El documento discute los desafíos de implementar una nueva lógica de evaluación educativa que se enfoque en las capacidades, actitudes y valores de los estudiantes en lugar de solo los conocimientos. Esto requiere un cambio curricular importante y capacitar a los profesores en esta nueva lógica. Implementar este cambio implica revolucionar el enfoque, currículo, objetivos, mentalidad de los profesores, metodologías de enseñanza y evaluación. Aunque existen varias alternativas de instrumentos de evaluación, la clave sig
Memo crítico 3 la evaluación educativa, su práctica y otras metáforas
1. M E M O C R Í T I C O 3
“La evaluación educativa, su práctica y otras metáforas” ( ICE - Hortosi)
En ambientes pedagógicos de alto nivel, esto es algunas
clases en las carreras de pedagogía, en la elaboración de mallas curriculares, en
algunos pos títulos y en uno que otro posgrado, seguramente se comenta y analizan
los “nuevos escenarios de evaluación”, que implican una orientación hacia la formación
de capacidades, actitudes y valores; además de la ya desgastada dirección hacia la
obtención de conocimientos (saber conocer, hacer, convivir y ser, según Delors, 1996),
cuestión que inicialmente vale destacar, a estas alturas ya no tan “nueva”, requiere de
un cambio curricular importante y lo que quizás es más difícil empoderar a los
profesores que llevan el currículo a la clase de esta nueva lógica.
Este desafío, como ya he mencionado implica una verdadera
revolución que trae aparejados muchos factores a considerar desde el cambio de foco,
de currículo, de objetivos, de mentalidad del profesor, de metodologías de enseñanza,
de metodologías e instrumentos de evaluación; e incluso hasta los recursos que
deberían destinarse a las horas que los profesores deberían dedicar a la preparación
de estas nuevas clases, pues este paradigma tácitamente demanda del profesor un
mayor seguimiento en “el hacer” procurando ojalá asistir frecuentemente al nacimiento
de muchos aprendizajes significativos que permitirán ir avanzando más allá del mero
conocimiento por el conocimiento y porque hay que evaluar, para verificar el
cumplimiento de los objetivos.
Respecto de la elección de los instrumentos de evaluación
para operar en esta “nueva” lógica, existe una amplia gama de alternativas disponibles,
pero personalmente creo que sin perjuicio de que cada una aporta un matiz diferente y
sirve para potenciar una u otra o varias competencias, la clave sigue, como siempre
estando en el compromiso del profesor que se hace parte y se siente responsable de
los resultados conseguidos, eso sin que el alumno deje de tener un alto grado de
responsabilidad de sus avances.
Finalmente, siendo realista que aunque para este caso
pareciera ser pesimista, creo que nuestro desafío está avanzando por una cuesta
bastante empinada, pues los círculos que impulsan estas ideas aún son muy reducidos,
no existen muchas ideas innovadoras en cuanto a un cambio curricular y además
llevamos una mochila muy pesada si consideramos que seguramente la puesta en
marcha de un sistema así, involucraría un desembolso importante de recursos que hoy
no están cuantificados y ni siquiera pensados.
Segundo Mansilla Andrade
25 de julio de 2013