1. Scripta Ethnologica
ISSN: 1669-0990
caea@sinectis.com.ar
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
Argentina
Vargas, Noemí Amalia
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
Scripta Ethnologica, vol. XXXV, 2013, pp. 77-92
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Buenos Aires, Argentina
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14831221004
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2. 77
Introducción
En este trabajo intentaremos acercarnos
al ritual de consagración de compadrazgo que
tiene lugar el día de los muertos en la Provincia
de Jujuy, Argentina. Recordemos que tanto el
compadrazgo como las celebraciones del Día de
los Difuntos llegaron a Ibero-América de la mano
de los conquistadores, donde se adaptaron a los
nuevos contextos (Foster, 1953). Como el resto de
las instituciones, creencias y costumbres de raíz
hispana, la celebración del compadrazgo y del día
de los difuntos se constata desde México hasta
Argentina. En lo que hace a la primera mantiene
su vigencia hoy en día en áreas conservativas
y aisladas, regiones de refugio en términos
de Aguirre Beltrán (1957). Según algunos
autores ha ido e irá desapareciendo de las áreas
urbanas e industriales (Redfield, 1934); mientras
que otros sostienen que la institución sigue
adaptándose a los efectos de la modernización,
especialmente entre migrantes rurales al medio
citadino, aunque cambiando el tipo de red que
se genera (Carlo, 1973). Mas allá de las diversas
posiciones, coincidimos con Foster (1953) en
que la pervivencia del compadrazgo en áreas tan
vastas es producto de su capacidad para adaptarse
a nuevas situaciones que incluyen desde ámbitos
de producción minera, de explotación agrícola
y de pastoreo, hasta contextos urbanos más o
menos industrializados (al respecto puede verse
Albo, 1980; Carlo, 1973; Contreras Hernández,
1977; Foster, 1953 , 1969; Genis, 1990;
Mendoza Oliveros, 2004 y 2010; Mintz y Wolf,
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
Noemí Amalia Vargas*
* IUNA-Licenciada enArtes Visuales, Profesora enArtes Visuales, Licenciada en Culturas Tradicionales. E-mail: amaliavargas2003@
yahoo.com.ar
SCRIPTA ETHNOLOGICA, Vol. XXXV. Bs. As., pp. 77-92
Summary: This article focuses on the compadrazgo performed during the celebra-
tion of the Day of the Dead among immigrants from Bolivia to Jujuy Province
(Argentina), and based on it is original materials. Firstly, the paper summarizes the
compadrazgo institution main features. Secondly, it describes the rituals performed
on the Day of the Dead. Then, it analyzes the compadrazgo ritual performed in the
context of the celebration of the Day of the Dead´s rituals, stressing their character
of parody, and derision, as well as, their specifics meanings, in the context of social
actors´ worldview. It also specially considers the links of reciprocity generate both
among parents and god-parents and among living and the dead..
Keywords: Compadrazgo- ritual kinship- day of the dead- Northwestern Argentine.
3. 78 NOEMÍ AMALIA VARGAS
1950; Montes del Castillo, 1984; Nash, 2008;
Pitluk, 1983; Redfield, 1934; Signorini, 1984;
White, 1985). En lo que hace a la casuística lo
mismo puede decirse sobre España, donde las
referencias a esta celebración están ampliamente
documentadas en la producción antropológica,
folklórica y literaria (Foster, 1953; Pitt-Rivers,
1979).
Las personas que están unidas por el
lazo del compadrazgo generan un doble vínculo.
Son, por un lado, el padrino y la madrina que se
vinculan con un ahijado o ahijada y, por otro,
el padre y la madre del ahijado/a se convierten
en compadres y comadres de los padrinos y las
madrinas, generándose un nexo descripto como
parentesco ficticio o ritual que incluye el tabú
del incesto, como en el caso del parentesco
sanguíneo. Depende de los diferentes contextos
culturales en cuál de las relaciones descriptas
se pone el mayor énfasis o interés, vale decir
padrinos- ahijados versus compadres y comadres.
Según Foster (1953), mientras que en España se
privilegia el nexo padrino o madrina y ahijado/a,
en Ibero-América el vínculo más importante es el
de compadres o comadres entre sí. Aspecto que
es evidente en nuestra área de estudios.
En esta oportunidad nos interesa analizar
el compadrazgo que tiene lugar el día en que
se celebra a los difuntos, o Día de los Muertos,
entre familias migrantes de Bolivia asentadas
en centros urbanos de la provincia de Jujuy
(Argentina) con la intención de verificar y
discutir las transformaciones que se advierten
en la institución como resultado de los cambios
en los estilos de vida ligados a nuevas formas
de organización familiar y de producción de
bienes que, como notó Nash (2008:109), pueden
asociarse con los procesos de inmigración
adentro del país o fuera de este.
EnArgentina el día de los muertos, como
en toda Ibero-América y España, se celebra el 2
de noviembre. Si bien solía ser feriado nacional
hasta hace 50 años, hoy en día es no laborable
sólo en la provincia de Jujuy.
Los resultados expuestos en esta ocasión
provienen de los materiales originales recabados
durante nuestro trabajo de campo iniciado
en 2009 -que continuamos en el presente- y
cuyo tema central son los rituales mortuorios.
En lo que hace específicamente al tema del
compadrazgo trabajamos con 20 familias en
tres ciudades jujeñas: Perico, departamento del
Carmen, ubicada en las tierras bajas, a no más
de 500 metros de altura sobre el nivel del mar;
Humahuaca, departamento de Humahuaca,
ubicada en la quebrada homónima, ya en tierras
altas, a casi 3000 metros de altura, y La Quiaca,
departamento de Yavi, ubicada en la Puna -una
meseta de altura- sita a unos 3.600 metros sobre
el nivel del mar. Vale decir que elegimos tres
contextos urbanos que presentan diferencias en
cuanto a la explotación de bienes y la ecología
del lugar. A grandes rasgos, antes de migrar,
las familias que nos ocupan habitaban las
tierras altas o área andina boliviana, donde se
dedicaban a la explotación agrícola y al pastoreo
de ovejas y llamas. Sitos en los nuevos contextos
urbanos la mayoría de los migrantes se dedica
a la compra y venta de ropa, la cual obtienen
en los alrededores de Buenos Aires -capital de
4. 79
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
la Argentina- o en Villazón (Bolivia) sin pago
de impuestos que luego venden en los puestos
que poseen en las ferias permanentes de las
ciudades en que habitan. Entre los migrantes
se encuentran algunos hablantes de quechua
y otros hablantes de aymara, sin embargo, no
hemos podido precisar su identidad étnica previa
a las invasiones incaica y española, lo que nos
permitiría comparar nuestros resultados con los
previamente hallados en el Noreste Argentino
(Pitluk, 1983), para reflexionar sobre la
diversidad respecto de la llamada cultura andina
comentada por Cuellar (Cuellar et al., 2011). De
acuerdo con Pitluk (1983) en el área de Rodeo
Colorado, ubicado en los valles transversales, los
nativos podrían ser Ocloyas o Chibchas, lo que
presupone diferencias culturales entre ambos.
En las diferentes campañas los datos
fueron mayoritariamente obtenidos a través
de entrevistas abiertas, extensas y recurrentes
con informantes calificados y grupos naturales
(Coreil, 1995), generalmente dos o tres parientes
que espontáneamente decidían sumarse al
diálogo. También recurrimos a la observación
y a la observación participante, así como a la
filmación y fotografía, principalmente de los
rituales.
Elenfoqueteóricoymetodológicoseguido
se inscribe en las corrientes fenomenológicas,
que privilegian el análisis y la compresión de
la realidad vivida por los actores sociales, vale
decir enfocamos los contenidos de conciencia
-emociones, sensaciones, percepciones,
representaciones, conceptos, etc.- que se
caracterizan por ser intersubjetivos (Husserl,
1949), formando parte de lo que podríamos
denominar conciencia cultural.
El análisis del tema propuesto nos
lleva a revisar brevemente el compadrazgo y
las concepciones sobre la muerte. Vale la pena
aclarar que como en cualquier otra sociedad, en
el noroeste argentino la muerte no significa el fin
de la existencia sino que supone una modificación
ontológica en tanto implica existir de un nuevo
modo. El muerto se origina a partir de una de las
entidades anímicas de la persona, que requiere
de la acción ritual de los vivos para alcanzar
exitosamente su destino final.
Compadrazgo
El compadrazgo fue instituido por la
Iglesia Católica y sus celebraciones se asocian
con dicha liturgia en ocasión del bautismo, la
confirmación, la comunión y el matrimonio (1).
Se incorporaron, asimismo, nuevas fechas de
menor relevancia, como los padrinos de duelo,
o las comadres que se comprometen el Jueves de
Comadres, quienes eligen mantener el vínculo
de por vida o simplemente por un año (Foster,
1953). En el caso de las últimas circunstancias
mencionadas, la figura del sacerdote puede
sustituirse por un miembro de la comunidad,
incluso la celebración suele asumir un tono
burlesco y de parodia.
En nuestra área de estudio, más allá de
nombrarse padrinos y madrinas en ocasión de
los rituales sacramentales previstos por la Iglesia
católica, se mantienen el compadrazgo de corte
5. 80 NOEMÍ AMALIA VARGAS
de trenzas (2), de flores (White, 1985) y de Día
de los Muertos, entre otros. En los dos últimos se
aprecia lo expuesto en relación con el privilegio
de la relación entre compadres o comadres ya
que el ahijado humano es remplazado por un
elemento simbólico.
El fin del vinculo procurado a través del
compadrazgo ha sido básicamente el de originar
redes sociales, fundadas en la reciprocidad
entre los individuos tanto intra como extra-
clases y grupos étnicos. En la práctica facilitó
la generación de relaciones sociales, guiada
habitualmente, por obligaciones de reciprocidad,
al menos, en su nivel horizontal. Cuando el
vínculo se da entre iguales se la denomina
relación horizontal, mientras que cuando se
ligan individuos de distintas clases sociales se
habla de relación vertical. Tradicionalmente, el
número de compadres y comadres era el mayor
que cualquier individuo pudiese alcanzar. Beals
(1932) da cuenta de los casos de algunos de sus
informantes en México que tenían más de 100
compadres o que eran incapaces de enumerarlos y
recordarlos a todos en una charla. En el NOA, si
bien no hemos conocido números tan abultados,
sí es claro que mantener la mayor cantidad de
vínculos posibles era una meta para cualquier
individuo adulto.
La investigación etnohistórica develó
la relación entre las cofradías, los gremios y la
institución del compadrazgo surgida en la Edad
Media, pero superada en relevancia social por
las anteriores, al menos en España, a diferencia
de lo que sucedió en Ibero-América, donde se
convirtió en un modelo generador de nexos
y redes sociales (Foster, 1953). Su éxito en
América se ha explicado como resultado de la
necesidad de contar con redes de cohesión en el
contexto de crisis que sufrieron las sociedades
indígenas durante la conquista y colonización.
Montes del Castillo (1993), parafraseando
a Foster (1953), señala que constituyó una
adaptación que la sociedad requería debido a
que el compadrazgo actuó como una fuerza
cohesiva e integrativa dentro de la comunidad,
entre clases y grupos étnicos, formalizando
ciertas relaciones interpersonales y encauzando
modos de comportamiento recíproco en patrones
establecidos a fin de que el individuo adquiriera
el grado máximo de seguridad social, espiritual
y económica.
Otros autores han preferido hablar
de solidaridad, como Mintz y Wolf (1950),
quienes señalan que el compadrazgo fomenta la
solidaridad tanto en su forma horizontal, uniendo
a miembros de la misma clase social, como en
su forma vertical, relacionando clases sociales
diferentes. Según estos autores, dicha institución
estructura relaciones horizontales o verticales,
en sociedades homogéneas y sociedades con
clases. No obstante, algunos ejemplos contrastan
con dicha información, tal como sucede en
contextos mexicanos en los que conviven ladinos
e indígenas, caracterizados por la expoliación
de los últimos a manos de los primeros (Carlo,
1973).
En el contexto de la sociedad rural
tradicional se espera que los compadres
contribuyan con el progreso económico del
ahijado/a, por ejemplo, dotando al bautizado
6. 81
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
de una pareja de ganado ovino o de camélidos
para su reproducción; contribuyendo así al
inicio del rebaño del recién nacido. De igual
modo, las normas de reciprocidad indican que
colaboren con los padres del ahijado/a en ocasión
de las celebraciones litúrgicas -confirmación,
comunión, matrimonio-, la del día del santo y
en otros compromisos privados y particulares,
aportando comida y bebida para las fiestas en
cuestión. En este sentido, un buen compadre o
comadre -entre iguales- es aquél o aquélla que
cuenta con un rebaño o con un peculio adecuado,
que es además reconocido por su generosidad y
por ser una persona de respeto en la comunidad.
Teniendo en cuenta lo expuesto, las
normas de intercambio evidenciadas en el
compadrazgo aluden tanto a la reciprocidad
indirecta como a la reciprocidad directa (Mauss,
1971). Hablamos de reciprocidad directa cuando
losdoscompadressonpadrinosdeunodeloshijos
del otro, así como cuando el único vínculo que
se ha generado es el de compadres y comadres,
como sucede en los ejemplos citados más arriba.
Mientras que hablamos de reciprocidad indirecta
cuando uno solo de los compadres es el que
debe colaborar con el padre de su ahijado; y el
padre del ahijado en lugar de retribuir al padrino
de su hijo lo hace con una tercera persona -que
es un segundo compadre- por ser el padrino de
uno de sus propios hijos. De este modo, cada
individuo pertenece a varias familias a las que
lo ligan relaciones de reciprocidad, involucrando
colaboración y protección.
En el Noroeste Argentino lo habitual
es que los compadres se elijan entre iguales,
vale decir individuos del mismo sector social,
debido a que es dificultoso interactuar con
personas de clases más altas como el dueño del
fundo, los maestros o el médico que reside o
visita periódicamente la comunidad. Si bien en
algunos casos maestros o dueños de los fundos
apadrinan a algunos niños, esta situación es más
la excepción que la norma.
Los padrinos y las madrinas además
de estar presentes en la ceremonia que fuere,
llevando un regalo, tienen ciertas obligaciones
como otorgar ocasionalmente algún don, por lo
general de menor cuantía que el que hiciera en
la ceremonia de padrinazgo, velar por la buena
educación del ahijado/a inculcándole normas
de cortesía y buenas costumbres; incluyendo
el respeto hacia los mayores y el decoro en los
comportamientos. En caso de muerte de los
padres, a los padrinos les corresponde educar al
ahijado, ocupando el lugar de los difuntos. Los
ahijados y las ahijadas deben sobre todo respeto
y obediencia.
La relación entre compadres debe
guiarse por normas de respeto mutuo, lo que
implica no emborracharse, no pelearse, no
realizar bromas pesadas, no reírse, ni hablar
temas triviales que den lugar a la algarabía o la
burla, no decir malas palabras ni mostrar recelo
en los comportamientos hacia su partenaire.
Las conversaciones, si bien pueden tocar temas
profundos en lo que hace a las respectivas vidas
de los compadres o comadres deben evitar temas
queversensobrehechossancionadosmoralmente
como tópicos sexuales, infidelidades, prácticas
de aborto, embriaguez y, en general, sobre
7. 82 NOEMÍ AMALIA VARGAS
conductas censurables. Asimismo, deben
observarse las normas de cortesía al encontrarse,
saludarse y en la comensalía. De compadres y
comadres se espera que se aconsejen uno al a otro
cuando deben tomar decisiones de importancia
tanto en materia económica, como en lo hace
a los vínculos familiares y del individuo con
su comunidad; lo mismo se espera cuando
atraviesan crisis por diversos motivos que
incluyen desde la enfermedad y la muerte hasta
resoluciones relevantes respecto del futuro en la
vida de sus hijos. Al participar en ceremonias y
celebraciones pueden compartir el baile y algunas
bebidas, incluso alcohólicas, pero siempre en un
marco de moderación y respeto mutuo.
Si uno de los compadres desvía su
conducta el otro puede reprenderlo y, para
superar el escollo, es necesario practicar el ritual
de perdonarse, a partir de lo cual la relación
continúa como si nada hubiese sucedido. Una
de las posibles maneras de perdonarse consiste
en compartir una cena ofrecida por el ofensor,
durante la cual pide formalmente disculpas, se
abraza y estrecha las manos con su compadre o
comadre, quien usualmente acepta el pedido de
perdón; hecho ya denotado en la aceptación del
convite alimenticio. El ideal es que las cosas no
pasen a mayores y que el compadre o comadre
sugiera a su partenaire que deje de beber, que
abandone los comportamientos de carácter
lúdico, inspirados en la lujuria, o que puedan
verse como abusivos.
La institución del compadrazgo ha ido
cambiando con el correr del tiempo; a partir de
las últimas décadas se verifican las adaptaciones
que suponen las migraciones a la ciudad y
el abandono de una economía doméstica de
subsistencia basada sobre el trabajo familiar. Por
otra parte, los cambios producidos han impactado
en las celebraciones de las fiestas calendáricas,
que daban especial cabida al encuentro entre
compadres y comadres y que se han suspendido,
como la de San Simón o Corpus Christi, a la
vez que la duración de las mismas se ha visto
reducida. La mayoría de las fiestas públicas
se mantenía gracias a los cargos de alferazgo,
mayorazgo y otros, que todavía pervivían de la
antigua organización de los municipios impuesta
por los españoles y de raigambre medieval. Hoy
en día, para cualquier celebración se requiere
de un gran número de padrinos y madrinas,
tales como padrino de bebida, de souvenires, de
alimentos y hasta padrinos de música (Vargas,
2009). Tanto en la celebración de las fiestas de
santoral públicas o privadas, como en ocasión
de dar cabida a una ceremonia de compadrazgo,
se advierte el deseo de los actores sociales por
reducir los gastos ceremoniales.
En la actualidad una de las fiestas que
se mantiene es la de Bautismo de Tantawawa
(llamada guagua o niño de pan). De acuerdo
con los actores sociales, establece una de las
relaciones espirituales más fuertes entre los
hombres de la puna Jujeña.
La Celebración del Día de los Difuntos
La celebración del Día de los Difuntos
implica un ritual de comensalía que ofrecen los
8. 83
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
vivos especialmente a sus parientes muertos.
Partimos de la idea de que el rito implica la
manipulación de lo sagrado, instalando un tiempo
y espacio especiales o calificados que facilitan
transformaciones, situaciones de liminaridad
y operaciones simbólicas (Cazeneuve, 1967;
Eliade, 1972; Gennep, 1909; Hubert y Mauss,
1909; Turner, 1980), (2).
Generalmente, para celebrar este ritual
se reúnen familiares provenientes de distintas
localidades para colaborar con la celebración a
sus muertos, la que se suele extender durante el
1 y 2 de noviembre fusionándose con el Día de
Todos los Santos. La ceremonia incluye ofrendas
de comida y libaciones que se hacen todos los
años, el 1 y 2 de noviembre.
Para halagar a los difuntos y dar
cuenta del respeto y el cariño que sus deudos
experimentan por ellos se preparan diferentes
tipos de comidas y bebidas que se colocan en una
mesa especialmente adornada para esperar a los
difuntos. Los alimentos incluyen empanadillas
de cayotes, rosquetes, capia o galletita de
maíz, pochoclos, frutas corta¬das y caramelos.
Las bebidas se colocan en vasos o en botellas
destapadas para asegurar que las almas puedan
tomar. Se trata de gaseosas, cerveza y otras
bebidas alcohólicas, entre ellas la tradicional
chicha -bebida fermentada preparada con maíz-
y en las cuatro esquinas se colocan atados de
cebollas que fueron previamente ahuecadas para
que las almas se lleven sus bebidas, especialmente
la codiciada chicha. Es infaltable la apreciada
coca y, finalmente, también se colocan sobre las
mesas cigarrillos encendidos para que las almas
fumen.
Lo original de estas mesas, respecto de
las realizadas para celebrar otras ocasiones, lo
constituyen las figuras humanas hechas de pan,
ornamentadas con tinturas vegetales realizadas
con airampos. La mesa con ofrendas se adorna
con ramos de flores naturales que se colocan
en el centro de la misma, junto a un vaso con
agua bendita en el que las almas de los difuntos
dejarán su bendición. Además, la llegada de las
almas se alumbra con velas a modo de convite
ritual. Es muy importante la estética, es por esto
que se disponen los panes iguales en cada mesa
de arriba hacia abajo, hay un orden de menor a
mayor y se tienen en cuenta los colores a usar
para la decoración de la misma debido a que
connotan la edad del difunto.
Se dice que los muertos consumen las
esencias anímicas de los alimentos y bebidas,
lo que es explicitado por una de nuestras
informantes como extracción del olor, el gusto
y el sabor de los mismos:
“Las almitas toman el olor, el gusto y
el ánima de los alimentos, por lo que en cada
plato colocamos un tubito vegetal de la flor de
la cebolla y unas cucharitas de caña”.
Entre las ofrendas, las figuras de pan
incluyen los “turcos” (árabes) -cuyos ojos,
cabellos y otros adornos se hacen con masa negra
lograda con el tizne del humo de las ollas-, los
angelitos que ayudan a las “almitas” -vale decir a
quienes murieron de niños- a bajar del cielo, las
escaleras que facilitan que el alma baje y suba del
9. 84 NOEMÍ AMALIA VARGAS
plano terrestre, las palomitas, los corazones, las
coronas, la cruz, las cadenas y otros elementos
El simbolismo de las escalas, de las
ascensiones y de los ángeles denota diferentes
creencias del catolicismo, como la vida después
de la muerte y el ascenso a los cielos, la existencia
de seres superiores a los hombres, como los
ángeles cuyo estatus fuera tan discutido en
tiempos medievales, mientras que la palomas
son una manifestación bastante moderna del
Espíritu Santo. Estas últimas han sido también
interpretadas como emblemas de la gloria
que todos esperamos (Coluccio, 1983). Los
corazones y las coronas simbolizan a los muertos
pues sobre ellos se inscriben los nombres de los
difuntos que se conmemoran, mientras que las
cruces indican que los difuntos fueron buenos
cristianos y las cadenas la libertad de almas.
Habitualmente el ritual se inicia el 1°
de noviembre mediante oraciones que se repiten
durante la noche por intervalos de tres o cuatro
horas. Entre los familiares y amigos se producen
charlas que se vuelven interminables, pero que
permiten que todos se mantengan despiertos
hasta el amanecer; mientras circulan tasas de
café, vasos con vino hervido, chicha u otras
bebidas. A la par que se fuma se coquea en
honor del finado. Llegado el nuevo día, antes de
retirarse, se sirve una confortable guarnición de
comida.
El 2 de noviembre por la mañana es
común concurrir al cementerio para visitar a los
muertos. Allí se reza y se llevan flores naturales
y coronas hechas especialmente con flores de
papel. Estas dan al cementerio un verdadero
carácter festivo por el colorido que engalana las
tumbas y la actividad que despierta la llegada de
las almas.
La Iglesia oficia dos misas en el lugar,
una durante la mañana y otra al atardecer. Para
recordar a todos los difuntos a la entrada del
cementerio están los fieles servidores de la
Iglesia quienes anotan los nombres que deben
mencionarse durante el ritual eclesiástico.
Asistiendo a uno de estos acontecimientos se
percibe la vivencia de la sacralidad que emana
de los rituales, de las creencias y del verdadero
acercamiento de los actores sociales con las
almas de sus seres queridos.
De regreso al hogar después del medio
día, levantan la mesa, reservándose una ración
de cada comida y bebida para convidar a la
Pachamama. Esta vez no se hace el pozo en la
tierra parar depositar la ofrenda, sino que ésta se
quema en las brazas para que el humo ascienda
con el difunto y de esta manera se lo lleve.
También se reza y se ofrece bebida echándola en
forma de cruz. Finalmente se reparten ofrendas a
todos los que participaron de la celebración y a
todos los que se acercaron fueran o no conocidos.
El compadrazgo del Día de Difuntos
El compadrazgo del día de difuntos no
se decide al azar. Para que éste sea posible uno
de los futuros compadres o algún miembro de
la comunidad debe “despedir” a uno de sus
muertos; por consiguiente se trata de un muerto
reciente. Ello equivale a decir que corresponde
10. 85
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
llevar a cabo la ceremonia el tercer y último año
en que se realiza el rito de despacho del alma.
Es la última vez en que la mesa de ofrendas
será generosamente adornada, colmada de
alimentos y bebidas, a la vez que será numerosa
la concurrencia de parientes y amigos. En lo
sucesivo las próximas mesas serán más frugales,
pues se entiende que el alma ha terminado de
alejase de los lugares por los que habitaba y
transitaba en vida, para retirarse al mundo de los
muertos.
Este rito se celebra de regreso al hogar
después de haber levantado la mesa, cumplido
con las ofrendas a Pachamama y repartido las
ofrendas entre los participantes. Remarcando
el carácter tradicional de la ceremonia una de
nuestras informantes nos relataba:
“Estas ofrendas las hago porque así las
hacía mi mamá, trato de hacer las tantawawa
lo más parecidas a mis abuelos, padres y
familiares, pues ellos las verán, hay ofrendas
que las hago pero no se qué significan, algunas
parecen gusanitos otras como hombres, con
cuerpo de animales, pero siempre se hacían así
y yo no preguntaba, solo se hacían, nosotros
continuamos con la tradición. Así nuestros
padres, abuelos y familiares que hoy no están
aquí van a ver que nos acordamos de ellos y
los debo esperar cada 1 y 2 de noviembre. Es
sagrado para nosotros, debemos agradecer todo
los que ellos nos dieron cuando vivían, así nos
van a hacer nuestros hijos, ojala no se pierda
la costumbre, sino yo andaré penando por ahí
(ríe)”.
La anciana Gerónima refiere la
importancia de la tradición; su conocimiento e
implementación es muestra de reconocimiento a
los ancestros, que se los guarda en la memoria y
que lo aprendido esta aún vigente; ella trata de
reproducir las imágenes de pan como lo hacía
su abuela Pero también alude al respeto por la
tradición como un motivo de preocupación por
su propio futuro post-mortem ya que los rituales
correspondientes a los días de los muertos
reproducen un sistema de reciprocidad indirecta,
que obliga a los individuos a velar por sus
difuntos para luego contar con alguien que vele
por ellos cuando llegue su muerte, so pena de, en
lugar de alcanzar el reposo eterno, permanecer
vagando por este mundo sin descanso ni paz.
En la antigua tradición católica se sostenía que
después de la muerte el alma del difunto quedaba
vagando por el plano terrestre, en mejores o
peores condiciones según las circunstancias de
su vida, necesitando de misas y otros rituales
en su memoria para terminar de expiar sus
culpas y poder ingresar en paz a la vida eterna,
originándose un sistema de reciprocidad indirecta
entre los parientes de las sucesivas generaciones,
que garantizaba la entrada al cielo y la vida eterna
a todos los miembros de un linaje.
Vemos, asimismo, que la anciana
reproduce figuras, algunas de las cuales son
absolutamente claras y hacen al fin específico
del ritual tales como las figuras de niños y niñas
hechas en pan, que serán los hijos y ahijados de
los compadres y comadres, mientras que ignora
el significado de otras imágenes, e incluso, por
ejemplo, en el caso de los gusanos parece no
11. 86
tener certeza de cuál sea el animal representado.
Hecho que no debe llamarnos la atención ya
que los sucesivos procesos de síntesis entre
diferentes tradiciones culturales que implica el
folklore conlleva reformulaciones y pérdidas de
significados; Caro Baroja (1989) hace ya tiempo
que aludió a esta característica hablando de ritos
y mitos equívocos.
Volviendo a los gusanos y considerando
que la práctica ritual se inscribe en un horizonte
de significados del catolicismo, si se quiere
un poco antiguo, los mismos podrían aludir al
destino perecedero de la carne en oposición a la
vida del alma.
En esta ocasión entre las figuras de pan
-ya mencionadas- se deben realizar las imágenes
de niños y niñas que simbolizan a los niños que
van a ser bautizados y generarán el vínculo
de compadres entre los interesados, llamados
compadres de tantawawa (niños de pan) o
compadres de guaguas.
En este ritual burlesco y de simulación
alguien oficia de sacerdote e imparte el bautismo,
confirmando así los lazos entre los padres y
padrinos. Los compadres aceptan esta relación
como un privilegio que les impondrá una serie
de observancias, como el respeto mutuo y una
reciprocidad solidaria de por vida.
Eldueñodecasa,usualmente,elijeaquien
oficia de cura y quienes desean comprometerse
lo anuncian y actúan como padres y padrinos de
los niños hechos en panes.Además de “bautizar”
a los “niños” y, a modo de consagración del pan,
el oficiante reza sobre una hostia hecha de papa o
banana a la que se sala especialmente, a fin de que
los participantes experimenten dicho exceso y lo
hagan evidente en el momento de la “comunión”.
Más concretamente, en el momento en que se
reparten niñas y niños de pan, también llamados
o “turcos”, las personas que se encuentran en la
casa y reciben un niño/a deben buscar padrinos
para sus hijos espirituales de pan. De acuerdo con
lo observado en el campo, alguien se desempeña
como secretario del sacerdote, teniendo a su
cargo los datos de los padres, de los niños y
niñas, así como de los padrinos y madrinas,
luego el oficiante llama a quienes se convertirán
en compadres respetando el orden dado por el
secretario.
El clima de chanzas y de algarabía
domina todo el ritual, que tras concluir con
la “ceremonia del bautismo” continua en una
animada reunión social en la que se repiten los
chistes, los cuentos, la ejecución de instrumentos
musicales y el entonado de las coplas hasta el
anochecer, mostrando la alegría y distensión
en las conductas. Podría aventurarse que en
esta ceremonia se encuentra la intención de la
renovación de la vida a partir del nacimiento y
la perpetuación de la vida entrelazada a la red
parental como válido sustento de la sociedad.
El carácter burlesco y el cometido lúdico
se repiten continuamente, así, a la hora de
identificar a los participantes, quién oficia como
sacerdote deja de lado la solemnidad del ritual
católico y en tono jocoso pregunta “¿Quién es
el padrino de esta guagua tan fea?” o “¿Dónde
te has robado esta guagua?”. Otras veces se
burla del matrimonio inquiriendo “¿Dónde has
encontrado esta china despeinada, que tiene cara
NOEMÍ AMALIA VARGAS
12. 87
COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
de floja?” (vaga, desinteresada en el trabajo y las
obligaciones que le competen).
Otras veces se burla del nombre y cambia
de nombre a la guagua o a los padres de los
niños de pan, mientras que el resto de la familia
y de la concurrencia ríe, aprueba y estimula el
comportamiento del oficiante.
Tampoco es casual que la denominación
alternativa a la de guagua de pan sea la de
“turco”, apelativo que en nuestro país se da a los
individuos de origen árabe y a sus descendientes.
En su mayoría se trata de personas de origen
sirio y libanés que fueron estereotipados por no
pronunciar ciertas consonantes y reemplazarlas
por la “b” y consecuentemente sometidos a
burlas. Por otra parte, representan también la
otredad en relación con la población nativa
del área, compuesta por criollos y mestizos de
cultura occidental tradicional, algunos de ellos
en proceso de re-etnización en el contexto de una
ideología New Age.
Es también relevante mencionar en
relación con esta ceremonia que todos simulan ser
otras personas, todos se cambian e inventan los
nombres, se inventan los lugares de nacimiento
de los niños de pan así como sus lazos sociales.
El sentido de parodia que impregna a
toda la ceremonia puede entenderse a partir del
vínculo que se generará entre estos compadres,
en el que las relaciones son más flexibles e
incluyen comportamientos que son descriptos
como inadmisibles en otros compadrazgos, como
beber hasta embriagarse, participar de chanzas y
bromas, entre otros aspectos ya mencionados.
Frente a los cambios habidos en las
obligaciones mutuas que ligan a los compadres,
en las que el dinero reemplaza al trabajo o la
cesión de algo que se posee, uno de nuestros
informantes nos relata las estrategias que
desarrolla
“Vos tenés que evitar agarrar el niño de
pan, porque eso te trae mucha responsabilidad
frente a tu compadre y comadre. Y si me toca yo
trato de elegir siempre al mismo compadre cada
año, así no tengo muchos compadres, si no es
más trabajoso, uno se encuentra ligado a él en
las buenas y más en las malas”.
El texto devela una transformación
singular del compadrazgo, inicialmente inspirado
en generar la mayor cantidad de vínculos sociales
que fueran posibles, hoy objeto de estrategias que
reduzcan el número de compadres a sus mínimas
expresiones a través de repetir la conexión con
un único compadre para poder enfrentar con
solvencia conductas de reciprocidad en el nuevo
contexto socioeconómico.
Consideraciones finales
El análisis del compadrazgo y de los
rituales funerarios nos muestra la relevancia
de las relaciones de reciprocidad, tanto en el
dominio de los seres humanos, como en relación
al vínculo que liga a vivos y difuntos en el
contexto de la familia.
Lareciprocidadgeneradaentrecompadres
es básicamente una reciprocidad directa, mientras
13. 88
que la que liga a los vivos con los muertos es una
reciprocidad indirecta. La primera se ha visto
afectada por los cambios socioeconómicos, el
trabajo asalariado y la inmigración, que tienden
a que los individuos vean como más conveniente
limitar el número de sus compadres y comadres
en lugar de ampliarlos todo lo posible. Por el
contario, las relaciones de reciprocidad entre
vivos y difuntos no se han visto afectadas por
tales cambios, más bien la sombra de que los
jóvenes olviden cumplir con las tradiciones es
motivo de sospechas y temor de los ancianos,
hasta hoy un peligro no confirmado.
El compadrazgo realizado el Día de los
Difuntos se distingue por el carácter de parodia y
el tono burlesco que asume el ritual, así como la
relación más flexible que genera entre compadres
y comadres.
A partir de los relatos que hemos
analizado, podemos afirmar que las personas
mantienen una relación permanente con sus
familiares muertos, hasta podríamos decir que
los muertos forman parte de la vida cotidiana
de los vivos. En efecto, las familias visitan
con frecuencia -cada lunes- las tumbas de sus
muertos y rezan por el bienestar de los difuntos,
dejando ofrendas como velas, cigarros, hojas
de coca, etc. Es preciso mantener su vida ultra
terrena, porque ella es o promete ser uno de
los fundamentos de la condición de los vivos.
Por lo tanto las ofrendas rituales pueden muy
bien -como lo prueban los hechos y el análisis
de la noción de sagrado parece admitir- ser un
núcleo tradicional de significación. Así la “…
tradición es una construcción que provee una
entrada para el entendimiento de la retórica por
la cual los individuos asumen sus pasados,
presentes y futuros. Esta construcción supone
la presencia de un determinado punto de vista
sobre la estabilidad social, caracterizado por un
interés especifico por la temporalidad social que
lleva implicada retóricamente la posibilidad de
cambio” (Fine, 1989).
Por otra parte, más allá del plano retórico
del lenguaje, esta tradición incluye instituciones
de larga data que han podido adaptarse en nuevos
contextos, generando vínculos y casi eternas
relaciones de reciprocidad.
Notas
1 El matrimonio suele considerarse la
segunda ceremonia en importancia
a la hora de crear relaciones de
compadrazgo, solo precedida por
el bautismo. En este caso, entre los
migrantes bolivianos hablantes de
quechua se habla de dos padrinos: el
padrino grande que representa al novio
y el padrino pequeño que es invitado
por la novia, a la que le ofrece soporte
económico y moral. Además de los
padrinos y madrinas principales la boda
suponeotrosdemenorimportanciatales
como el padrino de objetos, de bebida,
etc., quienes ayudan a los padres de
los novios, especialmente en tiempos
modernos, a solventar los costos de la
fiesta. En tales ocasiones los padrinos
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COMPADRAZGO DE DIFUNTOS EN JUJUY, ARGENTINA.
quedan comprometidos a aconsejar a
la pareja ante problemas conyugales,
velando por la maduración y el
asentamiento del vínculo matrimonial.
2 El bautismo es uno de los momento más
importantesenlavidadelindividuoyde
su familia. Entre lasa celebraciones no
religiosas, la más cercana al bautismo
es la del ruti chico, ocasión en que
se realiza el primer corte de cabello
del niño y en la que se eligen los
mismos o nuevos padrinos. En esta
circunstancia se reconoce que el niño
ha pasado los primeros años de vida,
superando los riesgos de la temprana
mortalidad infantil. El bautismo
de trenzas o ruti chico consiste en
cortar las trenzas que lleva el niño/a
y ofrecerlas a los invitados; quiénes
aceptan el convite deben contra-
prestar la distinción recibida a través
de regalos. Antiguamente, se cedían
llamas, ovejas o chivos -que eran
propiedad del padrino- y hoy en día el
reconocimiento suele concretarse por
medio de la donación de dinero. Albó
(1980) da cuenta de la supervivencia
del ruti-chico en el altiplano de La
Paz, Bolivia, aunque también reconoce
que la institución del compadrazgo
se encuentra en decadencia. Por otra
parte, como en la mayoría de las
ceremonias realizadas en el Noroeste
Argentino, se hacen ofrendas rituales a
la Pachamama, la madre tierra, por los
bienes recibidos y para propiciar nuevos
dones. (Sobre esta figura puede verse
Mariscoti, 1998 y Forgione, 1994).
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Resumen
En esta oportunidad, sobre la base de
materiales originales recabados personalmente,
analizamos el ritual de compadrazgo que se
realiza durante la celebración del Día de los
Difuntos entre inmigrantes bolivianos asentados
en la provincia de Jujuy, Argentina. En primer
lugar, presentamos una breve reseña de la
institución del compadrazgo, para luego efectuar
una descripción del los rituales sobresalientes
en el Día de los Difuntos. Posteriormente,
nos concentramos en las características del
ritual de compadrazgo propio del Día de
Difuntos, resaltamos su carácter burlesco y de
parodia, así como sus significados específicos
en el contexto de la cosmovisión de los actores
sociales. Se tienen además especialmente en
cuenta los lazos de reciprocidad que se generan
entre compadres y entre vivos y difuntos.
NOEMÍ AMALIA VARGAS