nombre de Jesús, a través de ellos, que tienen fe inquebrantable en la eficacia de ese nombre
bendito (Hech 3,14-16).
- La experiencia de los santos, la liturgia de la Iglesia, la tradición cristiana toda, de Oriente y de Occidente, es un continuo
y poderoso argumento del poder que tiene la invocación en fe profunda del Santo nombre de Jesús.
- Al nombre de Jesús es preciso que toda la creación, también los mismos demonios, se arrodillen: reconozcan su poder
incontrastable (Fil 2,5-11).
- A José se le ordena dar al niño que María lleva en sus entrañas, el nombre de Jesús porque él salvará a su pueblo de sus
pecados (Mt 1,2-22).
- A la misma María antes de dar su consentimiento para la maternidad divina, se le hace saber el nombre de su Hijo, se
llamará Jesús, nombre que resume la misión del que ella concebirá en su seno: la salvación del mundo (Lc 1,31 -33).
- La espiritualidad de Oriente, condensada, de algún modo, en la llamada "oración de Jesús" u oración del corazón, afirma
tener una eficacia maravillosa de liberación y de santificación.
Esta oración: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador", que se repite una y otra vez, en ambiente y
espíritu de fe, y se acomoda suavemente al ritmo de la respiración, nos va haciendo vivir en un clima pascual; nos sitúa en
una profesión de fe continua en la verdad central del credo: la verdad del poder y del amor del nombre Jesús como
testificaron los apóstoles desde los comienzos de la Iglesia (Hech 4,12).
- Estar obsesionados con el poder de Satanás: atribuirle el origen de las enfermedades, de las agresividades que a cada paso
sufrimos, nuestros cambios de humor, etc., son "caza" demoníaca que puede observarse en algunas personas o
comunidades; es lo más opuesto al clima espiritual de Pascua en el que la Iglesia insiste en hacemos vivir. Los abusos que
se dan, cuando se convierten en algo frecuente y las enseñanzas, átono, que se imparten, alejan a los individuos y a los
grupos del soplo vivificador que viene de Jesús y los pone en contradicción con las enseñanzas, la práctica católica y se
corre el nesgo de minimizar la propia responsabilidad.14
"No es por casualidad, -escribe Ratzinger- que mientras una teología reduccionista trata al demonio y al mundo de los
espíritus malos como si fueran meras etiquetas, por el contrario en el ámbito de la Renovación ha surgido una nueva y
concreta toma de conciencia sobre las potencias del mal, aunque claro está, unida a la serena certeza sobre el poder de
Cristo al que todo ha sido sometido".15
"La resurrección de Cristo consagra la derrota de Satanás". Sin embargo, el combate no acabará sino con el último acto de
la "historia de la salvación". Y, como Cristo, el cristiano tendrá que luchar con el Adversario. (ITes 2,18; Mt 13,19; Mc 4,15;
IPedr 5,8; ITes 3,5; ICor 7,5; 2Tes 2,7ss.; 2Cor 6,14; Un 5,18ss). Pero todo acabará con la victoria definitiva del "cordero y de
la Iglesia, su esposa" (Ap 18,22).
G. En la fe del amor del Padre:
a) El Evangelio es, fundamentalmente, una Buena Nueva: la Buena Nueva del amor infinito del Padre hacia los hombres, sus
hijos (lJn 3,1; Rom 8,14.17). El anuncio de una providencia amorosa que vela continuamente sobre nosotros (Mt
10,29-30; 6,25-34).
Y esta Buena Nueva es un mensaje liberador.
b) Creemos, por tanto, en el amor de un Padre de infinita ternura que está dispuesto a concedemos el mayor de los dones:
el Espíritu Santo (Lc 11,9-13), después de habernos entregado en el mayor gesto de generosidad a su propio Hijo (Rom
8,32).
c) Confiamos inquebrantablemente en su amor que nos acompaña, cuida, protege, alienta, fortalece constantemente, si
nosotros nos abrimos a esta providencia amorosa.
Ella está pidiendo de los hijos de Dios esa prudencia divina y humana de cooperar, puesto que somos libres de aceptarla
o rechazarla. Y entre sus exigencias está no arrojarnos ni permitir que se nos meta en tentaciones con la mentalidad de
que Dios suplirá lo que nosotros debimos y pudimos haber hecho o evitado. Esto es, sencillamente, tentarlo, abusar
temerariamente de su amor.
d) Esta persuasión de la providencia amorosa, actuante del Padre "nos sitúa en los antípodas de una religión de temor servil
ensombrecido por la 'caza' de las potencias del mal".16
H. En el poder liberador del Padrenuestro:
a) En un modo determinado, trascendental de su ministerio: el Señor, pasada toda la noche en oración, ha entregado a sus
discípulos la oración liberadora por excelencia: el padrenuestro (Lc 11,1-4; Mt 6,9-13).
b) Los hermanos M. y D. Linn tienen un largo estudio sobre el Padrenuestro como oración de liberación. Examinan
detenidamente el profundo contenido de cada una de las peticiones y terminan comentando la última de ellas. Solamente
en ésta Jesús ora por liberación. Es como si dijeran: la liberación depende de todo lo que anteriormente ha sido dicho en
las demás peticiones de la oración del Señor. En el grado en que nosotros estemos unidos, "atados" a nuestro Padre por
la oración hecha al modo de Jesús, no podemos ser influenciados, "atados" por el espíritu del mal. En la medida en que
nos hayamos adherido al pensamiento y al corazón de Jesús (a su pensar y a su amar), nos veremos libres de las
tinieblas del maligno. Estas no desaparecen sacudiéndolas, sino volviéndose a la luz.17
I. En el poder y el amor del Espíritu Santo:
a) Jesús, durante toda su vida, fue dirigido, guiado, protegido, fortalecido, en su condición humana, por el Espíritu Santo.
- La Humanidad de Jesús es criatura del Espíritu (Mt 1,18-20).
- Después que Jesús fue bautizado, el Espíritu de Dios lo consagra como rey mesiánico y servidor de Dios (Mt 3,16).
- Lo unge para una misión (Lc 4,18).
- Jesús es el portador del Espíritu que obra en él o a través de él (Mt 12,18; 4,1; 12,28; Lc 4,14; 10,21).
- Después de su glorificación en su muerte, resurrección y ascensión es el dador del Espíritu (Jn 7,39; 15,26; 16,7-14;
20,22; Hech 2,lss.; 2,33, Rom 1,4).
b) De un modo semejante al del Señor, aunque a inmensa distancia, los cristianos somos habitados por el Espíritu Santo
desde nuestro bautismo (ICor 6,15-18; Mt 28,19).18
- El, según la promesa del Señor, tiene también el oficio de defendemos (Jn 14,16). El nos introduce en la filiación divina
(Rom 8,14ss ), y siendo como es el Amor del Padre y del Hijo tiene la misión de proteger lo que les pertenece. Por eso
con nosotros ejerce su poder de defensor, de abogado, de protector.
- Ser, por tanto, conscientes de esta realidad y vivirla, nos sitúa en una relación especial de poder frente a todos los
enemigos espirituales: estamos bajo la fuerza y el amor del Espíritu del Señor, que habita en nosotros y ejerce en lo
más íntimo de nuestro ser su poder y nos rodea con su amor.
- Cuanto más vivamos en el Espíritu y estemos más abiertos a su acción, más inmunizados estaremos contra los
ataques del Maligno, más lejos de su influencia y viviremos en la alegría y serenidad de la Pascua que pronuncia la
bienaventuranza de la que el Espíritu se nos ha dado como prenda (Rom 8,22-25).
J. Bajo la protección de María, de los santos, de los ángeles:
- "Con un título único María es la 'imagen escatológica de la Iglesia' y con ella los ángeles y los santos" .19
Es, por tanto, el modelo del cristiano que vive en la perspectiva de la Pascua victoriosa.
- La única actividad en la Iglesia triunfante es la de interceder hasta que toda la humanidad haya consumado su estancia
sobre la tierra. Por consiguiente, de auxiliamos en el "combate" que implica nuestro caminar hacia el Señor, en nuestra
lucha contra el poder de las tinieblas (ICor 15,24-28; Rom 8,34; Hebr 7,25; 9,24; 10,13-14).
- La tradición de la Iglesia, sus enseñanzas, la piedad de los fieles, guiados por la luz del Espíritu Santo, reconoce
incesantemente el papel de María en esta comunión de intercesión y en su oposición victoriosa.
- Ya después del pecado de origen (Gen 3,14-15), el Señor prometió la victoria definitiva sobre Satanás, que vendría por el
fruto bendito de la "mujer", de María. La frase preciosa con que Dios anunció el triunfo sobre el Maligno, no puede ser más
gráfica y expresiva; es de aplastamiento, de derrota total: "Y ella aplastará tu cabeza" (la descendencia de la mujer, Jesús;
por tanto, María) (Gén 3,15).
- Unida a su Hijo en la redención, lo está también en el plan total de hacer que los hombres realicen su condición cristiana
a imagen de Jesús (Rom 8,29) y en la lucha contra los obstáculos que encontrarán en su peregrinar hacia Dios.
María ejercita su misión por la intercesión en la gloria, ante su Hijo, Cristo Jesús. Es la función maternal de María después
de la Asunción a los cielos que ya no terminará hasta el fin de los tiempos, sin añadir ni quitar nada a la mediación única
del Redentor, sino sacando de él toda su eficacia real. Demuestra su poder y el beneplácito divino. Lejos de impedir la
unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta. Su intercesión se apoya en la mediación de su Hijo ante el Padre
celestial; de ella depende totalmente y de la misma saca todo su poder.
- Los cristianos que invocan a María con fervor y confianza filial, sienten que su protección maternal se extiende bie-
nechoramente sobre ellos. En comunión profunda con ella reciben de su intercesión fuerza para luchar contra las
tentaciones y contra todo lo que amenaza la vida de Jesús en ellos.
Su nombre, de un modo que recuerda e imita el poder del nombre de Jesús, tiene una fuerza liberadora maravillosa. En su
medida y recibiéndolo del amor que su Hijo la profesa, se le puede aplicar el gran panegírico que San Pablo hace del
nombre de Jesús glorificado, constituido Señor de la creación (Fil 2,9-11).
- De un modo parecido, pero más secundariamente, la Iglesia Católica ha venerado a los santos y a los ángeles y ha
reconocido en ellos poderosos intercesores ante Jesús. Muchos de ellos son considerados como especialmente usados
por el Señor para hacer que sobre los hombres, al invocarlos piadosamente, en comunión y obediencia a las normas de la
Iglesia, se sientan fortalecidos para luchar contra el reino de las tinieblas y librados de sus asechanzas.
La tradición oriental es especialmente rica en el culto a los ángeles y confiesa su protección de modos sencillos pero
profundamente artísticos en los iconos. En esta comunión con la Iglesia triunfante tenemos inagotables recursos y
mensajes para hacernos vivir en la esperanza y en la convicción de estar situados en el corazón de la Pascua.20.21
NOTAS
1. Auer/Ratzinger, III, El mundo, creación de Dios, Edit. Herder, Barcelona, 1979, 592-593.
2. Cfr. S. Lyonnet, en: La Delivrance, "PuissancedesTenebres et Ecriture" 5-14. Table ronde du Soir, Session
Chantilly, 12-15 mai, 1983 (policopiado).
3. Declaración Pastoral sobre la Renovación Carismática de los Obispos norteamericanos, Koinonia, 54, 1985, 9.
4. El Nuevo Testamento presenta a menudo el dominio del pecado como un poder misterioso personificado en
Satanás (mal), el tentador (Mt 4,1), el fuerte (Mt 12,29), el maligno (Mt 12,29), el príncipe de este mundo (Jn 12,31).
Tal poder ha sido ya derrotado por Cristo, pero no se da por vencido, sino que continúa luchando para volver a
imponerse (Ef 6,12; IPedr 5,8), y proclama incluso, que todos los reinos están en sus manos (Lc 4,6). Jesús, del
mismo modo que ha vencido el pecado, ha derrotado también a Satanás, no sólo durante su vida terrena (Mt 4,12),
sino definitivamente con la obediencia de la muerte y la resurrección: ha sacado a los hombres de las tinieblas a la
luz y del dominio de Satanás a Dios" (Hech 26,18), y ha dado a sus discípulos el poder "sobre todo el ejército del
enemigo" (Lc 10,19).
5. Juan Pablo II, Audiencia general del 20 de agosto 1986, Ecclesia, 6 de septiembre, 1986, 19; cfr. Mons. A. Uribe
Jaramillo, Angeles y demonios, Publicaciones San Antonio, Río Negro, (Colombia), 1981, 88.
6. El teólogo y escritor inglés C. S. Lewis escribía en 1941; "Hay dos errores iguales y opuestos, en los cuales el
género humano puede caer a propósito de los diablos. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer en ella y
sentir un interés excesivo y malsano por ellos. Por su parte, a ellos les gusta por igual uno y otro error y saludan
con idéntico placer al materialista y al mago". C. S. Lewis, citado por J. Navone, "Diablo/exorcismo" en: Nuevo
Diccionario de Espiritualidad, Edic. Paulinas, 1983, 360.
7. "El hecho de la existencia de Satanás y de los diablos debe ser vista a la luz de la victoria de la resurrección de
Jesús. Cristo triunfa sobre todo mal no sólo durante su vida pública, sino sobre todo, en su resurrección". Esta
manera, la única para un cristiano, nos ayuda a evitar el dualismo maniqueo que ve a Dios y al demonio como dos
rivales igualados en el poder. Como cristianos, participamos en la victoria de Cristo sobre el poder de las tinieblas.
Somos miembros de su Cuerpo, estamos unidos a él por el Bautismo y, por tanto, tenemos parte ya en su victoria y
en su poder sobre los espíritus del mal. Jesús nos ha dado autoridad sobre ellos. Se la ha dado a su Iglesia y a los
miembros de ésta. Tal visión del poder de las tinieblas, sometido definitivamente por Jesucristo con su muerte y
resurrección y participado por nosotros, nos alienta y nos da la seguridad de la victoria en nuestras luchas contra
el mal y contra Satanás.
R. Faricy, The Battle within, A New Covenant, March, 1985, II.
8. "Destaquemos, una vez más, como resumen, que la Sagrada Escritura no hace sus afirmaciones por causa de
Satán y sus demonios, sino por Cristo y la Iglesia. Todo intento de una "demonología bíblica" sistemática es una
equivocación."
F.J. Schirse, Conceptos Fundamentales del cristianismo, Edit. Cristiandad, Madrid, 1979, II, 646.
9. Card. Suenens, Renouveau et Puissances des Tenebres, Document de Malines 4, Les Cahiers du Renouveau, 1982,
105.
10.Card. Suenens, o. c., 106.
11.S. Salvador Carrillo Alday, El Evangelio de San Juan, Instituto de Sagrada Escritura, México, 1978, 411-414.
12.Card. Suenens, o. c., 107.
13.Cfr. Bibliografía en el capítulo siguiente. Las obras que se citan, en una buena parte, se refieren, cuando hablan del
modo de enfrentar al Maligno, del gran poder que para ello tiene la Eucaristía.
14.Cfr. S. Lyonnet, o.c., 15ss.
15.Cfr. A. Siste, "Angeles/Demonios", en: Nuevo Diccionario de Teología bíblica, Edit. Herder, 1978, 837-839.
16.Card. Suenens, o. c., 106.
17.M. and D. Linn, Deliverance Prayer, Paulist Press, N.Y., 1980, 34-48.
18.J. Mateos, Nuevo Testamento, Edic. Cristiandad, 1974, 719-720.
19.Card. Suenens, o. c., 110.
20.Cfr. Traduction Oecumenique de la Bible, Ancien Testament (TOB), Gen 3,14-15, nota i), sobre este texto los Santos
Padres griegos tiene pensamientos profundos, respecto del poder concedido por Dios a la Virgen María para ser la
debeladora de Satanás y defender a sus hijos espirituales de los ataques y engaños de éste; cfr. A. Serra, "María",
en: Nuevo Diccionario de Teología bíblica, 1132-1136.
21."A pesar de que todas estas influencias malsanas del espíritu (brujería) del mundo, (esoterismo, etc.), de las que
nadie puede estar al abrigo totalmente, (insisto en esta realidad que nos baña desde dentro): la Iglesia jamás
enseña el terror hacia Satanás.
Cristo ha quebrantado, definitivamente, el poder de Satanás. El (Cristo) ha encadenado a sus enemigos y los ha
puesto bajo sus pies. En otras palabras, Satanás no es más que un "felpudo" bajo los pies de Cristo. Cuando
vivimos sinceramente unidos a Cristo, Satán no es otra cosa que un felpudo bajo sus pies. San Agustín decía:
"Satanás es como un perro grande, él ladra fuertemente, se remueve a una parte y otra, pero él está amarrado y no
muerde sino a los que se arrojan a su boca.
No generalicemos ante los cristianos algunos casos excepcionales, en los que Satanás actúa con el permiso de
Dios, como lo muestra el libro de Job o la vida del Cura de Ars o la de Marta Rubín. Nos encontramos ante
vocaciones particulares que no son imitables y yo no tengo el derecho de sacar conclusiones para todos los
cristianos. Sin embargo, hoy, nosotros los cristianos, nos hallamos frente a un dilema: o dejar que se desarrolle
con el esoterismo y el ocultismo el neo paganismo de nuestros tiempos o trabajar con lucidez en la extensión del
Reino de paz, de justicia y de amor de Jesucristo. En lo que toca a mí, yo escojo a Jesús y su Reino de amor".
II
DOS FORMAS HABITUALES DE ATAQUE DEL MALIGNO: LA TENTACION; LA OPOSICION:
1. La Tentación:
A. Introducción
El ataque del Maligno está unido a la tentación. Sin ser, en sí pecado, él la utiliza para llevamos a él. La tentación no quiere
decir influencia diabólica tal como la entendemos en las instrucciones que siguen sobre ella. Es, muchas veces, el medio del
que se vale para ejercer tal influencia, v.gr., en las tentaciones del desorden sexual, etc., cuando se consienten, abrimos una
puerta para que esa influencia se ejerza. Pero hay que añadir también: sin que toda tentación manifieste una influencia del
Maligno, existen tentaciones que se presentan especialmente "caracterizadas". Podemos sospechar razonablemente
tratarse de un caso de influjo diabólico. De esas tentaciones habrá que pedir ser liberados y aun será necesario, en casos
determinados, hacer un auténtica oración de liberación.
Prescindiendo ahora de este aspecto de influjo satánico en la tentación, podemos establecer la siguiente secuencia: La
tentación tiende a llevarnos al pecado que abre las puertas al influjo diabólico, pero tal influencia no siempre supone pecado
personal. Las puertas abiertas, a su vez, pueden ser penetradas por el Maligno y entonces nos hallamos ante los modos
diversos en que lo ejerce.
La importancia, pues, de la tentación consentida es enorme, aun prescindiendo de la realidad más aguda que produce: el
pecado. Aquí, sin desvalorizar este hecho trágico y fundamental, tenemos presente su relación con las maneras diversas de
influencia diabólica en las personas. Recordemos, sin embargo, que la tentación puede convertirse en una fuente de
crecimiento en Cristo cuando la superamos con la ayuda del Espíritu, manteniéndonos fieles al Señor.
B. La realidad:
a)Con Santo Tomás podemos afirmar que el oficio de Satanás es tentar. Y, dada su naturaleza, toda ella convertida de"
gracia en malicia", después de su rebelión contra Dios, su pretensión es atrapar a la persona y envolverla en el pecado,
alejarla de Dios y, definitivamente, llevarla a la condenación eterna.
Este es su objetivo final, pero, sagazmente, tiene sus propias tácticas que emplea en cada caso y con cada persona, de
una manera o de otra, siempre orientado hacia su objetivo, para él bien claro, definido, inmutable.
b)El combate espiritual contra Satanás es una realidad que se impone. El mismo Jesús quiso pasar por la tentación, para
alcanzar, con su humillación, la fuerza y el aliento para perseverar en la lucha contra el espíritu de las tinieblas.
Su ministerio tuvo dos elementos bien característicos: proclamar la Buena Nueva del reino de Dios y la lucha contra el
poder de Satanás (Mc 1,24). Vino para destruir el imperio del demonio, para tener una confrontación directa con él,
departe de Dios, y dar a los hombres la vida eterna. Y esta victoria rotunda, definitiva, la realizó precisamente en el
momento en que Satanás parecía haber prevalecido contra él: en la Cruz.
El mismo confió a sus discípulos proseguir la misión que el Padre le había confiado y entre los aspectos de ella hay que
contar los mismos que se dijeron en la vida de Jesús: la expulsión de demonios, la curación de enfermedades, la
resurrección de muertos.
También nosotros, en su tanto, hemos recibido, por nuestro Bautismo y Confirmación la misión de luchar, contra quien nos
quiere perder y a nuestros hermanos. El hecho de que Satanás fuera vencido en la cruz no le quitó, por designios de Dios,
la capacidad de tentamos, de atacamos e intentar constantemente perdemos. Por otra parte la victoria universal de Jesús
sobre su "enemigo frontal" implica que cada uno tiene que conseguirla en sí mismo, con Su gracia, y, por tanto, estar
dispuesto a luchar, amparado por la sangre y el poder vencedor de Cristo crucificado y resucitado.
Cuando entramos en relación con Dios, y procuramos vivir bajo el imperio de Jesús, de su Señorío, entonces el furor de
Satanás se exacerba y agota sus recursos para apartarnos del camino emprendido. El tiene un dominio poderoso sobre
el mundo malo y perverso (Un 5,19) y no descansa en hacer la guerra a los santos (Ap 12,17). Sm embargo, entonces
podemos ciertamente contar con la ayuda y el poder de Jesús a cuyo nombre también Satanás tiene que doblegarse (Fil
1,11).
Sin que estemos dominados por el temor, sí hemos de seguir los consejos de Pedro y Pablo que nos amonestan y
aconsejan tener una discreta vigilancia sobre nosotros (IPedr 5,8-9; Ef 6,10-12).
c) Ciertamente, sin ser únicas, no conocemos reglas de discernimiento tan atinadas, sabias y compendiadas como las de
San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios espirituales. Estas se complementan con su clásica doctrina en todo el proceso
por el llamado de elección, en el que sobresale la meditación de "Dos Banderas".
En este pequeño tratado espiritual se nos ofrece, en compendio, no sólo un método práctico sobre la realidad compleja
del mundo de la tentación, sino también se hacen finas observaciones de la psicología de la misma. Nos limitaremos
ahora a algunos datos, remitiendo a quien lo desea conocer, a las instrucciones sobre la oración en las que se toca la
llamada "desolación espiritual".
C. La tentación: intento de definición:
No debemos tomar como equivalentes "prueba" y "tentación". La prueba trata de conocer la realidad profunda del hombre,
va más allá de las apariencias. Dios prueba al hombre para conocer el fondo de su corazón (Deut 8,2).
La tentación es impulso al mal o contra el bien: impulso a no seguir la voluntad de Dios, sino al demonio, al mundo, a las
pasiones: "la incitación al pecado". La concupiscencia (del hombre) que persigue su bien particular sin atender al fin ético
total del hombre, y pretende realizar su deseo, al margen de la voluntad de Dios. Pero la tentación no destruye la libertad del
hombre y ésta puede superarse con la gracia de Dios por medio de la oración y del estado de alerta (Mt 26,41), de la
esperanza en la fe (Ef 6,16) y de una ascesis activa.
D. Resumen de los aspectos importantes de la tentación:
El tema es tan amplio y plurivalente que nos vemos obligados a condensarlo en datos o afirmaciones breves. En este punto,
recurrir a los autores de garantía se hace imprescindible:
- El oficio propio del demonio es tentar.
- Pero no todas las tentaciones que el hombre padece proceden de aquel.
- Muchas de ellas tienen su raíz en la concupiscencia que el hombre tiene en sí, como secuela del pecado de origen.
- San Pablo y San Pedro ponen de relieve la realidad de que no pocas de las tentaciones proceden de Satanás (Ef 6,11- 12;
IPedr 5,8).
Pero sería preciso añadir que éste utiliza, se aprovecha de la debilidad moral del hombre para fomentar la tentación. San
Ignacio en sus Ejercicios espirituales, lo describe de mano maestra.
- No hay norma fija ni es fácil distinguir cuándo la tentación procede del demonio y cuándo tiene su origen en otras causas,
en nosotros mismos, en el mundo pervertido, en las circunstancias que nos rodean, en los estímulos que nos entran por
los sentidos exteriores, en el juego, en el influjo y dominio de nuestra imaginación o afectividad desordenada, etc.
- Dios no tienta a nadie incitándole al mal (Sant 1,13). Ni permitirá que seamos tentados sobre nuestras fuerzas espirituales
(1 Cor 10,13).
- Dios concede siempre la gracia suficiente para que podamos resistir la tentación (ICor 10,13). Pero cuando somos
nosotros los que voluntaria y conscientemente nos metemos en ella, la gracia concedida por Dios, ordinariamente, no será
suficiente para superarla. Y, de hecho, meterse libremente en una tentación no necesaria, es decir, "libre, si por su
naturaleza lleva a un pecado grave, también, lo es.
- La tentación aparece bajo formas muy diversas: atracción, deseo, gana, repulsión, desagrado, lentitud, negligencia,
precipitación, etc.
- La tentación, para repetir algo muy importante, se origina dentro o fuera de nosotros.
- La tentación afecta a todos los órdenes: deber de estado, pureza, orgullo, justicia... Es multiforme.
- Leon-Dufour se expresa así respecto de la tentación: "Si Dios puede poner al hombre aprueba sin tentarlo (Dios no tienta)
(ICor 10,13), el hombre no puede poner a Dios a prueba sin dudar de su poder, sin poner en entredicho su amor y su
fidelidad. En el Antiguo Testamento el lugar típico de la tentación es Masá, llamado también Meribá, es decir, disputa (Dt
6,16; 33,8s.). A diferencia de los hebreos, Jesús no tentó a Dios (Mt 4,7; Hech 15,10). Pero fue tentado repetidamente por
los hombres durante su vida terrena: lo tentaron Pedro, llamado."Satanás" por Jesús, (Mt 6,) las multitudes saciadas que
quisieron hacerlo rey (Jn 6,15), los jefes judíos que lo invitaban a salvarse bajando de la cruz (Mt 27,42). Las diversas
tentaciones se hallan recapituladas en la grandiosa escena del desierto, en la que Jesús triunfa de Satanás, tentador por
excelencia, allí donde Israel había sucumbido" (Mc 1,13; Lc 4,2).
- Las tentaciones, cuando son frecuentes y acuciantes, tienden a provocar en las personas que buscan sinceramente a
Dios, un malestar, incluso una decepción y desaliento que puede llegar a ser peligroso. Este desaliento responde, a veces,
a una falta de realismo: la persona no está persuadida del hecho de las tentaciones o piensa, erróneamente, que, por
buscarlo sinceramente y progresar en la vida del Espíritu, debe esperar que las tentaciones desaparezcan o disminuyan
claramente.
E. Las tres fases de la tentación:
a) Los autores espirituales, al analizar la tentación, suelen distinguir tres fases: La sugestión. Llega a nuestro espíritu una
idea moralmente no buena, o nuestra memoria recuerda un hecho, una persona que tiende a desestabilizamos
moralmente.
La sugestión, no es aún pecado. Está en nuestra mano detener la marcha normal y natural de nuestra imaginación y de
nuestra mente.
b) La delectación: Todas las sugestiones pecaminosas tienen un aspecto "agradable". Hay una atracción natural del hombre
hacia ellas. En sí misma esta atracción no es consentimiento. En este punto es preciso tener la conciencia sanamente
formada. Sentir esa atracción, repetimos no supone culpa moral.
c) El consentimiento'. Es la actuación libre de la voluntad que conscientemente dice "sí", cuando se trata de una realidad
pecaminosa o "no", cuando se trata de otra que nos está ordenada y es preciso que la acatemos.
- Psicológicamente somos libres para aceptar la sugestión, para complacemos en la atracción, pero moral- mente no lo
somos. Debemos aceptar libremente lo bueno y rechazar libremente lo malo.
Hay, manifiestamente, muchos grados de consentimiento.
- Los medios y remedios ante las tentaciones son muy diversos, pero no todos de la misma eficacia: La oración es un
medio específico, el mismo Jesucristo nos previno y lo practicó personalmente. (Lc 22,39-43). Esto no significa que con
sólo este medio está ya asegurado el éxito. Pero, ordinariamente, es imprescindible.
- La “sana vigilancia”, es otro de los que el mismo Señor echó mano y avisó a sus discípulos la noche de su entrega a la
muerte (Mt 26,41). El Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía son los medios excepcionales, bien usados.
Hay otros diversos medios naturales y psicológicos que es muy aconsejable emplear y que significan una repulsa
indirecta de la tentación: oír música, la sana diversión, el deporte, lecturas distractivas, etc.
- Tan importante y trascendental es el problema de las tentaciones que el Señor lo incluyó en la oración por excelencia
que nos legó: el Padrenuestro. Y nos exhorta a pedir con insistencia al Padre que no nos deje caer en la tentación (Mt
6,13).
F. Insistiendo en tema tan fundamental:
a) El hecho de la tentación:
• En Jesús:
- Ocurre después de ser bautizado por San Juan: Lc 3,21-22:
El Padre declara que Cristo es su Hijo (Lc 3,22) y en ello le propone el programa de vida que Jesucristo acepta
plenamente: realizar lo que es: Hijo de Dios: vivir en obediencia y amor a El...
- Es conducido por el Espíritu Santo -o la fuerza de Dios- no a la gloria, sino al desierto para darle el triunfo sobre Satanás
pasando por la tentación...
- La lucha: Es la ocasión de mostrar su fidelidad al Padre...
- La táctica de Satanás: Pretende atraer la atención de Cristo hacia lo que le propone: saciar el hambre estando hambriento
y pudiendo hacerlo, de modo que no vea sino esto... Que lo propuesto, un medio: comer..., lo considere como un fin: "lo
mío, mi comida, mi triunfo... por encima y sobre la voluntad del Padre". Aquí está la maldad y el peligro de las tentaciones
de Cristo: quiere arrancarle a la voluntad de su Padre; que se sirva de su poder no para el bien propio sino para los demás.
Pero Cristo rechaza cada tentación remontándose a la voluntad de Dios... Así, él fue tentado en todo como nosotros (Hebr
4,19), experimentando en su propia carne toda la amargura de la tentación, aun en la realidad de ser, en su naturaleza
divina y humana, totalmente impecable.
• En nosotros:
- Por nuestra realidad de hijos de Dios, unidos a Cristo, tenemos un compromiso: vivir lo que somos... Un programa de vida
que realizar como Cristo.
- Dios no tienta..., pero nos ofrece las tentaciones como oportunidad para mostrarle nuestra fidelidad... (Sant 1,13; ICor
10,13).
- Como Cristo, también nosotros no luchamos solos: El, con quien estamos unidos, lucha en nosotros. El Espíritu Santo
(Rom 8,26).
Por tanto tengamos confianza en su ayuda. (Jn 16,33).
- La tentación tiene su proceso.
- Toda tentación se nos presenta como un bien: v.gr, vengarnos...
En realidad hay un bien inferior... Pero un bien. Aumenta la atracción porque se nos presenta, frecuentemente, deformado,
aumentado, con gran relieve, inmediatamente disfrutable.
- La tentación, por el mismo proceso psicológico, nos lleva a no ver sino el bien que se nos ofrece: preferir nuestra voluntad
a la de Dios.
- Con nuestro rechazo de la tentación como en Cristo, salimos del círculo en que nos metemos: nos elevamos a Dios...
b) De dónde provienen las tentaciones:
• En Jesucristo:
Solamente de fuera, no de dentro de sí.
- Satanás aprovecha las tendencias fundamentales que también existen en Cristo para tentarle:
- Tendencia a conservar la vida. Y le tienta para conducirlo a la sensualidad. Lc 4,2-3. En este caso es saciar su hambre contra
la voluntad de Dios, no en el comer si no en el modo: procurando el alimento con un milagro.
- Tendencia a la posesión. Lo tienta para llevarlo a la ambición (Lc 4,6-7) del dinero, y de cuanto con él se consigue:
independencia, honor... pero fuera del plan, de la voluntad de Dios.
- La tendencia al éxito. Le tienta (Lc 4,9-11) para llevarlo al orgullo.
• En nosotros:
- Hay tentaciones cuya raíz está dentro de nosotros, la concupiscencia -la debilidad íntima que experimentamos frente a las
insinuaciones- vg. del éxito, aun humillando a otros... La facilidad con que nuestras tendencias se desordenan: apetecen
contra la voluntad de Dios.
- La ayuda que nosotros prestamos a las tentaciones:
- Por la falta de dominio de los sentidos cooperamos a que se suscite la tentación externa... vg.: película deshonesta...
- Por la falta de dominio de la imaginación... cooperamos a que se suscite la tentación interna...
- Por la falta de dominio del sentimiento... Satanás no sólo aprovecha nuestras connivencias con el mal, utiliza nuestra
debilidad, explota nuestros "puntos flacos" (EE. 327) para atacarnos y vencemos.
- El ambiente tienta con sus criterios, contrarios a las bienaventuranzas: llama felices a los que gozan cuanto pueden de la
vida... No es el goce lo malo, es darle esta finalidad como si fuera la exclusiva, el desorden, la falta de moderación...
- Tienta con sus escándalos (o vida práctica): revistas pornográficas...
- Satanás aprovecha las tendencias fundamentales del hombre (Lc 4,lss.).
c) Frente a la tentación:
- La actitud interna:
- No debemos rechazar la tentación sólo en el momento en que nos asalta; debemos hacerlo mucho antes. Es decir, como
cristianos tenemos que hacer una "elección fundamental" de Dios. Antes que cualquier otra cosa; definitivamente; desde el
fondo del alma. Una decisión crucial que se actuará en una serie de actos que forman la trama de nuestra vida.
- Una actitud interna de lealtad, de fidelidad a Dios, nuestro Padre; o Jesucristo, nuestro hermano, con el que estamos
identificados. Como fondo y motivo capital: el amor a Dios de sus hijos, que quieren manifestarle lo que son El.
- Lucha contra la tentaciones:
- {Nota previa): Hay que distinguir como dijimos, entre pecado y tentación: Desde el comienzo de la tentación y el pecado,
hay tres momentos:
- Se insinúa o propone la cosa mala: pensamientos...
- Se experimenta placer ante lo propuesto (antes de intervenir la razón); toda cosa agrada o desagrada.
- El consentimiento (o elección de...) puede ser de dos modos:
- Se consiente en la insinuación. Por ejemplo: decido vengarme...
Se consiente en el placer: no me vengo pero mantengo y saboreo el deseo de vengarme. Sólo el consentimiento es
pecado; sin él no hay más que tentación. Si se resiste, se ejercita la virtud...
- Dominio de los sentidos para disminuirlas. Pero no confundir lo necesario o conveniente con lo que puedo hacer o no
hacer.
- La resistencia motivada:
Directa: menos aconsejable.
Indirecta: desviar la atención, más aconsejable y eficaz.
- La oración: el consejo de Cristo.
- Acercamos con seriedad a la fuente de la fortaleza: los sacramentos...
- El apostolado, gran medio.
2. La oposición:
Fundamentalmente Satanás es el espíritu de oposición al plan de salvación de Dios sobre cada persona y la humanidad.
Por tanto, su actividad irá enfilada a oponerse de todos los modos que pueda, a que ésta se realice. El hecho de haber
formulado esta manera de ataque del maligno como de "oposición", no quiere decir que sea una nueva forma de
infestación. Lo indicamos porque su importancia es tal que, en cierto modo, viene a resumir todo lo anterior. Las diversas
infestaciones del demonio, en definitiva, buscan la pérdida del sujeto y de la humanidad para Dios.
A. Hechos:
a) Mt 4,10: Satanás intenta apartar a Jesús de realizar la voluntad del Padre.
b) ICor 2,8: Satanás intenta destruir la obra de la redención planeando la muerte de Jesús, como una gran victoria para él.
Realmente fue su derrota definitivamente.
c) Hechos 13,6-10: Satanás se opone a la obra de Pablo y Bernabé utilizando como instrumento al mago Elimas.
d) Hech 16,16-18: Satanás se opone a la obra de Pablo intentando a través de una joven envuelta en la "adivinación",
convertir la seriedad de la predicación del Evangelio en un asunto publicitario.
B. Modos de ejercitar la "oposición":
a) Por la tentación. No toda tentación proviene del Maligno, pero él la aprovecha sutil y sagazmente.
b) Por el pecado personal, al que pretende llevar al hombre y en el que interviene de modos muy diversos.
c) Por las formas diversas de "infestación".
d)Por otros modos, a veces no fáciles de descubrir.
C. Algunos ejemplos:
a) Satanás intentará acortar, descontinuar, suprimir la oración que el cristiano ha determinado hacer, insertando su acción
en nuestra pereza, etc.
b) Satanás intentará perturbar la oración recogida comunitaria, induciendo o valiéndose de alguna persona emociona- lista,
incrédula, conflictiva...
c) Satanás intentará quitar toda eficacia a la oración induciendo o aprovechando la pesadez, el letargo... de la reunión.
d) Satanás intentará perturbar las relaciones fraternales sembrando el chisme, la división, los celos...
e) Satanás intentará impedir nuestras relaciones con el Señor; especialmente su oposición irá dirigida contra los que se han
entregado profundamente al Señor y procurará que sientan cansancio, desilusión; que se debilite su resistencia...
f) Satanás intentará atacar a la persona, aun, a veces, físicamente. Todo cristiano, sobre todo el que se ha entregado
generosamente a Cristo, debe esperar encontrar una oposición diabólica en su itinerario hacia el Señor. Satanás es una
criatura espiritual, de una tenacidad en su maldad, sin desmayo, incansable. San Ignacio de Loyola, nos ha descrito
clara, sobria y realísticamente la obra maligna de Satanás en sus Ejercicios espirituales. Pero nosotros, como todos
aquellos que nos han precedido en su entrega al Señor, debemos buscar fuerza y coraje en el mismo Cristo y en los
medios que, con esplendidez, nos ha puesto en su Iglesia.
"Lo importante no es saber si somos atacados; todos lo somos y frecuentemente. También los santos lo fueron y lo son.
Sus vidas dan testimonio de ello. Lo que importa es saber hasta qué punto somos atacados y de qué manera lo somos.
Hay personas que se aterrorizan con el pensamiento de que estos ataques nos acechan y de la oración de liberación de
que pueden tener necesidad. Para ayudarlas a disipar este miedo, es necesario explicarles que todos nosotros estamos
envueltos en el combate espiritual, que todos somos alcanzados por estos proyectiles ardientes y que es la expresión
normal de la vida cristiana (Ef 6,11-17; IPedr 5,8-11)". Pero más importante que esto es la actitud cristiana que debe
dominar nuestra vida para no vivir en el desasosiego ni el temor ni en la obsesión de estar acechados y bajo un poder
tenebroso. Lo cristiano, sin desconocer esta realidad del influjo que puede tener el espíritu del mal en nuestras vidas, es
la íntima y profunda persuasión habitual de que vivimos bajo la protección amorosa y omnipotente de Dios, nuestro
Padre y del poder de Jesús que derrotó definitivamente a Satanás en la cruz y nos consiguió la gracia de vencerlo en
nuestras propias vidas. Esto nos libera, a la vez, de aplicarle al demonio cualquier cosa desagradable o acontecimientos
dolorosos que ocurran en nuestra existencia. En este campo se requiere un equilibrio discreto y un discernimiento para
no caer en la trampa de ver en todo al demonio, tan peligroso como no verlo en nada.
BIBLIOGRAFIA
1. X. Leon-Dufour, Diccionario del Nuevo Testamento, Edic. Cristiandad, Madrid, 1977, 418.
2. E. Hernández, Guiones para un cursillo práctico de dirección espiritual, 1954, 28ss.
3. G. Thils, Existencia y santidad en Jesucristo, Edic. Sigúeme, Salamanca, 1987, 336-339.
4. L. Monden, Conciencia, libre albedrío, Edit. Herder, Barcelona, 1968.
5. A. Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid, 1955, 309ss.
6. K. Rahner, H. Vorglimer, Diccionario teológico, Edit. Herder, Barcelona, 1966, 718-719.
7. J. Navone, "Tentación", en: Nuevo diccionario de espiritualidad, Edic. Paulinas, Madrid, 1983, 1338-1349.
8. A. Sisti, "Angeles/Demonios, en: Nuevo diccionario de Teología bíblica, Edic. Paulinas, Madrid, 1990, 108-112.
9. J. Corbon, "PruebayTentación, en: Vocabulario de Teología bíblica, Edit. Herder, Barcelona, 1978, 738-742.
10. S. Arzubialde, Theología spiritualis, I, UPCM, Madrid, 1989, 85ss.
11. M. Scanlan, R.J. Cirner, Deliverance fron Evil Spirits, Servant Books, Aun Arbor, Michigan, 1989, 27-30; 38-44.
12. Ad Tanquerey, Compendio de Teología Ascética y Mística, Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1930, 954-55.
13. La Deliverance (varios), Session Chantilly, 12-15 mai, 1983, (Policopiado). Hay un precioso material sumamente
aprovechable.
14. Las catequesis de Juan Pablo II en 1986 sobre el tema del "Diablo" y colaterales.
15. Mons. A. Uribe Jaramillo, Angeles y demonios, Publicaciones San Antonio, Río Negro, 1991,66-68.
16. C. Aldunate, Buscando salud, Edic. Paulinas, Santiago de Chile, 1980. (passim).
17. Ch. W. Harris, Resist the Devil, Greenlawn Press, 1988, 36, etc.
18. M. and D. Linn, Deliverance Prayer, Paulist Press, N.Y., 1981.
19. B. Kloppenburg, Fuerzas ocultas, Edic. Paulinas, Bogotá, 1983.
20. Ph. Madre, Mais delivre-nous du Mal, Pneumatheque, Paris, 1979.
21. Ph. Avril, Delivre nous du Mal, Editions du Cerf, Paris, 1981.
22. Cardinal Suenens, Renouveau et Puissances des Tenebres, (Document de Malines 4), Les Cahiers du Renouveau,
1982.
23. Cardinal Suenens, Cuite du Moi et Foi chretienne, Desclée de Brouwer, Paris, 1985.
24. C. Aldunate, El cristiano ante lo paranormal, Edic. Paulinas, Santiago de Chile, 1991.
25. C. Balducci, El diablo, Edic. Paulinas, Bogotá, 1991.
26. J. Richards, But deliver us from evil, Seabury Press, N.Y., 1974.
27. Psychologie et Foi, Cahiers du Renouveau, Citamos especialmente el n. 14 de los números hasta ahora aparecidos.
28 Arzob. E. Milingo, Face to Face with the Devil, Scripture Keys Ministries, Australia, Victoria, 1991.
29. Tychique, n. 23, 1980 (Dossier Guerison-Delivrance); n. 110, 1994.
30. G. Morand, Sors de cet homme, Satan, Editions Fayard, Paris, 1993.
31. D. Camus, Pouvoirs sorciers. Edit. Imago, Paris, 1991.
32. B. Sesboué, Jesús Christ, Fuñique mediateur. Desclée, Paris, 1988.
33. Dom, Gabriele Amorth, Un exorciste raconte, (O.E.I.L.)Paris, 1982. Antiguo Provincial de los Paulinos es
actualmente exorcista adjunto de la diócesis de Roma.
La bibliografía precedenteno se refiere sólo alterna del capítulo. Abarca otros aspectos. Nos parece oportuno que el
lector se vaya familiarizando con obras y autores que, en su mayor paite, se citarán en otros capítulos de la "Libera-
ción".
La que aquí se enumera es, obviamente, limitada. A lo largo del libro aparecerán otros títulos que garanticen la
seriedad de la obra. La última obra, que sepamos, que ha sido escrita sobre la "liberación". Obra clara, seria,
mesurada, basada en la experiencia pastoral y en una reflexión documentada. Fruto de más de 10 años de práctica
de la oración de liberación y del exorcismo por encargo de la Jerarquía de París. "Ante las posiciones reductivas y
los "a priori" racionalistas, retoma la reflexión sobre la fe de la Iglesia y de su misión frente a este combate
espiritual en el que el adversario maniobra e intenta engañar a veces aun a los que tienen que guiar a sus hermanos
en el discernimiento" (Mirabilia, n. 22, 1993, 18).
III
MODOS DE INFLUENCIA DIABOLICA EN LAS PERSONAS: POSESION
1. Notas introductorias:
a) Todo cuanto se refiere al complejo mundo de la "liberación", es un campo especialmente delicado, dentro y fuera de la
Renovación Carismática.
Se impone como algo previo un acto de fe que admite la intervención inmediata de Dios en la intimidad de nuestro ser; y
también el daño que Satanás intenta, encarnizadamente, causarle al hombre (IPedr 5,8).
b)Tres convicciones importantes deben ser tenidas en cuenta:
Las hemos de llevar en nosotros con esa paz sosegada y esperanzadora de que vivimos bajo la amorosa protección de
Dios y no bajo la influencia obsesiva del maligno. Esta persuasión es todavía más importante que las tres aludidas:
Ia
: La acción de Satanás y de los poderes del mal es constante contra nosotros: "La tentación, la prueba, el combate
espiritual son el fondo de la vida cristiana, con la alternancia que caracteriza la vida en el Espíritu: la pedagogía de Dios
está llena de sabiduría, de flexibilidad, y, a la vez, de continuidad y movilidad. Por una diversidad incesante de gracias
y de pruebas purificantes, el Espíritu Santo nos conduce a un abandono creciente a la misencordia del Padre. La acción
de Satanás, sea tenaz y ondulante, permanece en la periferia, aunque en el sentido de que no tiene influjo sobre
nuestro corazón profundo, donde habita el Espíritu Santo Creador y Salvador".1
2a
: No debemos hacer dicotomía entre los fenómenos espirituales y los datos psíquicos y somáticos. Así como la acción
de Dios pasa por los caminos humanos, de un modo u otro, también la de Satanás. El diagnóstico médico y psiquiátrico
descubre las turbaciones, problemas, conflictos físicos y psíquicos. El discernimiento espiritual descubre en qué y hasta
dónde en estos mismos sufrimientos del cuerpo; en estos mismos desórdenes y dolores del espíritu y del corazón se da
el combate de la fe y el influjo del espíritu del mal. Satanás puede influenciar sobre una persona sin causarle turbación
alguna, por ejemplo, cuando uno está dominado por una ambición de brillar, de imponerse sobre los demás. (Esto no
quiere decir que sea necesaria la oración de liberación). Pero no debemos descartar totalmente la presencia actuante
del Maligno en una enfermedad física o psíquica.
Sería un lamentable error ver tras cada una de ellas el influjo de Satanás. Pero también lo sería eliminar siempre y en
toda circunstancia esta influencia. Esto nos indica el equilibrio, el conocimiento, la experiencia, la ayuda de Dios que se
necesita para situarse en el punto exacto y no cometer errores que, en este campo, pueden ser lamentable, y
devastadores. Es indispensable tomarse el tiempo conveniente de silencio y atención al Espíritu y a la reflexión. Y,
hasta donde se pueda, conviene evaluar la vida de oración de la persona por la que se intenta orar. Es una valiosa
ayuda.2
3a
: La acción del maligno se hace más difícil de discernir de lo que puede parecer en las primeras experiencias de oración
de liberación y de sanación interior. Esto supone un cuidado especial y un conocimiento unido a la intensa oración para
no caer en las redes sutiles que tiende Satanás para engañamos sin apenas damos cuenta de ello.
c) En los modos de influencia diabólica vamos a proponer dos formulaciones que se complementan entre sí y, sus-
tancialmente, coinciden. Tiene la ventaja este método de facilitar la lectura de las obras que adoptan una u otra.
2. Dos formulaciones de la influencia diabólica:
La formulación "clásica":
Es la que, con ligeras variantes, adoptan casi todos los autores que tratan el tema, inspirados o siguiendo la clasificación de
los grandes autores de vida espiritual. Es, por tanto, segura, confirmada por la experiencia, fácil de comprender... Quizá
adolezca de no tener en cuenta o darle menos relieve a aspectos que la formulación más moderna subraya.
La posesión:
a)Definición:
"Una verdadera posesión es una sustitución transitoria y repetida de la conciencia misma de la persona por otra
conciencia (...). En la posesión diabólica esta segunda conciencia es simplemente diabólica".3
Ordinariamente la
conciencia humana no se eclipsa; ambas se yuxtaponen en una grande angustia del sujeto.
Quizá esta definición pueda quedar aclarada con la descripción que, comúnmente, se da: "La influencia directa,
permanente de Satanás sobre toda la persona".
b) Cuándo suele aflorar la posesión existente:
Con ocasión de circunstancias determinadas; tales, por ejemplo, la Eucaristía, la pronunciación del nombre de Jesús, el
de la Virgen María, el de ciertos santos; el amor fraternal, circunstancias en las que la persona poseída puede llevar una
vida normal.4
c)Fase de "eclipse"y de apasigüamiento:
En los "posesos" se distinguen dos estados o fases opuestas de que hablaremos después: el de calma y el de crisis.
Durante el tránsito de la conciencia humana a la diabólica, hay una "fase de eclipse". En él la persona no recuerda o de un
modo muy difuminado lo que sucede. Esta fase forma, realmente, parte del estado de "crisis" con el que es común el
olvido de cuanto hace y dice. Durante él, como en la crisis, la persona poseída se entrega a comportamientos ridículos,
autodestructivos, obscenos, violentos, con el cambio de voz en el que el maligno usa sus cuerdas vocales para
expresarse." (.Estas manifestaciones. más ü menos agudas, se dan también en algunos casos de "obsesión", en los que
hay fuertes influencias demoníacas).
d) Dos estados opuestos en la posesión:
“Pueden distinguirse «i los posesos dos estados diferentes: el de "crisis y el de calma". La crisis es a manera de acceso
violento, en el que el demonio manifiesta su imperio tiránico produciendo en el cuerpo una agitación febril que se manifiesta
en contorsiones, en gritos de rabia, en palabras impías y blasfemias, los pacientes pierden entonces. al parecer, todo
conocimiento de lo que pasa en ellos, y, vueltos en sí, no conservan recuerdo alguno de lo que dijeron o hicieron, o mejor, de
lo que hizo el demonio por medio de ellos. Solamente en el comienzo sienten la irrupción del demonio: luego parecen perder
la conciencia.
Sin embargo, esta regla general tiene sus excepciones. "El P. Surin que, al exorcisar a las Ursulinas de Loudon, llegó a
quedar el también poseso, tenía conciencia de lo que por el pasaba (.. )"
En los intervalos de sosiego no hay cosa por donde se pueda descubrir la presencia del espíritu maligno; diríase que se fue.
Más, a veces, sin embargo, manifiéstase su presencia, por una especie de enfermedad crónica que desconcierta todos los
remedios de la ciencia médica.
De ordinario, la posesión no se verifica sino en los pecadores, pero hay excepciones como la del P. Surin"6
Recordemos no obstante que la posesión puede acontecer por el modo que más abajo hemos designado, siguiendo a los
autores de plena garantía, con el nombre de "herencia"
En ella no interviene el pecado personal de la persona poseída.
e) Dos elementos de la posesión:
"Dos elementos constituyen la posesión' la presencia del demonio en el cuerpo del poseso, y el imperio que ejerce sobre el
cuerpo, y por medio de éste, en el alma. Este último punto necesita aclaración. No está e! demonio unido al cuerpo como
unida con el cuerpo está el alma; con respecto al alma, no es sino un motor externo, y si obra en ella, es por medio del cuerpo
en el que habita. Puede obrar directamente en los miembros del cuerpo, y hacerlos ejecutar toda clase de movimientos;
indirectamente obra en las potencias en cuanto éstas dependen del cuerpo para sus operaciones".7
f) Signos de posesión demoníaca:
Los tres signos mayores de posesión demoníaca son: hablar una lengua desconocida para el sujeto poseído o entender al
que la habla; descubrir cosas alejadas u ocultas; desarrollar fuerzas que sobrepasan las fuerzas naturales de la condición o
edad de la persona 8
Algunos autores añaden estos signos de una "deminización" grave: (No siempre indicadores de la necesidad del
exorcismo).
- La persona gravemente demonizada es, frecuentemente, capaz de transmitir conocimientos a los que no tendría acceso
en estado normal.
- Las mismas están marcadas con la depravación moral correspondiente al demonio que la habita.
- Ofrecen, muy frecuentemente, una tenaz resistencia a lo sagrado: pronunciar el nombre de Jesús, rezar el
Padrenuestro...9
Los tres no son exhaustivos. Pero juntos ofrecen una especial garantía de la certeza de la posesión. Estos tres criterios
pueden estar ausentes, por separado, sin que, por ello, se excluya la posesión. Debe darse, al menos uno, y el embrión de
otro, según autores de toda solvencia.
Hay otros signos "satélites" como los efectos que se producen durante la liberación o exorcismo, sobre todo si se hace en
presencia del sujeto y en una lengua que no conoce: violencia, blasfemia, catalepsia, intentos de auto destrucción,
obscenidades...
g) Causas de la posesión diabólica.
- Se produce por la donación explícita a Satanás de la persona.
- Lo más ordinario, por un contrato de alianza con el Maligno, por una ventaja material, etc., no siempre con todo
conocimiento de causa (pacto implícito). Pero no es necesario el contrato del sujeto:
- Por la "herencia", que juega un papel importante: el pacto puede haber sido hecho por los padres, abuelos, etc., parientes
próximos y la posesión se desarrollará a partir del nacimiento de la criatura, para manifestarse más tarde.10
Pensemos en la peligrosidad de las maldiciones y sortilegios familiares que pueden repercutir más adelante, en la
generación que sigue. Pueden producirse perturbaciones psicopatológicas diversas: esquizofrénicas, suicidas,
delincuencia, angustias muy agudas. Estas secuelas psiquiátricas pueden ser el resultado de un problema demoníaco de
orden familiar.11
- Aunque se ha de considerar como una causa totalmente fuera de lo normal, no se ha de descartar siempre y
definitivamente: puede una persona buena, en un momento de fervor, aprovechado por el maligno, inducirla a hacer a
Dios la desafortunada petición de una posesión satánica para padecer por Cristo, a la que Dios accede, permitiéndola.12
¿"Cómo debemos concebir la posesión diabólica"? He afirmado que el demonio no tiene sino una limitada influencia sobre
las cosas y sobre el pensamiento de los hombres. Su sólo acceso a la realidad humana es a través de la puerta que le abre
el pecado. De modo semejante a otras consecuencias del pecado, las perturbaciones psíquicas -aunque ellas no estén
enraizadas en causas naturales y no sean debidas directamente, al pecado personal- pueden ser usadas por el Maligno
para tentar. Con todo él no es capaz de hacerse a sí mismo dueño del alma humana a menos que se le rinda de una
manera o de otra por acto libre de la voluntad del hombre".13
"Esto me parece ser posible de dos modos: Uno por el apoderarse directo de Satanás de un hombre que, la repetición de
actos de su propia elección, ha sido llevado a tal debilidad psicológica, a una total susceptibilidad a las sugestiones del
Maligno de modo que su alma se ha transformado en un completo servidor o instrumento del Malo; listo para ser
conducido y dirigido al talante de cualquiera que le tome por las manos. Indirectamente, el dominio de Satanás puede
darse en el caso de un alma que es débil por naturaleza o como consecuencia de pecados, cuando otro hombre que se ha
entregado a Satanás, ejerce presión psicológica y comunica su propia voluntad.
En ambos casos, la actividad demoníaca se halla en las fuerzas psíquicas de las que él (Satanás) hace uso" .14
h) Indispensable:
"Es indispensable diagnosticar una verdadera posesión diabólica, porque ella exige entonces el exorcismo solemne
practicado por el Obispo o su delegado en obediencia a la Iglesia. No debe ser tratado "salvajemente" por un simple
ministerio de liberación. Además se requiere un control médico por las consecuencias físico-patológicas imprevisibles,
susceptibles de emerger en el exorcismo •>151617
clima fraternal en que debe hacerse, ayuda mucho en su aplicación.
i) Uso de Sacramentales, etc. :
La experiencia da que el uso de los sacramentales (agua bendita, etc.) puede desencadenar un comportamiento extraño del
sujeto, pero, tengamos en cuenta que no surtirá efecto sino cuando el sujeto desconoce, no tiene noticia de la aplicación.
Por otra parte, puede darse una fase inicial de "impermeabilidad" ante la oración y los sacramentales, como si el sujeto
poseído no fuera molestado por ellos. Ante esta situación, se debe perseverar "sin notificación imprecatoria", que pudiera ser
vivida como una fuerte agresión moral, (la imprecación tendrá lugar más tarde), los fenómenos descritos aparecerán,
frecuentemente en un segundo tiempo.
Por esto, un poseído podrá frecuentar la Eucaristía "u otros tiempos fuertes espirituales", sin ser afectado. La sensibilización
no se producirá sino cuando la presencia maligna se halla en "inminencia de expulsión".18
j) Seguimiento:
Cuando se ha hecho el exorcismo sobre el poseído y ha sido liberado, no debe considerarse terminado todo. Además de la
oración de sanación que debe tener lugar inmediatamente después, se le ha de atender médica y psicológicamente. La
liberación obtenida no restituye por completo a la persona en toda su integridad: en su salud física y moral.
Tengamos muy en cuenta lo siguiente: El parecer de las autoridades médicas y psiquiatras, abiertas al problema del Mal, es
indispensable para un verdadero diagnóstico. No debe ser dejado, por tanto, a la intervención de los teólogos. Se trata de
adoptar, una actitud que no dejará de tener consecuencias sobre la salud del poseído. Puede haber trastornos nerviosos
profundos que sea difícil diferenciarlos de las posesiones diabólicas. Esta es una razón para ser cautos en el juicio y para
que el discernimiento sea extremadamente importante. Estas analogías se dan en los gestos exteriores que, de suyo, no
bastan para probar la posesión. Aquí entran en juego los tres signos enumerados: "Jamás se supo de neurótico alguno que
hablara lenguas no sabidas, que revelara los secretos del corazón o que vaticinara con precisión y certeza".19
Ch. W. Harris afirma lo siguiente: "El don espiritual del discernimiento es sumamente importante. No hay fórmula dada para
distinguir por ejemplo, entre la actividad demoníaca y aspectos de un (profundo) desorden psicológico de la personalidad;
entre posesión y enfermedad mental, entre obsesión y posesión. Sin embargo, estas distinciones son cruciales. Intentar
exorcizar a una persona que es enferma mentalmente sólo puede exacerbar su convicción de que ella está incurablemente
poseída de Satanás".20
k) Exorcismo oficial:
Nos limitamos a recordar la doctrina de la Iglesia, últimamente de nuevo confirmada:
1°:"El Canon 1172 del Código de Derecho Canónico declara que nadie puede hacer exorcismo sobre posesos legítimamente si
no obtiene una licencia particular y expresa del Ordinario del lugar, y determina que el Ordinario del lugar sólo debe conceder
esta licencia a un presbítero dotado de piedad, ciencia, prudencia e integridad de vida. Se invita, pues, a los Obispos a que
urjan la observancia de estos preceptos".21
2°:"De estos preceptos se sigue que a los fieles no se les permite utilizar la fórmula del exorcismo contra Satanás y los ángeles
apóstatas sacada de aquella que fue hecha de Derecho por mandato del Sumo Pontífice León XIII y mucho menos usar el
texto íntegro de este exorcismo. Procuren instruir a los fieles sobre esta materia en caso que sea necesario".22 .23. 24. 25. 26
NOTAS
1. J-C. Sagne,La priere de delivrance et de guerison, Tychique, n. 23,1980, 6-7.
2. J-C. Sagne, a. c. 7.
3. Ph. Madre, Mystere d'amour et ministere de guerison, Pneumatheque, Paris, 1982, 109; cfr. Ch. W. Harris, Resist the
Devil, Greenlaw Press, 1988, 37ss.
4. Ph. Madre, o. c., 110.
5. Ph. Madre, o. c., 110.
6. Ad Tanquerey, Compendio de Teología ascética y mística, Edic. Desclée de Brower, Buenos Aires, 1930, 323-324.
7. Ph. Madre, Mystere d'amour et ministere de guerison, 110.
8. Deliverance from Evil Spirits, M. Scanlan, R. Cimer, Servant Books, Ann Arbor, Michigan, 1980, 47; R. Faricy en:
Deliverance Prayer, (M. and D. Linn), Paulist Press, N.Y., 1981, 73-74; Ad. Tanquerey, o. c., 979-987; F. MacNutt,
Healing, Ave Maria Press, Indiana, 1976.
9. J. Wirnber, K. Springer, Allez... guerissez, Editions Menor, Rouen, 1991, 124-125; cf. Mgs. Gaidon -que añade otros
síntomas-, citado por G. Morand, Sors de cethomme, Satan, Fayard, Paris, 1993, 123-124.
10. Ph. Madre, Mystere d'amour et ministere de guerison, 110-111, cfr. cita anterior.
11. Ph. Madre, o. c., 110-111.
12. A. Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, BAC, 1955, 327.
13. L. Monden, Signs and Wonders, Desclée Company, N.Y., 1966, 162-163.
14. L. Monden, o. c., 163.
15. Ph. Madre, o. c., 110; Cf. G. Morand, Sors de cethomme, Satan, Fayard, París 1993, 117-127. Nos da un denso
resumen de la posesión. Es para tenerlo muy en cuenta.
16. "La posesión es muy rara y es lo último que debemos pensar, hasta después de haber agotado las demás
posibilidades.
La posesión se da en casos en que la persona ha entregado su voluntad conscientemente a Satanás, vendiendo su
alma, firmando pactos satánicos con sangre, o perteneciendo a sectas diabólicas. También se podría dar en
personas que fueron consagradas por sus padres al Diablo. (No se sigue que en todos estos casos se dé de hecho
la posesión).
Es tan fuerte esta esclavitud que la persona pierde su voluntad propia, quedando totalmente imposibilitada para
liberarse de sus cadenas. Entonces se necesita un poder superior de fuera a través de un exorcismo litúrgico.
17. "Los obispos y sacerdotes católicos se muestran extremadamente prudentes en los casos de posesión (a los que
se aplica el "exorcismo". Ya dijimos que son muy poco frecuentes). Y con razón extreman la prudencia. (...) Pero no
basta ser prudentes. Si no buscamos sino el serlo -y creo que en esto fallan muchos sacerdotes católicos...- pienso
que se llegan a descuidar casos que realmente tienen necesidad de ayuda. No pocos católicos, por esta razón, van
a otras iglesias y algunos no siempre quedan satisfechos. Sucede que algunos de estos católicos que van a otras
partes se impregnan también de doctrinas erróneas.
Esto me inquieta cuando veo a católicos que, por la influencia de otras literaturas y predicaciones, pueden
deformarse hasta el punto de ver demonios allí donde no hay que verlos y de acusarlos de todos sus males y de
hablar sin cesar de este tema. Es en el Señor, en Jesús, en quien tenemos que fijar nuestra mirada. Es mejor evitar
pensar demasiado en los demonios y el hablar demasiado de ellos.
Los problemas evocados subrayan la necesidad de que la Iglesia católica se abra a los verdaderos problemas de
infestación demoníaca en nuestra sociedad de hoy (...) Algunos católicos, entre los cuales hay que contar a
sacerdotes, no creen en la existencia de los demonios; otros los ven por todas partes. Entre estas dos actitudes
extremas, puede ser la primera la que yo encuentro más grave en las circunstancias actuales". B. Heron, o. c.,
121-122, cfr. L. Monden, o. c., 162-166.
18. Ph. Madre, o. c., llOss.
19. Cfr. A. Sanford, The Healing Gifts of the Spirit. A. J. Holman Company, N.Y., 1978, 170.
20. Ch. A. Harris, o. c., 39.
21. Card. Ratzinger, Roma, 29 sept. 1985.
22. Documento anteriormente citado (n. 21).
23. "...una posesión diabólica auténtica requiere, paralelamente al exorcismo, un "seguimiento" médico y psicológico,
porque tal liberación no constituye, a la vez, lejos de esto, a la persona en plena salud física y moral".
Ph. Madre, o. c., 112, nota 18.
24. Recomendamos la lectura atenta del artículo del gran exegeta cátólico S. Lyonnet, "Satán", en el Vocabulario de
Teología bíblica, (Dir. X. Leon-Du- four), Edit. Herder, 1978, 837-839.
Con suma claridad expone, con abundancia de citas de la Sagrada Escritura, la actitud y la obra de Satán como
adversario de Dios I. El adversario del designio de Dios sobre la humanidad. II. El adversario de Cristo. Indica breve
pero certeramente sus "maniobras" para engañar al hombre y enumera algunos medios principales para
superarlas.
Morand, Sors de cet homme, Satan, Fayard, Paris, 1993, 119-128.
25. Para comprender mejor cuanto se refiere al mundo de la infiltración diabólica o a su peligro, (siguiendo a C.
Aldunate, al mundo de los fenómenos para- normales), es conveniente tener un esquema de la estructura del
hombre y una comprensión de los "inconscientes".
Resumimos al autor citado más arriba, en su libro: El cristiano ante lo paranormal.
26. Las páginas que dedica en su obra a tratar los que llama criterios de discernimiento (de la posesión) son
notablemente iluminadoras. Enumera las tres clásicas características que delatan la posesión y enumera otras,
menos fundamentales, pero importantes citando a Mgs. Gaidon.
Añade dos precisiones que deben tenerse en cuenta:
Ninguno de estos signos es por sí sólo determinante. Se requiere la conjunción de varios de ellos.
Frecuentemente el exorcista no habrá llegado sino a una suposición fundada al término de un primer discernimiento.
Se requerirá, por tanto, proseguirlo.
IV
MODOS DE INFLUENCIA DIABOLICA EN LAS PERSONAS: OBSESION Y OPRESION
A. La obsesión:
Es otro nivel distinto de la posesión. No tiene la gravedad y extremosidad de ella, pero la sigue inmediatamente. Algunos
autores la definen como "la infestación de un área particular de la persona, desde dentro, realizada por el Maligno".
Su frecuencia es mayor de lo que, ordinariamente, se supone cuando se trata de obsesiones más benignas; sobre ella re-
caen la mayor parte de las oraciones de liberación, (o de la liberación simplemente) que se puede hacer de modos diversos
sin oración formal de enfrentamiento con Satanás. Cabe definirla a partir de la oración de liberación en su forma más aguda:
"La oración de liberación se dirige a alguna forma de control desmesurado ejercido y experimentado en algún aspecto
concreto de la vida de una persona; se trata de algo más que de una tentación ordinaria y menos que de un control total
experimentado en plena posesión".1
Síntomas: son muy diversos y sobre ellos trataremos más adelante.
a) La obsesión "espiritualmente" considerada:
Se considera como una serie de tentaciones más violentas y durables que las tentaciones ordinarias.
- Es externa cuando obra en los sentidos exteriores (apariciones, audiciones, tactos...)2.3
- Es interna cuando turba los sentidos internos provocando impresiones íntimas por la imaginación, la memoria, la
afectividad, (sentimientos, emociones).
"Es muy difícil, a veces, determinar si hay verdadera obsesión. Mas cuando tales tentaciones son a la vez calladas,
violentas, persistentes y difíciles de explicar por una causa natural, puede verse en ellas una acción especial del
demonio. En caso de duda será bueno consultar con un médico cristiano capaz de examinar si los fenómenos son
debidos a un estado morboso que se pueda aliviar con la higiene racional".4
b)La obsesión, "psicológicamente" considerada:
- "Consiste en una preocupación intelectual, imaginaria o afectiva que asedia la conciencia con violencia y de una manera
irresistible".5
Así puede tratarse de un pensamiento de blasfemia, de homicidio, de obscenidad, o de un problema sin la menor
importancia pero que no se es capaz de desechar. El comportamiento del sujeto, ordinariamente, aunque no ignora el
carácter patológico, se agota en la lucha contra el caso; se siente culpable; rehúsa manifestarlo; vive en el temor... Esto
explica su meticulosidad y "manía".
Recurre, no pocas veces, a estratagemas absurdas, suertes de ritos con juratorios de su culpabilidad. Estos episodios
obsesivos se pueden producir con ocasiones diversas: una gran fatiga, fuerte emoción, etc. Cuando se hace permanente
entonces se puede hablar de nerviosismo obsesivo.6. 7
- La obsesión es más dramática que la opresión y designa un estado obsesional grave. Se ha de tener gran cuidado de no
confundirla con la obsesión psíquica. Esta es el clásico nerviosismo obsesional. La obsesión psíquica se sitúa en el plano
afectivo; es una realidad enraizada en la persona pero en el plano psíquico afectivo.
La obsesión de la que tratamos u obsesión de influjo demoníaco se sitúa mucho más en el plano de la imaginación o de la
afectividad. Son como pulsiones obsesionales extra-psicológicas; pasan por el psiquismo, pero su causa no es psíquica.
- Varios ejemplos para intentar aclararlo:
Se trata de dos prácticas de masturbación. Una es de orden psicológico -se ve muy claramente esto-. En este caso se
requiere una psicoterapia competente, seria, prolongada a la que se puede añadir, y sería muy conveniente, la oración de
curación interior. En el segundo caso, la misma obsesión masturbatoria se produce por la acción concreta de un poder
maligno en un psiquismo en el que se da una suerte de impulso de tipo diabólico (el término es ambiguo). Todo esto se
manifiesta como consecuencia de las llamadas "puertas abiertas", de haber estado la persona envuelta en alguna de esas
prácticas designadas con este nombre. En este caso la oración de liberación puede ser rápida o progresivamente eficaz.
Estos dos tipos de obsesiones se sitúan en el plano afectivo.
Otro ejemplo de obsesión, de origen diabólico, pero citado en el plano de la imaginación: La obsesión suicida en alguno
que ha estado envuelto en el espiritismo, la brujería, es un caso ya clásico. Puede ser que la persona haya estado
practicando con el tablero "ouija". Quizá ha estado pidiendo informes una o dos veces, por curiosidad. Cuando el tablero
comienza a dar signos de inteligencia, se establece un diálogo con "alguna cosa". La prudencia debería haber aconsejado
desconfiar plenamente de lo que está sucediendo. Frecuentemente acontece que al fin de una o dos sesiones la persona
se siente llena de angustia y con ideas suicidas. No hay duda: se trata de una obsesión de tipo preternatural (término
teológico) que justifica y aconseja seriamente una oración de liberación.
Estas mismas ideas suicidas pueden suscitarse y enraizarse en la persona por otro camino diverso: a veces por el camino
puramente psicoafectivo, v.g., por una profunda depresión.8. 9
c) Frecuencia. La verdadera obsesión es menos frecuente de lo que, ordinariamente, se cree.
La razón es porque muchas veces se la confunde con el síntoma de la fobia.
Esta, según los psicólogos, es un temor irracional y obsesivo respecto de ciertos objetos o en ciertas ocasiones.
Así la fobia a los espacios libres, a los cerrados, al contacto con los animales o las personas...
El sujeto afectado trata de evitar la angustia evitando el objeto o la situación fóbica.
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La Liberación Interior.

  • 1. Lo Liberación Interior P. Benigno Juanes, s.j. Tomo I Guía para la Renovación Carismática Católica
  • 2. Nihil Obstat. Benito Blanco, s.j. Provincial Santo Domingo, junio 1995 Imprimatur: Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo Santo Domingo, junio 1995 Portada: Dahiana Sánchez Composición y Diagramación: Molly PÍchardo A. Impresión Amigo del Hogar Renovación Carismática Católica Printed in Dominican Republic Impreso en República Dominicana Reservados todos los derechos de impresión
  • 3. INDICE Prologo Declaración de la sagrada congregación para la doctrina de la Fe I. La actitud cristiana ante el poder y el influjo de Satanás 1. La actitud cristiana frente al poder de las tinieblas A. Evitar toda inflación del poder y la influencia de Satanás B. En el corazón de la Pascua C. En el corazón traspasado de Cristo D. En la Eucaristía victoriosa E. Bajo el Señorío de Cristo o el nombre victorioso de Jesús F. En la fe del amor del Padre G. En el poder liberador del Padrenuestro H. En el poder y el a mor del Espíritu Santo I. Bajo la protección de María, de los Santos, de los ángeles Notas II. Dos formas habituales de ataque del Maligno 1. La tentación A. Introducción B. La realidad C. La tentación: intento de definición D. Resumen de los aspectos importantes de la tentación E. Las tres fases de la tentación F. Insistiendo en tema tan fundamental 2. La oposición A. Hechos B. Modos de ejercitar la “oposición” C. Algunos ejemplos Bibliografía III. Modos de influencia diabólica en las personas: posesión 1. Notas introductorias 2. Dos formulaciones de la influencia diabólica La formulación “clásica” A. La posesión a) Definición b) Cuando suele aflorar la posesión existente c) Fase de “eclipse” y comportamiento d) Dos estados opuestos en la posesión e) Dos elementos de la posesión f) Signos de la posesión diabólica g) Causas de la posesión diabólica, etc. h) Indispensable i) Uso de sacramentos, etc. j) Seguimiento k) Exorcismo oficial Notas IV. Modos de influencia diabólica en las personas: Obsesión y Opresión A. La obsesión B. La opresión maligna C. Diversos modos de opresión 1º La opresión respecto de “lugares” 2º La opresión de la sensibilidad de una persona en su “superficie” 3º La opresión respecto de “objetos” Notas V. Modos de influencia diabólica en las personas: otra descripción Formulación A. La “herida” B. La “atadura”(o vinculo) C. El “dominio” o infestación pretematural maligna Notas VI. Aclaraciones sobre el “vinculo” 1º Vínculo de otra persona viva o muerta 2º Vínculo de hábitos destructivos de pecado o atadura al mal Notas
  • 4. VII. La unidad del ser humano y los dominios pervertibles del alma 1. La unidad del ser humano 2. Los dominios pervertibles del alma A. El hombre alienado por el pecado B. Más sobre los dominios pervertibles del alma a) El fin último de Satanás b) Proceso de conquista de la voluntad c) El por qué de su estrategia d) La memoria e) La imaginación f) La efectividad Notas VIII. Las puertas abiertas o circunstancias: que favorecen la infestación diabólica: las superstición 1. Notas introductorias 2. La superstición A. Descripción B. Características C. Religión y superstición ¿qué vínculo hay entre ellas? D. Las causas de la superstición E. Medios que utiliza la superstición F. Vanas observancias G. Posición de la Iglesia frente a la superstición APENDICE: Los maleficios Notas IX. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las prácticas ocultistas: El Espiritismo A. Datos sucintos sobre el espiritismo B. Naturaleza del espiritismo C. La peligrosidad del ejercicio de la evocación o “mediumnidad” D. ¿Se da realmente la comunicación con los espiritus? E. La actitud de la Iglesia a) Antiguo Testamento b) Nuevo Testamento c) La Iglesia Notas X. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las prácticas ocultistas: Las practicas adivinatorias A. Notas preliminares B. Practicas ocultistas en el mundo antiguo C. Algunas formas de prácticas adivinatorias a) La “radiestesia” divinatoria b) La cartomancia c) La quiromancia d) La astrología D. Astrología: Datos bíblicos y de la Tradición. Actitud de la Iglesia Notas XI. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las prácticas ocultistas: La Magia A. Doble contenido de la magia B. ¿Se da en la magia pacto explícito o implícito con Satanás? C. Posición de la Biblia y del Magisterio de la Iglesia Notas XII. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: las depravaciones sexuales de todo orden, Las dependencias alienantes del psíquismo ante ciertos productos, esencialmente la droga y el alcohol 1. Las depravaciones sexuales de todo orden 2. Las dependencias alienantes del psiquismo ante ciertos productos, esencialmente la droga y el alcohol 3. La atadura de una persona respecto a otra viva o muerta 4. Reflexiones en torno a la liberación profunda y la actuación en el ministerio Notas XIII. Las puertas abiertas: circunstancias que favorecen la infestación diabólica: el Esoterismo 1. La presionante influencia del “esoterismo” A. Notas sobre el “esoterismo” B. Campos del “esoterismo” 2. La peligrosidad del “esoterismo” 3. Advertencias importantes Notas
  • 5. XIV. La responsabilidad moral del cristianismo ante las prácticas ocultas y otras “puertas abiertas” 1. Principios fundamentales para el comportamiento del cristiano frente a las prácticas ocultistas y el esoterismo A. Principio de tributar a Dios, únicamente, el culto de “adoración” B. La gravedad de la brujería, de la superstición y del esoterismo frente al deber de adorar solo a Dios. C. Principio de obediencia a Dios D. Principio del Señorío de Jesús y de la salvación en Cristo Jesús E. Gravedad del ocultismo y del esoterismo como negación del Señorío de Jesús y de la salvación en Cristo F. Principio de Fidelidad al Pacto con Jesucristo; a la Cabeza del Cuerpo Místico al que hemos sido agregados por el Bautismo sacramental G. Gravedad del ocultismo como falta de fidelidad al pacto con Jesucristo H. Principio de fidelidad a la comunidad cristiana o comunidad cristocéntrica 1. La gravedad del esoterismo, como rechazo de la comunidad cristocéntrica 2. La Sagrada Escritura 3. El Magisterio de la Iglesia Notas XV. La responsabilidad moral del cristiano ante las prácticas ocultistas y otras “puertas abiertas” Actitudes fundamentales del cristiano A. Confianza en el amor del Padre Celestial B. La entrega a la voluntad de Dios C. Tratar de comprender el sufrimiento humano a la luz de Dios D. Los graves peligros del cristiano y su responsabilidad moral como consecuencias de lo expuesto a) Caer en la idolatría b) Esterilizar o dañar seriamente la vida espiritual: aun psicológica y física Notas
  • 6. PROLOGO El tema de la "liberación" de influencias malignas, mejor, diabólicas, ha sido, dentro y fuera de la Renovación Carismática Católica, conflictivo. Las causas pueden ser diversas, pero la realidad permanece en pie. No pocas veces la "liberación" se ha comprendido mal o inadecuadamente. Por otra parte, se han hecho liberaciones que no debían haber sido realizadas: La ignorancia, la precipitación, la insufiencia del discernimiento, el mal uso del carisma (el abuso de un pretendido carisma), las exageraciones en la forma de "liberar", el lanzarse por propia cuenta con un buen deseo y un movimiento interno de compasión hacia la persona sin más equipaje humano y espiritual..., pueden haber contribuido a colocar la liberación en una situación incómoda y dentro de una realidad poco menos que "vitanda". Sin embargo, los casos de liberación, dentro de una apreciación general, y en un discernimiento equilibrado, son relativamente frecuentes, en mayor o menor grado. Existe una realidad personal preternatural, Satanás, que vive en un perpetuo odio a Dios y a su obra en Cristo Jesús, odio irreconciliable que extiende a los hombres como imágenes de Dios, destinados a salvarse y a gozar eternamente de la visión divina. Toda su infatigable actividad de espíritu "caído de gracia malicia", la dirige, constantemente, a destruir la obra de Dios en el hombre; a oponerse, a obstaculizar y acabar con el designio divino de santificación y de cooperación en el Remo de Cristo, que sintetiza, para el hombre, el plan de salvación de Dios en Cristo Jesús. Sus estrategias varían sutilmente de acuerdo a la situación, a la actitud, a la respuesta de las personas. Pero su intención, la finalidad que persigue, es inmutable: perder a los que el Señor salvó y santificó con el precio de su sangre divina y con el poder de su Resurrección. Se da en nosotros una realidad, que tiene mucho de misterioso: la facilidad con que medio inconscientes o conscientes del todo, nos exponemos a su influjo de modos diversos, pero reales. A veces tratamos de persuadimos de que Satanás no existe -el mayor triunfo para él-, o con miedo exacerbado, vivimos medio obsesionados por su poder y su astucia, como sí en realidad no existiera un amor para nosotros y un poder que lo supera infinitamente. el de Cristo Jesús, Señor de toda la creación visible e invisible. La tarea que emprendemos en el presente volumen 17 de la Colección Torrentes (en dos tomos), no deja de ser delicada y de llevar consigo no pequeña responsabilidad. Presentar al público en general tema no si empre fácilmente comprensible, nos ha obligado a orar, meditar, compulsar con otras obras de plena garantía lo que autores de conocimiento y experiencia en la materia nos han legados. No pensamos que decimos algo nuevo, sino tratamos de exponer lo que ya, desde hace tiempo, circula, pero no es accesible a muchas personas por causas diversas. Tenemos sumo interés en ser objetivos. Y "hemos procurado hacer apreciables esfuerzos para no corremos a afirmaciones menos equilibradas y que sepan a una doctrina no tan acorde con la de la Iglesia. En este punto deseamos ser nimios en exponer no tanto lo propio, cuanto lo que expresa o implícita- mente ha declarado sobre el tema el Magisterio de la Iglesia católica; a veces, directamente y otras a través de los escritos aprobados de los autores de plena garantía El hecho de que se hablo tan públicamente del tema, no confiere autoridad a nadie para ejercer por su cuenta y responsabilidad un ministerio sobre el que la Congregación para la Doctrina de la He ha dado normas concretas de actuación. Las incluimos, colocándolas al principio de !a obra, en ambos tomos, como la orientación más segura que podemos encontrar. El hecho de que se dediquen dos tomos a la "liberación", no quiere decir que ésta sea la "prioridad de las prioridades". Ni mucho menos. La prioridad por excelencia en nuestras vidas y en nuestros ministerios debe ser la persona de Jesús. La relación de amor con él, y, como una consecuencia necesaria, el servicio que le damos en nuestros hermanos. Aun entre otros ministerios relacionados con este de la liberación, tiene un puesto importante, pero complementario. Así, por ejemplo, la curación interior juega un papel primordial en aquella de modo que, a ser posible, antes o después de la liberación, debería hacerse una oración profunda de sanación. Desde luego, se ha de tener como norma general, siempre válida, no aventurarse a hacer liberación mientras no conste, después de un serio discernimiento. De otro modo, se puede correr el riesgo de causarle un daño psicológico y espiritual a la persona. Esto supone que las personas que oran por liberación tengan la suficiente preparación y formación no sólo espiritual, sino también adecuada al ministerio. Hay un consenso general entre los mejores autores de obras que tratan la liberación, respecto de los requisitos requeridos para que sean admitidas en los equipos: personas de oración, de experiencia e instrucción. Estas a su vez, deben contar con la debida autorización, como lo hace constar la citada Declaración. Esto se refiere a la oración llamada de "liberación". Porque es manifiesto que ejercer el "exorcismo" está claramente reservado al Obispo, quien, a su vez, puede delegarlo en un sacerdote -no en un laico-, pero sobre el que consta poseer las virtudes que expresamente se enumeran en la Declaración. Cuando el ministerio de "liberación" se ejerce en el orden, la oración, el amor compasivo de Jesús, la autoridad..., es admirable el bien que se hace a las personas necesitadas de este ministerio. En él nos parece evidente la prioridad que, ordinariamente, debe tener el sacerdote en virtud de su ordenación y del poder que ha recibido para luchar contra el mundo tenebroso del mal. El hecho de que, no pocas veces, rehúsen implicarse en él, puede dar lugar a que personas atrevidas se lancen por su propia cuenta, corriendo y haciendo correr un nesgo manifiesto. Bendecimos al Señor que ha querido dar nueva vida, por su Espíritu, sobre todo a través de la Renovación Carismática Católica, a un ministerio tan profundamente consolador y de tantas consecuencias espirituales y aun humanas. Es sorprendente la paz interior, el gozo en el Señor, la nueva actitud y hasta la diversa expresión psicológica y corporal que manifiestan las personas que han sido liberadas, en distintos niveles, de una influencia dolorosa y alienante que provenga del Maligno. Ponemos confiadamente esta obra bajo la protección de la Santísima Virgen María, ella, que desde los albores de la Reve- lación, fue ya proclamada como la gran debeladora de Satanás. Y agradecemos, una vez más, al Equipo que corre con cuanto atañe a la publicación de la Colección Torrentes, su trabajo y dedicación infatigable en esta obra que ahora presentamos.
  • 7. Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe, Roma, 29 de Septiembre de 1985 Excelentísimo Señor: Desde hace algunos años, entre ciertos propósitos de obtener la liberación del demonio aunque no se trate de exorsis- mos propiamente dichos; estas reuniones son conducidas por seglares, aunque esté presente un sacerdote. Habiéndosele preguntado a la Congregación para la Doctrina de la Fe qué conducta seguir sobre estos hechos, este Dicasterio considera necesario dar a todos los Ordinarios esta respuesta: Io El Canon 1172 del Código de Derecho Canónico declara que nadie puede hacer exorcismos sobre posesos legíti- mamente si no obtiene una licencia particular y expresa del Ordinario del lugar, y determina que el Ordinario del lugar sólo debe conceder esta licencia a un presbítero dotado de piedad, ciencia, prudencia e integridad de vida. Se invita pues encarecidamente a los Obispos que urjan la observancia de estos preceptos. 2o De estos preceptos se sigue que a los fieles no se les permite utilizar la fórmula del exorcismo contra Satanás y los Angeles apóstatas sacada de aquella que fue hecha de Derecho por mandato del Sumo Pontífice León XIII y mucho menos usar el texto íntegro de este exorcismo. Procuren instruir a los fieles sobre esta materia en caso que sea necesario. 3o Finalmente, por las mismas razones, se pide a los Obispos que vigilen a que, aún en los casos que excluyan verdadera posesión diabólica pero parecen presentar señales de influjo diabólico, personas sin la debida autorización dirijan reuniones durante las cuales se usen fórmulas para obtener la liberación y en el desarrollo de las cuales se interpela directamente a los demonios y se intenta conocer su identidad. El anuncio de estas normas sin embargo no retrae de ningún modo a los fieles de orar para ser liberados del mal como nos enseña Jesús (Cfr. Mt 6,13). Más aún los pastores podrán usar esta oportunidad para recordar lo que enseña la tradición de la Iglesia en lo que se refiere propiamente a los sacramentos y a la intercesión de la Virgen María, de los Angeles y de los Santos y en la obra espiritual del Cristiano contra los espíritus malignos. Aprovecho la ocasión para testimoniarte mis sentimientos de estima. Afectísimo en el Señor. (Firmado): Joseph Card. Ratzinger prefecto Alberto Bovone Secretario
  • 8. I LA ACTITUD CRISTIANA ANTE EL PODER Y EL INFLUJO DE SATANAS 1. La actitud cristiana frente al poder de las tinieblas: Cuanto intentamos decir en esta instrucción vendría a ser una continuación de la instrucción sobre la existencia de Satanás, que remitimos, por su extensión, a los apéndices. Ahora pretendemos orientar de modo que, ante esta realidad, sepamos tomar la actitud cristiana de quienes se dejan guiar por los criterios de la Iglesia y por toda la gran realidad de la situación que vivimos: Cristo vencedor de Satanás por su Cruz y el poder que nos consiguió con su muerte y resurrección. A. Evitar toda inflación del poder y de la influencia de Satanás: No pocas veces se habla de Satanás como si se tratara de un anti-dios: de una fuerza independiente y tan poderosa como el mismo Dios. Es una fraseología equivocada y que tiene un subido color maniqueo. El demonio, creatura de Dios (Gen 3,1; Col 1,16), fue originalmente bueno en su realidad ontológica (2Pedr 2,4). Trans- formado radicalmente en "mal" por su pecado, juega en la creación un papel destructor y subalterno: es una fuerza consciente que persigue un plan de destrucción y se sitúa así en el anti-remo de Dios (IPedr 5,8-11; Ef 6,10-12). Pero en modo alguno su poder es absoluto. De ninguna manera se puede considerar como el que se opone y compite con Jesucristo. Satanás ha sido vencido definitivamente por el Señor con su muerte y resurrección. Si los hombres no colaboráramos con este adversario a muerte de los hijos de Dios (Sab 2,24), su poder se reduciría a nada.1 Nuestra actitud, por tanto, ha de ser cuidarnos de sobrevalorar el poder de Satanás, de igual manera que hemos de cuidarnos de despreciar su influencia y exponemos imprudentemente a su acción; ni aventuramos en un campo tan minado por el engaño, el disfraz, las artimañas... Lo importante y decisivo es hablar y estar persuadidos del poder de Jesús que está a nuestra disposición y al que debemos abrimos. De Satanás sólo hemos de tratar en "obliquo": de un modo indirecto, periférico. En el corazón de nuestro lenguaje, de nuestros pensamientos, no está él sino Jesús.2 "Excesiva preocupación por lo diabólico y un ejercicio indiscriminado del ministerio de liberación tienen por base una distorsión de la evidencia bíblica y pastoralmente es perjudicial".3.4 B. En el corazón de la Pascua: La vida cristiana, por más llena que esté de preocupaciones y sufrimientos, tiene que asentarse firmemente en el corazón de la Pascua: nuestro misterio cristiano más profundo se asienta en el misterio de la resurrección de Cristo, en su triunfo pascual. Todo nuestro presente y futuro deben girar, alrededor de esta hermosa y alentadora realidad: "Verdaderamente el Señor ha resucitado" (Lc 24,34). "La fe de la Iglesia nos enseña que el poder de Satanás no es infinito. Es, solamente, una criatura, poderosa en cuanto espíritu puro, pero a pesar de todo, una criatura, con las limitaciones de la criatura subordinada al deseo y dominio de Dios. Si Satanás actúa en el mundo a causa de su odio contra Dios y contra el Reino, esto es permitido por la divina Providencia, que con fortaleza y bondad dirige la historia del hombre y del mundo. Si la actuación de Satanás ciertamente, causa mucho daño -de naturaleza espiritual e indirectamente de naturaleza física- a las personas y a la sociedad, sin embargo, no se encuentra en condiciones de anular la última finalidad a la que aspiran el hombre y toda la creación, el Bien. Satanás no puede obstaculizar la edificación del Reino de Dios, en el cual se conseguirá, finalmente, la plena materialización de la justicia y del amor del Padre hacia las criaturas eternamente "predestinadas" en el Hijo-Verbo, Jesucristo. Más aún podemos decir con San Pablo que la obra del maligno contribuye al bien (Cf. Rom 2,28) y que sirve para edificar la gloria de los "elegidos" (Cf. 2Tim 2,10).5 6 7.8 "Somos un pueblo pascual y nuestro canto es aleluya" (Juan Pablo II). "Los cristianos no disocian las frases del misterio redentor, el Viernes Santo es el precio de la pascua, como la Pascua es la "obertura" a la mañana de Pentecostés. El cristiano vive de este triple misterio, indisolublemente."9 La Pascua no sólo es el triunfo de Jesucristo por su Resurrección, como fruto precioso de su obediencia y amor al Padre y su "entrega total" a los hombres para realizar el plan divino de devolver la humanidad a la Trinidad. Es la derrota total, definitiva de Satanás. A partir de la resurrección, no podemos, por consiguiente, tener una mirada distorsionada, errónea: considerar la fuerza del maligno como lo estaba antes de que Cristo fuera glorificado por la resurrección; en él opera el Padre por la fuerza del Espíritu. Por esto hemos de estar ciertos de que en el corazón de nuestra fe está Cristo en el poder del Espíritu, no la fuerza de Satanás que ha sido quebrantada para siempre por la humillación de la Cruz y la gloria de la resurrección".10 Por tanto, toda insistencia abusiva sobre el reino de las tinieblas compromete gravemente el equilibrio de nuestro cristianismo, contradice al Evangelio que es la Buena Nueva y el mensaje liberador y nos sumerge en un desalentador pesimismo. La treta más astuta del malo consiste en llamar la atención sobre sí mismo y sobre sus obras y no sobre Jesús, Salvador del mundo. Nuestra actitud debe ser la contraria. C. En el corazón traspasado de Cristo: "Pero uno de los soldados, con una lanza, le abrió el costado y al punto salió Sangre y Agua" (Jn 19,34). Es un episodio real que, a los ojos de Juan, contiene un gran símbolo:
  • 9. Es la acción del soldado; no era necesaria, puesto que Jesús estaba ya muerto. El evangelista ve en el hecho el cumpli- miento de una palabra de la Escritura (Jn 19,37; Zac 12,10). Hay un sentido profundo de plenitud en la profecía de Zacarías: Cristo en la Cruz, traspasado por una lanza (del que brota sangre y agua). Se da un doble simbolismo: El de la sangre: la donación total de Jesús de sí mismo que se entrega por amor a los hombres. Alude con gran discreción a la donación de su sangre que continúa siendo en la Eucaristía, fuente de vida eterna, de unión mutua y prenda de la futura resurrección gloriosa. En el agua Juan simboliza el sacramento del Bautismo que purifica y da vida nueva; al Espíritu Santo que se confiere mediante el bautismo de agua (el sacramento).11 Pero en este hecho, atestiguado solemnemente (Jn 19,36-37), del corazón traspasado, toda la tradición de la Iglesia ha visto una realidad especialmente providente y divinamente amorosa: Jesús ha querido manifestar hasta dónde llega su amor al Padre y a los hombres que, quiso hacer patente, aun muerto, su amor en la entrega de su corazón y en la realidad de su llaga como una expresión visible y palpable de lo más íntimo de su sí: su amor. La herida del costado de Cristo ha sido para las almas profundas la morada secreta donde viven en la unión más íntima con el Señor y el refugio más seguro contra todos los ataques de Satanás. La fuerza del amor de Cristo, que dimana de su corazón traspasado es la garantía mayor de que el cristiano vive bajo el poder amoroso del Señor que defiende, alienta, fortalece. D. En la Eucaristía victoriosa: Cada vez la Renovación Carismática Católica es más consciente del poder liberador que emana de cada uno de los sacramentos. La relación íntima que tienen con el Señor, el poder de la gracia que trasmiten, la acción poderosa del Espíritu que actúa en ellos y por ellos..., son otras tantas salvaguardas contra las astucias del demonio. a) Entre los sacramentos hay que señalar un puesto de privilegio, en su poder de liberación, a la Reconciliación y a la Eucaristía. Ahora tratamos de esta última. Toda Eucaristía es la "reactualización" del sacrificio de la cruz, con la forma de la Cena (es decir, incruenta) (Lc 22,19-20; ICor 11,23-27). En la entrega total de sí al Padre por su muerte en la Cruz, Jesús consiguió el triunfo total sobre Satanás, victoria que se afirma y tiene su plenitud en el triunfo de su resurrección por la que es constituido Señor y se le da el dominio pleno sobre toda la creación. (Fil 2,5-11). Cada Eucaristía no sólo recuerda el triunfo de Jesús y la derrota para siempre de Satanás; es de nuevo eficaz en cada celebración y los fieles que participan en ella, se hacen acreedores a la fuerza vencedora de Cristo que emana del sacrificio eucarístico, actualización del misterio de la cruz y de la resurrección. b) La Eucaristía es esencialmente plegaria de adoración, de alabanza, de acción de gracias, de petición. Adorar, glorificar al Padre por Jesucristo en la fuerza del Espíritu es no sólo centrarse en él, en su amor, en su poder, en su misericordia. Es, a la vez, descentrarse de Satanás y de su influjo; es desprenderse de las trampas del maligno y ponerse bajo la protección del que todo lo puede y quiere liberamos, sobre todo porque somos sus hijos queridos. (Rom 8,14-17). "Cuando nuestra oración toma cuerpo en una celebración eucarística, esta virtud liberadora entra en juego con el máximo de su poder. No hay que estrañarse, pues, de que los conflictos demoníacos provengan principalmente de un medio en el que no se conoce ni vive la Eucaristía". San Ignacio de Antioquía escribía a los efesios para instruirlos y animarlos: "Esforzaos en reuniros frecuentemente para dar gracias a Dios y glorificarlo. Cuando vosotros os encontráis y actuáis así, el poder de Satán es quebrantado y su malicia se desfonda ante vuestra fe unánime".12 La hermosa realidad que acabamos de describir noimpide ni exime de que, a veces, haya que hacer una verdadera oración de liberación, un enfrentamiento directo con Satanás para arrojarlo de la persona o del área que ha invadido o sobre la que tiene influencia.13 E. Bajo el señorío de Cristo o el nombre victorioso de Jesús: La conciencia pascual de que hablamos se manifestó poderosamente en las primitivas comunidades en la persuasión del "Señorío" universal de Jesús, de su nombre, es decir, de su Persona. Esta conciencia empapa, como una lluvia mansa, benéfica y poderosa las páginas de los Hechos y las epístolas paulinas, sobre todo: - En el nombre de Jesús de Nazaret sanan Pedro y Juan al paralítico de la Puerta Hermosa del templo (Hecho 3,1- 10). - No hay otro nombre, aseguran Pedro y Juan en el Sanedrín, en el que los hombres puedan salvarse que en el nombre de Jesús (Hech 4,1-12). - No pueden obedecer la orden de dejar de predicar el nombre de Jesús. El está sobre toda orden del tribunal judío, que odia y teme, a la vez, a aquellos hombres cuyo tema de predicación es el nombre de Jesús, su poder y sus maravillas (Hech 4,13-20). - Ambos, después de la curación milagrosa del paralítico, aseguran ante la multitud que no han sido ellos quienes lo sanaron, sino el poder del nombre de Jesús, a través de ellos, que tienen fe inquebrantable en la eficacia de ese nombre bendito (Hech 3,14-16). - La experiencia de los santos, la liturgia de la Iglesia, la tradición cristiana toda, de Oriente y de Occidente, es un continuo y poderoso argumento del poder que tiene la invocación en fe profunda del Santo nombre de Jesús. - Al nombre de Jesús es preciso que toda la creación, también los mismos demonios, se arrodillen: reconozcan su poder incontrastable (Fil 2,5-11).
  • 10. - A José se le ordena dar al niño que María lleva en sus entrañas, el nombre de Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1,2-22). - A la misma María antes de dar su consentimiento para la maternidad divina, se le hace saber el nombre de su Hijo, se llamará Jesús, nombre que resume la misión del que ella concebirá en su seno: la salvación del mundo (Lc 1,31 -33). - La espiritualidad de Oriente, condensada, de algún modo, en la llamada "oración de Jesús" u oración del corazón, afirma tener una eficacia maravillosa de liberación y de santificación. Esta oración: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador", que se repite una y otra vez, en ambiente y espíritu de fe, y se acomoda suavemente al ritmo de la respiración, nos va haciendo vivir en un clima pascual; nos sitúa en una profesión de fe continua en la verdad central del credo: la verdad del poder y del amor del nombre Jesús como testificaron los apóstoles desde los comienzos de la Iglesia (Hech 4,12). - Estar obsesionados con el poder de Satanás: atribuirle el origen de las enfermedades, de las agresividades que a cada paso sufrimos, nuestros cambios de humor, etc., son "caza" demoníaca que puede observarse en algunas personas o comunidades; es lo más opuesto al clima espiritual de Pascua en el que la Iglesia insiste en hacemos vivir. Los abusos que se dan, cuando se convierten en algo frecuente y las enseñanzas, átono, que se imparten, alejan a los individuos y a los grupos del soplo vivificador que viene de Jesús y los pone en contradicción con las enseñanzas, la práctica católica y se corre el nesgo de minimizar la propia responsabilidad.14 "No es por casualidad, -escribe Ratzinger- que mientras una teología reduccionista trata al demonio y al mundo de los espíritus malos como si fueran meras etiquetas, por el contrario en el ámbito de la Renovación ha surgido una nueva y concreta toma de conciencia sobre las potencias del mal, aunque claro está, unida a la serena certeza sobre el poder de Cristo al que todo ha sido sometido".15 "La resurrección de Cristo consagra la derrota de Satanás". Sin embargo, el combate no acabará sino con el último acto de la "historia de la salvación". Y, como Cristo, el cristiano tendrá que luchar con el Adversario. (ITes 2,18; Mt 13,19; Mc 4,15; IPedr 5,8; ITes 3,5; ICor 7,5; 2Tes 2,7ss.; 2Cor 6,14; Un 5,18ss). Pero todo acabará con la victoria definitiva del "cordero y de la Iglesia, su esposa" (Ap 18,22). G. En la fe del amor del Padre: a) El Evangelio es, fundamentalmente, una Buena Nueva: la Buena Nueva del amor infinito del Padre hacia los hombres, sus hijos (lJn 3,1; Rom 8,14.17). El anuncio de una providencia amorosa que vela continuamente sobre nosotros (Mt 10,29-30; 6,25-34). Y esta Buena Nueva es un mensaje liberador. b) Creemos, por tanto, en el amor de un Padre de infinita ternura que está dispuesto a concedemos el mayor de los dones: el Espíritu Santo (Lc 11,9-13), después de habernos entregado en el mayor gesto de generosidad a su propio Hijo (Rom 8,32). c) Confiamos inquebrantablemente en su amor que nos acompaña, cuida, protege, alienta, fortalece constantemente, si nosotros nos abrimos a esta providencia amorosa. Ella está pidiendo de los hijos de Dios esa prudencia divina y humana de cooperar, puesto que somos libres de aceptarla o rechazarla. Y entre sus exigencias está no arrojarnos ni permitir que se nos meta en tentaciones con la mentalidad de que Dios suplirá lo que nosotros debimos y pudimos haber hecho o evitado. Esto es, sencillamente, tentarlo, abusar temerariamente de su amor. d) Esta persuasión de la providencia amorosa, actuante del Padre "nos sitúa en los antípodas de una religión de temor servil ensombrecido por la 'caza' de las potencias del mal".16 H. En el poder liberador del Padrenuestro: a) En un modo determinado, trascendental de su ministerio: el Señor, pasada toda la noche en oración, ha entregado a sus discípulos la oración liberadora por excelencia: el padrenuestro (Lc 11,1-4; Mt 6,9-13). b) Los hermanos M. y D. Linn tienen un largo estudio sobre el Padrenuestro como oración de liberación. Examinan detenidamente el profundo contenido de cada una de las peticiones y terminan comentando la última de ellas. Solamente en ésta Jesús ora por liberación. Es como si dijeran: la liberación depende de todo lo que anteriormente ha sido dicho en las demás peticiones de la oración del Señor. En el grado en que nosotros estemos unidos, "atados" a nuestro Padre por la oración hecha al modo de Jesús, no podemos ser influenciados, "atados" por el espíritu del mal. En la medida en que nos hayamos adherido al pensamiento y al corazón de Jesús (a su pensar y a su amar), nos veremos libres de las tinieblas del maligno. Estas no desaparecen sacudiéndolas, sino volviéndose a la luz.17 I. En el poder y el amor del Espíritu Santo: a) Jesús, durante toda su vida, fue dirigido, guiado, protegido, fortalecido, en su condición humana, por el Espíritu Santo. - La Humanidad de Jesús es criatura del Espíritu (Mt 1,18-20). - Después que Jesús fue bautizado, el Espíritu de Dios lo consagra como rey mesiánico y servidor de Dios (Mt 3,16). - Lo unge para una misión (Lc 4,18). - Jesús es el portador del Espíritu que obra en él o a través de él (Mt 12,18; 4,1; 12,28; Lc 4,14; 10,21).
  • 11. - Después de su glorificación en su muerte, resurrección y ascensión es el dador del Espíritu (Jn 7,39; 15,26; 16,7-14; 20,22; Hech 2,lss.; 2,33, Rom 1,4). b) De un modo semejante al del Señor, aunque a inmensa distancia, los cristianos somos habitados por el Espíritu Santo desde nuestro bautismo (ICor 6,15-18; Mt 28,19).18 - El, según la promesa del Señor, tiene también el oficio de defendemos (Jn 14,16). El nos introduce en la filiación divina (Rom 8,14ss ), y siendo como es el Amor del Padre y del Hijo tiene la misión de proteger lo que les pertenece. Por eso con nosotros ejerce su poder de defensor, de abogado, de protector. - Ser, por tanto, conscientes de esta realidad y vivirla, nos sitúa en una relación especial de poder frente a todos los enemigos espirituales: estamos bajo la fuerza y el amor del Espíritu del Señor, que habita en nosotros y ejerce en lo más íntimo de nuestro ser su poder y nos rodea con su amor. - Cuanto más vivamos en el Espíritu y estemos más abiertos a su acción, más inmunizados estaremos contra los ataques del Maligno, más lejos de su influencia y viviremos en la alegría y serenidad de la Pascua que pronuncia la bienaventuranza de la que el Espíritu se nos ha dado como prenda (Rom 8,22-25). J. Bajo la protección de María, de los santos, de los ángeles: - "Con un título único María es la 'imagen escatológica de la Iglesia' y con ella los ángeles y los santos" .19 Es, por tanto, el modelo del cristiano que vive en la perspectiva de la Pascua victoriosa. - La única actividad en la Iglesia triunfante es la de interceder hasta que toda la humanidad haya consumado su estancia sobre la tierra. Por consiguiente, de auxiliamos en el "combate" que implica nuestro caminar hacia el Señor, en nuestra lucha contra el poder de las tinieblas (ICor 15,24-28; Rom 8,34; Hebr 7,25; 9,24; 10,13-14). - La tradición de la Iglesia, sus enseñanzas, la piedad de los fieles, guiados por la luz del Espíritu Santo, reconoce incesantemente el papel de María en esta comunión de intercesión y en su oposición victoriosa. - Ya después del pecado de origen (Gen 3,14-15), el Señor prometió la victoria definitiva sobre Satanás, que vendría por el fruto bendito de la "mujer", de María. La frase preciosa con que Dios anunció el triunfo sobre el Maligno, no puede ser más gráfica y expresiva; es de aplastamiento, de derrota total: "Y ella aplastará tu cabeza" (la descendencia de la mujer, Jesús; por tanto, María) (Gén 3,15). - Unida a su Hijo en la redención, lo está también en el plan total de hacer que los hombres realicen su condición cristiana a imagen de Jesús (Rom 8,29) y en la lucha contra los obstáculos que encontrarán en su peregrinar hacia Dios. María ejercita su misión por la intercesión en la gloria, ante su Hijo, Cristo Jesús. Es la función maternal de María después de la Asunción a los cielos que ya no terminará hasta el fin de los tiempos, sin añadir ni quitar nada a la mediación única del Redentor, sino sacando de él toda su eficacia real. Demuestra su poder y el beneplácito divino. Lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta. Su intercesión se apoya en la mediación de su Hijo ante el Padre celestial; de ella depende totalmente y de la misma saca todo su poder. - Los cristianos que invocan a María con fervor y confianza filial, sienten que su protección maternal se extiende bie- nechoramente sobre ellos. En comunión profunda con ella reciben de su intercesión fuerza para luchar contra las tentaciones y contra todo lo que amenaza la vida de Jesús en ellos. Su nombre, de un modo que recuerda e imita el poder del nombre de Jesús, tiene una fuerza liberadora maravillosa. En su medida y recibiéndolo del amor que su Hijo la profesa, se le puede aplicar el gran panegírico que San Pablo hace del nombre de Jesús glorificado, constituido Señor de la creación (Fil 2,9-11). - De un modo parecido, pero más secundariamente, la Iglesia Católica ha venerado a los santos y a los ángeles y ha reconocido en ellos poderosos intercesores ante Jesús. Muchos de ellos son considerados como especialmente usados por el Señor para hacer que sobre los hombres, al invocarlos piadosamente, en comunión y obediencia a las normas de la Iglesia, se sientan fortalecidos para luchar contra el reino de las tinieblas y librados de sus asechanzas. La tradición oriental es especialmente rica en el culto a los ángeles y confiesa su protección de modos sencillos pero profundamente artísticos en los iconos. En esta comunión con la Iglesia triunfante tenemos inagotables recursos y mensajes para hacernos vivir en la esperanza y en la convicción de estar situados en el corazón de la Pascua.20.21
  • 12. NOTAS 1. Auer/Ratzinger, III, El mundo, creación de Dios, Edit. Herder, Barcelona, 1979, 592-593. 2. Cfr. S. Lyonnet, en: La Delivrance, "PuissancedesTenebres et Ecriture" 5-14. Table ronde du Soir, Session Chantilly, 12-15 mai, 1983 (policopiado). 3. Declaración Pastoral sobre la Renovación Carismática de los Obispos norteamericanos, Koinonia, 54, 1985, 9. 4. El Nuevo Testamento presenta a menudo el dominio del pecado como un poder misterioso personificado en Satanás (mal), el tentador (Mt 4,1), el fuerte (Mt 12,29), el maligno (Mt 12,29), el príncipe de este mundo (Jn 12,31). Tal poder ha sido ya derrotado por Cristo, pero no se da por vencido, sino que continúa luchando para volver a imponerse (Ef 6,12; IPedr 5,8), y proclama incluso, que todos los reinos están en sus manos (Lc 4,6). Jesús, del mismo modo que ha vencido el pecado, ha derrotado también a Satanás, no sólo durante su vida terrena (Mt 4,12), sino definitivamente con la obediencia de la muerte y la resurrección: ha sacado a los hombres de las tinieblas a la luz y del dominio de Satanás a Dios" (Hech 26,18), y ha dado a sus discípulos el poder "sobre todo el ejército del enemigo" (Lc 10,19). 5. Juan Pablo II, Audiencia general del 20 de agosto 1986, Ecclesia, 6 de septiembre, 1986, 19; cfr. Mons. A. Uribe Jaramillo, Angeles y demonios, Publicaciones San Antonio, Río Negro, (Colombia), 1981, 88. 6. El teólogo y escritor inglés C. S. Lewis escribía en 1941; "Hay dos errores iguales y opuestos, en los cuales el género humano puede caer a propósito de los diablos. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer en ella y sentir un interés excesivo y malsano por ellos. Por su parte, a ellos les gusta por igual uno y otro error y saludan con idéntico placer al materialista y al mago". C. S. Lewis, citado por J. Navone, "Diablo/exorcismo" en: Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Edic. Paulinas, 1983, 360. 7. "El hecho de la existencia de Satanás y de los diablos debe ser vista a la luz de la victoria de la resurrección de Jesús. Cristo triunfa sobre todo mal no sólo durante su vida pública, sino sobre todo, en su resurrección". Esta manera, la única para un cristiano, nos ayuda a evitar el dualismo maniqueo que ve a Dios y al demonio como dos rivales igualados en el poder. Como cristianos, participamos en la victoria de Cristo sobre el poder de las tinieblas. Somos miembros de su Cuerpo, estamos unidos a él por el Bautismo y, por tanto, tenemos parte ya en su victoria y en su poder sobre los espíritus del mal. Jesús nos ha dado autoridad sobre ellos. Se la ha dado a su Iglesia y a los miembros de ésta. Tal visión del poder de las tinieblas, sometido definitivamente por Jesucristo con su muerte y resurrección y participado por nosotros, nos alienta y nos da la seguridad de la victoria en nuestras luchas contra el mal y contra Satanás. R. Faricy, The Battle within, A New Covenant, March, 1985, II. 8. "Destaquemos, una vez más, como resumen, que la Sagrada Escritura no hace sus afirmaciones por causa de Satán y sus demonios, sino por Cristo y la Iglesia. Todo intento de una "demonología bíblica" sistemática es una equivocación." F.J. Schirse, Conceptos Fundamentales del cristianismo, Edit. Cristiandad, Madrid, 1979, II, 646. 9. Card. Suenens, Renouveau et Puissances des Tenebres, Document de Malines 4, Les Cahiers du Renouveau, 1982, 105. 10.Card. Suenens, o. c., 106. 11.S. Salvador Carrillo Alday, El Evangelio de San Juan, Instituto de Sagrada Escritura, México, 1978, 411-414. 12.Card. Suenens, o. c., 107. 13.Cfr. Bibliografía en el capítulo siguiente. Las obras que se citan, en una buena parte, se refieren, cuando hablan del modo de enfrentar al Maligno, del gran poder que para ello tiene la Eucaristía. 14.Cfr. S. Lyonnet, o.c., 15ss. 15.Cfr. A. Siste, "Angeles/Demonios", en: Nuevo Diccionario de Teología bíblica, Edit. Herder, 1978, 837-839. 16.Card. Suenens, o. c., 106. 17.M. and D. Linn, Deliverance Prayer, Paulist Press, N.Y., 1980, 34-48. 18.J. Mateos, Nuevo Testamento, Edic. Cristiandad, 1974, 719-720. 19.Card. Suenens, o. c., 110. 20.Cfr. Traduction Oecumenique de la Bible, Ancien Testament (TOB), Gen 3,14-15, nota i), sobre este texto los Santos Padres griegos tiene pensamientos profundos, respecto del poder concedido por Dios a la Virgen María para ser la debeladora de Satanás y defender a sus hijos espirituales de los ataques y engaños de éste; cfr. A. Serra, "María", en: Nuevo Diccionario de Teología bíblica, 1132-1136. 21."A pesar de que todas estas influencias malsanas del espíritu (brujería) del mundo, (esoterismo, etc.), de las que nadie puede estar al abrigo totalmente, (insisto en esta realidad que nos baña desde dentro): la Iglesia jamás enseña el terror hacia Satanás. Cristo ha quebrantado, definitivamente, el poder de Satanás. El (Cristo) ha encadenado a sus enemigos y los ha puesto bajo sus pies. En otras palabras, Satanás no es más que un "felpudo" bajo los pies de Cristo. Cuando vivimos sinceramente unidos a Cristo, Satán no es otra cosa que un felpudo bajo sus pies. San Agustín decía: "Satanás es como un perro grande, él ladra fuertemente, se remueve a una parte y otra, pero él está amarrado y no muerde sino a los que se arrojan a su boca. No generalicemos ante los cristianos algunos casos excepcionales, en los que Satanás actúa con el permiso de Dios, como lo muestra el libro de Job o la vida del Cura de Ars o la de Marta Rubín. Nos encontramos ante vocaciones particulares que no son imitables y yo no tengo el derecho de sacar conclusiones para todos los
  • 13. cristianos. Sin embargo, hoy, nosotros los cristianos, nos hallamos frente a un dilema: o dejar que se desarrolle con el esoterismo y el ocultismo el neo paganismo de nuestros tiempos o trabajar con lucidez en la extensión del Reino de paz, de justicia y de amor de Jesucristo. En lo que toca a mí, yo escojo a Jesús y su Reino de amor".
  • 14. II DOS FORMAS HABITUALES DE ATAQUE DEL MALIGNO: LA TENTACION; LA OPOSICION: 1. La Tentación: A. Introducción El ataque del Maligno está unido a la tentación. Sin ser, en sí pecado, él la utiliza para llevamos a él. La tentación no quiere decir influencia diabólica tal como la entendemos en las instrucciones que siguen sobre ella. Es, muchas veces, el medio del que se vale para ejercer tal influencia, v.gr., en las tentaciones del desorden sexual, etc., cuando se consienten, abrimos una puerta para que esa influencia se ejerza. Pero hay que añadir también: sin que toda tentación manifieste una influencia del Maligno, existen tentaciones que se presentan especialmente "caracterizadas". Podemos sospechar razonablemente tratarse de un caso de influjo diabólico. De esas tentaciones habrá que pedir ser liberados y aun será necesario, en casos determinados, hacer un auténtica oración de liberación. Prescindiendo ahora de este aspecto de influjo satánico en la tentación, podemos establecer la siguiente secuencia: La tentación tiende a llevarnos al pecado que abre las puertas al influjo diabólico, pero tal influencia no siempre supone pecado personal. Las puertas abiertas, a su vez, pueden ser penetradas por el Maligno y entonces nos hallamos ante los modos diversos en que lo ejerce. La importancia, pues, de la tentación consentida es enorme, aun prescindiendo de la realidad más aguda que produce: el pecado. Aquí, sin desvalorizar este hecho trágico y fundamental, tenemos presente su relación con las maneras diversas de influencia diabólica en las personas. Recordemos, sin embargo, que la tentación puede convertirse en una fuente de crecimiento en Cristo cuando la superamos con la ayuda del Espíritu, manteniéndonos fieles al Señor. B. La realidad: a)Con Santo Tomás podemos afirmar que el oficio de Satanás es tentar. Y, dada su naturaleza, toda ella convertida de" gracia en malicia", después de su rebelión contra Dios, su pretensión es atrapar a la persona y envolverla en el pecado, alejarla de Dios y, definitivamente, llevarla a la condenación eterna. Este es su objetivo final, pero, sagazmente, tiene sus propias tácticas que emplea en cada caso y con cada persona, de una manera o de otra, siempre orientado hacia su objetivo, para él bien claro, definido, inmutable. b)El combate espiritual contra Satanás es una realidad que se impone. El mismo Jesús quiso pasar por la tentación, para alcanzar, con su humillación, la fuerza y el aliento para perseverar en la lucha contra el espíritu de las tinieblas. Su ministerio tuvo dos elementos bien característicos: proclamar la Buena Nueva del reino de Dios y la lucha contra el poder de Satanás (Mc 1,24). Vino para destruir el imperio del demonio, para tener una confrontación directa con él, departe de Dios, y dar a los hombres la vida eterna. Y esta victoria rotunda, definitiva, la realizó precisamente en el momento en que Satanás parecía haber prevalecido contra él: en la Cruz. El mismo confió a sus discípulos proseguir la misión que el Padre le había confiado y entre los aspectos de ella hay que contar los mismos que se dijeron en la vida de Jesús: la expulsión de demonios, la curación de enfermedades, la resurrección de muertos. También nosotros, en su tanto, hemos recibido, por nuestro Bautismo y Confirmación la misión de luchar, contra quien nos quiere perder y a nuestros hermanos. El hecho de que Satanás fuera vencido en la cruz no le quitó, por designios de Dios, la capacidad de tentamos, de atacamos e intentar constantemente perdemos. Por otra parte la victoria universal de Jesús sobre su "enemigo frontal" implica que cada uno tiene que conseguirla en sí mismo, con Su gracia, y, por tanto, estar dispuesto a luchar, amparado por la sangre y el poder vencedor de Cristo crucificado y resucitado. Cuando entramos en relación con Dios, y procuramos vivir bajo el imperio de Jesús, de su Señorío, entonces el furor de Satanás se exacerba y agota sus recursos para apartarnos del camino emprendido. El tiene un dominio poderoso sobre el mundo malo y perverso (Un 5,19) y no descansa en hacer la guerra a los santos (Ap 12,17). Sm embargo, entonces podemos ciertamente contar con la ayuda y el poder de Jesús a cuyo nombre también Satanás tiene que doblegarse (Fil 1,11). Sin que estemos dominados por el temor, sí hemos de seguir los consejos de Pedro y Pablo que nos amonestan y aconsejan tener una discreta vigilancia sobre nosotros (IPedr 5,8-9; Ef 6,10-12). c) Ciertamente, sin ser únicas, no conocemos reglas de discernimiento tan atinadas, sabias y compendiadas como las de San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios espirituales. Estas se complementan con su clásica doctrina en todo el proceso por el llamado de elección, en el que sobresale la meditación de "Dos Banderas". En este pequeño tratado espiritual se nos ofrece, en compendio, no sólo un método práctico sobre la realidad compleja del mundo de la tentación, sino también se hacen finas observaciones de la psicología de la misma. Nos limitaremos ahora a algunos datos, remitiendo a quien lo desea conocer, a las instrucciones sobre la oración en las que se toca la llamada "desolación espiritual". C. La tentación: intento de definición: No debemos tomar como equivalentes "prueba" y "tentación". La prueba trata de conocer la realidad profunda del hombre, va más allá de las apariencias. Dios prueba al hombre para conocer el fondo de su corazón (Deut 8,2).
  • 15. La tentación es impulso al mal o contra el bien: impulso a no seguir la voluntad de Dios, sino al demonio, al mundo, a las pasiones: "la incitación al pecado". La concupiscencia (del hombre) que persigue su bien particular sin atender al fin ético total del hombre, y pretende realizar su deseo, al margen de la voluntad de Dios. Pero la tentación no destruye la libertad del hombre y ésta puede superarse con la gracia de Dios por medio de la oración y del estado de alerta (Mt 26,41), de la esperanza en la fe (Ef 6,16) y de una ascesis activa. D. Resumen de los aspectos importantes de la tentación: El tema es tan amplio y plurivalente que nos vemos obligados a condensarlo en datos o afirmaciones breves. En este punto, recurrir a los autores de garantía se hace imprescindible: - El oficio propio del demonio es tentar. - Pero no todas las tentaciones que el hombre padece proceden de aquel. - Muchas de ellas tienen su raíz en la concupiscencia que el hombre tiene en sí, como secuela del pecado de origen. - San Pablo y San Pedro ponen de relieve la realidad de que no pocas de las tentaciones proceden de Satanás (Ef 6,11- 12; IPedr 5,8). Pero sería preciso añadir que éste utiliza, se aprovecha de la debilidad moral del hombre para fomentar la tentación. San Ignacio en sus Ejercicios espirituales, lo describe de mano maestra. - No hay norma fija ni es fácil distinguir cuándo la tentación procede del demonio y cuándo tiene su origen en otras causas, en nosotros mismos, en el mundo pervertido, en las circunstancias que nos rodean, en los estímulos que nos entran por los sentidos exteriores, en el juego, en el influjo y dominio de nuestra imaginación o afectividad desordenada, etc. - Dios no tienta a nadie incitándole al mal (Sant 1,13). Ni permitirá que seamos tentados sobre nuestras fuerzas espirituales (1 Cor 10,13). - Dios concede siempre la gracia suficiente para que podamos resistir la tentación (ICor 10,13). Pero cuando somos nosotros los que voluntaria y conscientemente nos metemos en ella, la gracia concedida por Dios, ordinariamente, no será suficiente para superarla. Y, de hecho, meterse libremente en una tentación no necesaria, es decir, "libre, si por su naturaleza lleva a un pecado grave, también, lo es. - La tentación aparece bajo formas muy diversas: atracción, deseo, gana, repulsión, desagrado, lentitud, negligencia, precipitación, etc. - La tentación, para repetir algo muy importante, se origina dentro o fuera de nosotros. - La tentación afecta a todos los órdenes: deber de estado, pureza, orgullo, justicia... Es multiforme. - Leon-Dufour se expresa así respecto de la tentación: "Si Dios puede poner al hombre aprueba sin tentarlo (Dios no tienta) (ICor 10,13), el hombre no puede poner a Dios a prueba sin dudar de su poder, sin poner en entredicho su amor y su fidelidad. En el Antiguo Testamento el lugar típico de la tentación es Masá, llamado también Meribá, es decir, disputa (Dt 6,16; 33,8s.). A diferencia de los hebreos, Jesús no tentó a Dios (Mt 4,7; Hech 15,10). Pero fue tentado repetidamente por los hombres durante su vida terrena: lo tentaron Pedro, llamado."Satanás" por Jesús, (Mt 6,) las multitudes saciadas que quisieron hacerlo rey (Jn 6,15), los jefes judíos que lo invitaban a salvarse bajando de la cruz (Mt 27,42). Las diversas tentaciones se hallan recapituladas en la grandiosa escena del desierto, en la que Jesús triunfa de Satanás, tentador por excelencia, allí donde Israel había sucumbido" (Mc 1,13; Lc 4,2). - Las tentaciones, cuando son frecuentes y acuciantes, tienden a provocar en las personas que buscan sinceramente a Dios, un malestar, incluso una decepción y desaliento que puede llegar a ser peligroso. Este desaliento responde, a veces, a una falta de realismo: la persona no está persuadida del hecho de las tentaciones o piensa, erróneamente, que, por buscarlo sinceramente y progresar en la vida del Espíritu, debe esperar que las tentaciones desaparezcan o disminuyan claramente. E. Las tres fases de la tentación: a) Los autores espirituales, al analizar la tentación, suelen distinguir tres fases: La sugestión. Llega a nuestro espíritu una idea moralmente no buena, o nuestra memoria recuerda un hecho, una persona que tiende a desestabilizamos moralmente. La sugestión, no es aún pecado. Está en nuestra mano detener la marcha normal y natural de nuestra imaginación y de nuestra mente. b) La delectación: Todas las sugestiones pecaminosas tienen un aspecto "agradable". Hay una atracción natural del hombre hacia ellas. En sí misma esta atracción no es consentimiento. En este punto es preciso tener la conciencia sanamente formada. Sentir esa atracción, repetimos no supone culpa moral. c) El consentimiento'. Es la actuación libre de la voluntad que conscientemente dice "sí", cuando se trata de una realidad pecaminosa o "no", cuando se trata de otra que nos está ordenada y es preciso que la acatemos. - Psicológicamente somos libres para aceptar la sugestión, para complacemos en la atracción, pero moral- mente no lo somos. Debemos aceptar libremente lo bueno y rechazar libremente lo malo. Hay, manifiestamente, muchos grados de consentimiento.
  • 16. - Los medios y remedios ante las tentaciones son muy diversos, pero no todos de la misma eficacia: La oración es un medio específico, el mismo Jesucristo nos previno y lo practicó personalmente. (Lc 22,39-43). Esto no significa que con sólo este medio está ya asegurado el éxito. Pero, ordinariamente, es imprescindible. - La “sana vigilancia”, es otro de los que el mismo Señor echó mano y avisó a sus discípulos la noche de su entrega a la muerte (Mt 26,41). El Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía son los medios excepcionales, bien usados. Hay otros diversos medios naturales y psicológicos que es muy aconsejable emplear y que significan una repulsa indirecta de la tentación: oír música, la sana diversión, el deporte, lecturas distractivas, etc. - Tan importante y trascendental es el problema de las tentaciones que el Señor lo incluyó en la oración por excelencia que nos legó: el Padrenuestro. Y nos exhorta a pedir con insistencia al Padre que no nos deje caer en la tentación (Mt 6,13). F. Insistiendo en tema tan fundamental: a) El hecho de la tentación: • En Jesús: - Ocurre después de ser bautizado por San Juan: Lc 3,21-22: El Padre declara que Cristo es su Hijo (Lc 3,22) y en ello le propone el programa de vida que Jesucristo acepta plenamente: realizar lo que es: Hijo de Dios: vivir en obediencia y amor a El... - Es conducido por el Espíritu Santo -o la fuerza de Dios- no a la gloria, sino al desierto para darle el triunfo sobre Satanás pasando por la tentación... - La lucha: Es la ocasión de mostrar su fidelidad al Padre... - La táctica de Satanás: Pretende atraer la atención de Cristo hacia lo que le propone: saciar el hambre estando hambriento y pudiendo hacerlo, de modo que no vea sino esto... Que lo propuesto, un medio: comer..., lo considere como un fin: "lo mío, mi comida, mi triunfo... por encima y sobre la voluntad del Padre". Aquí está la maldad y el peligro de las tentaciones de Cristo: quiere arrancarle a la voluntad de su Padre; que se sirva de su poder no para el bien propio sino para los demás. Pero Cristo rechaza cada tentación remontándose a la voluntad de Dios... Así, él fue tentado en todo como nosotros (Hebr 4,19), experimentando en su propia carne toda la amargura de la tentación, aun en la realidad de ser, en su naturaleza divina y humana, totalmente impecable. • En nosotros: - Por nuestra realidad de hijos de Dios, unidos a Cristo, tenemos un compromiso: vivir lo que somos... Un programa de vida que realizar como Cristo. - Dios no tienta..., pero nos ofrece las tentaciones como oportunidad para mostrarle nuestra fidelidad... (Sant 1,13; ICor 10,13). - Como Cristo, también nosotros no luchamos solos: El, con quien estamos unidos, lucha en nosotros. El Espíritu Santo (Rom 8,26). Por tanto tengamos confianza en su ayuda. (Jn 16,33). - La tentación tiene su proceso. - Toda tentación se nos presenta como un bien: v.gr, vengarnos... En realidad hay un bien inferior... Pero un bien. Aumenta la atracción porque se nos presenta, frecuentemente, deformado, aumentado, con gran relieve, inmediatamente disfrutable. - La tentación, por el mismo proceso psicológico, nos lleva a no ver sino el bien que se nos ofrece: preferir nuestra voluntad a la de Dios. - Con nuestro rechazo de la tentación como en Cristo, salimos del círculo en que nos metemos: nos elevamos a Dios... b) De dónde provienen las tentaciones: • En Jesucristo: Solamente de fuera, no de dentro de sí. - Satanás aprovecha las tendencias fundamentales que también existen en Cristo para tentarle: - Tendencia a conservar la vida. Y le tienta para conducirlo a la sensualidad. Lc 4,2-3. En este caso es saciar su hambre contra la voluntad de Dios, no en el comer si no en el modo: procurando el alimento con un milagro. - Tendencia a la posesión. Lo tienta para llevarlo a la ambición (Lc 4,6-7) del dinero, y de cuanto con él se consigue: independencia, honor... pero fuera del plan, de la voluntad de Dios. - La tendencia al éxito. Le tienta (Lc 4,9-11) para llevarlo al orgullo.
  • 17. • En nosotros: - Hay tentaciones cuya raíz está dentro de nosotros, la concupiscencia -la debilidad íntima que experimentamos frente a las insinuaciones- vg. del éxito, aun humillando a otros... La facilidad con que nuestras tendencias se desordenan: apetecen contra la voluntad de Dios. - La ayuda que nosotros prestamos a las tentaciones: - Por la falta de dominio de los sentidos cooperamos a que se suscite la tentación externa... vg.: película deshonesta... - Por la falta de dominio de la imaginación... cooperamos a que se suscite la tentación interna... - Por la falta de dominio del sentimiento... Satanás no sólo aprovecha nuestras connivencias con el mal, utiliza nuestra debilidad, explota nuestros "puntos flacos" (EE. 327) para atacarnos y vencemos. - El ambiente tienta con sus criterios, contrarios a las bienaventuranzas: llama felices a los que gozan cuanto pueden de la vida... No es el goce lo malo, es darle esta finalidad como si fuera la exclusiva, el desorden, la falta de moderación... - Tienta con sus escándalos (o vida práctica): revistas pornográficas... - Satanás aprovecha las tendencias fundamentales del hombre (Lc 4,lss.). c) Frente a la tentación: - La actitud interna: - No debemos rechazar la tentación sólo en el momento en que nos asalta; debemos hacerlo mucho antes. Es decir, como cristianos tenemos que hacer una "elección fundamental" de Dios. Antes que cualquier otra cosa; definitivamente; desde el fondo del alma. Una decisión crucial que se actuará en una serie de actos que forman la trama de nuestra vida. - Una actitud interna de lealtad, de fidelidad a Dios, nuestro Padre; o Jesucristo, nuestro hermano, con el que estamos identificados. Como fondo y motivo capital: el amor a Dios de sus hijos, que quieren manifestarle lo que son El. - Lucha contra la tentaciones: - {Nota previa): Hay que distinguir como dijimos, entre pecado y tentación: Desde el comienzo de la tentación y el pecado, hay tres momentos: - Se insinúa o propone la cosa mala: pensamientos... - Se experimenta placer ante lo propuesto (antes de intervenir la razón); toda cosa agrada o desagrada. - El consentimiento (o elección de...) puede ser de dos modos: - Se consiente en la insinuación. Por ejemplo: decido vengarme... Se consiente en el placer: no me vengo pero mantengo y saboreo el deseo de vengarme. Sólo el consentimiento es pecado; sin él no hay más que tentación. Si se resiste, se ejercita la virtud... - Dominio de los sentidos para disminuirlas. Pero no confundir lo necesario o conveniente con lo que puedo hacer o no hacer. - La resistencia motivada: Directa: menos aconsejable. Indirecta: desviar la atención, más aconsejable y eficaz. - La oración: el consejo de Cristo. - Acercamos con seriedad a la fuente de la fortaleza: los sacramentos... - El apostolado, gran medio. 2. La oposición: Fundamentalmente Satanás es el espíritu de oposición al plan de salvación de Dios sobre cada persona y la humanidad. Por tanto, su actividad irá enfilada a oponerse de todos los modos que pueda, a que ésta se realice. El hecho de haber formulado esta manera de ataque del maligno como de "oposición", no quiere decir que sea una nueva forma de infestación. Lo indicamos porque su importancia es tal que, en cierto modo, viene a resumir todo lo anterior. Las diversas infestaciones del demonio, en definitiva, buscan la pérdida del sujeto y de la humanidad para Dios. A. Hechos: a) Mt 4,10: Satanás intenta apartar a Jesús de realizar la voluntad del Padre. b) ICor 2,8: Satanás intenta destruir la obra de la redención planeando la muerte de Jesús, como una gran victoria para él. Realmente fue su derrota definitivamente. c) Hechos 13,6-10: Satanás se opone a la obra de Pablo y Bernabé utilizando como instrumento al mago Elimas. d) Hech 16,16-18: Satanás se opone a la obra de Pablo intentando a través de una joven envuelta en la "adivinación", convertir la seriedad de la predicación del Evangelio en un asunto publicitario.
  • 18. B. Modos de ejercitar la "oposición": a) Por la tentación. No toda tentación proviene del Maligno, pero él la aprovecha sutil y sagazmente. b) Por el pecado personal, al que pretende llevar al hombre y en el que interviene de modos muy diversos. c) Por las formas diversas de "infestación". d)Por otros modos, a veces no fáciles de descubrir. C. Algunos ejemplos: a) Satanás intentará acortar, descontinuar, suprimir la oración que el cristiano ha determinado hacer, insertando su acción en nuestra pereza, etc. b) Satanás intentará perturbar la oración recogida comunitaria, induciendo o valiéndose de alguna persona emociona- lista, incrédula, conflictiva... c) Satanás intentará quitar toda eficacia a la oración induciendo o aprovechando la pesadez, el letargo... de la reunión. d) Satanás intentará perturbar las relaciones fraternales sembrando el chisme, la división, los celos... e) Satanás intentará impedir nuestras relaciones con el Señor; especialmente su oposición irá dirigida contra los que se han entregado profundamente al Señor y procurará que sientan cansancio, desilusión; que se debilite su resistencia... f) Satanás intentará atacar a la persona, aun, a veces, físicamente. Todo cristiano, sobre todo el que se ha entregado generosamente a Cristo, debe esperar encontrar una oposición diabólica en su itinerario hacia el Señor. Satanás es una criatura espiritual, de una tenacidad en su maldad, sin desmayo, incansable. San Ignacio de Loyola, nos ha descrito clara, sobria y realísticamente la obra maligna de Satanás en sus Ejercicios espirituales. Pero nosotros, como todos aquellos que nos han precedido en su entrega al Señor, debemos buscar fuerza y coraje en el mismo Cristo y en los medios que, con esplendidez, nos ha puesto en su Iglesia. "Lo importante no es saber si somos atacados; todos lo somos y frecuentemente. También los santos lo fueron y lo son. Sus vidas dan testimonio de ello. Lo que importa es saber hasta qué punto somos atacados y de qué manera lo somos. Hay personas que se aterrorizan con el pensamiento de que estos ataques nos acechan y de la oración de liberación de que pueden tener necesidad. Para ayudarlas a disipar este miedo, es necesario explicarles que todos nosotros estamos envueltos en el combate espiritual, que todos somos alcanzados por estos proyectiles ardientes y que es la expresión normal de la vida cristiana (Ef 6,11-17; IPedr 5,8-11)". Pero más importante que esto es la actitud cristiana que debe dominar nuestra vida para no vivir en el desasosiego ni el temor ni en la obsesión de estar acechados y bajo un poder tenebroso. Lo cristiano, sin desconocer esta realidad del influjo que puede tener el espíritu del mal en nuestras vidas, es la íntima y profunda persuasión habitual de que vivimos bajo la protección amorosa y omnipotente de Dios, nuestro Padre y del poder de Jesús que derrotó definitivamente a Satanás en la cruz y nos consiguió la gracia de vencerlo en nuestras propias vidas. Esto nos libera, a la vez, de aplicarle al demonio cualquier cosa desagradable o acontecimientos dolorosos que ocurran en nuestra existencia. En este campo se requiere un equilibrio discreto y un discernimiento para no caer en la trampa de ver en todo al demonio, tan peligroso como no verlo en nada.
  • 19. BIBLIOGRAFIA 1. X. Leon-Dufour, Diccionario del Nuevo Testamento, Edic. Cristiandad, Madrid, 1977, 418. 2. E. Hernández, Guiones para un cursillo práctico de dirección espiritual, 1954, 28ss. 3. G. Thils, Existencia y santidad en Jesucristo, Edic. Sigúeme, Salamanca, 1987, 336-339. 4. L. Monden, Conciencia, libre albedrío, Edit. Herder, Barcelona, 1968. 5. A. Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid, 1955, 309ss. 6. K. Rahner, H. Vorglimer, Diccionario teológico, Edit. Herder, Barcelona, 1966, 718-719. 7. J. Navone, "Tentación", en: Nuevo diccionario de espiritualidad, Edic. Paulinas, Madrid, 1983, 1338-1349. 8. A. Sisti, "Angeles/Demonios, en: Nuevo diccionario de Teología bíblica, Edic. Paulinas, Madrid, 1990, 108-112. 9. J. Corbon, "PruebayTentación, en: Vocabulario de Teología bíblica, Edit. Herder, Barcelona, 1978, 738-742. 10. S. Arzubialde, Theología spiritualis, I, UPCM, Madrid, 1989, 85ss. 11. M. Scanlan, R.J. Cirner, Deliverance fron Evil Spirits, Servant Books, Aun Arbor, Michigan, 1989, 27-30; 38-44. 12. Ad Tanquerey, Compendio de Teología Ascética y Mística, Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1930, 954-55. 13. La Deliverance (varios), Session Chantilly, 12-15 mai, 1983, (Policopiado). Hay un precioso material sumamente aprovechable. 14. Las catequesis de Juan Pablo II en 1986 sobre el tema del "Diablo" y colaterales. 15. Mons. A. Uribe Jaramillo, Angeles y demonios, Publicaciones San Antonio, Río Negro, 1991,66-68. 16. C. Aldunate, Buscando salud, Edic. Paulinas, Santiago de Chile, 1980. (passim). 17. Ch. W. Harris, Resist the Devil, Greenlawn Press, 1988, 36, etc. 18. M. and D. Linn, Deliverance Prayer, Paulist Press, N.Y., 1981. 19. B. Kloppenburg, Fuerzas ocultas, Edic. Paulinas, Bogotá, 1983. 20. Ph. Madre, Mais delivre-nous du Mal, Pneumatheque, Paris, 1979. 21. Ph. Avril, Delivre nous du Mal, Editions du Cerf, Paris, 1981. 22. Cardinal Suenens, Renouveau et Puissances des Tenebres, (Document de Malines 4), Les Cahiers du Renouveau, 1982. 23. Cardinal Suenens, Cuite du Moi et Foi chretienne, Desclée de Brouwer, Paris, 1985. 24. C. Aldunate, El cristiano ante lo paranormal, Edic. Paulinas, Santiago de Chile, 1991. 25. C. Balducci, El diablo, Edic. Paulinas, Bogotá, 1991. 26. J. Richards, But deliver us from evil, Seabury Press, N.Y., 1974. 27. Psychologie et Foi, Cahiers du Renouveau, Citamos especialmente el n. 14 de los números hasta ahora aparecidos. 28 Arzob. E. Milingo, Face to Face with the Devil, Scripture Keys Ministries, Australia, Victoria, 1991. 29. Tychique, n. 23, 1980 (Dossier Guerison-Delivrance); n. 110, 1994. 30. G. Morand, Sors de cet homme, Satan, Editions Fayard, Paris, 1993. 31. D. Camus, Pouvoirs sorciers. Edit. Imago, Paris, 1991. 32. B. Sesboué, Jesús Christ, Fuñique mediateur. Desclée, Paris, 1988. 33. Dom, Gabriele Amorth, Un exorciste raconte, (O.E.I.L.)Paris, 1982. Antiguo Provincial de los Paulinos es actualmente exorcista adjunto de la diócesis de Roma. La bibliografía precedenteno se refiere sólo alterna del capítulo. Abarca otros aspectos. Nos parece oportuno que el lector se vaya familiarizando con obras y autores que, en su mayor paite, se citarán en otros capítulos de la "Libera- ción". La que aquí se enumera es, obviamente, limitada. A lo largo del libro aparecerán otros títulos que garanticen la seriedad de la obra. La última obra, que sepamos, que ha sido escrita sobre la "liberación". Obra clara, seria, mesurada, basada en la experiencia pastoral y en una reflexión documentada. Fruto de más de 10 años de práctica de la oración de liberación y del exorcismo por encargo de la Jerarquía de París. "Ante las posiciones reductivas y los "a priori" racionalistas, retoma la reflexión sobre la fe de la Iglesia y de su misión frente a este combate espiritual en el que el adversario maniobra e intenta engañar a veces aun a los que tienen que guiar a sus hermanos en el discernimiento" (Mirabilia, n. 22, 1993, 18).
  • 20. III MODOS DE INFLUENCIA DIABOLICA EN LAS PERSONAS: POSESION 1. Notas introductorias: a) Todo cuanto se refiere al complejo mundo de la "liberación", es un campo especialmente delicado, dentro y fuera de la Renovación Carismática. Se impone como algo previo un acto de fe que admite la intervención inmediata de Dios en la intimidad de nuestro ser; y también el daño que Satanás intenta, encarnizadamente, causarle al hombre (IPedr 5,8). b)Tres convicciones importantes deben ser tenidas en cuenta: Las hemos de llevar en nosotros con esa paz sosegada y esperanzadora de que vivimos bajo la amorosa protección de Dios y no bajo la influencia obsesiva del maligno. Esta persuasión es todavía más importante que las tres aludidas: Ia : La acción de Satanás y de los poderes del mal es constante contra nosotros: "La tentación, la prueba, el combate espiritual son el fondo de la vida cristiana, con la alternancia que caracteriza la vida en el Espíritu: la pedagogía de Dios está llena de sabiduría, de flexibilidad, y, a la vez, de continuidad y movilidad. Por una diversidad incesante de gracias y de pruebas purificantes, el Espíritu Santo nos conduce a un abandono creciente a la misencordia del Padre. La acción de Satanás, sea tenaz y ondulante, permanece en la periferia, aunque en el sentido de que no tiene influjo sobre nuestro corazón profundo, donde habita el Espíritu Santo Creador y Salvador".1 2a : No debemos hacer dicotomía entre los fenómenos espirituales y los datos psíquicos y somáticos. Así como la acción de Dios pasa por los caminos humanos, de un modo u otro, también la de Satanás. El diagnóstico médico y psiquiátrico descubre las turbaciones, problemas, conflictos físicos y psíquicos. El discernimiento espiritual descubre en qué y hasta dónde en estos mismos sufrimientos del cuerpo; en estos mismos desórdenes y dolores del espíritu y del corazón se da el combate de la fe y el influjo del espíritu del mal. Satanás puede influenciar sobre una persona sin causarle turbación alguna, por ejemplo, cuando uno está dominado por una ambición de brillar, de imponerse sobre los demás. (Esto no quiere decir que sea necesaria la oración de liberación). Pero no debemos descartar totalmente la presencia actuante del Maligno en una enfermedad física o psíquica. Sería un lamentable error ver tras cada una de ellas el influjo de Satanás. Pero también lo sería eliminar siempre y en toda circunstancia esta influencia. Esto nos indica el equilibrio, el conocimiento, la experiencia, la ayuda de Dios que se necesita para situarse en el punto exacto y no cometer errores que, en este campo, pueden ser lamentable, y devastadores. Es indispensable tomarse el tiempo conveniente de silencio y atención al Espíritu y a la reflexión. Y, hasta donde se pueda, conviene evaluar la vida de oración de la persona por la que se intenta orar. Es una valiosa ayuda.2 3a : La acción del maligno se hace más difícil de discernir de lo que puede parecer en las primeras experiencias de oración de liberación y de sanación interior. Esto supone un cuidado especial y un conocimiento unido a la intensa oración para no caer en las redes sutiles que tiende Satanás para engañamos sin apenas damos cuenta de ello. c) En los modos de influencia diabólica vamos a proponer dos formulaciones que se complementan entre sí y, sus- tancialmente, coinciden. Tiene la ventaja este método de facilitar la lectura de las obras que adoptan una u otra. 2. Dos formulaciones de la influencia diabólica: La formulación "clásica": Es la que, con ligeras variantes, adoptan casi todos los autores que tratan el tema, inspirados o siguiendo la clasificación de los grandes autores de vida espiritual. Es, por tanto, segura, confirmada por la experiencia, fácil de comprender... Quizá adolezca de no tener en cuenta o darle menos relieve a aspectos que la formulación más moderna subraya. La posesión: a)Definición: "Una verdadera posesión es una sustitución transitoria y repetida de la conciencia misma de la persona por otra conciencia (...). En la posesión diabólica esta segunda conciencia es simplemente diabólica".3 Ordinariamente la conciencia humana no se eclipsa; ambas se yuxtaponen en una grande angustia del sujeto. Quizá esta definición pueda quedar aclarada con la descripción que, comúnmente, se da: "La influencia directa, permanente de Satanás sobre toda la persona". b) Cuándo suele aflorar la posesión existente: Con ocasión de circunstancias determinadas; tales, por ejemplo, la Eucaristía, la pronunciación del nombre de Jesús, el de la Virgen María, el de ciertos santos; el amor fraternal, circunstancias en las que la persona poseída puede llevar una vida normal.4 c)Fase de "eclipse"y de apasigüamiento: En los "posesos" se distinguen dos estados o fases opuestas de que hablaremos después: el de calma y el de crisis. Durante el tránsito de la conciencia humana a la diabólica, hay una "fase de eclipse". En él la persona no recuerda o de un modo muy difuminado lo que sucede. Esta fase forma, realmente, parte del estado de "crisis" con el que es común el olvido de cuanto hace y dice. Durante él, como en la crisis, la persona poseída se entrega a comportamientos ridículos,
  • 21. autodestructivos, obscenos, violentos, con el cambio de voz en el que el maligno usa sus cuerdas vocales para expresarse." (.Estas manifestaciones. más ü menos agudas, se dan también en algunos casos de "obsesión", en los que hay fuertes influencias demoníacas). d) Dos estados opuestos en la posesión: “Pueden distinguirse «i los posesos dos estados diferentes: el de "crisis y el de calma". La crisis es a manera de acceso violento, en el que el demonio manifiesta su imperio tiránico produciendo en el cuerpo una agitación febril que se manifiesta en contorsiones, en gritos de rabia, en palabras impías y blasfemias, los pacientes pierden entonces. al parecer, todo conocimiento de lo que pasa en ellos, y, vueltos en sí, no conservan recuerdo alguno de lo que dijeron o hicieron, o mejor, de lo que hizo el demonio por medio de ellos. Solamente en el comienzo sienten la irrupción del demonio: luego parecen perder la conciencia. Sin embargo, esta regla general tiene sus excepciones. "El P. Surin que, al exorcisar a las Ursulinas de Loudon, llegó a quedar el también poseso, tenía conciencia de lo que por el pasaba (.. )" En los intervalos de sosiego no hay cosa por donde se pueda descubrir la presencia del espíritu maligno; diríase que se fue. Más, a veces, sin embargo, manifiéstase su presencia, por una especie de enfermedad crónica que desconcierta todos los remedios de la ciencia médica. De ordinario, la posesión no se verifica sino en los pecadores, pero hay excepciones como la del P. Surin"6 Recordemos no obstante que la posesión puede acontecer por el modo que más abajo hemos designado, siguiendo a los autores de plena garantía, con el nombre de "herencia" En ella no interviene el pecado personal de la persona poseída. e) Dos elementos de la posesión: "Dos elementos constituyen la posesión' la presencia del demonio en el cuerpo del poseso, y el imperio que ejerce sobre el cuerpo, y por medio de éste, en el alma. Este último punto necesita aclaración. No está e! demonio unido al cuerpo como unida con el cuerpo está el alma; con respecto al alma, no es sino un motor externo, y si obra en ella, es por medio del cuerpo en el que habita. Puede obrar directamente en los miembros del cuerpo, y hacerlos ejecutar toda clase de movimientos; indirectamente obra en las potencias en cuanto éstas dependen del cuerpo para sus operaciones".7 f) Signos de posesión demoníaca: Los tres signos mayores de posesión demoníaca son: hablar una lengua desconocida para el sujeto poseído o entender al que la habla; descubrir cosas alejadas u ocultas; desarrollar fuerzas que sobrepasan las fuerzas naturales de la condición o edad de la persona 8 Algunos autores añaden estos signos de una "deminización" grave: (No siempre indicadores de la necesidad del exorcismo). - La persona gravemente demonizada es, frecuentemente, capaz de transmitir conocimientos a los que no tendría acceso en estado normal. - Las mismas están marcadas con la depravación moral correspondiente al demonio que la habita. - Ofrecen, muy frecuentemente, una tenaz resistencia a lo sagrado: pronunciar el nombre de Jesús, rezar el Padrenuestro...9 Los tres no son exhaustivos. Pero juntos ofrecen una especial garantía de la certeza de la posesión. Estos tres criterios pueden estar ausentes, por separado, sin que, por ello, se excluya la posesión. Debe darse, al menos uno, y el embrión de otro, según autores de toda solvencia. Hay otros signos "satélites" como los efectos que se producen durante la liberación o exorcismo, sobre todo si se hace en presencia del sujeto y en una lengua que no conoce: violencia, blasfemia, catalepsia, intentos de auto destrucción, obscenidades... g) Causas de la posesión diabólica. - Se produce por la donación explícita a Satanás de la persona. - Lo más ordinario, por un contrato de alianza con el Maligno, por una ventaja material, etc., no siempre con todo conocimiento de causa (pacto implícito). Pero no es necesario el contrato del sujeto: - Por la "herencia", que juega un papel importante: el pacto puede haber sido hecho por los padres, abuelos, etc., parientes próximos y la posesión se desarrollará a partir del nacimiento de la criatura, para manifestarse más tarde.10 Pensemos en la peligrosidad de las maldiciones y sortilegios familiares que pueden repercutir más adelante, en la generación que sigue. Pueden producirse perturbaciones psicopatológicas diversas: esquizofrénicas, suicidas, delincuencia, angustias muy agudas. Estas secuelas psiquiátricas pueden ser el resultado de un problema demoníaco de orden familiar.11 - Aunque se ha de considerar como una causa totalmente fuera de lo normal, no se ha de descartar siempre y definitivamente: puede una persona buena, en un momento de fervor, aprovechado por el maligno, inducirla a hacer a Dios la desafortunada petición de una posesión satánica para padecer por Cristo, a la que Dios accede, permitiéndola.12 ¿"Cómo debemos concebir la posesión diabólica"? He afirmado que el demonio no tiene sino una limitada influencia sobre las cosas y sobre el pensamiento de los hombres. Su sólo acceso a la realidad humana es a través de la puerta que le abre el pecado. De modo semejante a otras consecuencias del pecado, las perturbaciones psíquicas -aunque ellas no estén enraizadas en causas naturales y no sean debidas directamente, al pecado personal- pueden ser usadas por el Maligno para tentar. Con todo él no es capaz de hacerse a sí mismo dueño del alma humana a menos que se le rinda de una manera o de otra por acto libre de la voluntad del hombre".13
  • 22. "Esto me parece ser posible de dos modos: Uno por el apoderarse directo de Satanás de un hombre que, la repetición de actos de su propia elección, ha sido llevado a tal debilidad psicológica, a una total susceptibilidad a las sugestiones del Maligno de modo que su alma se ha transformado en un completo servidor o instrumento del Malo; listo para ser conducido y dirigido al talante de cualquiera que le tome por las manos. Indirectamente, el dominio de Satanás puede darse en el caso de un alma que es débil por naturaleza o como consecuencia de pecados, cuando otro hombre que se ha entregado a Satanás, ejerce presión psicológica y comunica su propia voluntad. En ambos casos, la actividad demoníaca se halla en las fuerzas psíquicas de las que él (Satanás) hace uso" .14 h) Indispensable: "Es indispensable diagnosticar una verdadera posesión diabólica, porque ella exige entonces el exorcismo solemne practicado por el Obispo o su delegado en obediencia a la Iglesia. No debe ser tratado "salvajemente" por un simple ministerio de liberación. Además se requiere un control médico por las consecuencias físico-patológicas imprevisibles, susceptibles de emerger en el exorcismo •>151617 clima fraternal en que debe hacerse, ayuda mucho en su aplicación. i) Uso de Sacramentales, etc. : La experiencia da que el uso de los sacramentales (agua bendita, etc.) puede desencadenar un comportamiento extraño del sujeto, pero, tengamos en cuenta que no surtirá efecto sino cuando el sujeto desconoce, no tiene noticia de la aplicación. Por otra parte, puede darse una fase inicial de "impermeabilidad" ante la oración y los sacramentales, como si el sujeto poseído no fuera molestado por ellos. Ante esta situación, se debe perseverar "sin notificación imprecatoria", que pudiera ser vivida como una fuerte agresión moral, (la imprecación tendrá lugar más tarde), los fenómenos descritos aparecerán, frecuentemente en un segundo tiempo. Por esto, un poseído podrá frecuentar la Eucaristía "u otros tiempos fuertes espirituales", sin ser afectado. La sensibilización no se producirá sino cuando la presencia maligna se halla en "inminencia de expulsión".18 j) Seguimiento: Cuando se ha hecho el exorcismo sobre el poseído y ha sido liberado, no debe considerarse terminado todo. Además de la oración de sanación que debe tener lugar inmediatamente después, se le ha de atender médica y psicológicamente. La liberación obtenida no restituye por completo a la persona en toda su integridad: en su salud física y moral. Tengamos muy en cuenta lo siguiente: El parecer de las autoridades médicas y psiquiatras, abiertas al problema del Mal, es indispensable para un verdadero diagnóstico. No debe ser dejado, por tanto, a la intervención de los teólogos. Se trata de adoptar, una actitud que no dejará de tener consecuencias sobre la salud del poseído. Puede haber trastornos nerviosos profundos que sea difícil diferenciarlos de las posesiones diabólicas. Esta es una razón para ser cautos en el juicio y para que el discernimiento sea extremadamente importante. Estas analogías se dan en los gestos exteriores que, de suyo, no bastan para probar la posesión. Aquí entran en juego los tres signos enumerados: "Jamás se supo de neurótico alguno que hablara lenguas no sabidas, que revelara los secretos del corazón o que vaticinara con precisión y certeza".19 Ch. W. Harris afirma lo siguiente: "El don espiritual del discernimiento es sumamente importante. No hay fórmula dada para distinguir por ejemplo, entre la actividad demoníaca y aspectos de un (profundo) desorden psicológico de la personalidad; entre posesión y enfermedad mental, entre obsesión y posesión. Sin embargo, estas distinciones son cruciales. Intentar exorcizar a una persona que es enferma mentalmente sólo puede exacerbar su convicción de que ella está incurablemente poseída de Satanás".20 k) Exorcismo oficial: Nos limitamos a recordar la doctrina de la Iglesia, últimamente de nuevo confirmada: 1°:"El Canon 1172 del Código de Derecho Canónico declara que nadie puede hacer exorcismo sobre posesos legítimamente si no obtiene una licencia particular y expresa del Ordinario del lugar, y determina que el Ordinario del lugar sólo debe conceder esta licencia a un presbítero dotado de piedad, ciencia, prudencia e integridad de vida. Se invita, pues, a los Obispos a que urjan la observancia de estos preceptos".21 2°:"De estos preceptos se sigue que a los fieles no se les permite utilizar la fórmula del exorcismo contra Satanás y los ángeles apóstatas sacada de aquella que fue hecha de Derecho por mandato del Sumo Pontífice León XIII y mucho menos usar el texto íntegro de este exorcismo. Procuren instruir a los fieles sobre esta materia en caso que sea necesario".22 .23. 24. 25. 26
  • 23. NOTAS 1. J-C. Sagne,La priere de delivrance et de guerison, Tychique, n. 23,1980, 6-7. 2. J-C. Sagne, a. c. 7. 3. Ph. Madre, Mystere d'amour et ministere de guerison, Pneumatheque, Paris, 1982, 109; cfr. Ch. W. Harris, Resist the Devil, Greenlaw Press, 1988, 37ss. 4. Ph. Madre, o. c., 110. 5. Ph. Madre, o. c., 110. 6. Ad Tanquerey, Compendio de Teología ascética y mística, Edic. Desclée de Brower, Buenos Aires, 1930, 323-324. 7. Ph. Madre, Mystere d'amour et ministere de guerison, 110. 8. Deliverance from Evil Spirits, M. Scanlan, R. Cimer, Servant Books, Ann Arbor, Michigan, 1980, 47; R. Faricy en: Deliverance Prayer, (M. and D. Linn), Paulist Press, N.Y., 1981, 73-74; Ad. Tanquerey, o. c., 979-987; F. MacNutt, Healing, Ave Maria Press, Indiana, 1976. 9. J. Wirnber, K. Springer, Allez... guerissez, Editions Menor, Rouen, 1991, 124-125; cf. Mgs. Gaidon -que añade otros síntomas-, citado por G. Morand, Sors de cethomme, Satan, Fayard, Paris, 1993, 123-124. 10. Ph. Madre, Mystere d'amour et ministere de guerison, 110-111, cfr. cita anterior. 11. Ph. Madre, o. c., 110-111. 12. A. Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, BAC, 1955, 327. 13. L. Monden, Signs and Wonders, Desclée Company, N.Y., 1966, 162-163. 14. L. Monden, o. c., 163. 15. Ph. Madre, o. c., 110; Cf. G. Morand, Sors de cethomme, Satan, Fayard, París 1993, 117-127. Nos da un denso resumen de la posesión. Es para tenerlo muy en cuenta. 16. "La posesión es muy rara y es lo último que debemos pensar, hasta después de haber agotado las demás posibilidades. La posesión se da en casos en que la persona ha entregado su voluntad conscientemente a Satanás, vendiendo su alma, firmando pactos satánicos con sangre, o perteneciendo a sectas diabólicas. También se podría dar en personas que fueron consagradas por sus padres al Diablo. (No se sigue que en todos estos casos se dé de hecho la posesión). Es tan fuerte esta esclavitud que la persona pierde su voluntad propia, quedando totalmente imposibilitada para liberarse de sus cadenas. Entonces se necesita un poder superior de fuera a través de un exorcismo litúrgico. 17. "Los obispos y sacerdotes católicos se muestran extremadamente prudentes en los casos de posesión (a los que se aplica el "exorcismo". Ya dijimos que son muy poco frecuentes). Y con razón extreman la prudencia. (...) Pero no basta ser prudentes. Si no buscamos sino el serlo -y creo que en esto fallan muchos sacerdotes católicos...- pienso que se llegan a descuidar casos que realmente tienen necesidad de ayuda. No pocos católicos, por esta razón, van a otras iglesias y algunos no siempre quedan satisfechos. Sucede que algunos de estos católicos que van a otras partes se impregnan también de doctrinas erróneas. Esto me inquieta cuando veo a católicos que, por la influencia de otras literaturas y predicaciones, pueden deformarse hasta el punto de ver demonios allí donde no hay que verlos y de acusarlos de todos sus males y de hablar sin cesar de este tema. Es en el Señor, en Jesús, en quien tenemos que fijar nuestra mirada. Es mejor evitar pensar demasiado en los demonios y el hablar demasiado de ellos. Los problemas evocados subrayan la necesidad de que la Iglesia católica se abra a los verdaderos problemas de infestación demoníaca en nuestra sociedad de hoy (...) Algunos católicos, entre los cuales hay que contar a sacerdotes, no creen en la existencia de los demonios; otros los ven por todas partes. Entre estas dos actitudes extremas, puede ser la primera la que yo encuentro más grave en las circunstancias actuales". B. Heron, o. c., 121-122, cfr. L. Monden, o. c., 162-166. 18. Ph. Madre, o. c., llOss. 19. Cfr. A. Sanford, The Healing Gifts of the Spirit. A. J. Holman Company, N.Y., 1978, 170. 20. Ch. A. Harris, o. c., 39. 21. Card. Ratzinger, Roma, 29 sept. 1985. 22. Documento anteriormente citado (n. 21). 23. "...una posesión diabólica auténtica requiere, paralelamente al exorcismo, un "seguimiento" médico y psicológico, porque tal liberación no constituye, a la vez, lejos de esto, a la persona en plena salud física y moral". Ph. Madre, o. c., 112, nota 18. 24. Recomendamos la lectura atenta del artículo del gran exegeta cátólico S. Lyonnet, "Satán", en el Vocabulario de Teología bíblica, (Dir. X. Leon-Du- four), Edit. Herder, 1978, 837-839. Con suma claridad expone, con abundancia de citas de la Sagrada Escritura, la actitud y la obra de Satán como adversario de Dios I. El adversario del designio de Dios sobre la humanidad. II. El adversario de Cristo. Indica breve pero certeramente sus "maniobras" para engañar al hombre y enumera algunos medios principales para superarlas. Morand, Sors de cet homme, Satan, Fayard, Paris, 1993, 119-128.
  • 24. 25. Para comprender mejor cuanto se refiere al mundo de la infiltración diabólica o a su peligro, (siguiendo a C. Aldunate, al mundo de los fenómenos para- normales), es conveniente tener un esquema de la estructura del hombre y una comprensión de los "inconscientes". Resumimos al autor citado más arriba, en su libro: El cristiano ante lo paranormal. 26. Las páginas que dedica en su obra a tratar los que llama criterios de discernimiento (de la posesión) son notablemente iluminadoras. Enumera las tres clásicas características que delatan la posesión y enumera otras, menos fundamentales, pero importantes citando a Mgs. Gaidon. Añade dos precisiones que deben tenerse en cuenta: Ninguno de estos signos es por sí sólo determinante. Se requiere la conjunción de varios de ellos. Frecuentemente el exorcista no habrá llegado sino a una suposición fundada al término de un primer discernimiento. Se requerirá, por tanto, proseguirlo.
  • 25.
  • 26. IV MODOS DE INFLUENCIA DIABOLICA EN LAS PERSONAS: OBSESION Y OPRESION A. La obsesión: Es otro nivel distinto de la posesión. No tiene la gravedad y extremosidad de ella, pero la sigue inmediatamente. Algunos autores la definen como "la infestación de un área particular de la persona, desde dentro, realizada por el Maligno". Su frecuencia es mayor de lo que, ordinariamente, se supone cuando se trata de obsesiones más benignas; sobre ella re- caen la mayor parte de las oraciones de liberación, (o de la liberación simplemente) que se puede hacer de modos diversos sin oración formal de enfrentamiento con Satanás. Cabe definirla a partir de la oración de liberación en su forma más aguda: "La oración de liberación se dirige a alguna forma de control desmesurado ejercido y experimentado en algún aspecto concreto de la vida de una persona; se trata de algo más que de una tentación ordinaria y menos que de un control total experimentado en plena posesión".1 Síntomas: son muy diversos y sobre ellos trataremos más adelante. a) La obsesión "espiritualmente" considerada: Se considera como una serie de tentaciones más violentas y durables que las tentaciones ordinarias. - Es externa cuando obra en los sentidos exteriores (apariciones, audiciones, tactos...)2.3 - Es interna cuando turba los sentidos internos provocando impresiones íntimas por la imaginación, la memoria, la afectividad, (sentimientos, emociones). "Es muy difícil, a veces, determinar si hay verdadera obsesión. Mas cuando tales tentaciones son a la vez calladas, violentas, persistentes y difíciles de explicar por una causa natural, puede verse en ellas una acción especial del demonio. En caso de duda será bueno consultar con un médico cristiano capaz de examinar si los fenómenos son debidos a un estado morboso que se pueda aliviar con la higiene racional".4 b)La obsesión, "psicológicamente" considerada: - "Consiste en una preocupación intelectual, imaginaria o afectiva que asedia la conciencia con violencia y de una manera irresistible".5 Así puede tratarse de un pensamiento de blasfemia, de homicidio, de obscenidad, o de un problema sin la menor importancia pero que no se es capaz de desechar. El comportamiento del sujeto, ordinariamente, aunque no ignora el carácter patológico, se agota en la lucha contra el caso; se siente culpable; rehúsa manifestarlo; vive en el temor... Esto explica su meticulosidad y "manía". Recurre, no pocas veces, a estratagemas absurdas, suertes de ritos con juratorios de su culpabilidad. Estos episodios obsesivos se pueden producir con ocasiones diversas: una gran fatiga, fuerte emoción, etc. Cuando se hace permanente entonces se puede hablar de nerviosismo obsesivo.6. 7 - La obsesión es más dramática que la opresión y designa un estado obsesional grave. Se ha de tener gran cuidado de no confundirla con la obsesión psíquica. Esta es el clásico nerviosismo obsesional. La obsesión psíquica se sitúa en el plano afectivo; es una realidad enraizada en la persona pero en el plano psíquico afectivo. La obsesión de la que tratamos u obsesión de influjo demoníaco se sitúa mucho más en el plano de la imaginación o de la afectividad. Son como pulsiones obsesionales extra-psicológicas; pasan por el psiquismo, pero su causa no es psíquica. - Varios ejemplos para intentar aclararlo: Se trata de dos prácticas de masturbación. Una es de orden psicológico -se ve muy claramente esto-. En este caso se requiere una psicoterapia competente, seria, prolongada a la que se puede añadir, y sería muy conveniente, la oración de curación interior. En el segundo caso, la misma obsesión masturbatoria se produce por la acción concreta de un poder maligno en un psiquismo en el que se da una suerte de impulso de tipo diabólico (el término es ambiguo). Todo esto se manifiesta como consecuencia de las llamadas "puertas abiertas", de haber estado la persona envuelta en alguna de esas prácticas designadas con este nombre. En este caso la oración de liberación puede ser rápida o progresivamente eficaz. Estos dos tipos de obsesiones se sitúan en el plano afectivo. Otro ejemplo de obsesión, de origen diabólico, pero citado en el plano de la imaginación: La obsesión suicida en alguno que ha estado envuelto en el espiritismo, la brujería, es un caso ya clásico. Puede ser que la persona haya estado practicando con el tablero "ouija". Quizá ha estado pidiendo informes una o dos veces, por curiosidad. Cuando el tablero comienza a dar signos de inteligencia, se establece un diálogo con "alguna cosa". La prudencia debería haber aconsejado desconfiar plenamente de lo que está sucediendo. Frecuentemente acontece que al fin de una o dos sesiones la persona se siente llena de angustia y con ideas suicidas. No hay duda: se trata de una obsesión de tipo preternatural (término teológico) que justifica y aconseja seriamente una oración de liberación. Estas mismas ideas suicidas pueden suscitarse y enraizarse en la persona por otro camino diverso: a veces por el camino puramente psicoafectivo, v.g., por una profunda depresión.8. 9 c) Frecuencia. La verdadera obsesión es menos frecuente de lo que, ordinariamente, se cree. La razón es porque muchas veces se la confunde con el síntoma de la fobia. Esta, según los psicólogos, es un temor irracional y obsesivo respecto de ciertos objetos o en ciertas ocasiones. Así la fobia a los espacios libres, a los cerrados, al contacto con los animales o las personas... El sujeto afectado trata de evitar la angustia evitando el objeto o la situación fóbica.