Desde Luciano de Samosata, escritor griego del s. II a. C., hasta la película de Disney "El aprendiz de brujo" (2010), pasando por el poema de Goethe (1783), la balada sinfónica de Paul Dukas (1893) , el cortometraje de Disney incluido en la película Fantasía (1940) "El aprendiz de brujo" de Mickey Mouse y por el aprendiz de brujo más famoso de la literatura y el cine, Harry Potter.
6. El aprendiz de brujo
(Goethe, 1797)
¡Vieja escoba, sin demora
Toma tu traje harapiento!
Siempre has sido sierva, ahora
¡Cumplirás mi mandamiento!
En dos pies enhiesta,
Surja una cabeza,
Con el pote presta
¡Tu trabajo empieza!
7. El aprendiz de brujo
(Luciano, s. II d. C.)
Comencemos por el texto de Luciano. El Philopseudés (“El
aficionado a la mentira”) se compone de una serie de relatos
cuyo tema común es lo sobrenatural y lo maravilloso. Uno de
ellos es “El aprendiz de brujo”.
En él, varios personajes se reúnen en casa de un amigo enfermo
y cada cual cuenta una anécdota relacionada con fenómenos
sobrenaturales. Una de estás anécdotas es la se que refiere a la
historia de un aprendiz de brujo. A continuación ofrecemos una
parte del pasaje, en el que Eúcrates, el enfermo, relata un hecho
que le ocurrió en su juventud cuando su padre lo envió a Egipto
para que completara su formación.
8. “-Te refieres, interrumpió Arignoto, a Páncrates, mi maestro,
hombre sagrado, siempre impecablemente afeitado,
inteligente, que no habla bien griego, alto, chato, con los
labios hacia fuera y las piernas ligeramente delgadas.
-Justo, ése era, el mismísimo Páncrates. Yo, al principio, no
sabía quién era, pero, en cuanto lo vi realizando muchos
prodigios mientras conseguimos fondear el barco, montado
a lomos de cocodrilos y nadando en compañía de animales
salvajes, al tiempo que éstos movían alegres la cola y la
replegaban, me di cuenta de que se trataba de un hombre
sagrado. Demostrándole mi amistad, poco a poco casi sin
darme cuenta me hice compañero y asiduo acompañante
suyo hasta el punto de que él compartía conmigo los
secretos de los rituales misteriosos.
9. Ya, por fin, me convence de que deje a todos los criados en Menfis y
de que vaya yo solo con él, pues no nos faltaría quien estuviera
dispuesto a atendernos.
Cuando llegamos a una posada, tomando o bien el barrote de la
puerta o el cepillo o el palo del mortero, recubriéndolos con túnicas,
pronunciando sobre ellos un conjuro, los hacía caminar, dando a
todos la impresión de que se trataba de una persona. El objeto en
cuestión salía a la calle, sacaba agua, hacía la compra, preparaba la
comida, cumplía sus cometidos y nos atendía correctamente. Y
cuando ya nos habían prestado el servicio adecuado, de nuevo volvía
a transformar el cepillo en cepillo o el palo en palo pronunciando
sobre ellos un nuevo conjuro. Por más interés que yo ponía, no podía
aprender de él. Él me miraba con recelo, pues estaba más enfrascado
en las otras acciones.
10. En cierta ocasión, un día, sin que se diera cuenta, escuché la palabra
mágica –era de tres sílabas- apostándome en un lugar muy oscuro. Él
se dirigía a la plaza, tras dejarle ordenado al palo del mortero lo que
tenía que hacer. Al día siguiente, mientras él gestionaba unos asuntos
en la plaza, tomando el palo del mortero y vistiéndolo de modo
semejante, pronunció sobre él las sílabas mágicas y le mandé ir por
agua. Cuando volvió con el ánfora llena, le dije. `¡Quieto, no vayas ya
por agua; vuelve a ser un palo de mortero!´Pero él no quería hacerme
caso, sino que no paraba de ir por agua hasta que nos llenó la casa a
base de echar cubos dentro. Yo, sin saber cómo resolver el problema –
temía que Páncrates, al volver, se enfadara, como así fue, por cierto-,
cogiendo un hacha, corté el palo del mortero en dos trozos. Pero cada
trozo, tomando el ánfora, iba por agua, con lo que en vez de uno me
habían surgido dos asistentes. En ese momento se me presenta
Páncrates y, captando al instante lo que había sucedido, convirtió
aquellos trozos en madera, como estaba antes del conjuro, y,
abandonándome sin que yo me diera cuenta, se marchó a algún lugar
en que no pudiera vérsele”.