3. Cuando un hijo llega al seno de una familia, son
muchas las ilusiones que se viven y en torno a él se
construyen muchos sueños. Siempre estamos atentos
a observar cada cosa que hace. Incluso, antes de su
nacimiento (Período Prenatal) algunos padres
estimulan a sus niños a través de caricias, discursos
afectivos, música, mimos, etc. Jean Piaget, nos indica
que todos los niños desarrollan, en mayor o menor
grado, una serie de acciones las cuales, para el caso
de la Primera Infancia, comprenden dos estadios de
desarrollo: Sensoriomotor (0 – 2 años) y
Preoperacional (2- 7 años).
4. Un bebé estimulado desde antes del
nacimiento tendrá mayores aptitudes para
poder sociabilizarse. Desarrollará los cinco
sentidos a lo largo del embarazo,
convirtiéndose en una criatura sensible
capaz de registrar sentimientos y
emociones.
La música es un excelente vehículo para
estimular al bebé durante el embarazo ya
que tiene la facultad de despertar las
emociones más profundas que se
encuentran archivadas en nuestra alma.
Los estímulos agradables provocarán
respuestas placenteras en nuestro bebé; y
lograrán que esta sensación queda
guardada en lo más profundo de su psiquis,
las cuales volverán a aflorar, cuando una
vez fuera del vientre materno el bebé sea
expuesto al mismo estímulo.
5. Al nacer, el mundo del niño se enfoca a sus
acciones motrices y a su percepción sensorial.
Cuando termina el primer año ha cambiado su
concepción del mundo, reconoce la
permanencia de los objetos cuando se
encuentran fuera de su propia percepción.
Otros signos de inteligencia incluyen la
iniciación de la conducta dirigida a un objetivo
y la invención de nuevas soluciones. El niño no
es capaz de elaborar representaciones
internas, lo que se supone como pensamiento;
no ha desarrollado el lenguaje, su inteligencia
se considera como pre verbal.
En la última etapa de este periodo se refleja
una especie de "lógica de las acciones", es
decir, que la actividad está motivada por la
experimentación.
6. En la transición a este periodo, el niño descubre que algunas cosas pueden tomar el lugar de otras.
El pensamiento infantil ya no está sujeto a acciones externas, comienza a interiorizarse.
Las representaciones internas proporcionan el vehículo de más movilidad para su creciente
inteligencia. Las formas de representación internas que emergen simultáneamente al principio de
este periodo son: la imitación, el juego simbólico, la imagen mental y un rápido desarrollo del
lenguaje hablado. A pesar de importantes adelantos en el funcionamiento simbólico, la habilidad
infantil para pensar lógicamente está marcada con cierta inflexibilidad, es altamente egocentrista.